jueves, 21 de mayo de 2015



2015: reinserción global

2014 ha iniciado un nuevo ciclo en la reconfiguración global. El anterior, caracterizado por las crisis financieras, duró 15 años. Coincidió con la vigencia del protocolo de Kyoto, responsable de instalar la problemática del cambio climático como principal factor reconfigurante sobre la biosfera. Ahora emergen con fuerza cuestiones institucionales, en particular lo territorial. Los dos principales conflictos en curso, Ucrania y Medio Oriente, así lo atestiguan. El mundo dividido en estadonaciones parece estar llegando a su fin; durante las próximas décadas una multitud de conflictos latentes derivados del caprichoso trazado de las fronteras, dará lugar a una fuerte pulsión regionalizadora. La sola inminencia de esos cambios significará nuevas alternativas de cooperación (un ejemplo: las amenazas de sanciones a Rusia por su papel en Ucrania ya abre inesperadas oportunidades comerciales para los países del Mercosur). Es el escenario que le espera a la Argentina luego de superar la fase populista -principalmente pero no solo peronista- que durante 80 años le dio letra y música al primer ciclo largo de la decadencia nacional. ¿Qué andariveles focalizar para la vuelta de nuestro país a la globalización? Veo tres: el que denomino premium, el de los BRICS, y el mundo que emerge raudo de la pobreza. Unidad y diferenciación para conceptualizar la política exterior (más una cuota considerable de talento para el gran juego) hará posible recuperar el tiempo perdido.

A. El contexto

2014 ha iniciado un nuevo ciclo en la reconfiguración global. Sin respiro, cruje el tablero en todos los continentes: estragos del ébola, secesionismo europeo, guerra civil en Ucrania, caos por llamarlo de algún modo en Medio Oriente (Levante) y hasta protestas en Hong Kong contra el gigante chino (solo falta algún evento inesperado entre los americanos; toco madera). Según el papa  Francisco, lo que está pasando es una tercera guerra mundial, obviamente dicho en sentido metafórico[i].

El año pasado se cerró otro ciclo que duró algo más de una década y media. Fue el tiempo en el que estuvo vigente el Protocolo de Kyoto que terminó de instalar el cambio climático como el principal factor reconfigurante de la vida sobre el planeta[ii]. El clima y su estado atmosférico (el tiempo), así como otro tipo de meteoros, actúan sobre la biosfera como un todo a diferencia de cualquier otro epifenómeno. 
  
¿Qué fue lo más relevante del ciclo que fenece? Claramente, la cuestión financiera a todo nivel. En 1997 se desató la denominada por su extensión “primera gran crisis de la globalización”. El proceso devaluatorio subsecuente afectó de una u otra manera a los países conocidos como “tigres asiáticos”. El temor de que sus alcances trascendieran aquella zona se vio confirmado enseguida. En América, México había tomado la delantera con el conocido efecto Tequila. Otros “efectos”[iii] tuvieron lugar en Rusia  (Vodka, 1998), Brasil (Samba, 2000), Argentina (Tango, 1999). La caída de Lehman Brothers en Wall Street durante 2008 creo un desbarajuste de alcance global como no podía ser otra manera por la importancia de la plaza financiera donde tuvo lugar. Una crisis interesante por su manejo fue la de Grecia de la que recién ahora están saliendo. Lo notable fue como la pilotearon desde afuera reduciendo a un plano simbólico la soberanía financiera del país heleno. La llamada “troika” (Unión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) fue la encargada de suministrar los préstamos de rescate “siendo su activación estrictamente condicional a la implementación de más medidas de austeridad y a un acuerdo de reestructuración de su deuda”[iv] (en el gabinete griego un extranjero en representación de la UE era el encargado de firmar los cheques). Angela Merkel ofició de comisario político con el vigor suficiente como para hacer cumplir con lo acordado (más un adicional de dureza que le ocasionó algunos cuestionamientos por parte de sus colegas de otros países de la UE). Los griegos salieron a la calle a protestar pero nada cambió el plan inicial; una muestra de cómo viene la mano para las naciones reacias a los ajustes. Finalmente el llamado efecto argentino de los fondos “buitre” es una reverberación tardía de las crisis de deuda que había afectado en la década de los ochenta a muchos países, entre ellos el nuestro. Lo sucedido se transformó en un leading case. Una de las consecuencias del contencioso, que aún se mantiene, es el claro cuestionamiento desde diversos ámbitos al deficitario funcionamiento del Fondo Monetario Internacional frente a este tipo de maniobras especulativas[v] . Por su parte, la impericia del gobierno nacional puso lo suyo para agravar la situación. Se ha generado una situación que podría haber sido resuelta en tiempo y forma con un manejo acertado de la crisis suscitada. De haber sido así, no se hubieran generado los múltiples problemas que ha ocasionado a la actividad económica y financiera la perdida de confianza en el mundo internacional.

Una nueva agenda

El ciclo que se inicia parece estar más centrado en conflictos de institucionalidad - referidos principalmente a disfuncionalidades territoriales- aunque los desencadenantes pueden ser distintos: reivindicaciones autonómicas, falta de democracia, nacionalismos exacerbados, resabios colonialistas, epidemias, u otros que puedan aparecer. Los dos casos principales que veremos en este trabajo, Ucrania y el Medio Oriente, tienen en común que involucran fronteras fuertemente cuestionadas. Es sabido que la división del mundo en estadonaciones no siempre ha estado regida por una coherencia ecosistémica; por el contrario su diseño muchas veces caprichoso ha dado lugar a resentimientos algunos de ellos larvados y otros que afloran de vez en cuando notoriamente incentivados por la furia del nacionalismo.

