Soberanía
nacional: ¿la muralla china de la posmodernidad?
Expropiación
de YPF. Reacciones externas que perforan el telón de la soberanía.
Los acontecimientos en Grecia. La soberanía nacional y los foros de
consenso de los ’70. Trilateral y Club de Roma. Un nacionalismo
exacerbado es incompatible con la globalización. Repercusiones en
las políticas hacia el exterior y en el medio interno.
De
las distintas dimensiones de análisis que se despliegan con la
decisión oficial de expropiar YPF a través de un proyecto de ley
girado al Congreso, hay una de ellas a la que se refiere este
trabajo: la forma en que las repercusiones externas perforan el telón
de la soberanía y sus consecuencias. Una serie de hechos y
declaraciones del ámbito internacional producidas antes y sobre todo
luego de la puesta presidencial nos hablan de la trascendencia de lo
ya hecho con la petrolera.
Sin
duda la noticia del anuncio tomó por sorpresa a todo el mundo. No
porque no estuviera previsto lo que ya parecía inminente; según los
trascendidos estaba todo listo para proclamar la pretensión de
recuperar la petrolera de manos de los españoles, empero, la
presidenta dedicó el esperado mensaje al tema de la carne y la
yerba; de YPF no dijo ni mu. Se creyó que las dilaciones eran a
consecuencia de que las intenciones reestatizadoras perdían fuerza,
por los menos en lo inmediato, alimentando la idea de que las
negociaciones sucederían de una manera más paulatina. Desde ese
punto de vista, las presiones externas (y la desconfianza de los
gobernadores de provincias petroleras temerosos de que una YPF en
manos de los jóvenes de la Cámpora les dosificaran las regalías)
habían cumplido su cometido. Con esas hipótesis instaladas en los
medios y la opinión pública, la comitiva argentina se dirigió a
Colombia a la reunión de presidentes americanos aparentemente más
preocupada por la cuestión de las Malvinas que por los
hidrocarburosi.
Pero
en cuanto la presidenta regresó al país, el domingo a la noche,
todo se precipitó. Convocó en el más estricto secreto a una
reunión en la quinta de Olivos para terminar de dar forma al
operativo que se desencadenaría al día siguiente. Como se dice en
el fútbol, nos habíamos comido el amague. Producido el anuncio del
lunes 16 se han venido produciendo sin solución de continuidad una
catarata de condenas y presiones sin antecedentes en contra nuestro
país de parte de los líderes de los países desarrollados y las
organizaciones internacionales.
El mundo frente a mí
Salvo
un salvavidas de plomo -el entusiasta acompañamiento del presidente
Chávez- de todos los demás lugares llovieron críticas más o menos
copiosas. Felipe Calderón, presidente de México y pro tempore del
G-20 (de donde propuso echarnos) lamentó la decisión del gobierno
argentino de expropiar la mayoría de las acciones de la petrolera
YPF; es dijo "claramente violatoria
de acuerdos y tratados" sobre respeto recíproco de
inversiones. Chile y Perú se han unido a las críticas; para Evo la
relación de su país con la petrolera española es de “mucha
confianza”; Brasil se lavó las manos. El Fondo Monetario
Internacional (FMI) por su parte ha advertido al gobierno argentino
que las nacionalizaciones como la aprobada para expropiar
YPF “empeoran el clima de inversión del país y son
perjudiciales para su crecimiento económico”. El gobierno español
que se ha mostrado muy activo en diferentes frentes ha declarado que
como represalia “priorizará el biodiesel europeo sobre el
argentino”. En el resto de la Europa desarrollada la condena es
unánime. Bruselas suspendió sobre la hora un encuentro bilateral de
la UE con nuestro país. El canciller británico, William Hague, se
declaró "muy preocupado" y aseguró que la expropiación
"va en contra de todos los compromisos que Argentina adquirió
en el G-20". El Parlamento Europeo votó una resolución sobre
"seguridad jurídica de las inversiones fuera de la UE",
con el apoyo de la mayoría de los eurodiputados. Hubo declaraciones
en el mismo sentido de EEUU, Alemania, Italia, Francia, un editorial
lapidario del Wall Street Journal. En su conjunto, una presión
inusitada que recién comenzó a aflojar con las declaraciones de
voceros del FMI y mejicanos del G-20 situando el problema como una
cuestión bilateral. Finalmente, aunque España decide continuar con
su febril acción para la condena de la medida expropiadora, ha
optado por promover una via negociadora destinada a establecer un
precio aceptable para la petrolera. En simultáneo, la UE se mueve en
la ambigüedad con dos posiciones, una dura y otra blanda: por un
lado una autoridad declara que “no se puede negociar con el
Mercosur sin Argentina… el bloque regional es una asociación de
cuatro países” rechazando así una propuesta de España para
excluir a la Argentina de la mesa; pero otra autoridad, el comisario
europeo de Comercio, el belga Karel De Gucht, afirma que “Argentina
sufrirá durante mucho tiempo las consecuencias de haber expropiado
el 51% de YPF y que la Unión Europea hará todo lo que está a su
alcance para apoyar a España… Argentina tendrá a partir de ahora
muchos problemas para conseguir inversiones extranjeras… el
conflicto no es sólo bilateral…
Argentina ha creado un terremoto en la comunidad empresarial
internacional y las consecuencias para su propio desarrollo económico
se sentirán durante mucho tiempo".
