miércoles, 9 de diciembre de 2020

 

 

`El COVID-19 en el novedoso mundo del G20

 

Al ritmo de la pandemia, las últimas semanas mostraron algunos anticipos del inicio de la fase final del proceso globalizador que claramente está emergiendo a pesar de la bruma imperante. El principal de ellos fue la realización de la cumbre del G20 en la que los líderes de los países que aportan el 85% del PBI global emitieron una declaración que refleja el estado de ánimo imperante en las altas esferas; la definición se refiere tanto a las preocupaciones por la crisis en curso como la forma calculada en que auguran las posibilidades que se abren con el comienzo de la vacunación generalizada. Otro capítulo es el de las elecciones en EEUU rodeadas de una gran expectativa por el triunfo de Biden para satisfacción de una de las mitades del electorado americano y desencanto de la otra. Mientras, al otro lado del planeta, se sacudió el tablero con la fundación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) constituida por 15 países de la macrorregión del Asia Pacífico, lo que da lugar al acuerdo de libre comercio más grande del mundo. Por último se hace una breve consideración crítica del Programa Artigas, una iniciativa que cuenta con el apoyo del Papa Francisco, que forma parte de los intentos de resolver el flagelo de la pobreza que afecta a nuestro país como a tantos otros.

 

Desde el punto de vista de la gobernabilidad global el encuentro virtual de líderes en la Cumbre del Grupo de los Veinte es el hecho decisivo del año. A pesar de carecer de una presencia permanente en los medios, un análisis detallado de las formas y contenidos del funcionamiento del G20 demuestra palmariamente que se han producido modificaciones irreversibles en la arquitectura del poder global. El G20 tiene características originales, por ejemplo, la representatividad de sus integrantes. Aunque los signatarios de la declaración final[i] sean los gobernantes de los países que aportan el 85% del PBI del planeta, la participación en la Cumbre no depende de su pertenencia nacional. Por el contrario, en el G20 los líderes asumen sus responsabilidades a título personal lo que hace que las declaraciones estén encabezadas por “Nosotros, los líderes del G20…” (y no por “nosotros, los representantes de los países del G20…”). Sutil y paradojal.

El G20 no toma decisiones; ejerce su influencia por medio de la persuasión y la disuasión, y las recomendaciones y compromisos incluidos en sus declaraciones no son vinculantes para los países miembros (por cierto, basta con mirar quiénes son los que recomiendan o se comprometen para ver si es fácil y no tiene costos mirar para el costado y vamos viendo). Su funcionamiento está orientado a alcanzar consensos, un cometido que tiene sus bemoles. El problema radica en que quienes eventualmente apliquen las recomendaciones son los mismos que las formulan; o sea, los funcionarios actuantes llevan puestos dos sombreros. La figura busca evidenciar la relación conflictiva que existe entre los intereses del país y los regímenes supranacionales, cuando la gestión se da a esos niveles. La paradoja fue analizado por Robert Putnam (1988) en su genial trabajo (de reminiscencias cuánticas) Diplomacia y políticas domésticas: la lógica del juego de los dos niveles.

En esta oportunidad, la compleja problemática del COVID-19 ocupó los párrafos iniciales de la declaración. “Estamos comprometidos a liderar el mundo en la configuración de una era post-COVID-19 fuerte, sostenible, equilibrada e inclusiva…utilizando todas las herramientas de política disponibles durante el tiempo que sea necesario” se dice en la declaración de los líderes (subr. AF). La reivindicación puede parecer un tanto desmesurada para el descreimiento acostumbrado de los argentinos -curtidos en una dialéctica estéril entre la esperanza y la frustración- y por ello no fácilmente digerible.  Pero en este caso el pronunciamiento es colectivo y a la luz del día, hecho por quienes están a cargo del tablero de comando en el planeta.

El G20 se ha ubicado claramente en la cúspide del poder, subsumiendo legítimamente a todo el resto de organismos multilaterales por una razón de peso: los líderes del Grupo son a su vez las máximas autoridades de los países que financian, y aprueban los lineamientos y los resultados de dichos organismos. Aunque las burocracias sean resilientes y su principal preocupación, en su gran mayoría, radique en la defensa del estatus, en última instancia deben obedecer a quienes manejan la caja. Esa subordinación comienza por las Naciones Unidas y todas las agencias que integran su sistema de las que, sin embargo, consideran “las evaluaciones en curso, su compromiso declarado con la transparencia y la necesidad de fortalecer su eficacia general, en la coordinación y apoyo de la respuesta mundial a la pandemia y los esfuerzos centrales de los estados miembros”. En la emergencia del COVID-19 la principal preocupación del G20 es asegurar que “las instituciones financieras internacionales y las organizaciones internacionales pertinentes continúen brindando un apoyo fundamental a los países emergentes, en desarrollo y de bajos ingresos.”

La recomendación se tradujo en medidas para dar respiro a las dificultades en el sistema de pagos derivadas de las obligaciones financieras contraídas por los países más pobres. La voluntad del G20 se expresó en el compromiso de implementar la «Iniciativa de suspensión del servicio de la deuda» (DSSI), incluida su extensión hasta junio de 2021, lo que permitirá a los países elegibles para DSSI suspender los pagos oficiales del servicio de la deuda bilateral. En ese sentido, la declaración de los líderes celebra los avances logrados hasta ahora ya que “el informe preliminar del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo del Banco Mundial (GBM) destacó que, junto con un financiamiento excepcional, el DSSI está facilitando significativamente un mayor gasto relacionado con la pandemia. El FMI y el GBM continuarán trabajando en su propuesta de un proceso para fortalecer la calidad y consistencia de los datos de la deuda y mejorar su divulgación.”

Los líderes no se pronuncian por la diversidad de problemas que habitualmente son motivo de consideración en la comunicación pública. Su agenda es relativamente estable y previsible, y los temas van siendo dejados de lado a su resolución o son derivados a organismos multilaterales y/o programas específicos cuando ya están instalados o en vías de resolverse. Las preocupaciones, en constante cambio, incorporan a cada paso los aspectos críticos que hacen a la marcha efectiva de la globalización, poniendo el acento en lo trascendente más que en la repercusión de los sucesos. Para el sherpa argentino, Embajador Jorge Argüello, “el principal valor de la Declaración estriba en plantear un diagnóstico compartido sobre algunos de los retos como el futuro del empleo o la necesidad de aumentar la inversión para contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Temas de género, apoyo a la infancia y a la educación se suman a otros desafíos que requieren soluciones urgentes como la preservación del medio ambiente, el cambio climático, la biodiversidad, la degradación de tierras, los océanos y el agua”

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Cambia, todo cambia. ¿Cambia EEUU?

La división de la sociedad americana, si bien preexistente, se ha evidenciado una vez más en forma dramática por la elección presidencial; el recrudecimiento de la “grieta” puede significar en lo sucesivo una conflictividad más pronunciada o trascendente que lo habitual. Por si acaso, que Trump haya reconocido la derrota y facilite la transición es una buena noticia. Hay que esperar la asunción de Biden o por lo menos el armado de su gabinete para ver el tratamiento de la herencia de Trump y de las tendencias emergentes algunas de ellas novedosas. Sin embargo, en materia de política exterior no son esperables grandes modificaciones más allá de los buenos modales que sin duda va a mostrar el nuevo presidente. Aunque sus atisbos eran precedentes, en la economía estadounidense se han producido una serie de hechos de enorme gravitación paradigmática, fácilmente verificables, cuya concreción se ha visto acelerada con el gobierno saliente. Ellos son:

Regreso de capitales y grandes inversiones. Las reformas fiscales han promovido la repatriación de billones de dólares que las multinacionales estadounidenses y sus filiales tienen en el extranjero. Por tomar un caso, en el rubro de las grandes tecnológicas, Apple anunció la vuelta de 350.000 millones de dólares que inyectados en la economía de EEUU darán lugar en los próximos 5 años a la creación de 20.000 nuevos puestos de trabajo. La movida es generalizada. Con respecto a la Inversión Extranjera Directa, Estados Unidos es la primera economía en términos de IED entre 2017 y 2019 -incluso por sobre China e India, grandes receptores-, una situación favorecida por las reformas comentadas que en el último tiempo fueron promoviendo la venida de factores productivos.

Repatriación de empresas. Los términos nearshoring y reshoring refieren al rediseño de la externalización de procesos en la actividad de las empresas a través de la subcontratación con otras empresas en países más próximos o en el propio país.  Al respecto, en julio de 2020, el gobierno de EEUU puso en marcha la iniciativa conocida como Regreso a las Américas, que ofrece incentivos financieros a las empresas estadounidenses que vuelvan a los Estados Unidos o se instalen en Iberoamérica abandonado Asia, especialmente si proceden de China. El responsable de informar sobre el contenido de la iniciativa fue el controvertido Mauricio Claver-Carone, el mismo que le ganó la presidencia del BID a Gustavo Béliz. Regreso a las Américas forma parte de un proyecto más amplio denominado América Crece, que propone “ampliar en Iberoamérica la cooperación bilateral, reduciendo las barreras regulatorias, legales, de adquisiciones y en los mercados de inversión” según se dice en un informe del prestigioso Instituto español de estudios estratégicos (ieee.es). El 83 % de las empresas norteamericanas encuestadas tienen planes de relocalización... se calcula que en los próximos  5 a 10 años la mayoría de las empresas los habrán completado. Un análisis de la AmCham en Colombia menciona que las empresas que inicialmente tienen más probabilidades de ser reubicadas son las que provienen de la industria farmacéutica, manufacturas e insumos para calzado, prendas de vestir y textiles, industria automotriz, así como de alimentos y bebidas sobre las cuales EEUU quiere tener proveedores cercanos y con rápida respuesta para disminuir la alta dependencia asiática.

