lunes, 2 de septiembre de 2019


Diseño Inteligente (I)
Tuve la oportunidad de concurrir a un interesantísimo panel de la cátedra de Librepensamiento de la UNLP organizado con el fin de abordar el tema del llamado diseño inteligente (DI), una teoría referida a la génesis del universo en boga en los EEUU. Lo bueno de la iniciativa está en que pone al alcance del no especialista cuestiones que normalmente no trascienden los cenáculos científicos.
Según wiki, el DI es “el término utilizado para describir a la corriente pro-religiosa que sostiene que el origen o evolución del universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes”. Una parte de la comunidad científica considera a esta nueva teoría como una pseudociencia de características dogmáticas que estaría movida por el objetivo de alcanzar “una justificación a posteriori de la creencia en un creador determinado (el dios de las religiones monoteístas)”. Como participamos de una cátedra que invita al libre debate de las ideas, me voy a permitir hacer algunas reflexiones.
Lo primero que salta a la vista en el desarrollo de la problemática es la referencia a la noción de “origen” que sin excepciones se la presenta como un postulado. Curiosamente coinciden en esa posición quienes empero están enfrentados en la polémica: los partidarios de la cosmogénesis de raigambre religiosa, identificada con la corriente del creacionismo, y los que sostienen la pertinencia del mecanismo del big bang, una teoría muy difundida y aceptada en los medios académicos, que comulga con el evolucionismo. Las respuestas o los silencios de ambas corrientes frente a una pregunta simple del tipo “¿y antes qué?” son o parecen ser su punto vulnerable.
La religiones remiten a la obra de un ser superior. En la biblia se dice "te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y veas cuanto hay en ellos y entiendas que de la nada lo hizo todo Dios". Pero la misma afirmación es paradojal: presupone una presencia de algo o alguien a cargo del cometido y no una nada. Por otra parte, la noción del big bang –un modelo de interpretación  fructífero como veremos en seguida- tampoco lo puede hacer: el mecanismo de la explosión que está muy estudiado se detona a partir de la concentración infinita de una quasi materia de existencia previa. 
Observación: estamos en presencia de una idea de origen que excluye su contrario -la idea de que no haya un origen- a pesar de ser tan considerable como ella. 
La noción de infinito que por omisión adquiere protagonismo en ese intríngulis puede ser representada por la matemática; es sin embargo una causa perdida para la mente humana: no es racionalizable; a lo sumo puede ser intuida por medio de un esfuerzo orientado a tal fin.
Einstein con su sorna característica de sabio ya lo decía: “Hay dos cosas que son infinitas, el universo y la estolidez humana”. Tomando la primera aseveración, que es la que nos interesa en esta circunstancia, veamos qué nos depara.

Un espacio infinito pero lleno de cosas finitas
Sin duda la infinitud nos resuelve un problema pero nos crea otros. Por ejemplo nuestra existencia y tantos otros conjuntos condenados fatalmente a la finitud como el sistema solar. Ahí sí, en una dimensión que podemos sentir más cercana, la ciencia puede inferir que hubo un origen.
En esa línea de razonamientos y conjeturas cabe la pregunta: ¿el Sol habrá sido el producto también de una explosión pero no tan grande como para merecer al adjetivo big? ¿Y si todas las estrellas (soles) como las llamadas novas y supernovas fueran también la consecuencia de explosiones de las que nos estamos anoticiando ahora aunque hayan sucedido hace mucho tiempo?
Vamos a recordar solo por un instante la tabla periódica de los elementos (átomos) que algunas vez aunque sea de pasada vimos en el secundario. Ese ordenamiento debido a los trabajos del sabio ruso Mendeleiev reúne a los un poco más de cien átomos que hay en la naturaleza. Hay un hecho de gran significación: los dos primero átomos de esa tabla, los número 1 y 2,  son el Hidrógeno y el Helio, no casualmente los que componen la totalidad de la masa de nuestro sol (92,1% H2, 7,8% He). Asimismo, los últimos y más recientes átomos de esa tabla ya son obra del ser humano (o sea también de la naturaleza de la que somos parte indivisible) que los ha creado por tiempos infinitamente breves en experimentos como los que ahora se están llevando a cabo en el acelerador de partículas ubicado en la frontera franco-suiza. ¿Qué contienen estos fenómenos de la química y de la física  de interés para el tema que estamos tratando?
En un momento en que está de moda hablar de modelos podemos pensar en el siguiente. En sus inicios se forma el Sol a partir de una explosión. Un mini bang que mandó al espacio masas incandescentes de H2 y He. Al alejarse del foco de la explosión esas bolas de fuego se fueron enfriando. Así, aumentan su densidad, incrementan el peso y a partir de ese momento comienza a actuar con más vigor la gravedad: el Sol, que las expulsa al principio, a partir de un punto las atrae dando lugar al equilibrio de las fuerzas de expulsión y atracción. Y entonces esas bolas de fuego ya frías y solidificadas se ponen en orbita.
Ahora imaginemos este otro modelo para ver el comportamiento de esas bolas de fuego que fueron dejando de serlo por enfriamiento de su corteza pero conteniendo la incandescencia. Ese sistema de paredes solidas y altas temperaturas en su interior es lo más parecido que puede encontrarse a un reactor. Y adentro pueden reaccionar los átomos que se fueron formando por medio de un procedimiento que se denomina trasmutación. ¿Qué es la trasmutación? Es un fenómeno en apariencia simple por el cual el agregado de electrones a un átomo va dando lugar al átomo subsiguiente. Así se pudo ir completando a través de millones de años la tabla periódica de los elementos.
Esa posibilidad desveló el sueño de los alquimistas: transformar el plomo en oro a partir de que el primero tenía un electrón menos. El experimento no solo es teóricamente realizable  sino que se lo ha llevado a cabo; el problema es que producir de esa forma el metal amarillo implica consumir enormes cantidades de energía de manera que es más barato comprarlo en la calle de los joyeros (Libertad, BA).
Pero cuando se formó nuestra tierra aun no existían las ONG’s ambientalistas. Nadie se preocupaba por el uso racional de la energía. De manera que en el seno de nuestro planeta se fueron formando progresivamente los distintos átomos. El número 6 de esa serie es el Carbono que como veremos en otro trabajo da nacimiento a la vida. Antes de seguir, ¿cómo opera el mecanismo del big (o el mini) bang?

No entra en la cabeza
Con respecto al modelo del big bang en el mundo científico existe una concordancia bastante generalizada sobre su desenvolvimiento. Dicho esto a pesar de que si las cosas ocurren como sospechamos, el modelo de la detonación no pueda aplicarse al “origen” del universo porque este nunca habría tenido lugar. En ese caso, no obstante, si se lo podría hacer con respecto al nacimiento de las infinititas estrellas (soles) que vemos en el firmamento.
La cosa transcurre así. “Algo” se va concentrando hasta ocupar un lugar tan  infinitamente pequeño como infinitamente pesado. Llega un momento en que en esa situación inimaginable para la mente humana se produce una explosión. En forma bastante convincente la ciencia ha detectado en el espacio tres tipos de energías o materias: 1) energía oscura, 2) materia visible (nosotros), 3) materia oscura que es como una materia visible pero que entró en desuso. Ahí entran a jugar los llamados “agujeros negros”. Que son como grandes digestores que se tragan todo lo que puede ser atraído por su enorme fuerza de gravedad. Podría ser que la víctima preferida de esa voracidad fuera la materia oscura; y que ese “desperdicio” se vaya concentrando hasta ocupar un lugar tan infinitamente pequeño como infinitamente pesado, un evento que definitivamente no nos entra en la cabeza… hasta explotar. Si el mecanismo se va repitiendo sin solución de continuidad daría lugar a lo que hoy se puede ver en el cielo: estrellas que nacen encendidas, y estrellas que se apagan.
¿Un debate sine die?
El problema del mundo científico como se decía en el panel son las relaciones de poder que llegan a legitimar puntos de vista discutibles o directamente incorrectos. Fue la situación que obligó a Galileo a retractarse de su verdad aunque los detractores tardaran trescientos años en reconocer que estaban equivocados. El pobre Galileo murió sin saberlo.
Una de las cosas preocupante de este no-debate es que indirectamente se pone bajo sospecha palabras tan bellas como creación, inteligente y diseño (etimológicamente derivada de signo). Tal vez sería mejor que el encuentro entre las posiciones se diera a través de las preguntas más que de las sentencias; ir alcanzando en conjunto algunas pautas epistemológicas para abordar fenómenos tan complejos como lejanos para la mente humana. Hay que reconocer sin embargo una cosa: existe en la naturaleza una lógica inteligente que no surge de nuestra mente, más bien lo contrario, es la inteligencia humana la que se nutre de esa especie de noosfera como ha sido denominada en la ciencia. Eso no significa que haya otro ser supra humano autor de todo lo que se ve y de lo que no se ve. Es la propia naturaleza la que a través de un auto-dinamismo evolutivo ha ido generando fenómenos de creciente complejidad (mensurables según de la Ley de la variedad requerida de Ashby). Por tomar un ejemplo, el de la reproducción. Es un prodigio que a través de una partícula tan pequeña como el espermatozoide y el óvulo se pueda trasmitir una enorme cantidad de datos genéticos. El ser humano no creó las condiciones para el logro de esa hazaña; es solo a través de él que tiene lugar. ¿Cuánta inteligencia hay en ese acto que deriva de la evolución? Recién en esta época luego de miles de años de vigencia, cerrando un círculo virtuoso de generación de saberes, se comienza a dilucidar fenómenos de una complejidad inaudita que han dado lugar a lo que somos.