Naturalmente no todas esas situaciones conflictivas  tendrán solución, en algunos casos apenas alcanzarán salidas más o menos aceptables; tampoco son procesos que puedan lograr resultados satisfactorios de un día para el otro. Sin embargo, la característica dominante de esos problemas, en algunos casos emanados de flagrantes injusticias, es su complejidad en el sentido de una multiplicidad de condiciones de diversas características ejerciendo interacciones cruzadas. Un verdadero desafío para la diplomacia en un mundo donde el camino de los enfrentamientos armados no puede ser recorrido más allá de un punto.

Obviamente, el cuestionamiento territorial presupone la alternativa de nuevas configuraciones. Eso se puede avizorar en la cuestión ucraniana. Es claro a esta altura que Rusia, a diferencia de lo que hizo con Crimea, no quiere fagocitarse las provincias vecinas donde combaten los secesionistas prorrusos y han llegado a proclamar dos nuevas “repúblicas populares”. ¿Por qué? En el caso de Crimea todo indica que dará lugar a un proyecto de otras características: la constitución de un estado autónomo (un andamiaje legal similar a Hong Kong o Kaliningrado, la vieja Königsberg[vi]) que pueda actuar con el tipo de autonomía característico de los casos mencionados en el escenario estratégico que está comenzando a tomar forma en la Cuenca del Mar Negro. Por el contrario, las dos provincias ucranianas prorrusas (Donetsk y Lugansk) son parte de la cuenca del Donbass de la que (he aquí el quid de la cuestión) también forma parte la provincia (oblast) rusa de Rostov. O sea: la región autónoma del Donbass podría encontrar la salida al conflicto en un nuevo tipo de diseño: un microrregión transnacional al igual que muchas otras que ya están constituidas en el continente europeo. Asimismo, se explica el comportamiento diferenciado de los rusos: más que un pequeño trozo de territorio luego de desprenderse de casi dos Argentinas en la disolución de la URSS en 1991 (se le “cayeron” del imperio algo más de 5 millones de Km2), le conviene la conformación de una microrregión en una zona tapón entre la UE y la UEA en la que tenga una influencia decisiva.

Por el contrario, en el escenario del Medio Oriente, es prácticamente imposible prever en el futuro inmediato cuál puede ser el resultado de los conflictos de todo tipo que se están desarrollando. El antecedente inmediato de la situación en el Levante es la cadena de conflictos conocida como primavera árabe, que se fuera extendiendo hasta traspasar todo el mundo árabe luego de comenzada en Túnez en 2010. Los descontentos generalizados en la mayoría de los países del Islam mostraron que las rígidas estructuras de gobierno, monárquicas algunas, se volvían inconvenientes para las necesidades aperturistas de la globalización. En otra época hubiera sido impensado un alzamiento generalizado; sin embargo, las redes sociales hicieron crecer la protesta hasta producir un descalabro en gobiernos enmohecidos por el paso del tiempo. La consigna más utilizada, “autoritarios o facebook”, es un indicador de que las protestas no tuvieron un color político dominante más allá de las reivindicaciones democráticas. Ningún país de la zona del Magreb y aledaños quedó inmutable, y su representación territorial nos muestra un eslabonamiento ininterrumpido de situaciones que desembocan en los dos conflictos dominantes por estos días, Ucrania y Medio Oriente.

Complejo pero no tan complicado

Ucrania fue el conflicto característico de la nueva situación en 2014, no tanto por la cuantía de las fuerzas involucradas sino por el valor estratégico de los factores en juego. A pesar de ser una situación acotada por fronteras nacionales, llama la atención la cantidad de países, organizaciones y espacios de poder interesados en su evolución. El singular enfrentamiento, con algunos tramos de lucha armada, se puede dividir en dos partes (básicamente debido a la posición diferenciada de Rusia en uno y otro caso): la anexión de Crimea, y el que tiene lugar en las zonas rusoparlantes del este del país. Veamos la primera.

Crimea, que está sobre las costas del Mar Negro, fue poblada históricamente por una etnia de origen tártaro; desde fin del siglo XVIII formó parte del imperio zarista cuya familia real construyó allí importantes palacios para sus descansos veraniegos. Ha sido teatro de hechos sobresalientes. A mitad del siglo XIX se desarrolló la guerra de Crimea entre los rusos y una entente de fuerzas integrada entre otros por Inglaterra, Francia y Turquía[vii]. En la segunda guerra mundial –se libraron allí importantes batallas- los alemanes contaron con el apoyo de algunos sectores locales; fue el caso de los tártaros a los que Stalin desterró a Siberia acusados de colaboracionistas (algo parecido ocurrió con los alemanes del Volga, una etnia que en la Argentina conocemos como rusoalemanes venidos a fin del siglo XIX). En Yalta se hizo la cumbre entre Roosevelt, Churchill y el dueño de casa que acordó la forma de repartir las áreas de influencia luego de la derrota alemana. Con posterioridad, en 1954, el primer ministro de la URSS Nikita Kruschev, de origen ucraniano, decidió regalar la península a su país de nacimiento lo que generó una crisis de pertenencia entre la población mayoritariamente de identidad rusa, una disconformidad que permaneció en latencia hasta que se reveló con crudeza luego de la caída de la Unión Soviética. La anexión operada por Putin este año -luego de un plebiscito donde la población aprobó por mayoría la anexión a Rusia- parece ser un hecho consumado que permanecerá en forma irreversible más allá de las protestas formales sine díe a favor de la integridad territorial de Ucrania.

