Pobreza: ¿aspirina o bisturí?
Revista Mercado 16 10 06
https://mercado.com.ar/economia-y-politica/contra-la-pobreza-aspirina-o-bisturi-2/
https://mercado.com.ar/economia-y-politica/contra-la-pobreza-aspirina-o-bisturi-2/?fbclid=IwAR1DtuGHbvAwmwQ9-p1peLQ3Bb8qgFTQ1Db8s3JwPfuWKgOrIvgQeu87epI
La lucha contra la
pobreza en el Conurbano –que es donde se concentra el 80% de la existente en el
país- ha sido y es infructuosa... y lo seguirá siendo en tanto no damos un
golpe de timón. Para rectificar el rumbo, primero debemos saber qué parte de la
derrota se debe a la ineficiencia e ineficacia de las políticas sociales (PPSS)
o, como se conjetura en este trabajo, a la
propia existencia del Conurbano bonaerense (“el conurbano”), el principal
exponente de un desequilibrio territorial ya estructurado. La disyuntiva
planteada se fundamenta en datos de la dura realidad. A pesar de haber
utilizado una cantidad de opciones en PPSS, más que un aumento o disminución
temporal de los índices–habitualmente determinados por vaivenes macroeconómicos
que poco hablan de la verdadera situación en los hogares- los resultados han
ido confirmando una cristalización de
la pobreza.
En la búsqueda de
mejores condiciones de existencia, las familias pobres migran hacia las villas
y asentamientos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Lo hacen en una
proporción de 2 a 1 a favor del conurbano con relación a la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (CABA). En destino las espera una vida hogareña y barrial
igualmente riesgosa... pero con algunas facilidades que antes no tenían: acceso
a la salud y educación en forma gratuita, conseguir un plan, cartonear y/o
hacer changas. Proveniente del Impenetrable formoseño, una mujer del tercer
cordón razonaba así: “aquí vivo tan mal como allá pero por lo menos puedo
llevar a mis hijos al hospital”. La brecha en la “calidad de vida” no solo
atrae en el interior, también lo hace en los países vecinos. Ese flujo
incesante retroalimenta la concentración poblacional, y el desequilibrio
territorial se incrementa. Se establece una secuencialidad problemática que
puede ser desplegada de la siguiente manera:
Desequilibrio territorialàmigración
poblacionalàconurbanizaciónàpobreza
Para el populismo, más
que un problema a resolver, el conurbano es una ventaja (1). Si el objetivo perseguido es persistir y crecer como fuerza política
-primordialmente en ese entorno - el peronismo necesita que se mantengan la
pobreza, la marginalidad y la exclusión. Se evita así la dispersión de los
votos al especular con la dádiva que genera clientelismo. Pruebas al canto:
recientemente, por iniciativa de un diputado camporista, fue instituido el “día
nacional de la identidad villera” como si los habitantes de la miseria tuvieran
que sentirse orgullosos de su condición. Para el kirchnerismo “está todo bien”,
como se dice ahora, y la presidenta repite el santo y seña en las cadenas.
En cambio, para la
oposición, el abordaje del problema no es solo fruto de una responsabilidad
ética. Ciertas características del funcionamiento del sistema de la pobreza son
motivo de atención, expresada en preocupaciones y propuestas, por parte de
políticos y académicos críticos del gobierno. Uno puede conjeturar que, al
sentir que el kirchnerismo ha llegado a su fin, la posibilidad de un cambio de
comando en el próximo turno haga que se asocie la pobreza en el conurbano con
una papa caliente.
La pobreza es un
conglomerado de índole compleja; un sistema multidimensional que puede ser
representado por un poliedro con muchas facetas. Se puede distinguir, en primer
lugar, la familia directamente afectada, pero también el entorno donde la
pobreza se manifiesta. Están los intereses que se ponen en juego: políticos
encarnados en los punteros, de los sucesivos eslabones de las burocracias a
cargo de la implementación de los programas sociales (diseño, ejecución,
evaluación) y hasta el medio académico que destina muchas horas al estudio de
la misma. Por último y no menos importante, la opinión pública y la de los
medios sobre uno de los aspectos de mayor incidencia en la marcha y el futuro
de nuestra sociedad. La diversidad de puntos de vista hace posible abordar el
flagelo de la pobreza en sus distintos aspectos.