Ing. Alberto Ford
La Plata, junio de 2012

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Nada se hace de la nada. Toda creación implica la combinación de “cosas” preexistentes (hasta Dios, para crear a Eva, tuvo que recurrir a una costilla de Adán). La pregunta es: ¿cómo puede haber un “origen” del universo sin que hay habido “algo” antes que diera lugar, en definitiva y siendo así, a ese no-origen?  Por default, el universo es infinito. Como dijo Einstein, aunque la afirmación haya dado (y lo sigue haciendo) lugar a infinitos debates, salvando la redundancia. Pero no es un debate que pretendamos hacerlo aquí. Perderíamos por muerte. Hoy, el “origen” del universo es una cuestión de fe... y de subsidios para la investigación. Aunque la hipótesis sea insostenible, se la mantiene a rajatabla. Y sobre esa base, está apoyado todo el edificio de la ciencia cosmológica. Que da lugar a una cantidad de saberes que en sí son validos... en tanto se los contextualice correctamente[i].
Tome usted ese cuadro que merecería haber sido hecho por Andy Warholl que es la tabla periódica de los elementos que pergeñó el sabio con perdón de la palabra ruso....Mendeleiev. Dele, aunque sea por una vez (creyó que luego del secundario no lo iba a ver más)
Hay una secuencia inteligencia artificial àinteligenciaàcreación de la vida


[i] Mi experiencia con la tesis con la cual me dieron el título de Ingeniero Química. Hice un trabajo a conciencia -habida cuenta de que el esfuerzo me debía servir para actualizar muchos conocimientos adquiridos en la carrera- titulado “fabrica de harina de pescado a partir de la anchoíta”, un pez que se encuentra en nuestra plataforma marítima. La tesis (el “proyecto” lo llamábamos en la facultad) fue aprobada porque estaba formalmente bien hecho; pero hay un pero: era un sofisma. El sofisma del proyecto radicaba (y los sigue haciendo) en que la anchoíta conviene enlatarla, de esa manera adquiere mayor valor, y la harina producirla con los requechos del fileteado, por ejemplo de la merluza. Volviendo al tema de hoy. En la cosmología todos los trabajos son válidos (sobre todo los que cobran actualidad como los esfuerzo por desentrañar la composición  de la materia y la energía oscuras) y no pierden entidad por más que el universo sea infinito. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?


