Plano
inclinado
Desequilibrios
territorial y demográfico en la Argentina.
10
políticas para descomprimir la provincia de Buenos Aires
Ing. Alberto Ford
La Plata, junio de 2014
Para este trabajo, el
desequilibrio territorial es el principal de los problemas estructurales que
afectan a nuestro país. Por su parte, de esa especie de “cancha inclinada” en
que se ha transformado el mapa nacional, el establecimiento del conurbano
bonaerense y la concentración demográfica consecuente son sus manifestaciones más
dramáticas. Esas malformaciones, motivadas en razones principalmente
económicas, comenzaron a gestarse en la época del virreinato del Rio de la
Plata. Es la capacidad de generar riqueza por la apropiación centralizada de
los tributos del puerto -que se mantuvo sin interrupciones desde ese momento
con independencia del color de las administraciones- la que hizo de la ciudad
de Buenos Aires y su entorno un lugar de atracción para habitantes del interior
y ahora de países vecinos cuyas posibilidades de progreso eran y aún siguen
siendo menores en sus lugares de origen a las del área metropolitana. En la medida en que el tiempo fue
haciendo más complejo ese cuadro inicial, los motivos de la concentración se
fueron tornando más diversos. Hoy existe una panoplia de factores, algunos de
ellos contemplados en este trabajo, que hacen que la tendencia a la
concentración se vaya acentuando. La situación no parece tener una solución
inmediata. De este obstáculo circunstancial, surge la necesidad de formular en forma consensuada estrategias
plasmadas en políticas de estado para
encarar el problema con expectativas de eficacia. Se propone una serie
de 10 medidas, de corto, mediano y largo plazo, que son consideradas necesarias
para producir una inversión de esa compulsión periferiaà centro que hace desembocar en un punto geográfico el conjunto de
factores que podrían permitir el desarrollo del país en tanto constituyeran la
base de una propuesta federal no retórica. Aunque los procesos de reconfiguración territorial son de
largo plazo, no necesariamente ocupan el mismo tiempo que tardaron en manifestarse
los desequilibrio. Sin embargo, en cualquier caso tomarán un tiempo mayor que
el de una administración. Desde hace muchos años, en nuestro país las políticas
de estado han sido inexistentes tanto como las buenas prácticas de los
consensos para alcanzarlas. Pero bueno, nadie se baña dos veces en el mismo
río: el objetivo suena quimérico aunque en otros lugares ha sido posible alcanzarlo.
Es hora de ponernos los pantalones largos porque el desafío es mayúsculo; está
en juego el progreso de la Argentina y de la provincia de Buenos Aires sobre la
base de transformar en desarrollo el segundo ciclo largo de crecimiento que por
condicionamientos globales ya se ha iniciado en nuestro país. El trabajo consta
de cuatro partes: la problemática referida a la situación actual del gran
Buenos Aires, los antecedentes desde el Virreinato que fueron llevando a este
estado de cosas, 10 medidas de corto, median y largo plazo para consensuar como políticas de
estado y un breve repaso del tratamiento de la cuestión territorial en la Unión
Europea.
Índice
0
|
Introducción
|
4
|
1
|
La problemática
|
4
|
1.1
|
Una población amontonada
|
6
|
1.2
|
Cuadro de variables y efectos
|
6
|
2
|
Antecedentes
|
8
|
2.1
|
Comercio legal e ilegal
|
8
|
2.2
|
El modelo agro exportador
|
10
|
2.3
|
Industrialización sustitutiva
|
11
|
2.4
|
El Conurbano: mercado negro del
populismo
|
12
|
3
|
¿Qué hacer?
|
15
|
3.1
|
Federalización productiva. Una
matriz de consenso estratégico
|
16
|
3.2
|
Círculos concéntricos de fiscalidad
decreciente. Inversiones
|
17
|
3.3
|
Infraestructura reticulada.
Asia-Pacífico, Mercosur y Patagonia
|
18
|
3.4
|
Regionalización de la PBA. Traslado
de la Capital
|
20
|
3.5
|
Servicio cívico obligatorio.
Reubicación de las cárceles
|
20
|
3.6
|
Erradicar el narcotráfico y
controlar los precursores
|
21
|
3.7
|
Cooperación para el desarrollo con
los países vecinos
|
21
|
3.8
|
Descentralización público privada
de la CABA y el AMBA
|
21
|
3.9
|
Un puerto sin conteiners para
turismo, recreación y deporte
|
22
|
3.10
|
Traslado de la capital y
modernización del estado
|
22
|
4
|
El territorio en Europa
|
23
|
Introducción
A diferencia
de la Unión Europea, donde ha dado lugar a una diversidad de políticas, lo territorial
no es considerado relevante en la Argentina siendo que no faltan razones para que
lo sea: desde la época del virreinato el mapa de nuestro país se ha ido
inclinando progresivamente hacia el puerto de Buenos Aires, una
disfuncionalidad que ha llegado a condicionar negativamente el desarrollo federal
de las fuerzas productivas. Hay factores que explican la omisión. Uno de ellos
es que no es habitual abordar lo referido al territorio como objeto conceptual integrado
de manera que dicha cuestión alcance a ser un problema de un nivel cuántico
superior. Así, la realidad es vista como una suma de ítems en compartimentos
estancos lo que da lugar a un listado temático recurrente: seguridad, empleo, medioambiente,
salud, educación, defensa, etc., etc. sin ligazón alguna entre las partes. La
complejidad es vista como complicación. Una muestra de esa desconexión la
encontramos en el más alto nivel de la gestión en nuestro país. En la última
década el gabinete nacional no ha funcionado a pesar de que la gobernanza
moderna pone el acento en la articulación de las distintas partes de la
realidad, condición sine que non para ver los acontecimientos en sus múltiples
dimensiones. Una forma alternativa de subsanar esa mutilación respondería a lo
que se denomina enfoque sistémico: se
toma un territorio como conjunto, y cada uno de sus problemas condicionados por
la interacción de distintos factores, en lugar de por la acción de una sola parte
actuando en forma individual. Este trabajo se apoya en un supuesto: el principal problema de la Provincia de
Buenos Aires (y por extensión del país debido al peso de la PBA), aquel que
está a un nivel tal que incluye y condiciona a todos los demás problemas, es el
que proviene del desequilibrio territorial y demográfico.
1
La
problemática
¿Qué es el desequilibrio territorial? ¿Cómo se produce? ¿Por
qué se genera? La definición de desequilibrio implica una comparación entre por
lo menos dos lugares. En el caso de nuestro estudio, pondremos el foco en el
conurbano bonaerense y su incidencia con respecto al resto de la provincia.
Asimismo, ascendiendo en la escala geográfica, tendremos en cuenta cómo juega
el peso de la provincia de Buenos Aires con respecto al resto del país.
Para decir que un territorio está desequilibrado se tiene en
cuenta la magnitud de la actividad económica y el espacio material donde tiene
lugar. Se considera, sin embargo, que este enfoque de dos variables es
insuficiente debido a que el economista no tiene en cuenta la localización ni
el geógrafo los procesos de desarrollo y sus causas. El problema de esos
desencuentros reside en que “los desequilibrios necesitan ser medidos por medio
de instrumentos cada vez más precisos, no por un prurito académico, sino para
servir de base a la planificación regional” (Vásquez Barquero, 1984)[i].
Hay razones objetivas y otras subjetivas que con el tiempo
dan lugar a desequilibrios en la distribución de factores dentro del
territorio. Lo que mas salta a la vista son los aspectos económicos. Un lugar
donde haya más inversiones productivas y se creen puestos de trabajo, generará
una situación de supremacía con relación a otro lugar menos favorecido. Así, las
familias se verán atraídas hacia centros territoriales que crecen lo que
generará una pulsión migratoria en pos de mejorar sus condiciones de vida. Otro
aspecto determinante son las vías y los medios de comunicación. La existencia
de transportes más ágiles -como lo fue en nuestro país el tren- por sí solo facilita
traslados y reubicaciones familiares como veremos. La puja de intereses
políticos ha sido determinante en nuestro país y lo sigue siendo para la toma
de decisiones que invariablemente fortalecen los centros desde los cuales son
tomadas. Finalmente los factores externos, por la via de radicación de inversiones
o influencias en el diseño de infraestructura, han privilegiado ciertas localizaciones
en detrimento de otras.
Podemos decir entonces en un sentido más abarcativo que un
desequilibrio territorial implica una situación de desigualdad en el desarrollo
de los aspectos económicos, sociales, políticos y físicos entre dos o más
lugares de la provincia. Para el abordaje de la problemática deben ser
tenidos en cuenta el producto bruto y los niveles socioeconómicos de la
población de los lugares considerados, así como las condiciones urbanas y las
relaciones que vinculan a los distintos núcleos interactuantes. La comparación
también puede tener en cuenta la tenencia de recursos naturales, el proceso del
agregado de valor a estos, competitividad y eficiencia productiva, o los
distintos niveles de las fuerzas productivas. Un aspecto importante es la
cuantía de los recursos públicos orientados a las distintas regiones. El
desequilibrio intra provincial tiende a acentuarse
si no hay una política estatal que morigere las diferencias. Su permanencia en
el tiempo actúa sobre la armonía social al cristalizar y/o profundizar las
disparidades en el nivel de vida de un colectivo las que se ven aumentadas sin
solución de continuidad ante la existencia de flujos migratorios de familias que
no sean convocados por un trabajo sino corridos por la miseria.
