lunes, 2 de septiembre de 2019


Soberanía nacional: ¿la muralla china de la posmodernidad?
Expropiación de YPF. Reacciones externas que perforan el telón de la soberanía. Los acontecimientos en Grecia. La soberanía nacional y los foros de consenso de los ’70. Trilateral y Club de Roma. Un nacionalismo exacerbado es incompatible con la globalización. Repercusiones en las políticas hacia el exterior y en el medio interno.

De las distintas dimensiones de análisis que se despliegan con la decisión oficial de expropiar YPF a través de un proyecto de ley girado al Congreso, hay una de ellas a la que se refiere este trabajo: la forma en que las repercusiones externas perforan el telón de la soberanía y sus consecuencias. Una serie de hechos y declaraciones del ámbito internacional producidas antes y sobre todo luego de la puesta presidencial nos hablan de la trascendencia de lo ya hecho con la petrolera.
Sin duda la noticia del anuncio tomó por sorpresa a todo el mundo. No porque no estuviera previsto lo que ya parecía inminente; según los trascendidos estaba todo listo para proclamar la pretensión de recuperar la petrolera de manos de los españoles, empero, la presidenta dedicó el esperado mensaje al tema de la carne y la yerba; de YPF no dijo ni mu. Se creyó que las dilaciones eran a consecuencia de que las intenciones reestatizadoras perdían fuerza, por los menos en lo inmediato, alimentando la idea de que las negociaciones sucederían de una manera más paulatina. Desde ese punto de vista, las presiones externas (y la desconfianza de los gobernadores de provincias petroleras temerosos de que una YPF en manos de los jóvenes de la Cámpora les dosificaran las regalías) habían cumplido su cometido. Con esas hipótesis instaladas en los medios y la opinión pública, la comitiva argentina se dirigió a Colombia a la reunión de presidentes americanos aparentemente más preocupada por la cuestión de las Malvinas que por los hidrocarburosi.
Pero en cuanto la presidenta regresó al país, el domingo a la noche, todo se precipitó. Convocó en el más estricto secreto a una reunión en la quinta de Olivos para terminar de dar forma al operativo que se desencadenaría al día siguiente. Como se dice en el fútbol, nos habíamos comido el amague. Producido el anuncio del lunes 16 se han venido produciendo sin solución de continuidad una catarata de condenas y presiones sin antecedentes en contra nuestro país de parte de los líderes de los países desarrollados y las organizaciones internacionales.
El mundo frente a mí
Salvo un salvavidas de plomo -el entusiasta acompañamiento del presidente Chávez- de todos los demás lugares llovieron críticas más o menos copiosas. Felipe Calderón, presidente de México y pro tempore del G-20 (de donde propuso echarnos) lamentó la decisión del gobierno argentino de expropiar la mayoría de las acciones de la petrolera YPF; es dijo "claramente violatoria de acuerdos y tratados" sobre respeto recíproco de inversiones. Chile y Perú se han unido a las críticas; para Evo la relación de su país con la petrolera española es de “mucha confianza”; Brasil se lavó las manos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) por su parte ha advertido al gobierno argentino que las nacionalizaciones como la aprobada para expropiar YPF “empeoran el clima de inversión del país y son perjudiciales para su crecimiento económico”. El gobierno español que se ha mostrado muy activo en diferentes frentes ha declarado que como represalia “priorizará el biodiesel europeo sobre el argentino”. En el resto de la Europa desarrollada la condena es unánime. Bruselas suspendió sobre la hora un encuentro bilateral de la UE con nuestro país. El canciller británico, William Hague, se declaró "muy preocupado" y aseguró que la expropiación "va en contra de todos los compromisos que Argentina adquirió en el G-20". El Parlamento Europeo votó una resolución sobre "seguridad jurídica de las inversiones fuera de la UE", con el apoyo de la mayoría de los eurodiputados. Hubo declaraciones en el mismo sentido de EEUU, Alemania, Italia, Francia, un editorial lapidario del Wall Street Journal. En su conjunto, una presión inusitada que recién comenzó a aflojar con las declaraciones de voceros del FMI y mejicanos del G-20 situando el problema como una cuestión bilateral. Finalmente, aunque España decide continuar con su febril acción para la condena de la medida expropiadora, ha optado por promover una via negociadora destinada a establecer un precio aceptable para la petrolera. En simultáneo, la UE se mueve en la ambigüedad con dos posiciones, una dura y otra blanda: por un lado una autoridad declara que “no se puede negociar con el Mercosur sin Argentina… el bloque regional es una asociación de cuatro países” rechazando así una propuesta de España para excluir a la Argentina de la mesa; pero otra autoridad, el comisario europeo de Comercio, el belga Karel De Gucht, afirma que “Argentina sufrirá durante mucho tiempo las consecuencias de haber expropiado el 51% de YPF y que la Unión Europea hará todo lo que está a su alcance para apoyar a España… Argentina tendrá a partir de ahora muchos problemas para conseguir inversiones extranjeras… el conflicto no es sólo bilateral… Argentina ha creado un terremoto en la comunidad empresarial internacional y las consecuencias para su propio desarrollo económico se sentirán durante mucho tiempo".
