jueves, 10 de noviembre de 2016

G20 Seminario Módulo 1. Resumen

Que la temática del G20 se contextualice arrancando desde los años cincuenta, cuando asoman los primeros resultados de la reconstrucción iniciada con la finalización de la Segunda Guerra Mundial (2GM), se relaciona a dos condicionantes: 1) el momento en que la globalización (G) comienza a desplegarse en el escenario mundial y 2) el tipo de relación que el G20 establecería ya en tiempos recientes con G. Con respecto al primer aspecto considerado, surge con claridad el papel jugado por lo que conoce como la Revolución científico y tecnológica (RC&T) que aparece como una externalidad de aquella guerra, y que alcanza su madurez con el eslabonamiento que se produce con actividades ya de progresivo tono civil que tienen lugar en laboratorios y universidades norteamericanas. El segundo elemento del enfoque, interactivo, considera que el G20 es un emergente de la globalización (G) con la cual se establece una relación que se puede considerar de causalidad circular: 1) el G20 surge como una consecuencia de la evolución de G, y 2) no se concibe que G pueda desenvolverse más allá de un punto –por la sola deriva de la interacción entre las naciones- sin algún “tablero de comando”. (“comando” viene del griego kubernesis de donde se desprende el término “cibernética”). El G20 vendría a cumplir esa función rectora. Es lo que desarrollaremos en el cuarto módulo.

A veces se dice que G comienza con los viajes de Colón o con la expansión imperialista de fines del siglo XIX. Es una visión economicista de un proceso que es integral. G se presenta en un momento histórica y, obviamente, está precedido por una serie de acontecimientos históricos que da lugar a su aparición. De la misma manera, la irán sucediendo otros eventos pero que ya la internan en el futuro. En el seminario se considera que G no puede imaginarse sin tener en cuenta el conjunto de herramientas que dio la revolución científica y tecnológica (RC&T) en la segunda parte del siglo XX. Igualmente, se ve a G como un proceso multifacético que refleja el conjunto de la vida de la sociedad humana.

Los escenarios de los ’50 y ’60 son una consecuencia del resultado de la Segunda Guerra Mundial (2GM). De esa tragedia, que tuvo un costo en vidas humanas mayor a los 50 millones de muertos, se desprendió una situación altamente conflictiva de rasgos contradictorios. La principal de esas características de contexto es la configuración bipolar: el mundo se divide en dos sistemas opuestos separados por una “cortina de hierro” lo que da lugar a una confrontación “todo terreno”; sus componentes van desde lo ideológico hasta la carrera armamentista que puso en vilo a toda la humanidad. El otro polo de la contradicción es que ese escenario de alta temperatura confrontativa dio lugar a un impresionante avance del conocimiento en todos los órdenes del saber.

Los resultados de esa confrontación se verían a fines de los ’80 cuando cae el muro de Berlín pero los síntomas que preanunciaban el desenlace ya eran perceptibles desde bastante antes. Veamos sucintamente cada bando.



En la ex URSS la investigación científica era estigmatizada como “ideológicamente incorrecta”, toda vez que se detectaba alguna contradicción con las tesis del materialismo histórico. Esto en general abarcaba a las disciplinas humanísticas, pero a veces también se extendía a las ciencias duras. Varias áreas de investigación fueron oficialmente declaradas como “pseudociencia burguesa” basándose en prejuicios, habiendo sido los casos más notables y dañinos los de la cibernética y la genética. En esta último hubo un personaje de apellido Lysenko que contrapuso durante décadas concepciones basadas en prácticas artesanales primitivas, sin ningún basamento científico ni indicadores de eficacia favorables, con la labor de los laboratorios experimentales, incluso persiguiendo a los investigadores con métodos estalinistas. A Lysenko se lo identifica como el principal responsable del consabido atraso de la agricultura soviética. Vale la pena googlear el caso para ver hasta dónde pueden llegar los condicionamientos ideológicos para la tergiversación de la realidad. P

No todos los casos fueron tan extremos aunque el sentido de la crisis del sistema no se vió modificado. Por ejemplo, el prestigio y la importancia de los logros soviéticos al superar por primera vez la gravedad terrestre con los sputnik –por los cuales se adelantaron en al inicio de la carrera espacial- enmascaraban una situación interior de progresivo deterioro de una gestión anacrónica basada en la  planificación centralizada y la ausencia de la propiedad privada. El caso de China era aun más dramática. Por más grande que fuera el territorio afectado a gobiernos socialistas y comunistas, no podían desarrollarse más allá de un punto por sus propias falencias derivadas de los fundamentos del sistema y, no se puede desestimar, el aislamiento a que habían sido sometidos por occidente.