Preocupa, obviamente, el
tema del hábitat lo que se refleja en propuestas relacionadas a la vivienda. No menos importante es la
atención que se le presta a la cuestión referida a la ocupación, o sea, de qué
manera deberían vivir los beneficiarios de programas sociales si estos cesaran
con sus prestaciones. Por razones de tiempo y espacio, aparece una nueva
dimensión: la formación del cuarto
cordón, que no haría más que agregar una constelación de nuevas
necesidades. Por último, no podía faltar la propia concepción de las políticas
sociales; si son solo asistenciales o creadoras de oportunidades de progreso. En lo que hay acuerdo es en que algo hay
que hacer, no dejar que las cosas vayan siguiendo espontáneamente sus propios
derroteros; es decir, se debe impedir que la pobreza se cocine en su propia
salsa como sería, por ejemplo, no hacer nada para morigerar las penurias en
asentamientos y villas buscando, con esos mecanismos perversos y autoritarios,
desalentar las migraciones desde el interior o países vecinos o lucrar con
situaciones anómicas.
Una salida por la
positiva nos dice que se deben mejorar las condiciones de vida en los lugares
de origen de las familias, el NOA, el NEA, Paraguay y Bolivia, para retener la
población y recuperar una parte de la que ya se ha ido. Eso implica generar
fuentes de trabajo mediante la federalización productiva, acceso a una vivienda
digna, fuerte inversión en salud y educación. Y agregar unas cuantas décadas de
acción ininterrumpida en ese sentido; o sea, políticas de estado. Muchas de las personas que viven
miserablemente en el conurbano, las de más edad, es triste decirlo pero es así:
morirán sin haber podido poner una flor en las tumbas de sus antepasados que
yacen en el terruño. Contrario sensu, entre las familias más proclives al
cambio y con ansias de progreso, con políticas creíbles y una comunicación de
nuevo tipo, se debe incentivar el vuelo de la imaginación para movilizar las
expectativas.
La reconfiguración
territorial y poblacional no necesariamente implica el masivo traslado de
personas ni que obren de inmediato las reubicaciones de las familias que
libremente opten por iniciar una nueva vida. Haciendo un símil con el tablero
de un aeropuerto: las luces se prenden y apagan pero están siempre en el mismo
lugar; sin embargo esas olas visuales contienen información que comunicada
fehacientemente facilita la toma de decisiones en el momento oportuno. Las
familias pueden ir haciendo sus cálculos y los programas anti-pobreza
intensificando sus propuestas las que deben ser cada vez más tentadoras y
atractivas. Empero, el tiempo insumido hasta el logro de resultados sustentables,
implica que hay un mientras tanto en
el que se debe asistir a las familias para que su situación no empeore a
límites denigrantes, capacitarlas y convencerlas de que algo nuevo es posible;
que muchas cosas se están modificando en el escenario global por más alejadas
que parezcan de su dura cotidianeidad. No es infrecuente –por parte de
políticos, académicos y gente de medios-la ilusión (que rara vez muestran los
beneficiarios) de que en esos contextos degradados la asignación de recursos
por medio de intervenciones estatales bobas, principalmente pero no solo
subvenciones y planes, pueda ir abriendo un camino de soluciones. Los duros
datos de las estadísticas y sobre todo la observación en el terreno, demuestran
cuál es el verdadero impacto de eficacia (ni hablar de la eficiencia) de las
políticas sociales en curso aunque se enmascaren los resultados especulando con
la efectividad del relato. Por lo que se está viendo, escuchando y leyendo en
estos últimos tiempos, el qué hacer
amerita un debate más fino y fructífero en el ámbito de la oposición. No olvidar que hasta ahora el conurbano ha
sido un agujero negro con capacidad suficiente como para fagocitarse las
mejores intenciones.
Introducción
Mitigar la
pobreza es una imposición de los principios éticos básicos de Occidente, así
como del simple auto-interés. En el largo plazo es improbable un mundo ordenado
si el alto ingreso de una de sus partes coexiste con una pobreza extrema de la
otra, mientras cobra vida “el mundo único” de la comunicación, de los problemas
mutuos y de la interdependencia. Richard N. Cooper, Karl Kaiser, Masataka Kosaka, Robert R. Bowie, 1977 (2)
En el conurbano conviven es un decir millones de familias de
clase media (baja, media y alta) con otras en situación de pobreza; el conjunto
se apretuja en una minúscula porción de tierra en tanto se la compare con las
dimensiones de la provincia de Buenos Aires (PBA) y el país. Es el lugar de las
desmesuras; por su población, un solo distrito, La Matanza, es la quinta
“provincia” del país, y supera la suma de los habitantes de cinco provincias
argentinas. Comparando las densidades de población surgen las siguientes
evidencias: mientras que a nivel país hay 10 habitantes/Km2, en el
AMBA ese índice se eleva a 4942 habitantes/Km2. Un dato especialmente
relevante es que casi el 5,6% de los hogares del área residen en villas o
asentamientos, con una incidencia mayor en el conurbano (6,4%) que en la CABA
(3,3%) (3).
O sea, de cada 3 familias pobres integrantes del AMBA, una vive en la CABA y
dos en el conurbano. Son el sujeto de este trabajo.
