martes, 17 de marzo de 2015

Políticas de estado en Ciudad de Buenos Aires

¿Todo lo que reluce en Buenos Aires es obra de Mauricio Macri, su actual jefe de gobierno? La actual administración puede mostrar una serie de logros que la enaltecen. Sin embargo, en esta nota se sostiene que el ambiente favorable a las realizaciones en la ciudad viene de más lejos. Es una política de estado no explicitada la que le ha posibilitado a Buenos Aires alcanzar en el breve plazo de dos décadas el estatus de ciudad global. Todo comenzó a principios de los noventa con un proyecto emblemático: Puerto Madero. El  efecto de la innovación se fue extendiendo a toda la ciudad, incluso al Sur, un lugar abandonado desde siempre a pesar de las advertencias que hizo hace casi un siglo Le Corbusier. El genial arquitecto suizo se pronunció por un traslado del epicentro del desarrollo porteño hacia el lado del Riachuelo como medio de favorecer el equilibrio urbano. Buenos Aires tiene muchas ventajas pasibles de ser aprovechadas. Pero para ello hay que ver adónde se derivan los conteiners que llegan al puerto; rinde mucho más recibir cruceros de turismo y la navegación deportiva. Además, los desequilibrios  territorial y demográfico característicos de nuestro país hacen que los flujos desestabilizadores desemboquen en Buenos Aires. Un desarrollo productivo federal,  exportando por el Pacífico a través de la Cordillera y por el Atlántico utilizando puertos de aguas profundas, tendrá un efecto benéfico sobre todo nuestro país y hará de la ciudad de Buenos Aires el motor de un proyecto de suma positiva.

A Macri le tocó la frutilla del postre. Sus obras son recientes y de impacto: Metrobús, peatonales, bicisendas, veredas amplias, distrito tecnológico, parques y plazas recuperadas, estaciones de subte, barrios refundados, política cultural, educativa y de salud, traslado al sur de la administración, etc.  Eso no quiere decir que todo esté bien en la Ciudad. Homeless, narcotráfico, inseguridad, camiones en el puerto, crecimiento de las villas, saturación y caos vehicular, protestas salvajes, sobredemanda a hospitales, ocupación de la vía pública, invasión de cartoneros, suciedad, disconformidad cerril de vecinos, comunicadores y políticos, etc. son una lista incompleta de los pendientes.

El gobierno nacional tiene dominio sobre la Capital Federal. Maneja policía, transportes, comunicaciones, enormes terrenos de su propiedad de gran valor urbanístico conservados en estado de abandono o usurpación, etc. Así, la autonomía de la Ciudad es motivo de permanente disputa. ¿De quien es la responsabilidad sobre los problemas no resueltos? Hay dos actitudes. La palabra del gobierno de la Ciudad es creíble a partir de lo hecho; cuando promete cumple en tiempo y forma. Por el contrario, el estado nacional se ha caracterizado por la volatilidad de sus anuncios o, peor, dificultar las obras poniendo palos en la rueda como se dice ahora en el tema del acceso al financiamiento externo que requiere aval de la Nación. El modelo K vive de los enfrentamientos retóricos sin adoptar compromisos o sin honrarlos. Cuando hay problemas se desentiende, y si no los hay los inventa para menearlos según el manual del matrimonio Laclau-Mouffe referido a las buenas prácticas populistas de cómo acumular poder.

Pero la transformación de la ciudad de Buenos Aires no comienza con la actual gestión; es a principios de los noventa cuando se pone en marcha. Tributaria de las glorias del pasado, con un patrimonio urbano formidable pero en un entorno envejecido, no le llevó más de dos décadas pasar sin escalas a ser una ciudad global. La nave insignia de ese cambio tiene nombre y apellido: Puerto Madero, un megaproyecto que se viene realizando sin escándalos resonantes, por lo menos en el plano de las realizaciones edilicias.

A pesar de los obstáculos, Buenos Aires ha sido dada vuelta como un guante en un plazo histórico brevísimo. Obviamente a ello han contribuido aquellos habitantes dotados de una vitalidad y creatividad plenos de originalidad y riqueza de contenidos. Pero también han existido climas propicios. Nos gusten o no, lo han hecho posible sus gobiernos de dos formatos –intendencias y autónomos- de más de un color. Esas gestiones han sido lentas pero aburridas, sospechadas de corrupción, de funcionarios grises, con perfume francés, de rancia estirpe, oportunistas, tecnocráticas, desarrollistas... un verdadero aguafuerte de la diversidad porteña. Pero a la larga el árbol se ve por sus frutos. En su conjunto -producto de la continuidad y sinergias en aspectos fundamentales de enfoque- esas administraciones distintas han dado lugar a lo que podemos denominar una política de estado.

Una forma de ver

"Eran las 10 de la mañana y yo estaba atrapado en la 9 de Julio, arriba de un auto importado que compré con dólares que me dan a 5 con 70. Al lado pasaba el Metrobús, como un balazo. Pensé: qué raro es todo. El gobierno nacional y popular regala autos de lujo a los ricos. Y Macri, la derecha, les resuelve el tránsito a los pobres". (Pagni, LN, 3/10/13)

El porteño es conservador de cuna, defiende lo establecido de su ciudad; todo lo que se hace o proyecta al respecto es inicialmente denostado aunque no se sepa del todo bien de qué se habla. El habitante de Buenos Aires es un disconforme consuetudinario. Hagamos un breve racconto.

obra/acción/proyecto
cuestionamiento
bicisendas
quitan espacio a los coches
los porteros lavan las veredas con manguera
peligra para nuestros nietos el uso de un recurso no renovable (¿?)
reciclan las galerías Pacífico
se afecta el patrimonio urbano
recuperan los docks
los portuarios pierden fuentes de trabajo
agilizan el tránsito en la 9 de Julio
Metrobús tiene fines electoralistas
para evitar las inundaciones hacen obras en los arroyos
aumenta la deuda externa
la administración de la Ciudad migra a los barrios del sur
se deprecia el microcentro
echan a los manteros de Florida
la peatonal pierde colorido americano
la Ciudad se opone al traslado de Colón
no se respetan los deseos del Comandante Chávez
se inauguran nuevas estaciones del subte
los metro delegados aducen problemas de seguridad
Buquebus pone barcos nuevos
no seamos hipócritas, por esa vía solo viajan los ricos
veredas de Corrientes más anchas
un carril de menos para los autos
recuperan Parque Centenario
las verjas aíslan el entorno
proyectan sacar los camiones del puerto
Moyano defiende a sus muchachos
contenedores de basura orgánica
entorpecen la visual de los autonautas
lo hizo Macri
hay que ponerle límites
etc.
etc.

Buenos Aires ciudad global

Son pocas las ciudades en el mundo que cautivan como la Reina del Plata.  El que la conoce vuelve o anhela hacerlo.  El tango, la carne, la belleza de sus mujeres, los estilos de su arquitectura, la amplitud y variedad de su oferta de bienes y servicios, el ancho de sus veredas, los circuitos y corredores, los espectáculos deportivos y artísticos, la gastronomía, sus barrios descentralizados, la infraestructura hotelera y de convenciones, su vida nocturna, museos y librerías abiertas hasta tarde, los bares, la cordialidad y sentido del humor, sus mercados, el buen gusto y otras cosas más hacen que la oferta turística de esta ciudad se torne lo suficientemente atractiva como para compensar sus aspectos desfavorables.

Allá por los setenta era cuestión de caminar por las calles umbrías de Chacarita, la Paternal y Villa Crespo. Adoquinados lustrosos de tanto aceite derramado, alamedas cerradas de plátanos, casas-chorizo con sus frentes descascarados. Toda una postal nostalgiosa de las películas en blanco y negro del cine nacional. Esos barrios fueron mutando hasta alumbrar una propuesta innovadora. Creció la movida gastronómica; la moda fashion es capaz de relucir en cualquier lugar; su arquitectura sin pretensiones sigue siendo reciclada con buen gusto; el glamour de sus espacios ahora lo es en colores. Se suceden los adjetivos para designar a “los” palermos que se han transformado sin negar sus tradiciones en unos de los lugares de mayor atracción de la Ciudad.

Puerto Madero era un excelente lugar para sacar fotos en blanco y negro. Era uno de mis paseos preferidos allá por los ochenta. Sus paredes descascaradas cubiertas de pintadas, galpones desvencijados de ladrillos ingleses rebosantes de ratas; esos signos de lo que alguna vez en su esplendor fue el granero del mundo con el tiempo devinieron metáforas de la decadencia. El solo anuncio de su reciclaje provocó la feroz resistencia del en ese momento secretario del SUPA, Eustaquio Tolosa. Un adelantado en la lucha contra el progreso del puerto como Pino Solanas lo fue con respecto a la recuperación de las galerías Pacífico. Sobran los dedos de una mano para contar ejemplos de reciclaje urbano como lo hecho en Puerto Madero

Plan Nac&Reg

Sin embargo, Buenos Aires está muy exigida; en algunas cuestiones en los límites de lo tolerable. Los aportes demográficos provienen ahora de los países hermanos tensando aún más la capacidad de sus villas de emergencia que se extienden plenas de promiscuidad, narcotráfico y violencia criminal. Buenos Aires no tiene porqué tener asentamientos precarios aunque la mayoría de sus moradores sea gente decente. Desde más allá de la Avenida General Paz la presión se incrementa con la búsqueda de oportunidades de trabajo. Hay una masa millonaria de habitantes del conurbano que concurren diariamente a cumplir con sus obligaciones laborales o de la informalidad; lo hacen en condiciones infrahumanas alrededor de las cuales se generan  permanentemente conflictos de inseguridad. Los hospitales de Buenos Aires aún de gran calidad médica se hacen cargo de los servicios de salud que la Provincia no presta. Pero donde más duele es en lo relativo a la policía federal: se ha transformado en una organización quasi delictiva en una magnitud difícil de cuantificar lo que da lugar a sospechas inquietantes sobre el alcance de sus implicancias.

Uno de los lastres principales que tiene la Ciudad es la conformación del puerto. Herencia de la colonia, su ubicación fue el lugar de salida de los productos del modelo agroexportador. El diseño de una infraestructura tipo embudo jugó un papel importante tanto en épocas de gloria como de decadencia. Mientras el modelo funcionó trajo la riqueza hacia el puerto; luego, cuando comenzó la escasez, se encargó de acarrear la miseria de un interior siempre postergado que no podía dar lo necesario para una vida digna de los provincianos. 

