El seminario
G20, emergente fundamental de la
globalización, se propuso dos objetivos: primero, presentar al G20 como una
instancia de comando –la principal hoy por hoy- relacionada con la marcha de la
globalización en el más alto nivel. El segundo, contextualizar esa herramienta
en los acontecimientos que se ponen en marcha a partir de la finalización de la
segunda guerra mundial dando lugar a un cambio epocal de profundas
implicancias.
En los tres
módulo anteriores hemos reparado en tres períodos: el período de posguerra
hasta la llegada a la luna a fin de la década del ’60, la década del ’70 cuando
se reúnen los foros de consenso, y los 30 años que van desde que los consensos toman forma hasta
la crisis del 2008, momento del derrumbe de Wall Street en que se genera una
crisis de alcance global, y se pone en marcha el G20.
El G20 es
una creación peculiar, poco conocida y difícil de encuadrar; es lo que podemos
definir como un espacio funcional, no estructurado. Carece de sede y estructura administrativa.
No tiene autoridades. Cada año se constituye en el país anfitrión de la cumbre;
este país estará a cargo, durante ese período, de la presidencia pro-témpore.
En sus reuniones (meeting) y cumbres de líderes (summit) no se vota, funcionan
por consenso. No se arroga funciones ejecutivas; hace recomendaciones que son
ejecutadas por países, organismos multilaterales, y programas creados ad-hoc. A
su vez, esas instancias, que orbitan a su alrededor cerrando el bucle
cibernético, contribuyen al perfeccionamiento y control de la eficiencia y la
eficacia con que esas recomendaciones se llevan a cabo. Obviamente, disponen de
una dotación de recursos humanos provenientes de fundaciones y universidades
que le reportan para la dilucidación en el más alto nivel de todos los aspectos
inherentes a la marcha de los principales problemas del mundo. Como se ve, el G20 es todo un desafío para el estudio de
las nuevas configuraciones de poder en esta etapa de la globalización.
Sin embargo,
al participar de su funcionamiento los máximos líderes mundiales sin excepción,
las “recomendaciones” del G20 son difíciles de eludir: los destinatarios no son
otros que los países que están representados por los mismos que hacen las
recomendaciones. Las declaraciones que las contienen son firmadas
religiosamente ante los ojos del mundo en cada una de sus cumbres.
Aunque el
G20 no gestione no se puede dejar de ver que ejerce una acción que podemos
llamar de comando (del griego “kubernesis” de donde
deriva la palabra “cibernética”). Lo hace a través del establecimiento de
normas, patrones y procedimientos. Descentraliza el diseño de políticas y su
ejecución. Y el control adopta diversas formas.
Las normas
son los valores. Ellos están ampliamente explicitados en sus documentos. Forman
parte de una agenda en la que está contemplado fielmente el conjunto de visiones
que hacen a la marcha de la globalización. En los contenidos del Grupo hay una preeminencia
de temas de índole económica y financiera lo que hace que a primera vista el
G20 sea caracterizado como un organismo encargado a nivel global de esa
problemática. Incluso, ellos mismos se autodefinen “como el principal foro para
la cooperación económica internacional” según la declaración final (punto 6)
aprobada en China. Sin embargo, su incumbencia es más amplia, no es solo un
foro monotemático. Así la gran movida que rodea a las cumbres aporta
especificidades: L20 (labour), T20 (think), C20 (civil society), Y20 (youth), y
el B20 (business-20) que realizó su reunión justo el día antes de la Cumbre.
Son espacios de consenso denominados “engagement groups” que se puede traducir
como grupos de compromiso o implicación en esas temáticas. Todos tienen
similares características de funcionamiento y sus sugerencias son el
combustible que mueve la rueda de las cumbres.
Los
patrones, son los “putterns” que inspiran el constante rediseño de las
configuraciones planetarias. Por tomar un caso, la condena al proteccionismo o
la crítica a las posiciones cerradamente nacionalistas conforman
características de un modelo de país en línea con los principios establecidos.
Estos puntos de vista son adoptadas por consenso aunque luego a veces no son
tenidos en cuenta en forma irrestricta por los destinatarios dando lugar a
chisporroteos diplomáticos.
