lunes, 12 de diciembre de 2016

Seminario G20. Módulo 5

De los sucesos futuros algunos son más previsibles que otros. Entre los primeros se encuentran aquellos que son la consecuencia de determinaciones que hacen que lo que teóricamente puede pasar tenga mayores chances de que ocurra; en esos casos lo posible se hace más probable. Esto quiere decir que si bien nadie puede asegurar que las cosas que aún no han sucedido puedan ser de una manera y no de otra, a veces hay poco margen error para que se modifiquen previsiones. Por el contrario, cuando las determinaciones no son tan indudables, las eventualidades tampoco son tan ineludibles. A veces se presentan acontecimientos fortuitos que cambian de golpe el escenario; así, cualquier encadenamiento de hechos que uno pueda haber imaginado, por más realizable que nos haya parecido, se ve, de golpe, trastocado. Ya nada será igual; comienza otra historia.

Las pinceladas anteriores tienen que ver con los pronósticos o predicciones. Aunque la adivinación  es de dudosa credibilidad, y el futuro sea conjetural, nada impide decir: “me parece que tal cosa o la otra…” En esos juegos conjeturales, los márgenes de aciertos dependen de la mayor o menor pericia (u olfato) para zambullirse en el reino de lo virtual. Sobre la existencia o no de lo aleatorio, la controversia entre causalidad y casualidad, es terreno de discusión filosófica.

Otra cosa es la prospectiva. Esta disciplina, básicamente hija de las nuevas tecnologías, está presente en la gestión de las principales variables de la agenda global, aunque el mecanismo solo sea percibible por sus resultados. El tiempo real, hace necesaria e imprescindible este tipo de planificación. La espontaneidad del acontecer se vuelve impracticable cuando el juego de las variables que gobiernan la realidad debe ser concebido sistémicamente y en simultaneidad. Veamos un ejemplo.

Por más buenos que sean los pilotos de rally (de hecho lo son) no podrían correr sin que el acompañante le vaya soplando al toque los accidentes del terreno. Anticipa lo que se va a encontrar en cada vericueto del camino. Si no fuera así, a poco andar no alcanzaría el ritmo suficiente para competir o terminaría dándose una piña. ¿Cómo se arma esa imprescindible hoja de ruta? Obviamente, hay un reconocimiento previo del recorrido; se tiene en cuenta cada detalle. A esa recopilación exhaustiva, le sigue una evaluación de las distintas alternativas de manejo para encontrar la que se considere óptima. Con esos requisitos, los competidores elaboran su plan de carrera. En conclusión: el corredor no ignora sus eventualidades. Ya sabe de antemano con lo que se va a encontrar y tiene programado qué hacer en cada circunstancia. Es un simplificado procedimiento de prospectiva. En el plano de lo virtual, se configura una sucesión de futuros que, se podría decir metafóricamente, ya no se enfrentan, se construyen.

La formulación de modelos, los distintos lenguajes utilizados para expresarlos y el procesamiento computacional, están en la base de la prospectiva. Modelo viene de med, pensar. Cuando observamos, rememoramos o reflexionamos, naturalmente imaginamos. Se tienen en cuenta en forma más o menos consciente, variables, interacción entre variables, y los límites donde tiene lugar el juego. Es un modelo mental. El paso siguiente. Por medio de procedimientos adecuados, esas representaciones pueden ser expresadas en ecuaciones con el lenguaje de la matemática. Son los modelos matemáticos. Finalmente, con la ayuda de algoritmos, el lenguaje matemático puede ser traducido al lenguaje de las computadoras. Nacen los modelos computacionales. Los procedimientos citados, por cierto no desprovisto de sofisticación, para ser realizados necesitan la ayuda de potentes computadoras.

La que se llama prospectiva normativa tiene que ver con el diseño, procesamiento y elección de escenarios que son representaciones de situaciones hipotéticas referidas a la dimensión de la realidad considerada. Las distintas alternativas construidas virtualmente, son simuladas por medios computacionales. En ese caso, la pantalla nos muestra qué es lo que puede pasar, y el usuario, de todas esas eventualidades, elige la que conviene a sus intereses. Rebatido desde el futuro hacia atrás, es decir hacia el presente desde donde se comanda el procedimiento, el escenario seleccionado brinda los elementos necesarios para formular lo que se denomina un modelo operativo, u hoja de ruta. Un ejemplo simple de los procedimientos descriptos sería la forma en que operan los simuladores de vuelo para el entrenamiento de los aviadores. El famoso “efecto mariposa” denomina una anomalía ocurrida en una simulación de escenarios meteorológicos ocurrida en 1961 en el MIT.

En este seminario nos limitaremos a esbozar algunos pronósticos, en dos situaciones concretas, de corto y largo plazo. Digamos ante todo que paradojalmente es más accesible prever tendencias estratégicas que movimientos tácticos de la realidad. El pronóstico, da lugar a que cada uno diga lo que le parece que puede pasar. Es un juego mental en el que inciden la forma que imaginamos el acontecer y, complementariamente, la deducción de la lógica con que puede haber sido programado tal o cual proceso. Sobre el futuro no se discute, no tiene sentido confrontar puntos de vista sobre cosas que no han sucedido. Eso sí, se expone el parecer, y se espera la sucesión de acontecimientos para verificar cómo finalmente las cosas tuvieron lugar. La apuesta incentiva la atención; esa especie de vigilia enriquece los supuestos. Tanto el acierto, pero más el error, son los que enseñan en esta práctica conjetural. Lo importante es ponerse en la posición de imaginar lo que puede pasar. Ayuda a salirse del día a día y tratar de ver un poco más allá. Supera posturas precedidas del nada comprometido “sí, entonces” (if, then), como lo sería afirmar que “si llueve, luego para”: no agregan conocimiento más allá de lo obvio.