El puerto de Buenos Aires debe estar reservado a los cruceros y el deporte. Toda la carga de conteiners debe ser redireccionada a puertos de aguas profundas, incluso algún día a Montevideo puente a Colonia (o túnel) mediante. Todos los efectos de esa desconcentración serán positivos. Urge sacarse de encima los camiones de Puerto Madero. Se debe utilizar toda la infraestructura ferroviaria de carga con sentido urbanístico moderno. Hay que jerarquizar a la Ciudad como una ciudad cultural, de diseño y múltiples servicios. En perspectiva, de ninguna otra actividad Buenos Aires obtendrá más divisas que de su especialización como destino de excelencia con un turismo proveniente de todo el mundo arribando por distintos medios.

Más allá de lo que a veces se aduce en algunos espacios comunicativos y políticos, los vecinos saben apreciar los logros. Al igual que en Santa Fe y sus ciudades,  principalmente Rosario, con la alianza socialista radical -la otra administración presentable en nuestro país- va a ser difícil que por ahora otra fuerza sin un potencial acorde desplace a esas administraciones como anticipos de lo nuevo en nuestro país. A favor, los asiste una armadura ideológica más bien liviana con capacidad de desplegar los alerones en la dirección del viento global.

Buenos Aires se verá muy favorecido en la medida en que muchos parámetros de su crecimiento se compatibilicen con el diseño virtuoso de un desarrollo federal y regional. No gana la Ciudad porque un pasajero que desea volar de Corrientes a Córdoba deba pasar por Aeroparque; tampoco que para cruzar de la Autopista Balbín a la Illia un automovilista sea obligado a bajar a la 9 de Julio; ni que el polietileno que se fabrica en Bahía Blanca tenga que venir por tren para ser embarcado en Buenos Aires con destino a Brasil pudiéndolo hacer en el puerto de aquella ciudad del Sur bonaerense. En fin, sobran los ejemplos, uno más irritante que el otro. Nuestras exportaciones al Asia Pacífico deben salir cruzando la Cordillera. Necesitamos en materia de aviación una política de cielos abiertos con empresas competitivas independientemente de su origen. La Reina del Plata debe ser atractiva sin necesidad de que nadie se vea obligado a pasar por ella si no lo desea. El punto de vista unitario-porteño ha sido de suma cero a lo largo de nuestra historia y lo es aún hoy. Hay teoría suficiente y sobran los ejemplos aquí y en todo el mundo como para demostrar la forma nociva en que aumentan la entropía los vulgares esquemas radiocéntricos. En la medida en que saque esos lastres de su mochila, Buenos Aires seguirá progresando aún más en armonía con todo el país y la región.


Ing. Alberto Ford



Arroyo del Gato, 25 de octubre de 2013

miércoles, 4 de marzo de 2015


Plano inclinado


Desequilibrios territorial y demográfico en la Argentina.
10 políticas para descomprimir la provincia de Buenos Aires




Ing. Alberto Ford



La Plata, junio de 2014

Para este trabajo, el desequilibrio territorial es el principal de los problemas estructurales que afectan a nuestro país. Por su parte, de esa especie de “cancha inclinada” en que se ha transformado el mapa nacional, el establecimiento del conurbano bonaerense y la concentración demográfica consecuente son sus manifestaciones más dramáticas. Esas malformaciones, motivadas en razones principalmente económicas, comenzaron a gestarse en la época del virreinato del Rio de la Plata. Es la capacidad de generar riqueza por la apropiación centralizada de los tributos del puerto -que se mantuvo sin interrupciones desde ese momento con independencia del color de las administraciones- la que hizo de la ciudad de Buenos Aires y su entorno un lugar de atracción para habitantes del interior y ahora de países vecinos cuyas posibilidades de progreso eran y aún siguen siendo menores en sus lugares de origen a las del área metropolitana. En la medida en que el tiempo fue haciendo más complejo ese cuadro inicial, los motivos de la concentración se fueron tornando más diversos. Hoy existe una panoplia de factores, algunos de ellos contemplados en este trabajo, que hacen que la tendencia a la concentración se vaya acentuando. La situación no parece tener una solución inmediata. De este obstáculo circunstancial, surge la necesidad de  formular en forma consensuada estrategias plasmadas en políticas de estado para  encarar el problema con expectativas de eficacia. Se propone una serie de 10 medidas, de corto, mediano y largo plazo, que son consideradas necesarias para producir una inversión de esa compulsión periferiaà centro que hace desembocar en un punto geográfico el conjunto de factores que podrían permitir el desarrollo del país en tanto constituyeran la base de una propuesta federal no retórica. Aunque los  procesos de reconfiguración territorial son de largo plazo, no necesariamente ocupan el mismo tiempo que tardaron en manifestarse los desequilibrio. Sin embargo, en cualquier caso tomarán un tiempo mayor que el de una administración. Desde hace muchos años, en nuestro país las políticas de estado han sido inexistentes tanto como las buenas prácticas de los consensos para alcanzarlas. Pero bueno, nadie se baña dos veces en el mismo río: el objetivo suena quimérico aunque  en otros lugares ha sido posible alcanzarlo. Es hora de ponernos los pantalones largos porque el desafío es mayúsculo; está en juego el progreso de la Argentina y de la provincia de Buenos Aires sobre la base de transformar en desarrollo el segundo ciclo largo de crecimiento que por condicionamientos globales ya se ha iniciado en nuestro país. El trabajo consta de cuatro partes: la problemática referida a la situación actual del gran Buenos Aires, los antecedentes desde el Virreinato que fueron llevando a este estado de cosas, 10 medidas de corto, median y largo  plazo para consensuar como políticas de estado y un breve repaso del tratamiento de la cuestión territorial en la Unión Europea.








Índice

0
Introducción
4
1
La problemática
4
1.1
Una población amontonada
6
1.2
Cuadro de variables y efectos
6
2
Antecedentes
8
2.1
Comercio legal e ilegal
8
2.2
El modelo agro exportador
10
2.3
Industrialización sustitutiva
11
2.4
El Conurbano: mercado negro del populismo
12
3
¿Qué hacer?
15
3.1
Federalización productiva. Una matriz de consenso estratégico
16
3.2
Círculos concéntricos de fiscalidad decreciente. Inversiones
17
3.3
Infraestructura reticulada. Asia-Pacífico, Mercosur y Patagonia
18
3.4
Regionalización de la PBA. Traslado de la Capital
20
3.5
Servicio cívico obligatorio. Reubicación de las cárceles
20
3.6
Erradicar el narcotráfico y controlar los precursores
21
3.7
Cooperación para el desarrollo con los países vecinos
21
3.8
Descentralización público privada de la CABA y el AMBA
21
3.9
Un puerto sin conteiners para turismo, recreación y deporte
22
3.10
Traslado de la capital y modernización del estado
22
4
El territorio en Europa
23


Introducción

A diferencia de la Unión Europea, donde ha dado lugar a una diversidad de políticas, lo territorial no es considerado relevante en la Argentina siendo que no faltan razones para que lo sea: desde la época del virreinato el mapa de nuestro país se ha ido inclinando progresivamente hacia el puerto de Buenos Aires, una disfuncionalidad que ha llegado a condicionar negativamente el desarrollo federal de las fuerzas productivas. Hay factores que explican la omisión. Uno de ellos es que no es habitual abordar lo referido al territorio como objeto conceptual integrado de manera que dicha cuestión alcance a ser un problema de un nivel cuántico superior. Así, la realidad es vista como una suma de ítems en compartimentos estancos lo que da lugar a un listado temático recurrente: seguridad, empleo, medioambiente, salud, educación, defensa, etc., etc. sin ligazón alguna entre las partes. La complejidad es vista como complicación. Una muestra de esa desconexión la encontramos en el más alto nivel de la gestión en nuestro país. En la última década el gabinete nacional no ha funcionado a pesar de que la gobernanza moderna pone el acento en la articulación de las distintas partes de la realidad, condición sine que non para ver los acontecimientos en sus múltiples dimensiones. Una forma alternativa de subsanar esa mutilación respondería a lo que se denomina enfoque sistémico: se toma un territorio como conjunto, y cada uno de sus problemas condicionados por la interacción de distintos factores, en lugar de por la acción de una sola parte actuando en forma individual. Este trabajo se apoya en un supuesto: el principal problema de la Provincia de Buenos Aires (y por extensión del país debido al peso de la PBA), aquel que está a un nivel tal que incluye y condiciona a todos los demás problemas, es el que proviene del desequilibrio territorial y demográfico.
1
La problemática