LA TRAMPA DE LACLAU
Si bien la crisis de los partidos no oficialistas ya venía despuntando, fue en las últimas semanas –principalmente frente al caso Malvinas y la expropiación de YPF S.A.- cuando se revelaron con mayor nitidez sus características. Más allá de las peleas internas y su saldo, esos partidos (salvo en algunos casos el macrismo) terminaros alineados de hecho con el oficialismo. Fue dramática la votación en el Congreso por la petrolera, cuyo resultado quedará grabado en la historia más allá de cualquier consideración que le dio lugar, y la asistencia en primera fila a la puesta presidencial cuando reverdeció la cuestión de las islas. Falta de imaginación en respuestas y propuestas así como la dependencia acérrima de principios esgrimidos fuera de tiempo y de lugar, fueron algunos de los rasgos salientes de la acción opositora. Sin embargo, si se mira el proceso con un poco más de detenimiento emerge una lógica que hace que las cosas hayan sucedido de la forma en que lo hicieron. En este trabajo se sobrevuelai sobre las concepciones filosóficos que se admite han influenciado al matrimonio de gobierno en su forma de ejercerlo y que podrían echar luz sobre algunos comportamientos inexplicables que, por lo menos en apariencia, no se condicen con la tradición peronista de meter a todos en la misma bolsa. En las notas se exponen dos casos, el de YPF y los subtes en la CABA, como formas alternativas de comportamiento frente a los manejos políticos del oficialismo.
Una cadena de mandos
Del filósofo alemán Karl Schmitt son seguidores tanto Ernesto Laclau como Chantal Mouffe, un matrimonio de politólogos post marxistas al que se le atribuye gran influencia en el ideario y la acción de los gobiernos K. Se dice que fue Alberto Fernández cuando aun gozaba de la confianza de los Kirchner quien le regaló a Cristina el libro “En torno a lo político” de Mouffe que la futura presidenta leyó y, a la luz de los acontecimientos ulteriores, colocó en su mesita de luz. De Laclau se sabe que fue un asiduo visitante a Olivos por lo menos en vida del marido.
Es en el plano político donde hay que poner el foco para percibir las características de las formulaciones de este conglomerado de modelos conceptuales. Una de ellas es que “toda política es posible en tanto se logre identificar a un enemigo público” y hacer de esa distinción el leiv motiv de una praxis que ellos ven como antinómico con el liberalismo político, contra el que Schmitt basó toda su prédica. ¿Cuál es el fundamento de esa aparente sutileza? Es la cuestión de la búsqueda de los consensos, característica del funcionamiento de las democracias en Occidente, que es visto como un empobrecimiento del universo político a partir del hecho de que en los acuerdos se subliman las diferencias. Este acto elemental que normalmente se lo considera como un factor positivo de funcionamiento de las instituciones es considerado indeseable. Para el filósofo alemán, “todo consenso se basa en actos de exclusión” un resultado que deriva del hecho obvio de dejar de lado aquellos aspectos iniciales que eran el motivo de la controversia y en su lugar jerarquizar las coincidencias entre las partes. Es sabido que el nazismo se sirvió de las ideas de Schmitt; sin embargo, el filósofo nunca abdicó de las ideas democráticas pero con la salvedad de que esa institucionalidad “no podría nunca partir de borrar o diluir las diferencias, sino al contrario, de ponerlas en primer plano”. Y ahí aparece una de las primeras claves: el señalamiento del adversario.
Así, la dialógica “nosotros/ellos” implica una diferenciación que, al tiempo que "cohesiona al grupo, contribuye a distinguirlo del otro”. Esto último se sustenta en la afirmación de que “reconocer al enemigo implica asumir un proyecto político que genera un sentimiento de pertenencia”. Es decir, al enemigo hay que distinguirlo, combatirlo y derrotarlo pero nunca exterminarlo. Su presencia es el testimonio de “mi” presencia hegemónicaii. La carga de Schmitt en contra el liberalismo se basa en que “ha intentado diluir al enemigo” y ya, en 1932, afirmaba que “el intento liberal de eliminar lo político…esta destinado al fracaso”
Surge así la aplicación de la noción de praxis agonista como la creación de una esfera pública donde “pueden confrontarse diferentes proyectos políticos hegemónicos, antagónicos entre sí, dentro de las reglas del sistema democrático”. Desde ese punto de vista la política no sería otra cosa que la “capacidad histórica de realizar la distinción amigo/enemigo”, capacidad a la que llama “decisión”. Y aquí otra imagen clave: “la decisión es política en estado puro, sin contaminaciones morales, económicas o estéticas”.
Efectivamente, en un ejercicio de exclusiones conceptuales, lo político puede ser” modelado” por medio de un sistema coherente desconectado de sistemas que en otras circunstancias podrían ser afines o conexos. Por ejemplo, el plano moral puede ser especificado en una dialógica bueno/malo, el estético en bello/feo, el económico en redituable/no redituable; en ese contexto de singularidades, la praxis política puede dar lugar a un planteamiento aséptico, sin connotaciones, que adquiere así una ventaja sobre quienes jueguen la partida provistos de consideraciones más extendidas, complejas o difusas. Haciendo una analogía un poco forzada con el fútbol sería como los que quieren jugar bien para satisfacer a los espectadores (“lo importante es competir”), y los que pensando solo en el resultado pinchan con alfileres a los adversarios o hacen alusiones maliciosas a la fidelidad de sus esposas para que los afectados reaccionen y sean expulsados del campo de juego.
La dialógica amigo/enemigo, planteado por Schmitt como una expresión de la necesidad de diferenciación, conlleva un sentido de afirmación de sí mismo (nosotros) frente al otro (ellos). Pero, la diferencia también plantea al mismo tiempo una relación; se establece así un principio de oposición y complementariedad que podría sea vinculado a una de las leyes de dialéctica hegeliana (“unidad y lucha de los contrarios”), pero con una salvedad importante: a diferencia de Hegel (y de su versión materialista, el marxismo) la contradicción no se resuelve (lo que a su vez hace recordar a las ideas primitivas del maoísmo en cuestiones filosóficas).
Así, mientras que la posibilidad de reconocer al enemigo implica la identificación de un proyecto político que genera un sentimiento pertenencia, ni la identificación con/del enemigo, ni el sentimiento de pertenencia, ni la misma posibilidad de la guerra que le dan vida a la relación amigo/enemigo, son inmutables. Antes bien, se encuentran sometidos a variaciones continuas, es decir, no están cristalizados. La esencia de lo político así no puede ser reducida a la enemistad pura y simple sino a la posibilidad de distinguir entre el amigo y el enemigo. Sin embargo, el enemigo no puede pensarse en términos de cualquier competidor o adversario como según este punto de vista era planteado por el liberalismo. En ese caso la oposición o antagonismo de la relación amigo/enemigo se estable si y solo si el enemigo es considerado público. O sea, no se busca la desaparición del enemigo de la escena. Hay que mantenerlo visible para justificar mi acción. Esa presencia, aunque incómoda, me da sentido.
En cuanto a sus adláteres. Si la crítica de Schmitt al liberalismo provenía de la derecha, se dice que la de Laclau viene de la izquierda. Una de sus contribuciones es haber convertido la noción de “populismo” de mal vista en una característica positiva de la política. Un tratamiento similar ocurrió con la noción de “hegemonía” cuando sostiene que “la política, más que la convivencia entre ideas plurales es una lucha entre discursos hegemónicos donde es necesario que uno se imponga sobre otro” una hipótesis que para algunos autores hace acordar a Gramsci.
Ni votos ni fotosiii iv
Vez pasada un reputado columnista se preguntaba el porqué de las dificultades para que la oposición se una en lugar de danzar al compás de los cantos de sirena del oficialismo. A luz de las argucias políticas que estamos viendo una de las explicaciones posibles sería que los distintos componentes de la potencial oposición terminan por ser estereotipos conformados en beneficio de la acción oficialista. Será por eso que Ricardo Alfonsín no disimulaba su envidia por Macri debido a que el gobierno elige y promueve a este último como opositor preferido. La pregunta que cabe hacer es si esos opositores lo son “a” o “de” su majestad. En este último caso qué es lo que nos dice la realidad.
La creación de ese diríamos prototipo de opositor conlleva a su vez el establecimiento de una parafernalia informativo-comunicacional que rodeando públicamente al sujeto del travestismo le da una identidad que no tiene de por sí; en algunos casos agraviante, como cuando se inventa un neologismo para decir que Macri sufre de “gataflorismo”; en otros casos el endoso identitario no lo es tanto y por el contrario el beneficiario termina por acomodarse a esos supuestos atributos como un signo de identidad al igual que los jóvenes se sienten representados por la marca de jean. No faltan ejemplos de este tipo en la selva política.
En tanto las argumentaciones esgrimidas en los actos de gobierno no coinciden con los objetivos reales encubiertos pero presuntos, los relatos no carecen de cinismo. En el caso de YPF y en el de las Malvinas se azuza el nacionalismo, aunque la preocupación es la caja o la necesidad de desviar el foco de distintas dificultades (políticas, de corrupción, etc.) y disciplinar a la tropa. Sin embargo, en ambos casos, aunque plenamente consciente de la maniobra, la oposición no atina a otra variante que las conocidas.
La estrategia política del oficialismo debe ser enfrentada en el plano donde se genera y expresa sin otro tipo de consideraciones (éticas, filosóficas, ideológicas, etc.) propias de otros lugares y circunstancias. Si el yaguareté está por atacar primero se lo neutraliza y luego, a fin de mes, se cumple con el abono de la ONG ambiental; no se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo. La estrategia del oficialismo solo admite la oposición sistemática - no en la mayoría sino en todos los casos- una práctica reñida con el buen funcionamiento de la democracia (y del liberalismo político como estamos viendo en este trabajo) pero imprescindible en el marco de reglas de juego hegemónicas que no deben ser legitimadas por acción u omisión. Retirarse, no votar, abstenerse u oponerse, una respuesta de índole política, no quiere decir que la oposición carezca de posiciones al respecto; tampoco que dejemos de lado sentimientos que anidan en partes importantes de la opinión pública como ha ocurrido en muchas oportunidades. Sin embargo, lo que luego se critica no es no haberse avenido a lo que piensa la mayoría sino, por el contrario, no haber fijado una posición correcta y orientadora, aunque sea perdidosa (¡… pero hay que tener posición!). En el universo de los mensajes, habida cuenta de las características reduccionistas que adopta la comunicación en estos tiempos, el dato que queda registrado no solo en la historia sino en la memoria del pueblo, es el resultado final. ¿Quién recuerda cuáles fueron los ejes de los debates que rodearon la elección en la que Cristina sacó el 54%?
Laclau en su momento fue muy explícito. Para el filósofo argentino radicado en Londres “el experimento político de Kirchner es muy valioso, pero aún no es lo suficientemente bueno, porque no llegó a lo que sí llegaron Perón o Chávez: a dividir la sociedad en dos campos enfrentados”. Lamentablemente el proceso se fue desenvolviendo en ese sentido. A la oposición solo le resta esperar, tener paciencia, dar tiempo a que el círculo vicioso del populismo se vaya cerrando. Mientras tanto, más que en abismos pensar en los puentes donde se puedan dar la mano las coincidencias si es que realmente se quiere superar la actual situación.