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La agenda que rige las grandes líneas de la globalización, contempla ítems de preocupación cotidiana (mantener la paz, cuidar el medio ambiente, satisfacer las necesidades básicas, etc.). A partir de esas premisas se puede ir deduciendo, de lo general a lo particular, la sucesión de los acontecimientos. Un ejemplo inspirado en la lógica del mercado: el  deseo  de un empresario de vender su producción y obtener el máximo de beneficio. Es un invariante. No puede haber emprendimiento comercial que no sea concebido sobre la base del principio de dar salida a los bienes y servicios generados  y, consecuentemente, obtener rentabilidad por ese medio. Ese simple razonamiento cobra una entidad particular en momentos en que la RC&T ha logrado el milagro de alcanzar la capacidad quasi ilimitada de producir bienes y servicios, más allá de cualquier requerimiento. Por primera vez en la historia se invierte la ecuación: se ha salido del reino de la escasez que gobernó el mundo desde sus orígenes para pasar al de la abundancia. El punto crítico es organizar la demanda. Así, el aumento del consumo a nivel global es el indicador más evidente de la marcha de la globalización. Hoy por hoy el principal. Y su manifestación más notoria es el incremento progresivo de las clases medias en los dos países más populosos: China e India. Centenares de millones de personas van accediendo a nuevas pautas de consumo que, en lo atinente a alimentación, se mide por la ingesta de proteínas animales provenientes de proteínas vegetales. Un caso que nos involucra: carnes de pollos y cerdos alimentados con soja. La lógica indica que, hasta donde alcanza la vista, el cono sur de América seguirá siendo el principal proveedor de ese tipo de insumos. El monto de las inversiones de las grandes firmas cerealeras en el gran Rosario, es una prueba irrefutable de que han venido para quedarse. En consecuencia, en el largo plazo, el desafío para los países involucrados, entre ellos el nuestro, es qué nos proponemos hacer con los recursos generados. En suma, en qué medida seremos capaces de seguir transformando crecimiento en desarrollo.

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Sorprendió el triunfo de Trump en las elecciones norteamericanas. Antes, había ocurrido lo mismo con el Brexit. En Europa hay una oleada de los llamados “populismos”. Este domingo perdió Renzi en Italia. Una de las cuestiones que estuvo en el debate fue la supresión de las 110 provincias, una instancia administrativa entre las ciudades y las regiones. Con media sanción parlamentaria desde hace dos años, la alternativa de reconfigurar la matriz de instituciones territoriales en la península para pasar directamente de ciudades a regiones (obviando las provincias) era rechazada “de lleno por los partidarios del ‘no’ al considerar que esta idea supone alejar más todavía a la población rural de la actividad del Estado central”. O sea, nada de desconcentrar (aunque sean eslabones intermedios de la cadena); típico argumento de la dependencia estatal. Obviamente, el debate continuará.

En estos procesos relativamente novedosos, se mezclan distintos ingredientes: la crisis del estado nación, los nacionalismos, la concentración territorial, los diversos niveles de las regionalizaciones y, en el plano político, los populismos, una categoría esta última que para Andrés Malamud pierde relevancia frente a la emergencia renovada de los nacionalismos.  En una nota publicada días pasados el politólogo argentino, residente en Lisboa, se refirió “a la esterilidad de discutir el populismo, que no es más que un estilo. Importa más el contenido de las políticas, que por todos lados se tiñe de nacionalismo”[i]. Es cierto, según los usos en boga, populismos los hay de todos los signos; es una noción no bien especificada a la que se recurre frecuentemente.

El inicio de la historia que está en la base del triunfo de Trump son los acuerdos que EEUU cerró con China ya en la década de los setenta. Sin duda, la operación logística más grande de la historia. Sectores enteros de la producción de EEUU (vestimenta, herramientas, juguetes, muebles, etc.) fueron trasplantados a Oriente en la búsqueda de mano de obra barata. El problema fue para millones de trabajadores norteamericanos. Perdieron sus fuentes de trabajo que no pudieron ser suplantadas por empleos de menor calidad y remuneración en el área de los servicios. Son la clientela de Trump.
EEUU fue el país más favorecido y el más perjudicado con el avance de la globalización. La diferencia es que los ganadores se transnacionalizaron. Las empresas americanas conservaron la denominación de origen pero levantaron vuelo hacia el exterior. Es un amplio sistema de pertenencias que se ubica en las costas, este y oeste. Son los que perdieron con Hillary. Pero sus posiciones no se verán afectadas. La crisis se estacionó en el centro del territorio. Son los que ahora asomaron y le dieron la victoria a Trump.

 “Vamos a producir el iPhone en los Estados Unidos”, dijo Trump en campaña. Todo un símbolo. Y va a ser así. China va a tener que aumentar los sueldos y activar su mercado interno. Dejará de ser el destino obligado de las empresas que quieren producir barato para vender caro. Se van a volver a fabricar puertas y ventanas, camisas y remeras, martillos y tenazas (no hay que descartar que Bill Gates arme algunos proyectos en esos rubros). Hasta aquí son hechos irrefutables.

Ahora saldremos de la lógica sistémica para internarnos en la futurología. La plena globalización que comenzó con la caída del muro del Berlín (un 9 de noviembre), y se despliega con la victoria de Trump (un 9 de noviembre), tiene una etapa previa que son las macrorregiones: Sahel, Eurasia, Cuenca del Mar Negro, Europa, sudeste asiático, etc. Todas ellas conviviendo con decenas de otras configuraciones. Eso va a implicar ciertos grados de “encierro” (siempre dejando de lado la parte globalizada de la economía que anda cerca del 70%). Eso implica abordajes coordinados a nivel global, como por ejemplo la conectividad de las infraestructuras. El PPP (public private pertnership) ha sido aprobado aquí como en muchos otros países del mundo, para facilitar la traducción en obras (con el concurso de alianzas empresarias de nuevo tipo) de enormes masas dinerarias que hoy giran en el planeta. En este mismo momento el ministro Frigerio está en China negociando inversiones en obras públicas que algunas estimaciones hacen rondar los U$S 33.000.000.000 (¡).