¿Qué es el desequilibrio territorial? ¿Cómo se produce? ¿Por qué se genera? La definición de desequilibrio implica una comparación entre por lo menos dos lugares. En el caso de nuestro estudio, pondremos el foco en el conurbano bonaerense y su incidencia con respecto al resto de la provincia. Asimismo, ascendiendo en la escala geográfica, tendremos en cuenta cómo juega el peso de la provincia de Buenos Aires con respecto al resto del país.  
Para decir que un territorio está desequilibrado se tiene en cuenta la magnitud de la actividad económica y el espacio material donde tiene lugar. Se considera, sin embargo, que este enfoque de dos variables es insuficiente debido a que el economista no tiene en cuenta la localización ni el geógrafo los procesos de desarrollo y sus causas. El problema de esos desencuentros reside en que “los desequilibrios necesitan ser medidos por medio de instrumentos cada vez más precisos, no por un prurito académico, sino para servir de base a la planificación regional” (Vásquez Barquero, 1984)[i]
Hay razones objetivas y otras subjetivas que con el tiempo dan lugar a desequilibrios en la distribución de factores dentro del territorio. Lo que mas salta a la vista son los aspectos económicos. Un lugar donde haya más inversiones productivas y se creen puestos de trabajo, generará una situación de supremacía con relación a otro lugar menos favorecido. Así, las familias se verán atraídas hacia centros territoriales que crecen lo que generará una pulsión migratoria en pos de mejorar sus condiciones de vida. Otro aspecto determinante son las vías y los medios de comunicación. La existencia de transportes más ágiles -como lo fue en nuestro país el tren- por sí solo facilita traslados y reubicaciones familiares como veremos. La puja de intereses políticos ha sido determinante en nuestro país y lo sigue siendo para la toma de decisiones que invariablemente fortalecen los centros desde los cuales son tomadas. Finalmente los factores externos, por la via de radicación de inversiones o influencias en el diseño de infraestructura, han privilegiado ciertas localizaciones en detrimento de otras.
Podemos decir entonces en un sentido más abarcativo que un desequilibrio territorial implica una situación de desigualdad en el desarrollo de los aspectos económicos, sociales, políticos y físicos entre dos o más lugares de la provincia. Para el abordaje de la problemática deben ser tenidos en cuenta el producto bruto y los niveles socioeconómicos de la población de los lugares considerados, así como las condiciones urbanas y las relaciones que vinculan a los distintos núcleos interactuantes. La comparación también puede tener en cuenta la tenencia de recursos naturales, el proceso del agregado de valor a estos, competitividad y eficiencia productiva, o los distintos niveles de las fuerzas productivas. Un aspecto importante es la cuantía de los recursos públicos orientados a las distintas regiones. El desequilibrio intra provincial  tiende a acentuarse si no hay una política estatal que morigere las diferencias. Su permanencia en el tiempo actúa sobre la armonía social al cristalizar y/o profundizar las disparidades en el nivel de vida de un colectivo las que se ven aumentadas sin solución de continuidad ante la existencia de flujos migratorios de familias que no sean convocados por un trabajo sino corridos por la miseria.
En forma más abarcativa la temática de los desequilibrios territoriales debe ser vista desde una óptica multidimensional.  La principal de esas dimensiones es como hemos dicho la demográfica que nos muestra la distribución de la población en el espacio; otra es la política que en materia de privilegios hace notable la presencia del poder en determinados lugares; no menos importante es la referida a la conectividad, en particular con el exterior, por su rol en el comercio; y la más inmaterial de todas: la que refleja las expectativas que pueblan el imaginario de las familias  desprovistas de inclusión social con respecto a las concentraciones urbanas, sobre todo las más grandes, que aparecen como la panacea. La concentración productiva y las sobrecargas ambientales cierran ese ciclo entrópico de malversación de oportunidades
Vamos a considerar los desequilibrios territoriales a escala provincial y su consecuencia más directa: la anómala distribución demográfica  que da lugar a la alta concentración del Gran Buenos Aires. Lo hacemos teniendo en cuenta dos supuestos de la problemática: 1) que los desequilibrios no son malformaciones recientes sino que ya tienen siglos de gestación, 2) de no comenzar a abordarlos con un criterio federalista sincero estamos condenando a la esterilidad las mejores iniciativas para el desarrollo económico social de nuestro país.

1.1  Una población amontonada

La convicción de que uno de los principales problemas de la provincia de Buenos Aires (que por el peso específico de esta llega a ser nacional) es el marcado desequilibrio en la distribución poblacional, se basa en cifras reales. La distribución demográfica es un indicador decisivo de la situación relativa de un territorio y en el caso de la PBA como vemos es por demás elocuente. ¿Cuáles son las razones de esta malformación? Para que se produzca una migración se debe dar la conjunción de dos fuerzas, una atractora y la otra expulsora. No hay duda de que el principal factor que promueve las migraciones es huir de la miseria y la esperanza de una mejor vida en otro lugar aun dentro de las amplias riberas de la pobreza. Está el caso de esa mujer originaria del Impenetrable chaqueño que había migrado con sus hijos a una casilla de lata del conurbano con tal de tener acceso a servicios educativos y sanitarios. La conclusión es: las familias se han venido al conurbano porque acá encuentran algún tipo de ocupación que han dejado de tener a su alcance en los lugares de los cuales provienen. No son los únicos factores. Es sabido que las grandes aglomeraciones urbanas tienen un especial atractivo entre quienes provienen de medios rurales o urbanos de menor porte.
Un sistema fabril y productivo crecientemente concentrado –una tendencia característica de nuestro país desde el virreinato- se ha constituido en un foco de fuerte atracción. Hay una gran cantidad de actividades de todo tipo derivadas de ese sistema que da lugar a una amplísima generación y distribución de ingresos a todos los niveles. Así el GBA es un mosaico de áreas en las que radican familias de poder adquisitivo medio o alto intercaladas sin solución de continuidad con otras áreas donde se registran bolsones de pobreza extrema.
Empero, el problema en el GBA no son las familias pobres tomadas individualmente sino un sistema caracterizado por una pobreza de tipo estructural que no se ve mayormente afectada por los vaivenes de los índices del funcionamiento económico. Está ahí y llegó para quedarse.
Algunas de las variables y sus efectos que pueden ser considerados para ponderar la magnitud de la disfuncionalidad territorial que expresa el Conurbano son:

1.2  Variables y efectos

variables
efectos
Demografía
En una superficie de 3631 Km2 que rodea a la ciudad de Buenos Aires viven diez millones de habitantes; mientras, en el interior de la provincia, cuya extensión alcanza a los 304000 Km2, lo hacen el resto, seis millones.
Hábitat
De cada 100 habitantes nuevos que se instalan en la provincia de Buenos Aires, 60 van directamente a villas y asentamientos. La población en villas y asentamientos está creciendo mucho más rápido que el resto: entre 1982 y 2005, 220% en comparación al 35% que creció la población total. Las villas en el conurbano ya suman 864, un 16% más que hace diez años. Las “villas miseria” o de “emergencia” se pueden definir como ocupaciones irregulares de tierra urbana vacante con carácter de terrenos fiscales que da lugar a tramas urbanas muy irregulares. Registran una alta densidad poblacional y buena localización cerca de los centros de producción y consumo, en zonas donde la tierra tiene un valor alto. Los “asentamientos” por su parte muestran trazados urbanos regulares en forma de cuadrícula. Son lotes comercializados en su inmensa mayoría ubicados sobre tierra privada por lo general en lugares que han sido basurales, pajonales o terrenos inundables. Luego se busca la mediación del Estado para regularizar el dominio. Sus viviendas son de simples “taperas” a construcciones de mampostería sin revoque.
Fuentes de ingresos
Los ingresos de las familiar del conurbano provienen de distintas fuentes: trabajo formal, trabajo en negro, cuentapropistas, cooperativas, asignación universal y otros planes sociales, ilícitos, etc. La falta de estadísticas confiables es un obstáculo insalvable para tener una radiografía de la ocupación de las familias pobres en un conglomerado tan grande y diverso. Sin embargo, las oportunidades en el interior y países vecinos deben ser menores desde el momento en que las migraciones no han cesado.
(In) seguridad.
Las cifras disponibles son por demás elocuentes. Un informe de 2008 señala que en el Conurbano en la primera quincena de diciembre se registraron 1.295 robos de autos, 80 secuestros exprés y 150 abusos o violaciones. Las salideras bancarias, que se suceden cada 10 minutos, también son uno de los delitos más denunciados. Es notorio que el problema de la inseguridad se ha ido agravando con el paso del tiempo hasta constituir el principal motivo de preocupación de los ciudadanos. El año pasado el gobierno anunció el envío de cuatro mil gendarmes. Se trata de una ampliación de la cantidad de efectivos que trabajarán con la Policía Bonaerense en el denominado Operativo Centinela. Se sacan los gendarmes de la frontera que ya es un colador y se favorece el ingreso de drogas que van a parar al conurbano. Es la frazada corta. En el conurbano bonaerense "está sucediendo lo mismo que en México" fue denunciado oportunamente.
Políticas socioeconómicas
A la fracasada teoría del derrame emergente del neoliberalismo económico de los noventa caracterizada por una ausencia de lo público, le sucede como contracara en la actualidad esta intervención abusiva del estado por la via de los subsidios. En un caso, se deja a los ciudadanos librados a su suerte. En el otro, característica del populismo, narcotiza las menguadas ambiciones que puedan existir en las familias más desfavorecidas con políticas clientelares. En ambos casos, el estado no cumple con su rol de promotor para el incremento de las oportunidades de progreso. Por acción o por omisión se atenta contra la cultura del esfuerzo y el trabajo que un sistema económico debe permitir llevar a cabo como llave principal para escapar del círculo vicioso de la pobreza.
Medioambiente
Las villas y asentamientos viven en condiciones deplorables. Inexistencia de espacios verdes accesibles, basura dispersa por doquier lo que determina condiciones sanitarias de alto riesgo, suciedad en las calles, transitabilidad fuertemente dificultada por calles y veredas en aquellos casos donde han sido trazadas, aguas contaminadas en ríos y arroyos, napa freática afectada por la lixiviación, coches y otros objetos voluminosos abandonadas en la via pública, fealdad general y carencia absoluta de sentido estético característico de la pobreza como sistema. Todas condiciones que saltan a la vista empujadas por el sentido común sin reflejo en algún sistema estadístico.
Servicios
Causa asombro la diferencia entre las tarifas del conurbano con respecto a las de otros lugares del país y la región. En el caso de las eléctricas, para un consumo de 300 Kw en el GBA se paga solo el 8% de que se pagaría en Brasil y el 11% de lo que se pagaría en Chile. Mientras que en Córdoba y Santa Fe las tarifas son cuatro veces superiores. Con el gas residencial pasa  algo semejante. Lo que aquí sale  $ 0,29/m3 en Brasil sale $ 7,9/m3 y $ 4,5/m3 en Chile.  Los subsidios se hacen cargo del resto. Como parte de la misma distorsión concentradora, los servicios colapsan habitualmente ante picos de consumo ya que es inviable diseñar redes en función de dar respuesta a esos picos eventuales.
Sistema informativo comunicacional
El conurbano reporta a la ciudad de Buenos Aires. Las líneas de distintos transportes, el trazado de sus calles y avenidas, las fuentes de trabajo de sus pobladores, los lugares de atención sanitaria, y cualquier otro de los factores de concurrencia y expectativas, se insertan en el diagrama radiocéntrico que caracteriza a nuestro país, y dentro él, a su polo atractor de los distintos vectores. De cada dos puestos de trabajo de la ciudad de Buenos Aires, uno es ocupado por alguien que vive en el Conurbano. Lo que con el tiempo constituyó la noción sociológica de porteño, si bien comenzó en la época de la colonia, tuvo su momento crucial de cristalización con la instauración del modelo agro exportador y después continuado hasta nuestros días por las políticas concentradores. Merece detenernos en las observaciones que hiciera en su oportunidad el doctor Anselmo Marini. Para el ex gobernador radical de la PBA (1963/66) “la distribución de las comunicaciones en el territorio provincial muestra, en primer término, una red ferroviaria que converge en abanico sobre la Capital Federal. Ella resulta apta para servir a una economía de exportación, pero insuficiente para reactivar el equilibrado desarrollo de todas las regiones bonaerenses…” 