Por último,
los procedimientos son la forma en que se concretan los contenidos de sus
documentos con un alto grado de descentralización lo que explica un tipo de espacio
funcional y no estructural del G20.
Durante al
año, entre dos cumbres, también tienen lugar otro tipo de reuniones. De ellas
sin duda las más importantes son las que convocan a ministros de economía y
presidentes de bancos centrales. En otros casos las hay que abordan
problemáticas relacionadas al comercio, energía, agricultura, cambio climático,
arquitectura financiera, inversiones e infraestructura, finanzas verdes,
desarrollo, anticorrupción. Convocan a funcionarios de las respectivas áreas en
el más alto nivel de los países integrantes; también lo hacen especialistas
pertenecientes a los organismos multilaterales (OECD, FMI, grupo BM, OMC, FAO,
etc.). Otra vertiente de creación es la de los llamados sherpas -especie de
eminencias grises que con sus conocimientos técnicos redactan los materiales-
generalmente experimentados cuadros de las cancillerías. Finalmente, en una
escala de creciente intimidad en la cebolla de lo conceptual, hay dos think
tanks: Atlantic Council (EEUU) y Chatham House (UK). Estos también suelen
“salir” de visita a los países del grupo como pasó este año en Buenos Aires con
la consultora americana: comandó una reunión con representantes de la UIA y
otras organizaciones empresariales preocupadas por el peligro que representan
los chinos para la industria nacional.
Por su parte y por encargo, los organismos
multilaterales mencionados tienen cometidos al interior de los países. A modo
de ejemplo hay dos casos. El FMI es encargado por las cumbres de la aplicación
del temido “artículo IV” referido a la
revisión de las cuentas públicas, como ocurrió en nuestro país este año.
Por su parte, a pedido del Grupo y en pos de una mayor transparencia en materia
fiscal, la OCDE dio a conocer un nuevo estándar global para el intercambio de
información entre jurisdicciones, poniendo fin al secreto bancario a partir del
1 de enero próximo. Un hecho de amplia repercusión reflejado en lo que se
conoce como los “panamá papers”.
El Grupo de los Veinte está formado por países
desarrollados y emergentes: EEUU, Canadá, UK, Francia, Alemania, Italia, Japón,
Australia, Rusia, China, India, Méjico, Brasil, Argentina, Corea del Sur,
Indonesia, Turquía, Arabia Saudita y África del Sur; en total 19 más la Unión Europea. Es claro que este
tipo de convocatorias no son improvisadas; su constitución está ponderada y
responde a consideraciones estratégicas y no coyunturales. Esto viene a cuento
del porqué de la presencia de Argentina en ese selecto agrupamiento.
El carácter de los integrantes evidencia que la
designación responde a por lo menos cinco atributos existentes o potenciales
que los países pueden mostrar: desarrollados, grandes mercados, poseedores de
energía, productores de alimentos, potencial liderazgo geopolítico regional,
todos ellos configurando un despliegue condicionado por un aceptable equilibrio
entre los continentes. Esto dio lugar a
equívocos. España estaba urgida por entrar y movió cielo y tierra con ese fin;
sin embargo, solo logró ser invitada permanente a las cumbres pero no
pertenecer al grupo. La omisión causó extrañeza en su momento pero se puede
considerar que otros países europeos, incluso con más peso que España, estaban
en iguales condiciones de reclamar el ingreso a pesar de ya estar representados
por la UE. También en su momento se habló de excluir a nuestro país debido a comportamientos
airados del gobierno anterior; empero, nada de eso sucedió ni podía suceder.