Ing. Alberto Ford
La Plata, mayo de 2012


i Quienes deseen profundizar sobre los alcances de este conglomerado ideológico pueden leer
Schmitt, Karl, El concepto de lo político, Alianza Editorial, Madrid, 1999.
Laclau, Ernesto, La razón populista, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005
Mouffe, Chantal, El retorno de lo político, Paidós, Estado y Sociedad, España, 1999
Mouffe, Chantal, En torno a lo político, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007
ii Hace acordar a la novela de Saer “El entenado” donde los indios en la época del descubrimiento del Río de la Plata mataban a todos los españoles menos a uno al que llevaban a su tribu durante un tiempo prolongado para después liberarlo y así poder dar testimonio en España de sus modos de vida (la ficción se basa en el hecho real del exterminio por parte de los charrúas de la expedición de Solís en el que este y sus compañeros de infortunio fueron comidos por los indios. El único que se salvó fue el grumete Francisco del Puerto que luego de vivir en las tolderías fue rescatado por otra expedición española a la que le sirvió de intérprete)
iii El caso de YPF. Con el objetivo de recuperar la soberanía hidrocarburífera el oficialismo y la mayoría de la oposición unieron sus fuerzas en el Congreso para expropiar el 51% de las acciones de YPF SA que estaban en manos de la española Repsol. Cabe preguntar si se lograron los objetivos. Veamos.
El 85% de la explotación petrolera en la Argentina sigue en manos extranjeras. El 15% restante de esa explotación (o sea el 51% expropiado de las acciones de YPF S.A. que su vez ocupaba el 30% del total) será manejada por un experto argentino proveniente de Londres. Este ingeniero entrerriano hasta ahora operaba como alto ejecutivo de Schlumberger, una petrolera que es de punta: dispone de información y conocimientos en prospección de hidrocarburos que nunca se podrían generar en nuestro país - si ello fuera posible en las actuales condiciones tecno científicas, estratégicas y políticas del manejo global del recurso.
Hemos postulado en otro trabajo la imposibilidad de alcanzar la soberanía en el rubro de los hidrocarburos, uno de los fundamentos de la expropiación. Argentina nada en un mar de petróleo y gas pero de ninguna manera, a diferencia del pasado, sin ayuda externa puede transformar esa riqueza en reservas explotables. Demostrar esto es una cuestión técnica que trasciende este trabajo pero los datos de la realidad son elocuentes: toda esta movida alrededor de YPF S.A. no ha provocado en la práctica más que un cambio de collar como se muestra en el párrafo anterior. El petróleo es un recurso global. Lo es así desde los ’70 cuando dos crisis reconfigurantes del capitalismo, que fueron provocadas por la suba del precio del petróleo, terminaron con el subsidio a un sistema productivo poco competitivo por su resistencia a incorporar los adelantos tecnológicos que permitieron poner un hombre en la luna.
En cambio, sobre el autoabastecimiento se puede decir que en la Argentina ha sido un objetivo alcanzable en el pasado con medios técnicos mucho menos sofisticados que los ahora necesarios. En la actualidad, lograr consumir producción argentina básicamente depende de un conjunto de medidas de concepción simple que no han sido tomadas por este gobierno: tarifas de mercado y ejercer un control estatal adecuado al que nadie se opone (y terminar con los actos absurdos como expropiar las acciones de Repsol y comprarle el gas a la misma Repsol pero de Bolivia unas cuentas veces más caro de lo que se le pagaba por el mismo insumo a la petrolera española antes de la expropiación; también, de apuro, en las circunstancias intrincadas de esta pasión nacionalista por la expropiación, pagar mucho más por el gas licuado que se desembarca en Bahía Blanca de los buques metaníferos).
Está la cuestión simbólica. YPF es una marca que activa la veta nacionalista de muchos argentinos. Pero al igual que otras muchas marcas que han sido extranjerizadas en los noventa ya no tiene más el lustre inicial que les dieran sus fundadores. Cuando se está expropiando YPF S.A. no se está recuperando la empresa que fundó Mosconi a pesar de la conservación del loguito. Solamente un tratamiento superficial y atropellador del oficialismo, apelando a una emotividad sensiblera, y la oposición mirando la luna o no sabiendo qué hacer, pudieron haberse confabulado de hecho para materializar la medida expropiatoria.
Hemos tomado estos tres aspectos del proceso expropiatorio para mostrar la inutilidad y el costo político del voto opositor: no contribuyó a recuperar la soberanía energética, no puso de relieve más que en el plano retórico que el autoabastecimiento ha sido impedido por el propio gobierno con su populismo, y en el caso del radicalismo sobrevaloró el aspecto emotivo que conlleva la visualización del logo que no tiene nada que ver con los fundamentos primigenios de las políticas energéticas impulsadas por el yrigoyenismo.
iv El caso de los Subtes. Hay que detenerse un instante en la forma en que el jefe del gobierno porteño está llevando adelante el conflicto del subte, en relación a cuya gestión, en una asumida muestra de ingenuidad política, firmó un acta acuerdo para efectivizar el traspaso del subte a la capital apoyado en compromisos por parte del gobierno en lo relativa a obras y subsidios (en la realidad como luego se vio estos compromisos estaban escritos en la arena). Ahora bien, ¿cuál ha sido la lógica con que la no-negociación ha sido manejado por las partes? El gobierno nacional, reclamando el cumplimiento de lo pactado referido al traspaso sin hacerse cargo de todos los otros aspectos del compromiso; sumado, una fuerte presión comunicacional como están en condiciones de hacerlo desde el aparato del estado; por último poner en la cancha el peso de una empresa alcahueta beneficiaria de los subsidios gubernamentales, y el comportamiento dual de las dos expresiones sindicales involucradas. El macrismo a su vez fue administrando el entredicho sobre la base de los siguientes puntos: 1) pedido de audiencia a Cristina para tratar la controversia que esta obviamente no quiere ni puede dar (le interesa más la diacronía del conflicto y su instalación pública que la solución o la atenuación del mismo, según estamos viendo en este trabajo), 2) la seguridad de los usuarios, 3) el cumplimiento de la Constitución para la transferencia de servicios con las partidas correspondientes, 4)realización de las obras anunciadas por el gobierno oportunamente. Ante una convocatoria del Ministro Tomada a la mesa de negociación al gobierno porteño este se negó a asistir aduciendo que no le correspondía hacerlo hasta que finalmente cambió el proceder acudiendo el responsable del área y aunque no firmó nada (“el que se quema con leche…”) el conflicto se tomó un respiro. A los tres días se produce un giro copernicano: Macri anuncia que “la ciudad no se hará cargo de los subtes” introduciendo una modificación tajante el enunciado de que “a la ciudad no le corresponde hacerse cargo de los subtes”. La diferencia no desecha la posibilidad de negociar porque esta nunca existió por el hecho de que la intención del gobierno nacional fue hacer patente su hegemonía, sino que le permite al macrismo salirse del plano del conflicto e instalarse en un plano que él mismo ha configurado de generación y acumulación de poder a partir de establecer una relación directa con el usuario, dispuesto a pagar los costos políticos devengados por eventual default de la jugada. Si se mantiene en sus trece, rompe la maniobra del gobierno.


Soberanía nacional: ¿la muralla china de la posmodernidad?
Expropiación de YPF. Reacciones externas que perforan el telón de la soberanía. Los acontecimientos en Grecia. La soberanía nacional y los foros de consenso de los ’70. Trilateral y Club de Roma. Un nacionalismo exacerbado es incompatible con la globalización. Repercusiones en las políticas hacia el exterior y en el medio interno.