2
Antecedentes

2.1 Comercio legal e ilegal

En general los desequilibrios territoriales tardan mucho en producirse. Así fue en el caso de la ciudad de Buenos Aires y su puerto como colectores de todas pulsiones generadas en la parte cisandina del cono sur de América. El desbarajuste ya viene desde la época del virreinato... y se fue acentuando sin solución de continuidad hasta nuestros días.
Por su extensión, en el virreinato del Perú se hacían muy gravosas las tareas de gobierno. Esa desmesura fue un motivo determinante para la división del territorio. Pero había más. En el Rio de la Plata y su cuenca cobraban vida las ambiciones de la casa de Braganza: los portugueses se querían quedar con la Colonia del Sacramento y las misiones jesuíticas. Al mismo tiempo,  Buenos Aires iba cobrando creciente importancia como centro comercial a partir de las facilidades que brindaba el Rio de la Plata como via de ingreso al interior del continente. No menos importante como se vería luego, se imponía la defensa de los puertos de Buenos Aires y Montevideo frente a expediciones reiteradas del Reino Unido y Francia extendidas incluso a la Patagonia.
Hasta el siglo XVIII la via del comercio español hacia y desde las colonias implicaba un tramo a lomo de mula a través de Panamá. Si venía de Perú, la mercadería debía dirigirse desde el Pacífico a Portobelo que estaba en el Atlántico, lugar de inicio del viaje con dirección a España. Lo poco funcional del itinerario se puso dramáticamente en evidencia en 1739 cuando las fuerzas británicas capturaron, saquearon y destruyeron Portobelo. El hecho incrementaba la importancia de la Reina del Plata que hasta ese momento recibía la mercadería española en forma indirecta por tierra desde Lima pasando por Potosí.
La persistencia de los conflictos territoriales con los portugueses precipitó en 1776 la decisión del rey de crear un virreinato basado en el Río de la Plata y no en Chile. Dos años más tarde el rey Carlos III promulgó el Reglamento para el Comercio Libre de España e Indias que puso fin a la ruta monopólica abriendo al comercio recíproco 14 puertos de España y 25 de las Indias, entre ellos Buenos Aires y Montevideo.
Considerando las razones por las cuales se formó el Virreinato del Rio de la Plata y las pujas que se estaban dando en el mundo entre un reino decadente como España y las potencias coloniales en ascenso como Inglaterra y Francia, pueden entenderse las circunstancias a partir de las cuales fue creciendo la ciudad de Buenos y su puerto. El conflicto giraba principalmente en torno al comercio que se liberalizaba dentro del imperio español pero no hacia afuera: por un lado los intentos de la corona española por mantener el monopolio comercial, por el otro los partidarios del libre cambio, encabezados por Inglaterra, que pujaban por introducir en las colonias las manufacturas que la revolución industrial les permitía obtener en demasía. En el ínterin florecía el contrabando. Así, se desarrolla en el país una burguesía criolla dedicada al comercio capaz de navegar a dos aguas por los meandros de esa puja, lo lícito y lo ilícito. De esas actividades nacen algunas de las familias argentinas de abolengo.
Luego de algunas pujas entre los partidarios del librecambio y los beneficiarios del contrabando, el gobierno de 1810 establece el libre comercio que no pasó de ser una formulación retórica para enmascarar los privilegios del puerto de Buenos Aires, de gran poder concentrador pero débil en su vocación federal.
El librecambio “es una doctrina económica que niega sentido a las fronteras políticas de los estados nacionales y propugna el libre comercio como camino a seguir para alcanzar la prosperidad de los pueblos y la riqueza de las naciones. Considera que el libre comercio es fructífero porque permite poner en práctica a nivel internacional el principio de la división del trabajo y distribuir las producciones según la ley de los costes comparativos. Se opone al proteccionismo” (wiki)
A fines del siglo XVIII el litoral comienza a tener importancia, especialmente Buenos Aires. Los cueros, el insumo más apreciado afuera, eran exportados a Inglaterra sin el cumplimiento de ninguna restricción legal. En 1810 al adoptar los revolucionarios el libre cambio o libre comercio, favorecen tanto al litoral como a los ingleses. Así Buenos Aires creció y el interior decayó por no poder competir con productos importados, y el decaimiento se acentuó con las guerras civiles posteriores.
Para afianzar las relaciones comerciales con los ingleses se firmó un tratado en 1825 donde Inglaterra obtiene varios beneficios y privilegios. Las relaciones económicas giraron en torno al comercio (intercambio de cuero por textiles), las finanzas (préstamos o empréstitos) y más tarde las inversiones directas.
Ese tratado ha sido criticado como lesivo para la soberanía nacional hasta ese momento más una aspiración que un hecho consolidado. Temblaba el tablero de las fuerzas en juego en el continente. La fortaleza de la posición asumida por Inglaterra se hacía a menos de 60 días de la batalla de Ayacucho, último intento de España por mantener el dominio sobre sus colonias. Se dice que Inglaterra había llegado a la conclusión de que la llave maestra para su política exterior eran las ventajas comerciales que podía lograr en un territorio liberado de la tutela española, mas que mantener colonias con todos los esfuerzos incluso militares que ello implicaba. Esta peculiar concepción geopolítica es lo que para el inglés Harry Ferns –profesor de la Universidad de Birmingham y autor del que se reconoce como el libro más importante para entender la relación de Argentina con el Reino Unido en el siglo XIX- da lugar a la “ocupación anglo argentina”. A partir de 1825, Inglaterra disponía de todo un continente para desarrollar un mercado que absorbiera su creciente producción industrial. El paso siguiente era abastecerse de la cantidad necesaria de alimentos que compensara lo que los campesinos ingleses devenidos en obreros urbanos dejaban de producir en sus campos. El punto nodal de ese gran proyecto estratégico era justamente el puerto de Buenos Aires. Para eso Inglaterra fue trayendo sin prisa pero sin pausa –con especial énfasis en el período rosista- diversos factores que se tornarían estratégicos: genética animal y vegetal, oficios, técnicas, inmigrantes, conocimiento pormenorizado del territorio. Cuando Mitre se hizo de la presidencia de la república, nuestro país ya estaba dotado de las fuerzas productivas necesarias para el inicio del primer ciclo largo de crecimiento conocido como modelo agro exportador.
2.2  El modelo agro exportador
En el periodo que se abre en 1862, los ingresos de Buenos Aires aumentaron exponencialmente básicamente a partir del cobro de tarifas aduaneros de un comercio -exportación de materias primas e importación de bienes de capital y consumo- que iba creciendo año a año. Se podía discutir con las provincias en torno a más o menos proteccionismo –como lo solicitaban para defender sus producciones-, pero nunca Buenos Aires dejó de quedarse con la totalidad o la mayor parte de lo recaudado en la aduana.  Buenos Aires fue creciendo con relación a otras ciudades del interior.
En 1863 se modificó la ley de aduanas, vigente desde la época de Rosas (de carácter proteccionista) para hacer posible la implementación de una economía librecambista. La nueva norma concedía franquicias al comercio con Europa y se elevaron las rentas nacionales de siete a catorce millones de pesos oro. Con la reforma constitucional de 1866, que nacionalizó definitivamente las aduanas, se eliminaron los obstáculos para el desarrollo pleno del modelo agroexportador lo que detonó la generación de una riqueza que fue dando las condiciones para que nuestro país se fuera constituyendo en un polo de atracción para quienes querían “hacer la América”. Obviamente los sectores más pudientes se concentraban en Buenos Aires, sugestivamente llamada luego la París de Sudamérica. Esa situación de riqueza en el centro contrastaba con las condiciones imperantes en el interior lo que no pasaba inadvertido para familias de esos lugares preocupadas por mejorar su situación.

