lunes, 8 de octubre de 2018


Lo esencial…

Crisis en chino significa peligro y oportunidad. En nuestro país ha dominado la primera de las acepciones. El que se quema con leche cuando ve la vaca llora. Atentos a la historia, los argentinos temblamos cuando pasan las cosas de estos días. Sin embargo, por primera vez, es el segundo de los términos el más promisorio. Cibernética viene del griego kubernesis que denota comando. El gobierno, ha asumida la crisis como propia aunque sus raíces se pierdan en el tiempo. Y la está manejando sin peligro de la estabilidad política ¿Por qué la crisis es una oportunidad?
. No se busca el atajo. La crisis es tomada como tal y se buscan soluciones de fondo
. Hay procesos de transparencia que afectan a corporaciones que asfixian a la sociedad
. Están en marcha obras de infraestructura de conectividad con implicancias territoriales estratégicas
. La discusión y el compromiso de todo el arco sobre el presupuesto no tienen antecedentes
. Se avecinan cambios sorpresivos en el sistema político

Los del Club del Helicóptero siguen esperando. La crisis –ya una de las más grandes de nuestra historia - ha sido asumida como propia por Cambiemos, aunque en realidad el problema viene de más lejos. El devenir económico y social argentino es una larga ristra de este tipo de conflictos recurrentes, sobre lao que hemos adquirido una vasta experiencia; cualquier gobierno sabe cómo superarlos al toque; solo se trata de tener condiciones externas favorables -como en el caso del último gobierno peronista- o por otros medios, por ejemplo, poniendo a andar la impresora de billetes. En cualquier caso, ¡pum!, una explosión de consumo y otra vez, como por arte de magia, desaparecen las preocupaciones… hasta que se desata la próxima crisis. Es la saga de la decadencia argentina de los últimos 80 años.

La sorpresa en el Club es que, a diferencia de otras veces, un gobierno no peronista sigue en pie, navegando en la tormenta, y con un apoyo internacional nunca visto. Ese condimento tal vez sea uno de los secretos: el componente externo de la legitimidad que, en épocas de tiempo real, se expresa de una manera más eficaz y efectiva. Así, hace unas semanas, cuando el oleaje comenzaba a arreciar, Macri recibió, simultáneamente, la llamada telefónica de los máximos líderes mundiales. ¿Es ese un tema menor, como para que pueda quedar afuera -o mencionado como al pasar- en los análisis de la estabilidad política de Cambiemos?

Ese apoyo externo, más un aval local, en parte desconcertado pero que sigue siendo decisivo, es lo que le da a la gestión de Cambiemos una tonalidad inédita. Mientras controla el timón lo mejor posible, suceden cosas que no son circunstanciales en dos dimensiones: la transparencia y la conectividad. En ambos casos, las ocurrencias, algunas francamente sorprendentes, no podrían imaginarse al margen del clima generado con la derrota del peronismo. Sin el abordaje de esas dos cuestiones estratégicas, carecería de sustento duradero cualquier tipo de políticas que se puedan encarar en otras áreas –la energía, la pobreza, la educación y el cambio de paradigma socioeconómico- cuyas soluciones distan de ser flash. Veamos.

Esperando su nombre

Lava Jato en Brasil, el precursor Mani Pulite en Italia[i], en la Argentina los cuadernos Gloria han desatado un vendaval cuya trascendencia aún es imposible medir. Ya, desde hace diez años, esas acciones reconstituyentes de tejidos socio económicos nacionales necrosados, forman parte de una gigantesca movida global influenciada por el G20. Aunque la magnitud del latrocinio ejecutado por los peronistas es inédita, por cierto la corrupción vernácula viene de más lejos. Sería necesario remontarse al contrabando en tiempos de la colonia, o al préstamo de la Baring Brothers, por tomar algunos casos emblemáticos. Al respecto, hay un antecedente tan curioso como poco difundido. Sarmiento, a quien no le faltaba chispa, acuñó el neologismo “atalivar” como sinónimo de corrupción. Se refería nada menos que a Ataliva Roca, hermano del general, que tuvo una destacada actuación pública por aquellos años. Los ejemplos se fueron sucediendo, cada vez con mayor dramatismo, en la misma medida en que los fracasos argentinos, en cuanto a proyectos de país, adquirieron el sentido de la irreversibilidad.