EEUU y Argentina tienen características comunes que pueden dar lugar a acciones compartidas con vistas a la modernización del hemisferio americano. El presidente electo ha manifestado que EEUU saldrá del Acuerdo Transpacífico (TPP). Igual posición manifestó con respecto a la puesta en vigor de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), que uniría a Estados Unidos con la Unión Europea. Por el contrario, se muestra favorable a propiciar acuerdos bilaterales. Aquí  caben algunos interrogantes. ¿Esas barreras que le propone a EEUU levantar hacia el este y el oeste, sobre en todo en lo referido a las políticas comerciales, serán planteadas de la misma forma si se mira hacia el sur, en el hemisferio americano? Las opiniones divergen. Hay quienes como el académico de Harvard Roberto Mangabeira Unger de nacionalidad brasilera cree que el triunfo de Trump puede crear una nueva relación con Sudamérica. Son políticas que se ponen en marcha con la vista en muchos años pero empiezan por anuncios, a veces intimidatorios, como en la cuestión de los inmigrantes.

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El presente no se puede concebir en sí mismo. Los acontecimientos han alcanzada un grado de vertiginosidad que dificultan su percepción. Cuando queremos darnos cuenta de lo que está pasando, ya pasó. La única forma de conocer es tomar distancia hacia atrás y hacia adelante, para poder “capturar” el momento efímero. Espacios como el del G20, por su carácter estratégico y “generalista”, por la presencia de los máximos decisores globales, es una herramienta para un seguimiento inteligente del devenir.

La capacidad quasi ilimitada de los medios de producción en todo el mundo, marcan una tendencia en la evolución del planeta. Eso no se va a cortar, debido a que son procesos totalmente regulados. Insumos no faltan; por el contrario, los adelantos tecnológicos están muy por delante de lo que puede ser utilizado en la mayoría de las esferas de la realidad. Un caso es la robótica. Un recurso ya maduro hace más de treinta años, hoy está totalmente subutilizado debido a los problemas de desocupación que causaría su uso extendido. Por el contrario, la dotación de conocimientos de científicos y tecnológicos para la salud siempre serán insuficientes. El ser humano aspira a vivir lo más posible; sin embargo, también en este caso hay condicionantes. ¿A qué ritmo puede aumentar la edad promedio de vida de la humanidad compatible con una utilización de los recursos existentes o por crearse? La utilización de modelos de altísima complejidad, con millones de ecuaciones, también en esta área de la convivencia hace que en este momento no sea (o haya dejador de ser) el conocimiento el que condiciona en última instancia el ritmo del desarrollo. Son una miríada de decisiones políticas que lo determinan; estratégicas, y del día a día. Hay maneras de entender está lógica. El seguimiento del G20 es una de ellas, tal vez la más prometedora.

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Para terminar vamos a evidenciar una paradoja. La globalización es totalmente incluyente pero lo hace por la vía de la exclusión. Como hemos visto, hay un interés objetivo, de mercado, por el incremento de la capacidad de consumo de las familias. Sin embargo, la pobreza persiste, y se calcula que mil millones de personas subsisten con un dólar diario. La cuestión es la siguiente. La globalización implica una mutación llamémosle cuántica, apelando a una vulgata de la intrincada teoría. La inclusión implica competencias que son nuevas; no es posible la plena inclusión con las herramientas de rápido envejecimiento de un pasado pre global. Esa tensión entre lo que debe ser y lo que es, implica afrontar la paradoja con herramientas fuera de la lógica formal, de causalidad lineal. Las paradojas no tienen solución.

Dijo Epiménides: “todos los atenienses mienten”. Si por ser ateniense Epiménides mentía, entonces no debería haber sido cierto lo que él afirmaba de que “todos” mentían; por lo menos habría alguno que dijera la verdad. Pero si Epiménides decía la verdad, entonces se contradecía: ya no “todos los atenienses eran unos mentirosos”.

Tomemos el caso del conurbano bonaerense. Los intentos de solucionar esa disfunción territorial de nuestro país (su principal problema estructural), adquieren un carácter paradojal. Una secuencia de deducciones nos dice lo siguiente.  Si los servicios (educación, sanidad) son mejores en un lugar que en otro; si las posibilidades de trabajo de cualquier tipo existen; si el medio ejerce un atractivo simbólico; toda vez que se evidencien esas distinciones, necesariamente las familias que estén viviendo mal buscarán mejorar su condición. Así se genera la paradoja.  A medida que crezca (y se note) la dotación de recursos destinados al conurbano, el resultado será el siguiente: la dilución del pretendido efecto benéfico por su propia dinámica de retroalimentación que termine por negar lo conseguido. Es el ingresa al tobogán. Los programas devienen piezas de utilería; mantienen su vigencia artificial (y sobre todo sus burocracias) sin tener en cuenta los resultados. El conurbano bonaerense lo padece con relación al interior y ahora países vecinos.  Por eso su tasa de incremento poblacional es la mayor del país.

Se dice que las paradojas no tienen solución, por lo menos desde el polo que las genera y en el plano donde se expresan. El espacio donde se expresan es el país y sus vecinos. La generatriz,  un sistema de fuerzas expresadas por un conjunto de vectores centrípetos desplegados a causa de un desequilibrio territorial ya estructurado. La actuación de esas fuerzas, que terminan siendo bobas (de actuación espontánea, sin comando) se retroalimentan por sí mismas sin ningún tipo de regulación y pasa lo que la cibernética ya sabe de hace rato: terminan en la parálisis (se descarta la explosión salvo manipulaciones); se produce un proceso de creciente inmovilismo a veces febril pero sin brújula. El cuerpo de la pobreza se descompone con la anomia que la caracteriza.