El conflicto al interior de Ucrania tuvo su inicio en el  Maidán, la plaza central de Kiev, capital del país; fue el lugar emblemático donde se produjeron manifestaciones masivas a favor de la incorporación de Ucrania a la UE. Sin embargo, esa intención mayoritaria chocó con la cerrada negativa del gobierno prorruso de Yanukóvich, en ese momento en el poder, a pesar de que el idilio con Occidente había sido el camino seguido por la mayoría de los países salidos de la órbita soviética en 1989. Obviamente aumentó el voltaje de la lucha hasta que finalmente se dirimió: el triunfo de las fuerzas opositores provocaron la renuncia del presidente. Yanukovich se fue al interior de la parte oriental, fronteriza con la Federación Rusa, habitada mayoritariamente por ciudadanos que hablan la lengua de Tolstoi. Pero la cosa no terminó ahí; fue el comienzo de una ampliación del conflicto hacia dos extremos. Por un lado, el fortalecimiento del nacionalismo ucraniano más o menos democrático pero marcadamente antirruso (mechado de componentes fascistas[viii] de vieja data) que formó gobierno. Por el otro, las fuerzas prorrusas (armadas bajo cuerda por Putin con lo necesario para que no se mueran pero tampoco corran demasiado como en la parábola del avestruz) que iniciaron una lucha directamente por la secesión e incorporación de dos provincias (Donetsk y Lugansk) a la Federación Rusa, una alternativa que como hemos visto no es del interés de los rusos.

El conflicto de Ucrania amaga con proyectarse en el tiempo. Una de las razones para esa perduración puede residir en la importancia geopolítica que tiene la ubicación de este país, ex soviético. En otro trabajo[ix] hemos conjeturado que al estar situado en el medio de Europa y a las puertas de Rusia, puede llegar a constituir lo que se denomina un estado tapón entre dos mega regiones globales, la Unión Europea (UE) y la Unión Euroasiática (UEA), esta última en desarrollo. Esa gran extensión de tierras que abarca gran parte de dos continentes, con el tiempo será la base de otro paso pero este de 13.500 km que una por vía terrestre el Atlántico con el Pacífico. El conflicto ucraniano conlleva entonces la suficiente complejidad como para transformarse, atendiendo a sus formas, en una  apuesta emblemática de los nuevos modos de administrar este tipo de conflictos en la globalización.

En tanto, la lucha armada muestra dos bandos en pugna: el gobierno ucraniano y los prorrusos (a quienes el gobierno tacha de terroristas) solo pasibles de la derrota con el fin de que los territorios bajo su control permanezcan dentro de los límites nacionales.  El empate de la lucha armada (no hay condiciones objetivas ni subjetivas para un resultado distinto) desembocó hace poco más de un mes en un alto el fuego -negociado directamente por los presidentes de Ucrania y de Rusia- que es transgredido continuamente. Incluso, para legitimar sus posiciones, cada parte ha llevado a cabo elecciones por separado con los resultados previsibles. La difícil o imposible solución del proceso admite, sin embargo, diversas salidas, aunque ninguna de ellas tampoco será satisfactoria para las partes enfrentadas, por lo menos las locales. Esa ambigüedad preanuncia una farragosa negociación donde tal vez la indefinición sea la característica que progresivamente y sin apuro vaya acercando alguna salida que hoy por hoy no está en la pantalla. Una paradoja.

Complicado pero complejo

Otro conflicto de gran protagonismo es el que tiene lugar en distintas zonas del Medio Oriente; su punto de contacto con el de Ucrania es su común pertenencia a lo que  se puede llamar la cuenca del Mar Negro, una zona históricamente caliente. Con una salvedad: habrá que seguir atentamente los movimientos de una Turquía ansiada de recuperar el protagonismo que no tuvo durante el último siglo desde que en la primera guerra mundial fuera derrotado el imperio otomano.

Los arrabales de Kobane, la ciudad más importante de la zona donde viven los  kurdos al norte de Siria, en la frontera con Turquía, está sitiado por la organización terrorista denominada Estado Islámico (EI), también conocida como  yihadistas o ISIS, por su sigla en inglés. De Turquía, a su vez, gran parte de la comunidad internacional espera de máxima que se haga cargo de desalojar al grupo terrorista para lo que debe ingresar a territorio sirio o, por lo menos, facilitar la intervención. Pero su conducta es ambigua: a regañadientes dejó pasar una modesta partida de 150 combatientes kurdos provenientes de Iraq (llamados peshmergas) luego de tenerlos detenidos en la frontera durante varios días. Esas vacilaciones se dan a pesar de que un involucramiento de Turquía en el conflicto cuenta con aprobación de su parlamento a la participación armada del ejército nacional, el segundo más poderoso de la OTAN luego del de EEUU. Mientras tanto, los kurdos que viven en Turquía son reprimidos por la policía porque urgen a viva voz y en la calle que se evite la masacre de sus hermanos residentes en Kobane. Estos, a su vez, traen a sus familias a Turquía -ya son 160.000 los refugiados recientes; con los de antes superan el millón- pero la gendarmería turca impide a los kurdos sirios volver a cruzar la frontera para regresar a su ciudad con el fin de enfrentar al ISIS. La situación no puede ser más expuesta y complicada para Recep Tayyip Erdoğan, el actual presidente de Turquía, un político populista que ocupa el cargo desde el 28 de agosto de 2014. Lo maldicen en todos los idiomas.

Empero, la principal complicación surge entre otras causas de la complejidad de la situación derivada de los diseños caprichosos de las fronteras del Medio Oriente heredadas de la época colonial[x] lo que trae aparejado conflictos de larga data, explícitos o no, de difícil o imposible solución en los marcos del diseño actual de los territorios estatales. La situación tiene tal dinamismo que no se sabe bien en qué casillero del tablero ubicar distintas antinomias[xi] nuevas o que vienen de antaño, reformuladas, súper o yuxtapuestas. Veamos algunas.