2.3  Industrialización sustitutiva

El corpus doctrinal que llevó a la sustitución de importaciones (SI) fue obra del economista Raúl Prebisch, nacido en Tucumán, al que luego siguieron otros distinguidos pensadores como los brasileños Furtado, Cardozo y dos Santos, y el chileno Faletto. El origen conceptual de la SI es la teoría de la dependencia por la cual los países ricos explotan a los pobres dando como resultado un desequilibrio en las relaciones económicas internacionales. Esta anomalía se explica en que una región productora de bienes primarios sufre un deterioro en los términos de intercambio con relación al mayor nivel tecnológico y capacidad de agregado de valor de los países ricos. La imagen de centro-periferia con que Prebisch encuadró sus investigaciones hizo posible instalar el debate en la intelectualidad latinoamericana.
De la SI se pueden citar tres características: 1) subsidios a la política industrial, 2) barreras a la importación por medio de aranceles (proteccionismo), 3) tipo de cambio alto. En nuestro país la SI tuvo luces y sombras. Un balance preliminar de los atributos muestra como en todo características que son rescatables y otras que no lo son.
Entre los logros se destacan nítidamente ciertas formas de la actividad económica que se dieron por primera vez en nuestro país. Se registró un aumento considerable del empleo y se fueron desarrollando un conjunto de normativas que mejoraron la protección de los trabajadores. Eso fue claramente visible en la primera gestión peronista, que produjo un cambio notable en la vida de los trabajadores con relación a las condiciones de explotación en muchos casos feudales que imperaban en el interior. En cuanto a los términos de intercambio, que era el motivo principal para la instauración del modelo de SI, se verificó una mejora sustancial. La Argentina comenzó a transitar un camino un tanto diferente del que venía recorriendo en materia de comercio exterior por el cual vendía a precio vil y compraba a precio de oro. En ese contexto desfavorable, fue menor la dependencia de los mercados externos. La creación de pymes fue otro de los beneficios para hacer más denso y complejo el tejido industrial. Ese rasgo del desarrollo productivo ahora se ha atenuado o ha cambiado sus características; pero hace no más de medio siglo, en el gran Buenos Aires era común que cada garaje de las casas bajas que florecían en los barrios, estuviera ocupado por una pequeña empresa de carácter familiar. Ese raudo ingreso en el mundo de la producción industrial, trajo aparejado una mejora en las capacidades que ya portaban trabajadores que provenían en muchos casos del medio rural así como el aprendizaje de nuevas competencias. En el ámbito de la economía local también se desarrollaron fuertemente el sector de los servicios, desde los que llevaban la contabilidad de los emprendimientos, confeccionaban el packaging e imprimían los folletos, hasta los que se encargaban del mantenimiento de la maquinaria y la venta de herramientas y accesorios. Cantidad de negocios de los ramos respectivos aparecieron en los pueblos y en las grandes ciudades. Se buscó fortalecer la clase media para dar dinamismo al mercado interno aunque este no siempre llegó a tener una economía de escala.
Al mismo tiempo, se evidenciaron problemas. El principal de ellos -ya lo hemos visto en otro trabajo[ii]- fue la profundización de los desequilibrios territoriales que es motivo de este trabajo y las migraciones atraídas por la apertura de fuentes de trabajo en la región metropolitana. En el sector externo se produjo un desajuste a causa de las debilidades de la política exportadora: 1) los saldos comerciales comenzaron a ser negativos, 2) muchas exportaciones seguían siendo primarias, 3) no faltaron los empresarios irresponsables que intentaron manejarse en el comercio internacional con normas que en el mercado interno eran más permisivas, 4) el control estatal de las exportaciones trajo aparejado prebendas y favoritismos, 5) el modelo necesitaba importar bienes de capital para alimentar la maquinaria productiva, pero no disponía de las divisas necesarias sin recurrir a la vía del endeudamiento, 6) la deuda externa comenzó su escalada. En ese contexto, fue un clásico la exacción a la actividad agropecuaria, que a lo largo de la historia ha financiado, con su mayor productividad y menor poder de lobby, los experimentos en materia de política industrial que se han dado en nuestro país.
Esta matriz productiva comenzada en los años treinta del siglo pasado cuando declina el modelo agro exportador y que se acelera en la segunda guerra mundial por la imposibilidad de disponer de cantidad de bienes de consumo que se habían dejado de producir para dar lugar a la fabricación de armamento en el viejo mundo, explota en las presidencias de Perón. Aparecen nuevas industrias, sobre todo en los ramos alimentos, bebidas, textiles, tabaco, cuero, madera, etc., la llamada sustitución de importaciones fácil, nos dice el economista Ferrucci, para diferenciarla de la difícil caracterizada por su mayor complejidad (vehículos, siderurgia, productos químicos, etc.). Nace una industria nacional que creció amparada en un proteccionismo que terminó por ser parte de la cultura productiva de nuestros empresarios y sindicatos. Obviamente no hubo una disminución de los intereses externos. Antes por el comercio, ahora invirtiendo en infraestructura fabril con productos de menor calidad que los de origen que antes se importaban, las empresas extranjeras mantuvieron y acrecentaron su presencia en el mercado de nuestro país. Perón que tenía un gran poder y conocimiento del territorio, dejó que las cosas transcurrieran en el sentido de la concentración en lugar de haber promovido un desarrollo federal como hubiera sido esperable de alguien que había hecho su carrera en el interior cerca de las fronteras a las que se dice recorrió a caballo en su totalidad. Pero el peronismo hacía sus cálculos. Esas masas de trabajadores provenientes de lugares de gran explotación como las provincias del norte –conocidos en forma discriminatoria como “cabecitas negrasprotagonistas de unaluvión zoológicoperiferia/centro- iban invariablemente a parar al conurbano y la mejora relativas de sus condiciones de vida eran atribuidas a Perón a quien se entregaban en cuerpo y alma con apoyos electorales y ocupación de la plaza. Se intensifican las políticas de “justicia social” características del populismo que alcanzó hasta ahora con el peronismo –pero no solo- su máxima expresión y prestación.

2.4  El Conurbano: mercado negro del populismo

Sin duda, el primer peronismo fue el mayor contribuyente al agrandamiento del Conurbano y, además, el que más jugo le sacó. La mayoría de sus habitantes más pobres, merced a políticas populistas hegemónicas, han sido el principal soporte de la supremacía peronista desde su nacimiento. Esa masa de votantes presta sus servicios de gratitud y obediencia debida a las políticas clientelares. Así, el conurbano bonaerense se ha transformado en un espacio de intercambio informal de toda una serie de recursos lícitos e ilícitos que en lugar de promover el desarrollo no hacen más que desalentarlo. El conurbano ha sufrido una degradación tal que ya no posee solución; empero, sí debería tener una salida que nos permita  sortear este laberinto fantasmagórico en que se ha transformado.
El nacimiento y despliegue del populismo se apoya en los bolsones de pobreza que florecen en el conurbano bonaerense a los que el peronismo, cultor de esa práctica, tradicionalmente ha contribuido a cristalizar con su prédica y sus políticas demagógicas. El gobierno actual no es la excepción.  Una de las características de su gestión es la política de subsidios para enmascarar la incapacidad de generar trabajo de calidad entre los sectores más pobres. Los economistas calculan que el 90% del total de esos subsidios está concentrado en el área metropolitana. Esa política no muestra en la práctica otros resultados visibles que no sea el aumento del consumismo y la descomposición de los hábitos de trabajo: el beneficiario del plan con tal de no perderlo no acepta trabajos formales en las (pocas) oportunidades en que estos son ofrecidos.
Hay casos irritantes como el de una empleada doméstica que vive en una villa y usa gas en garrafas que paga el metro cúbico hasta cuatro veces más que su patrona que vive en Barrio Norte y recibe el gas por red favorecida por abultados subsidios. O el de la madres solteras y menores de edad, que quedan embarazadas porque de esa manera puede ser beneficiarias de la asignación universal por hijos. Obviamente de esto no se dispone de datos confiables pero a esas adolescentes se las puede ver por los barrios, los dispensarios o las colas de los cajeros. O el de los punteros peronistas que en no pocos casos manejan el negocio de la droga como una más de sus actividades partidarias.
Las anomalías que sería largo enumerar refleja el verdadero estado de cosas en la principal base de apoyo del actual modelo.  Para Federico Storani[iii] esas prácticas tan características del populismo no persiguen el objetivo “de superar situaciones de pobreza estructural sino lograr adhesión política. En última instancia le conviene que la pobreza se multiplique” Las expresiones más degradadas de esas formas de hacer política pueden no tener límites y llegar a enquistarse en torno a una diversidad de prácticas delictivas.
Nadie discute que el Estado debe usar su poder regulador para redistribuir la riqueza de manera de alcanzar la equidad entre las familias de un país. Lo contraría sería permanecer como espectador de una situación donde dejada librada a las propias fuerzas ciegas del mercado, invariablemente los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres. Sumándole el vector tiempo, el colapso es inevitable. Esas disfuncionalidades llevan a la explosión o la parálisis -con igual posibilidad de que produzca una, la otra o las dos- del funcionamiento de una sociedad. Pero hasta los animales, incluso las plantas y otros sistemas, tienen como hacerlo: disponen de instrumentos reguladores que actúan dictados por las leyes de la naturaleza o llevados por el instinto y en forma  independiente de la voluntad.
Los países modernos tienen plena conciencia de ese riesgo con fuertes implicancias en varios aspectos y obran en consecuencia. Suecia tiene una política impositiva en la que las cargas son muy elevadas. Y el país funciona bien. En el populismo ocurre lo contrario. Los recursos del estado que deberían ser invertidas en mejorar la calidad de vida de las familias e incentivar sus ansias de progreso -por medio de la educación, la salud, la capacitación profesional y políticas de diverso tipo que mejoren la empleabilidad- se los usa para comprar lealtades políticas por medio del clientelismo.
A pesar de esta difícil situación el Conurbano no ha dejado nunca de crecer ya sea con migrantes nacionales o de los países vecinos donde evidentemente las posibilidades de ganarse el sustento de la forma que sea son inferiores.
Una comparación entre las provincia de Córdoba y Buenos a través de la historia nos muestra el distinto crecimiento en una y otra. Hay que calcular que con la formación del conurbano bonaerense, la proporción de habitantes entre el conurbano y el interior de la PBA llega a ser más de 2 a 1

año
número de habitantes
Buenos Aires
Córdoba
1778
43 165
44 506
1821
200 000
85 000
1847
320 000
90 000
1853
500 000
150 000
1869
495 107
210 508
1895
921 168
351 223
1914
2 066 948
735 472
1947
4 273 874
1 497 987
1960
6 766 108
1 753 840
1970
8 774 529
2 060 065
1980
9 766 030
2 407 754
1991
12 594 974
2 380 041
2001
13 827 203
3 066 801
2010
15 625 084
3 308 876

El ex presiente chileno Ricardo Lagos en una nota publicada recientemente[iv] afirma que “el Estado subsidiario, del cual tanto se habló, ya deja de tener sentido cuando, frente a una crisis, son las medidas activas pro crecimiento, pro expansión de la demanda, pro mejoramiento de los planes de inversión las que reponen el crecimiento potencial que se está perdiendo”
3
¿Qué hacer?

Para abordar problemas de desequilibrios gestados a través de tantos años no puede pensarse en acciones ni resultados solo de corto plazo. Tampoco, en que dichas acciones puedan abarcar por sí solas la manifestación principal de esos desequilibrios, el conurbano bonaerense, al margen del entorno más amplio –provincial, nacional, regional- con el que interactúa. Hoy existe un consenso en creciente maduración sobre la necesidad de políticas de estado referidas a diversas cuestiones para salir de la vía muerta en la que ha quedado entrampado nuestro producto de décadas de decadencia. Obviamente, el tratamiento del territorio es una de ellas. Se puede enumerar políticas inmediatas (luego de este fin de ciclo político) otras de mediano y largo plazo, algunas de las cuales son motivo de discusión en las fuerzas políticas y sociales que se preparan para el pos kirchnerismo. Ellas son en una serie no excluyente

1.    Federalización productiva. Una matriz acordada.
2.    Círculos concéntricos de fiscalidad decreciente. Inversiones
3.    Infraestructura comunicacional reticulada
4.    Regionalización de la PBA
5.    Servicio cívico obligatorio. Reubicación de las cárceles
6.    Erradicar el narcotráfico y políticas referidas a las adicciones
7.    Cooperación para el desarrollo con los países vecinos
8.    Profundizar la descentralización público privada de la CABA
9.    Un puerto sin conteiners
10.  Traslado de la capital