De las distintas dimensiones de análisis que se despliegan con la decisión oficial de expropiar YPF a través de un proyecto de ley girado al Congreso, hay una de ellas a la que se refiere este trabajo: la forma en que las repercusiones externas perforan el telón de la soberanía y sus consecuencias. Una serie de hechos y declaraciones del ámbito internacional producidas antes y sobre todo luego de la puesta presidencial nos hablan de la trascendencia de lo ya hecho con la petrolera.
Sin duda la noticia del anuncio tomó por sorpresa a todo el mundo. No porque no estuviera previsto lo que ya parecía inminente; según los trascendidos estaba todo listo para proclamar la pretensión de recuperar la petrolera de manos de los españoles, empero, la presidenta dedicó el esperado mensaje al tema de la carne y la yerba; de YPF no dijo ni mu. Se creyó que las dilaciones eran a consecuencia de que las intenciones reestatizadoras perdían fuerza, por los menos en lo inmediato, alimentando la idea de que las negociaciones sucederían de una manera más paulatina. Desde ese punto de vista, las presiones externas (y la desconfianza de los gobernadores de provincias petroleras temerosos de que una YPF en manos de los jóvenes de la Cámpora les dosificaran las regalías) habían cumplido su cometido. Con esas hipótesis instaladas en los medios y la opinión pública, la comitiva argentina se dirigió a Colombia a la reunión de presidentes americanos aparentemente más preocupada por la cuestión de las Malvinas que por los hidrocarburosi.
Pero en cuanto la presidenta regresó al país, el domingo a la noche, todo se precipitó. Convocó en el más estricto secreto a una reunión en la quinta de Olivos para terminar de dar forma al operativo que se desencadenaría al día siguiente. Como se dice en el fútbol, nos habíamos comido el amague. Producido el anuncio del lunes 16 se han venido produciendo sin solución de continuidad una catarata de condenas y presiones sin antecedentes en contra nuestro país de parte de los líderes de los países desarrollados y las organizaciones internacionales.
El mundo frente a mí
Salvo un salvavidas de plomo -el entusiasta acompañamiento del presidente Chávez- de todos los demás lugares llovieron críticas más o menos copiosas. Felipe Calderón, presidente de México y pro tempore del G-20 (de donde propuso echarnos) lamentó la decisión del gobierno argentino de expropiar la mayoría de las acciones de la petrolera YPF; es dijo "claramente violatoria de acuerdos y tratados" sobre respeto recíproco de inversiones. Chile y Perú se han unido a las críticas; para Evo la relación de su país con la petrolera española es de “mucha confianza”; Brasil se lavó las manos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) por su parte ha advertido al gobierno argentino que las nacionalizaciones como la aprobada para expropiar YPF “empeoran el clima de inversión del país y son perjudiciales para su crecimiento económico”. El gobierno español que se ha mostrado muy activo en diferentes frentes ha declarado que como represalia “priorizará el biodiesel europeo sobre el argentino”. En el resto de la Europa desarrollada la condena es unánime. Bruselas suspendió sobre la hora un encuentro bilateral de la UE con nuestro país. El canciller británico, William Hague, se declaró "muy preocupado" y aseguró que la expropiación "va en contra de todos los compromisos que Argentina adquirió en el G-20". El Parlamento Europeo votó una resolución sobre "seguridad jurídica de las inversiones fuera de la UE", con el apoyo de la mayoría de los eurodiputados. Hubo declaraciones en el mismo sentido de EEUU, Alemania, Italia, Francia, un editorial lapidario del Wall Street Journal. En su conjunto, una presión inusitada que recién comenzó a aflojar con las declaraciones de voceros del FMI y mejicanos del G-20 situando el problema como una cuestión bilateral. Finalmente, aunque España decide continuar con su febril acción para la condena de la medida expropiadora, ha optado por promover una via negociadora destinada a establecer un precio aceptable para la petrolera. En simultáneo, la UE se mueve en la ambigüedad con dos posiciones, una dura y otra blanda: por un lado una autoridad declara que “no se puede negociar con el Mercosur sin Argentina… el bloque regional es una asociación de cuatro países” rechazando así una propuesta de España para excluir a la Argentina de la mesa; pero otra autoridad, el comisario europeo de Comercio, el belga Karel De Gucht, afirma que “Argentina sufrirá durante mucho tiempo las consecuencias de haber expropiado el 51% de YPF y que la Unión Europea hará todo lo que está a su alcance para apoyar a España… Argentina tendrá a partir de ahora muchos problemas para conseguir inversiones extranjeras… el conflicto no es sólo bilateral… Argentina ha creado un terremoto en la comunidad empresarial internacional y las consecuencias para su propio desarrollo económico se sentirán durante mucho tiempo".
La apropiación de YPF es un hecho que mete un ruido ensordecedor en todo el sistema político. En primer lugar, es una verdadera incongruencia que afecta a la presidente: nació en La Plata bajo el cielo de una YPF empresa estatal, fue desde Santa Cruz privatizadora a partir de 1992, y es ahora reestatizadora; una trayectoria política sobre la cinta de Moebius. En segundo lugar, la supuesta reparación aducida se refiere a una medida que había tomado otro gobierno del mismo signo al privatizar la petrolera en 1999. En tercer lugar, se proclama la intención de corregir errores en materia de política energética como si los responsables hubieran sido otros (Nito Artaza pidió conceder a De Vido el derecho a réplica luego de la intervención de Kicillof en el Senado). En cuarto lugar, YPF es solo un tercio de la producción petrolera en nuestro país; luego, con la confiscación de su mitad no se resuelve el autoabastecimiento ni la soberanía energética. En quinto lugar, en 2008 se aprueba el ingreso de los Esquenazi sin poner un peso y pagando sus deudas con los dividendos, un recurso insólito que bien podría haber utilizado el gobierno en su favor. En sexto lugar, se regulan precios internos de la energía pero se paga seis veces más a los bolivianos el mismo producto y nueve veces el gas licuado que traen las metaneras a Bahía Blanca; ahora anuncian que el gas que viene de Bolivia lo provee o proveerá Repsol (¡¿?!). En séptimo lugar, la conocida consultora internacional Deloitte&Co ha dado información sobre las inversiones de Repsol que desmienten los considerandos que rodean la iniciativa expropiadora.
En suma, toda la acción gubernamental está montada en falacias fácilmente comprobables, si se lo desea, lo que hace que el hecho de la expropiación irá perdiendo notoriedad por lo obvio de sus circunstancias, entre ellas, la de que a diferencia de los noventa nadie se opone a que el Estado tenga una intervención adecuada en materia de recursos naturales no renovables. Pero la imagen externa de nuestro país seguirá en franco deterioro lo que agudizará su aislamiento. Se podrán suceder sanciones económicas más o menos evidentes, aunque a medida que pasen los días se debilitará la posibilidad de sanciones institucionales, por ejemplo la expulsión del G-20, una silla en la que a los españoles les gustaría sentarse.
El hecho ciertamente inesperado es que, por primera vez en su historia, Argentina ocupa los más altos puestos de la agenda global y figura en la primera plana de los diarios más importantes de las capitales del mundo. La distinción obliga a buscar algún tipo de explicación y preguntar si el impacto por la expropiación y la magnitud de la reacción externa–mayor a la producida por el default de 2001- no está abriendo un proceso más integral donde se pongan en juego otra serie de variables. En ese sentido, el recuerdo de Grecia es inevitableii.