Un primer grupo de problemas surge de la cuestión kurda, una reivindicación nacional consolidada de un grupo étnico disperso en cuatro países: Irán, Iraq, Siria y Turquía. En todos ellos se han rebelado y son perseguidos.




Territorios con mayoría kurda

Tienen una organización política denominada Partido de los Trabajadores de Kurdistán o PKK cuyo líder, Abdullah Öcalan, está preso en Turquía. Sin embargo, la falta de libertad de Öcalan no ha sido obstáculo para que el año pasado se hayan celebrado conversaciones de paz entre el gobierno turco y el PKK para un alto del fuego y poner fin a la lucha armada. Obviamente, el acuerdo, atado con alfileres, está dependiendo de los avatares en curso. Para Turquía en estas circunstancias el problema Kurdo es ambivalente: les interesa frenar a los terroristas del EI en Siria pero no que los kurdos se fortalezcan demasiado con los resultados. Por eso tienen los tanques en la frontera pero no avanzan con el pretexto de que esperan una definición “más terrestre” de los EEUU, lo que significa que su involucramiento vaya más allá de los bombardeos aéreos a los terroristas aprobados por Obama con resultados dudosos. A su vez, la absurda y contradictoria medida recién comentada de obstaculizar la entrada de los peshmergas en Siria, ha dado lugar a manifestaciones de los kurdos de Turquía. Como si el embrollo no fuera suficiente,  hay que agregar que la presencia del EI también se extiende al interior de Turquía. Según un analista "este grupo opera en el país y podría lanzar una campaña de ataques terroristas. Se ha formado una tormenta perfecta para la seguridad de Turquía con la sincronización de la amenaza kurda con la jihadista."[xii]

Pero hay un segundo factor favorable a la intervención ahora un tanto desactivado: los turcos están en contra de Bashar al-Asad, el presidente sirio, y propician su caída. Para ello apoyan, entrenan y arman a las fuerzas irregulares que combaten contra el gobierno sirio, dando lugar a una guerra civil de lo más sangrienta que ya lleva casi 4 años. Es decir, en este caso para Turquía no se cumple el conocido apotegma de que los enemigos (EI) de mis enemigos (al-Asad), son mis amigos. Los países occidentales se han propuesto la caída del presidente sirio, de alguna manera para reverdecer la primavera árabe que comenzó hace dos años en Túnez. En ese sentido estarían dispuesto a promover algún tipo de intervención militar (que podría ser protagonizada por Turquía) pero encuentran un escollo insalvable: Putin (que tiene en el puerto sirio de Tartus una base naval) y los chinos, se oponen al derrocamiento de al Assad, a pesar de que ambos se hayan manifestado contra el EI. Impasse.

Lucha virtual

Alejados definitivamente de los tiros (si es que alguna vez estuvieron de verdad ante la inminencia de un desencadenamiento trágico) las grandes potencias se aprestan a protagonizar un nuevo lance en la pedana del combate ideológico. El argumento a poner en juego no es novedoso; solo basta con repasar las declaraciones que aparecen por estos días, algunas cernidas de presagios aunque con formas menos inquietantes que las escuchadas desde el refugio atómico durante la  guerra fría. El que primero se pronunció -tal vez para armar lío como es su costumbre- fue el papa Francisco para quien ya ha comenzado la tercera guerra mundial. Empero, no son tan apocalíptica otras visiones de los que deciden. Para Putin “la guerra fría terminó, pero todavía no ha terminado la configuración del mundo”[xiii]; coincidentemente,  Obama “subrayó que Estados Unidos no está embarcado en una nueva guerra fría con Rusia (aunque) Europa está perdiendo la paciencia con Putin por el involucramiento de Moscú en la crisis ucraniana”[xiv]. A partir de establecer las condiciones de partida comienza la esgrima.

La parte rusa -más documentada- sugiere que luego de la disolución de URSS se sintieron ninguneados, y que algunas de las cosas acordadas en aquellos días, claves para el desenvolvimiento de la historia contemporánea, no se cumplieron. Por ejemplo, se quejan amargamente de que donde reinaba el pacto de Varsovia han desplegado la NATO hasta el punto de emplazar sistemas antimisiles en su frontera. En una entrevista reciente a Gorbachov, el responsable principal de la implosión soviética -con un sentimiento más aplomado por su retiro de la primera línea de fuego ya hace unos cuantos años y con un Nobel por la paz en su haber- revela que “en aquella época se propuso la creación de un Consejo de Seguridad para Europa...pero los hechos son los hechos: al final no se creó y el desarrollo de Europa adquirió un carácter unilateral; lo cual, también hay que decirlo, contribuyó a su vez al debilitamiento de Rusia en los años 90”[xv]. El autor de la perestroika, invitado de honor a los festejos del sábado pasado por los 25 años de la caída del muro de Berlín, en su discurso de homenaje afirmó que "el mundo se encuentra al borde de una nueva Guerra Fría. Algunos dicen incluso que ya comenzó".[xvi]

Para el oso ruso no es un tema a soslayar. Ahora, con Putin haciendo vibrar la cuerda nacionalista –que en Rusia cuesta poco tañer- quieren recuperar el tiempo y el lugar perdidos. Pienso en dos condicionantes de la situación: que la posibilidad de que la sangre llegue al río es mucho menor a la del pasado, y las movidas, por más distractoras o explícitas que sean, estarán en línea con el nuevo rol que como hemos visto se ha asignado Rusia en la formación de la UEA. Por lo demás, en otros ámbitos menos comprometidos con el día a día, las relaciones en lo más alto del poder global seguirán como si nada hubiera pasado; verbigracia, el G20.