Para una agencia inglesa especializada en estudios chinos la iniciativa América Crece es un desafío directo a La Ruta de la Seda en América Latina, pero los críticos más directos la etiquetan como una nueva Doctrina Monroe. Optimista, Claver-Carone augura que “al trabajar juntos, seremos la región más innovadora y de más rápido crecimiento del mundo”.

La guerra comercial chino-estadounidense. Un juego de PlayStation. Con un claro ganador: EEUU, que reacciona frente a la dependencia asfixiante de un déficit comercial que alcanzó en 2018 la friolera de 419.000 millones de dólares. El “imperio” comienza a rescatar la capacidad productiva que relocalizó en China hace cuarenta años como principal aportante para poner en marcha la economía del gigante oriental. Al imponer aranceles a determinados bienes, los americanos se proponen disminuir el desequilibrio en la balanza; por lo pronto, el déficit en 2019 ya bajó a U$S 345.600 millones… y seguirá bajando, más allá de los lógicos vaivenes. Como se sabe, en el comercio el poder final lo tiene el que compra. Veremos cómo EEUU delinea su política hacia Iberoamérica mientras recupera esa gigantesca cuota de mercado.

Trabas a la inmigración. Ya desde la época de Obama se vino poniendo restricciones a la inmigración, principalmente la que proviene de América Central. Para ese fin se han suscripto acuerdos con México y otros países del área. Pero la medida tiene sus riesgos. No se puede taponar sin más la búsqueda de mejores condiciones de vida que los indigentes persiguen incansablemente con sus interminables y agotadoras marchas; es un potencial polvorín que a nadie le gustaría tener en el patio de al lado. Una obra de infraestructura de conectividad que aporta al desarrollo de la región es el llamado «tren maya» que atraviesa la península de Yucatán para conectar a México con sus vecinos. 

Tendencia al aislacionismo. No es más que una expresión actualizada del tradicional ensimismamiento de ese país expresado en la consigna del «american first» a la que Biden se apresuró a adherir ya en la campaña. EEUU, diplomática y militarmente, se ha venido retirando de Asia, Europa y Medio Oriente. Difícil que regrese o vuelva a actuar con la intensidad con que lo hizo en otras épocas.

Crisis del multilateralismo. No es solo asumida por los EEUU. En tiempos de pandemia, las aglomeraciones indiscriminadas, donde se difuminan las competencias, ya no serán la única opción. Se marcha a un mundo variopinto donde diversas asociaciones, ya existentes o en formación, convivirán con múltiples acuerdos bilaterales en el tema de la libertad de comercio de bienes y servicios. Tres cuartas partes de los 26 billones de dólares que se comercian en el mundo entre los países y, sobre todo, entre las mismas empresas, se tranzan dentro de lo que se conoce como «cadenas internacionales de valor» (GVC). Estas o las ahora llamadas por los especialistas «redes globales de innovación» (GIN) están detrás de la pantalla y por su grado de dispersión son difícilmente encuadrables en una negociación.

Esta sobresaturación de factores en EEUU, si no se modifica radicalmente, generará una situación, desde el punto de vista de la dinámica de los sistemas, de un fuerte potencial que no es fácilmente absorbible contando solo con el territorio norteamericano. Es como un resorte apretado con la mano; si se lo suelta salta para algún lado. El eventual desequilibrio transformador genera muchos interrogantes y la necesidad de seguir atentamente la evolución de los acontecimientos.

Era la China de Mao

La República Popular China (RPCh) se siente compelida (como un adolescente al que le empiezan a cortar el chorro) a ponerse a pensar cómo se puede arreglar por sí misma, y comenzar a devolver -en inversiones para el desarrollo de su entorno y otros lugares más alejados- parte del gigantesco potencial productivo que fue relocalizado en su territorio a partir de 1979. Ese año es considerado como un punto de partidas de la más grande operación logística de la historia. Se puso en marcha cuando las influencias de la Trilateral se hicieron sentir, en forma sostenida y duradera, con el fin de poner en pie un país derruido e iniciar un proceso de crecimiento constante (“a tasas chinas”), inédito en la historia.

El principal cometido chino es ahora seguir exportando -aunque en forma más direccionada como consecuencia de las restricciones de las “guerras”- la producción más grande del mundo, para lo cual es fundamental la infraestructura de conectividad inherente a la Ruta de la Seda. Por lo pronto China posee capacidad técnica probada en su territorio, un gigantesco patrimonio financiero atesorado, necesidades de nuevas rutas comerciales y, sobremanera, una ambición indisimulable para recuperar la grandeza que le cupo en el pasado. Salvo que su relación no es de plena confianza con todos sus vecinos, los demás factores prometen resultados favorables.

Hace unos días se firmó la Alianza Integradora Económica Regional (RCEP), un acuerdo de libre comercio entre 15 países asiáticos que sumados integran el 30% del producto mundial y generan el 28% del comercio internacional del planeta. Se trata a la fecha del mayor acuerdo de libre comercio del mundo que incluye, además de China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, los 10 países del ASEAN. El pacto irá eliminando gradualmente los aranceles a las importaciones entre sus miembros (reducción que llevará hasta 20 años) e incluye otras ítems respecto a propiedad intelectual, telecomunicaciones, servicios financieros, comercio electrónico y servicios profesionales.

Hay quienes, llevados por la corriente, ven que el RCEP obra en beneficio de la RPCh; otros -menos sensibles a los lugares comunes- se preguntan con fundamento si los grandes (en serio) que integran el acuerdo necesitan ir a sobarle el lomo a los chinos. Obviamente, se mire por donde se mire el RCEP es bueno para todos. Pero la realidad es más vasta  (y esto es lo interesante porque responde a un efecto que no es patrimonio de aquella zona) ya que la macro regionalización, expresada como herramienta a través de distintas dimensiones, en este caso comercial, es un ordenador territorial que se irá extendiendo como fase intermedia para que la globalización, como nueva configuración planetaria, finalice su plena instalación.

¿Y por casa, cómo andamos?

Argentina está en la lona. No sabe qué hacer para salir del engorro. Pero bueno, como decía el filósofo, que algo sea difícil es un motivo más para hacerlo… aunque en este caso no esté claro el camino a seguir. En medio de tantos desatinos voy a hacer unos pocos comentarios sobre lo que considero el principal problema de la Argentina: su descomunal desequilibrio territorial y demográfico. Y, sobre todo, las consecuencias que el tema puede acarrear en el contexto de los cambios comentados en la escena internacional.

El enfoque no tiene buena prensa. Aquí el problema sería (también según el filósofo) preguntarse cuál es la razón de cambiar algo ya probado y que anda bien: si la agenda está establecida y tiene miles de seguidores, ¿para qué introducir otro tema cuyas implicancias no están del todo claras o no son fácilmente explicables? El intríngulis remite (¡oh sorpresa!) a las andanzas del delegado personal del Papa, el inefable Juan Grabois y su propuesta de cabecera, el programa Artigas.

El Programa empezó mal. La ocupación de 1200 hectáreas de la familia Etchevehere con el fin de crear puestos de trabajo y relocalizar población en Entre Ríos, tuvo como una de sus primeras manifestaciones el cultivo del perejil en almácigos, dispuestos al costado de unos eucaliptos ya crecidos como para protegerlos del sol. Un verdadero despropósito. Es el problema de siempre: la inoperancia del peronismo salvo para repartir lo que no produjo, la falta de profesionalismo y una competencia nunca probada en sus gestiones, y la poca disposición para el esfuerzo de sus partidarios educados en el clientelismo y la dádiva.

Artigas cuenta con el apoyo implícito pero innegable del Papa Francisco. Grabois es su representante. Por cierto, el magno soporte, a pesar de sus alcances, no es ninguna garantía de probidad. Los jesuitas, salvo en la educación y en las tareas de lobbying, no han sido muy exitosos a lo largo de la historia como promotores del progreso social. El derrumbe de las misiones guaraníticas –uno de sus proyectos más ostensibles- puso en evidencia los alcances del poder terrenal de la Compañía de Jesús. La experiencia fallida de Fidel Castro y la Revolución Cubana están a la vista. No obstante, esta movida a través del peronismo tiene su lógica.

