G20 Seminario Módulo 1. Resumen
Que la temática del G20 se contextualice
arrancando desde los años cincuenta, cuando asoman los primeros resultados de
la reconstrucción iniciada con la finalización de la Segunda Guerra Mundial
(2GM), se relaciona a dos condicionantes: 1) el momento en que la globalización
(G) comienza a desplegarse en el escenario mundial y 2) el tipo de relación que
el G20 establecería ya en tiempos recientes con G. Con respecto al primer
aspecto considerado, surge con claridad el papel jugado por lo que conoce como
la Revolución científico y tecnológica (RC&T) que aparece como una
externalidad de aquella guerra, y que alcanza su madurez con el eslabonamiento
que se produce con actividades ya de progresivo tono civil que tienen lugar en
laboratorios y universidades norteamericanas. El segundo elemento del enfoque, interactivo,
considera que el G20 es un emergente de la globalización (G) con la cual se
establece una relación que se puede considerar de causalidad circular: 1) el
G20 surge como una consecuencia de la evolución de G, y 2) no se concibe que G
pueda desenvolverse más allá de un punto –por la sola deriva de la interacción
entre las naciones- sin algún “tablero de comando”. (“comando” viene del griego
kubernesis de donde se desprende el
término “cibernética”). El G20 vendría a cumplir esa función rectora. Es lo que
desarrollaremos en el cuarto módulo.
A veces se dice que G comienza con los
viajes de Colón o con la expansión imperialista de fines del siglo XIX. Es una
visión economicista de un proceso que es integral. G se presenta en un momento
histórica y, obviamente, está precedido por una serie de acontecimientos
históricos que da lugar a su aparición. De la misma manera, la irán sucediendo
otros eventos pero que ya la internan en el futuro. En el seminario se
considera que G no puede imaginarse sin tener en cuenta el conjunto de
herramientas que dio la revolución científica y tecnológica (RC&T) en la
segunda parte del siglo XX. Igualmente, se ve a G como un proceso multifacético
que refleja el conjunto de la vida de la sociedad humana.
Los escenarios de los ’50 y ’60 son una
consecuencia del resultado de la Segunda Guerra Mundial (2GM). De esa tragedia,
que tuvo un costo en vidas humanas mayor a los 50 millones de muertos, se
desprendió una situación altamente conflictiva de rasgos contradictorios. La
principal de esas características de contexto es la configuración bipolar: el
mundo se divide en dos sistemas opuestos separados por una “cortina de hierro”
lo que da lugar a una confrontación “todo terreno”; sus componentes van desde
lo ideológico hasta la carrera armamentista que puso en vilo a toda la
humanidad. El otro polo de la contradicción es que ese escenario de alta
temperatura confrontativa dio lugar a un impresionante avance del conocimiento
en todos los órdenes del saber.
Los resultados de esa confrontación se
verían a fines de los ’80 cuando cae el muro de Berlín pero los síntomas que
preanunciaban el desenlace ya eran perceptibles desde bastante antes. Veamos
sucintamente cada bando.
En la ex URSS la investigación
científica era estigmatizada como “ideológicamente incorrecta”, toda vez que se
detectaba alguna contradicción con las tesis del materialismo histórico. Esto
en general abarcaba a las disciplinas humanísticas, pero a veces también se
extendía a las ciencias duras. Varias áreas de investigación fueron
oficialmente declaradas como “pseudociencia burguesa” basándose en prejuicios,
habiendo sido los casos más notables y dañinos los de la cibernética y la
genética. En esta último hubo un personaje de apellido Lysenko que contrapuso
durante décadas concepciones basadas en prácticas artesanales primitivas, sin
ningún basamento científico ni indicadores de eficacia favorables, con la labor
de los laboratorios experimentales, incluso persiguiendo a los investigadores
con métodos estalinistas. A Lysenko se lo identifica como el principal
responsable del consabido atraso de la agricultura soviética. Vale la pena
googlear el caso para ver hasta dónde pueden llegar los condicionamientos
ideológicos para la tergiversación de la realidad. P
No todos los casos fueron tan extremos
aunque el sentido de la crisis del sistema no se vió modificado. Por ejemplo,
el prestigio y la importancia de los logros soviéticos al superar por primera
vez la gravedad terrestre con los sputnik –por los cuales se adelantaron en al
inicio de la carrera espacial- enmascaraban una situación interior de
progresivo deterioro de una gestión anacrónica basada en la planificación centralizada y la ausencia de
la propiedad privada. El caso de China era aun más dramática. Por más grande
que fuera el territorio afectado a gobiernos socialistas y comunistas, no
podían desarrollarse más allá de un punto por sus propias falencias derivadas
de los fundamentos del sistema y, no se puede desestimar, el aislamiento a que
habían sido sometidos por occidente.