B. Desde 2015

Todo lo visto viene a cuento de lo que le espera a la Argentina luego de fenecido el presente ciclo de gobierno; de qué manera nos vamos a reinsertar en un mundo febrilmente cambiante. En primer lugar debemos definir las implicancias del verbo “reinsertar”. Sin duda, las relaciones internacionales presentan muchas facetas, algunas materiales, como los intercambios comerciales,  financieros o de cualquier tipo, y otras no tanto, mas expresadas por los aspectos simbólicos; estos, a su vez, no carecientes de valor material, sobre todo si se mira al futuro y se repara en cómo esos atributos pueden valorizar de conjunto la oferta nacional. ¿Dónde tiene que poner el foco nuestro país? Argentina es un país de alta complejidad cuyas potencialidades han sido malversadas por las políticas populistas (en particular, sus concomitantes estrategias económicas basadas en los cierres de mercado y políticas de sustitución de importaciones que han llevado invariablemente a la recesión, como es el caso actual con sus extravagantes extrapolaciones) desde que comenzó su declive luego de la finalización del primer ciclo largo de crecimiento en los años treinta del siglo pasado para dar lugar al primer ciclo largo de la decadencia nacional. Felizmente ese período ha llegado a su fin; es la presunción, todavía dicha en vos baja, que se sostiene en no pocos sectores de opinión, y que se basa en la maduración de un proceso de hartazgo y, lo decisivo, será motorizado con  formas más o menos evidentes por intereses globales (como se decía antes, la división internacional del trabajo).

No es el caso hacer un análisis de esos factores que promueven un cambio de época y no solo un fin de ciclo. Pero para muestra basta un botón. La característica principal de la globalización, aquella que la va a marcar durante muchas décadas, es el ascenso de la clase media mundial como factor y expresión de progreso. Es lo que ya está pasando en los dos gigantes poblacionales: China e India. Esa marcha, que será ininterrumpida, demanda ingentes cantidades de proteínas. Y en esa grilla, junto a los países vecinos, es donde la Argentina está inscripta. El polo sojero del gran Rosario, construidas por las grandes cerealeras globales (el futuro figura en sus pantallas), es una muestra de lo que le espera a nuestro país en materia de crecimiento. Ahora bien, ese crecimiento no es fatalmente desarrollo (Argentina creció hasta hace poco a tasas chinas y la pobreza ha aumentado a límites inéditos). Es decir, hay por delante un gran desafío de gestión duradera para transformar esos logros en una mejor calidad de vida para las familias argentinas. O sea, políticas de estado...!

Hoy nuestro país está muy desprestigiado y padece de un gran descreimiento. En suma: Argentina a partir de 2015, con gestos indubitables y en forma acelerada, tiene que comenzar a salir del ridículo a que nos ha conducido el peronismo en materia de imagen externa. No hay mucho que agregar en este sentido. De cómo desde afuera nos han dejado de tomar en serio abundan los testimonios y saltan a la vista las consecuencias. Para comenzar a transitar la buena senda, hay dos objetivos prioritarios: 1) recuperar la Cancillería como se viene sosteniendo en diversos foros; al frente poner de lo mejor en materia de recursos humanos y depurar su plantilla de advenedizos, 2) definir los andariveles externos en los que nos proponemos transitar y la forma en que vamos a hacerlo para que la Argentina ocupe el mejor lugar que pueda en el concierto de las naciones. Esa focalización no necesariamente coincide con la división mundial de países sino más bien con sus distintas partes (clases o grupos sociales según capacidad de consumo), a partir de las potencialidades y oportunidades específicas que se presentan para las relaciones. Tampoco se debe pensar en el aspecto comercial como único medio de transacción incluso hasta el punto de que en algunos casos no llegue a ser el principal contenido de los flujos de intercambio. Al respecto, debemos poner la vista en tres espacios multidimensionales.

Local global

El mundo premium es apasionante. Millones de personas con altos ingresos, sobre todo en Europa y EEUU, han llegado a un alto grado de sofisticación en la calidad de vida, en el uso generalizado de tecnologías de última generación, el goce de las más exquisitas expresiones artísticas, la posibilidad de viajar adonde y cuando quieran; todo ello en un clima de convivencia urbana cuyo significado se pone en evidencia cuando se lo compara con nuestra cotidianeidad. Es un camino a seguir como lo fue en el pasado cuando imperaba en nuestro país un ambiente de progreso y ascenso social y no ahora que prima apenas un instinto de sobrevivencia en importantes sectores de la sociedad. Argentina tiene una gran potencialidad que le permitiría jugar en primera aún en Europa pero sus elementos integrantes aún están dispersos, y cada uno actuando por las suyas. No hay suficiente interacción; es un país flojo de sinergias, con una baja cohesión social y territorial. A pesar de ello, sus recursos humanos de excelencia están esparcidos por el mundo; hoy son claramente representados por la trilogía Francisco, Máxima y Messi. Pero hay pasado y un presente, aunque contradictorios,  que se proyectan a un futuro pleno de opciones, representados en una variedad de personajes[xvii]. Músicos como Piazzolla, Gardel, Martha Argerich, Barenboim, Les Luthiers, Mercedes Sosa; Paloma Herrera; Borges, Saer y Cortázar; profesionales del porte de César Pelli y Favaloro; figuras controvertidas como Perón, Evita y el Che; la mayor cantidad de premios Nobel en el mundo ibérico; deportistas como Maradona, Fangio, Monzón, Ginóbili, Aymar; Mafalda y su creador, el tan talentoso como humilde Quino; sus científicos repartidos por el mundo y los muchos que se van formando... expresiones identitarias de otro tipo como el tango y su danza; la afabilidad en el trato personal según notan los extranjeros, sus librerías abiertas hasta tarde, la vida cultural, las bellezas naturales de explotación turística; la Reina del Plata reciclada como ciudad global. En fin, una cuenta breve que reitera afuera una y otra vez la curiosidad sobre el porqué nuestras potencialidades y logros no se ponen de acuerdo; todo eso y más en un país que hace 100 años era sinónimo de éxito. Como será que a principios del siglo XX, en París se acostumbraba a decir “es tan rico como un argentino” para distinguir a una persona pudiente. Sin embargo, a los pocos años caímos en default: hace ya casi 80 que estamos en el tobogán. Argentina, merced al populismo, ha llegado a configurar una imagen de decadencia muy alejada de los países de vanguardia. Sin embargo, hay de donde agarrarse. Traigo a colación un ejemplo que puede parecer extravagante: el clúster del polo si se me permite denominarlo de esa manera.