En forma más abarcativa la temática de los desequilibrios
territoriales debe ser vista desde una óptica multidimensional. La principal de esas dimensiones es como
hemos dicho la demográfica que nos muestra la distribución de la población en
el espacio; otra es la política que en materia de privilegios hace notable la
presencia del poder en determinados lugares; no menos importante es la referida
a la conectividad, en particular con el exterior, por su rol en el comercio; y
la más inmaterial de todas: la que refleja las expectativas que pueblan el
imaginario de las familias desprovistas
de inclusión social con respecto a las concentraciones urbanas, sobre todo las
más grandes, que aparecen como la panacea. La concentración productiva y las
sobrecargas ambientales cierran ese ciclo entrópico de malversación de
oportunidades
Vamos a considerar los desequilibrios territoriales a escala
provincial y su consecuencia más directa: la anómala distribución
demográfica que da lugar a la alta
concentración del Gran Buenos Aires. Lo hacemos teniendo en cuenta dos supuestos
de la problemática: 1) que los desequilibrios no son malformaciones recientes
sino que ya tienen siglos de gestación, 2) de no comenzar a abordarlos con un
criterio federalista sincero estamos condenando a la esterilidad las mejores
iniciativas para el desarrollo económico social de nuestro país.
1.1 Una población amontonada
La convicción de que uno de los principales problemas de la
provincia de Buenos Aires (que por el peso específico de esta llega a ser
nacional) es el marcado desequilibrio en la distribución poblacional, se basa
en cifras reales. La distribución demográfica es un indicador decisivo de la
situación relativa de un territorio y en el caso de la PBA como vemos es por
demás elocuente. ¿Cuáles son las razones de esta malformación? Para que se
produzca una migración se debe dar la conjunción de dos fuerzas, una atractora
y la otra expulsora. No hay duda de que el principal factor que promueve las
migraciones es huir de la miseria y la esperanza de una mejor vida en otro
lugar aun dentro de las amplias riberas de la pobreza. Está el caso de esa
mujer originaria del Impenetrable chaqueño que había migrado con sus hijos a
una casilla de lata del conurbano con tal de tener acceso a servicios
educativos y sanitarios. La conclusión es: las familias se han venido al
conurbano porque acá encuentran algún tipo de ocupación que han dejado de tener
a su alcance en los lugares de los cuales provienen. No son los únicos
factores. Es sabido que las grandes aglomeraciones urbanas tienen un especial
atractivo entre quienes provienen de medios rurales o urbanos de menor porte.
Un sistema fabril y productivo crecientemente concentrado
–una tendencia característica de nuestro país desde el virreinato- se ha
constituido en un foco de fuerte atracción. Hay una gran cantidad de
actividades de todo tipo derivadas de ese sistema que da lugar a una amplísima generación
y distribución de ingresos a todos los niveles. Así el GBA es un mosaico de áreas
en las que radican familias de poder adquisitivo medio o alto intercaladas sin
solución de continuidad con otras áreas donde se registran bolsones de pobreza extrema.
Empero, el problema en el GBA no son las familias pobres tomadas
individualmente sino un sistema caracterizado por una pobreza de tipo
estructural que no se ve mayormente afectada por los vaivenes de los índices
del funcionamiento económico. Está ahí y llegó para quedarse.
Algunas de las variables y sus efectos que pueden ser
considerados para ponderar la magnitud de la disfuncionalidad territorial que
expresa el Conurbano son:
1.2 Variables y efectos
variables
|
efectos
|
Demografía
|
En una superficie de 3631 Km2 que
rodea a la ciudad de Buenos Aires viven diez millones de habitantes;
mientras, en el interior de la provincia, cuya extensión alcanza a los 304000
Km2, lo hacen el resto, seis millones.
|
Hábitat
|
De cada 100
habitantes nuevos que se instalan en la provincia de Buenos Aires, 60 van
directamente a villas y asentamientos. La población en villas y asentamientos
está creciendo mucho más rápido que el resto: entre 1982 y 2005, 220% en
comparación al 35% que creció la población total. Las villas en el conurbano
ya suman 864, un 16% más que hace diez años. Las “villas miseria” o de
“emergencia” se pueden definir como ocupaciones irregulares de tierra urbana
vacante con carácter de terrenos fiscales que da lugar a tramas urbanas muy
irregulares. Registran una alta densidad poblacional y buena localización
cerca de los centros de producción y consumo, en zonas donde la tierra tiene
un valor alto. Los “asentamientos” por su parte muestran trazados urbanos
regulares en forma de cuadrícula. Son lotes comercializados en su inmensa
mayoría ubicados sobre tierra privada por lo general en lugares que han sido
basurales, pajonales o terrenos inundables. Luego se busca la mediación del
Estado para regularizar el dominio. Sus viviendas son de simples “taperas” a
construcciones de mampostería sin revoque. |
Fuentes
de ingresos
|
Los
ingresos de las familiar del conurbano provienen de distintas fuentes:
trabajo formal, trabajo en negro, cuentapropistas, cooperativas, asignación
universal y otros planes sociales, ilícitos, etc. La falta de estadísticas
confiables es un obstáculo insalvable para tener una radiografía de la
ocupación de las familias pobres en un conglomerado tan grande y diverso. Sin
embargo, las oportunidades en el
interior y países vecinos deben ser menores desde el momento en que las
migraciones no han cesado. |
(In)
seguridad.
|
Las cifras
disponibles son por demás elocuentes. Un informe de 2008 señala que en el
Conurbano en la primera quincena de diciembre se registraron 1.295 robos de
autos, 80 secuestros exprés y 150 abusos o violaciones. Las salideras
bancarias, que se suceden cada 10 minutos, también son uno de los delitos más
denunciados. Es notorio que el problema de la inseguridad se ha ido agravando
con el paso del tiempo hasta constituir el principal motivo de preocupación
de los ciudadanos. El año pasado el gobierno anunció el envío de cuatro mil
gendarmes. Se trata de una ampliación de la cantidad de efectivos que
trabajarán con la Policía Bonaerense en el denominado Operativo Centinela. Se
sacan los gendarmes de la frontera que ya es un colador y se favorece el
ingreso de drogas que van a parar al conurbano. Es la frazada corta. En el
conurbano bonaerense "está sucediendo lo mismo que en México" fue
denunciado oportunamente. |
Políticas
socioeconómicas
|
A la
fracasada teoría del derrame emergente del neoliberalismo económico de los
noventa caracterizada por una ausencia de lo público, le sucede como
contracara en la actualidad esta intervención abusiva del estado por la via
de los subsidios. En un caso, se deja a los ciudadanos librados a su suerte.
En el otro, característica del populismo, narcotiza las menguadas ambiciones
que puedan existir en las familias más desfavorecidas con políticas
clientelares. En ambos casos, el estado no cumple con su rol de promotor para
el incremento de las oportunidades de progreso. Por acción o por omisión se
atenta contra la cultura del esfuerzo y el trabajo que un sistema económico
debe permitir llevar a cabo como llave principal para escapar del círculo
vicioso de la pobreza. |
Medioambiente
|
Las villas
y asentamientos viven en condiciones deplorables. Inexistencia de espacios
verdes accesibles, basura dispersa por doquier lo que determina condiciones
sanitarias de alto riesgo, suciedad en las calles, transitabilidad
fuertemente dificultada por calles y veredas en aquellos casos donde han sido
trazadas, aguas contaminadas en ríos y arroyos, napa freática afectada por la
lixiviación, coches y otros objetos voluminosos abandonadas en la via
pública, fealdad general y carencia absoluta de sentido estético
característico de la pobreza como sistema. Todas condiciones que saltan a la
vista empujadas por el sentido común sin reflejo en algún sistema
estadístico. |
Servicios
|
Causa
asombro la diferencia entre las tarifas del conurbano con respecto a las de
otros lugares del país y la región. En el caso de las eléctricas, para un
consumo de 300 Kw en el GBA se paga solo el 8% de que se pagaría en Brasil y
el 11% de lo que se pagaría en Chile. Mientras que en Córdoba y Santa Fe las
tarifas son cuatro veces superiores. Con el gas residencial pasa algo semejante. Lo que aquí sale $ 0,29/m3 en Brasil sale $ 7,9/m3 y $ 4,5/m3 en
Chile. Los subsidios se hacen cargo del resto. Como parte de la misma
distorsión concentradora, los servicios colapsan habitualmente ante picos de
consumo ya que es inviable diseñar redes en función de dar respuesta a esos
picos eventuales. |
Sistema informativo
comunicacional
|
El conurbano reporta a la ciudad de Buenos
Aires. Las líneas de distintos transportes, el trazado de sus calles y
avenidas, las fuentes de trabajo de sus pobladores, los lugares de atención
sanitaria, y cualquier otro de los factores de concurrencia y expectativas,
se insertan en el diagrama radiocéntrico que caracteriza a nuestro país, y
dentro él, a su polo atractor de los distintos vectores. De cada dos puestos
de trabajo de la ciudad de Buenos Aires, uno es ocupado por alguien que vive
en el Conurbano. Lo que con el tiempo constituyó la noción sociológica de
porteño, si bien comenzó en la época de la colonia, tuvo su momento crucial
de cristalización con la instauración del modelo agro exportador y después
continuado hasta nuestros días por las políticas concentradores. Merece
detenernos en las observaciones que hiciera en su oportunidad el doctor
Anselmo Marini. Para el ex gobernador radical de la PBA (1963/66) “la
distribución de las comunicaciones en el territorio provincial muestra, en
primer término, una red ferroviaria que converge en abanico sobre la Capital
Federal. Ella resulta apta para servir a una economía de exportación, pero
insuficiente para reactivar el equilibrado desarrollo de todas las regiones
bonaerenses…”
|
2
Antecedentes
2.1 Comercio legal e ilegal
En general los desequilibrios territoriales tardan mucho en
producirse. Así fue en el caso de la ciudad de Buenos Aires y su puerto como
colectores de todas pulsiones generadas en la parte cisandina del cono sur de
América. El desbarajuste ya viene desde la época del virreinato... y se fue
acentuando sin solución de continuidad hasta nuestros días.