Es con la caída de Lehman Brothers en 2008 que el
G20 se muestra con un perfil claramente político. De inmediato le pone el
hombro a la crisis con decisión y un protagonismo apoyado en la actuación
conjunta y permanente de los máximos líderes mundiales. En estos ocho años han
tenido lugar 11 cumbres, la última de ellas hace dos meses en China. Llama la
atención el grado de pormenorización que muestran las declaraciones, con
agendas muy abarcativas, y que son un indicador de la verdadera función del
Grupo. La de Hangzhou se compone de 48 puntos. Una sucinta mención de los temas
abordados nos muestra lo siguiente: económicos y financieros (punto 2),
materias primas (2), productividad y empleo (2), refugiados (2), inclusión de
mujeres y jóvenes (6), protección del medio ambiente (6), devaluaciones
competitivas (7), privacidad de datos personales (14), inversión en TIC’s (14),
inclusión digital (14), mipymes (14), financiación verde (21), corrupción (22),
mercados energéticos (23), gas natural (24), agricultura (26), comercio y
proteccionismo (28), cadenas globales de valor (30), industrialización de
África (23, 33, 35, 38), facturación falsa (36), conectividad de la infraestructura
(39), seguridad alimentaria (41), agricultura familiar (41), Brexit (42),
cambio climático (43), terrorismo (45), antimicrobianos (46), abuso de
antibióticos (46). Es decir, una matriz temática lo suficientemente
diversificada, especificada y claramente de alcance global.
Es notable
la coincidencia de contenidos de las declaraciones del G20 con documentos de
los foros de consenso de los ’70. Tomamos dos de ellos para hacer una rápida comparación. Uno del Club de Roma, El orden monetario internacional de Duncan N. Ndegwa y Roberto
Triffin, circa 1975[i] y Hacia
un sistema monetario internacional renovado de Richard Cooper, Claudio
Segré y Motoo Kají, Tokio, octubre de 1973[ii].
Una lectura
pormenorizada de los dos documentos y la primera declaración del G 20 (Cumbre
de Washington, 2008) muestra que las coincidencias de matrices conceptuales
entre ellos van más allá de lo puramente azaroso. Aunque un estudio comparativo
in extenso supera los límites del presente trabajo, algunos temas coincidentes
se ponen en el cuadro siguiente.
|
Declaración del G 20
|
Cooper, Segrè, Cají
|
Tinbergen
|
PRINCIPIOS
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|||
manejo transparente de los mercados financieros
|
x
|
x
|
x
|
regulación
nacional supervisada
|
x
|
x
|
x
|
protección
a inversores y consumidores
|
x
|
x
|
x
|
regulaciones
nacionales coordinadas
|
x
|
x
|
x
|
reforma de
las instituciones financieras
|
x
|
x
|
x
|
ALGUNAS ACCIONES COINCIDENTES
|
|||
ajuste en
la balanza de pagos y modificaciones en las tasas de cambio
|
x
|
x
|
x
|
nuevas
facilidades del FMI para préstamos a corto plazo
|
x
|
x
|
x
|
nuevo y
efectivo mecanismo de consulta dentro del FMI
|
x
|
x
|
x
|
monitoreo
del sistema monetario internacional
|
x
|
x
|
x
|
coordinación
de las políticas macro económicas
|
x
|
x
|
x
|
asistencia
al desarrollo
|
x
|
x
|
x
|
POSIBLES ¿PROBABLES? ¿FACTIBLES?
|
|||
reservas
de cambio externas en una nueva cuenta en el FMI
|
¿?
|
x
|
x
|
vender el
oro de las reservas y fortalecer agencias de desarrollo
|
¿?
|
x
|
x
|
creación
de nuevas monedas y fusión de existentes
|
¿?
|
x
|
x
|
utilización
de los DEG como moneda de cambio y reservas
|
¿?
|
x
|
x
|
Temas comunes en la
declaración del G 20 y los informes de Cooper et al. y Ndegwa y Triffin
Es
interesante poner la atención en aspectos del sistema financiero y en
particular monetario que han sido tratados por los especialistas en los
informes de consenso de los setenta. Uno de los más sensibles es el futuro del
dólar. Moneda en crisis, que fue perdiendo sus respaldos a lo largo del último
medio siglo pero no su sitial privilegiado como moneda preferida para atesorar
las reservas de los países, adquiere por eventual omisión un renovado
protagonismo. Frente a la posibilidad de la creación de nuevas monedas
alternativas como ocurrió en Europa con el Euro, ¿cómo sería el sistema de
cambio de la vieja a la nueva moneda y la paridad utilizada? ¿En qué situación
se encontrarían países como China que tienen 4 billones de dólares atesorados?