Por su parte el capitalismo puso una energía
inusitada para superar las consecuencias de la destrucción de posguerra. El
plan Marshall en Europa permitió la reconstrucción de todo el potencial
industrial de Alemania y, simultáneamente, a la luz de la RC&T, la
modernización del aparato productivo en la parte del continente no sometido a
la influencia soviética. Un caso paradigmático fue de Japón -motivo de asombro ya por aquellos años- cuya
influencia (aunque con letra americana pero ejecutada con la precisión de los
trabajadores y científicos de ese país) se extendió más allá de sus
fronteras y su ejemplo terminó obrando
de factor de modernización del sistema productivo en todo el mundo.
Japón y Alemania (en menor medida
Italia) fueron botines de guerra para las empresas de los países vencedoras,
principalmente EEUU. Las relaciones de fuerza reflejadas en la dirección de las
empresas apropiadas -que en líneas generales no habían sido afectadas por la
guerra sino mantenidas en actividad para la producción de armamentos- se fue
transparentando con el tiempo. El caso de las automotrices es proverbial y hoy
se pueden ver la propiedad conjunta en algunas de ellas de firmas de distinto
origen nacional que se originó en aquellos años. Otro caso interesante fue el
de las llamadas “guerras comerciales” entre Japón y EEUU. P
Por aquellos se fue intensificando el
ingreso de automotores de origen japonés al mercado americano. La paradoja es
que esos autos eran fabricados en empresas japonesas pero bajo el dominio de
empresas americanas situación que daba lugar a una especie de competencia
“intraempresa”. A la distancia se puede pensar que la maniobra era utilizada
para esmerilar progresivamente el sistema americano de trabajo y producción, de
mayor calidad pero costos más elevados. Con el tiempo esas diferencias se
fueron diluyendo, con el rápido incremento de la transferencia de sectores
productivos al lejano oriente que tuvo su apocalipsis con los acuerdos
posterior de Nixon con Mao que dio origen al ingreso de China a la producción y
al mercado capitalista.
Al principio la calidad de la producción
proveniente de los países orientales era de menor calidad. Se podían comprar
camisas 65/35 (por la composición de la mezcla de algodón y poliéster) de mangas
largas pero de medidas un poco más cortas que las de uso corriente por estos lados. Aunque la producción de ropa
casual americana era de mayor calidad, con el tiempo esas diferencias se fueron
atenuando principalmente porque la producción japonesa y de otros países
orientales fue creciendo en calidad. De cualquier manera, encontrar en la actualidad una camisa “made in
USA” es una rareza.
Los cambios también se dan en el mundo
del colonialismo. En África lograron su independencia decenas de países,
dejando atrás siglos de explotación de sus recursos naturales (y fuerza de
trabajo en no pocos casos esclava), e iniciando, en simultáneo, un camino plagado
de otro tipo de padeceres expresados en conflictos interminables al quedar esos
pueblos explotados a la intemperie privados del paternalismo de los países
colonialistas europeos. Esa situación irresuelta se continúa en no pocos casos hasta
el día de hoy. Sin embargo, en la última década –caracterizada por el boom de
commodities de presencia en esos países- los índices que crecimiento en ese
continente se vienen incrementando en forma sostenida. P
En países como Argentina y Brasil, la
expansión capitalista dió lugar a los procesos conocidos como “desarrollismo”
que logró permanencia en Brasil hasta su consumación, y en nuestro país fue
prontamente abortado. Al igual que en otros lugares del mundo, los conflictos
establecidos entre concepciones económicas más o menos abierta, se proyectan
hasta nuestros días. P Europa corría de atrás. Lo reflejan
el pensamiento de Peccei, fundador del Club de Roma, y la presencia en EEUU de
intelectuales, principalmente franceses, atraídos por las novedades que en
forma incesante se iban generando.
La tranquilidad por parte de EEUU de
alcanzar logros en la reconstrucción del sistema capitalista y el lógica
sentimiento de autosatisfacción que ello traía aparejado, no obstaba para que
en ciertos medios se fueran abriendo diverso tipo de cuestionamientos. Ellos
tenían que ver con las actitudes imperialistas que mantuvo ese país EEUU
apoyado en el poder derivado de su participación hegemónica en el campo de los
aliados como potencia económica en la producción de los armamentos utilizados
en la contienda. EEUU salió muy fortalecido de la 2GM pero esa gloria no le
duró mucho tiempo. En sintonía con la bipolaridad, la carrera armamentista y el
peligro de la existencia de armas nucleares, en EEUU se comienza a desvalorizar
“la preocupación por la supremacía nacional”, privilegiar la “interdependencia”
y cuestionar “la influencia del complejo militar-industrial”, una denominación
que pertenece al ex presidente Eisenhower, acuñada con preocupación en su
discurso de despedida.