Sin embargo, el tema de la transparencia tiene con Cambiemos una característica singular, casi revolucionaria: se está atacando la estructura corporativa de la sociedad argentina, que es la verdadera configuración desde donde nace y crece la corrupción. Lo que está bajo la lupa ya no son casos aislados; es la actuación de importantes sectores de poder, a todos los niveles, cuyas acciones ilegales no eran un secreto, pero nunca, como subsistemas sociales, habían sido tocados. Y la cosa no parece detenerse[ii].

Peaje porteño

Desde que comenzó a perder importancia el Virreinato del Perú y, al mismo tiempo, privilegiarse el Rio de la Plata para el comercio de la corona española, Buenos Aires se fue constituyendo en el receptor de toda la movida geopolítica del subcontinente. Así, la concentración territorial implicada fue deviniendo en amontonamiento demográfico hasta llegar a lo que es hoy el conurbano bonaerense.

El desequilibrio territorial y poblacional es y fue siempre el principal problema estructural de la República Argentina. De esta afirmación no hay dudas en tanto se aplique un marco teórico basado en las ideas de la dinámica de los sistemas acuñadas por Jay Forrester[iii]. Lamentablemente no es lo que pasa. Todavía se siguen tomando medidas con la esperanza de arreglar el Conurbano (cuando no con fines clientelares) como si se lo intentara en el Titanic momentos antes del choque. Esto no quiere que no haya que asistir con paliativos para darle a la gente lo que la gente necesita y quiere. Pero un desarrollo de nuestro país implica, insoslayablemente, un federalismo productivo que dé oportunidades de progreso a las familias más pobres, para que no haya emigración o, en el mejor de los casos, haya vuelta y re arraigo. Una tal política necesita de una infraestructura de conectividad en red, que supere el radio centrismo informativo-comunicacional que se fue generando desde la colonia, consolidándose con el modelo agroexportador, y que el peronismo cristalizó. Y eso Cambiemos lo está haciendo, a la vista de todos, sin que los logros (algunos impresionantes) sean correctamente ponderados.

Todo un símbolo. Se podrá pasar por Buenos Aires, por primera vez, sin pagar peaje. El Paseo del Bajo y el RER permitirán atravesar la Reina del Plata (urbe querida de porte global) sin la obligación de bajar. La conexión de las autopistas Illia y Balbín, y de toda las líneas ferroviarias debajo del Obelisco, lo hacen posible. Hace falta perspectiva histórica para valorar la importancia estratégica y simbólica de tales obras que, por otra parte, no están solas. La construcción de una red de trama y urdimbre, como si fuera una manta en lugar de un embudo, se expresa en diversos proyectos. El más grande, el Plan Belgrano, conectará las provincias del Norte entre sí y les dará salida al Asia Pacífico. El tren de Vaca Muerta a Bahía Blanca, que es una expresión de la trama, ya es una realidad. Se construyen rutas y autopistas en la PBA que no llegan hasta Buenos Aires. Se ven obras de infraestructura en todo el país que, miradas bajo esta lupa, tienden claramente a la desconcentración geográfica. Y la más resonante por su carácter estratégico: las low cost. Ya no será necesario pasar por Aeroparque para volar de Corrientes a Tucumán. En todo caso, las obras comprometidas se llevarán a cabo anunció el ministro del área desde Nueva York.[iv]

El tren se ha puesto en marcha

Para superar la decadencia en nuestro país hace falta un giro copernicano. No hay sector de la vida de la sociedad donde no se registren atrasos. Justamente, estas falencias se hacen patentes cuando las comparamos con la situación de otros lugares no solo del mundo sino incluso endógenas. Ahí están, para certificar lo dicho, las empresas unicornio (valen más de U$S 1000 millones), cuya convivencia con otras de las que pululan en las cámaras empresarias en la búsqueda de prebendas para operar en mercados cerrados, se hace patética. Ya hay con el gobierno de Cambiemos signos de reactivación en las economías del interior, que están necesitando trabajadores para poner en marcha un concepto federal de producción, sobre todo mirando a los potenciales mercados asiáticos.