Por su extensión, en el virreinato del Perú se hacían muy
gravosas las tareas de gobierno. Esa desmesura fue un motivo determinante para
la división del territorio. Pero había más. En el Rio de la Plata y su cuenca
cobraban vida las ambiciones de la casa de Braganza: los portugueses se querían
quedar con la Colonia del Sacramento y las misiones jesuíticas. Al mismo
tiempo, Buenos Aires iba cobrando
creciente importancia como centro comercial a partir de las facilidades que
brindaba el Rio de la Plata como via de ingreso al interior del continente. No
menos importante como se vería luego, se imponía la defensa de los puertos de
Buenos Aires y Montevideo frente a expediciones reiteradas del Reino Unido y
Francia extendidas incluso a la Patagonia.
Hasta el siglo XVIII la via del comercio español hacia y
desde las colonias implicaba un tramo a lomo de mula a través de Panamá. Si
venía de Perú, la mercadería debía dirigirse desde el Pacífico a Portobelo que
estaba en el Atlántico, lugar de inicio del viaje con dirección a España. Lo
poco funcional del itinerario se puso dramáticamente en evidencia en 1739
cuando las fuerzas británicas capturaron, saquearon y destruyeron
Portobelo. El hecho incrementaba la importancia de la Reina del Plata que hasta
ese momento recibía la mercadería española en forma indirecta por tierra desde Lima
pasando por Potosí.
La persistencia de los conflictos territoriales con los
portugueses precipitó en 1776 la decisión del rey de crear un virreinato basado
en el Río de la Plata y no en Chile. Dos años más tarde el rey Carlos III
promulgó el Reglamento para el Comercio Libre de España e Indias que
puso fin a la ruta monopólica abriendo al comercio recíproco 14 puertos de
España y 25 de las Indias, entre ellos Buenos Aires y Montevideo.
Considerando las razones por las cuales se formó el
Virreinato del Rio de la Plata y las pujas que se estaban dando en el mundo
entre un reino decadente como España y las potencias coloniales en ascenso como
Inglaterra y Francia, pueden entenderse las circunstancias a partir de las
cuales fue creciendo la ciudad de Buenos y su puerto. El conflicto giraba principalmente
en torno al comercio que se liberalizaba dentro del imperio español pero no
hacia afuera: por un lado los intentos de la corona española por mantener el
monopolio comercial, por el otro los partidarios del libre cambio, encabezados
por Inglaterra, que pujaban por introducir en las colonias las manufacturas que
la revolución industrial les permitía obtener en demasía. En el ínterin
florecía el contrabando. Así, se desarrolla en el país una burguesía criolla
dedicada al comercio capaz de navegar a dos aguas por los meandros de esa puja,
lo lícito y lo ilícito. De esas actividades nacen algunas de las familias
argentinas de abolengo.
Luego de algunas pujas entre los partidarios del librecambio
y los beneficiarios del contrabando, el gobierno de 1810 establece el libre
comercio que no pasó de ser una formulación retórica para enmascarar los
privilegios del puerto de Buenos Aires, de gran poder concentrador pero débil
en su vocación federal.
El librecambio “es una doctrina económica que niega sentido a
las fronteras políticas de los estados nacionales y propugna el libre comercio
como camino a seguir para alcanzar la prosperidad de los pueblos y la riqueza
de las naciones. Considera que el libre comercio es fructífero porque permite
poner en práctica a nivel internacional el principio de la división del trabajo
y distribuir las producciones según la ley de los costes comparativos. Se opone
al proteccionismo” (wiki)
A fines del siglo XVIII el litoral comienza a tener
importancia, especialmente Buenos Aires. Los cueros, el insumo más apreciado
afuera, eran exportados a Inglaterra sin el cumplimiento de ninguna restricción
legal. En 1810 al adoptar los revolucionarios el libre cambio o libre comercio,
favorecen tanto al litoral como a los ingleses. Así Buenos Aires creció y el
interior decayó por no poder competir con productos importados, y el
decaimiento se acentuó con las guerras civiles posteriores.
Para afianzar las relaciones comerciales con los ingleses se
firmó un tratado en 1825 donde Inglaterra obtiene varios beneficios y
privilegios. Las relaciones económicas giraron en torno al comercio
(intercambio de cuero por textiles), las finanzas (préstamos o empréstitos) y
más tarde las inversiones directas.
Ese tratado ha sido criticado como lesivo para la soberanía
nacional hasta ese momento más una aspiración que un hecho consolidado.
Temblaba el tablero de las fuerzas en juego en el continente. La fortaleza de
la posición asumida por Inglaterra se hacía a menos de 60 días de la batalla de
Ayacucho, último intento de España por mantener el dominio sobre sus colonias.
Se dice que Inglaterra había llegado a la conclusión de que la llave maestra
para su política exterior eran las ventajas comerciales que podía lograr en un
territorio liberado de la tutela española, mas que mantener colonias con todos
los esfuerzos incluso militares que ello implicaba. Esta peculiar concepción
geopolítica es lo que para el inglés Harry Ferns –profesor de la Universidad de
Birmingham y autor del que se reconoce como el libro más importante para
entender la relación de Argentina con el Reino Unido en el siglo XIX- da lugar
a la “ocupación anglo argentina”. A partir de 1825, Inglaterra disponía de todo
un continente para desarrollar un mercado que absorbiera su creciente
producción industrial. El paso siguiente era abastecerse de la cantidad
necesaria de alimentos que compensara lo que los campesinos ingleses devenidos
en obreros urbanos dejaban de producir en sus campos. El punto nodal de ese
gran proyecto estratégico era justamente el puerto de Buenos Aires. Para eso
Inglaterra fue trayendo sin prisa pero sin pausa –con especial énfasis en el
período rosista- diversos factores que se tornarían estratégicos: genética
animal y vegetal, oficios, técnicas, inmigrantes, conocimiento pormenorizado del
territorio. Cuando Mitre se hizo de la presidencia de la república, nuestro
país ya estaba dotado de las fuerzas productivas necesarias para el inicio del
primer ciclo largo de crecimiento conocido como modelo agro exportador.
2.2 El modelo agro exportador
En el periodo que se abre en 1862, los ingresos de Buenos
Aires aumentaron exponencialmente básicamente a partir del cobro de tarifas
aduaneros de un comercio -exportación de materias primas e importación de
bienes de capital y consumo- que iba creciendo año a año. Se podía discutir con
las provincias en torno a más o menos proteccionismo –como lo solicitaban para
defender sus producciones-, pero nunca Buenos Aires dejó de quedarse con la
totalidad o la mayor parte de lo recaudado en la aduana. Buenos Aires fue creciendo con relación a
otras ciudades del interior.
En 1863 se modificó la ley de aduanas, vigente desde la época
de Rosas (de carácter proteccionista) para hacer posible la implementación de
una economía librecambista. La nueva norma concedía franquicias al comercio con
Europa y se elevaron las rentas nacionales de siete a catorce millones de pesos
oro. Con la reforma constitucional de 1866, que nacionalizó
definitivamente las aduanas, se eliminaron los obstáculos para el desarrollo
pleno del modelo agroexportador lo que detonó la generación de una riqueza
que fue dando las condiciones para que nuestro país se fuera constituyendo en
un polo de atracción para quienes querían “hacer la América”. Obviamente los
sectores más pudientes se concentraban en Buenos Aires, sugestivamente llamada
luego la París de Sudamérica. Esa situación de riqueza en el centro contrastaba
con las condiciones imperantes en el interior lo que no pasaba inadvertido para
familias de esos lugares preocupadas por mejorar su situación.
2.3 Industrialización sustitutiva
El corpus doctrinal que llevó a la
sustitución de importaciones (SI) fue obra del economista Raúl Prebisch, nacido
en Tucumán, al que luego siguieron otros distinguidos pensadores como los
brasileños Furtado, Cardozo y dos Santos, y el chileno Faletto. El origen
conceptual de la SI es la teoría de
la dependencia por la cual los países ricos explotan a los pobres dando
como resultado un desequilibrio en las relaciones económicas internacionales.