El Programa Artigas adolece de una serie de formulaciones voluntaristas y otras decididamente equivocadas. Se propone crear “4 millones de puestos de trabajo social y 170 mil empleos registrados regulados por convenio colectivo (por medio de) comunidades rurales organizadas y cinturones hortícolas protegidos y desarrollar nuevos emplazamientos industriales a través de una planificación territorial que contemple nuevos esquemas de transporte multimodal”. La propuesta tiene dos partes. La primera se basa en la producción de alimentos para el consumo cautivo de las nuevas localizaciones y de su entorno. Es una falacia. Nuestro país no tiene ningún límite visible en la producción de alimentos; en todo caso el problema es que esos alimentos procesados lleguen a las góndolas o a quienes deben consumirlos. Se asegura que podemos y de hecho se lo está haciendo producir suficientes proteínas para 10 veces la población argentina. ¿Para qué más? La producción agropecuaria de nuestro país está en el podio del mundo. Por su parte, el trabajo en las huertas está suficientemente atendido por la comunidad boliviana protagonista de una gesta productiva de altísimo rendimiento en todos los cinturones hortícolas del país.

No es fácil saber lo que se puede hacer con los piqueteros; a lo mejor al final haya que agradecerle al Papa los servicios prestados. Sin embargo, tal vez sea más razonable pensar en formas autoorganizantes de movilización social, productiva y laboral, apelando al big data y la comunicación en las redes, profundizando la línea que se abrió con el pago de los planes sociales con tarjeta, prescindiendo de la labor interesada de los punteros peronistas. Puesto así parece un desafío inalcanzable. Pero nuestro país, aunque lejanas, ya tiene experiencias. No sería un salto más audaz al que se dio desde el rosismo al inicio del período de la organización nacional en los años cincuenta del siglo XIX cuando la Argentina se adscribió formalmente a la onda modernizadora que estaba recorriendo el mundo.

Crear “millones de puestos de trabajo” como sueña Grabois solo se podría hacer –con mucha paciencia- bajo los siguientes supuestos.

·         Un proyecto federal en serio como nunca hubo en el país

·         Asignación internacional de cuotas de comercio más o menos visibles como se dio en China a partir de 1979. Solo la demanda externa es la que puede hacer crecer a nuestro país.

·         Inversiones internas y externas para la creación de un aparato productivo tendiente al reequilibrio territorial acorde a las salidas externas (Asia Pacífico por los Andes, vecinos por tierra y resto de Sudamérica, Europa, África, Medio Oriente y Norteamérica) sacando el mayor rédito posible de cada ruta.

·         Creación de una Infraestructura de conectividad para esos fines ejecutadas por programas como la «Ruta de la Seda», «América Crece» o derivados de acuerdos bilaterales, bajo control del Global infraestructure Hub (GIH), una iniciativa del G20 que se maneja con un modelo global. Un plan con las obras de conectividad funcionales a la globalización no puede surgir del promedio de las demandas de los gobernadores “para dar respuesta a las necesidades de la gente”… a las que, obviamente, se debe atender pero priorizando en cada caso la infraestructura estratégica.

·         Políticas de estado a cargo de gobiernos morales y competentes

Ing. Alberto Ford

albertoford42@yahoo.com.ar

La Plata, diciembre de 2020

 



[i] http://ingenieroalbertoford.blogspot.com/2020/11/




lunes, 26 de octubre de 2020

 

Reunión de ministros anticorrupción del G20

Comunicado Ministerial

Virtual, 22 de octubre de 2020

 

1. Nosotros, los Ministros del G20 con responsabilidades para prevenir y combatir la corrupción, nos reunimos el 22 de octubre de 2020 bajo la Presidencia saudí, para discutir nuestros compromisos como miembros del G20 mientras seguimos predicando con el ejemplo en la lucha mundial contra la corrupción. Este año marca el décimo aniversario del Grupo de Trabajo Anticorrupción del G20 (ACWG), establecido para hacer recomendaciones integrales para que las consideren los líderes sobre cómo el G20 podría continuar haciendo contribuciones prácticas y valiosas a los esfuerzos internacionales para combatir la corrupción y predicar con el ejemplo. Reconocemos las contribuciones realizadas por todos los países miembros y organizaciones internacionales, y agradecemos a las presidencias anteriores por su liderazgo.

 

2. En un contexto de fragilidad social y económica mundial sin precedentes causada por la pandemia de COVID-19, destacamos la mayor amenaza y el grave impacto de la corrupción en el crecimiento económico, el desarrollo sostenible, la inversión y la innovación de calidad y la confianza entre gobiernos y ciudadanos. Las medidas de emergencia son esenciales en tiempos de crisis económica y recuperación, pero pueden crear el riesgo de apropiación indebida, fraude y otras formas de corrupción. Nos comprometemos individual y colectivamente a fortalecer nuestro compromiso anticorrupción y, en particular, esperamos contribuir tanto al próximo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra la corrupción, el XIV Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal y la Novena sesión de la Conferencia de los Estados Parte de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. Para ello, destacamos el papel fundamental de la acción multilateral en la lucha contra la corrupción, particularmente a través de la implementación y seguimiento de nuestros compromisos y normas internacionales, y en el intercambio de información y buenas prácticas, reconociendo que esto debe lograrse sin perjuicio de soberanía nacional, derecho interno y principios fundamentales de los derechos humanos.

 

3. Destacamos la importancia de la arquitectura internacional anticorrupción existente, en particular las obligaciones y compromisos descritos en la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC), la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNTOC), la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), la Convención para Combatir el Soborno de Funcionarios Públicos Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales e instrumentos relacionados, y las Normas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Estos instrumentos comprenden colectivamente un conjunto sólido de medidas que los países deben implementar para prevenir y combatir la corrupción, el lavado de dinero y otros delitos económicos graves relacionados. En consecuencia, nos comprometemos a implementar de manera más efectiva nuestras obligaciones y compromisos existentes, y reconocemos que estos instrumentos deben servir como base para los esfuerzos futuros para ampliar la cooperación internacional y la coordinación contra la corrupción y los desafíos relacionados.

 

Prioridades anticorrupción para 2020

Crisis del COVID-19

 

4. Expresamos nuestro más sentido pésame por la trágica pérdida de vidas y el sufrimiento generalizado resultante de la pandemia del COVID-19. La pandemia ha revelado el posible impacto directo y desproporcionado de la corrupción en las poblaciones vulnerables, ya que el comercio legítimo, la integridad y la transparencia de la contratación pública y las finanzas públicas, la salud, la seguridad y la protección globales, son más vulnerables que nunca a la corrupción en este momento de crisis. Nos comprometemos a colaborar en la entrega de una respuesta global a esta crisis con un espíritu de solidaridad y de acuerdo con la Declaración extraordinaria de los líderes del G20 publicada el 26 de marzo de 2020.

 

5. Reconocemos que aunque la crisis ha requerido una acción rápida, la velocidad y la escala del apoyo económico brindado en respuesta a la crisis pueden aumentar el riesgo de corrupción, fraude y apropiación indebida. Esto, a su vez, podría obstaculizar la eficacia de los esfuerzos de socorro, socavando la confianza en las instituciones públicas y, en última instancia, perjudicando el bienestar de nuestros ciudadanos. Las medidas anticorrupción deben integrarse en los programas de respuesta a crisis nacionales e internacionales para garantizar la transparencia y la integridad; nos comprometemos a continuar con la acción colectiva y coordinada para combatir la corrupción a raíz del COVID-19, en consecuencia, respaldamos el Llamado a la acción del G20 sobre la corrupción y el COVID-19 (Anexo A), desarrollado por el ACWG como un resumen de las áreas clave de enfoque por estos esfuerzos. Para apoyar más a los países en desarrollo y en la implementación de tales medidas, tanto durante esta crisis como en los esfuerzos de preparación para cualquier evento futuro, también damos la bienvenida al Compendio de Buenas Prácticas del G20 para Combatir la Corrupción en la Respuesta al COVID-19 (Anexo F), que proporciona una visión inicial de buenas prácticas para prevenir y combatir la corrupción en el sector de la salud y la entrega de apoyo de emergencia (ayuda, estímulo y socorro).

 

Iniciativa de Riad para mejorar la cooperación internacional en materia de aplicación de la ley anticorrupción

 

6. Reconocemos, teniendo en cuenta el artículo 48 de la UNCAC, la necesidad de fortalecer aún más la cooperación entre las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley anticorrupción, particularmente en las etapas preliminares de las investigaciones. En este sentido, con el objetivo de facilitar la cooperación internacional, incluida la asistencia legal mutua, damos la bienvenida a la iniciativa de Arabia Saudita para la creación de una Red Operativa Global de Autoridades de Aplicación de la Ley Anticorrupción. Esto complementará las plataformas y redes existentes para la cooperación internacional informal, como la Red Global de Aplicación de la Ley de la OCDE (GLEN) y el Grupo de Trabajo de la OCDE sobre Funcionarios de Aplicación de la Ley de Soborno (LEOs) y la Red de Puntos Focales Globales de INTERPOL / StAR, y se debería fomentar, de manera inclusiva, el contacto directo entre las autoridades policiales anticorrupción. En este sentido, acogemos con satisfacción la Iniciativa de Riad (anexo B).