¿La modalidad del apriete a la luz del día, en forma desembozada pero pacífica, hablan de un nuevo tiempo en el manejo de las relaciones internacionales? Las imposiciones son ejecutadas por figuras del más alto nivel que obviamente no lo hacen solo a título personal. Hay que mirar más atrás para corroborar que hubo fundamentos conceptuales anticipatorios de estas acciones contra la soberanía.
Allá por los setenta
Épocas de gloria para el capitalismo. EEUU había llegado a luna cumpliendo con la audaz decisión del presidente Kennedy, y la URSS se debatía en una crisis terminal que tendría su resolución poco tiempo después. La revolución científico tecnológica había logrado un prodigio sin precedentes: hacer posible un aparato productivo a nivel mundial en condiciones de suplir la demanda existente de bienes y servicios y con potencial capacidad de dar respuesta a toda la nueva que se pudiera crear. Los pobres, vistos desde la lógica empresaria, pasaban a ser bocas de consumo que dieran cuenta de todo lo que se podía producir en forma quasi ilimitada; lo que se dice una ventaja comparativa. Se salía así del reino de la escasez en el que había vivido la humanidad toda su historia para pasar al de la abundancia. Entonces el problema se invierte: ya no producir lo que se necesita para satisfacer la demanda existente sino, por el contrario, crear el potencial de consumo capaz de utilizar la capacidad productiva alcanzada.
Y se da esta paradoja. El aumento del consumo masivo pasa a ser un objetivo perentorio del capitalismo para satisfacer un aparato productivo remozado con ciencia, tecnología e innovación; no ya solo de los “progres” para los que comienza el desconcierto. En esta situación de una oferta potencial quasi ilimitada, y amplios sectores de la población mundial con NBI, aparece el problema principal: organizar a nivel global una ecuación equilibrada entre necesidades y satisfacciones amerita una gestión de nuevo tipo para la cual las soberanías nacionales son vistas como un obstáculo. Es decir, el problema deja de ser productivo para travestirse en político.
En uno de los informes elaborados por aquellos años se dice que “el deseo de autonomía nacional y el concepto tradicional de soberanía agravan la tensión entre las políticas nacionales y la interacción transnacional… el público y los dirigentes de la mayoría de los países continúan viviendo mentalmente en un universo que ya no existe –un mundo de naciones separadas- y tienen grandes dificultades para pensar en términos de perspectivas globales”iii
Esos informes fueron confeccionados bajo la dirección de Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger ambos secretarios de estado en gobiernos de EEUU por esos años; sin duda dos de los intelectuales más influyentes en las más altas esferas de decisión. Los participantes habían sido o lo fueron después presidentes y altos funcionarios de los países desarrollados. Y en su aprobación participaron presidentes de las empresas más importantes del mundo de América del Norte, Japón y Europa, con el aporte de académicos de nota representantes de las universidades más prestigiosas del mundo desarrollado. Se puede decir que la crema del poder mundialiv.
¿Se puede pensar que las presiones que está sufriendo nuestro país con relación a YPF y que habrían comenzado con el proceso griego se encuadran en forma más o menos fiel dentro de la lógica descripta?
--o0o—
Hay dos planos en el que hay seguir las consecuencias de la medida, el externo y el interno. En el primer caso, las presiones sobre el país, en un contexto que ha venido siendo de creciente aislamiento, pueden permanecer e incentivarse. Las relaciones con los países vecinos han sufrido deterioro, salvo en el caso de Venezuela que previsiblemente nos acompaña en este tipo de acciones. Hay desconfianza en Uruguay, Chile y ahora Perú. EEUU nos ningunea. México nos enfrentó desde su rol de presidente pro tempore en el G 20. En este contexto adverso, un repliegue sobre la región como es de esperar tampoco nos daría un ambiente de contención suficiente. Esto lleva a poner el foco especialmente en la evolución de las relaciones con Brasil que siendo muy importantes y a pesar de los tironeos en materia de balanza comercial, pueden irse reforzando con una cierta primacía del país vecino lo que daría lugar a una sutil y creciente dependencia política de nuestra parte. Hay un ingrediente que ya se vislumbra y fortalece la perspectiva: una mayor preponderancia geopolítica de Brasil de acuerdo a lo que viene sucediendo en los últimos tiempos con su protagonismo internacional. En sincronía -por una cuestión física de que dos cuerpos no pueden ocupar simultáneamente un mismo lugar- es de esperar una atenuación del rol geopolítico de España en Sudaméricav.
En el plano interno, las presiones externas pueden jugar para sustituir de hecho la falta de un rol más activo de la oposición que en este partido (como en AUH y Malvinas) está sentada en el banco de los suplentes. Tal vez esas presiones no se den por lo menos en lo inmediato de la forma grosera como se han sucedido en el caso de Grecia, Italia y España: en los dos primeros hicieron caer el gobierno y al último lo conminaron al ajuste desde el día de su asunción. Pero en estas últimas horas un ministro y un senador argentinos ya han polemizado directamente con una alta autoridad de la UE. En ese contexto, se desvanece el potencial confrontativo interno del discurso presidencial.
La falta de links de un relato hermético y la inopia opositora (y de la misma carpa) impide que los mecanismos de discusión habitualmente presentes en el juego político puedan cumplir su función morigeradora. ¡Es la cibernética…! La autorreferencia discursiva en esas circunstancias al no compartir los insumos conceptuales para su legitimación, corrección o desperdicio impide la acción reguladora (negative feedback) y entonces actúa sin límites la exacerbación y el desenfreno (positive feedback) que como enseña la teoría desemboca en la explosión o la parálisis.
Días pasados El País publicó la nota de un catedrático español quejoso de que los alemanes los tratan como sudacas. Se refería al rol de comisario político que ha asumido Merkel para con los países de la zona del euro remisos a hacer los deberes en materia de ajuste. Y empieza su nota con esta parábola:
Se imaginan los argentinos que la presidenta de Brasil impusiera a la presidenta Cristina Fernández la obligación de rebajar el salario de los funcionarios un 5%? ¿Se imaginan que le dijera que tiene que congelar las pensiones de varios millones de jubilados? ¿Y que impusiera al parlamento argentino una reforma de la Constitución para limitar el gasto público? … Ese es el escenario europeo, en el que algunas palabras del léxico político se han caído del tablero: “soberanía nacional” y “democracia” son voces que han pasado a la historia”vi.
Ing. Alberto Ford
La Plata, abril de 2012
i Fue una semana en que a los argentinos nos tuvieron contra las cuerdas. La intervención de oficio del FMI para auditar las cuentas públicas según el insoslayable artículo IV. La presentación de EEUU a la OMC con el acompañamiento de 40 países (¡) cuestionando los manejos de Moreno en materia de importaciones; del mismo origen la eliminación de las preferencias arancelarias que afectan seriamente las exportaciones de nuestra país. Las cartas de Rajoy y Monti, una por YPF y la otra por la política tarifaria. La sugestiva llamada de Barroso en nombre de 27 países (¡) de la Unión Europea. Las declaraciones del Ministro de Industria de España diciendo sin ambages que atentar contra YPF es hacerlo contra España. El apriete al embajador argentino en la madre patria y la presencia de Brufau presidente de Repsol en Buenos Aires. Hasta Mujica aterrizó con su helicóptero en la quinta de Olivas preocupado por la caída de las exportaciones uruguayas. Y como si lo visto fuera poco, esa retahíla de golpes se vio coronada por la cita perentoria de Obama a la presidenta para reunirse en Cartagena no justamente para hablar de las Islas Malvinas.
ii Para nuestro consuelo, las presiones externas sobre Grecia fueron tan fuertes como las sufridas por nosotros pero mucho más eficaces: voltearon el gobierno. Con motivo de la ayuda financiera que recibió ese país de parte de la llamada “troika” (UE, FMI y Banco central europeo) para rescatar su economía del inminente colapso, los alemanes exigieron que “Grecia debe ceder el control de su política presupuestaria… tiene que haber un liderazgo y monitoreo más fuerte desde el exterior”, lo que finalmente terminó sucediendo: la UE le puso un comisario que desde el gabinete helénico maneja la chequera con plena potestad para decidir dónde si y dónde no se ponen los fondos remesados. No hay antecedentes en épocas de paz de una intervención sobre un país de semejantes características. Paralelamente, España también tuvo lo suyo. Rajoy recibió la llamada de Merkel el día de la asunción para felicitarlo y recordar de paso los deberes en materia de ajuste.
iii Ver: Richard Cooper, Karl Kaiser y Masataka Kosaka, Hacia un sistema internacional renovado, en Cuadernos Semestrales del CIDE, México, Números 2-3, mayo de 1978, pág. 104. También en http://www.trilateral.org/download/doc/renovated_international_system_1977.pdf
TFR Nº 14, Pág. 193/4.
iv A partir de ese momento, fines de los setenta, se suceden políticas de desestructuración y desmonte de los estados derivadas del núcleo conceptual de los consensos primigenios. Son estrategias de segundo escalón como el conocido Consenso de Washington. Sin embargo, este último es considerado hasta hoy en los medios académicos como el factótum de las políticas del neoliberalismo en la globalización (lo cual es cierto) pero sin tener en cuenta que una casa no se puede reciclar sin tirar algunas de las paredes, sin que esta destrucción tenga alguna connotación axiológica aunque pueda afectar intereses corporativos establecidos. El problema de que no se pueda entender el CW sin el aporte de las lógicas de consenso en el más alto nivel de las que se desprende y sobre todo sin su conocimiento directo y profundo, es un obstáculo epistemológico que ha sido insalvable hasta hoy y motivo de que la intelligentzia se haya aberrado. A él se deben las dificultades actuales para la formulación de una política progresista que no sea 1) el revival de un pasado que no solo no puede volver sino que sus fundamentos eran inconsistentes, 2) prescindente en materia de posibilidades de la globalización y no solo atento a sus acechanzas.
v y, tal vez, un desplazamiento de la madre patria a un mayor acercamiento con México para apadrinar su rol en Centroamérica y el Caribe equivalente al que irá jugando Brasil en Sudamérica.


Malvinas: sin solución pero con salida.

Han comenzado a escucharse voces disonantesi con el discurso oficial sobre el tema de las islas Malvinas (IM). Esas posiciones no subestiman el hecho de que el gobierno ha reflotado un asunto sensible en momentos en que se pone en marcha un ajuste de previsibles repercusiones sociales negativas, pero van más allá. Lo verdaderamente novedoso son los interrogantes explícitos o no sobre la propia justicia del reclamo de soberanía territorial por parte de los argentinos. Ese doble cuestionamiento, que no necesariamente tiene un marcado tinte opositor, se potencia cuando se están por cumplir 30 años de la invasión a las islas por parte de la última dictadura militar.

La cuestión Malvinas no es secundaria tampoco en el Reino Unido (UK). En un film en cartel por estos días sobre Margaret Tatcher–un relato quasi oficial sobre las decisivas transformaciones sufridas por UK en la década de los ochenta- se ve cómo usaron el conflicto para compensar los costos del ajuste de su economía y el cambio de paradigma productivo, pero también la importancia que alcanzó el mismo en esa administración. Con la victoria, la popularidad de Tatcher creció exponencialmente.


Una trayectoria discontinua.

