lunes, 19 de junio de 2023

 

¿Puede China disputarle la supremacía tecnológica a EEUU?

 

La recurrente alusión a un supuesto enfrentamiento entre las dos potencias como si fuera la contradicción fundamental de la época se ha convertido en un latiguillo infaltable en todo análisis de la situación internacional.

Son muchos los intereses que están en juego en la relación de la República Popular China (RPCh) con los Estados Unidos (EEUU). Es escurridiza la complejidad de su problemática.

Se manifiesta en el comercio y la relocalización (re-shoring) de empresas y cadenas de suministros.

Condiciona la incipiente geopolítica de la grieta global referida específicamente a la carrera por la localización de los proyectos de infraestructura de conectividad entre la Ruta de la Seda (BRI por sus siglas en inglés) y el denominado Build Back Better World (B3W) de los EEUU.

Da pie a diversas consideraciones en torno al controvertido tema de la tecnología, su desarrollo, posesión y disputa estratégica, del que nos ocuparemos en este trabajo.

Para abordar el supuesto de una competencia tecnológica hay que tener en cuentan las irrepetibles condiciones que tuvo EEUU en los alrededores de la Segunda Guerra Mundial (2GM).

Las ventajas adquiridas por aquellos años si nos atenemos a las evidencias hacen que EEUU siga controlando por lo menos hasta ahora la totalidad de los eslabones de la cadena de la innovación.

Al mismo tiempo, las pujas existentes en el proceso de la generación de la tecnología ya no pueden ser circunscriptas a las fronteras de un país.

Esa desmarcación de los espacios de intercambio tecnológico lleva a interrogar sobre la posibilidad de que un solo país alcance a disponer de los recursos suficientes como para librar una batalla contra otros países.

EL Proyecto Manhattan (PM)

La premura de EEEUU por lanzar la primera bomba atómica sobre Hiroshima antes de la finalización de la 2GM fue posible por el esfuerzo mancomunado de 130.000 científicos y tecnólogos del Proyecto Manhattan. Esa cantidad de personal altamente calificado solo fue superada por los 400.000 del Programa Apolo para llegar a la Luna.

No pocas de esas eminencias de la investigación físico-química se vieron obligadas a huir del Viejo Continente debido a la persecución de los nazis. EEUU los acogió de buen grado y les dio lugar en sus laboratorios. En la dirección del PM participaron destacados científicos de varios países europeos.

La masa crítica de conocimientos alcanzada en torno al PM influyó para que las investigaciones en las universidades y laboratorios de EEUU durante y luego de la 2GM alumbraran los descubrimientos que dieron lugar a la Revolución Científica y Tecnológica (RC&T) que conmovió la segunda mitad del siglo pasado.

El predominio de EEUU en las ciencias duras se fue evidenciando con la cosecha de premios Nobel. De los 371 entregados en Física y Química, EEUU recibió 159, Alemania 58, UK 51, Francia 22, Japón 16, Rusia 11, Italia 6, Noruega 2.

La cadena del desarrollo tecnológico va desde el descubrimiento científico hasta el uso de sus inventos en la producción de bienes que pueden ser de uso cotidiano como el caso del celular.

Los eslabones de esa cadena son: 1) el descubrimiento científico, 2) los tramos de investigación y desarrollo (I+D) de donde nace la tecnología, 2) el diseño, la construcción y uso de máquinas para fabricar partes, 5) el ensamblado de esas partes para la producción de diversos dispositivos.

El pleno dominio de la cadena tecnológica implica disponer de la capacidad necesaria para la creación, manejo y control de todos sus eslabones. Lo contrario es como pretender atarse con una sola mano los cordones de los zapatos.

EEUU es la única potencia que ha podido establecer ese dominio desde la 2GM. Es el fruto de la maduración de un sistema C&T de alta complejidad que lleva décadas formar, lo que no se puede hacer sin las condiciones adecuadas. Esa capacidad EEUU no lo ha perdido. Cabe preguntar si la mantendrá para siempre.