¿Cuál sería la actitud de los poseedores de depósitos en dólares en el
exterior, ante la posibilidad del cambio?
En una nota de
aquellos años, el ex presidente Ricardo Lagos [iii]
reivindica el rol de los derechos especiales de giro (DEG), una moneda virtual
creada en los sesenta, como mecanismos de pago y atesoramiento. En realidad la
propuesta viene de más lejos ya que la hizo en una reunión de la Cumbre de
Monterrey, 22 de Marzo de 2002. El DEG se basa en la confianza y es el resumen
de todas las modificaciones que se harían en materia de mecanismos de pago,
atesoramiento de reservas, etc. en el plano internacional.
Otro aspecto
interesante es el de la regulación[iv].
Fueron caricaturescas las discusiones dadas en los medios legislativos de EEUU
con relación a las medidas que llevó al presidente saliente (Bush) a decir que
en realidad el estado no estaba interviniendo sino haciendo lo posible frente a
la gravedad de la situación para salvar el sistema… La cruda realidad revela
que la “mano invisible” puede haber existido en los estadios iniciales de la
acumulación capitalista, cuando eran más los espacios vacíos que los llenos en
lo referente a oportunidades de negocios. En una situación de madurez, como la
actual, se producen efectos de concentración que la naturaleza los resuelve con
sus propios mecanismos pero a costa de la destrucción o la parálisis
(alternativa imposible cuando hay personas de por medio).
El tema de
la regulación, se ha revelado con
una crudeza inusual en la primera declaración del G 20; junto a transparencia y responsabilidad, parece ser
la consigna dominante en el encuentro. La postura cobra relieve si se tiene en
cuenta que los participantes protagónicos son representantes de democracias que
defienden el libre mercado, en especial al país anfitrión. En la declaración se
explicita la defensa del libre mercado, el imperio de la ley, el respeto a la
propiedad privada, y la reivindicación de la inversión y el comercio libre. Con
el tema de la regulación se pone el foco principal sobre el sector financiero
por razones de cercanía pero alerta el riesgo de una “sobre regulación” que
atente contra el crecimiento económico y obstruya el flujo de capitales en un sistema
que, destacan, ha hecho posible que “millones de personas hayan abandonado la
pobreza”
Era inevitable la aparición del G20 a fines del
siglo pasado y su activación en 2008. La globalización (G) no se podía
desarrollar más allá de un punto sin acudir a la luz del día a mecanismos de
regulación y control, menos aún sometida a la deriva de la sola interacción entre
las naciones. Con otro condimento. A pesar del sonsonete de “imperio” con que
políticos e intelectuales denominaron a EEUU durante un tiempo (y sacada de circulación
sin necesidad de que Trump ganara las elecciones y pusiera en evidencia lo que
ese país había ganado y perdido con la globalización), tampoco era explicable
la presencia directora de una potencia hegemónica porque ese hecho hubiera
desvirtuado el concepto de lo global. En suma: la G no es la consecuencia de un
juego de fuerzas inter-nacionales; como su nombre lo indica es un espacio de
nuevo tipo, ubicado en un nivel cuántico por encima de los estadonaciones, los
cuales sin excepción se le reportan informalmente pero de modo insoslayable. El
G20 es un emergente fundamental de la globalización.
--o0o--
Está más allá de una exposición acotada en el
tiempo, el abordaje del conjunto de sus temas de agenda. Nos limitaremos a
considerar dos de ellos: la infraestructura
a nivel global y la transparencia en materia de manejos financieros.
Aunque parezca difícil de concebir, la
infraestructura, a ciertos niveles, va dejando de ser un cometido de alcance
nacional para ser abordada en forma coordinada por el conjunto de las naciones.