La
apropiación de YPF es un hecho que mete un ruido ensordecedor en
todo el sistema político. En primer lugar, es una verdadera
incongruencia que afecta a la presidente: nació en La Plata bajo el
cielo de una YPF
empresa estatal, fue desde Santa Cruz privatizadora a partir de 1992,
y es ahora reestatizadora; una trayectoria política sobre la cinta
de Moebius. En segundo lugar, la supuesta reparación aducida se
refiere a una medida que había tomado otro gobierno del mismo signo
al privatizar la petrolera en 1999. En tercer lugar, se proclama la
intención de corregir errores en materia de política energética
como si los responsables hubieran sido otros (Nito Artaza pidió
conceder a De Vido el derecho a réplica luego de la intervención de
Kicillof en el Senado). En cuarto lugar, YPF es solo un tercio de la
producción petrolera en nuestro país; luego, con la confiscación
de su mitad no se resuelve el autoabastecimiento ni la soberanía
energética. En quinto lugar, en 2008 se aprueba el ingreso de los
Esquenazi sin poner un peso y pagando sus deudas con los dividendos,
un recurso insólito que bien podría haber utilizado el gobierno en
su favor. En sexto lugar, se regulan precios internos de la energía
pero se paga seis veces más a los bolivianos el mismo producto y
nueve veces el gas licuado que traen las metaneras a Bahía Blanca;
ahora anuncian que el gas que viene de Bolivia lo provee o proveerá
Repsol (¡¿?!). En séptimo lugar, la conocida consultora
internacional Deloitte&Co ha dado información sobre las
inversiones de Repsol que desmienten los considerandos que rodean la
iniciativa expropiadora.
En
suma, toda la acción gubernamental está montada en falacias
fácilmente comprobables, si se lo desea, lo que hace que el hecho de
la expropiación irá perdiendo notoriedad por lo obvio de sus
circunstancias, entre ellas, la de que a diferencia de los noventa
nadie se opone a que el Estado tenga una intervención adecuada en
materia de recursos naturales no renovables. Pero la imagen externa
de nuestro país seguirá en franco deterioro lo que agudizará su
aislamiento. Se podrán suceder sanciones económicas más o menos
evidentes, aunque a medida que pasen los días se debilitará la
posibilidad de sanciones institucionales, por ejemplo la expulsión
del G-20, una silla en la que a los españoles les gustaría
sentarse.
El
hecho ciertamente inesperado es que, por
primera vez en su historia, Argentina ocupa los más altos puestos de
la agenda global y figura en la primera plana de los diarios más
importantes de las capitales del mundo.
La distinción obliga a buscar algún tipo de explicación y
preguntar si el impacto por la expropiación y la magnitud de la
reacción externa–mayor a la producida por el default de 2001- no
está abriendo un proceso más integral donde se pongan en juego otra
serie de variables. En ese sentido, el recuerdo de Grecia es
inevitableii.
¿La
modalidad del apriete a la luz del día, en forma desembozada pero
pacífica, hablan de un nuevo tiempo en el manejo de las relaciones
internacionales? Las imposiciones son ejecutadas por figuras del más
alto nivel que obviamente no lo hacen solo a título personal. Hay
que mirar más atrás para corroborar que hubo fundamentos
conceptuales anticipatorios de estas acciones contra la soberanía.
Allá por los setenta
Épocas
de gloria para el capitalismo. EEUU había llegado a luna cumpliendo
con la audaz decisión del presidente Kennedy, y la URSS se debatía
en una crisis terminal que tendría su resolución poco tiempo
después. La revolución científico tecnológica había logrado un
prodigio sin precedentes: hacer posible un
aparato productivo a nivel mundial en condiciones de suplir la
demanda existente de bienes y servicios
y con potencial capacidad de dar respuesta a toda la nueva que se
pudiera crear. Los pobres, vistos desde la lógica empresaria,
pasaban a ser bocas de consumo que dieran cuenta de todo lo que se
podía producir en forma quasi ilimitada; lo que se dice una ventaja
comparativa. Se salía así del reino de la escasez en el que había
vivido la humanidad toda su historia para pasar al de la abundancia.