Por su parte, en la educación se comienzan a dar pasos con respecto al bilingüismo y mejoras en la enseñanza de la lengua y la matemática. Lamentablemente se choca con gremios imbuidos de concepciones arcaicas, incapaces de entender que el principal actor del sistema educativo es el alumno, alrededor del cual se debe construir una dinámica que forme y premie a buenos docentes para que puedan desarrollar su actividad en edificios convenientemente acondicionados.

Sin embargo, el proceso de cambio más significativo se comienza a dar en el imaginario social donde conviven las ideas que inspiran el accionar de los individuos. Una serie de factores están poniendo en tela de juicio cuestiones establecidas. ¿Cuántas cosas comenzarán a ser distintas a partir de la evidencia de un fracaso estructural como el que ha explotado a partir de la derrota del peronismo? Veamos algunas: estado empleador; aislamiento nacional; mercado cerrado; proteccionismo; sustitución de importaciones; corporaciones prebendarias; exacción agraria; regulaciones por doquier; renuencia a la innovación; transporte irracional; gremialismo mafioso; justicia cómplice; desequilibrios territoriales; concentración poblacional; federalismo retórico; y un largo etcétera. Sin duda, por más disímiles que sean estas variables, hay invariantes que permiten ver la repetición de patrones conceptuales que, aunque se puedan identificar distintas escuelas ideológicas, no dejan de configurar un sistema. La receta del nacionalismo burgués en cualquiera de sus expresiones llegó a contener cada uno de los ingredientes anotados.

 Al igual que ocurrió con las tres anteriores, la actual revolución industria (4.0) está rediseñando el mapa socioeconómico a nivel global. Las manifestaciones de ese tipo de cambios epocales se comienzan a sentir en la realidad de cada uno de los países, de acuerdo a su grado relativo de desarrollo. Al respecto es interesante reparar en la siguiente observación hecha por un analista. “La revolución industrial 4.0 se diferencia de las anteriores en cuanto a la concentración de la riqueza y el predominio de la burguesía, incluso en el poder político[v]. El nacionalismo burgués tiene dos componentes definidos. Uno de ellos, el “nacionalista”, está puesto en la mira -más allá de las unanimidades que su puedan alcanzar en cuestionamientos tan genéricos- en los sectores más avanzados de la sociedad, proclives a la construcción de una Argentina global. El otro, el de la burguesía como factor de poder, no ha sido considerado tradicionalmente al margen del bastardeo conceptual característico de los enfoques esquemáticos de la izquierda. No es fácil el desafío. Si toda larga marcha comienza por un pequeño paso, todo cuestionamiento sistémico despunta en los meristemas que anticipan el cambio de paradigma. Puede que sea oportuno irse preguntando sobre el grado de complejidad que conlleva la crisis que estamos sufriendo los argentinos; cuán cerca del hueso se está hincando el cuchillo.

Cuál es la salida

Un viajero pasa frente a un castillo en el que se ven unas ovejitas pastando sobre un paño de césped muy parejo y de un verde intenso, de esos que solo se ven en el norte de Europa. Intrigado, le pregunta al jardinero cómo se puede lograr tanta perfección.
-Es muy sencillo, regamos cuando no llueve y cada 15 días largamos los animales”. 
-  ¿Pero solo con eso alcanza?
- Si, nada más -contesta el jardinero-; eso sí, lo venimos haciendo con regularidad desde hace 300 años”