Ello básicamente, tiene explicación en aquellas construcciones que contribuyen
a la conectividad global. Para ello, el G20 ha creado cuatro programas:
·
Alianza para la Conectividad de la
Infraestructura Global (GII)
·
“Hub” de la Infraestructura Mundial
(GIH)
·
Partenariado Publico Privado (PPP)
·
Plan de Acción Anticorrupción
2015-16 del G20
Semejante parafernalia institucional no puede no
haber sido concebida si no es con un fin estratégico. Cada uno de esos
programas está ubicado en distintos países. El artículo 39 de la declaración de
Hangzhou dice “Respaldamos
la Alianza para la Conectividad l de la Infraestructura Global lanzada este año
para mejorar la sinergia y la cooperación entre los diversos programas de
conectividad de la infraestructura de una manera holística”. Este programa está
concebido de una forma novedosa: su gestión está a cargo desde 2012 de la
prestigiosa consultora Mc Kinsey & Company de origen norteamericano pero
alcance global (http://www.globalinfrastructureinitiative.com/). La Secretaría de la Alianza le fue
asignada al Banco Mundial en estrecha colaboración con el GIH. El “Hub” de la Infraestructura
Mundial se constituyó en
la cumbre de 2014 y su sede está en Brisbane (http://globalinfrastructurehub.org/). Tiene el mandato de controlar la
calidad y favorecer el flujo de iniciativas relacionadas a proyectos de
infraestructura de alcance global. Por su parte, el PPP (https://en.wikipedia.org/wiki/Public%E2%80%93private_partnership)
está próximo a transformarse en ley de nuestro país, como lo es en una mayoría
de países de todo el mundo. Con respecto al tema de la corrupción, en el punto
22 de la declaración de Hangzhou reconoce “los efectos nocivos de la corrupción
y las corrientes financieras ilícitas en la distribución equitativa de los
recursos públicos, crecimiento económico sostenible y la integridad del sistema
financiero mundial y el imperio de la ley”; al mismo tiempo dice que “reforzaremos
los esfuerzos del G20 por fortalecer la cooperación internacional contra la
corrupción, respetando plenamente el derecho internacional, los derechos
humanos y el imperio de la ley, así como la soberanía de cada país…respaldamos
los principios de alto nivel del G20 sobre cooperación sobre personas buscadas
por la corrupción y la recuperación de activos y dar la bienvenida a la
iniciativa de China para establecer en China un Centro de Investigaciones sobre
cooperación internacional sobre personas buscadas por la corrupción y la
recuperación de activos en los Estados Miembros del G20, que será operado en
consonancia con las normas internacionales”. Toda una definición y un alerta
para los beneficiarios de la patria contratista ya suficientemente
soliviantados por los riesgos de los “panamá papers”.
En el último
tiempo sorprendió la difusión de información referida a la actividad de
distintas personalidades mundiales –algunas nuestras- en los paraísos fiscales.
Que eso iba a ocurrir ya estaba sugerido en las declaraciones finales de las
cumbres del G20 de Londres (2009), Toronto (2010), Cannes (2011), México
(2012), San Petersburgo (2013), firmadas y convenientemente controladas en su
cumplimiento por los líderes entre otros de EEUU, Inglaterra, Rusia,
Francia, Italia, Alemania, Japón, China, etc. etc. La de la capital inglesa,
que se considera fundamental por sus definiciones, dice:
“tomar medidas contra
las jurisdicciones no cooperativas, incluidos los paraísos fiscales…estamos
dispuestos a desplegar sanciones para proteger nuestras finanzas públicas y
nuestros sistemas financieros. La era del
secreto bancario se ha acabado. Señalamos que la OCDE ha publicado hoy una
lista de países evaluados por el Foro Mundial de acuerdo con la norma
internacional para el intercambio de información fiscal”[v]
Este último
mecanismo de transparencia es el que se pondrá en vigencia a partir del año
próximo. Esa medida -aun hoy rodeada de incredulidad y/o estupor por sus
inesperados alcances- es una evidencia de los nuevos vientos que corren en las
más altas esferas de la gobernabilidad mundial. Para implementar la
recomendación se constituyó el Foro Mundial sobre Transparencia Fiscal “puesto
en marcha por la OCDE en respuesta a la llamada del G-20 en la Cumbre de
Londres… un instrumento de cambio irreversible hacia un entorno fiscal más
transparente… la lucha contra los paraísos fiscales está dando sus frutos”[vi].
Información sobre el G20
[i]ver Reestructuración del
Orden Internacional, coordinador Jan Tinbergen, Fondo de Cultura Económica,
México, 1977. Serie de informes solicitados por el Club de Roma.