Entonces el problema se invierte: ya
no producir lo que se necesita para satisfacer la demanda existente
sino, por el contrario, crear el potencial de consumo capaz de
utilizar la capacidad productiva alcanzada.
Y
se da esta paradoja. El aumento del consumo masivo pasa a ser un
objetivo perentorio del capitalismo para satisfacer un aparato
productivo remozado con ciencia, tecnología e innovación; no ya
solo de los “progres” para los que comienza el desconcierto. En
esta situación de una oferta potencial quasi ilimitada, y amplios
sectores de la población mundial con NBI, aparece el problema
principal: organizar a nivel global una ecuación equilibrada entre
necesidades y satisfacciones amerita una gestión de nuevo tipo para
la cual las soberanías nacionales son vistas como un obstáculo. Es
decir, el problema deja de ser productivo para travestirse en
político.
En
uno de los informes elaborados por aquellos años se dice que “el
deseo de autonomía nacional y el concepto tradicional de soberanía
agravan la tensión entre las políticas nacionales y la interacción
transnacional… el público y los dirigentes de la mayoría de los
países continúan viviendo mentalmente en un universo que ya no
existe –un mundo de naciones separadas- y tienen grandes
dificultades para pensar en términos de perspectivas globales”iii
Esos
informes fueron confeccionados bajo la dirección de Zbigniew
Brzezinski y Henry Kissinger ambos secretarios de estado en gobiernos
de EEUU por esos años; sin duda dos de los intelectuales más
influyentes en las más altas esferas de decisión. Los participantes
habían sido o lo fueron después presidentes y altos funcionarios de
los países desarrollados. Y en su aprobación participaron
presidentes de las empresas más importantes del mundo de América
del Norte, Japón y Europa, con el aporte de académicos de nota
representantes de las universidades más prestigiosas del mundo
desarrollado. Se puede decir que la crema del poder mundialiv.
¿Se
puede pensar que las presiones que está sufriendo nuestro país con
relación a YPF y que habrían comenzado con el proceso griego se
encuadran en forma más o menos fiel dentro de la lógica descripta?
--o0o—
Hay
dos planos en el que hay seguir las consecuencias de la medida, el
externo y el interno. En el primer caso, las presiones sobre el país,
en un contexto que ha venido siendo de creciente aislamiento, pueden
permanecer e incentivarse. Las relaciones con los países vecinos han
sufrido deterioro, salvo en el caso de Venezuela que previsiblemente
nos acompaña en este tipo de acciones. Hay desconfianza en Uruguay,
Chile y ahora Perú. EEUU nos ningunea. México nos enfrentó desde
su rol de presidente pro tempore en el G 20. En este contexto
adverso, un repliegue sobre la región como es de esperar tampoco nos
daría un ambiente de contención suficiente. Esto lleva a poner el
foco especialmente en la evolución de las relaciones con Brasil que
siendo muy importantes y a pesar de los tironeos en materia de
balanza comercial, pueden irse reforzando con una cierta primacía
del país vecino lo que daría lugar a una sutil y creciente
dependencia política de nuestra parte. Hay un ingrediente que ya se
vislumbra y fortalece la perspectiva: una mayor preponderancia
geopolítica de Brasil de acuerdo a lo que viene sucediendo en los
últimos tiempos con su protagonismo internacional. En sincronía
-por una cuestión física de que dos cuerpos no pueden ocupar
simultáneamente un mismo lugar- es de esperar una atenuación del
rol geopolítico de España en Sudaméricav.
En
el plano interno, las presiones externas pueden jugar para sustituir
de hecho la falta de un rol más activo de la oposición que en este
partido (como en AUH y Malvinas) está sentada en el banco de los
suplentes. Tal vez esas presiones no se den por lo menos en lo
inmediato de la forma grosera como se han sucedido en el caso de
Grecia, Italia y España: en los dos primeros hicieron caer el
gobierno y al último lo conminaron al ajuste desde el día de su
asunción. Pero en estas últimas horas un ministro y un senador
argentinos ya han polemizado directamente con una alta autoridad de
la UE. En ese contexto, se desvanece el potencial confrontativo
interno del discurso presidencial.
La
falta de links de un relato hermético y la inopia opositora (y de la
misma carpa) impide que los mecanismos de discusión habitualmente
presentes en el juego político puedan cumplir su función
morigeradora. ¡Es la cibernética…! La autorreferencia discursiva
en esas circunstancias al no compartir los insumos conceptuales para
su legitimación, corrección o desperdicio impide la acción
reguladora (negative feedback)
y entonces actúa sin límites la exacerbación y el desenfreno
(positive feedback)
que como enseña la teoría desemboca en la explosión o la
parálisis.