El mundo del chip

La producción de microprocesadores está en el centro de los conflictos tecnológicos en curso. Esa parte hoy insoslayable en todo proceso de fabricación está formado por millones de transistores integrados en una estructura micro dimensional de material semiconductor, normalmente silicio. También es conocido como chip o microchip.

Los grandes fabricantes de chips son Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), Samsung (Japón), Intel y Nvidia (EEUU). La taiwanesa es de propiedad mixta con una presencia no única pero dominante de Apple que aporta su base tecnológica al tiempo que es el principal consumidor de sus productos. Paradójicamente, TSMC es la proveedora de chips a lo esencial del aparato industrial de la RPCh adonde también tiene una sucursal.

El chip puede estar en un aparato doméstico, una máquina herramienta o en una nave espacial. Es imprescindible, al punto de que su faltante puede paralizar toda una industria como ocurrió con la automotriz durante la pandemia.

Sin embargo, en la cadena de las dependencias hay otro eslabón que está más arriba: las máquinas para hacer los chips.

Ese club exclusivo de firmas está dominada por la neerlandesa Advanced Semiconductor Materials Lithography (ASML) que tiene más del 80% del mercado litográfico del mundo; también participan las japonesas Canon y Nikon, y Applied Materials de California.

El ejemplo de los chips -es decir la parte decisiva de toda producción- nos muestra la forma irreversible en que la globalización ha ido diseminando las competencias.

Ese proceso desconcentrador de bienes y servicios de utilidad colectiva impide toda manipulación excluyente por parte de un sector particular, empresa o país.

En conclusión: en el supuesto de que hubiera una guerra tecnológica el dilema no es solo quien la gana sino si la propia guerra puede tener lugar.

Sobre China

El crecimiento de China es impresionante. Es la consecuencia del potencial de un pueblo que ve liberado su accionar al tiempo que va gestando las condiciones propicias para esa construcción. Es un caso típico de proceso autopoiético.

El gran país asiático quedará en la historia como un ejemplo demostrativo de que el atraso no es una fatalidad y que, por el contrario, el desarrollo es siempre posible. Lo es incluso en forma acelerada cuando se logra vencer –lo que indefectiblemente ocurre a la larga o a la corta- las fuerzas reaccionarias, partidarias del statu quo en la defensa de privilegios establecidos.

Pero el fenómeno no debe dar lugar a interpretaciones sesgadas, tomando solo la parte de la realidad que se condice con presunciones previamente esgrimidas. Sobre todo, en procesos de alta complejidad.

No es fácil analizar China. No obstante, es dable preguntar si a China se la sitúa en el lugar que le corresponde ateniéndonos a su rica experiencia de las últimas cuatro décadas así como sus  reivindicaciones nacionales reafirmadas en forma permanente.

El reciente XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) estableció como tarea central la “culminación de la construcción integral de un poderoso país socialista moderno…y la promoción integral de la gran revitalización de la nación china”. 

Claramente los objetivos de China son endógenos y en ningún momento hace alusiones confrontativas. China se propone fortalecer su protagonismo en la arena internacional a partir de su importancia en el comercio y la cooperación en infraestructura; incluso, porque es motivo de legítimo orgullo, hacer conocer su exitoso modelo de desarrollo.

China es la infraestructura productiva más grande del mundo. La transformación se fue madurando durante los últimos 40 años desde de la apertura denominada Boluan Fanzheng (literalmente «eliminar el caos y volver a la normalidad»). 

El conductor de ese cambio verdaderamente revolucionario fue Deng Xiaoping lo que le valió la reputación de "Arquitecto de la China Moderna”.

El proceso chino se vio favorecido por la expansión de un capitalismo ya exitoso que aprovechó las ventajas de un mercado gigantesco, el menor valor de la mano de obra y, no menos importante, la disciplina social y laboral que garantizaba la presencia del PCCh en su sociedad.

Las condiciones ofrecidas dieron lugar a una relocalización masiva de infraestructura productiva hacia el Oriente, principalmente desde EEUU y otros países desarrollados.