Ese deporte de élite, es una experiencia indicativa de cómo lo pequeño puede expandirse: es infrecuente notar en otras áreas de actividad el efecto integrador de los diversos factores que juegan en su desenvolvimiento. No exento de glamour (una forma de belleza ligada al lujo y al refinamiento), apoyado en tradiciones criollas pero con formas modernas de organización, se proyecta con éxito al plano global. Capaz de una realización que no estará en lo inmediato al alcance de país alguno (poner 80 goles en una cancha para jugar un partido en París o Buenos Aires), el polo es trabajo de diverso tipo, altos ingresos, manejo genético, belleza animal, creación de exitosísimas marcas de indumentaria y equipamientos, llegada sin intermediaciones a los más altos niveles de decisión internacional, acceso al sponsoreo sofisticado…, todas facetas de la actividad ligadas al máximo agregado de valor.  Se cuenta que en una oportunidad el Príncipe Felipe fantaseó con cambiar las Malvinas por los Heguy. El solo planteo –no exento de cierto sentido peyorativo si es que realmente fue expuesto así- muestra el verdadero potencial de la actividad. Sin que todas las ramas susceptibles de ser consideradas económicamente viables tengan esas condiciones tan favorables, el clúster del polo es, empero, una guía en materia del desarrollo local y la forma en que una actividad de relativamente pequeño porte puede alcanzar la cima de la exposición global en materia de distinción. Adolfo Cambiasso es un arquetipo de esta pléyade de innovadores que son un orgullo para nuestro país. Es solo cuestión de echar a volar la imaginación para darse cuenta del significado para el país colectivo de muchas pero variadas experiencias de este tipo en cuanto a su influencia positiva en otros planos de la actividad como la educación, la economía, las finanzas, la producción, el comercio, la investigación científica...

Estos condimentos simbólicos ponen a nuestro país en la vidriera para ser vistos por sectores de alto poder adquisitivo. Este mundo premium -mentado frecuentemente en la época peronista de Menem como el primer mundo, mientras se degustaban porciones de mozzarella con champán- es un gran consumidor de especialidades, es decir, productos que en general tienen el mayor valor agregado; léase, la mayor productividad, que dejan más ganancia con igual trabajo. Eso se refiere tanto a bienes como servicios. Argentina tiene que apuntar a ese target. El modelo a imitar no debe ser China ni Brasil. Con ellos tenemos que complementarnos, sobre todo el último, y no competir. Para volar por esta ruta solo se espera del Estado que active el piloto automático.

La A de BRICSA


Es muy probable que pronto se den las condiciones para el ingreso de nuestro país a este pequeño conglomerado de los países emergentes más grandes. Estamos frente a una oportunidad que no se debe desaprovechar por las enormes implicancias de pertenecer a este espacio al que le espera, en los próximos años, un previsible incremento de protagonismo. No es para menos: los BRICS engloban a la mitad de la población mundial y todos integran el G20.



BRICS ¿BRICSA?

Recientemente han dado un importante paso hacia el diseño de un mecanismo financiero independiente al firmar un acuerdo para crear un banco de desarrollo y un fondo monetario con el fin, entre otros objetivos, de contrarrestar instituciones como el FMI. Para la publicación oficial de los BRICS, plena de optimismo, “el siguiente paso lógico consistiría en crear una moneda común para los países BRICS (y) muchos países en América Latina, el Sudeste Asiático y África harían inmediatamente la transición a esta moneda... el mundo se dividirá en dos sectores: un sector 'progresista', que incluiría a los países BRICS y los mercados emergentes que se alineen con ellos y los 'pesimistas', que incluirían a los EE UU, Europa y los países que se asocien con ellos”.[xviii]

En otros tiempos el BRICS hubiera sido una bolsa de gatos. Empero, en la globalización no hay nada estático, todo fluye. Lo integran países con pasado de conflictos y otros que al respecto están al margen, como Brasil y Sudáfrica. Salvo estos, hay una puja tradicional entre China y la India que en las nuevas condiciones obviamente se relativiza. Ambos países tienen una gran dependencia militar, sobre todo en el armamento con Rusia  (aunque China denomine sus equipos con caracteres del mandarín en lugar de los cirílicos, las matrices y el diseño de los mismos siempre han provenido de su vecino; el relativo desarrollo tecnológico chino no ha modificado de cuajo la situación).

Rusia y China -a pesar de su tradicional desconfianza desde la época de los imperios zarista y manchú- han tenido un solo enfrentamiento armado (al precio de ocho soviéticos muertos) debido a cuestiones de límites en 1969 en una isla de arena –Damansky, perdida en la Siberia- que más se pareció a una puesta de la que ambos bandos sacaron provecho en función de sus peleas internas agudizadas por esos días. Los demás conflictos han sido batallas ideológicas a partir de la ruptura de Mao con la URSS en 1958. Sin embargo, hay un plano larvado de afinidades que ha cobrado mayor visibilidad con las decenas de acuerdos firmados recientemente  entre los dos gigantes, entre ellos uno de provisión de gas de Siberia a China, nada menos que por 30 años y al precio de  400.000 millones de dólares.