El planteo de cualquier proyecto debe tener en cuenta por lo menos dos variables: las relaciones de poder que juegan para ponerlo en movimiento y el tiempo que demandará lograr las soluciones.
Un escenario de país deseable, como hemos dicho, debe partir de un enfoque territorial. No hay soluciones sustentables, si no se dan sobre un hábitat equilibrado y comunicado en red. Todo lo demás es palabrerío, ignorancia, o especulaciones de manejo clientelar. El federalismo productivo que se debe poner en marcha implica una relación de fuerzas que refleje, en forma duradera, una voluntad mayoritaria para una distribución en red de las facilidades al alcance de la población. Por cierto una condición muy difícil –o imposible- dada la situación actual de predominio porteño cristalizado desde hace siglos. Es donde actuarán –al igual que en el pasado con otros cambios de estructura que han sacudido a la sociedad argentina - los influjos globales que tiendan francamente a la reconfiguración reticular de los flujos informativo comunicacionales. Y a ese objetivo hay que sumarle unas cuantas décadas para el logro de resultados tangibles y convincentes. Pero el proceso se ha puesto en marcha. En mucho depende del presupuesto nacional y la asignación de recursos para obras de infraestructura de conectividad. Un país en el que se incentiven políticas estatales donde corresponda, de acuerdo a un plan estratégico, para la creación de puestos de trabajo privados, construcción de viviendas, facilidades de salud, educación y seguridad. Obviamente, la cuestión política es la locomotora para mover el tren de la historia argentina.

Situación política

El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha sucedido. W. Churchill

No hay nada más pasajero que este tipo de crisis recurrente, no así los cuestionamientos implicados cuando se quiere actuar en serio; la diferencia de la presente con las anteriores, es que, en el ambiente creado con el triunfo de Cambiemos, se están destapando ollas que habitualmente permanecían cerradas. La magnitud de las revelaciones, sin antecedentes, obrará para que el optimismo que se genere en sectores determinantes de la sociedad, sea mayor que el desconcierto que provocan las dificultades actuales. Esa confrontación de sentidos opuestos es la que condicionará los resultados electorales el año que viene. En ese contexto Cambiemos no sufre problemas insolubles, a diferencia del peronismo que sí los tiene, como se ve en una lectura objetiva de sus desventuras en curso.

Desde hace ya unos años vengo vislumbrando, por cierto en soledad, la muerte del peronismo. La conjetura estaría más justificada en la actualidad por la dispersión sin vistas de aglutinamiento que sufren por varias razones, entre ellas la permanencia desacostumbrada en el llano, y ahora ya no la sospecha sino la evidencia de una corrupción que, en la realidad, ha sido inherente al peronismo desde su nacimiento. El problema del peronismo, es otro, y no tiene solución. El movimiento creado por Perón fue funcional desde su inicio -como un traje a medida- a la consolidación del movimiento nacionalista burgués que se puso en marcha, con perfiles más nítidos, en la década del treinta. Por cierto el peronismo no ha sido la excepción en esos largos años de decadencia, pero su prédica (salvo en la gestión menemista aunque no en los aspectos sustanciales referidos a la estructura económica social que no fue tocada) no ha tenido contradicciones. El peronismo no sabe hacer otra cosa. La gente más lúcida de ese movimiento lo ha dejado. La pregunta es cómo se reconfigura el sistema político argentino siendo que los peronistas, todos unidos, todavía siguen siendo la primera minoría.

Tomamos dos nociones de las ciencias duras y las hacemos vulgatas: salto cuántico y mitosis[vi]. La primera para diferenciar de grieta, tan difundida en los últimos tiempos. Con el triunfo de Cambiemos se ha producido un salto cuántico. El primero y único ocurrió luego de Caseros, en 1852, cuando la derrota de los rosistas los hizo desaparecer de la historia. La grieta, por el contrario, se da en un plano y presupone alternancia. Fue lo que ocurrió con la Revolución Libertadora en 1955. El peronismo fue derrotado pero retornó. No es el caso de la derrota actual. ¿Cómo se está metabolizando? 