La apropiación de YPF es un hecho que mete un ruido ensordecedor en todo el sistema político. En primer lugar, es una verdadera incongruencia que afecta a la presidente: nació en La Plata bajo el cielo de una YPF empresa estatal, fue desde Santa Cruz privatizadora a partir de 1992, y es ahora reestatizadora; una trayectoria política sobre la cinta de Moebius. En segundo lugar, la supuesta reparación aducida se refiere a una medida que había tomado otro gobierno del mismo signo al privatizar la petrolera en 1999. En tercer lugar, se proclama la intención de corregir errores en materia de política energética como si los responsables hubieran sido otros (Nito Artaza pidió conceder a De Vido el derecho a réplica luego de la intervención de Kicillof en el Senado). En cuarto lugar, YPF es solo un tercio de la producción petrolera en nuestro país; luego, con la confiscación de su mitad no se resuelve el autoabastecimiento ni la soberanía energética. En quinto lugar, en 2008 se aprueba el ingreso de los Esquenazi sin poner un peso y pagando sus deudas con los dividendos, un recurso insólito que bien podría haber utilizado el gobierno en su favor. En sexto lugar, se regulan precios internos de la energía pero se paga seis veces más a los bolivianos el mismo producto y nueve veces el gas licuado que traen las metaneras a Bahía Blanca; ahora anuncian que el gas que viene de Bolivia lo provee o proveerá Repsol (¡¿?!). En séptimo lugar, la conocida consultora internacional Deloitte&Co ha dado información sobre las inversiones de Repsol que desmienten los considerandos que rodean la iniciativa expropiadora.
En suma, toda la acción gubernamental está montada en falacias fácilmente comprobables, si se lo desea, lo que hace que el hecho de la expropiación irá perdiendo notoriedad por lo obvio de sus circunstancias, entre ellas, la de que a diferencia de los noventa nadie se opone a que el Estado tenga una intervención adecuada en materia de recursos naturales no renovables. Pero la imagen externa de nuestro país seguirá en franco deterioro lo que agudizará su aislamiento. Se podrán suceder sanciones económicas más o menos evidentes, aunque a medida que pasen los días se debilitará la posibilidad de sanciones institucionales, por ejemplo la expulsión del G-20, una silla en la que a los españoles les gustaría sentarse.
El hecho ciertamente inesperado es que, por primera vez en su historia, Argentina ocupa los más altos puestos de la agenda global y figura en la primera plana de los diarios más importantes de las capitales del mundo. La distinción obliga a buscar algún tipo de explicación y preguntar si el impacto por la expropiación y la magnitud de la reacción externa–mayor a la producida por el default de 2001- no está abriendo un proceso más integral donde se pongan en juego otra serie de variables. En ese sentido, el recuerdo de Grecia es inevitableii.

¿La modalidad del apriete a la luz del día, en forma desembozada pero pacífica, hablan de un nuevo tiempo en el manejo de las relaciones internacionales? Las imposiciones son ejecutadas por figuras del más alto nivel que obviamente no lo hacen solo a título personal. Hay que mirar más atrás para corroborar que hubo fundamentos conceptuales anticipatorios de estas acciones contra la soberanía.
Allá por los setenta
Épocas de gloria para el capitalismo. EEUU había llegado a luna cumpliendo con la audaz decisión del presidente Kennedy, y la URSS se debatía en una crisis terminal que tendría su resolución poco tiempo después. La revolución científico tecnológica había logrado un prodigio sin precedentes: hacer posible un aparato productivo a nivel mundial en condiciones de suplir la demanda existente de bienes y servicios y con potencial capacidad de dar respuesta a toda la nueva que se pudiera crear. Los pobres, vistos desde la lógica empresaria, pasaban a ser bocas de consumo que dieran cuenta de todo lo que se podía producir en forma quasi ilimitada; lo que se dice una ventaja comparativa. Se salía así del reino de la escasez en el que había vivido la humanidad toda su historia para pasar al de la abundancia. Entonces el problema se invierte: ya no producir lo que se necesita para satisfacer la demanda existente sino, por el contrario, crear el potencial de consumo capaz de utilizar la capacidad productiva alcanzada.