China disponía de una base industrial tecnológicamente atrasada a partir de la masiva asistencia que le prestó en los cincuenta la ex Unión Soviética luego de la formación de la República Popular China (RPCh) en 1949. Sin embargo, la oferta de Occidente claramente la superaba en sofisticación.

Un esfuerzo especial demandó la reconstrucción de las actividades académicas y científicas que habían sido diezmadas por las políticas aventureras del maoísmo, principalmente el Gran Salto Adelante entre 1958 y 1961, y la Gran Revolución Culturas Proletaria en los ´60 y parte de los ´70.

No obstante, el grueso de sus recursos humanos de mayor calificación se vio comprometido en la adaptación de la gigantesca infraestructura industrial recibida a partir de los ´80.

China tiene más de medio millón de sus jóvenes destacados estudiando en EEUU, entre ellos la propia hija de Xi Jinping.

Siendo como es EEUU un “cazatalentos”, lo más probable es que los jóvenes chinos más inteligentes sean iniciados en investigaciones estando aun en las aulas norteamericanas o sigan conectados cuando regresan a su país luego de graduarse.

El poco transparente mercado de la tecnología

La cadena del desarrollo tecnológico va desde el descubrimiento científico hasta dispositivos de uso cotidiano como los celulares de última generación que están al alcance de la mano en los lugares más remotos del mundo.

En algunos casos -cuando auguran éxito, muestran utilidad o se tiene un pálpito- a los descubrimientos científicos le sigue la «investigación y el desarrollo» (I+D o en inglés R+D, research and development). Son los dominios de la innovación. De ellos nacen las tecnologías, algunas de las cuales son muy exitosas.

La transferencia tecnológica es un proceso de muchas variantes no siempre transparentes en las relaciones internacionales.

Comprende la compraventa legal o ilegal. Se dice que con los medios suficientes es posible conseguir en el mercado cualquier know how.

Está el caso frecuente del hurto o copia que se da cuando un técnico se lleva las planillas al cesar su trabajo en una empresa.

El apasionante mundo del espionaje científico está reflejado en exitosas series de Netflix. Ya mencionado, el proyecto Manhattan fue permeado por la inteligencia rusa lo que les permitió acelerar la creación de su propia bomba atómica no mucho después de Hiroshima.

Un caso de aporte sinérgico es el de la interpretación de la información contenida en patentes públicas a la que luego se le puede introducir mejoras llamadas «modelos de utilidad».

También están los joint ventures entre empresas lo que implica compartir métodos de fabricación o los profesionales que han asimilado los conocimientos suficientes al participar en esas negociaciones.

Memorable son las pulseadas internacionales ocurridas circa 1976 entre países europeos que necesitaban el gas ruso para crecer, y el presidente Carter que bloqueaba la venta de unas válvulas para el funcionamiento de los primeros gasoductos que solo fabricaban los norteamericanos.

Por última están las cesiones inexplicables. Quienes se hayan interesado por la historia de la guerra de Corea (1949/53), recordarán la sorpresiva aparición de los cazas Mig-15 rusos para enfrentar a los Sabre norteamericanos. La paradoja es que los aviones rusos -que mostraron supremacía- estaban equipados con turbinas Rolls-Royce de origen inglés cedidas a la Unión Soviética en el mismo momento en que Churchill pronunciaba su memorable discurso en Fulton (EEUU) para bajar la Cortina de Hierro e iniciar así la Guerra Fría.

Como dijo Marx en el Manifiesto Comunista «todo lo sólido se desvanece en el aire». El saber tecnológico se escapa de su hábitat natural.

La información y los conocimientos de la innovación hoy están en la nube (cloud computing), en los institutos y empresas globales, en los intercambios académicos y asociaciones entre firmas, incluso en manos de investigadores top que se cotizan en el mercado como si fueran estrellas deportivas.

En síntesis, ningún país - EEUU inclusive- tiene ya la capacidad de concentrar poder suficiente como para librar una batalla que es, por añadidura, de imposible realización. La sublimación global de la tecnología transcurre por un camino sin retorno.