Las paradojas no tienen solución, pero tienen salida. Para ello hay que dar a luz otros polos de poder y establecer nuevos espacios de acción. En este caso, el espacio alternativo debe ser la posibilidad concreta de reinsertarse en el mundo global y establecer relaciones de nuevo tipo con los países hermanos; concebir una macrorregión social sudamericana y apoyarse en los factores exógenos de alcance global, básicamente el comercio a este nivel, y las facilidades que brinda la cooperación internacional bien ejecutada. El polo regenerador: un proyecto no nacionalista en armonía con las fuerzas de la globalización para su aprovechamiento.

La oleada  de elecciones del último año muestra que lo que se denomina en forma indiscriminada  “populismo” es en realidad la manifestación exitosa en las urnas de los que han vivido desplazados…o quedado temporariamente fuera de carrera; sean individuos, familias, grupos, incluso territorios, etc. Se ha iniciado la fase final de la globalización cuya duración deberá ser medida en décadas. Los procesos no serán rectilíneos ni en todos lados adquirirán iguales características (nuestro país es un cisne negro). Pero hay un destino ineludible: la ecuación oferta/demanda de bienes y servicios deberá alcanzar un equilibrio sustentable en sus diversos niveles.


jueves, 17 de noviembre de 2016

G20 Seminario, Módulo 4

El seminario G20, emergente fundamental de la globalización, se propuso dos objetivos: primero, presentar al G20 como una instancia de comando –la principal hoy por hoy- relacionada con la marcha de la globalización en el más alto nivel. El segundo, contextualizar esa herramienta en los acontecimientos que se ponen en marcha a partir de la finalización de la segunda guerra mundial dando lugar a un cambio epocal de profundas implicancias.
En los tres módulo anteriores hemos reparado en tres períodos: el período de posguerra hasta la llegada a la luna a fin de la década del ’60, la década del ’70 cuando se reúnen los foros de consenso, y los 30 años que  van desde que los consensos toman forma hasta la crisis del 2008, momento del derrumbe de Wall Street en que se genera una crisis de alcance global, y se pone en marcha el G20.
El G20 es una creación peculiar, poco conocida y difícil de encuadrar; es lo que podemos definir como un espacio funcional, no estructurado.  Carece de sede y estructura administrativa. No tiene autoridades. Cada año se constituye en el país anfitrión de la cumbre; este país estará a cargo, durante ese período, de la presidencia pro-témpore. En sus reuniones (meeting) y cumbres de líderes (summit) no se vota, funcionan por consenso. No se arroga funciones ejecutivas; hace recomendaciones que son ejecutadas por países, organismos multilaterales, y programas creados ad-hoc. A su vez, esas instancias, que orbitan a su alrededor cerrando el bucle cibernético, contribuyen al perfeccionamiento y control de la eficiencia y la eficacia con que esas recomendaciones se llevan a cabo. Obviamente, disponen de una dotación de recursos humanos provenientes de fundaciones y universidades que le reportan para la dilucidación en el más alto nivel de todos los aspectos inherentes a la marcha de los principales problemas del mundo. Como se ve, el G20 es todo un desafío para el estudio de las nuevas configuraciones de poder en esta etapa de la globalización.
Sin embargo, al participar de su funcionamiento los máximos líderes mundiales sin excepción, las “recomendaciones” del G20 son difíciles de eludir: los destinatarios no son otros que los países que están representados por los mismos que hacen las recomendaciones. Las declaraciones que las contienen son firmadas religiosamente ante los ojos del mundo en cada una de sus cumbres.
Aunque el G20 no gestione no se puede dejar de ver que ejerce una acción que podemos llamar  de  comando (del griego “kubernesis” de donde deriva la palabra “cibernética”). Lo hace a través del establecimiento de normas, patrones y procedimientos. Descentraliza el diseño de políticas y su ejecución. Y el control adopta diversas formas.
Las normas son los valores. Ellos están ampliamente explicitados en sus documentos. Forman parte de una agenda en la que está contemplado fielmente el conjunto de visiones que hacen a la marcha de la globalización. En los contenidos del Grupo hay una preeminencia de temas de índole económica y financiera lo que hace que a primera vista el G20 sea caracterizado como un organismo encargado a nivel global de esa problemática. Incluso, ellos mismos se autodefinen “como el principal foro para la cooperación económica internacional” según la declaración final (punto 6) aprobada en China. Sin embargo, su incumbencia es más amplia, no es solo un foro monotemático. Así la gran movida que rodea a las cumbres aporta especificidades: L20 (labour), T20 (think), C20 (civil society), Y20 (youth), y el B20 (business-20) que realizó su reunión justo el día antes de la Cumbre. Son espacios de consenso denominados “engagement groups” que se puede traducir como grupos de compromiso o implicación en esas temáticas. Todos tienen similares características de funcionamiento y sus sugerencias son el combustible que mueve la rueda de las cumbres.
Los patrones, son los “putterns” que inspiran el constante rediseño de las configuraciones planetarias. Por tomar un caso, la condena al proteccionismo o la crítica a las posiciones cerradamente nacionalistas conforman características de un modelo de país en línea con los principios establecidos. Estos puntos de vista son adoptadas por consenso aunque luego a veces no son tenidos en cuenta en forma irrestricta por los destinatarios dando lugar a chisporroteos diplomáticos.