 

Principios de alto nivel 2020

 

7. De conformidad con el Plan de acción anticorrupción del G20 2019-2021, respaldamos los Principios de alto nivel desarrollados bajo la Presidencia de 2020: los Principios de alto nivel del G20 para el desarrollo y la implementación de estrategias nacionales anticorrupción, los Principios de alto nivel del G20 para promover la integridad del sector público mediante el uso de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y los Principios de alto nivel del G20 para promover la integridad en las privatizaciones y las asociaciones público-privadas (APP). Estos documentos brindarán orientación a los países que deseen (i) revisar, desarrollar o implementar estrategias nacionales anticorrupción; (ii) aprovechar las TIC de manera eficaz y segura para la prevención, detección y lucha contra la corrupción, con respecto a las normas de protección de datos personales; y (iii) involucrar al sector privado en el proceso de privatización o APP y minimizar los riesgos de corrupción (Anexo C).

 

Responsabilidad y transparencia

 

8. Nos comprometemos a cumplir e implementar nuestros compromisos compartidos hacia una mayor responsabilidad y transparencia. Los diversos principios de alto nivel de anticorrupción del G20, rectores y comunes, representan nuestras recomendaciones clave respaldadas por nuestros líderes, desarrolladas de conformidad con el derecho internacional y sin perjuicio de las leyes soberanas. Resolvemos asegurar la implementación efectiva de las recomendaciones previamente adoptadas, así como dar seguimiento a nuestros compromisos pendientes y objetivos más amplios, como se establece en el Plan de Acción Anticorrupción del G20 2019-2021. Además, de acuerdo con el Plan de Acción, y como un mecanismo clave para reflejar nuestro progreso individual y colectivo en la implementación de nuestros compromisos compartidos, damos la bienvenida al enfoque reformado del Informe de Responsabilidad Anticorrupción del G20 (Anexo D) que, por primera vez, proporciona una revisión en profundidad de nuestro progreso colectivo en la cooperación internacional y la recuperación de activos, e informa sobre eventuales áreas de trabajo en el futuro de estas áreas. Este enfoque puede ser desarrollado por futuras presidencias y el ACWG publicará informes de rendición de cuentas anualmente en el futuro. Al hacerlo, mejoraremos la accesibilidad de los resultados del G20 ACWG y facilitaremos la participación de personas y grupos fuera del sector público, incluida la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, organizaciones comunitarias, academia, medios de comunicación, el sector privado y otras partes interesadas.

 

Prioridades anticorrupción en curso, cooperación internacional y recuperación de activos

 

9. Reconocemos que la cooperación internacional es esencial para la investigación y el enjuiciamiento de casos de corrupción transnacional, incluidos los relacionados con la recuperación del producto del delito; por lo tanto, nos comprometemos a mejorar la investigación de casos, la comunicación y el intercambio de experiencias en esta área. En consecuencia, nos comprometemos a actuar de acuerdo con las recomendaciones previamente aprobadas con respecto a la recuperación de activos. Los esfuerzos efectivos en esta área requieren que todos los países tomen medidas internas y participen en la cooperación internacional. Nos comprometemos a trabajar juntos para rastrear, congelar y confiscar el producto del delito, así como para garantizar que dichos activos confiscados se devuelvan o eliminen de manera efectiva y transparente, según corresponda, y de manera compatible con nuestras leyes nacionales y obligaciones internacionales como la UNCAC. También nos comprometemos a abordar la devolución de activos en un espíritu de asociación entre los países de transferencia y de recepción, otros propietarios legítimos anteriores y, según corresponda, la sociedad civil. Con este fin, acogemos con agrado el Documento de evaluación sobre la cooperación internacional para abordar los delitos económicos, los delincuentes y la recuperación de activos robados, preparado por la OCDE en colaboración con la Secretaría del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y el Grupo del Banco Mundial (WBG) para el G20 (Anexo F). Sobre la base de este documento, respaldamos la Acción del G20 sobre cooperación internacional contra la corrupción y los delitos económicos, los delincuentes y la recuperación de activos robados (Anexo E).

 

Transparencia de la propiedad real

 

10. Nos comprometemos a implementar de manera efectiva y, según sea necesario, a tomar medidas adicionales para prevenir el uso indebido de personas jurídicas y los arreglos para el lavado de dinero o el financiamiento del terrorismo, incluso cuando la corrupción es el delito determinante. Redoblaremos nuestros esfuerzos para predicar con el ejemplo en la implementación de medidas para identificar a los beneficiarios finales de entidades y acuerdos legales.

 

Eliminar los refugios seguros

 

11. Nos comprometemos a actuar colectivamente para negar refugio a las personas que hayan cometido delitos tipificados de conformidad con la UNCAC, y al producto de sus delitos, de manera compatible con nuestras leyes nacionales. Nos comprometemos a evitar que esos delincuentes eludan la justicia, independientemente de su rango, posición o estatus, frenar el ocultamiento transfronterizo del producto de la corrupción y perseguir la penalización y el enjuiciamiento de los delitos de corrupción y la recuperación y devolución de los activos robados confiscados, cuando corresponda, de conformidad con nuestras leyes nacionales y obligaciones internacionales en virtud de la UNCAC. Además, nos comprometemos a fortalecer el intercambio de información y la cooperación en la investigación de casos y a considerar, según sea necesario, la posibilidad de concluir acuerdos o arreglos bilaterales y multilaterales sobre extradición y asistencia judicial recíproca, según corresponda.

 

Penalización del soborno

 

12. Nos comprometemos a garantizar que cada país del G20 tenga una ley nacional vigente para tipificar como delito el soborno, incluido el soborno de funcionarios públicos extranjeros, y a multiplicar los esfuerzos para prevenir, detectar, investigar, enjuiciar y sancionar de manera eficaz el soborno nacional y extranjero. La lucha contra la corrupción en el comercio y la inversión internacionales, como dimensión clave para promover la igualdad de condiciones, sigue siendo una de las principales prioridades del G20. Alentamos a los países a promover la cooperación con el sector privado en este tema y alentamos a las empresas de los países del G20 a tomar las medidas adecuadas para crear conciencia sobre los riesgos de la corrupción y desplegar sistemas efectivos de mitigación y cumplimiento. Nos esforzaremos por fomentar un entorno empresarial limpio, regulado y apoyado en la ley, basado en el consenso internacional ejemplificado por la UNCAC. Además, acogemos con satisfacción la profundización de nuestro compromiso con el Grupo de Trabajo de la OCDE sobre soborno. Demostraremos esfuerzos concretos para 2021 para tipificar como delito el soborno en el extranjero y hacer cumplir la legislación sobre soborno en el extranjero de conformidad con el artículo 16 de la CNUCC, y con miras a la posible adhesión de todos los países del G20 a la Convención contra el soborno de la OCDE. El ACWG revisará y proporcionará una actualización sobre este progreso en 2021

 

Integridad del sector público

 

13. Nos comprometemos a mejorar la integridad y la eficiencia del sector público garantizando la transparencia y el acceso a la información sobre adquisiciones públicas, actuando de acuerdo con principios de alto nivel previamente respaldados. Nos comprometemos a promover un crecimiento inclusivo, sostenible y equitativo para todos, basado en los principios de una gobernanza sólida, mediante la promoción de la justicia, la integridad y la transparencia en la contratación pública y los presupuestos públicos. Con este fin, agradecemos la colaboración entre los organismos anticorrupción y las entidades fiscalizadoras superiores, entre otros. También hacemos hincapié en la necesidad de promover una participación más amplia del sector privado y de la sociedad civil como parte de un enfoque holístico para prevenir la corrupción y reconocemos que la mejora de las leyes, reglamentos, auditorías internas y externas, políticas y procedimientos de adquisiciones, puede fomentar la confianza que esto requiere.

 

Integridad del sector privado y las ONG

 

14. Nos comprometemos a promover la integridad en cooperación con el sector privado y las organizaciones no gubernamentales (ONG). Para lograr esto, fomentaremos la adopción de programas y códigos de conducta adecuados de ética y cumplimiento anticorrupción por parte de entidades privadas relevantes, así como organizaciones deportivas. Reconocemos el importante papel que puede desempeñar la sociedad civil en el fomento de una cultura de integridad y en el apoyo a la implementación efectiva de principios relevantes de alto nivel previamente respaldados, de conformidad con nuestras leyes nacionales y obligaciones internacionales.

 

Participación de los interesados

 

15. Nos comprometemos a adoptar y promover un enfoque de múltiples partes interesadas para prevenir y combatir la corrupción mediante el fortalecimiento de nuestras alianzas con organizaciones internacionales, personas y grupos fuera del sector público, incluida la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de base comunitaria, el mundo académico, medios de comunicación y el sector privado. Reconocemos que nuestros objetivos compartidos no se pueden lograr sin un esfuerzo colectivo de todos los grupos de la sociedad. También agradecemos los esfuerzos por profundizar nuestra colaboración con otras corrientes de trabajo al margen del G20.

 

Camino a seguir

 

16. Frente a un entorno mundial que cambia rápidamente, nos comprometemos a perseguir individual y colectivamente una agenda anticorrupción integral y holística, con el debido respeto por los principios fundamentales del estado de derecho y los derechos humanos. Recordamos nuestra postura de "tolerancia cero hacia la corrupción, cero lagunas en las instituciones y cero barreras en la acción". Predicando con el ejemplo, damos la bienvenida al trabajo futuro potencial sobre temas como género y corrupción, corrupción en tiempos de crisis, la medición de la corrupción, la protección de los denunciantes y vías nuevas y emergentes de corrupción, así como todas las demás áreas mencionadas en el Plan de acción anticorrupción del G20 2019-2021. Además, nos esforzaremos por mejorar nuestra asistencia técnica y los esfuerzos de creación de capacidad para los países en desarrollo en los próximos años.