El jingoísmo

La retórica diplomática de los EEUU ha creado un nuevo relato basado en las ideas del Destino Manifiesto (DM), principio motor de muchas de sus intervenciones externas. El DM ha hecho las veces de una pastilla azul capaz de incrementar el ímpetu toda vez que las energías endógenas han sido insuficientes.

El DM está inspirado en el jingoísmo, una doctrina de origen inglés característica de un nacionalismo propenso a la expansión violenta sobre otras naciones.

EEUU no tiene ninguna razón intrínseca para lidiar con China ni tampoco la tiene China con EEUU. Juntos, en los últimos cuarenta años, han protagonizado una performance sin igual en la historia en contra de la pobreza y a favor del desarrollo.

Pero bueno, el diablo mete la cola. Se va estableciendo -como parte de esa ocurrencia fantasiosa tendiente a reinterpretar las relaciones internacionales- un mundo seccionado por una grieta global que sitúa a las dos potencias en bandos distintos…

 

Ing. Alberto Ford

IRI / UNLP. Junio de 2023

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 4 de junio de 2023

 

 

 

La grieta global complejiza las relaciones internacionales

 

La grieta separa pero no deja de unir. Depende de qué dimensión se considere. Mirado desde una perspectiva imparcial, en la realidad internacional hay tres actores diferenciados: China, EEUU y Rusia. Cada uno con su libreto protagoniza la escena. Están conectados a través de la agenda global en relaciones de confrontación y/o complementariedad.


En una relación de aguda conflictividad EEUU y Rusia se unen a través de la guerra de UKR. China por su parte compite con EEUU en base a una renovada concepción de la Infraestructura de conectividad. Ambos ponen en juego dos megaproyectos, la Ruta de la Seda y el Build Back Better World (B3W). Rusia y China por último se preocupan por las formas y la consolidación geopolítica de la parte autocrática de la grieta.

 


 

La guerra de Ucrania


La inmovilidad que vino caracterizando la guerra se ha visto afectada con la caída de Bajmut, un lugar estratégico para la logística ucraniana. La ciudad, ya casi inexistente, permaneció encerrada durante varios meses, con apenas un desfiladero por donde se abastecía a las tropas sitiadas.

La guerra de Ucrania se está prolongando más allá de lo esperable si nos atenemos a la correlación de fuerzas en juego. El parate admite distintas explicaciones según de dónde se lo mire.

 Las razones implícitas de EEUU son diáfanas. Oficialmente, declaran que alcanzar el fin del conflicto implica abastecer de armas al ejército ucraniano para recuperar los territorios ocupados. Un punto de vista más alejado de la lógica militar que de los intereses comerciales del CMI, denunciados oportunamente por el ex presidente Eisenhower.

 Los motivos de Rusia no son tan claros. Si Rusia completa la recuperación de Donetsk y Lugansk, alcanzaría los objetivos planteados al inicio de su intervención. Pero las guerras son puro misterio. Cabe preguntar si esas siguen siendo sus intenciones o, por añadidura, ahora lo son la ocupación de otros territorios como podrían ser Járkov y Odessa. De ser la segunda opción tenemos guerra para rato.

 La caída de Bajmut tuvo fuerte repercusión en Hiroshima el día de la inauguración de la cumbre del G7 adonde había sido invitado el presidente ucraniano.

La presencia de Zelensky no solo fue accidentada por esa coincidencia. En Hiroshima esperaban la oportunidad para difundir los resultados de la lucha por el desarme nuclear, pero sus ciudadanos se sintieron defraudados porque la guerra de Ucrania les había quitado protagonismo. Fue el mismo sentimiento que experimentó el primer ministro de Japón, anfitrión de la Cumbre.

 La extensa declaración final del G7, reflejo de un nutrido y pormenorizado abordaje de la problemática global, confirma lo que viene sucediendo desde la Cumbre de 2021 en Inglaterra: el Grupo de los Siete vuelve a ser la versión restringida del G20, pero sin el lastre de Rusia, China y otros países emergentes.