Por su parte el capitalismo puso una energía inusitada para superar las consecuencias de la destrucción de posguerra. El plan Marshall en Europa permitió la reconstrucción de todo el potencial industrial de Alemania y, simultáneamente, a la luz de la RC&T, la modernización del aparato productivo en la parte del continente no sometido a la influencia soviética. Un caso paradigmático fue de Japón  -motivo de asombro ya por aquellos años- cuya influencia (aunque con letra americana pero ejecutada con la precisión de los trabajadores y científicos de ese país) se extendió más allá de sus fronteras  y su ejemplo terminó obrando de factor de modernización del sistema productivo en todo el mundo.

Japón y Alemania (en menor medida Italia) fueron botines de guerra para las empresas de los países vencedoras, principalmente EEUU. Las relaciones de fuerza reflejadas en la dirección de las empresas apropiadas -que en líneas generales no habían sido afectadas por la guerra sino mantenidas en actividad para la producción de armamentos- se fue transparentando con el tiempo. El caso de las automotrices es proverbial y hoy se pueden ver la propiedad conjunta en algunas de ellas de firmas de distinto origen nacional que se originó en aquellos años. Otro caso interesante fue el de las llamadas “guerras comerciales” entre Japón y EEUU. P

Por aquellos se fue intensificando el ingreso de automotores de origen japonés al mercado americano. La paradoja es que esos autos eran fabricados en empresas japonesas pero bajo el dominio de empresas americanas situación que daba lugar a una especie de competencia “intraempresa”. A la distancia se puede pensar que la maniobra era utilizada para esmerilar progresivamente el sistema americano de trabajo y producción, de mayor calidad pero costos más elevados. Con el tiempo esas diferencias se fueron diluyendo, con el rápido incremento de la transferencia de sectores productivos al lejano oriente que tuvo su apocalipsis con los acuerdos posterior de Nixon con Mao que dio origen al ingreso de China a la producción y al mercado capitalista.

Al principio la calidad de la producción proveniente de los países orientales era de menor calidad. Se podían comprar camisas 65/35 (por la composición de la mezcla de algodón y poliéster) de mangas largas pero de medidas un poco más cortas que las de uso corriente  por estos lados. Aunque la producción de ropa casual americana era de mayor calidad, con el tiempo esas diferencias se fueron atenuando principalmente porque la producción japonesa y de otros países orientales fue creciendo en calidad. De cualquier manera,  encontrar en la actualidad una camisa “made in USA” es una rareza.

Los cambios también se dan en el mundo del colonialismo. En África lograron su independencia decenas de países, dejando atrás siglos de explotación de sus recursos naturales (y fuerza de trabajo en no pocos casos esclava), e iniciando, en simultáneo, un camino plagado de otro tipo de padeceres expresados en conflictos interminables al quedar esos pueblos explotados a la intemperie privados del paternalismo de los países colonialistas europeos. Esa situación irresuelta se continúa en no pocos casos hasta el día de hoy. Sin embargo, en la última década –caracterizada por el boom de commodities de presencia en esos países- los índices que crecimiento en ese continente se vienen incrementando en forma sostenida. P

En países como Argentina y Brasil, la expansión capitalista dió lugar a los procesos conocidos como “desarrollismo” que logró permanencia en Brasil hasta su consumación, y en nuestro país fue prontamente abortado. Al igual que en otros lugares del mundo, los conflictos establecidos entre concepciones económicas más o menos abierta, se proyectan hasta nuestros días. P Europa corría de atrás. Lo reflejan el pensamiento de Peccei, fundador del Club de Roma, y la presencia en EEUU de intelectuales, principalmente franceses, atraídos por las novedades que en forma incesante se iban generando.

La tranquilidad por parte de EEUU de alcanzar logros en la reconstrucción del sistema capitalista y el lógica sentimiento de autosatisfacción que ello traía aparejado, no obstaba para que en ciertos medios se fueran abriendo diverso tipo de cuestionamientos. Ellos tenían que ver con las actitudes imperialistas que mantuvo ese país EEUU apoyado en el poder derivado de su participación hegemónica en el campo de los aliados como potencia económica en la producción de los armamentos utilizados en la contienda. EEUU salió muy fortalecido de la 2GM pero esa gloria no le duró mucho tiempo. En sintonía con la  bipolaridad, la carrera armamentista y el peligro de la existencia de armas nucleares, en EEUU se comienza a desvalorizar “la preocupación por la supremacía nacional”, privilegiar la “interdependencia” y cuestionar “la influencia del complejo militar-industrial”, una denominación que pertenece al ex presidente Eisenhower, acuñada con preocupación en su discurso de despedida.