Días
pasados El País publicó la nota de un catedrático español quejoso
de que los alemanes los tratan como sudacas. Se refería al rol de
comisario político que ha asumido Merkel para con los países de la
zona del euro remisos a hacer los deberes en materia de ajuste. Y
empieza su nota con esta parábola:
“Se
imaginan los argentinos que la presidenta de Brasil impusiera a la
presidenta Cristina Fernández la obligación de rebajar el salario
de los funcionarios un 5%? ¿Se imaginan que le dijera que tiene que
congelar las pensiones de varios millones de jubilados? ¿Y que
impusiera al parlamento argentino una reforma de la Constitución
para limitar el gasto público? … Ese es el escenario europeo, en
el que algunas palabras del léxico político se han caído del
tablero: “soberanía
nacional” y “democracia” son voces que han pasado a la
historia”vi.
Ing. Alberto Ford
La Plata, abril de 2012
i
Fue
una semana en que a los argentinos nos tuvieron contra las cuerdas.
La intervención de oficio del FMI para auditar las cuentas públicas
según el insoslayable artículo IV. La presentación de EEUU a la
OMC con el acompañamiento de 40 países (¡) cuestionando los
manejos de Moreno en materia de importaciones; del mismo origen la
eliminación de las preferencias arancelarias que afectan seriamente
las exportaciones de nuestra país. Las cartas de Rajoy y Monti, una
por YPF y la otra por la política tarifaria. La sugestiva llamada
de Barroso en nombre de 27 países (¡) de la Unión Europea. Las
declaraciones del Ministro de Industria de España diciendo sin
ambages que atentar contra YPF es hacerlo contra España. El apriete
al embajador argentino en la madre patria y la presencia de Brufau
presidente de Repsol en Buenos Aires. Hasta Mujica aterrizó con su
helicóptero en la quinta de Olivas preocupado por la caída de las
exportaciones uruguayas. Y como si lo visto fuera poco, esa retahíla
de golpes se vio coronada por la cita perentoria de Obama a la
presidenta para reunirse en Cartagena no justamente para hablar de
las Islas Malvinas.
ii
Para
nuestro consuelo, las presiones externas sobre Grecia fueron tan
fuertes como las sufridas por nosotros pero mucho más eficaces:
voltearon el gobierno. Con motivo de la ayuda financiera que recibió
ese país de parte de la llamada “troika” (UE, FMI y Banco
central europeo) para rescatar su economía del inminente colapso,
los alemanes exigieron que “Grecia debe ceder el control de su
política presupuestaria… tiene que haber un liderazgo y monitoreo
más fuerte desde el exterior”, lo que finalmente terminó
sucediendo: la UE le puso un comisario que desde el gabinete
helénico maneja la chequera con plena potestad para decidir dónde
si y dónde no se ponen los fondos remesados. No hay antecedentes en
épocas de paz de una intervención sobre un país de semejantes
características. Paralelamente, España también tuvo lo suyo.
Rajoy recibió la llamada de Merkel el día de la asunción para
felicitarlo y recordar de paso los deberes en materia de ajuste.
iii
Ver:
Richard Cooper, Karl Kaiser y Masataka Kosaka, Hacia un sistema
internacional renovado, en Cuadernos Semestrales del CIDE, México,
Números 2-3, mayo de 1978, pág. 104. También en
http://www.trilateral.org/download/doc/renovated_international_system_1977.pdf
TFR
Nº 14, Pág. 193/4.
iv
A
partir de ese momento, fines de los setenta, se suceden políticas
de desestructuración y desmonte de los estados derivadas del núcleo
conceptual de los consensos primigenios. Son estrategias de segundo
escalón como el conocido Consenso de Washington. Sin embargo, este
último es considerado hasta hoy en los medios académicos como el
factótum de las políticas del neoliberalismo en la globalización
(lo cual es cierto) pero sin tener en cuenta que una casa no se
puede reciclar sin tirar algunas de las paredes, sin que esta
destrucción tenga alguna connotación axiológica aunque pueda
afectar intereses corporativos establecidos. El problema de que no
se pueda entender el CW sin el aporte de las lógicas de consenso en
el más alto nivel de las que se desprende y sobre todo sin su
conocimiento directo y profundo, es un
obstáculo
epistemológico que ha sido insalvable hasta hoy y motivo de que la
intelligentzia se haya aberrado. A él se deben las dificultades
actuales para la formulación de una política progresista que no
sea 1) el revival de un pasado que no solo no puede volver sino que
sus fundamentos eran inconsistentes, 2) prescindente en materia de
posibilidades de la globalización y no solo atento a sus
acechanzas.
v
y,
tal vez, un desplazamiento de la madre patria a un mayor
acercamiento con México para apadrinar su rol en Centroamérica y
el Caribe equivalente al que irá jugando Brasil en Sudamérica.
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