En ese contexto se pueden verter opiniones sobre temas que serían inaceptables en el formato ampliado (verbigracia invasión de Ucrania o represión de los üigures en China).

No obstante, los países desarrollados han reafirmado de hecho la necesidad de un G20 como medio para influenciar en el más alto nivel posible la parte light de la agenda universal compartida.

 

La infraestructura de conectividad

 

La preocupación existente en EEUU por la obsolescencia de su inmensa infraestructura estuvo presente más de una vez en los discursos del presidente Biden. El hecho fue planteado en  foros como el del G7 donde se presentó el programa Build Back Better World (B3W).

En la cumbre del G7 de Alemania de 2022 se propuso una inversión de seiscientos mil millones de dólares para infraestructura de calidad a través de la Asociación para la Inversión en Infraestructura Global (PGII). La intención se expresó en el solemne compromiso de “realizar la transformación del sistema económico y social hacia economías netas cero, circulares, resilientes al clima, libres de contaminación y positivas para la naturaleza y a detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030.”

 Por cierto, la preocupación no solo se refiere al estado de la infraestructura de los EEUU.

 Entre la dirigencia de los países de Occidente se sigue con atención el avance y la proyección de la contraparte china al B3W, el programa Iniciativa de la Franja y la Ruta o llamado por antonomasia de la Nueva Ruta de la Seda, en inglés Belt and Road Initiative (BRI).

La controversia entablada –referida a la influencia de ambos programas y, por extensión, de ambas potencias- ha obrado en un sentido más general: representar el relato sobre el supuesto enfrentamiento sino-norteamericano como si fuera la contradicción fundamental de la época. Dos eventos la significan.

La fusión de dos gigantes del ferrocarril: Canadian Pacific y Kansas City Southern para formar CPKC Railways, ensamblado a los proyectos de cabecera de AMLO, el Tren Maya y el Transítsmico en Tehuantepec, permitirán incrementar la conectividad necesaria para la relocalización de las cadenas de suministros que está ejecutando EEUU para contrarrestar el predominio asiático. Es un mega-emprendimiento que involucra 30.000 Km de vías para “reticular” a full toda la parte norte del continente americano.

Por el lado de la parte china, se evidencia con mayor claridad el rol que juega la conectividad como principal ariete para la proyección de su influencia global. Están en curso proyectos de su autoría en 139 países, entre los cuales hay 30 europeos, 37 asiáticos, 54 africanos y 13 de América Latina.

Genera enorme expectativa la realización este año del IIIº Foro de la Nueva Ruta de la Seda. Los dos primeros tuvieron una presencia muy amplia y altísimo impacto. Veremos en esta oportunidad lo que sucede en el marco de la grieta.

El tema de la conectividad fue dominante en la cumbre de reciente realización de Xi Jinping con los presidentes de los cinco países del Asia Centra. Las obras comprometidas apuntan a la formación de un hub en esa área pivote, inevitable para cualquier trazado terrestre, con vistas a la diversificación de la infraestructura con que China se conecta comercialmente con Europa.

La realización simultánea del Foro Xi+5 y el G7 pone en evidencia el carácter confrontativa de la grieta, al mismo tiempo la fuerza con que las autocracias –apoyaron al unísono la realización de la Cumbre en Xi´an, punto de partida terrestre de la Nueva Ruta de la Seda- están afrontando el desafío.

 

La geopolítica de las autocracias

 

Han sorprendido los recientes movimientos del presidente brasileño. A poco asumir el cargo por tercera vez, Lula pegó un volantazo político, por lo menos en cuestiones internacionales; es toda una lección de la experimentada y flexible diplomacia de Itamaratí que lo ubican en una posición de desafiante independencia.

Unasur fue un experimento fallido que sucumbió víctima de los vaivenes políticos de la década pasada en la región. Al calor de esta nueva onda electoral que se expande -más de centro izquierda para llamarla de algún modo- Lula intenta reflotar el organismo.