Esta anomalía se explica en que una región productora de bienes primarios sufre
un deterioro en los términos de
intercambio con relación al mayor nivel tecnológico y capacidad de
agregado de valor de los países ricos. La imagen de centro-periferia con que Prebisch encuadró sus investigaciones
hizo posible instalar el debate en la intelectualidad latinoamericana.
De la SI se pueden citar tres
características: 1) subsidios a la política industrial, 2) barreras a la
importación por medio de aranceles (proteccionismo), 3) tipo de
cambio alto. En nuestro país la SI tuvo luces y sombras. Un balance
preliminar de los atributos muestra como en todo características que son
rescatables y otras que no lo son.
Entre los logros se destacan nítidamente
ciertas formas de la actividad económica que se dieron por primera vez en
nuestro país. Se registró un aumento considerable del empleo y se fueron
desarrollando un conjunto de normativas que mejoraron la protección de los
trabajadores. Eso fue claramente visible en la primera gestión peronista, que
produjo un cambio notable en la vida de los trabajadores con relación a las
condiciones de explotación en muchos casos feudales que imperaban en el interior.
En cuanto a los términos de intercambio, que era el motivo principal para la instauración
del modelo de SI, se verificó una mejora sustancial. La Argentina comenzó a
transitar un camino un tanto diferente del que venía recorriendo en materia de
comercio exterior por el cual vendía a precio vil y compraba a precio de oro.
En ese contexto desfavorable, fue menor la dependencia de los mercados externos.
La creación de pymes fue otro de los beneficios para hacer más denso y complejo
el tejido industrial. Ese rasgo del desarrollo productivo ahora se ha atenuado
o ha cambiado sus características; pero hace no más de medio siglo, en el gran
Buenos Aires era común que cada garaje de las casas bajas que florecían en los
barrios, estuviera ocupado por una pequeña empresa de carácter familiar. Ese
raudo ingreso en el mundo de la producción industrial, trajo aparejado una
mejora en las capacidades que ya portaban trabajadores que provenían en muchos
casos del medio rural así como el aprendizaje de nuevas competencias. En el
ámbito de la economía local también se desarrollaron fuertemente el sector de
los servicios, desde los que llevaban la contabilidad de los emprendimientos,
confeccionaban el packaging e imprimían los folletos, hasta los que se
encargaban del mantenimiento de la maquinaria y la venta de herramientas y
accesorios. Cantidad de negocios de los ramos respectivos aparecieron en los
pueblos y en las grandes ciudades. Se buscó fortalecer la clase
media para dar dinamismo al mercado interno aunque este no siempre llegó a
tener una economía de escala.
Al mismo tiempo, se evidenciaron problemas.
El principal de ellos -ya lo hemos visto en otro trabajo[ii]-
fue la profundización de los desequilibrios territoriales que es motivo de este
trabajo y las migraciones atraídas por la apertura de fuentes de trabajo en la
región metropolitana. En el sector externo se produjo un desajuste a causa de
las debilidades de la política exportadora: 1) los saldos comerciales
comenzaron a ser negativos, 2) muchas exportaciones seguían siendo primarias,
3) no faltaron los empresarios irresponsables que intentaron manejarse en el
comercio internacional con normas que en el mercado interno eran más
permisivas, 4) el control estatal de las exportaciones trajo aparejado
prebendas y favoritismos, 5) el modelo necesitaba importar bienes de capital
para alimentar la maquinaria productiva, pero no disponía de las divisas
necesarias sin recurrir a la vía del endeudamiento, 6) la deuda externa comenzó
su escalada. En ese contexto, fue un clásico la exacción a la actividad
agropecuaria, que a lo largo de la historia ha financiado, con su mayor
productividad y menor poder de lobby, los experimentos en materia de política
industrial que se han dado en nuestro país.
Esta matriz productiva comenzada en los años
treinta del siglo pasado cuando declina el modelo agro exportador y que se
acelera en la segunda guerra mundial por la imposibilidad de disponer de
cantidad de bienes de consumo que se habían dejado de producir para dar lugar a
la fabricación de armamento en el viejo mundo, explota en las presidencias de
Perón. Aparecen nuevas industrias, sobre todo en los ramos alimentos, bebidas,
textiles, tabaco, cuero, madera, etc., la llamada sustitución de importaciones
fácil, nos dice el economista Ferrucci, para diferenciarla de la difícil
caracterizada por su mayor complejidad (vehículos, siderurgia, productos
químicos, etc.). Nace una industria nacional que creció amparada en un
proteccionismo que terminó por ser parte de la cultura productiva de nuestros
empresarios y sindicatos. Obviamente no hubo una disminución de los intereses externos.
Antes por el comercio, ahora invirtiendo en infraestructura fabril con
productos de menor calidad que los de origen que antes se importaban, las
empresas extranjeras mantuvieron y acrecentaron su presencia en el mercado de nuestro
país. Perón que tenía un gran poder y conocimiento del territorio, dejó que las
cosas transcurrieran en el sentido de la concentración en lugar de haber
promovido un desarrollo federal como hubiera sido esperable de alguien que
había hecho su carrera en el interior cerca de las fronteras a las que se dice
recorrió a caballo en su totalidad. Pero el peronismo hacía sus cálculos. Esas masas
de trabajadores provenientes de lugares de gran explotación como las provincias
del norte –conocidos en forma discriminatoria como “cabecitas negras” protagonistas de un “aluvión zoológico” periferia/centro- iban invariablemente a parar al conurbano y la
mejora relativas de sus condiciones de vida eran atribuidas a Perón a quien se
entregaban en cuerpo y alma con apoyos electorales y ocupación de la plaza. Se
intensifican las políticas de “justicia social” características del populismo
que alcanzó hasta ahora con el peronismo –pero no solo- su máxima expresión y prestación.
2.4 El Conurbano: mercado negro del populismo
Sin duda, el
primer peronismo fue el mayor contribuyente al agrandamiento del Conurbano y,
además, el que más jugo le sacó. La mayoría de sus habitantes más pobres,
merced a políticas populistas hegemónicas, han sido el principal soporte de la
supremacía peronista desde su nacimiento. Esa masa de votantes presta sus
servicios de gratitud y obediencia debida a las políticas clientelares. Así, el
conurbano bonaerense se ha transformado en un espacio de intercambio informal
de toda una serie de recursos lícitos e ilícitos que en lugar de promover el
desarrollo no hacen más que desalentarlo. El conurbano ha sufrido una
degradación tal que ya no posee solución; empero, sí debería tener una salida
que nos permita sortear este laberinto
fantasmagórico en que se ha transformado.
El nacimiento
y despliegue del populismo se apoya en los bolsones de pobreza que florecen en
el conurbano bonaerense a los que el peronismo, cultor de esa práctica,
tradicionalmente ha contribuido a cristalizar con su prédica y sus políticas demagógicas.
El gobierno actual no es la excepción.
Una de las características de su gestión es la política de subsidios
para enmascarar la incapacidad de generar trabajo de calidad entre los sectores
más pobres. Los economistas calculan que el 90% del total de esos subsidios
está concentrado en el área metropolitana. Esa política no muestra en la
práctica otros resultados visibles que no sea el aumento del consumismo y la descomposición
de los hábitos de trabajo: el beneficiario del plan con tal de no perderlo no
acepta trabajos formales en las (pocas) oportunidades en que estos son
ofrecidos.
Hay casos
irritantes como el de una empleada doméstica que vive en una villa y usa gas en
garrafas que paga el metro cúbico hasta cuatro veces más que su patrona que
vive en Barrio Norte y recibe el gas por red favorecida por abultados
subsidios. O el de la madres solteras y menores de edad, que quedan embarazadas
porque de esa manera puede ser beneficiarias de la asignación universal por
hijos. Obviamente de esto no se dispone de datos confiables pero a esas
adolescentes se las puede ver por los barrios, los dispensarios o las colas de
los cajeros. O el de los punteros peronistas que en no pocos casos manejan el
negocio de la droga como una más de sus actividades partidarias.
Las anomalías
que sería largo enumerar refleja el verdadero estado de cosas en la principal
base de apoyo del actual modelo. Para
Federico Storani[iii] esas
prácticas tan características del populismo no persiguen el objetivo “de
superar situaciones de pobreza estructural sino lograr adhesión política. En
última instancia le conviene que la pobreza se multiplique” Las expresiones más degradadas de esas
formas de hacer política pueden no tener límites y llegar a enquistarse en
torno a una diversidad de prácticas delictivas.
Nadie discute que el Estado debe usar su
poder regulador para redistribuir la riqueza de manera de alcanzar la equidad
entre las familias de un país. Lo contraría sería permanecer como espectador de
una situación donde dejada librada a las propias fuerzas ciegas del mercado,
invariablemente los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres.
Sumándole el vector tiempo, el colapso es inevitable. Esas disfuncionalidades
llevan a la explosión o la parálisis -con igual posibilidad de que produzca
una, la otra o las dos- del funcionamiento de una sociedad. Pero hasta los
animales, incluso las plantas y otros sistemas, tienen como hacerlo: disponen
de instrumentos reguladores que actúan dictados por las leyes de la naturaleza
o llevados por el instinto y en forma
independiente de la voluntad.