Algunos párrafos y recomendaciones del
libro “…entre 1970 y 1972 las reservas mundiales en dólares aumentaron más que
en todo el período anterior…las consecuencias inflacionarias de tal explosión
de las reservas mundiales y de los pasivos norteamericanos convertibles en oro
-cinco veces mayores que el total de oro y otros activos de reserva de los
EEUU- condujeron al derrumbe de Bretton
Woods…
…los depósitos en dólares en los países
contribuyeron a facilitar préstamos e inversiones de parte de los países ricos…
…los consumidores finales de los países
industrializados pagaban más de 200.000 millones de dólares por los bienes del
Tercer Mundo… pero los países pobres solo recibían 30.000 millones…
…en 1961 “los países ricos de economía de
mercado convinieron en principio en destinar a los países pobres 1% de su PNB”
(solo Suecia cumplió)… en 1975, el flujo de ayuda oficial para el desarrollo
proveniente de los países ricos… ascendió al 0,3% de su PNB…”
Algunas de las reformas de debían ser
adoptadas según los informes:
La creación de reservas se debe adaptar al
crecimiento de la economía real (comercio y producción)… esas reservas deben
ser “depósitos de reservas internacionales en el FMI… semejantes a los DEG
cuyas cantidades serán concertadas…”
El manejo de los recursos se debe acordar
democráticamente lo que implica: 1) eliminación del oro como reserva y de las
reservas propiamente dichas. El informe sostiene que: “la temprana adopción y
ejecución de estas reformas habría evitado la desordenada inflación mundial que
contribuyó a la explosión de los precios del petróleo (p. 196).
Algunas propuestas:
A. Mediano plazo.
.eliminación de las monedas nacionales y el
oro para las reservas
.creación
de monedas en base a DEG para reservas
.directrices conjuntas para la intervención en
los mercados de cambios
.monitoreo conjunto
B. Largo plazo
.acuerdo mundial sobre las reservas
.desarrollo del tercer mundo
.acuerdo mundial sobre mecanismos de ajuste
del tipo de cambio
.fusiones de monedas…”
[ii] ver revista del CIDE citada, pág. 321. También en
<http://www.trilateral.org/projwork/tfrsums/tfr01.htm>
Resumen
Informe “Hacia un sistema monetario internacional renovado” de Cooper,
Segré y Kají, Tokio, octubre de 1973.
“…la anarquía monetaria no debe llevar a
socavar la confianza en construir la prosperidad a lo largo de dos décadas ni
producir un nuevo período de restricciones y mutuas hostilidades entre
posiciones nacionales atrincheradas.
De acuerdo a ello, los consultores creen
que los gobiernos deberían proceder sin vacilar a renovar el sistema
internacional monetario.
Las reformas de largo plazo deberían
incluir:
1.
Un mejoramiento en el
proceso de ajuste en la balanza de pagos con el auxilio de modificaciones
pequeñas y orientadoras en las tasas de cambio
2.
Confirmación del rol
central de las reservas primarias como un fondo fiduciario internacional
denominado bancor, para satisfacer las necesidades de liquidez y suplantar
gradualmente otras formas de atesorar las reservas
3.
Creación de una nueva
facilidad a ser alojada en el FMI para préstamos de emergencia de corto plazo
tendientes a evitar la especulación y otras alteraciones en el movimiento de
capitales
4.
Consolidación de las
reservas de cambio externas, inicialmente como una base opcional, dentro de una
nueva cuenta en el FMI
5.
Establecimiento de un
nuevo y efectivo mecanismo de consulta, dentro del FMI, para monitorear el
sistema monetario internacional renovado y fomentar la coordinación y la consistencia
de las políticas económicas domésticas
Los autores del informe también creen que
deberían tomarse un número de pasos intermedios para ayudar a restaurar el
orden y la estabilidad del sistema monetario internacional. Para ello se
debería:
1.
Comprometerse a
coordinar la intervención en el mercado de cambio de ser necesario para
prevenir movimientos erráticos en las tasas de cambio
2.
Aumentar y
multilateralizar las facilidades de préstamos de corto plazo para neutralizar
el movimiento especulativo de fondos
3.