Para un autor clave, Zbigniew Brzezinski,
“la presencia militar norteamericana…en el exterior empieza a ser
contraproducente para los intereses norteamericanos…la maquinaria diplomática
norteamericana…ya es arcaica” (“La Era Tecno-trónica”, pág. 427). Ese tipo de
expresiones cobrarían su sentido pleno en la década siguiente como veremos en
el Módulo 2. No olvidar que por esos años EEUU comienza a involucrarse en
Vietnam con los desastrosos resultados conocidos.
Los cambios en la sociedad americana
fueron muy decisivos. Tanto en lo que respecta a la crisis derivados del
cuestionamiento a ciertos cursos de su política exterior, como a la prolífica
labor en sus laboratorios y medios académicos que tuvieron –y siguen teniendo
hasta hoy- una extendida influencia en la configuración de nuevos enfoques,
tanto en las llamadas ciencias duras y la tecnología como en las ciencias
sociales.
Comienzan a
tomar forma conceptos que hoy son de uso corriente (extraídos del libro citado).
Democracia participativa y la esfera de
lo público/privado (“la tendencia a la eliminación gradual de las
distinciones netas entre las áreas política y social y entre las instituciones
públicas y privadas… implicará un paso importantes hacia la democracia
participatoria”, ZB, 396/7)
La cuestión social y su impacto (“la pobreza abruma a millones de
norteamericanos…la mayoría de quienes pertenecen a esta categoría sufren graves
penurias y que muchos padecen incluso desnutrición, pero el sentimiento
psicológico de carencia en relación con la riqueza global, es aún más debilitante”,
ZB, 312). Género (“igualdad sexual de
las mujeres”, ZB, 38). Enfoque sistémico
(“obsolescencia de las especialidades”. ZB, 35).
El objetivo
de la supremacía en armas nucleares
(“disuaden de confiar en una fuerza abrumadora”. ZB, 30). Y lo más significativo:
se comienza a dudar de la vigencia del estado-nación
(“la política global socava los estados nacionales”, ZB, 31). La aparición de Internet (“ya se está armando una red
nacional que unirá los bancos electrónicos de información existentes”, ZB, 308).
Wikipedia (“hacia 1975…el
conocimiento acumulado de la humanidad será accesible en escala global y podrá
obtenerse en forma casi instantánea a pedido”, ZB, 62)
Para 1969 la
RC&T alcanza su cumbre con la llegada del hombre a la luna. A pesar de que
sobre G hay muchos enfoques, no cabe duda que el rol determinante para su
despliegue lo cumplen los productos de esa revolución. Daniel Bell, autor de
“El advenimiento de la sociedad post industrial” -otro de los teóricos
insoslayables de esos años- enumeró cinco áreas clave de cambio:
1) al
producir más mercaderías con menos costo, la tecnología ha resultado ser la
herramienta capital en el esfuerzo encaminado a mejorar el nivel de vida en el
mundo, 2) la tecnología ha creado una nueva clase, hasta ahora desconocida en
la sociedad: la del ingeniero y el técnico, 3) la tecnología ha creado una
nueva definición de racionalidad, una nueva forma de pensar, 4) las
revoluciones en el transporte y las comunicaciones, han creado nuevas interdependencia económicas y nuevas
interacciones sociales, 5) las
percepciones estéticas, sobre todo del espacio y del tiempo, se han alterado
radicalmente” (DB, 309).
De ese
conjunto de conocimientos generados por esos años, se destacan los trabajos de
Jay Forrester en el MIT relativa a la “dinámica de los sistemas”. Aparece el
andamiaje teórico para establecer una diferencia fundamental entre predicción y
prospectiva. “El futuro ya no se enfrenta, se construye” se diría sin ambages
en la década siguiente. Permite decir: “el manejo deliberado del futuro
norteamericano se expandirá y el planificador se convertirá eventualmente en el
principal legislador y manipulador social…es posible e imperioso planificar el futuro”
(ZB, 389/393)
En los años
’30, el presidente Roosevelt encargó la realización de un amplio estudio sobre
las tecnologías futuras. Cuando el estudio fue publicado causó gran impresión.
Solo había un problema: no había predicho la llegada de la televisión, ni la
del plástico, los aviones a reacción, los trasplantes de órganos, los rayos
laser y ni tan siquiera los bolígrafos.
“hay épocas
en las que una generación íntegra queda así atrapada entre dos eras, dos formas
de vida y, en consecuencia, pierde toda facultad de entenderse a sí misma y no
tiene ninguna pauta, ninguna seguridad, ningún simple asenso” (ZB, 21). Una
dificultad epistemológica que bien puede ser concebido en los marcos de una
vulgata del Teorema de la Incompletitud de Kurt Gödel.
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