Los países modernos tienen plena conciencia
de ese riesgo con fuertes implicancias en varios aspectos y obran en
consecuencia. Suecia tiene una política impositiva en la que las cargas son muy
elevadas. Y el país funciona bien. En el populismo ocurre lo contrario. Los
recursos del estado que deberían ser invertidas en mejorar la calidad de vida de
las familias e incentivar sus ansias de progreso -por medio de la educación, la
salud, la capacitación profesional y políticas de diverso tipo que mejoren la
empleabilidad- se los usa para comprar lealtades políticas por medio del
clientelismo.
A pesar de esta difícil situación el
Conurbano no ha dejado nunca de crecer ya sea con migrantes nacionales o de los
países vecinos donde evidentemente las posibilidades de ganarse el sustento de
la forma que sea son inferiores.
Una comparación entre las provincia de
Córdoba y Buenos a través de la historia nos muestra el distinto crecimiento en
una y otra. Hay que calcular que con la formación del conurbano bonaerense, la
proporción de habitantes entre el conurbano y el interior de la PBA llega a ser
más de 2 a 1
año
|
número de habitantes
|
|
Buenos Aires
|
Córdoba
|
|
1778
|
44 506
|
|
1821
|
200 000
|
85 000
|
1847
|
320 000
|
90 000
|
1853
|
500 000
|
150 000
|
1869
|
495 107
|
210 508
|
1895
|
921 168
|
351 223
|
1914
|
2 066 948
|
735 472
|
1947
|
4 273 874
|
1 497 987
|
1960
|
6 766 108
|
1 753 840
|
1970
|
8 774 529
|
2 060 065
|
1980
|
9 766 030
|
2 407 754
|
1991
|
12 594 974
|
2 380 041
|
2001
|
13 827 203
|
3 066 801
|
2010
|
15 625 084
|
3 308 876
|
El ex presiente chileno Ricardo Lagos en una
nota publicada recientemente[iv]
afirma que “el Estado subsidiario, del cual tanto se habló, ya
deja de tener sentido cuando, frente a una crisis, son las medidas activas pro
crecimiento, pro expansión de la demanda, pro mejoramiento de los planes de
inversión las que reponen el crecimiento potencial que se está perdiendo”
3
¿Qué
hacer?
Para abordar
problemas de desequilibrios gestados a través de tantos años no puede pensarse
en acciones ni resultados solo de corto plazo. Tampoco, en que dichas acciones
puedan abarcar por sí solas la manifestación principal de esos desequilibrios,
el conurbano bonaerense, al margen del entorno más amplio –provincial,
nacional, regional- con el que interactúa. Hoy existe un consenso en creciente
maduración sobre la necesidad de políticas de estado referidas a diversas cuestiones
para salir de la vía muerta en la que ha quedado entrampado nuestro producto de
décadas de decadencia. Obviamente, el tratamiento del territorio es una de
ellas. Se puede enumerar políticas inmediatas (luego de este fin de ciclo
político) otras de mediano y largo plazo, algunas de las cuales son motivo de
discusión en las fuerzas políticas y sociales que se preparan para el pos
kirchnerismo. Ellas son en una serie no excluyente
1.
Federalización
productiva. Una matriz acordada.
2.
Círculos
concéntricos de fiscalidad decreciente. Inversiones
3.
Infraestructura
comunicacional reticulada
4.
Regionalización
de la PBA
5.
Servicio
cívico obligatorio. Reubicación de las cárceles
6.
Erradicar
el narcotráfico y políticas referidas a las adicciones
7.
Cooperación
para el desarrollo con los países vecinos
8.
Profundizar
la descentralización público privada de la CABA
9.
Un
puerto sin conteiners
10. Traslado de la capital
Ahora bien, cabe preguntar porqué razón los
problemas del conurbano no pueden comenzar a resolverse tomando medidas “desde
y para” ese sistema plagado del entropía[v].
Podemos ver algunos ejemplos. En primer lugar la paradoja del conurbano:
“cuanto mejor, peor”. Si tengo una situación problemática, y tomo las medidas
necesarias para resolverla, las soluciones obrarán para “mejorar” la situación.
La mejoría hará aumentar el potencial de atracción de esa localización para aquellas
familias que fuera de ella están peor. Los carentes se verán impelidos a
trasladarse y la nueva sobrecarga licuará
las mejoras logradas. Por fin, por añadidura, una nueva frustración contribuirá a agravar el cuadro sobre el que
inicialmente se quiso intervenir. La concentración se ve retroalimentada sine
die. Es lo que pasa ahora con la AUH y otros planes responsables de oleadas de
nuevos migrantes connacionales y vecinos al conurbano en un contexto donde los
valores iniciales de los ingresos han sido carcomidos por la inflación.
El caso de la inseguridad en aumento. Nunca
falta quien promete mano dura con el delito. Ahora bien, ¿el aumento de la
cantidad de efectivos resuelve el problema? Si ponen gendarmes, los sacan de la
frontera adonde, en sustitución, envían tropas de ejército que están para otra
cosa. La frontera es un colador donde ingresa la droga que va aumentar la
inseguridad en el Conurbano. El caso de la policía es dramático; han demostrado
falta de profesionalismo y la institución se ha transformado en una
organización quasi delictiva que nadie sabe cómo hacer para empezar a
depurarla. En suma, intervenciones contra la inseguridad no hacen más que
incrementarla.
En un
contexto de ese tipo, donde se pongan en marcha acciones con sentido
estratégico, transparentes, creíbles y visibles para todas la sociedad, a las
familias víctimas de la pobreza, por los menos las más ambiciosas al inicio,
les será más atractivo encontrar un horizonte de progreso regresando del
Conurbano, con un propósito de recuperar el enraizamiento perdido con la
migración, de reencuentro territorial con los ancestros, que les dé sentido a
su existencia y aumente la autoestima.
3.1 Federalización productiva. Una matriz de consenso
Si bien no es esperable modificar de la noche
a la mañana la situación de colapso del Conurbano ni mucho menos proponérselo
en forma voluntarista, lo importante en procesos reparadores de largo plazo es poner
las cosas en marcha en el sentido correcto, y que la ciudadanía sienta que se
está recorriendo un camino que está llevando a los escenarios deseados. Cuando
se trata de revertir una tendencia estratégica, aunque la meta esté alejada y
más allá del alcance de una generación, la visualización de los lugares de
arribo constituya un factor de inspiración y energía en el quehacer cotidiano de
la vida social. Salvo en situaciones de crisis como la que estamos viviendo, afectadas
por la inmediatez, es totalmente concebible que un padre pueda plantar un árbol
de crecimiento lento para que su sombra proteja a sus hijos aunque cuando eso
ocurra él ya no esté. Ese es el sentido de la familia y la descendencia.
El abordaje de la problemática del GBA
implica la cuestión de la escala en la
que se está planteando el cometido. Las presiones sobre su territorio son
externas en su mayoría. Así, surge la cuestión del federalismo o regionalismo
productivo como una forma de generar puestos de trabajo que atenúen las
expectativas centrípetas que sobrecargan el sistema bonaerense.
Lo primero es una política de estado que
promueva la industrialización de las materias primas del interior cerca de las
fuentes de producción. O sea, continuar agregando valor a la cadena y no
desprenderse aceleradamente de los insumos para que el agregado de valor ocurra
extra zona.
A la industria nacional hay que ponerle
nombre y apellido. Cadenas de valor agroalimentarias y agroindustriales con
sentido federal. Clúster de maquinarias y agro servicios. Servicios de
consultoría, financieros, médicos y educativos. Mecánica de precisión y
autopartes. Vinos con denominación de origen. Alimentos sofisticados
(delicatesen). El turismo de variada oferta, en primer lugar, la ciudad de
Buenos Aires. El fashion de Palermo. Otras ciudades como Rosario. El diseño en
todas sus modalidades. Organización de eventos. Las industrias culturales.
Talento deportivo. La petroquímica al pie de los pozos. Equipamiento atómico en
Bariloche. Equipamiento ferroviario de última generación (TGV). Industria biotecnológica.
Química fina. TIC’s. Energías alternativas y producción “verde”… y otros sectores (no muchos más) sobre los
que hay coincidir en un plan estratégico nacional. Asimismo, bajar
progresivamente las expectativas sobre la matriz productiva que nos fue
arrastrando a la decadencia.
3.2 Círculos concéntricos de fiscalidad
decreciente. Inversiones
La figura se refiere a las radicaciones de
las fuentes de trabajo más convenientes con el fin de ir equilibrando su
distribución en el territorio ya sea producto de nuevas emprendimientos o
relocalización de otros existentes. Las políticas que se dan en los países
desarrollados tendientes a corregir desequilibrios o preservar situaciones
convenientes, justamente buscan estimular la llamadas zonas marginales con
políticas de promoción efectivas. Así se favorecen radicaciones que se sitúen
alejadas de los “centros”, entendiendo grandes ciudades, regiones dominantes,
cabezas de distrito, alejamientos geográficos, etc. Es posible formular un
polinomio que tenga en cuenta las variables necesarias para que el estado, en
sus distintos niveles, pueda decidir en forma transparentes lo que se promueve
y lo que no por medio de herramientas fiscales.