Por último, los procedimientos son la forma en que se concretan los contenidos de sus documentos con un alto grado de descentralización lo que explica un tipo de espacio funcional y no estructural del G20.
Durante al año, entre dos cumbres, también tienen lugar otro tipo de reuniones. De ellas sin duda las más importantes son las que convocan a ministros de economía y presidentes de bancos centrales. En otros casos las hay que abordan problemáticas relacionadas al comercio, energía, agricultura, cambio climático, arquitectura financiera, inversiones e infraestructura, finanzas verdes, desarrollo, anticorrupción. Convocan a funcionarios de las respectivas áreas en el más alto nivel de los países integrantes; también lo hacen especialistas pertenecientes a los organismos multilaterales (OECD, FMI, grupo BM, OMC, FAO, etc.). Otra vertiente de creación es la de los llamados sherpas -especie de eminencias grises que con sus conocimientos técnicos redactan los materiales- generalmente experimentados cuadros de las cancillerías. Finalmente, en una escala de creciente intimidad en la cebolla de lo conceptual, hay dos think tanks: Atlantic Council (EEUU) y Chatham House (UK). Estos también suelen “salir” de visita a los países del grupo como pasó este año en Buenos Aires con la consultora americana: comandó una reunión con representantes de la UIA y otras organizaciones empresariales preocupadas por el peligro que representan los chinos para la industria nacional.
Por su parte y por encargo, los organismos multilaterales mencionados tienen cometidos al interior de los países. A modo de ejemplo hay dos casos. El FMI es encargado por las cumbres de la aplicación del temido “artículo IV” referido a la  revisión de las cuentas públicas, como ocurrió en nuestro país este año. Por su parte, a pedido del Grupo y en pos de una mayor transparencia en materia fiscal, la OCDE dio a conocer un nuevo estándar global para el intercambio de información entre jurisdicciones, poniendo fin al secreto bancario a partir del 1 de enero próximo. Un hecho de amplia repercusión reflejado en lo que se conoce como los “panamá papers”.
El Grupo de los Veinte está formado por países desarrollados y emergentes: EEUU, Canadá, UK, Francia, Alemania, Italia, Japón, Australia, Rusia, China, India, Méjico, Brasil, Argentina, Corea del Sur, Indonesia, Turquía, Arabia Saudita y África del Sur; en total  19 más la Unión Europea. Es claro que este tipo de convocatorias no son improvisadas; su constitución está ponderada y responde a consideraciones estratégicas y no coyunturales. Esto viene a cuento del porqué de la presencia de Argentina en ese selecto agrupamiento.
El carácter de los integrantes evidencia que la designación responde a por lo menos cinco atributos existentes o potenciales que los países pueden mostrar: desarrollados, grandes mercados, poseedores de energía, productores de alimentos, potencial liderazgo geopolítico regional, todos ellos configurando un despliegue condicionado por un aceptable equilibrio entre los continentes.  Esto dio lugar a equívocos. España estaba urgida por entrar y movió cielo y tierra con ese fin; sin embargo, solo logró ser invitada permanente a las cumbres pero no pertenecer al grupo. La omisión causó extrañeza en su momento pero se puede considerar que otros países europeos, incluso con más peso que España, estaban en iguales condiciones de reclamar el ingreso a pesar de ya estar representados por la UE. También en su momento se habló de excluir a nuestro país debido a comportamientos airados del gobierno anterior; empero, nada de eso sucedió ni podía suceder.
Es con la caída de Lehman Brothers en 2008 que el G20 se muestra con un perfil claramente político. De inmediato le pone el hombro a la crisis con decisión y un protagonismo apoyado en la actuación conjunta y permanente de los máximos líderes mundiales. En estos ocho años han tenido lugar 11 cumbres, la última de ellas hace dos meses en China. Llama la atención el grado de pormenorización que muestran las declaraciones, con agendas muy abarcativas, y que son un indicador de la verdadera función del Grupo. La de Hangzhou se compone de 48 puntos. Una sucinta mención de los temas abordados nos muestra lo siguiente: económicos y financieros (punto 2), materias primas (2), productividad y empleo (2), refugiados (2), inclusión de mujeres y jóvenes (6), protección del medio ambiente (6), devaluaciones competitivas (7), privacidad de datos personales (14), inversión en TIC’s (14), inclusión digital (14), mipymes (14), financiación verde (21), corrupción (22), mercados energéticos (23), gas natural (24), agricultura (26), comercio y proteccionismo (28), cadenas globales de valor (30), industrialización de África (23, 33, 35, 38), facturación falsa (36), conectividad de la infraestructura (39), seguridad alimentaria (41), agricultura familiar (41), Brexit (42), cambio climático (43), terrorismo (45), antimicrobianos (46), abuso de antibióticos (46). Es decir, una matriz temática lo suficientemente diversificada, especificada y claramente de alcance global.
Es notable la coincidencia de contenidos de las declaraciones del G20 con documentos de los foros de consenso de los ’70. Tomamos dos de ellos  para hacer una rápida comparación.  Uno del Club de Roma, El orden monetario internacional de Duncan N. Ndegwa y Roberto Triffin, circa 1975[i]Hacia un sistema monetario internacional renovado de Richard Cooper, Claudio Segré y Motoo Kají, Tokio, octubre de 1973[ii].
Una lectura pormenorizada de los dos documentos y la primera declaración del G 20 (Cumbre de Washington, 2008) muestra que las coincidencias de matrices conceptuales entre ellos van más allá de lo puramente azaroso. Aunque un estudio comparativo in extenso supera los límites del presente trabajo, algunos temas coincidentes se ponen en el cuadro siguiente.