 

17. Agradecemos a la Presidencia saudita por su liderazgo durante un año particularmente desafiante y por convocar la Reunión Ministerial Anticorrupción inaugural. Diez años después de la creación del ACWG, esta reunión representa el compromiso duradero de los miembros del G20 de construir una cultura que rechace la corrupción en todas sus formas y garantice que los miembros del G20 continúen desempeñando un papel de liderazgo en la lucha contra la corrupción. Invitamos a las futuras presidencias a volver a convocar periódicamente esta Reunión Ministerial según corresponda para este fin, así como para apoyar el cumplimiento de los compromisos asumidos en las Declaraciones de los Líderes anteriores y establecer la dirección del trabajo futuro del ACWG.

Anexos. Consultar en http://www.g20.utoronto.ca/2020/2020-g20-anticorruption-1022.html

--o0o--

Cuestionario sobre corrupción a los gobiernos de los países G20. Responses to the G20 Survey for the Good Practices Compendium on Combating Corruption in the Response to COVID-19.  Ver en:

http://www.g20.utoronto.ca/2020/G20_Compendium_COVID-19_Annex_Country_Responses.pdf

 

Preguntas no respondidas por el gobierno argentino.

1 ¿Su gobierno ha evaluado los riesgos de corrupción nacional o transnacional que surgen durante la pandemia de COVID-19, ya sea a través de una evaluación de riesgo formal u otros medios informales? En caso afirmativo, proporcione un resumen de esta evaluación o hallazgos clave (su respuesta puede incluir sitios web o compartir documentos relevantes, como planes anticorrupción para mitigar los riesgos de corrupción que surgen en relación con la crisis de COVID-19). R: N/A

2 ¿Ha realizado su gobierno alguna evaluación previa del riesgo de corrupción que sea relevante para las actividades que se están llevando a cabo, o los riesgos presentes en la situación de pandemia actual u otros escenarios de emergencia (por ejemplo, una evaluación de los riesgos de corrupción en el sector de la salud que existían de antemano, una evaluación de los procesos de adquisiciones de emergencia, etc.)? En caso afirmativo, proporcione un resumen de esta evaluación o hallazgos clave (su respuesta puede incluir sitios web o compartir documentos relevantes). R: N/A

3 Describa los 3 a 5 riesgos principales de corrupción que su país ha identificado (tanto a corto como a largo plazo) que surgen en relación con la crisis del COVID-19. Cuando sea posible, indique si estos riesgos estaban presentes o eran altos antes del inicio de la pandemia. Al describir los riesgos, puede considerar la siguiente lista (no exhaustiva):

• Riesgos de corrupción y fraude en la adquisición pública de medicamentos, suministros médicos o cualquier bien o servicio relacionado (esto puede incluir aumento de precios, soborno, auto-negociación y cualquier otro riesgo que se produzca específicamente como resultado de las reglas de contratación pública que permitan la entrega rápida de bienes / servicios durante la pandemia).

• Riesgos de corrupción en otros sectores no relacionados con la salud (por ejemplo, aquellos con una mayor interacción con empresas estatales o controladas por el estado o clave para la recuperación, cadenas de suministro de alimentos, sectores de transporte, información y comunicaciones).

• Soborno de trabajadores de la salud o funcionarios públicos con el fin de ser priorizados para las pruebas o para la prestación de otros servicios de salud durante la pandemia.

• Desvío o explotación de fondos gubernamentales u otros activos (por ejemplo, PPE, equipo de ventilación).

• Facturación fraudulenta al gobierno o compañías de seguros por la prestación de servicios sanitarios.

• Influencia indebida y conflictos de intereses en la prestación y regulación de la atención sanitaria (incluido el desarrollo de fármacos y la entrada al mercado), la formulación de políticas y la evaluación.

• Suministro de suministros médicos y / o medicamentos falsificados.

• Uso de suministros de socorro por bandas y organizaciones criminales para coaccionar, intimidar y / o cooptar a las comunidades locales, socavar el apoyo del gobierno y financiar actividades ilegales.

• Aumento del fraude ciberdelincuente relacionado con COVID-19.

• Impidió acciones de ejecución anticorrupción debido a la crisis del COVID-19.

• Impedimento en la provisión de cooperación internacional (p. Ej. asistencia) debido a la crisis del COVID-19.

• Aprovechar el desembolso de paquetes de estímulo / rescate / ayuda económica nacional, que incluyen:

- Funcionarios que soliciten sobornos para influir en el desembolso de fondos de estímulo o ayuda a empresas o individuos específicos.

- Se ofrece, promete o da sobornos a funcionarios para influir en el desembolso de fondos de estímulo o ayuda a empresas o personas específicas.

- Sexplotación (incluida la explotación sexual y la sextorsión) y abuso de comunidades vulnerables o marginadas a cambio de apoyo financiero o en especie como parte de los servicios de apoyo económico / social.

- Esquemas como la creación de beneficiarios falsos o inexistentes para malversar fondos de estímulo / ayuda.

• Explotar la ayuda financiera internacional relacionada con COVID-19 u otro tipo de apoyo.

• Riesgos de corrupción en las actividades regulares del sector público y privado como resultado del aumento del trabajo desde casa, donde hay menos controles y controles anticorrupción en funcionamiento. R: N/A

4 Si es posible, proporcione ejemplos de casos detectados o sospechosos de corrupción o fraude nacional o transnacional, de acuerdo con las áreas de riesgo clave mencionadas en la pregunta 3. Incluya un resumen del acto detectado o sospechoso y cómo se detectó. Cuando dicha información sea sensible, proporcione ejemplos del tipo de incidente que ha ocurrido. R: N/A

6 ¿Cuáles son los controles, salvaguardas y medidas anticorrupción que su gobierno ha implementado para abordar los riesgos de corrupción identificados en la sección (A)? Destaque cualquier medida o procedimiento especial que se haya introducido durante la pandemia (por ejemplo, líneas telefónicas directas para denunciar la corrupción en la asignación y el desembolso de los fondos de respuesta a la crisis, un grupo de trabajo de cooperación interinstitucional entre las autoridades anticorrupción, cooperación a través de las fronteras internacionales, ex-post facto auditorías de gastos relacionados con la crisis, publicación de información sobre el beneficiario real de las empresas adjudicatarias de contratos públicos, etc.) R: N/A

10 Si es posible, proporcione una descripción general de cómo las partes interesadas no gubernamentales (por ejemplo, la sociedad civil y los medios de comunicación) han apoyado los esfuerzos de supervisión para detectar el fraude y la corrupción durante la respuesta de su país a la pandemia. ¿Existe alguna política y práctica específica que tenga su país para facilitar estos esfuerzos? R: N/A

viernes, 16 de octubre de 2020

 

 


 

G20. Reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales 

Comunicado:

14 de octubre de 2020


Si bien la economía mundial está experimentando una fuerte contracción en 2020 debido al impacto de la pandemia COVID-19, el panorama es menos negativo y la actividad económica mundial muestra signos de recuperación a medida que nuestras economías se han reabierto gradualmente y los impactos positivos de nuestras importantes acciones políticas comenzaron a materializarse. Sin embargo, la recuperación es desigual, muy incierta y está sujeta a elevados riesgos a la baja. Reafirmamos nuestra determinación de continuar utilizando todas las herramientas de políticas disponibles durante el tiempo que sea necesario para salvaguardar la vida, el empleo y los ingresos de las personas, apoyar la recuperación económica mundial y mejorar la resiliencia del sistema financiero, al tiempo que nos protegemos contra los riesgos a la baja.


El Plan de Acción del G20, respaldado en nuestra reunión del 15 de abril de 2020, establece los principios clave que guían nuestra respuesta y nuestros compromisos con acciones específicas para impulsar la cooperación económica internacional a medida que navegamos esta crisis y tomamos medidas para apoyar la recuperación y lograr un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo. Reconociendo que los miembros se encuentran en diferentes etapas de respuesta a la crisis y que el panorama económico mundial continúa evolucionando, respaldamos las actualizaciones del Plan de Acción del G20 (Anexo I). Estas actualizaciones garantizarán que respondamos con prontitud a la evolución de la situación económica y de salud. El panorama mundial continúa transformándose rápidamente por cambios económicos, sociales, ambientales, tecnológicos y demográficos. Mantendremos y fortaleceremos según sea necesario nuestros esfuerzos, considerando las diferentes etapas de la crisis, para lograr un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo, aprovechando al máximo las transformaciones actuales en la configuración de la recuperación, de una manera consistente con nuestra agenda de pre-crisis. Reiteramos nuestro compromiso de que el Plan de Acción del G20 sea un documento vivo, y de revisarlo, actualizarlo, realizar un seguimiento de su implementación e informar de ello periódicamente. Subrayamos la necesidad urgente de controlar la propagación del virus, clave para apoyar la recuperación económica mundial, y avanzaremos con los compromisos acordados en la reunión de Ministros de Finanzas y Salud del G20 del 17 de septiembre de 2020. Continuaremos facilitando el comercio internacional y la inversión para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro con vistas a apoyar el crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo. Continuaremos tomando acciones conjuntas para fortalecer la cooperación y los marcos internacionales.