El mapa de la pobreza en el AMBA se profundiza según una
matriz centro/periferia que, entre otras cosas, refleja la importancia
diferencial con que es considerada la situación de la población situada en la
parte más baja de la pirámide social. Mientras que en la CABA, villas y
asentamientos son motivo de atención permanente por parte del gobierno local,
iglesias, ONG’s, universidades y medios -es decir, están en la vidriera- al
atravesar hacia la periferia los tres llamados cinturones del conurbano se va
desplegando la opacidad de un ecosistema formalmente ingobernable, asimilable a
una dinámica de self-organization, en
el que el estado brilla por su ausencia, y la conducción corre por cuenta de
diversos grupos marginales, muchos de ellos de corte mafioso. Aunque muchas
disquisiciones no se suele hacer entre los distintos tipos de pobreza (a lo
sumo la utilización de algunos indicadores económicos y sociales demasiado
genéricos como para reparar en particularidades), ciertas características de su
funcionamiento son motivo de atención, a través de preocupaciones y propuestas,
por parte de políticos y académicos, en particular los que militan en el campo
de la oposición.
En un trabajo girado el año pasado (4) un cuadro daba una idea bastante clara de las asimetrías que se pusieron en
evidencia en los últimos dos siglos y
medio entre Buenos Aires y Córdoba en materia de crecimiento poblacional
año
|
número de habitantes
|
|
Buenos Aires
|
Córdoba
|
|
1778
|
44 506
|
|
1821
|
200 000
|
85 000
|
1847
|
320 000
|
90 000
|
1853
|
500 000
|
150 000
|
1869
|
495 107
|
210 508
|
1895
|
921 168
|
351 223
|
1914
|
2 066 948
|
735 472
|
1947
|
4 273 874
|
1 497 987
|
1960
|
6 766 108
|
1 753 840
|
1970
|
8 774 529
|
2 060 065
|
1980
|
9 766 030
|
2 407 754
|
1991
|
12 594 974
|
2 380 041
|
2001
|
13 827 203
|
3 066 801
|
2010
|
15 625 084
|
3 308 876
|
Estoy hablando de dos de los tres distritos más importantes
del país en los que se ha ido dando una desproporción poblacional que en la
actualidad llega a ser de 5 a 1. Por su parte, con la paulatina formación del
conurbano bonaerense, la relación de habitantes entre el conurbano y el
interior de la PBA es más de 2 a 1. En suma, 2/3 de esa brecha de 5 a1 entre
dos de los tres distritos más poblados del país es absorbido por ese agujero
negro que todo lo fagocita. No es oportuno hacer un análisis más a fondo de porqué se produce lo que sin ambages se
podría denominar una “aberración territorial”; empero, como se analiza en el
trabajo citado, son los intereses del puerto de Buenos Aires, amasados en un
matrimonio de conveniencia entre factores endógenos y exógenos (solo inquietado
de vez en cuando por alguna rencilla de poca monta) los que dieron lugar al
incesante tendido de ese vector centrípeto por donde han transitado en un solo
sentido los principales flujos del país (no solo económicos) que forman parte
de la riqueza y la pobreza desterrada. En su medida y armoniosamente. Mientras
el modelo de sustitución importaciones funcionó, los migrantes podían encontrar
trabajo aunque las condiciones de vivienda hayan sido siempre malas. Luego todo
cesó, y las esperanzas no satisfechas fueron configurando una pobreza creciente
que se fue extendiendo en el conurbano como una metástasis.
Los comportamientos de la pobreza
Hay un grado de
determinación característico de la parte pobre de la sociedad, sobre todo si
ese sector, en la ordenada más ancha de la pirámide, alcanza una masa crítica
de presencia social como es la que se advierte en las villas del conurbano.
¿Cómo se manifiestan esas determinaciones?