Declaración del G 20
Cooper, Segrè, Cají
Tinbergen
PRINCIPIOS
manejo  transparente de los mercados financieros
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x
regulación nacional supervisada
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x
protección a inversores y consumidores
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regulaciones nacionales coordinadas
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x
reforma de las instituciones financieras
x
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x
ALGUNAS ACCIONES COINCIDENTES
ajuste en la balanza de pagos y modificaciones en las tasas de cambio
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x
nuevas facilidades del FMI para préstamos a corto plazo
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x
nuevo y efectivo mecanismo de consulta dentro del FMI
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x
monitoreo del sistema monetario internacional
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x
coordinación de las políticas macro económicas
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x
asistencia al desarrollo
x
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POSIBLES ¿PROBABLES? ¿FACTIBLES?
reservas de cambio externas en una nueva cuenta en el FMI
¿?
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vender el oro de las reservas y fortalecer agencias de desarrollo
¿?
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x
creación de nuevas monedas y fusión de existentes
¿?
x
x
utilización de los DEG como moneda de cambio y reservas
¿?
x
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Temas comunes en la declaración del G 20 y los informes de Cooper et al. y Ndegwa y Triffin
Es interesante poner la atención en aspectos del sistema financiero y en particular monetario que han sido tratados por los especialistas en los informes de consenso de los setenta. Uno de los más sensibles es el futuro del dólar. Moneda en crisis, que fue perdiendo sus respaldos a lo largo del último medio siglo pero no su sitial privilegiado como moneda preferida para atesorar las reservas de los países, adquiere por eventual omisión un renovado protagonismo. Frente a la posibilidad de la creación de nuevas monedas alternativas como ocurrió en Europa con el Euro, ¿cómo sería el sistema de cambio de la vieja a la nueva moneda y la paridad utilizada? ¿En qué situación se encontrarían países como China que tienen 4 billones de dólares atesorados? ¿Cuál sería la actitud de los poseedores de depósitos en dólares en el exterior, ante la posibilidad del cambio?
En una nota de aquellos años, el ex presidente Ricardo Lagos [iii] reivindica el rol de los derechos especiales de giro (DEG), una moneda virtual creada en los sesenta, como mecanismos de pago y atesoramiento. En realidad la propuesta viene de más lejos ya que la hizo en una reunión de la Cumbre de Monterrey, 22 de Marzo de 2002. El DEG se basa en la confianza y es el resumen de todas las modificaciones que se harían en materia de mecanismos de pago, atesoramiento de reservas, etc. en el plano internacional.
Otro aspecto interesante es el de la regulación[iv]. Fueron caricaturescas las discusiones dadas en los medios legislativos de EEUU con relación a las medidas que llevó al presidente saliente (Bush) a decir que en realidad el estado no estaba interviniendo sino haciendo lo posible frente a la gravedad de la situación para salvar el sistema… La cruda realidad revela que la “mano invisible” puede haber existido en los estadios iniciales de la acumulación capitalista, cuando eran más los espacios vacíos que los llenos en lo referente a oportunidades de negocios. En una situación de madurez, como la actual, se producen efectos de concentración que la naturaleza los resuelve con sus propios mecanismos pero a costa de la destrucción o la parálisis (alternativa imposible cuando hay personas de por medio).
El tema de la regulación, se ha revelado con una crudeza inusual en la primera declaración del G 20; junto a transparencia y responsabilidad,  parece ser la consigna dominante en el encuentro. La postura cobra relieve si se tiene en cuenta que los participantes protagónicos son representantes de democracias que defienden el libre mercado, en especial al país anfitrión. En la declaración se explicita la defensa del libre mercado, el imperio de la ley, el respeto a la propiedad privada, y la reivindicación de la inversión y el comercio libre. Con el tema de la regulación se pone el foco principal sobre el sector financiero por razones de cercanía pero alerta el riesgo de una “sobre regulación” que atente contra el crecimiento económico y obstruya el flujo de capitales en un sistema que, destacan, ha hecho posible que “millones de personas hayan abandonado la pobreza”
Era inevitable la aparición del G20 a fines del siglo pasado y su activación en 2008. La globalización (G) no se podía desarrollar más allá de un punto sin acudir a la luz del día a mecanismos de regulación y control, menos aún sometida a la deriva de la sola interacción entre las naciones. Con otro condimento. A pesar del sonsonete de “imperio” con que políticos e intelectuales denominaron a EEUU durante un tiempo (y sacada de circulación sin necesidad de que Trump ganara las elecciones y pusiera en evidencia lo que ese país había ganado y perdido con la globalización), tampoco era explicable la presencia directora de una potencia hegemónica porque ese hecho hubiera desvirtuado el concepto de lo global. En suma: la G no es la consecuencia de un juego de fuerzas inter-nacionales; como su nombre lo indica es un espacio de nuevo tipo, ubicado en un nivel cuántico por encima de los estadonaciones, los cuales sin excepción se le reportan informalmente pero de modo insoslayable. El G20 es un emergente fundamental de la globalización.
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Está más allá de una exposición acotada en el tiempo, el abordaje del conjunto de sus temas de agenda. Nos limitaremos a considerar dos de ellos: la infraestructura  a nivel global y la transparencia en materia de manejos financieros.
Aunque parezca difícil de concebir, la infraestructura, a ciertos niveles, va dejando de ser un cometido de alcance nacional para ser abordada en forma coordinada por el conjunto de las naciones. Ello básicamente, tiene explicación en aquellas construcciones que contribuyen a la conectividad global. Para ello, el G20 ha creado cuatro programas:
·         Alianza para la Conectividad de la Infraestructura Global (GII)
·         “Hub” de la Infraestructura Mundial (GIH)
·         Partenariado Publico Privado (PPP)
·         Plan de Acción Anticorrupción 2015-16 del G20
Semejante parafernalia institucional no puede no haber sido concebida si no es con un fin estratégico. Cada uno de esos programas está ubicado en distintos países. El artículo 39 de la declaración de Hangzhou dice “Respaldamos la Alianza para la Conectividad l de la Infraestructura Global lanzada este año para mejorar la sinergia y la cooperación entre los diversos programas de conectividad de la infraestructura de una manera holística”. Este programa está concebido de una forma novedosa: su gestión está a cargo desde 2012 de la prestigiosa consultora Mc Kinsey & Company de origen norteamericano pero alcance global (http://www.globalinfrastructureinitiative.com/). La Secretaría de la Alianza le fue asignada al Banco Mundial en estrecha colaboración con el GIH.  El “Hub” de la Infraestructura Mundial se constituyó en la cumbre de 2014 y su sede está en Brisbane (http://globalinfrastructurehub.org/). Tiene el mandato de controlar la calidad y favorecer el flujo de iniciativas relacionadas a proyectos de infraestructura de alcance global. Por su parte, el PPP (https://en.wikipedia.org/wiki/Public%E2%80%93private_partnership) está próximo a transformarse en ley de nuestro país, como lo es en una mayoría de países de todo el mundo. Con respecto al tema de la corrupción, en el punto 22 de la declaración de Hangzhou reconoce “los efectos nocivos de la corrupción y las corrientes financieras ilícitas en la distribución equitativa de los recursos públicos, crecimiento económico sostenible y la integridad del sistema financiero mundial y el imperio de la ley”; al mismo tiempo dice que “reforzaremos los esfuerzos del G20 por fortalecer la cooperación internacional contra la corrupción, respetando plenamente el derecho internacional, los derechos humanos y el imperio de la ley, así como la soberanía de cada país…respaldamos los principios de alto nivel del G20 sobre cooperación sobre personas buscadas por la corrupción y la recuperación de activos y dar la bienvenida a la iniciativa de China para establecer en China un Centro de Investigaciones sobre cooperación internacional sobre personas buscadas por la corrupción y la recuperación de activos en los Estados Miembros del G20, que será operado en consonancia con las normas internacionales”. Toda una definición y un alerta para los beneficiarios de la patria contratista ya suficientemente soliviantados por los riesgos de los “panamá papers”.
En el último tiempo sorprendió la difusión de información referida a la actividad de distintas personalidades mundiales –algunas nuestras- en los paraísos fiscales. Que eso iba a ocurrir ya estaba sugerido en las declaraciones finales de las cumbres del G20 de Londres (2009), Toronto (2010), Cannes (2011), México (2012), San Petersburgo (2013), firmadas y convenientemente controladas en su cumplimiento por los líderes entre otros de EEUU, Inglaterra, Rusia, Francia, Italia, Alemania, Japón, China, etc. etc. La de la capital inglesa, que se considera fundamental por sus definiciones, dice:
 “tomar medidas contra las jurisdicciones no cooperativas, incluidos los paraísos fiscales…estamos dispuestos a desplegar sanciones para proteger nuestras finanzas públicas y nuestros sistemas financieros. La era del secreto bancario se ha acabado. Señalamos que la OCDE ha publicado hoy una lista de países evaluados por el Foro Mundial de acuerdo con la norma internacional para el intercambio de información fiscal”[v]
Este último mecanismo de transparencia es el que se pondrá en vigencia a partir del año próximo. Esa medida -aun hoy rodeada de incredulidad y/o estupor por sus inesperados alcances- es una evidencia de los nuevos vientos que corren en las más altas esferas de la gobernabilidad mundial. Para implementar la recomendación se constituyó el Foro Mundial sobre Transparencia Fiscal “puesto en marcha por la OCDE en respuesta a la llamada del G-20 en la Cumbre de Londres… un instrumento de cambio irreversible hacia un entorno fiscal más transparente… la lucha contra los paraísos fiscales está dando sus frutos”[vi].