Ahora bien, cabe preguntar porqué razón los problemas del conurbano no pueden comenzar a resolverse tomando medidas “desde y para” ese sistema plagado del entropía[v]. Podemos ver algunos ejemplos. En primer lugar la paradoja del conurbano: “cuanto mejor, peor”. Si tengo una situación problemática, y tomo las medidas necesarias para resolverla, las soluciones obrarán para “mejorar” la situación. La mejoría hará aumentar el potencial de atracción de esa localización para aquellas familias que fuera de ella están peor. Los carentes se verán impelidos a trasladarse y la nueva sobrecarga licuará las mejoras logradas. Por fin, por añadidura, una nueva frustración contribuirá a agravar el cuadro sobre el que inicialmente se quiso intervenir. La concentración se ve retroalimentada sine die. Es lo que pasa ahora con la AUH y otros planes responsables de oleadas de nuevos migrantes connacionales y vecinos al conurbano en un contexto donde los valores iniciales de los ingresos han sido carcomidos por la inflación.
El caso de la inseguridad en aumento. Nunca falta quien promete mano dura con el delito. Ahora bien, ¿el aumento de la cantidad de efectivos resuelve el problema? Si ponen gendarmes, los sacan de la frontera adonde, en sustitución, envían tropas de ejército que están para otra cosa. La frontera es un colador donde ingresa la droga que va aumentar la inseguridad en el Conurbano. El caso de la policía es dramático; han demostrado falta de profesionalismo y la institución se ha transformado en una organización quasi delictiva que nadie sabe cómo hacer para empezar a depurarla. En suma, intervenciones contra la inseguridad no hacen más que incrementarla.
En un contexto de ese tipo, donde se pongan en marcha acciones con sentido estratégico, transparentes, creíbles y visibles para todas la sociedad, a las familias víctimas de la pobreza, por los menos las más ambiciosas al inicio, les será más atractivo encontrar un horizonte de progreso regresando del Conurbano, con un propósito de recuperar el enraizamiento perdido con la migración, de reencuentro territorial con los ancestros, que les dé sentido a su existencia y aumente la autoestima.

3.1  Federalización productiva. Una matriz de consenso

Si bien no es esperable modificar de la noche a la mañana la situación de colapso del Conurbano ni mucho menos proponérselo en forma voluntarista, lo importante en procesos reparadores de largo plazo es poner las cosas en marcha en el sentido correcto, y que la ciudadanía sienta que se está recorriendo un camino que está llevando a los escenarios deseados. Cuando se trata de revertir una tendencia estratégica, aunque la meta esté alejada y más allá del alcance de una generación, la visualización de los lugares de arribo constituya un factor de inspiración y energía en el quehacer cotidiano de la vida social. Salvo en situaciones de crisis como la que estamos viviendo, afectadas por la inmediatez, es totalmente concebible que un padre pueda plantar un árbol de crecimiento lento para que su sombra proteja a sus hijos aunque cuando eso ocurra él ya no esté. Ese es el sentido de la familia y la descendencia.
El abordaje de la problemática del GBA implica la cuestión de la escala  en la que se está planteando el cometido. Las presiones sobre su territorio son externas en su mayoría. Así, surge la cuestión del federalismo o regionalismo productivo como una forma de generar puestos de trabajo que atenúen las expectativas centrípetas que sobrecargan el sistema bonaerense.
Lo primero es una política de estado que promueva la industrialización de las materias primas del interior cerca de las fuentes de producción. O sea, continuar agregando valor a la cadena y no desprenderse aceleradamente de los insumos para que el agregado de valor ocurra extra zona.
A la industria nacional hay que ponerle nombre y apellido. Cadenas de valor agroalimentarias y agroindustriales con sentido federal. Clúster de maquinarias y agro servicios. Servicios de consultoría, financieros, médicos y educativos. Mecánica de precisión y autopartes. Vinos con denominación de origen. Alimentos sofisticados (delicatesen). El turismo de variada oferta, en primer lugar, la ciudad de Buenos Aires. El fashion de Palermo. Otras ciudades como Rosario. El diseño en todas sus modalidades. Organización de eventos. Las industrias culturales. Talento deportivo. La petroquímica al pie de los pozos. Equipamiento atómico en Bariloche. Equipamiento ferroviario de última generación (TGV). Industria biotecnológica. Química fina. TIC’s. Energías alternativas y producción “verde”…  y otros sectores (no muchos más) sobre los que hay coincidir en un plan estratégico nacional. Asimismo, bajar progresivamente las expectativas sobre la matriz productiva que nos fue arrastrando a la decadencia.

3.2  Círculos concéntricos de fiscalidad decreciente. Inversiones

La figura se refiere a las radicaciones de las fuentes de trabajo más convenientes con el fin de ir equilibrando su distribución en el territorio ya sea producto de nuevas emprendimientos o relocalización de otros existentes. Las políticas que se dan en los países desarrollados tendientes a corregir desequilibrios o preservar situaciones convenientes, justamente buscan estimular la llamadas zonas marginales con políticas de promoción efectivas. Así se favorecen radicaciones que se sitúen alejadas de los “centros”, entendiendo grandes ciudades, regiones dominantes, cabezas de distrito, alejamientos geográficos, etc. Es posible formular un polinomio que tenga en cuenta las variables necesarias para que el estado, en sus distintos niveles, pueda decidir en forma transparentes lo que se promueve y lo que no por medio de herramientas fiscales. 
En tanto se respete la normativa legal, la iniciativa privada puede elegir el lugar del país que desee para las radicaciones industriales. Pero un estado democrático puede ejercer una política producto del planeamiento estratégico y un amplio consenso, donde se especifique concretamente los lugares donde conviene desarrollar determinadas actividades y aquellos lugares donde ocurre lo contrario. Esa acción producto de la facultad reguladora de un estado moderno a cualquier nivel -incluso local- puede tener dos actitudes distintas: la primera de promoción, la segunda de disuasión para alertar al medio local y los mercados de trabajo sobre los riesgos de determinadas radicaciones industriales. Veamos primero esta última con un par de ejemplos.
La cadena de valor. En primer lugar, el de la fábrica de calzado deportivo en plena pampa húmeda. Fábricas desproporcionadas con relación al medio donde se instalan, el uso de materias primas importadas que nada tienen que ver con la producción de la zona, sometidas a los vaivenes de los mercados internacionales o regionales que ponen de moda alternativamente el uso para la suela de caucho sintético o natural –nada que ver con la zona- cuando colapsan (inevitablemente) dejan el tendal de desocupados sin rumbo. En su momento, el intendente creyó que con esa radicación u otras del estilo resolvería de por vida el tema del desempleo en su distrito.
Sustitución de importaciones. Otro ejemplo es el de las armadurías de aparatos electrónicos en Tierra del Fuego con componentes importados menos la caja y el manual de instrucciones. En este caso se da una extravagancia K. Como no se pueden importar equipos completos, en algunos casos éstos llegan desde el oriente a una zona franca de Uruguay donde son desarmados para de esa forma ser introducidos al territorio argentino -por supuesto por Buenos Aires para ser trasladados por camión a Tierra del Fuego en lugar de hacerlo directamente por barco- en partes que se rearman en el sur para que los equipos sean comercializadas en el territorio nacional con el rótulo de “industria argentina”.
El bife de la pampa empetrolado. Otra idea de nuestros empresarios nacionales es la eventual extracción de petróleo en Laprida (BA) (hoy a nivel de prefactibilidad). En medio de una zona turística y agropecuaria cuya producción se inserta en un mercado de alcance global donde las producciones verdes y los factores de contaminación son cada vez más determinantes para la realización de las operaciones, tercian los que creen que en el mundo que viene los recursos no renovables –en primer lugar el petróleo- van a seguir teniendo la mismo posición que tuvieron en el siglo pasado sin tener en cuenta los desastres ecológicos visibles en los lugares donde ha habido o sigue habiendo explotación.
A pie de pozo. Las radicaciones de empresas contaminantes en lugares cercanos a las fuentes de poder, llegan a límites exagerados como el  polo petroquímico y las destilerías de La Plata/Ensenada. A miles de kilómetros de las fuentes de las materias primas y en zonas donde no existe una tradición productiva, ciertas radicaciones como las mencionadas entran en crisis y devienen en maquilas sin ninguna incidencia en el desarrollo local. La zona que rodea a esas plantas está totalmente contaminada y las urbanizaciones cercanas se han transformado en ciudades dormitorio. Por añadidura los servicios calificados son prestados por empresas extrazona, es decir, no crean empleo local en consonancia con la envergadura de las plantas.
Una política de círculos concéntricos de fiscalidad decreciente, establecida y ejecutada como política de estado en el largo plazo, actuará para canalizar las inversiones y la generación de puestos de trabajo que es la condición necesaria para reorientar las expectativas poblacionales. Lo demás es labor política y de comunicación, de manera que las familias comiencen a repensar el futuro de sus hijos en condiciones de credibilidad y previsión. Un fuerte sentido de rearraigo debe inspirar a los pobladores para que su vínculo con el medio sea duradero, como se daba antes.
La reorientación de los recursos a invertir y en general de todos los recursos que se ponen en juego en las intervenciones, ameritan un cambio en la concepción del locus (lo local). Hoy a diferencia del pasado la masa crítica no se logra con la concentración territorial; más bien, en no pocos casos, ocurre lo contrario. Internet es una herramienta que ha cambiado la noción de lo tridimensional a lo n-dimensional, de manera que en un punto cualquiera del planeta, como en un holograma, tenemos la totalidad de las demandas y las distintas ofertas que animan a la sociedad planetaria. Por cierto, no todos se pueden desenvolver de la misma forma y presteza en la aldea global, pero estos son procesos que se ponen en marcha sin fecha de vencimiento en los casos donde la administración de las urgencias, las emergencias, las divergencias y las convergencias, lo hacen posible.