Compatibilizar, sobre
una base que luego pueda ser tomada por el FMI, la tenencia oficial excesiva de
dólares y otras monedas de cambio
4.
Indicar la no
disposición tanto a soportar el mercado de eurodólar y someter a un cerrada
vigilancia
5.
Vender oro, sobre una
base cooperativa y coordinada, en el mercado privado con el objetivo de ser
transferido a las instituciones financieras internacionales para asistencia al
desarrollo…”
[iii]
Ver Clarín, 2 de noviembre de 2008
[iv] Todos los procesos (naturales y artificiales) son autorregulables. En sus inicios esos
procesos muestran aumentos de cantidad en sus componentes principales
(acumulación); a medida de su transcurso, ese crecimiento deviene concentración
(unos crecen a costa de otros); finalmente, superado un punto se satura y se
produce la destrucción del sistema (colapso). Luego en algunos casos
recomienzan con los restos dando lugar a una nueva configuración que se
desarrolla en otro nivel. Se puede ver como una película ese mecanismo (nace,
crece, se desarrolla y muera) en distintas situaciones. Mencionemos algunos
casos.
·
glaciar Perito Moreno
·
castillo de naipes
·
lancha “patera”
·
refugios urbanos en las concentraciones populares
·
descontento social
·
caldera
2. Los procesos de mercado también son
autorregulables; empero, al involucrar personas, no se debe llegar a la etapa
de destrucción (“creadora” según el eufemismo de Porter). La “mano invisible”
es una metáfora que se le atribuye a Adam Smith (en realidad solo mencionó la
noción en tres oportunidades a lo largo de 900 páginas) para indicar la forma
en que el mercado libre asigna los bienes en la economía. Según wiki “Smith
intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que
funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado…regulando las conformaciones sociales y compensan los excesos
por sí sola”.
Solo puede funcionar en la economía el mecanismo de la
autorregulación sin llegar a la fase destructiva en una formación que está en
sus comienzos; es decir, con relación a las personas, un sistema de pocas
transacciones, pocos productos de bajo valor agregado, lenta circulación del
dinero (o sea en la época de AS). Si, por el contrario, el sistema se va
complejizando, y aumentan las variables mencionadas, la ley de Ashby de la
“variedad requerida” nos mide la faz cuantitativa de la complejidad con
relación a la cantidad de factores existentes y las relaciones que se entablan
entre ellos. En ese caso no es tan fácil que una fluctuación producida por una unidad
de acción (demanda u oferta) se acomode tan naturalmente como pretendía AS; se
entra a la fase de concentración en la que relativamente los pobres tienen cada
vez menos y los más ricos más. Esa distribución inequitativa no se detiene
espontáneamente; requiere una intervención ad-hoc.
El “poder de mercado” muestra la capacidad
de una persona (o de un pequeño grupo de personas) para influir indebidamente
en los precios de mercado. Un caso extremo: supongamos –nos dice wiki- que
“todos los habitantes de un pueblo necesitan agua, pero sólo hay un pozo. Su
propietario tiene poder de mercado -en este caso, un monopolio- sobre la venta
de agua. No está sujeto a la rigurosa competencia con que la mano invisible
frena normalmente el interés personal. El lector verá que en este caso la
regulación del precio que cobra el monopolista puede mejorar la eficiencia
económica”
Aunque la noción de “mano invisible” para
algunos es una muestra de las limitaciones de AS para comprender los mecanismos
de regulación del mercado, la oposición al rol regulador del estado ha llegado
hasta nuestros días como una categoría ideológica que se ha manifestado con
relación a las medidas adoptadas para palear la crisis. No más escuchar los
discursos del presidente Bush para comprobar la resistencia (por lo menos
conceptual) con que han sido adoptadas las medidas correctoras. No ha sido el
caso de la declaración del G 20 donde la noción de regulación constituye uno de
sus aspectos medulares
[v] Declaración final
del G20 (Londres, 2009) en http://ingenieroalbertoford.blogspot.com.ar/2016/06/g20-londres-2009-un-pacto-fundacional.html (subr. mío)
[vi] Ver http://www.oecd.org/ctp/g20leaderssummitfinancialregulationsession.htm
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