Y se da esta paradoja. El aumento del consumo masivo pasa a ser un objetivo perentorio del capitalismo para satisfacer un aparato productivo remozado con ciencia, tecnología e innovación; no ya solo de los “progres” para los que comienza el desconcierto. En esta situación de una oferta potencial quasi ilimitada, y amplios sectores de la población mundial con NBI, aparece el problema principal: organizar a nivel global una ecuación equilibrada entre necesidades y satisfacciones amerita una gestión de nuevo tipo para la cual las soberanías nacionales son vistas como un obstáculo. Es decir, el problema deja de ser productivo para travestirse en político.
En uno de los informes elaborados por aquellos años se dice que “el deseo de autonomía nacional y el concepto tradicional de soberanía agravan la tensión entre las políticas nacionales y la interacción transnacional… el público y los dirigentes de la mayoría de los países continúan viviendo mentalmente en un universo que ya no existe –un mundo de naciones separadas- y tienen grandes dificultades para pensar en términos de perspectivas globales”iii
Esos informes fueron confeccionados bajo la dirección de Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger ambos secretarios de estado en gobiernos de EEUU por esos años; sin duda dos de los intelectuales más influyentes en las más altas esferas de decisión. Los participantes habían sido o lo fueron después presidentes y altos funcionarios de los países desarrollados. Y en su aprobación participaron presidentes de las empresas más importantes del mundo de América del Norte, Japón y Europa, con el aporte de académicos de nota representantes de las universidades más prestigiosas del mundo desarrollado. Se puede decir que la crema del poder mundialiv.
¿Se puede pensar que las presiones que está sufriendo nuestro país con relación a YPF y que habrían comenzado con el proceso griego se encuadran en forma más o menos fiel dentro de la lógica descripta?
--o0o—
Hay dos planos en el que hay seguir las consecuencias de la medida, el externo y el interno. En el primer caso, las presiones sobre el país, en un contexto que ha venido siendo de creciente aislamiento, pueden permanecer e incentivarse. Las relaciones con los países vecinos han sufrido deterioro, salvo en el caso de Venezuela que previsiblemente nos acompaña en este tipo de acciones. Hay desconfianza en Uruguay, Chile y ahora Perú. EEUU nos ningunea. México nos enfrentó desde su rol de presidente pro tempore en el G 20. En este contexto adverso, un repliegue sobre la región como es de esperar tampoco nos daría un ambiente de contención suficiente. Esto lleva a poner el foco especialmente en la evolución de las relaciones con Brasil que siendo muy importantes y a pesar de los tironeos en materia de balanza comercial, pueden irse reforzando con una cierta primacía del país vecino lo que daría lugar a una sutil y creciente dependencia política de nuestra parte. Hay un ingrediente que ya se vislumbra y fortalece la perspectiva: una mayor preponderancia geopolítica de Brasil de acuerdo a lo que viene sucediendo en los últimos tiempos con su protagonismo internacional. En sincronía -por una cuestión física de que dos cuerpos no pueden ocupar simultáneamente un mismo lugar- es de esperar una atenuación del rol geopolítico de España en Sudaméricav.
En el plano interno, las presiones externas pueden jugar para sustituir de hecho la falta de un rol más activo de la oposición que en este partido (como en AUH y Malvinas) está sentada en el banco de los suplentes. Tal vez esas presiones no se den por lo menos en lo inmediato de la forma grosera como se han sucedido en el caso de Grecia, Italia y España: en los dos primeros hicieron caer el gobierno y al último lo conminaron al ajuste desde el día de su asunción. Pero en estas últimas horas un ministro y un senador argentinos ya han polemizado directamente con una alta autoridad de la UE. En ese contexto, se desvanece el potencial confrontativo interno del discurso presidencial.
La falta de links de un relato hermético y la inopia opositora (y de la misma carpa) impide que los mecanismos de discusión habitualmente presentes en el juego político puedan cumplir su función morigeradora. ¡Es la cibernética…! La autorreferencia discursiva en esas circunstancias al no compartir los insumos conceptuales para su legitimación, corrección o desperdicio impide la acción reguladora (negative feedback) y entonces actúa sin límites la exacerbación y el desenfreno (positive feedback) que como enseña la teoría desemboca en la explosión o la parálisis.