Hoy el peronismo es CFK (quién lo duda salvo Clarín que miente, ja). Lo demás son flecos desprendidos de un tejido que ya cumplió su vida útil. Empero, CFK es residual y está ubicada en el nivel cuántico inferior; no puede ascender aunque tampoco lo quiere. El resto está disperso. Esta dispersión preludia la frustración que les espera el año que viene, la que se irá prolongando en el tiempo en su descomposición creciente. En ese devenir, las divisiones se irán cristalizando para certificar la imposibilidad de la recuperación.

Los peronistas que se avergüenzan de CFK, se irán acumulando en un espacio progre pero que no podrán comandar. No tienen figuras que resistan un carpetazo. Y aquí la novedad: ese espacio progre (o como se lo quiera denominar), irá surgiendo (en realidad ya lo está haciendo) de una mitosis de Cambiemos. Es el mismo espacio, surgido de la derrota del peronismo, el que les dará lugar a los peronistas dispersos para que se congreguen junto a otras fuerzas que no han tenido nada que ver con ellos.

Por el lado de Cambiemos, aunque serán menos conflictivas, no quiere decir que las alternancias no deparen sorpresas. En primer lugar Macri: es altamente improbable su reelección. El capital político que le resta se irá gastando en administrar la crisis hasta el final de su mandato. Ya es Carlos Pellegrini. La ventaja que tiene sobre CFK no es tanta ni tampoco es esperable una ampliación de la misma, a medida que la economía comience a recuperarse, recién entrado el año que viene, como reconoce el propio gobierno. De ser así, su lugar, obviamente puede ser ocupado por una sola figura excluyente aunque en la fórmula se expresaría el mayor equilibrio que va mostrando la coalición. Si se da un cambio de figuras como el imaginado, la gestión del próximo gobierno no puede quedar al margen de las nuevas influencias exógenas. ¿La vuelta a una especie de populismo (¡se aplica en circunstancias tan disímiles!), pero de tono global, en línea con la prédica de Francisco? Si fuera así, la nueva administración se sustentaría en una base social algo distinta. Por su parte, en la PBA no habrá cambios en cuanto a las fuerzas que compondrán la fórmula; puede haberlas en el orden.

La ciudad de Buenos Aires es una incógnita. Y la figura de Lousteau es clave para imaginar escenarios probables. Afiliado a la UCR, y por eso formalmente integrante de Cambiemos, a pesar de haber enfrentado con éxito las posiciones del PRO, éste, hasta ahora, ha devenido en un obstáculo insalvable (¿o un pretexto?) para su integración a la coalición. En suma, una situación dilemática llena de aparentes contradicciones. Puede pasar lo siguiente. Que de una u otra manera, se produzca en alguna instancia un enfrenamiento como el de diciembre de 2014. Fue cuando Lousteau, junto a los partidos Coalición Cívica ARI, Partido Socialista Auténtico, Partido Socialista, Unión Cívica Radical y Confianza Pública, encabezó un frente electoral que, luego de diversas peripecias, se enfrentó al PRO con resultado parejo. Pasados unos años, la evolución de los acontecimientos, y sobre todo la crisis del peronismo, puede introducir modificaciones según las siguientes variables todas con referencia al diputado de los rulos:

1)      Las posiciones podríamos decir no carentes de ambigüedad con respecto al gobierno y al PRO,
2)      la misma actitud con respecto al peronismo como se nota ostensiblemente en los últimos días,
3)      el antimacrismo creciente de sectores afines al peronismo que puedan aumentar, por oposición, las simpatías hacia su figura,
4)      Las posturas coincidentes de la UCR en la ciudad de Buenos Aires críticas con respecto al gobierno y al PRO.

Ese cóctel de sentidos contrapuestos puede dar lugar a la aparición de un cisne negro (oxímoron, el anuncio le hace perder el carácter de inesperado): que, en el marco del proceso electoral porteño, por mitosis se generen condiciones para la constitución de la fuerza que hemos denominado progresista en el nivel cuántico superior abierto por Cambiemos (obviamente sin las presentes hegemonías), pero en confrontación y complementariedad.