3.3  Infraestructura comunicacional reticulada

Lo segundo es sacar la producción por donde le conviene al fabricante. Por ejemplo, si son cordilleranos y se proponen comerciar con el Asia Pacífico seguramente les convendrá que los productos sean embarcados en puertos chilenos adonde habrán llegado por tren atravesando la cordillera. En el caso del litoral, aprovechará la facilidad de la Hidrovía donde están tallando las barcazas paraguayas y el puerto de Montevideo como muy conveniente para hacer los trasbordos. En el sur será de mucha utilidad habilitar los puertos del litoral marítimo, en unos casos como turísticos o deportivos (Mar del Plata, Puerto Madryn, Ushuaia) o comerciales (Quequén, Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Puerto Deseado, Rio Grande). De alguno de ellos saldrán los conteiners por vías férreas viejas reparadas o en algunos casos a construir para acercarse a los lugares de consumo.
El enfoque regional es lo nuevo. El estado nación en el mundo global ha llegado a un límite de desencaje que necesariamente está llevando a cambios aunque estos sean incipientes y en algunos casos aun estén debajo del agua. Pero la tendencia es inevitable más allá de las enormes dificultades que implique reorientar los vectores. Este es el escenario deseado. Existen condiciones externas para comenzar a construir un futuro de mayor racionalidad cosa que está pasando en muchos lugares aún en situaciones más complicadas que la nuestra. Para el tipo de obras de infraestructura necesarios, hay recursos de sobra en la escena internacional que seguramente se harán presentes con un cambio de contexto.
El modelo agroexportador tuvo muchos componentes pero hay uno que lo marcó del principio al fin: el trazado radiocéntrico de la red ferroviaria. Las compañías responsables de las líneas ya fueran de origen francés o inglés coincidieron en converger en el puerto de Buenos Aires. Basta ver los mapas. Por cierto el ferrocarril fue concebido para trasladar los frutos del país, una singularidad que no siempre se tiene en cuenta. Incluso hay una curiosidad reflejada en la ley de un gobernador de la Provincia llamado Crotto epónimo que luego designó al bracero o peón golondrina –y con el avance de la crisis al linyera- para que pudieran viajar gratis en vagones de carga hacia los lugares de cosecha.
Cuando el ferrocarril entra en crisis por la aparición de otros intereses de quienes los habían construido, los sustitutos ligados al automotor siguen el mismo diagrama. Ya desde 1931 se comienzan a construir carreteras paralelas a las vías. El ferrocarril estaba condenado a convivir en desventaja con los nuevos paradigmas del transporte (caucho, gasolina, asfalto, automotor, etc.) visiblemente más afines a los intereses de los EEUU. Cuando Perón nacionaliza los ferrocarriles ya no solo eran obsoletos sino que habían perdido el sentido que le habían dado origen: llevar al puerto la producción agropecuaria. Nunca los ferrocarriles fueron concebidos para el transporte de personas aunque lo hayan hecho como actividad suplementaria, y los pequeños pueblos hayan desarrollado su conmovedor y perdurable imaginario alrededor de la estación. Al entrar en el ocaso, un sistema de transporte que había sido concebido para trasladar la riqueza de los frutos del país con el destino de la exportación, durante muchos años siguió llevando hacia el puerto la frustración de regiones que no eran favorecidas por el crecimiento; en las nuevas radicaciones precarias en las inmediaciones de Buenos Aires la situación de miseria no se modificaba esencialmente pero tenían a su alcance servicios que en la parte urbana estaban mejor que en sus lugares de origen como la salud y la educación.
Aunque cambiaba el medio de transporte con el protagonismo creciente del automotor, no lo hacía la configuración radiocéntrica confluyente en el puerto característica del modelo agroexportador. A esa configuración respondían el resto de los tendidos: líneas de telégrafo y teléfono, transporte automotor, aéreo y redes de transmisión de datos e imágenes, etc. Esa forma de embudo o abanico en los tendidos fue el vehículo que canalizó a lo largo de las décadas las expectativas de salvación de los sectores postergados del interior. El flujo concentrador tuvo su máxima intensidad en la época del peronismo que no solo vio con buenos ojos el aumento de su clientela sino que lo incentivó.
Todo lo que amontona esa concepción centralista da como consecuencia fortalecer lo que con cierto aire peyorativo (de amor y odio por igual) se conoce como lo porteño. Se produce técnicamente lo que se denomina un bucle cibernético de retroalimentación positiva, una aberración organizacional potenciada hasta la desmesura por carecer del necesario efecto regulador. Si ese efecto hubiera existido (el federalismo aunque sancionado constitucionalmente, nunca ha dejado de ser un postulado retórico) se hubiera atenuado esa concentración explosiva como primer paso para producir un punto de inflexión. La retroalimentación positiva (positive feedback) actuando en cualquier sistema, cuando no se controla, lleva a la explosión o la parálisis, dos estados bastante cercanos a la realidad actual: los lugares adonde antes acudía la riqueza, cuando cambió el modelo, comenzaron a saturarse por igual de pobreza paralizante y conflictividad social abrumadoramente presente en la vida cotidiana.
Un cambio en la configuración de lo radiocéntrico a lo reticular, creará condiciones para el policentrismo lo que dará lugar a un mayor equilibrio en la distribución de los factores a lo largo del territorio nacional y regional.

3.4  Regionalización de la PBA

Otro aspecto de la infraestructura importante es el proceso de regionalización que ya se ha apuesto en marcha en la provincia merced a iniciativas legislativas que han contado con el apoyo de la oposición. Sin duda poner en marcha un proceso de regionalización es complejo y complicado a la vez, pero es necesario. Las dimensiones de la provincia de Buenos Aires y la ubicación totalmente disfuncional de su capital, hacen necesario tomar cartas en el asunto para incrementar su gobernabilidad hoy y desde hace muchos años reducida en los hechos prácticamente a cero más allá de los relatos voluntaristas. Una política autónoma de las regiones, deberá poner en marcha procesos de desarrollo incentivados por las energías que anidan a nivel local y que hoy se ven esterilizadas por las políticas concentradoras al uso en la provincia. No hay que descartar, en los plazos y las formas debidas, el traslado de la capital provincial hacia una zona equidistante de los extremos. De esa forma se comenzará a contrarrestar otro de los factores de desequilibrio territorial agudo que sufre la PBA.

3.5  Servicio cívico obligatorio. Reubicación de las cárceles

Oportunamente el Senado aprobó un proyecto para crear un servicio cívico voluntario similar al que funciona en Mendoza. La propuesta toma como base un convenio firmado por la gobernación de esa provincia con el Ministerio de Defensa. El servicio cívico voluntario consiste en un programa de capacitación en oficios para jóvenes de entre 14 y 24 años identificados “en situación de riesgo” a cambio de una beca equivalente a tres asignaciones universales. Los jóvenes deberían finalizar sus estudios formales primarios y secundarios, utilizando para eso la infraestructura ociosa de las fuerzas armadas, heredada de la época del servicio militar obligatorio, hecho que para algunos observadores constituye un aspecto polémico. Si no se quiere implementar un servicio obligatorio, los estímulos deben ser de tal importancia, y la política de promoción tan efectiva, como para que la mayoría de los jóvenes se vean impelidos a capacitarse en una modalidad de disciplina por cierto más ingeniosa y llevadera que la “co-lim-ba” de los militares cuando antes se hacía el servicio militar obligatorio. Ese tipo de medidas no funcionan si la economía en concordancia no es capaz de generar la cantidad suficiente de puestos de trabajo, ubicados en el territorio con un sentido federal, como para que los jóvenes se enganchen y planeen su vida fuera del Conurbano. Como están las cosas cualquier iniciativa que saque a los jóvenes del paco y de la birra, tirados como trastos en esquinas desoladas, sin rumbo y dispuestos a cualquier cometido, será bienvenida. Lo peor es no hacer nada y asistir resignados a la muerte de nuestros jóvenes.

Otra cuestión es la de las cárceles. La mayoría de nuestros presos jóvenes vienen de hogares desintegrados por la delincuencia, la prostitución y la falta de trabajo por más de una generación. Por hache o por be esos jóvenes no encuentran ninguna apoyatura con fines positivos en sus familias con el fin de reinsertarse en la sociedad cuando cumplen la condena. Entonces, lo mejor es aislarlos de su familia y su entorno en descomposición. Las cárceles se deben llevar a lugares templados o fríos, alejados del conurbano por miles de kilómetros. En los casos en que su familia demuestra un verdadero amor por el delincuente, se debe facilitar la reubicación familiar en el nuevo entorno del presidio (que no debe estar en pueblos ya establecidos por el efecto deletéreo que provocan en el medio)[1]. Obviamente con vivienda y los servicios necesarios de educación y salud. En esa nueva residencia el preso y su familia alojada en las cercanías podrán desarrollar emprendimientos productivos en forma conjunta, en primera lugar para atender las necesidades de la cárcel. Va de suyo el cambio copernicano que políticas de este tipo implicaría para los perfiles del servicio penitenciario.

3.6  Erradicar el narcotráfico

Es ingenuo pensar que la producción y tráfico de drogas es una acción exclusivamente de la delincuencia organizada. Solo con el tema de los precursores –elaborados en exclusivo por un puñado de grandes fábricas en Latinoamérica - se puede ver que el tema de la droga es sistémico y que no se podrá resolver solo atacando los eslabones más visibles de esa cadena delictiva, la producción, el tráfico y el consumo. Mientras tanto hay que hacer lo que se puede y debe. Pero sin duda el consumo de drogas en la escala que se está dando en estos días es a consecuencia de una gigantesca frustración social producto de un proceso de decadencia al que hemos estado sometidos y que con el kirchnerismo ha alcanzado un nivel intolerable para muchas personas de poco temple. La droga actúa sobre la desesperación incentivándola por la falta de perspectivas y esterilizando las pocas energías movilizantes que se pueden generar en este estado de anomia. Las drogas y los ansiolíticos en general son la respuesta que da el sistema a su incapacidad de generar previsibilidad en el imaginario de las familias.

3.7  Cooperación para el desarrollo con los países vecinos

En La Plata hay escuelas cuyos alumnos son bolivianos en su totalidad lo cual está muy bien desde el punto de vista de nuestra solidaridad. Pero habla muy mal de las facilidades que ofrece el país hermano a sus habitantes. ¿Cómo lograr un win-win, sin resentir nuestra solidaridad y aumentando las capacidades en Bolivia? Muy “sencillo”: abriendo una ruta de cooperación educativa por donde nuestros maestros si lo desean puedan trasladarse (mucho mejor pagos habida cuenta de recursos financieros que estos países están disponiendo en forma creciente) a territorio boliviano o de otros vecinos de la forma como lo hicieron las maestras norteamericanas que trajo Sarmiento y con la valentía del Che aunque con fines más constructivos. Obviamente, las familias también necesitan pan; ahí esta el rol de La Salada. Bolivia y Paraguay se pueden transformar en un inmenso taller de confección como lo son otros países del sudeste asiático y Centroamérica. O sea, haciendo lo mismo que hacen en La Salada una cantidad muy grande de familias pero en su lugar cerca de las raíces. La tecnología hoy disponible y los medios de comunicación en uso pueden proveer la plataforma logística suficiente para darles un alcance global a los emprendimientos.
Hay que desarrollar una política de integración subregional transfronteriza para la constitución de espacios productivos binacionales que tengan en cuenta la vigencia de ecosistemas que han sido artificialmente seccionados por fronteras.