Un repaso sobre los descubrimientos, ocupaciones, nombramientos y reclamos de soberanía y autonomía sobre las IM muestras que ese camino no fue lineal ni tan claro como para que dé derechos indiscutibles a alguna de las partes. Por lo menos holandeses, franceses, ingleses, norteamericanos y españoles frecuentaron sus tierras y alrededores con intenciones posesivas, re o vindicativas (también se conjetura que algún indígena extraviado de origen patagónico llegó a sus orillas en canoa). El protagonismo argentino a lo largo de ese proceso fue casi insignificante. Veamos.

No existen evidencias comprobadas sobre los descubridores de las IM. A lo sumo se han hecho conjeturas basadas en indicios que hablan de la presencia de diversos navegantes a lo largo del siglo XVI. Fehacientemente recién circa 1600 las visitó un marino holandés Sebald de Weert que las llamó Islas Sebald, la primera denominación conocida, tal como figura en mapas holandeses de la época. Unas décadas más tarde anduvo por el canal que separa los dos territorios mayores un navegante inglés que como reconocimiento a quien le financiaba la expedición, el vizconde Falkland, se abstuvo en este caso de renombrarlas con su propio apellido. Islas Malvinas, otra de las denominaciones, proviene de Malouines y fue la forma que adoptó el marino francés  Louis Antoine de Bougainville en 1764 para homenajear al puerto de Saint-Malo de donde provenía.

En una palabra las islas pasaban de una mano a otra casi sin conflictos hasta que la explotación comercial del entorno marítimo comenzó a tener mayor envergadura. Ahí se produjeron enfrentamientos entre españoles e ingleses, incluso una escaramuza armada que no pasó a mayores. En 1766 Francia accedió a evacuarlas y reconoció la soberanía española sobre el archipiélago estableciéndose la gobernación de las Islas Malvinas. Paralelamente, los ingleses fundaron  Port Egmont en la Isla Trinidad. Un poco más tarde España logró la retirada de los británicos en el marco de los acuerdos llamados convenciones de Nutka aunque en 1811 las Malvinas fueron evacuadas por los españoles. Las IM quedaron desiertas siendo solo visitadas por barcos balleneros de diversas nacionalidades.

Recién en 1820 el gobierno de  Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos en las Malvinas. Desde 1823 concedió a Luis María Vernet la explotación de los recursos de las islas. El 10 de junio de 1829 se creó la comandancia política y militar de las islas con asiento en la isla Soledad. Sin embargo, los intentos de controlar la pesca de ballenas dieron lugar a que la corbeta de guerra Lexington de los Estados Unidos destruyera a cañonazos las instalaciones de Puerto Soledad. Por último, el 2 de enero de 1833 una fragata de guerra británica comunicó al jefe argentino que iba a reafirmar la soberanía británica y retomar posesión de las islas en nombre del rey de Inglaterra. El capitán de la goleta Sarandí, José María Pinedo, a cargo del asentamiento, no se consideró en condiciones de resistir y optó por retornar a la Argentina.

Las relaciones que se sucedieron con posterioridad a la usurpación inglesa se caracterizaron por una convivencia amigable y benévola con nuestro país por parte de la población de predominancia inglesa instalada ya en forma estable. Muchos de ellos, con familiares en el territorio argentinoii, tenían una frecuente y ágil comunicación según los medios de transporte disponibles, venían a estudiar a los colegios ingleses y se atendían en el hospital de Comodoro Rivadavia y Británico de Buenos Aires en los casos de mayor complejidad; pudieron recibir alimentos frescos y otros artículos de difícil acceso por la lejanía con UK. Obviamente, todo eso cambió en 1982.


¿Qué tipo de intereses movió a Inglaterra a ocupar las islas en 1833?

En el siglo XIX, apogeo de la prepotencia imperial inglesa, de haberse deseado la ocupación podría haber alcanzado no solo a las islas sino a toda la Patagonia y la Araucanía chilena; tenían todas las condiciones de impunidad y supremacía para ello. Por esos años, UK se procuró todos los extremos australes del planisferio por los cuales evidentemente sentía una especial predilección: Nueva Zelanda (1835), Australia (1770), India (1857), Sudáfrica (Ciudad del Cabo, 1806). Nuestros territorios continentales del sur, casi totalmente deshabitados y fuera de la civilización, podrían haber sido fácil presa de las apetencias inglesas. Si embargo, prefirieron canalizar sus intenciones a través de estancieros ingleses y pacíficos pobladores del reino de Gales que le sacaron todo el jugo posible a la Patagonia hasta transformarla en una potencia en la producción de lana y carne ovina. De esa movida geopolítica se confirma algo que es sabido: para los ingleses de las relaciones internacionales los motiva más que nada los aspectos comerciales y cuando ocupan una franja de territorio lo hacen principalmente en función de esos intereses. No tienen capacidad ni vocación para internarse en las profundidades continentales (como sí la tuvieron los españoles o los rusos en sus épocas imperiales) y han concluido que pueden alcanzar sus objetivos con afincar a sus comerciantes en las costas e introducir sus culturas como herramientas de vínculo hegemónico. Ejemplo de esa concepción marítima de las estrategias de dominación hay unos cuantos en todo el mundo en los últimos dos o tres siglos.

Tampoco tienen problemas en conceder la libertad a sus colonias. El Commonwealth es una asociación voluntaria de esas ex colonias de la que hasta donde se sabe ninguna de ellas ha desertado; más bien lo contrario; se prenden con uñas y dientes porque la relación comercial que se perpetúa a través del tiempo es conveniente para quienes en el pasado estuvieron subyugadosiii.


¿Para que quiere nuestro país recuperar las IM?

La historia de cualquier país está plagada de contradicciones. El nuestro no parece ser la excepción. En materia de territorio tenemos por delante un panorama francamente desolador. Con casi tres millones de kilómetros cuadrados de posesión soberana, nuestro país concentra un tercio de su población en el conurbano bonaerense, una medialuna de no más de 2.750 Km2 con una densidad de 4.737 hab/Km2; gran parte del resto es territorio sub o desocupado. La Patagonia se lleva las palmas: tiene una densidad de 1,3 hab/Km2. La cuestión territorial en la Argentina pasa a ser su principal problema estructuraliv. En tanto no se revierta el sentido de un vector centrípeto que lleva a concentrar alrededor de la capital federal el conjunto de factores ecosistémicos que forman parte del patrimonio nacional (incluso las expectativas de la gente), todo planteo federalista será retórico y la otra cara de un unitarismo que viene desde la colonia.

Esos desequilibrios en el tratamiento del territorio en el caso de la soberanía sobre Malvinas, por su complejidad, incrementan las implicancias en juego. Por ejemplo, no se puede ignorar el papel tradicional que juegan los puntos de vista castrenses en las reivindicaciones nacionalistas del territorio y los avatares a los que estuvimos sometidos cuando la influencia de los militares era mayor. La aventura malvinense de la última dictadura no fue la única; un poco tiempo antes estuvimos al borde de una guerra con Chile por tres minúsculas islas en el lejano sur porque su posesión hubiera permitido al país hermano salir al océano Atlántico y hacer en esa situación reclamos sobre el mismo (!). La historia argentina no solo contiene unos cuantos de esos acontecimientos sino que el propio relato en gran parte de ella se ha construido sobre supuestos que hoy a la distancia pueden ser vistos de otra manera. Por ejemplo los resultados de la reivindicación soberana de la aduana porteña en la Vuelta de Obligadov.

La anécdota es válida para ver cómo determinados puntos de vista en la historia y en la concepción de los hechos han teñido de surrealismo la serie de acontecimientos que nos traen hasta nuestros días. El tema de Malvinas tiene mucho de esto, aunque Malvinas sea considerada una causa nacional y como se dice ahora razón de estado con la aquiescencia de gran parte del sistema político que a lo sumo considera, obviando la raíz más profundo de la problemática, que la forma en que se están desarrollando los acontecimientos en nuestros días se debe a una manipulación política para tapar el ajuste pero que pese a ello no pueden dejar de prestarse a ser actores de reparto en la puesta en escena oficial.


¿Hasta dónde podemos llegar con las negociaciones?