En tanto se respete la normativa legal, la
iniciativa privada puede elegir el lugar del país que desee para las
radicaciones industriales. Pero un estado democrático puede ejercer una
política producto del planeamiento estratégico y un amplio consenso, donde se
especifique concretamente los lugares donde conviene desarrollar determinadas
actividades y aquellos lugares donde ocurre lo contrario. Esa acción producto
de la facultad reguladora de un estado moderno a cualquier nivel -incluso
local- puede tener dos actitudes distintas: la primera de promoción, la segunda
de disuasión para alertar al medio local y los mercados de trabajo sobre los
riesgos de determinadas radicaciones industriales. Veamos primero esta última
con un par de ejemplos.
La
cadena de valor. En primer lugar, el de la fábrica de
calzado deportivo en plena pampa húmeda. Fábricas desproporcionadas con
relación al medio donde se instalan, el uso de materias primas importadas que
nada tienen que ver con la producción de la zona, sometidas a los vaivenes de
los mercados internacionales o regionales que ponen de moda alternativamente el
uso para la suela de caucho sintético o natural –nada que ver con la zona-
cuando colapsan (inevitablemente) dejan el tendal de desocupados sin rumbo. En
su momento, el intendente creyó que con esa radicación u otras del estilo resolvería
de por vida el tema del desempleo en su distrito.
Sustitución
de importaciones. Otro ejemplo es el de las armadurías
de aparatos electrónicos en Tierra del Fuego con componentes importados menos
la caja y el manual de instrucciones. En este caso se da una extravagancia K.
Como no se pueden importar equipos completos, en algunos casos éstos llegan
desde el oriente a una zona franca de Uruguay donde son desarmados para de esa
forma ser introducidos al territorio argentino -por supuesto por Buenos Aires
para ser trasladados por camión a Tierra del Fuego en lugar de hacerlo
directamente por barco- en partes que se rearman en el sur para que los equipos
sean comercializadas en el territorio nacional con el rótulo de “industria
argentina”.
El
bife de la pampa empetrolado. Otra idea de nuestros
empresarios nacionales es la eventual extracción de petróleo en Laprida (BA)
(hoy a nivel de prefactibilidad). En medio de una zona turística y agropecuaria
cuya producción se inserta en un mercado de alcance global donde las producciones
verdes y los factores de contaminación son cada vez más determinantes para la
realización de las operaciones, tercian los que creen que en el mundo que viene
los recursos no renovables –en primer lugar el petróleo- van a seguir teniendo
la mismo posición que tuvieron en el siglo pasado sin tener en cuenta los
desastres ecológicos visibles en los lugares donde ha habido o sigue habiendo
explotación.
A
pie de pozo. Las radicaciones de empresas contaminantes
en lugares cercanos a las fuentes de poder, llegan a límites exagerados como
el polo petroquímico y las destilerías
de La Plata/Ensenada. A miles de kilómetros de las fuentes de las materias
primas y en zonas donde no existe una tradición productiva, ciertas
radicaciones como las mencionadas entran en crisis y devienen en maquilas sin
ninguna incidencia en el desarrollo local. La zona que rodea a esas plantas
está totalmente contaminada y las urbanizaciones cercanas se han transformado
en ciudades dormitorio. Por añadidura los servicios calificados son prestados
por empresas extrazona, es decir, no crean empleo local en consonancia con la envergadura
de las plantas.
Una política de círculos concéntricos de
fiscalidad decreciente, establecida y ejecutada como política de estado en el
largo plazo, actuará para canalizar las inversiones y la generación de puestos
de trabajo que es la condición necesaria para reorientar las expectativas
poblacionales. Lo demás es labor política y de comunicación, de manera que las
familias comiencen a repensar el futuro de sus hijos en condiciones de
credibilidad y previsión. Un fuerte sentido de rearraigo debe inspirar a los
pobladores para que su vínculo con el medio sea duradero, como se daba antes.
La reorientación de los recursos a invertir y
en general de todos los recursos que se ponen en juego en las intervenciones,
ameritan un cambio en la concepción del locus (lo local). Hoy a diferencia del
pasado la masa crítica no se logra con la concentración territorial; más bien,
en no pocos casos, ocurre lo contrario. Internet es una herramienta que ha
cambiado la noción de lo tridimensional a lo n-dimensional, de manera que en un
punto cualquiera del planeta, como en un holograma, tenemos la totalidad de las
demandas y las distintas ofertas que animan a la sociedad planetaria. Por
cierto, no todos se pueden desenvolver de la misma forma y presteza en la aldea
global, pero estos son procesos que se ponen en marcha sin fecha de vencimiento
en los casos donde la administración de las urgencias, las emergencias, las
divergencias y las convergencias, lo hacen posible.
3.3 Infraestructura comunicacional reticulada
Lo segundo es sacar la producción por donde
le conviene al fabricante. Por ejemplo, si son cordilleranos y se proponen
comerciar con el Asia Pacífico seguramente les convendrá que los productos sean
embarcados en puertos chilenos adonde habrán llegado por tren atravesando la
cordillera. En el caso del litoral, aprovechará la facilidad de la Hidrovía
donde están tallando las barcazas paraguayas y el puerto de Montevideo como muy
conveniente para hacer los trasbordos. En el sur será de mucha utilidad
habilitar los puertos del litoral marítimo, en unos casos como turísticos o
deportivos (Mar del Plata, Puerto Madryn, Ushuaia) o comerciales (Quequén,
Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Puerto Deseado, Rio Grande). De alguno de
ellos saldrán los conteiners por vías férreas viejas reparadas o en algunos
casos a construir para acercarse a los lugares de consumo.
El enfoque regional es lo nuevo. El estado
nación en el mundo global ha llegado a un límite de desencaje que
necesariamente está llevando a cambios aunque estos sean incipientes y en
algunos casos aun estén debajo del agua. Pero la tendencia es inevitable más
allá de las enormes dificultades que implique reorientar los vectores. Este es
el escenario deseado. Existen condiciones externas para comenzar a construir un
futuro de mayor racionalidad cosa que está pasando en muchos lugares aún en
situaciones más complicadas que la nuestra. Para el tipo de obras de
infraestructura necesarios, hay recursos de sobra en la escena internacional
que seguramente se harán presentes con un cambio de contexto.
El modelo agroexportador tuvo muchos
componentes pero hay uno que lo marcó del principio al fin: el trazado
radiocéntrico de la red ferroviaria. Las compañías responsables de las líneas ya
fueran de origen francés o inglés coincidieron en converger en el puerto de
Buenos Aires. Basta ver los mapas. Por cierto el ferrocarril fue concebido para
trasladar los frutos del país, una singularidad que no siempre se tiene en
cuenta. Incluso hay una curiosidad reflejada en la ley de un gobernador de la
Provincia llamado Crotto epónimo que luego designó al bracero o peón golondrina
–y con el avance de la crisis al linyera- para que pudieran viajar gratis en
vagones de carga hacia los lugares de cosecha.
Cuando el ferrocarril entra en crisis por la
aparición de otros intereses de quienes los habían construido, los sustitutos
ligados al automotor siguen el mismo diagrama. Ya desde 1931 se comienzan a
construir carreteras paralelas a las vías. El ferrocarril estaba condenado a
convivir en desventaja con los nuevos paradigmas del transporte (caucho,
gasolina, asfalto, automotor, etc.) visiblemente más afines a los intereses de
los EEUU. Cuando Perón nacionaliza los ferrocarriles ya no solo eran obsoletos
sino que habían perdido el sentido que le habían dado origen: llevar al puerto
la producción agropecuaria. Nunca los ferrocarriles fueron concebidos para el
transporte de personas aunque lo hayan hecho como actividad suplementaria, y
los pequeños pueblos hayan desarrollado su conmovedor y perdurable imaginario
alrededor de la estación. Al entrar en el ocaso, un sistema de transporte que
había sido concebido para trasladar la riqueza de los frutos del país con el
destino de la exportación, durante muchos años siguió llevando hacia el puerto la
frustración de regiones que no eran favorecidas por el crecimiento; en las
nuevas radicaciones precarias en las inmediaciones de Buenos Aires la situación
de miseria no se modificaba esencialmente pero tenían a su alcance servicios
que en la parte urbana estaban mejor que en sus lugares de origen como la salud
y la educación.
Aunque cambiaba el medio de transporte con el
protagonismo creciente del automotor, no lo hacía la configuración
radiocéntrica confluyente en el puerto característica del modelo
agroexportador. A esa configuración respondían el resto de los tendidos: líneas
de telégrafo y teléfono, transporte automotor, aéreo y redes de transmisión de
datos e imágenes, etc. Esa forma de embudo o abanico en los tendidos fue el
vehículo que canalizó a lo largo de las décadas las expectativas de salvación
de los sectores postergados del interior. El flujo concentrador tuvo su máxima
intensidad en la época del peronismo que no solo vio con buenos ojos el aumento
de su clientela sino que lo incentivó.