 

Seguimos comprometidos a continuar trabajando juntos para apoyar a los países más pobres en el abordaje de los desafíos sanitarios, sociales y económicos asociados con la pandemia de COVID-19. Seguimos comprometidos con la implementación de la Iniciativa de suspensión del servicio de la deuda (DSSI), que permite a los países elegibles para DSSI suspender los pagos oficiales del servicio de la deuda bilateral hasta fines de 2020. Celebramos los avances logrados hasta ahora. El informe preliminar del marco de seguimiento fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo del Banco Mundial (GBM) destacó que, junto con un financiamiento excepcional, el DSSI está facilitando significativamente un mayor gasto relacionado con la pandemia. El FMI y el GBM también han continuado trabajando en su propuesta de un proceso para fortalecer la calidad y consistencia de los datos de la deuda y mejorar la divulgación de la deuda, y esperamos continuar con los esfuerzos en esta área. A la luz de la continua presión de liquidez, mientras abordamos progresivamente las vulnerabilidades de la deuda, acordamos extender el DSSI por 6 meses y examinar antes de las Reuniones de Primavera de 2021 del FMI / GBM si la situación económica y financiera requiere extender aún más el DSSI por otros 6 meses, con complementos específicos a la Hoja de Términos de DSSI de abril de 2020 como se establece en el apéndice adjunto (Anexo II), que también es acordado por el Club de París. Todos los acreedores bilaterales oficiales deben implementar esta iniciativa de manera completa y transparente.


Continuaremos coordinando estrechamente su implementación en curso para brindar el máximo apoyo a los países elegibles para DSSI. Estamos decepcionados por la ausencia de avances en la participación de los acreedores privados en el DSSI, y los alentamos encarecidamente a participar en términos comparables cuando lo soliciten los países elegibles. Damos la bienvenida a los compromisos de los bancos multilaterales de desarrollo (MDBs) de USD 75 mil millones para los países elegibles para DSSI solo durante el período comprendido entre abril y diciembre de 2020, parte de su compromiso de USD 230 mil millones para los países emergentes y de bajos ingresos como respuesta a la pandemia. Al tiempo que protegen sus calificaciones actuales y el bajo costo de financiamiento, se alienta a los MDBs a avanzar más en sus esfuerzos colectivos para apoyar el DSSI, incluso proporcionando flujos netos positivos a los países elegibles para DSSI durante el período de suspensión, incluido el período de extensión. Pedimos a los MDBs que proporcionen más detalles sobre los nuevos recursos proporcionados a cada país elegible. Basándonos en la propuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de albergar el repositorio de datos, esperamos seguir actualizando la implementación de los Principios voluntarios para la transparencia de la deuda del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).

 

Dada la escala de la crisis de COVID-19, las importantes vulnerabilidades de la deuda y el deterioro de las perspectivas en muchos países de bajos ingresos, reconocemos que es posible que se requieran tratamientos de la deuda más allá del DSSI caso por caso. En este contexto, acordamos en principio un "Marco común para los tratamientos de la deuda más allá del DSSI", que también es acordado por el Club de París. Esperamos la aprobación del Marco Común por parte de los miembros, sujeto a sus procedimientos de aprobación nacionales. Con este fin, convocaremos, antes de la Cumbre de Líderes del G20 de Riad en noviembre de 2020, una reunión extraordinaria de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G20 en la que publicaremos el Marco Común y también discutiremos cuestiones pendientes relacionadas con el DSSI.

 

Reiteramos nuestro compromiso de garantizar una red de seguridad financiera mundial más sólida con un FMI fuerte, basado en cuotas y con los recursos adecuados en su centro, y mantendremos las demandas sobre los recursos del FMI bajo estricta revisión. Reiteramos nuestro llamamiento al FMI para que explore herramientas adicionales que puedan satisfacer las necesidades de los miembros, aprovechando la experiencia pertinente de crisis anteriores. Más allá de la respuesta a la crisis, pedimos al FMI que prepare un análisis de las necesidades de financiamiento externo en los países en desarrollo de bajos ingresos en los próximos años y las opciones de financiamiento sostenibles, y al GBM, que amplíe su trabajo y despliegue instrumentos de nuevas formas para movilizar financiamiento privado a estos países. También continuamos apoyando la iniciativa G20 Compact with Africa (CwA).

 

Continuaremos nuestra cooperación para un sistema fiscal internacional moderno, sostenible y globalmente justo. Reconocemos que la pandemia de COVID-19 ha impactado el trabajo de abordar los desafíos fiscales que surgen de la digitalización de la economía. Damos la bienvenida a los Informes sobre los Planos para el Pilar 1 y el Pilar 2 aprobados para su publicación por el Marco Inclusivo del G20 / OCDE sobre Erosión de la Base Fiscal y Traslado de Beneficios (BEPS). Apoyados sobre esta sólida base, mantenemos nuestro compromiso de seguir avanzando en ambos pilares e instamos al Marco Inclusivo del G20 / OCDE sobre BEPS a abordar los problemas restantes con miras a alcanzar una solución global y basada en el consenso para mediados de 2021. Acogemos con satisfacción el informe aprobado por el Marco Inclusivo del G20 / OCDE sobre BEPS sobre las implicaciones de la política fiscal de las monedas virtuales. Celebramos el progreso realizado en la implementación de las normas de transparencia fiscal acordadas internacionalmente. Continuaremos apoyando a los países en desarrollo en el fortalecimiento de su capacidad fiscal para construir bases de ingresos fiscales sostenibles.

 

Reiteramos nuestro compromiso con los principios de la Junta de Estabilidad Financiera (FSB), que sustentan las respuestas nacionales e internacionales al COVID-19. Esperamos con interés la revisión integral del FSB de la agitación de marzo de 2020, incluida su evaluación de si el sector de intermediación financiera no bancaria fue lo suficientemente resistente. La pandemia ha reafirmado la necesidad de mejorar los acuerdos de pago transfronterizos globales para facilitar transacciones de pago más baratas, rápidas, inclusivas y transparentes, incluidas las remesas. Con ese fin, respaldamos la Hoja de ruta del G20 para mejorar los pagos transfronterizos, que incluye pasos prácticos y plazos indicativos para abordar los desafíos identificados. Solicitamos al FSB, en coordinación con las organizaciones internacionales y los organismos que establecen los estándares, que supervise el progreso, revise la hoja de ruta e informe anualmente al G20. Con el espíritu de fomentar la innovación responsable, damos la bienvenida al trabajo del FSB sobre la creciente entrada de BigTech en las finanzas en los mercados emergentes y países en desarrollo y el uso de tecnología de supervisión y regulación por parte de las autoridades e instituciones reguladas, incluido el trabajo en el G20 TechSprint, una iniciativa conjunta con el Centro de Innovación del Banco de Pagos Internacionales (BIS), que buscaba soluciones a los desafíos regulatorios y de supervisión comunes de la comunidad global de FinTech. Esperamos que el FSB complete la evaluación de los efectos de las reformas demasiado grandes para fracasar. También acogemos con agrado los informes sobre el trabajo para evitar una fragmentación dañina del mercado del FSB y la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO), y esperamos con interés su trabajo adicional sobre este tema. Pedimos al FSB que continúe profundizando su análisis sobre prociclicidad y solvencia crediticia. Damos la bienvenida al Plan de Acción de Inclusión Financiera del G20 actualizado (FIAP 2020), que guiará el trabajo de la Alianza Global para la Inclusión Financiera (GPFI) durante los próximos tres años. Damos la bienvenida a la finalización del "Programa de trabajo y estructura de GPFI: una hoja de ruta hacia 2020", incluidos los Términos de referencia de GPFI actualizados - 2020 como la actividad final de racionalización. Movilizar las finanzas sostenibles y fortalecer la inclusión financiera son importantes para el crecimiento y la estabilidad mundiales. El FSB continúa examinando las implicaciones del cambio climático para la estabilidad financiera. Damos la bienvenida a la creciente participación y transparencia del sector privado en estas áreas.