Mientras se sustancia el ingreso de nuestro país al BRICS -y sobre todo luego de producido el mismo- la diplomacia argentina en este andarivel tiene que ponerse bajo el ala de Itamaraty. Es innegable que la diplomacia brasilera ha demostrado consistencia y vigor en su proyección nacional, cuyos contenidos y formas no son ni han sido necesariamente coincidentes con los nuestros. Eso no obsta para que a escala del mundo podamos hacer un frente común de carácter estratégico. A lo largo de estos casi dos siglos de vida independiente, Brasil -heredera de las políticas externas del imperio lusitano con quien mantuvo un estrecho vínculo aún luego de su desprendimiento, lo que ha derivado en una gran afinidad por llamarla de algún modo con el Foreign Office- se ha comportado de una forma muy audaz, sobre todo a partir del despegue desarrollista de los años sesenta del siglo pasado. Argentina ni de cerca tiene esa vocación (lo cual no es ni bueno ni malo en sí; es cuestión de cómo nos vemos en relación al mundo o cuáles son nuestras reivindicaciones prioritarias como país). El problema a abordar es que el espacio de los BRICS será enormemente competitivo tanto en su relación con los países desarrollados como con aquellas zonas que se están despegando de la pobreza al ritmo de altos índices de crecimiento. Una buena relación con Brasil, más de complementariedad que de confrontación, sustentando sus movimientos más audaces y completando lo que haga falta y no sobra en el país vecino, puede armar una dupla tipo Messi Neymar que se note como se debe en la cancha donde se juega el partido de los emergentes. Pero, sin duda, la mesa chica del grupo la están conformando los tres grandes asiáticos con un leve predominio de Rusia por su carácter de superpotencia que a pesar de la disolución de la URSS no ha perdido y según algunos observadores estaría en vías de incrementarse, ahora con las pautas del capitalismo. Las consecuencias en el comercio por las sanciones a Rusia que le han impuesto los países occidentales por su actuación en el conflicto ucraniano, así como sus movimientos audazmente integradores en el espacio euroasiático, son de enorme importancia en las reconfiguraciones globales de corte regional. Dichos movimientos, que serán en lo sucesivo moneda corriente, ofrecen a  la Argentina una oportunidad estratégica de mayor involucramiento en tanto pueda desplegar una diplomacia acorde.

En este andarivel, merece una nota el funcionamiento del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) reunido por estos días en China. Puede que estas movidas también sean señales con relación a los movimientos geopolíticos que según la concepción de este trabajo serán la característica dominante del ciclo que se inicia. En este espacio de características predominantemente económicas es donde se van a desarrollar los mayores flujos. Mientras tanto, se anticipa una dura controversia entre el dueño de casa y los Estados Unidos: a propuesta de China los países de la región apoyaron la "hoja de ruta" para el desarrollo de la Zona de libre comercio en Asia Pacífico (FTAAP) en contraposición al intento de EEUU de crear la  Alianza Transpacífico (TPP) en la que está prevista la participación sin China de solo 12 de los 21 miembros de la APEC[xix]. En cualquier sentido, es más importante que nunca la relación con Chile y el establecimiento de una infraestructura común que atraviese la cordillera en las distintas regiones que nos unen ecosistémicamente al país hermano.

El regisseur y la gallinita

Recordemos que en 1975, en defensa de Agostinho Neto, aún estando los tanques cubanos a cargo del General Ochoa (luego fusilado por narcotraficante) luchando contra la invasión sudafricana a la recién independizada Angola, el Brasil envió a ese país –al cual lo une un común origen lusitano- una delegación de buena voluntad con Pelé a la cabeza. Nosotros tardamos 35 años en mandar a nuestra presidenta al frente de una comitiva caracterizada por la estética del secretario Moreno que fue el hazmerreir de todo el mundo. La cuestión no es menor. Una gran parte del planeta – todo en realidad-  se está alejando de la pobreza a gran velocidad, recorriendo arduamente un proceso de crecimiento y desarrollo; deben ser fácilmente más de 100 países. Son fabulosas las oportunidades de cooperación multifacética que se abren en naciones desquiciadas, necesitadas de rearmar todo lo que perdieron en materia organizacional durante el proceso de la descolonización; ahora con el boom de las commodities están atesorando recursos que van a utilizar sí o sí para la modernización de sus sociedades. Es el tercer gran andarivel donde debemos desplegar nuestra iniciativa en la acción externa. La clave es una fuerte disposición en la cooperación internacional focalizada en el ascenso social desde la pobreza que se está dando en esos lugares cada vez más notorios,  y todo lo que podemos aportar como país de desarrollo medio para ayudar a la organización de sus familias basada en una creciente complejidad. En este andarivel, una de las prioridades son los sectores pobres de los países vecinos. La crónica falta de oportunidades que como salvación les hace fijar la vista en nuestro país, provoca una permanente diáspora hacia el gran Buenos Aires que en algunos casos ya es mayor que la de nuestras propias familias pobres de las provincias del norte. Una cooperación enérgica –básicamente en educación y la creación de microemprendimientos- atenuará la presión de ese vector centrípeto, de larga data, que agrava nuestro principal problema estructural, el desequilibrio territorial y demográfico.

G20


Emergente de un poder real -por primera vez en la historia tan a la luz pública que parece casi invisible- este agrupamiento (del que para algunos inexplicablemente forma parte nuestro país) es un lugar inigualable para paladear la prospectiva en cuestiones globales.