Todo lo que amontona esa concepción
centralista da como consecuencia fortalecer lo que con cierto aire peyorativo
(de amor y odio por igual) se conoce como lo porteño. Se produce técnicamente
lo que se denomina un bucle cibernético de retroalimentación positiva, una
aberración organizacional potenciada hasta la desmesura por carecer del
necesario efecto regulador. Si ese efecto hubiera existido (el federalismo
aunque sancionado constitucionalmente, nunca ha dejado de ser un postulado
retórico) se hubiera atenuado esa concentración explosiva como primer paso para
producir un punto de inflexión. La retroalimentación positiva (positive feedback) actuando en cualquier
sistema, cuando no se controla, lleva a la explosión o la parálisis, dos
estados bastante cercanos a la realidad actual: los lugares adonde antes acudía
la riqueza, cuando cambió el modelo, comenzaron a saturarse por igual de
pobreza paralizante y conflictividad social abrumadoramente presente en la vida
cotidiana.
Un cambio en la configuración de lo
radiocéntrico a lo reticular, creará condiciones para el policentrismo lo que dará
lugar a un mayor equilibrio en la distribución de los factores a lo largo del
territorio nacional y regional.
3.4 Regionalización de la PBA
Otro aspecto de la infraestructura importante
es el proceso de regionalización que ya se ha apuesto en marcha en la provincia
merced a iniciativas legislativas que han contado con el apoyo de la oposición.
Sin duda poner en marcha un proceso de regionalización es complejo y complicado
a la vez, pero es necesario. Las dimensiones de la provincia de Buenos Aires y
la ubicación totalmente disfuncional de su capital, hacen necesario tomar
cartas en el asunto para incrementar su gobernabilidad hoy y desde hace muchos
años reducida en los hechos prácticamente a cero más allá de los relatos
voluntaristas. Una política autónoma de las regiones, deberá poner en marcha
procesos de desarrollo incentivados por las energías que anidan a nivel local y
que hoy se ven esterilizadas por las políticas concentradoras al uso en la
provincia. No hay que descartar, en los plazos y las formas debidas, el
traslado de la capital provincial hacia una zona equidistante de los extremos. De
esa forma se comenzará a contrarrestar otro de los factores de desequilibrio
territorial agudo que sufre la PBA.
3.5 Servicio cívico obligatorio. Reubicación de
las cárceles
Oportunamente el Senado aprobó un proyecto
para crear un servicio cívico voluntario similar al que funciona en Mendoza. La
propuesta toma como base un convenio firmado por la gobernación de esa
provincia con el Ministerio de Defensa. El servicio cívico voluntario consiste
en un programa de capacitación en oficios para jóvenes de entre 14 y 24 años
identificados “en situación de riesgo” a cambio de una beca equivalente a tres
asignaciones universales. Los jóvenes deberían finalizar sus estudios
formales primarios y secundarios, utilizando para eso la infraestructura ociosa
de las fuerzas armadas, heredada de la época del servicio militar obligatorio,
hecho que para algunos observadores constituye un aspecto polémico. Si no se
quiere implementar un servicio obligatorio, los estímulos deben ser de tal
importancia, y la política de promoción tan efectiva, como para que la mayoría
de los jóvenes se vean impelidos a capacitarse en una modalidad de disciplina
por cierto más ingeniosa y llevadera que la “co-lim-ba” de los militares cuando
antes se hacía el servicio militar obligatorio. Ese tipo de medidas no
funcionan si la economía en concordancia no es capaz de generar la cantidad
suficiente de puestos de trabajo, ubicados en el territorio con un sentido
federal, como para que los jóvenes se enganchen y planeen su vida fuera del
Conurbano. Como están las cosas cualquier iniciativa que saque a los jóvenes
del paco y de la birra, tirados como trastos en esquinas desoladas, sin rumbo y
dispuestos a cualquier cometido, será bienvenida. Lo peor es no hacer nada y asistir
resignados a la muerte de nuestros jóvenes.
Otra cuestión es la de las cárceles. La
mayoría de nuestros presos jóvenes vienen de hogares desintegrados por la
delincuencia, la prostitución y la falta de trabajo por más de una generación.
Por hache o por be esos jóvenes no encuentran ninguna apoyatura con fines
positivos en sus familias con el fin de reinsertarse en la sociedad cuando
cumplen la condena. Entonces, lo mejor es aislarlos de su familia y su entorno
en descomposición. Las cárceles se deben llevar a lugares templados o fríos,
alejados del conurbano por miles de kilómetros. En los casos en que su familia
demuestra un verdadero amor por el delincuente, se debe facilitar la
reubicación familiar en el nuevo entorno del presidio (que no debe estar en
pueblos ya establecidos por el efecto deletéreo que provocan en el medio)[1]. Obviamente con vivienda y
los servicios necesarios de educación y salud. En esa nueva residencia el preso
y su familia alojada en las cercanías podrán desarrollar emprendimientos
productivos en forma conjunta, en primera lugar para atender las necesidades de
la cárcel. Va de suyo el cambio copernicano que políticas de este tipo
implicaría para los perfiles del servicio penitenciario.
3.6 Erradicar el narcotráfico
Es ingenuo pensar que la producción y tráfico
de drogas es una acción exclusivamente de la delincuencia organizada. Solo con
el tema de los precursores –elaborados en exclusivo por un puñado de grandes
fábricas en Latinoamérica - se puede ver que el tema de la droga es sistémico y
que no se podrá resolver solo atacando los eslabones más visibles de esa cadena
delictiva, la producción, el tráfico y el consumo. Mientras tanto hay que hacer
lo que se puede y debe. Pero sin duda el consumo de drogas en la escala que se
está dando en estos días es a consecuencia de una gigantesca frustración social
producto de un proceso de decadencia al que hemos estado sometidos y que con el
kirchnerismo ha alcanzado un nivel intolerable para muchas personas de poco
temple. La droga actúa sobre la desesperación incentivándola por la falta de
perspectivas y esterilizando las pocas energías movilizantes que se pueden
generar en este estado de anomia. Las drogas y los ansiolíticos en general son
la respuesta que da el sistema a su incapacidad de generar previsibilidad en el
imaginario de las familias.
3.7 Cooperación para el desarrollo con los países
vecinos
En La Plata hay escuelas cuyos alumnos son
bolivianos en su totalidad lo cual está muy bien desde el punto de vista de
nuestra solidaridad. Pero habla muy mal de las facilidades que ofrece el país
hermano a sus habitantes. ¿Cómo lograr un win-win, sin resentir nuestra
solidaridad y aumentando las capacidades en Bolivia? Muy “sencillo”: abriendo
una ruta de cooperación educativa por donde nuestros maestros si lo desean puedan
trasladarse (mucho mejor pagos habida cuenta de recursos financieros que estos
países están disponiendo en forma creciente) a territorio boliviano o de otros
vecinos de la forma como lo hicieron las maestras norteamericanas que trajo
Sarmiento y con la valentía del Che aunque con fines más constructivos.
Obviamente, las familias también necesitan pan; ahí esta el rol de La Salada.
Bolivia y Paraguay se pueden transformar en un inmenso taller de confección
como lo son otros países del sudeste asiático y Centroamérica. O sea, haciendo
lo mismo que hacen en La Salada una cantidad muy grande de familias pero en su lugar
cerca de las raíces. La tecnología hoy disponible y los medios de comunicación en
uso pueden proveer la plataforma logística suficiente para darles un alcance
global a los emprendimientos.
Hay que desarrollar una política de integración subregional transfronteriza para
la constitución de espacios productivos binacionales que tengan en cuenta la
vigencia de ecosistemas que han sido artificialmente seccionados por fronteras.
3.8 Profundizar la
descentralización público privada de la CABA
Otro de los aspectos fundamentales del
desequilibrio nacional que afecta a diario a los habitantes del Conurbano, es
la excesiva concentración de las actividades de todo tipo en la ciudad de
Buenos Aires. Arriba del millón de personas se trasladan a su trabajo de la
periferia al centro, lo que podría dar lugar a otro tipo de diagrama en tanto
se profundicen los procesos de descentralización en la Capital. En primer
lugar, lo que ya se viene haciendo por primera vez en la historia: llevar la
administración local al sur de la ciudad. Es una contribución significativa
para cambiar el sentido de la radicación que anida en el imaginario porteño por
el cual siempre hay que apuntar al norte, lo cual lleva a situaciones absurdas
como que la gente tenga que recorrer a veces hasta 50 Km para llegar a su
trabajo, en caminos saturados, cuando a unos pocos minutos del obelisco hay
cantidad de terrenos desocupados al sur, perfectamente urbanizados y con todos
los servicios. Le Corbusier hace ya un siglo imaginó la vuelta al sur de la
ciudad de Buenos Aires –obsesivamente dirigida hacia el norte luego de la
epidemia de fiebre amarilla en el siglo XIX- pero no tuvo en cuenta en sus
pronósticos con las características de personalidad de los porteños.