Para un autor clave, Zbigniew Brzezinski, “la presencia militar norteamericana…en el exterior empieza a ser contraproducente para los intereses norteamericanos…la maquinaria diplomática norteamericana…ya es arcaica” (“La Era Tecno-trónica”, pág. 427). Ese tipo de expresiones cobrarían su sentido pleno en la década siguiente como veremos en el Módulo 2. No olvidar que por esos años EEUU comienza a involucrarse en Vietnam con los desastrosos resultados conocidos.

Los cambios en la sociedad americana fueron muy decisivos. Tanto en lo que respecta a la crisis derivados del cuestionamiento a ciertos cursos de su política exterior, como a la prolífica labor en sus laboratorios y medios académicos que tuvieron –y siguen teniendo hasta hoy- una extendida influencia en la configuración de nuevos enfoques, tanto en las llamadas ciencias duras y la tecnología como en las ciencias sociales.
  
Comienzan a tomar forma conceptos que hoy son de uso corriente (extraídos del libro citado). Democracia participativa y la esfera de lo público/privado (“la tendencia a la eliminación gradual de las distinciones netas entre las áreas política y social y entre las instituciones públicas y privadas… implicará un paso importantes hacia la democracia participatoria”, ZB, 396/7)
La cuestión social y su impacto (“la pobreza abruma a millones de norteamericanos…la mayoría de quienes pertenecen a esta categoría sufren graves penurias y que muchos padecen incluso desnutrición, pero el sentimiento psicológico de carencia en relación con la riqueza global, es aún más debilitante”, ZB, 312). Género (“igualdad sexual de las mujeres”, ZB, 38). Enfoque sistémico (“obsolescencia de las especialidades”. ZB, 35).
El objetivo de la supremacía en armas nucleares (“disuaden de confiar en una fuerza abrumadora”. ZB, 30). Y lo más significativo: se comienza a dudar de la vigencia del estado-nación (“la política global socava los estados nacionales”, ZB, 31). La aparición de Internet (“ya se está armando una red nacional que unirá los bancos electrónicos de información existentes”, ZB, 308). Wikipedia (“hacia 1975…el conocimiento acumulado de la humanidad será accesible en escala global y podrá obtenerse en forma casi instantánea a pedido”, ZB, 62)
Para 1969 la RC&T alcanza su cumbre con la llegada del hombre a la luna. A pesar de que sobre G hay muchos enfoques, no cabe duda que el rol determinante para su despliegue lo cumplen los productos de esa revolución. Daniel Bell, autor de “El advenimiento de la sociedad post industrial” -otro de los teóricos insoslayables de esos años- enumeró cinco áreas clave de cambio:
1) al producir más mercaderías con menos costo, la tecnología ha resultado ser la herramienta capital en el esfuerzo encaminado a mejorar el nivel de vida en el mundo, 2) la tecnología ha creado una nueva clase, hasta ahora desconocida en la sociedad: la del ingeniero y el técnico, 3) la tecnología ha creado una nueva definición de racionalidad, una nueva forma de pensar, 4) las revoluciones en el transporte y las comunicaciones, han creado nuevas  interdependencia económicas y nuevas interacciones sociales, 5)  las percepciones estéticas, sobre todo del espacio y del tiempo, se han alterado radicalmente” (DB, 309).
De ese conjunto de conocimientos generados por esos años, se destacan los trabajos de Jay Forrester en el MIT relativa a la “dinámica de los sistemas”. Aparece el andamiaje teórico para establecer una diferencia fundamental entre predicción y prospectiva. “El futuro ya no se enfrenta, se construye” se diría sin ambages en la década siguiente. Permite decir: “el manejo deliberado del futuro norteamericano se expandirá y el planificador se convertirá eventualmente en el principal legislador y manipulador social…es posible e imperioso planificar el futuro” (ZB, 389/393)
En los años ’30, el presidente Roosevelt encargó la realización de un amplio estudio sobre las tecnologías futuras. Cuando el estudio fue publicado causó gran impresión. Solo había un problema: no había predicho la llegada de la televisión, ni la del plástico, los aviones a reacción, los trasplantes de órganos, los rayos laser y ni tan siquiera los bolígrafos.
“hay épocas en las que una generación íntegra queda así atrapada entre dos eras, dos formas de vida y, en consecuencia, pierde toda facultad de entenderse a sí misma y no tiene ninguna pauta, ninguna seguridad, ningún simple asenso” (ZB, 21). Una dificultad epistemológica que bien puede ser concebido en los marcos de una vulgata del Teorema de la Incompletitud de Kurt Gödel.


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