Una oportunidad de gran trascendencia, totalmente desperdiciada por el gobierno peronista, es el hecho de pertenecer al G20, un agrupamiento no estructurado de países [solo adquiere entidad al realizarse sus cumbres (summit) y sus reuniones (meetings)] que fuera constituido en los noventa y reactivado luego de la crisis financiera de 2008. En el caso de las cumbres, una vez al año, en nombre de cada país participa su presidente. Paralelamente, otra cantidad de reuniones específicas cubren la agenda del G20.
Esta semana se reúne la cumbre de presidentes en Brisbane, Australia. Consultando su sitio se puede ver que junto a la cumbre funcionan en forma autónoma –como claramente lo especifican- 5 grupos subsidiarios que tratan los siguientes temas: B20 (negocios), C20 (sociedad civil), L20 (trabajo), T20 (pensamiento), Y20 (juventud). Un análisis pormenorizado de los documentos salidos tanto de las cumbres como de las distintas reuniones colaterales, da la oportunidad de adentrarse en las cuestiones sustantivas que van a modelar nuestra patria en las próximas décadas. Es el mundo donde la Argentina deberá reinsertarse con imaginación a partir de la caducidad del populismo peronista.

Ing. Alberto Ford
Arroyo del Gato, 10 de noviembre de 2014






















[i] La segunda guerra mundial costó más de 50 millones de muertos y duró casi seis años.
[ii] Por ejemplo, en la producción agropecuaria, la presencia o la falta de lluvias es más determinante que la acción conjunta de la tecnología, la oscilación de los precios de las commodities y la cultura de los agricultores. Por cierto todo estos factores están interrelacionado, como también de una u otra forma la agricultura con el resto de las actividades económicosociales
[iii] Ver la descripción de los efectos en https://es.scribd.com/doc/84944053/Efectos
[iv] http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_del_euro
[v] Las diferencias evidenciadas al respecto entre el gobierno argentino y los países desarrollados no está en la condena a la especulación financiera como la de los fondos “buitre” (una posición que en general se viene sosteniendo antes de que se suscitara el caso de nuestro país) sino con referencia al ámbito donde debe ser tratado el problema. Esta semana en la cumbre del G20 de Brisbane se pondrán en evidencia los distintos puntos de vista: mientras nuestro país pretende que el G20 condene a los fondos buitre, los PD consideran que el problema debe ser tratado por el FMI. Son previsible los resultados del enfrentamiento en la cumbre.
[vi] Königsberg fue posesión prusiana hasta la unificación de Alemania, de la que pasó a formar parte. Tras la Primera Guerra Mundial, el territorio prusiano, junto con Königsberg (Prusia Oriental), quedó aislado de Alemania por el corredor polaco de Danzig. En 1945, fue tomada por los soviéticos y renombrada Kaliningrado (wiki).
[vii] La finalización de la guerra antes de lo previsto hizo que una gran partida remanente de uniformes para el ejército turco fuera comercializada en nuestro país como la “bombacha gaucha”, una parte fundamental de la  vestimenta del hombre de las pampas que hasta ese momento había usado el chiripá con las consabidas dificultades para orinar.
[viii] Los resabios de la fuerza de Stepán Andríyovich Bandera líder nacionalista ucraniano acusado por la ex URSS por su rol colaboracionistas con los nazis durante la Segunda guerra mundial. Igualmente odiada por rusos, polacos y judíos, fue asesinado por la KGB en Múnich en 1959. Mientras tomaba forma este trabajo sectores de la ultra derecha portando pancartas con la foto de Bandera interrumpieron las sesiones del parlamento ucraniano para exigir la aprobación de una ley que “declare héroes a los luchadores del Ejército Insurgente ucraniano, que luchó en la II Guerra Mundial contra el Ejército rojo” (http://democracialaotraamerica.blogspot.com.ar/2014/10/manifestantes-atacan-sede-del.html)
[ix] Ver 14 04 08 Chernoziom.doc

[x] Días pasados en esta esgrima verbal entre los turcos y los norteamericanos sobre el grado y la forma de intervención en Siria contra los terroristas del llamado Estado Islámico (EI), el presidente turco Erdoğan como si hablara de la soga en la casa del ahorcado trajo a colación el pacto secreto de Sykes Picot por el cual Inglaterra y Francia (con el acuerdo de Rusia en tanto se le garantizara una salida al Mediterráneo) en 1916 trazaron las fronteras de los despojos del imperio otomano según sus intereses y en connivencia con los emires de la zona para dar lugar a la configuración más conflictiva del planeta en materia de límites nacionales. Una verdadera vergüenza.
[xi] Para un estudio pormenorizado del conjunto de  los conflictos históricos del Medio Oriente ver el trabajo de Ricardo Lafferrière  Sobrevolando “una guerra de bordes” en http://nuevaagendaglobal.blogspot.com.ar/
[xiii]http://es.rbth.com/internacional/2014/10/27/ni_las_amenazas_ni_las_sanciones_cambiaran_la_postura_de_moscu_44619.html
[xiv] http://www.lanacion.com.ar/1714072-no-es-una-nueva-guerra-fria-dijo-barack-obama-sobre-las-nuevas-sanciones-a-rusia
[xv] http://es.rbth.com/politica/2014/10/24/mijail_gorbachov_estoy_en_contra_de_cualquier_muro_44605.html
Piazzolla con Pichuco




Ernesto “Che” Guevara
Torres Petronas. Pelli
Paloma Herrera
Juan Perón
Evita
Martha Argerich
Borges
Messi
Francisco
Daniel Barenboim

Monzón

Máxima
Saer
Les Luthiers
Maradona
Mercedes Sosa
Quino
¿?

Carlos Gardel
Favaloro
Cortázar
Fangio
Aymar

[xviii] http://www.bricsmagazine.com/en/articles/a-vital-step
[xix] Ya está el resultado: Xi 1, Obama 0,