Las empresas privadas, sobre todo las
grandes, pueden aumentar su contribución al despeje al trasladar sus
instalaciones administrativas fuera de la avenida General Paz como algunas de ellas
ya lo vienen haciendo. En la medida en que lo púbico y lo privado se potencien
en su actitud desconcentradora, puede ser un alivio indirecto al conurbano por
el hecho de disminuir la carga horaria de viajes diarios de los trabajadores.
3.9 Un puerto sin conteiners
Es fundamental, como culminación del proyecto
global de Puerto Madero, eliminar los servicios de carga del puerto de Buenos
Aires. El puerto de la ciudad debe ser exclusivamente para turismo y deportes,
actividades compatibles con la ciudad y más amigables con el entorno. Los ingentes
beneficios engendrados provendrán de sectores de alto poder adquisitivo nacionales
y extranjeros cuyos gustos solo pueden ser satisfechos por las ofertas de la
Reina del Plata. A su vez, la actividad de carga y descarga debe ser realizada
ventajosamente en otros lugares, sobre todo puertos marítimos para lo cual
nuestro país dispone de miles de kilómetros de costas sobre el Océano Atlántico.
Erradicar los camiones con sus tambaleantes conteiners del centro de la ciudad
de Buenos Aires va a tener un efecto equivalente al de sacar la vaca del lugar
de estar como en el cuento de Scholem Aleijem.
3.10
Traslado de la capital
En estos días, ha salido a luz la cuestión
del traslado de la capital merced a las declaraciones –para no pocos,
oportunistas- de un funcionario oficial. Porque el tema preocupa, aunque
minoritariamente, se han difundido en el campo de la oposición otras opiniones referidas
al mismo tema. Se coincide en que semejante proyecto no puede ser motivo de un
debate a la ligera propio de una campaña electoral o echado a rodar con el
intento de distraer a la opinión pública de los desatinos que está haciendo un
gobierno, como ocurre ahora, por el impacto que tendría en el devenir de la
república. En la época de Alfonsín, aunque tomó el carácter de proyecto oficial,
las intenciones reconfigurantes no pasaron de la formulación. Y sobretodo la
iniciativa recibió muchas quejas de quienes imaginan que querer modificar cosas
sustanciales de nuestras disfuncionalidades estructurales es ir “contra los
intereses de la nación”, o de aquellos infaltables que alegan que “no es el
momento” debido a las urgencias de la inmediatez para finalmente terminar no
haciendo nada. Un rasgo típico de nuestra idiosincrasia nacional que se resiste
a pensar estratégicamente (la prudencia que es cobardía como dijo Francisco).
Nuestro país ya ha comenzado a recorrer su
segundo ciclo largo de crecimiento lo que será más evidente a partir de 2015. El
traslado de la capital, una medida fundacional de largo plazo, obviamente debe
ser motivo de un amplio consenso social. Va de suyo que la reconfiguración
administrativa se debe apoyar en una fuerte modernización de manera de lograr
un estado poderoso por la capacidad pero de mínimas dimensiones y conformado
por burocracias proclives a una progresiva descentralización de funciones tanto
para arriba, hacia planos supra regionales y globales, como para abajo,
contemplando ámbitos locales y subregionales.
Un proyecto como el del traslado de la capital,
traducido en política de estado, puede ser el eslabón principal de la cadena
que tire desde el futuro el trascurso de nuestro país en el sentido de transformar
en desarrollo el crecimiento económico .
4
El territorio en Europa
Hemos visto que en nuestro país la cuestión
territorial aún no llega a ser considerada como un problema. Propuestas del más
diverso tipo, sobre todo relacionadas a la cosa económica o productiva, son
hechas como si nuestro territorio fuera un todo homogéneo. No es así en los
lugares del mayor desarrollo. En la Unión Europea la cuestión territorial es el
leiv motiv insoslayable a la hora de
formular distintos programas. Lo hacen
con tecnologías de punta. Desde esa perspectiva, una epistemología de mayor
complejidad permite acuñar la noción de cohesión
territorial como ámbito de la integración y diversificación del conjunto de
las acciones sobre un medio local.
La cohesión territorial se puede
definir como un principio para las actuaciones públicas encaminadas al logro de
objetivos como crear lazos de unión entre los miembros de una comunidad
territorial (cohesión social) y favorecer su acceso equitativo a servicios y
equipamientos (equidad/justicia espacial), configurar un auténtico proyecto
territorial común (identidad) partiendo
del respeto a la diversidad y a las particularidades, articular y comunicar las
distintas partes del territorio y romper las actuales tendencias hacia la
polarización y desigualdad entre territorios, aprovechando las fortalezas y
rasgos inherentes de cada uno de ellos. Se trata, además, de buscar la cohesión
o coherencia interna del territorio, así como la mejor conectividad de dicho
territorio con otros territorios vecinos (Alfonso Fernández Tabales et al,
2009, Universidad de Sevilla.).
Cuando se habla de cohesión territorial se
piensa en una combinación de variables conocidas y en uso pero organizadas de
otro modo; esa “reorganización” da un resultado que permite 1) conocer los
nuevos problemas que conlleva la globalidad por su creciente incidencia en las
realidades locales, 2) hacer una valoración crítica de los enfoques que han
orientado los procesos desde el pasado hasta el presente considerando los
resultados obtenidos. Según el Libro
Verde de la Unión
Europea sobre cohesión territorial {SEC (2008) 2550,
Bruselas, 6.10.2008}[vi] el
concepto “tiende puentes entre la eficacia económica, la cohesión social y el
equilibrio ecológico, situando el desarrollo sostenible en el centro de la
formulación de las políticas”. Como se ve constituye una apuesta multidimensional
que cuestiona (y supera) la compartimentación metodológica tradicional por la
cual los problemas son de índole política o económica o jurídica o social o
cultural o ambiental, etc. sin tener en cuenta que la realidad dista de ser tan
estructurada.
Así, la temática de los desequilibrios
territoriales debe ser vista desde una óptica multidimensional. La
principal de esas dimensiones es como hemos dicho la demográfica que nos
muestra la distribución de la población en el espacio; otra es la política que
en materia de privilegios hace notable la presencia del poder en determinados
lugares; no menos importante es la referida a la conectividad, en particular
con el exterior, por su rol en el comercio; y la más inmaterial de todas: la
que refleja las expectativas que pueblan el imaginario de las familias desprovistas de inclusión social con respecto
a las concentraciones urbanas, sobre todo las más grandes, que aparecen como la
panacea. La concentración productiva y las sobrecargas ambientales cierran ese
ciclo entrópico de malversación de oportunidades.
Ing.
Alberto Ford
La
Plata, junio de 2014
[1] Tal vez el mejor ejemplo sea
la exitosa experiencia que permitió la constitución de Australia como país con delincuentes
ingleses.
[i] Vázquez Barquero, Antonio, 1984, “La política
regional en tiempos de crisis. Reflexiones sobre el caso español”. En: Estudios
territoriales, # 15,16, pág. 21-39.
Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. Madrid.
[ii] Ver Cavallari, Juan José, Ford Alberto, “El enfoque territorial en la
Argentina”, 2011, <http://reconstruccionradical.org/?cat=5>
[v] La entropía es una noción
proveniente de la termodinámica que se puede aplicar a otro tipo de sistemas si
se la define de la siguiente manera: “una propiedad de los procesos que mide el
grado y velocidad de realización de las opciones inherentes a una determinada
situación”. Lo hace de dos maneras: a) como variable
de estado, se refiere a la cuantía de las potencialidades realizadas; por
ejemplo, un bebé tiene todo por hacer (alta potencialidad, baja
realización=baja entropía) mientras que a un moribundo, por el contrario, le
queda poco hilo en el carretel. b) como variable
de cambio refiere a la velocidad con que las opciones se van realizando;
por ejemplo, una persona de vida disipada quema sin ton ni son sus opciones (un
curso de rápido crecimiento entrópico), en cambio una persona más ordenada va
realizando sus opciones de vida en forma más pausada. La entropía en todos los
casos es positiva (creciente); lo que varía es la velocidad y/o modo en que
opera ese crecimiento; no tiene nada que
ver con el desorden como a veces se la hace aparecer en disciplinas sociales en
un uso poco fundamentado. La entropía es
una noción que se puede usar para la toma de decisiones, por ejemplo, el
impacto esperable de una inversión/intervención. En el caso del conurbano bonaerense, una
situación de altísima entropía, nos muestra que todo recurso que se destina es
rápidamente absorbido por un agujero negro donde las tramas políticas y urbanas
existentes son los aspectos más visibles pero no únicos de una situación sin
solución. Sin embargo, los decisores de las políticas públicas
no se dan por enterada de esta inviabilidad (o no saben como actuar frente al
dilema) y siguen destinando recursos a la espera de un resultado improbable; luego
aparecen estadísticas justificatorias como
indicadores de impacto positivo de políticas económicas y sociales, una
historia que se repite como el cuento de la buena pipa. (el antecedente más próximo y
flagrante es el de la presidenta CFK que en 2010 valoró como una manifestación
de desarrollo el uso de ladrillos en lugar de cartón para construir las
casillas de la Villa 31 en Retiro)
[vi]
Libro Verde sobre la Cohesión Territorial (http://ec.europa.eu/regional_policy/consultation/terco/paper_terco_es.pdf)
No hay comentarios:
Publicar un comentario