3.8  Profundizar la descentralización público privada de la CABA

Otro de los aspectos fundamentales del desequilibrio nacional que afecta a diario a los habitantes del Conurbano, es la excesiva concentración de las actividades de todo tipo en la ciudad de Buenos Aires. Arriba del millón de personas se trasladan a su trabajo de la periferia al centro, lo que podría dar lugar a otro tipo de diagrama en tanto se profundicen los procesos de descentralización en la Capital. En primer lugar, lo que ya se viene haciendo por primera vez en la historia: llevar la administración local al sur de la ciudad. Es una contribución significativa para cambiar el sentido de la radicación que anida en el imaginario porteño por el cual siempre hay que apuntar al norte, lo cual lleva a situaciones absurdas como que la gente tenga que recorrer a veces hasta 50 Km para llegar a su trabajo, en caminos saturados, cuando a unos pocos minutos del obelisco hay cantidad de terrenos desocupados al sur, perfectamente urbanizados y con todos los servicios. Le Corbusier hace ya un siglo imaginó la vuelta al sur de la ciudad de Buenos Aires –obsesivamente dirigida hacia el norte luego de la epidemia de fiebre amarilla en el siglo XIX- pero no tuvo en cuenta en sus pronósticos con las características de personalidad de los porteños.
Las empresas privadas, sobre todo las grandes, pueden aumentar su contribución al despeje al trasladar sus instalaciones administrativas fuera de la avenida General Paz como algunas de ellas ya lo vienen haciendo. En la medida en que lo púbico y lo privado se potencien en su actitud desconcentradora, puede ser un alivio indirecto al conurbano por el hecho de disminuir la carga horaria de viajes diarios de los trabajadores.

3.9  Un puerto sin conteiners

Es fundamental, como culminación del proyecto global de Puerto Madero, eliminar los servicios de carga del puerto de Buenos Aires. El puerto de la ciudad debe ser exclusivamente para turismo y deportes, actividades compatibles con la ciudad y más amigables con el entorno. Los ingentes beneficios engendrados provendrán de sectores de alto poder adquisitivo nacionales y extranjeros cuyos gustos solo pueden ser satisfechos por las ofertas de la Reina del Plata. A su vez, la actividad de carga y descarga debe ser realizada ventajosamente en otros lugares, sobre todo puertos marítimos para lo cual nuestro país dispone de miles de kilómetros de costas sobre el Océano Atlántico. Erradicar los camiones con sus tambaleantes conteiners del centro de la ciudad de Buenos Aires va a tener un efecto equivalente al de sacar la vaca del lugar de estar como en el cuento de Scholem Aleijem.

3.10  Traslado de la capital

En estos días, ha salido a luz la cuestión del traslado de la capital merced a las declaraciones –para no pocos, oportunistas- de un funcionario oficial. Porque el tema preocupa, aunque minoritariamente, se han difundido en el campo de la oposición otras opiniones referidas al mismo tema. Se coincide en que semejante proyecto no puede ser motivo de un debate a la ligera propio de una campaña electoral o echado a rodar con el intento de distraer a la opinión pública de los desatinos que está haciendo un gobierno, como ocurre ahora, por el impacto que tendría en el devenir de la república. En la época de Alfonsín, aunque tomó el carácter de proyecto oficial, las intenciones reconfigurantes no pasaron de la formulación. Y sobretodo la iniciativa recibió muchas quejas de quienes imaginan que querer modificar cosas sustanciales de nuestras disfuncionalidades estructurales es ir “contra los intereses de la nación”, o de aquellos infaltables que alegan que “no es el momento” debido a las urgencias de la inmediatez para finalmente terminar no haciendo nada. Un rasgo típico de nuestra idiosincrasia nacional que se resiste a pensar estratégicamente (la prudencia que es cobardía como dijo Francisco).  
Nuestro país ya ha comenzado a recorrer su segundo ciclo largo de crecimiento lo que será más evidente a partir de 2015. El traslado de la capital, una medida fundacional de largo plazo, obviamente debe ser motivo de un amplio consenso social. Va de suyo que la reconfiguración administrativa se debe apoyar en una fuerte modernización de manera de lograr un estado poderoso por la capacidad pero de mínimas dimensiones y conformado por burocracias proclives a una progresiva descentralización de funciones tanto para arriba, hacia planos supra regionales y globales, como para abajo, contemplando ámbitos locales y subregionales.
Un proyecto como el del traslado de la capital, traducido en política de estado, puede ser el eslabón principal de la cadena que tire desde el futuro el trascurso de nuestro país en el sentido de transformar en desarrollo el crecimiento económico .

4
El territorio en Europa

Hemos visto que en nuestro país la cuestión territorial aún no llega a ser considerada como un problema. Propuestas del más diverso tipo, sobre todo relacionadas a la cosa económica o productiva, son hechas como si nuestro territorio fuera un todo homogéneo. No es así en los lugares del mayor desarrollo. En la Unión Europea la cuestión territorial es el leiv motiv insoslayable a la hora de formular distintos programas.  Lo hacen con tecnologías de punta. Desde esa perspectiva, una epistemología de mayor complejidad permite acuñar la noción de cohesión territorial como ámbito de la integración y diversificación del conjunto de las acciones sobre un medio local.
La cohesión territorial se puede definir como un principio para las actuaciones públicas encaminadas al logro de objetivos como crear lazos de unión entre los miembros de una comunidad territorial (cohesión social) y favorecer su acceso equitativo a servicios y equipamientos (equidad/justicia espacial), configurar un auténtico proyecto territorial común  (identidad) partiendo del respeto a la diversidad y a las particularidades, articular y comunicar las distintas partes del territorio y romper las actuales tendencias hacia la polarización y desigualdad entre territorios, aprovechando las fortalezas y rasgos inherentes de cada uno de ellos. Se trata, además, de buscar la cohesión o coherencia interna del territorio, así como la mejor conectividad de dicho territorio con otros territorios vecinos (Alfonso Fernández Tabales et al, 2009,  Universidad de Sevilla.).
Cuando se habla de cohesión territorial se piensa en una combinación de variables conocidas y en uso pero organizadas de otro modo; esa “reorganización” da un resultado que permite 1) conocer los nuevos problemas que conlleva la globalidad por su creciente incidencia en las realidades locales, 2) hacer una valoración crítica de los enfoques que han orientado los procesos desde el pasado hasta el presente considerando los resultados obtenidos.  Según el Libro Verde de la Unión Europea sobre cohesión territorial {SEC (2008) 2550, Bruselas, 6.10.2008}[vi] el concepto “tiende puentes entre la eficacia económica, la cohesión social y el equilibrio ecológico, situando el desarrollo sostenible en el centro de la formulación de las políticas”. Como se ve constituye una apuesta multidimensional que cuestiona (y supera) la compartimentación metodológica tradicional por la cual los problemas son de índole política o económica o jurídica o social o cultural o ambiental, etc. sin tener en cuenta que la realidad dista de ser tan estructurada.
Así, la temática de los desequilibrios territoriales debe ser vista desde una óptica multidimensional.  La principal de esas dimensiones es como hemos dicho la demográfica que nos muestra la distribución de la población en el espacio; otra es la política que en materia de privilegios hace notable la presencia del poder en determinados lugares; no menos importante es la referida a la conectividad, en particular con el exterior, por su rol en el comercio; y la más inmaterial de todas: la que refleja las expectativas que pueblan el imaginario de las familias  desprovistas de inclusión social con respecto a las concentraciones urbanas, sobre todo las más grandes, que aparecen como la panacea. La concentración productiva y las sobrecargas ambientales cierran ese ciclo entrópico de malversación de oportunidades.

Ing. Alberto Ford

La Plata, junio de 2014










[1] Tal vez el mejor ejemplo sea la exitosa experiencia que permitió la constitución de Australia como país con delincuentes ingleses.




[i] Vázquez Barquero, Antonio, 1984, “La política regional en tiempos de crisis. Reflexiones sobre el caso español”. En: Estudios territoriales, # 15,16, pág. 21-39. Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. Madrid.
[ii] Ver Cavallari, Juan José,  Ford Alberto, “El enfoque territorial en la Argentina”, 2011, <http://reconstruccionradical.org/?cat=5>
[iii] Documento de discusión en la CON. Diciembre de 2009.
[v] La entropía es una noción proveniente de la termodinámica que se puede aplicar a otro tipo de sistemas si se la define de la siguiente manera: “una propiedad de los procesos que mide el grado y velocidad de realización de las opciones inherentes a una determinada situación”. Lo hace de dos maneras: a) como variable de estado, se refiere a la cuantía de las potencialidades realizadas; por ejemplo, un bebé tiene todo por hacer (alta potencialidad, baja realización=baja entropía) mientras que a un moribundo, por el contrario, le queda poco hilo en el carretel. b) como variable de cambio refiere a la velocidad con que las opciones se van realizando; por ejemplo, una persona de vida disipada quema sin ton ni son sus opciones (un curso de rápido crecimiento entrópico), en cambio una persona más ordenada va realizando sus opciones de vida en forma más pausada. La entropía en todos los casos es positiva (creciente); lo que varía es la velocidad y/o modo en que opera ese crecimiento;  no tiene nada que ver con el desorden como a veces se la hace aparecer en disciplinas sociales en un uso poco fundamentado.  La entropía es una noción que se puede usar para la toma de decisiones, por ejemplo, el impacto esperable de una inversión/intervención.  En el caso del conurbano bonaerense, una situación de altísima entropía, nos muestra que todo recurso que se destina es rápidamente absorbido por un agujero negro donde las tramas políticas y urbanas existentes son los aspectos más visibles pero no únicos de una situación sin solución. Sin embargo, los decisores de las políticas públicas no se dan por enterada de esta inviabilidad (o no saben como actuar frente al dilema) y siguen destinando recursos a la espera de un resultado improbable; luego aparecen  estadísticas justificatorias como indicadores de impacto positivo de políticas económicas y sociales, una historia que se repite como el cuento de la buena pipa. (el antecedente más próximo y flagrante es el de la presidenta CFK que en 2010 valoró como una manifestación de desarrollo el uso de ladrillos en lugar de cartón para construir las casillas de la Villa 31 en Retiro)