 

Si bien las innovaciones tecnológicas responsables pueden generar beneficios significativos para el sistema financiero y la economía en general, estamos monitoreando de cerca los desarrollos y permanecemos atentos a los riesgos existentes y emergentes. Apoyamos que ninguna de las llamadas 'monedas estables globales' deban comenzar a operar hasta que todos los requisitos legales, regulatorios y de supervisión relevantes se aborden adecuadamente a través de un diseño apropiado y adhiriéndose a los estándares aplicables. Apoyamos el trabajo en curso de los organismos internacionales relevantes sobre los beneficios y los riesgos existentes y emergentes que surgen de la innovación financiera. Con este fin, damos la bienvenida a los informes sobre las llamadas 'monedas estables globales' y otros acuerdos similares presentados por el FSB, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y el FMI. Apoyamos las recomendaciones de alto nivel del FSB que promueven una regulación, supervisión y supervisión coherentes y efectivas de las llamadas 'monedas estables globales' en todas las jurisdicciones y esperamos que el FSB supervise su implementación. También esperamos que los organismos de establecimiento de estándares participen en la revisión de los estándares existentes a la luz del informe del FSB y hagan los ajustes necesarios. Esperamos con interés el trabajo adicional del FMI sobre las implicaciones macro financieras de las monedas digitales y las llamadas 'monedas estables globales'. Apoyamos el trabajo continuo del GAFI para abordar los riesgos de lavado de dinero (LA), financiamiento del terrorismo (FT) y financiamiento de la proliferación relacionados con los activos virtuales y las llamadas 'monedas estables' y pedimos la implementación completa, efectiva y rápida de los estándares del GAFI en todo el mundo. . Damos la bienvenida a los esfuerzos del GAFI para resaltar los riesgos de LA / FT que han surgido durante la pandemia de COVID-19 y las respuestas políticas para abordarlos. Apoyamos los esfuerzos continuos para fortalecer la resiliencia cibernética y damos la bienvenida al conjunto de herramientas del FSB de prácticas efectivas para la respuesta y recuperación de incidentes cibernéticos.


miércoles, 26 de agosto de 2020

 

La retícula y el embudo

 

La digitalización de la economía y de la vida social se va extendiendo aceleradamente. Algunos ejemplos como el de China, y, sobre todo, el de Estonia, nos muestran la forma en que se irán acomodando en lo sucesivo los distintos aspectos de nuestras vidas, tanto en la esfera privada como la pública. Sin embargo, esos impresionantes adelantos que se registran en el plano de la conectividad digital, no tienen su correlato en una conectividad física ya caduca.  Su renovación a nivel global es el objetivo principal del proyecto conocido como la Nueva Ruta de la Seda cuyo lanzamiento, a cargo de la RPCh, fue el acontecimiento político más trascendente de la década que está por finalizar. En el trabajo se hace una somera descripción de la situación creada por un aluvión de obras que están transformando los territorios –inicialmente en Asia- a los efectos de suplantar configuraciones radiocéntricas, heredadas de viejas dependencias, por entramados en red que permitan comunicar sin mediaciones los distintos puntos de la geografía global.

 

El mundo se está digitalizando a marcha acelerada. Es un fenómeno inquietante, invasivo de la vida individual y social, tan complejo que es difícil de procesar y entender en toda su magnitud. Algunas de sus facilidades son visibles y de alcance universal como las TICs (televisión, telefonía celular, computadoras en red para el acceso a internet con todos sus servicios). Otras son menos identificables aún pero están en camino de serlo, como la llamada Internet de las cosas (IoT), que permitirá el manejo autoorganizante y remoto de todos los dispositivos de uso cotidiano. Y la más enigmática de todas: el big data, de usos múltiples, que nos acosa a diario con el bombardeo permanente al celular o la computadora, para ofrecernos -luego de escuchar nuestras conversaciones o pispear lo que estamos leyendo- bienes y/o servicios que son necesarios según la interpretación de algún algoritmo diseñado al efecto.

La digitalización de la economía y de la vida social se va extendiendo aceleradamente. Algunos ejemplos como el de China, y, sobre todo, el de Estonia, nos muestran la forma en que se irán acomodando en lo sucesivo los distintos aspectos de nuestras vidas, tanto en la esfera privada como la pública. Sin embargo, esos impresionantes adelantos que se registran en el plano de la conectividad digital, no tienen su correlato en la conectividad física. Su renovación es el objetivo principal del proyecto conocido como la Nueva Ruta de la Seda cuyo lanzamiento, a cargo de la RPCh, fue el acontecimiento político más trascendente de la década que está por finalizar.

¿Un cuento chino?

El proyecto de la Nueva Ruta de la Seda (NRS) fue presentado en 2013 con dos modestas actividades, una en la Universidad de Astaná, capital de Kazajistán, y la otra en Yakarta, la capital de Indonesia. Inicialmente fue visto como un programa ferroviario para incrementar la conectividad en Asia, y de ella con Europa; sin embargo, pronto la percepción de sus objetivos se fue ampliando. En 2017 se hizo el lanzamiento con todo el boato con que los chinos son capaces de montar sus actividades protocolares. Se reunieron en Pekín representantes de 110 países de los cuales 29 fueron jefes de estado y primeros ministros. A esa altura la NRS ya era considerada un ambicioso proyecto de infraestructura de conectividad de 1 billón (millón de millones) de dólares. El interés por la iniciativa fue creciendo. Dos años después se hizo la Segunda Cumbre del Proyecto con la presencia en esa oportunidad de representantes de 150 países, entre ellos 37 jefes de estado y primeros ministros. Es una muestra de la importancia que se le atribuye a la propuesta.

Si bien la NRS es una iniciativa gerenciado y financiado por la RPCh, no cabe duda que trasciende sus propios intereses. Sin embargo, hay mucha suspicacia. Se dice que el proyecto está en línea con su afán de dominar el mundo, que es parte de la disputa comercial que mantiene con EEUU, o que expresa la intención de reverdecer sus glorias del pasado. Puede que haya un poco de todo eso; ninguna actividad a ese nivel es químicamente pura. En todo caso, con el grado de sutileza con que se suelen manejar las relaciones internacionales, es difícil pensar que 150 (¡) países asistieran al lanzamiento de la iniciativa solo para sobarles el lomo a los chinos o por una cuestión de cortesía. Muchos de ellos no tienen problemas de infraestructura -como en el caso de los europeos que asistieron en tropel- y tampoco los mueve un interés económico ya que las obras son ejecutadas y financiadas por los anfitriones. 

La Nueva Ruta de la Seda está logrando resultados asombrosos con sus proyectos, algunos ya finalizados. La movida, con epicentro obvio en territorio chino (aunque más bien en el continente asiático), se condice con modificaciones de envergadura que se están produciendo en la región[i]. La nueva infraestructura de conectividad facilitará el manejo eficaz de las comunicaciones con vistas a la plena utilización de los recursos materiales y digitales que ofrece la ciencia y la tecnología. Hoy por hoy para ver la marcha de la globalización hay que poner el foco en el continente euroasiático. Es lo que viene.

Los cuidados del G20

El proyecto de la NRS forma parte del impulso que el Grupo de los Veinte está dando al desarrollo de la infraestructura de conectividad. En la cumbre del G20 de Hangzhou (2016) se afirmó: “Respaldamos la Alianza para la Conectividad de la Infraestructura Global con vistas a mejorar la sinergia y la cooperación entre los diversos programas de conectividad de la infraestructura de una manera holística”.

Impulsar un megaproyecto de infraestructura a nivel global tiene sus riesgos. En cualquier lugar del mundo la obra pública se ve sospechada, y las inversiones no siempre se justifican. Por ello el G20 se cura en salud. Aparte de la gestión de la Nueva Ruta de la Seda obviamente en manos chinas (financian, construyen y gestionan), hay un logicial de alta complejidad que monitorea el proceso. Son cuatro programas y una consultora de gran renombre:

·         Global Infrastructure Hub (GIH)[ii].

·         Global Infrastructure Facility (GIF)[iii] -World Bank

·         Public-Private-Partnership in Infrastructure Resource Center (PPP)[iv]-World Bank

·         Centro Anticorrupción del G20[v].

 

Es previsible una tensión entre los distintos mecanismos creados ad hoc para la erección de infraestructura de alcance global. En primer lugar, esa situación conflictiva puede ser incentivada por la magnitud del negocio. Segundo, no son descartables luchas de poder entre el sector público de los países, los organismos multilaterales (con tarjeta amarilla) y el sector privado (McKinsey, una de las consultoras más grandes del mundo[vi], como parte de las disposiciones del G20, formó una empresa exactamente igual al GIF del Banco Mundial). Por último, el juego de competencias para que un proyecto se haga bancarizable normalmente es engorroso y puede dar lugar a manipulaciones. De cualquier manera, las urgencias dadas por las “recomendaciones” de los líderes del G20, sumado a la visibilidad que tendrán proyectos de dominio público en cada país, aseguran eficacia y un creciente dinamismo de los actores comprometidos.

La conectividad dibuja el futuro del planeta

 

La descentralización es la encarnación geopolítica de la segunda ley de la termodinámica, según la cual todos los sistemas tienden hacia la máxima entropía.

Parag Khanna en Conectografía: mapear el futuro de la civilización mundial, Paidós, 2017.

 

El enigmático epígrafe extraído del best seller Conectografía de Parag Khanna -un empresario americano de origen hindú que obtuvo su PhD en relaciones internacionales en la London School of Economics- da una idea de la forma en que el incremento de la conectividad, fungiendo de canal de la descentralización, es un componente principal de la geopolítica. ¿Qué tiene que ver la entropía con la descentralización?