Información sobre el G20







[i]ver Reestructuración del Orden Internacional, coordinador Jan Tinbergen, Fondo de Cultura Económica, México, 1977. Serie de informes solicitados por el Club de Roma.
Algunos párrafos y recomendaciones del libro “…entre 1970 y 1972 las reservas mundiales en dólares aumentaron más que en todo el período anterior…las consecuencias inflacionarias de tal explosión de las reservas mundiales y de los pasivos norteamericanos convertibles en oro -cinco veces mayores que el total de oro y otros activos de reserva de los EEUU-  condujeron al derrumbe de Bretton Woods…
…los depósitos en dólares en los países contribuyeron a facilitar préstamos e inversiones de parte de los países ricos…
…los consumidores finales de los países industrializados pagaban más de 200.000 millones de dólares por los bienes del Tercer Mundo… pero los países pobres solo recibían 30.000 millones…
…en 1961 “los países ricos de economía de mercado convinieron en principio en destinar a los países pobres 1% de su PNB” (solo Suecia cumplió)… en 1975, el flujo de ayuda oficial para el desarrollo proveniente de los países ricos… ascendió al 0,3% de su PNB…”
Algunas de las reformas de debían ser adoptadas según los informes:
La creación de reservas se debe adaptar al crecimiento de la economía real (comercio y producción)… esas reservas deben ser “depósitos de reservas internacionales en el FMI… semejantes a los DEG cuyas cantidades serán concertadas…”

El manejo de los recursos se debe acordar democráticamente lo que implica: 1) eliminación del oro como reserva y de las reservas propiamente dichas. El informe sostiene que: “la temprana adopción y ejecución de estas reformas habría evitado la desordenada inflación mundial que contribuyó a la explosión de los precios del petróleo (p. 196).
Algunas propuestas:
A. Mediano plazo.
 .eliminación de las monedas nacionales y el oro para las reservas
 .creación de monedas en base a DEG para reservas
 .directrices conjuntas para la intervención en los mercados de cambios
 .monitoreo conjunto
B. Largo plazo
 .acuerdo mundial sobre las reservas
 .desarrollo del tercer mundo
 .acuerdo mundial sobre mecanismos de ajuste del tipo de cambio
 .fusiones de monedas…”