El conflicto de las IM que podría haber seguido un curso conveniente como el de muchos países y enclaves de la Commonwealth se complicó totalmente con la aventura militar. Prácticamente, llevó las posiciones a puntos tan extremos que hace muy difícil siquiera volver a la situación anterior a 1982. La posición oficial refleja una mayoría proclive a la reivindicación de la soberanía territorial sin tener en cuenta los isleños que hace casi dos siglos que ahí viven en condiciones muy duras. Estos a su vez, que supieron tener una posición amigable y cercana con nuestro país, han desarrollado una desconfianza que les impide toda actitud de acercamiento. Ni ellos quieren dejar de ser británicos ni estos los van a abandonar a su suerte, sobre todo frente a la posición cerrada de los argentinos. En síntesis: definitivamente es una situación sin solución. Ahora y en el futuro también.

Esto no quiere decir que no se pueda desarrollar una acción diplomática en el largo plazo tendiente a mejorar las condiciones de la negociaciónvi. Pero no se puede hacer eso sin tener claro cual es el escenario al que se aspira llegar, qué es lo que se negocia.

Hay un solo escenario para darle salida a una situación sin solución: el de la regionalización.

El mundo marcha hacia la regionalización. El estado nación está condenado en los círculos más íntimos de la cebolla del poder. Claramente, una lectura atenta de los meta mensajes y subtextos del G-20 muestra que la soberanía nacional es un atributo que está siendo condicionado sin prisa pero sin pausa por una normativa global de creciente injerencia. Estos son procesos de largo plazo pero sus generatrices ya pueden ser percibidas y se sabe que toda larga marcha comienza en algún momento. No quiere decir de ninguna manera que los estadonaciones desaparezcan de la noche a la mañana pero la tendencia ya está establecida.

En Europa, como parte de la normativa de la UE, ya funciona a pleno el Comité de las Regiones. Toda Europa, mientras conserva su configuración nacional, sus escudos, banderas y seleccionados de fútbol, tiene desplegada un diseño geográfico que no respeta en ningún caso los límites nacionales: hacia abajo y en el medio se evidencia lo regional y microrregional y hacia arriba la omnipresente UE que está funcionando desde hace décadas con sobresaltos pero sin dejar en ningún momento de obrar por encima de los países (véase por estos días la actuación de la primera ministra alemana Merkel en el rol de comisario político con relación a Grecia y España).

En una América en proceso de regionalización, arribar consensuadamente a una entidad compuesta por Araucania, Patagonia y Malvinas, funcionando como institución autónoma, con incumbencias progresivas al igual que lo que ocurre en Europa, tendría un enorme potencial y viabilidad sustentable.

De hecho ya existen agrupaciones meso regionales que unen a provincias nuestras con estados y regiones de todos los países vecinos. El escenario puede resultar un tanto extraño para nuestras mentes habituadas al cortoplacismo. Pero bueno, a nivel de los países, las cosas son así; siempre hay otras formas de ver la realidad en gestación que se internan en el futuro con más empeño, adoptando riesgos intelectuales que otros pensamientos que prefieren vivir el día a día en torno a lo suyo no asumen. Tomemos un caso muy interesante para imaginar lo que puede empezar a pasar en nuestro país a partir de ahora: el primer ciclo largo de crecimiento que duró 70 años hasta el golpe de 1930. Un repaso de ese proceso, sin duda el más presentable de los que se vivieron en nuestro país, nos muestra cosas sorprendentes, por ejemplo, que el conjunto de factores que hicieron posible ese ciclo ya estaban o fueron introducidos por la modernidad en los tiempos de Rosas, una de los épocas más oscuras que se vivieron en el siglo XIX. A saber: los rubros relacionados a la genética, los oficios, las técnicas, la inmigración y el conocimiento del territorio tuvieron un vivo desarrollo en esa época. Cuando Mitre en 1862 comienza el proceso de organización nacional, en nuestro país ya había ovejas y vacas de raza, alambrados, ferrocarriles, artesanos de todo tipo, disponibilidad de los oficios necesarios, relaciones externas establecidas, la inmigración en pleno despliegue y el territorio había sido rastreado en su conjunto. Los problemas remanentes, sobre todo los ligados al atraso de las instituciones y el caudillismo feudal de las provincias, fueron resueltos en muy poco tiempo debido a que existía una base material que hacía posible el crecimiento y en cierta medida el desarrollo económico, social y cultural. Esta mirada retro es importante para ver la prospectiva de nuestro país presto a comenzar su segundo ciclo largo de crecimiento y ponderar en sus justos términos algunas de las cosas que están pasando por estos días. Como mucha gente lo dice, el gran desafío para el territorio que nos acoge y contiene es transformar ese crecimiento en desarrollo, plenamente insertados en la escena global. Es necesario abrirnos al mundo, al contrario de lo que insólitamente está haciendo el gobierno nacional, y la racionalidad, el sentido común y fina tradición de nuestra diplomacia en el tratamiento del tema de Malvinas, dándole la importancia que realmente tiene, puede ayudar a mejorar nuestra imagen externa.



Ing. Alberto Ford

La Plata, 22 de febrero de 2012.

i Palermo, Vicente, Malvinas, un laberinto político, <http://www.lanacion.com.ar/1449064-malvinas-un-laberinto-politico>
Romero Luis Alberto ¿Son realmente nuestras las Malvinas? <http://www.lanacion.com.ar/1448512-son-realmente-nuestras-las-malvinas>
Walger Sylvina, Por favor, dejemos en paz a esos isleños, <http://www.lanacion.com.ar/1448905-por-favor-dejemos-en-paz-a-esos-islenos>
Nota: Está anunciado para hoy un pronunciamiento opositor que promete levantar mucha polvareda de intelectuales, políticos y periodistas defendiendo el derecho a la autodeterminación por parte de los isleños <http://www.lanacion.com.ar/1450381-malvinas-un-grupo-de-intelectuales-pide-cambiar-la-politica>
ii Mi tatarabuelo Enrique y Thomas eran hermanos; ambos habían venido al Río de la Plata desde su aldea natal, Ivybridge, a no más de 20 Km de Plymouth, en el sudoeste de Inglaterra. Corrían los años treinta del siglo XIX. Thomas, de oficio carnicero (también figura como ovejero), a partir de 1842 trabajó algún tiempo en las Islas Malvinas donde nació su primogénito al que llamó Tomás Malvino lo que demuestra que por aquellos años la forma de ver las cosas no estaba tan definida como ahora, sobre todo a partir de 1982. El viejo Thomas Ford es el antepasado kelper que alguna vez mencionó el ex presidente Alfonsín y también tatarabuelo del actual presidente del Episcopado, monseñor Arancedo
iii Hay un caso emblemático que muestra el pragmatismo con que UK se mueve en dichos planos: el de Hong Kong. Concedida tardíamente su independencia a pesar de la persistente presión del gigante chino, la ex colonia alcanzó su libertad manteniendo un status institucional que le permitía convivir con el régimen comunista. La nueva situación no trajo aparejado ningún rencor por parte de UK. El principal banco global con sede en Londres es The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) cuya sigla empieza con una H que ha sido facilitada gentilmente por la ex colonia en la cual los ingleses siguen teniendo importantísimos intereses referidos a su relación multifacética con el territorio chino.
iv Ver: Cavallari, Juan José, Ford Alberto, El enfoque territorial en la Argentina, 2011, http://juanjocavallari.blogspot.com/
v La única estación del metro de París que lleva nombre de país es Argentine. ¿Cuál es la causa de esta distinción? Fue producto de una acción diplomática del peronismo en 1948 tendiente a renombrar la parada para de esa manera hacer patente un reconocimiento por parte de Francia de la ayuda alimentaria prestada por nuestro país luego de la guerra. Previamente la estación se llamaba Obligado como una forma de recordar la batalla que los franceses creían haber ganado en 1845 en San Pedro. Pero no, estaban equivocados. Según nuestros revisionistas, el triunfo habría sido de Rosas, el más unitario de los federales, en el indisimulable intento de defender los intereses del puerto de Buenos Aires. La realidad es que la flota europea traspasó en forma relativamente fácil las cadenas con que intentaban frenarla desde las barrancas para poder comerciar con las provincias de la Mesopotamia las que por su parte recíprocamente aspiraban a sacar sus productos sin tributar a la aduana porteña.
vi Hay una propuesta en tal sentido del dirigente radical Federico Storani denominada Malvinas: entre Pentrelli y un imperio atado con alambre