Es común asociar la entropía con el caos y el desorden. Sin embargo, una adaptación de dicha noción a fenómenos de la vida diaria nos dice que "la entropía es una propiedad que da cuenta de las opciones posibles de comunicar que tienen los sistemas, así como la velocidad con que se intercambian los mensajes”. En un caso, cuando mide las posibilidades de comunicación disponibles, la propiedad funciona como variable de estado, y, en el otro, cuando aborda la celeridad del contacto, como variable de cambio. Según ese enfoque, a medida que los sistemas van estableciendo las conexiones posibles (por medios preexistentes o creados ad-hoc) va disminuyendo el potencial de la comunicación; o, lo que es equivalente, va aumentando la entropía. Pero llega un momento en que se configura una situación nueva, cuando ya se hizo todo lo que se podía hacer en materia de contactos. Ese nuevo estado, que es consecuencia del anterior, presentará una cantidad de nuevas posibilidades de intercambio de información que podrá ir realizando. Es decir, el sistema recomienza su recorrido en su nuevo estado con un bajo nivel de entropía. Se pone en marcha otra vez el mismo mecanismo para la progresiva comunicación.

En el mundo, las grillas de comunicación establecidas por las metrópolis coloniales representaban situaciones de alta entropía; había muy pocas posibilidades de que por esas vías circulara otra información que no fuera la que había justificado el objetivo fundador: llevar materias primas al puerto. No había otras opciones. En cuanto a la forma, el cometido implicaba daños, humanos y ambientales, lo que se traducía en una alta velocidad de crecimiento entrópico. La entropía es siempre positiva; y no se queda inmóvil, nunca deja de crecer; lo que cambia es la forma y el ritmo con que lo hace. En síntesis, la entropía va aumentando, pero también aumentan las comunicaciones establecidas, y la posibilidad de establecer otras nuevas. En Voces, Antonio Porchia (1943) escribe: “Se me abre una puerta, entro y me hallo con cien puertas cerradas”.

La dinámica de sistemas[vii] es una metodología para analizar y modelar​ el comportamiento de los sistemas en sus diversas manifestaciones. La disciplina fue creada a principios de la década del ´60 por Jay Forrester en el MIT, inicialmente con el objetivo de analizar el comportamiento de las empresas (Industrial dynamics), y, en su evolución, de las ciudades (Urban dynamics) hasta estudiar el juego de distintas variables a nivel de todo el planeta (World dynamics).[viii]

Los trabajos realizados por Forrester dieron origen a una simulación realizada en 1972 por el equipo coordinado por su discípula Donella Meadows y su marido Dennis, por encargo del Club de Roma. El modelo construido y la simulación de escenarios que se podía hacer con el avance de la computación, tenía por objeto analizar el comportamiento de las principales variables mundiales, es decir la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales, y que dio origen a un informe que se publicó bajo el título "Limits to Growth" (Los Límites del Crecimiento), que se tradujo a varios idiomas y tuvo una fuerte difusión mundial.

Los trabajos de Forrester, Donella Meadows y otros especialistas entre los sesenta y los setenta del siglo pasado, fueron una medida del tiempo que había transcurrido desde la época en que la Tierra se representaba por una media esfera sostenida por cuatro elefantes apoyados en una tortuga gigante.

Ing. Alberto Ford

albertoford42@yahoo.com.ar

La Plata, agosto de 2020

 



[i] Por ejemplo, el cambio climático está reduciendo los hielos del Ártico lo que habilita dos nuevas rutas marítimas transitables todo el año. Por una de ellas, a lo largo de la costa de Siberia, el viaje entre el Lejano Oriente y Europa tarda dos semanas menos que si fuera por el Canal de Suez. Por la otra, atravesando el estrecho de Bering para rodear Canadá, el viaje es 10.000 Km más corto que yendo por el Canal de Panamá. Las nuevas rutas implican una estructura logística terrestre para asistirlas que son parte del proyecto; sus resultados incidirán fuertemente en los costos del comercio global. Al mismo tiempo, se está construyendo un tren de alta velocidad (TGV) ente Pekín y Moscú con un presupuesto de 250.000 millones (¡) de dólares (más del 50% del PBI de nuestro país). El TGV reducirá a dos días un trayecto para unir las dos capitales que el tren transiberiano lo hace en una semana. Larguísimas formaciones ferroviarias de carga viajan cada día a lo largo de Eurasia. Xinhua informa que Xi'an –conocida como extremo oriental de la vieja Ruta de la Seda y sede del ejército de figuras de terracota- tardó sólo 129 días en despachar 1.000 trenes de carga China-Europa este año, 76 días menos que el año pasado.

[ii] Ver: http://globalinfrastructurehub.org El programa nace en 2014 por iniciativa del G20 en su Cumbre de Australia, donde tiene su sede. La función del GIH es controlar la calidad de proyectos de infraestructura potencialmente financiables. Su aprobación les permite contar con un sello de mérito para viabilizar la operación ante los inversores. A los servicios del GIH pueden acceder todos los países sean o no miembros del G20.

[iii] Ver: http://globalinfrafacility.org/what-is-the-gif Global Infrastructure Facility (GIF) es una asociación entre gobiernos, bancos multilaterales de desarrollo, sector privado de inversores y financieras. Su tarea es promover una nueva forma de colaborar en la concepción, el diseño y la implementación de proyectos de índole compleja cuya ejecución está más allá de las capacidades de un partícipe individual para concretarla. Gira en la órbita del Grupo Banco Mundial (GBM).

[iv] Ver: http://ppp.worldbank.org/public-private-partnership/overview/what-are-public-private-partnerships. Partenariado Público-Privado (PPP) es un mecanismo que se está estableciendo en todos los países del mundo. Tiene que ver de forma más o menos directa con las medidas de incentivo para la repatriación de capitales (convenios internacionales de transparencia, intercambio de datos bancarios, Panamá Papers, etc.). Inicialmente, el dinero que retornan los ahorristas se destina a la compra de bonos o acciones pero, al final, irá a parar a obras de infraestructura debido a la implementación de políticas de estado que estimulen la conveniencia de orientarlo a ese fin. Tanto la necesidad de obras de infraestructura globales como la liquidez del sistema financiero internacional, público y privado, están en sintonía. La intención de avanzar en ese sentido es pública, y se evidencia con la reiteración con que distintos gobiernos aluden a la necesidad de tener su Plan Marshall. Es un programa del GBM.

[v] Ver: https://mundo.sputniknews.com/asia/201609231063655164-g20-china-corrupcion/. La decisión de combatir la corrupción se expresó ya en la Cumbre 2010 del G20 en Canadá. Con ese fin se aprobó la creación del Grupo de Expertos Anticorrupción del G20 (GTAC) cuyos pasos iniciales estuvieron a cargo de Francia e Indonesia para dirigir las deliberaciones de expertos gubernamentales tendientes a adoptar un Plan de Acción. Pero donde el tema alcanzó su mayor relieve fue en la Cumbre 2016 del G20 que tuvo lugar en China. Dando la pauta de una creciente preocupación por el flagelo, fue creado el Centro internacional de lucha contra la corrupción con sede en la Universidad Normal de Pekín y fiscalizado por la Comisión Central de Control Disciplinario del Partido Comunista de China. El Centro está recopilando información para capturar a fugitivos por delitos económicos y confiscar los activos ilegales. Cai Wei, representante de dicha Comisión del PCCh, dijo que “el Centro sentaría una base sólida para el estudio de los delitos de corrupción transfronterizos y ofrecería apoyo de inteligencia para combatir la corrupción a nivel global”. Es interesante esta posibilidad vista en el contexto de la noticia de que el peronismo refuerza los vínculos con el Partido Comunista de China para la formación de cuadros políticos (https://www.infobae.com/politica/2020/08/12/el-peronismo-refuerza-el-vinculo-con-el-partido-comunista-de-china-para-la-formacion-de-cuadros-politicos/

[vi] La compañía de origen norteamericano da servicio a 2 de cada 3 empresas de la lista Fortune 1000, cuenta con 94 oficinas en 50 países y 9.000 consultores.

[vii] La dinámica de sistemas es una metodología para analizar y modelar el comportamiento temporal en entornos complejos. Se basa en la identificación de los bucles de realimentación entre los elementos, y también en las demoras en la información y materiales dentro del sistema. Lo que hace diferente este enfoque de otros usados para estudiar sistemas complejos es el análisis de los efectos de los bucles o ciclos de realimentación, en términos de flujos y depósitos adyacentes. De esta manera se puede estructurar a través de modelos matemáticos la dinámica del comportamiento de estos sistemas. La simulación de estos modelos actualmente se puede realizar con ayuda de programas computacionales específicos.

[viii] Analizando la contradicción entre la protección de la capacidad productiva de un país y el objetivo de un mercado mundial abierto, en la Trilateral se admitía que la controversia solo se podía administrar aumentando la planificación de la producción y las políticas sociales a nivel global, decidiendo lo que cada país debería producir (subr. AF). Pero que el camino no era viable por la dificultad de establecer “la autoridad política que decidiría tal asignación (y) ¿de quién sería el conocimiento y los modelos de intercambio económico a usarse?”  Ver: Richard N. Cooper, Karl Kaiser, Masataka Kosaka, Robert R. Bowie, Towards a Renovated International System, TFR #14, pág. 237, 1977.  http://trilateral.org//download/doc/renovated_international_system_1977.pdf . Obviamente, luego de la disolución de la Unión Soviética, las transformaciones también fueron radicales en el ámbito del comercio.