Ing. Alberto Ford
La Plata, octubre de 2018









[i] En realidad, el inicio de estos correctivos en los máximos niveles del poder, se dio en Holanda, en los setenta, cuando se hicieron públicos los manejos sucios del abuelo político de Máxima, el Príncipe Bernardo, tan seductor como coimero, con el affaire de los aviones de la Lockheed.
[ii] Cerrando este trabajo, se publica hoy una nota sobre uno de los casos de opacidad corporativa más dramáticos de la historia argentina sino el que más por sus implicancias, el de los laboratorios medicinales (ver: Olivera Francisco, “Se corta la cuerda con los laboratorios”, La Nación, pág. 37, 18 10 06). Ya era público el contencioso pero ahí se da la información con mayor detalle. El gobierno de Cambiemos viene manteniendo ásperas negociaciones con los laboratorios por la provisión de medicamentos al Pami. Las mismas son llevadas por Lopetegui (con el celoso asesoramiento de Mario Quintana, un especialista en el tema por ser el creador de Farmacity, de quien Carrió ha dicho que era “la persona más inteligente del gobierno” hasta su salida del gobierno, lo que no estaría al margen de este conflicto). En lo que se dice ha sido un verdadero intento de golpe de estado, los laboratorios nacionales, nucleados en Cilfa y Cooperala, amenazaran con dejar sin remedios al PAMI, que consume el 40% de los medicamentos del país. Haciendo uso de una facultad estatuida, las dos cámaras propusieron en forma unilateral romper el contrato que formalizaba las relaciones con el Pami, y que parece no les resultaban tan favorables como en otros tiempos. Mostrando una hábil capacidad negociadora, el gobierno de Cambiemos acepto la ruptura, y a partir de ahora el PAMI acordará con las empresas individualmente, terminando con los manejos corporativos (los c.). Al respecto se puede ampliar: 1) ningún laboratorio sintetiza las moléculas (genéricos) que comercializa, las que son importadas prácticamente sin excepción, 2) es muy grande la variación de los precios de las distintas marcas por un mismo medicamento, 3) los médicos (en su gran mayoría, conozco excepciones) son cómplices de esos manejos sucios por medio del Ana Ana (ver en wiki una nota sobre esta práctica tan difundida como discreta, en la que se dice fue una de las razones, por su oposición y los problemas insolubles que le causaron a su Fundación, del suicidio de René Favaloro). Por cierto en gran parte esta expresión de la corrupción corporativa había sido sacralizada por los peronistas (Alderete 1997, y la laxitud frente a la aplicación de la ley de Ginés González García por la que los médicos deben recetar el genérico, que ahora, con Cambiemos, se retoma)
[iii] La Dinámica de Sistemas nace en los años 60 con el libro “Industrial Dynamics” de Forrester, continúa en los 70 con importantes libros como “Urban Dynamics”, y se consolida definitivamente con el informe del Club de Roma sobre los “Límites del Crecimiento” de Meadows. Hoy el planeamiento global –por ejemplo, megaproyectos como la Ruta de la Seda, una expresión “de pe a pa” emergente de la existencia del G20- se formulan aplicando estos principios y no privilegiando los intereses “nacionales” de China (que obviamente saca su tajada) ni de la multitud de países involucrados en todos los continentes.                           
[iv] El ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, aseguró que los principales bancos del mundo confirmaron su intención de participar en el fideicomiso que hará de instrumento financiero para el inicio de la primera etapa de Red de Autopistas y Rutas Seguras mediante el programa de Participación Público Privada (PPP), otro patrocinio del G20. El ministro estuvo reunido en EEUU con las máximas autoridades de Citibank, Banco Itaú, Goldman Sachs, JP Morgan, Deutsche Bank, con la compañía suiza de servicios financieros UBS, el Banco Mundial, el BID y otros organismos financieros. El Día, 7/10/18
[v] Castro J., Clarín económico, pág. 18, 30/09/18 (subr. AF)
[vi] La primera hace alusión a dos espacios paralelos que se influencian pero no se tocan. Los elementos que los pueblan pueden saltar de uno a otro, según que se ascienda o se descienda en una dimensión témporo espacial. La mitosis es cuando se divide una célula en dos.