Para ello llamó a una reunión de consulta en Brasilia en la que participaron doce presidentes sudamericanos. La declaración salida del Planalto no menciona a la UNASUR lo que atestigua el carácter informal de la convocatoria.

Como dato anecdótico se menciona el caluroso recibimiento que Lula dispensó a Maduro así como la reivindicación de su legitimidad democrática lo que repercutió en los medios de un modo tan encendido como dispar.

 


 

En esos días un diplomático brasileño sorprendió en Moscú con declaraciones sobre la profundización de los vínculos de los países del BRICS con los países euroasiáticos y, a través de Brasil, también del Mercosur y hasta de sus países integrantes, entre ellos la Argentina. Otra expresión del sesgo que Lula le está dando a su gestión también como presidente pro tempore del ascendente organismo pentanacional.

Sin embargo, los resultados de la misión del gobierno argentino en Pekín muestran que las intenciones de Lula -expresadas a través del diplomático mencionado- todavía están en tiempo de espera si nos atenemos a la receptividad que dispensó Dilma Rousseff -que está al frente del Banco BRICS por mandato de Lula- a las demandas de financiamiento fresco para compensar los déficits de dólares de nuestras reservas.

Las mencionadas declaraciones del diplomática brasilero se dieron en IIº Foro Económico Euroasiático de la Unión homónima (UEEA) en la que participaron decenas de países lo que da la pauta de los esfuerzos del Kremlin para consolidar el lado autocrático de la grieta.

De ese lado existen otros organismos de peso como por ejemplo la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en la que están no solo China y Rusia que la comandan sino también la India e Irán; pero el BRICS, al estar representados en él tanto África como Latinoamérica, asoma como la principal alternativa organizacional para el crecimiento del Sur Global.

Los hechos parecen justificar las expectativas. En la Reunión de “amigos” del BRICS que tuvo lugar en Sudáfrica, el organismo registra al día de hoy más de 30 peticiones de ingreso de países de los tres continentes.

La alianza estratégico establecida por Rusia y China, a principios de 2022, sigue demostrando vitalidad. A la reciente visita de Xi a Moscú, donde se firmaron importantes acuerdos suplementarios, le siguió la visita del primer ministro ruso a Pekín donde la tónica fue similar.

En la completísima agenda que los vincula estratégicamente, se destaca el tratamiento de la apertura de una nueva alternativa comunicacional en el marco del Nueva Ruta de la Seda: el camino del Mar del Norte en el Ártico que se va haciendo cada día más transitable con el deshielo producido por el cambio climático.

El cambio es revolucionario. Transportar mercancías desde el Lejano Oriente hasta Europa a través del Canal de Suez obliga a recorrer más de 23.000 kilómetros; en cambio, por la Ruta Marítima del Norte solo algo más de 14.000 kilómetros con el ahorro de tiempo y costes que ello supone. Una nueva alternativa geopolítica controlada por las autocracias que obliga a acelerar el re-shoring de las cadenas de suministros de oriente a occidente.

 


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Donde no hay grieta es con relación a la atracción fatal que sigue despertando la inteligencia artificial (IA). Frente a su irrupción invasiva, el G7 ha encargado a la OCDE considerar el análisis de los impactos vinculados al fenómeno emergente, y la puesta en marcha de la Alianza Global sobre IA (GPAI) para mejorar las condiciones de la incorporación de la herramienta.

La avalancha tecnológica de estos días se sintetiza en la consigna de la Sociedad 5.0 presente en diversas estrategias nacionales. Con la incorporación de la IA al imaginario social, la visión de la Sociedad 5.0 comienza a imponerse aceleradamente como arquetipo de gestión moderna.

El G7 convoca a incrementar la receptividad de los nuevos conocimientos. En ese sentido se reivindica el papel de la educación como un catalizador para lograr todos los Objeticos de Desarrollo Sostenibles (ODS) que hoy por hoy son el modelo más difundido y aceptado de la agenda global.

 

 

 


 

Ing. Alberto Ford

IRI/UNLP. Junio de 2023