Días pasados El País publicó la nota de un catedrático español quejoso de que los alemanes los tratan como sudacas. Se refería al rol de comisario político que ha asumido Merkel para con los países de la zona del euro remisos a hacer los deberes en materia de ajuste. Y empieza su nota con esta parábola:
Se imaginan los argentinos que la presidenta de Brasil impusiera a la presidenta Cristina Fernández la obligación de rebajar el salario de los funcionarios un 5%? ¿Se imaginan que le dijera que tiene que congelar las pensiones de varios millones de jubilados? ¿Y que impusiera al parlamento argentino una reforma de la Constitución para limitar el gasto público? … Ese es el escenario europeo, en el que algunas palabras del léxico político se han caído del tablero: “soberanía nacional” y “democracia” son voces que han pasado a la historia”vi.
Ing. Alberto Ford
La Plata, abril de 2012
i Fue una semana en que a los argentinos nos tuvieron contra las cuerdas. La intervención de oficio del FMI para auditar las cuentas públicas según el insoslayable artículo IV. La presentación de EEUU a la OMC con el acompañamiento de 40 países (¡) cuestionando los manejos de Moreno en materia de importaciones; del mismo origen la eliminación de las preferencias arancelarias que afectan seriamente las exportaciones de nuestra país. Las cartas de Rajoy y Monti, una por YPF y la otra por la política tarifaria. La sugestiva llamada de Barroso en nombre de 27 países (¡) de la Unión Europea. Las declaraciones del Ministro de Industria de España diciendo sin ambages que atentar contra YPF es hacerlo contra España. El apriete al embajador argentino en la madre patria y la presencia de Brufau presidente de Repsol en Buenos Aires. Hasta Mujica aterrizó con su helicóptero en la quinta de Olivas preocupado por la caída de las exportaciones uruguayas. Y como si lo visto fuera poco, esa retahíla de golpes se vio coronada por la cita perentoria de Obama a la presidenta para reunirse en Cartagena no justamente para hablar de las Islas Malvinas.
ii Para nuestro consuelo, las presiones externas sobre Grecia fueron tan fuertes como las sufridas por nosotros pero mucho más eficaces: voltearon el gobierno. Con motivo de la ayuda financiera que recibió ese país de parte de la llamada “troika” (UE, FMI y Banco central europeo) para rescatar su economía del inminente colapso, los alemanes exigieron que “Grecia debe ceder el control de su política presupuestaria… tiene que haber un liderazgo y monitoreo más fuerte desde el exterior”, lo que finalmente terminó sucediendo: la UE le puso un comisario que desde el gabinete helénico maneja la chequera con plena potestad para decidir dónde si y dónde no se ponen los fondos remesados. No hay antecedentes en épocas de paz de una intervención sobre un país de semejantes características. Paralelamente, España también tuvo lo suyo. Rajoy recibió la llamada de Merkel el día de la asunción para felicitarlo y recordar de paso los deberes en materia de ajuste.
iii Ver: Richard Cooper, Karl Kaiser y Masataka Kosaka, Hacia un sistema internacional renovado, en Cuadernos Semestrales del CIDE, México, Números 2-3, mayo de 1978, pág. 104. También en http://www.trilateral.org/download/doc/renovated_international_system_1977.pdf
TFR Nº 14, Pág. 193/4.
iv A partir de ese momento, fines de los setenta, se suceden políticas de desestructuración y desmonte de los estados derivadas del núcleo conceptual de los consensos primigenios. Son estrategias de segundo escalón como el conocido Consenso de Washington. Sin embargo, este último es considerado hasta hoy en los medios académicos como el factótum de las políticas del neoliberalismo en la globalización (lo cual es cierto) pero sin tener en cuenta que una casa no se puede reciclar sin tirar algunas de las paredes, sin que esta destrucción tenga alguna connotación axiológica aunque pueda afectar intereses corporativos establecidos. El problema de que no se pueda entender el CW sin el aporte de las lógicas de consenso en el más alto nivel de las que se desprende y sobre todo sin su conocimiento directo y profundo, es un obstáculo epistemológico que ha sido insalvable hasta hoy y motivo de que la intelligentzia se haya aberrado. A él se deben las dificultades actuales para la formulación de una política progresista que no sea 1) el revival de un pasado que no solo no puede volver sino que sus fundamentos eran inconsistentes, 2) prescindente en materia de posibilidades de la globalización y no solo atento a sus acechanzas.
v y, tal vez, un desplazamiento de la madre patria a un mayor acercamiento con México para apadrinar su rol en Centroamérica y el Caribe equivalente al que irá jugando Brasil en Sudamérica.

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