[ii] ver revista del CIDE citada, pág. 321. También  en <http://www.trilateral.org/projwork/tfrsums/tfr01.htm>
Resumen  Informe “Hacia un sistema monetario internacional renovado” de Cooper, Segré y Kají, Tokio, octubre de 1973.
“…la anarquía monetaria no debe llevar a socavar la confianza en construir la prosperidad a lo largo de dos décadas ni producir un nuevo período de restricciones y mutuas hostilidades entre posiciones nacionales atrincheradas.
De acuerdo a ello, los consultores creen que los gobiernos deberían proceder sin vacilar a renovar el sistema internacional monetario.
Las reformas de largo plazo deberían incluir:
1.        Un mejoramiento en el proceso de ajuste en la balanza de pagos con el auxilio de modificaciones pequeñas y orientadoras en las tasas de cambio
2.        Confirmación del rol central de las reservas primarias como un fondo fiduciario internacional denominado bancor, para satisfacer las necesidades de liquidez y suplantar gradualmente otras formas de atesorar las reservas
3.        Creación de una nueva facilidad a ser alojada en el FMI para préstamos de emergencia de corto plazo tendientes a evitar la especulación y otras alteraciones en el movimiento de capitales
4.        Consolidación de las reservas de cambio externas, inicialmente como una base opcional, dentro de una nueva cuenta en el FMI
5.        Establecimiento de un nuevo y efectivo mecanismo de consulta, dentro del FMI, para monitorear el sistema monetario internacional renovado y fomentar la coordinación y la consistencia de las políticas económicas domésticas

Los autores del informe también creen que deberían tomarse un número de pasos intermedios para ayudar a restaurar el orden y la estabilidad del sistema monetario internacional. Para ello se debería:
1.        Comprometerse a coordinar la intervención en el mercado de cambio de ser necesario para prevenir movimientos erráticos en las tasas de cambio
2.        Aumentar y multilateralizar las facilidades de préstamos de corto plazo para neutralizar el movimiento especulativo de fondos
3.        Compatibilizar, sobre una base que luego pueda ser tomada por el FMI, la tenencia oficial excesiva de dólares y otras monedas de cambio
4.        Indicar la no disposición tanto a soportar el mercado de eurodólar y someter a un cerrada vigilancia
5.        Vender oro, sobre una base cooperativa y coordinada, en el mercado privado con el objetivo de ser transferido a las instituciones financieras internacionales para asistencia al desarrollo…”

[iii] Ver Clarín, 2 de noviembre de 2008
[iv]  Todos los procesos (naturales y artificiales) son autorregulables. En sus inicios esos procesos muestran aumentos de cantidad en sus componentes principales (acumulación); a medida de su transcurso, ese crecimiento deviene concentración (unos crecen a costa de otros); finalmente, superado un punto se satura y se produce la destrucción del sistema (colapso). Luego en algunos casos recomienzan con los restos dando lugar a una nueva configuración que se desarrolla en otro nivel. Se puede ver como una película ese mecanismo (nace, crece, se desarrolla y muera) en distintas situaciones. Mencionemos algunos casos.
·          glaciar Perito Moreno
·          castillo de naipes
·          lancha “patera”
·          refugios urbanos en las concentraciones populares
·          descontento social
·          caldera

2. Los procesos de mercado también son autorregulables; empero, al involucrar personas, no se debe llegar a la etapa de destrucción (“creadora” según el eufemismo de Porter). La “mano invisible” es una metáfora que se le atribuye a Adam Smith (en realidad solo mencionó la noción en tres oportunidades a lo largo de 900 páginas) para indicar la forma en que el mercado libre asigna los bienes en la economía. Según wiki “Smith intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado…regulando las conformaciones sociales y compensan los excesos por sí sola”.
Solo puede funcionar en la economía el mecanismo de la autorregulación sin llegar a la fase destructiva en una formación que está en sus comienzos; es decir, con relación a las personas, un sistema de pocas transacciones, pocos productos de bajo valor agregado, lenta circulación del dinero (o sea en la época de AS). Si, por el contrario, el sistema se va complejizando, y aumentan las variables mencionadas, la ley de Ashby de la “variedad requerida” nos mide la faz cuantitativa de la complejidad con relación a la cantidad de factores existentes y las relaciones que se entablan entre ellos. En ese caso no es tan fácil que una fluctuación producida por una unidad de acción (demanda u oferta) se acomode tan naturalmente como pretendía AS; se entra a la fase de concentración en la que relativamente los pobres tienen cada vez menos y los más ricos más. Esa distribución inequitativa no se detiene espontáneamente; requiere una intervención ad-hoc.
El “poder de mercado” muestra la capacidad de una persona (o de un pequeño grupo de personas) para influir indebidamente en los precios de mercado. Un caso extremo: supongamos –nos dice wiki- que “todos los habitantes de un pueblo necesitan agua, pero sólo hay un pozo. Su propietario tiene poder de mercado -en este caso, un monopolio- sobre la venta de agua. No está sujeto a la rigurosa competencia con que la mano invisible frena normalmente el interés personal. El lector verá que en este caso la regulación del precio que cobra el monopolista puede mejorar la eficiencia económica”
Aunque la noción de “mano invisible” para algunos es una muestra de las limitaciones de AS para comprender los mecanismos de regulación del mercado, la oposición al rol regulador del estado ha llegado hasta nuestros días como una categoría ideológica que se ha manifestado con relación a las medidas adoptadas para palear la crisis. No más escuchar los discursos del presidente Bush para comprobar la resistencia (por lo menos conceptual) con que han sido adoptadas las medidas correctoras. No ha sido el caso de la declaración del G 20 donde la noción de regulación constituye uno de sus aspectos medulares                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
[v] Declaración final del G20 (Londres, 2009)  en   http://ingenieroalbertoford.blogspot.com.ar/2016/06/g20-londres-2009-un-pacto-fundacional.html (subr. mío)
[vi] Ver http://www.oecd.org/ctp/g20leaderssummitfinancialregulationsession.htm