Lo más evidente de todo es lo económico. Cualquier inyección
monetaria al sistema de la pobreza conlleva el sino fatal de su gasto para la
sobrevivencia; obviamente en ese estrato se carece de capacidad de ahorro. La
asistencia en esos casos tiene un doble significado. Evita situaciones extremas
por falta de recursos; junto a otro tipo de asistencias materiales es la clave
para capear el temporal aún en condiciones muy difíciles (sin llegar a ollas
populares salvo como acto de protesta). Por otro lado, es una herramienta de
equidad distributiva (básicamente ingresa lo mismo en millones de hogares) y,
lo menos tenido en cuenta, el significado de esa liquidez en tanto respiro para
otra parte de la pobreza como son los circuitos marginales del consumo
(almacenes de barrio, microemprendimientos, cuentapropistas, etc.). Hay que
considerar que cada mes se están movilizando cantidades muy grandes de dinero
(ahí no hay retracción en el gasto; la plata que entra sale de inmediato,
aunque por la inflación se pueda comprar cada vez menos). El otro aspecto a
considerar es el de las reacciones colectivas. Es tema de discusión. Cuando
algo va mal, siempre aparece el augurio de desbordes desestabilizantes en el
ámbito de la pobreza. Me da la impresión de que no es así, por lo menos en los
marcos de la legalidad (Hay una parte minoritaria, la delincuencia derivada de
la pobreza, que se justifica en la necesidad de dar de comer a sus hijos). La
manifestación colectiva –principalmente piquetes o asaltos a mercaditos- está
todo manejado por las organizaciones del ramo (y la multifuncionalidad de los
punteros). Lo presencia en la escuela, si aguanta y perdura, está motivada en
una parte importante según los casos por el servicio de comedor (a pesar de que
se mantiene latente la ambición de darles otro futuro a los hijos por medio de
la educación en tanto no haya desahucio). En el caso de la salud
privilegian cruzar la avenida General Paz para asistir a los hospitales de la
ciudad de Buenos Aires. Las viviendas precarias las construyen con lo que hay a
mano –por lo menos al principio- y luego son sometidas a una manutención mínima
(en algunos casos con la incorporación de materiales que entrega el gobierno con
fines clientelares) que excluye toda ornamentación, huertas, árboles frutales o
animales de granja. La pobreza siempre se siente de paso aunque esté asentada
sobre terrenos ubérrimos. Con respecto al lugar de residencia, las familias
pobres se van extendiendo como dendritas en los lugares vacios (5).
Hemos visto en los últimos tiempos con qué velocidad se arman asentamientos
transitorios que en algunos casos llegan a ser villas cuando no hay represión;
es un operativo relámpago en el que está todo regimentado con la bendición o
implementación de ONG’s que actúan en esos ámbitos. Son muy bajas las
posibilidades de elegir lugar de residencia; el pobre se instala donde deciden
los punteros con predominio territorial; así, pasa a engrosar un capital
electoral a ser negociado en el mercado negro del populismo (curiosamente una
ONG afectada a la vivienda pobre plantea construir “donde las familias quieren
vivir...las personas no sólo definen qué tipo de casa quieren tener, sino
también en qué barrio levantarla”(6)
Al alcanzar masa crítica, la pobreza en el conurbano se
cristaliza; más que una función pasa a ser una estructura paradójicamente
resistente al cambio. Ello no obsta para que esas potencialidades mutacionales
se vayan yendo como las opciones de una vida poco fecunda, lo que sumerge aun
más a la familia en un destino de inmovilidad. La pobreza termina siendo un
estilo de vida al que no es del todo malo pertenecer (el mencionado decreto de
La Cámpora sobre la identidad villera da sustento a la quimera).
Si bien, como veremos, al nivel de los hogares se notan
distintos comportamientos y expectativas, hay invariantes con respecto a la
forma de reaccionar frente al medio externo que interviene. ¿El estímulo
moviliza realmente? El hogar pobre es un estructura altamente homeostática
queriendo significar con ello que la reacción operada toda vez que se la afecta
hace que ese organismo se acomode rápidamente a la nueva disposición en el
diagrama de las fuerzas resultante, para terminar quedando más o menos como
estaba al principio. En esas circunstancias opera un sentimiento bastante
extendido que es el de la resignación por el cual, la inexistencia de expectativas esperanzadas hace que el
descreimiento habitual se afirme en la idea de que nada puede cambiar porque efectivamente nada cambia. El
hogar rápidamente se restablece en su posición habitual haciendo gala de una
resiliencia (7) crónica producto de la desesperanza.
La reacción homeostática del hogar pobre frente a
desequilibrios momentáneos así como el reacomodamiento posterior resiliente,
ameritan la constitución de mecanismos adaptativos en la dotación de recursos
de sobrevivencia que pueblan el imaginario de la familia. Como cualquier cuerpo
vivo, la pobreza pensada como sistema construye sus propios mecanismos autorreferenciales
y justificatorios. Obra de esa manera para hacer más llevadera una situación
dura y configurar, en un juego de recursividades, un componente de sentido al
que ni siquiera se le confiere un carácter transitorio. Hay fatalismo, y
sobrellevarlo implica crear mecanismos de compensación/contención. Esta
simbiosis es abarcativa; no solo se refiere a la estructura en sí sino que,
invasivamente, compromete a todas las partes integrantes y sus interrelaciones
con el entorno.
Inventada con buen suceso por dos biólogos chilenos,
Maturana y Varela, la noción de autopoiesis (8) ha sido utilizada por el alemán Niklas Luhmann para configurar un nuevo
paradigma teórico referido a sistemas sociales. No le fue fácil; el intento dio
lugar a una disputa entre los propios biólogos para ver si correspondía
extender el uso de dicho concepto más allá de su entorno original. Uno decía
que sí y el otro que no. Para Maturana “el ligar la autopoiesis como una
opción epistemológica más allá de la vida celular, el operar del sistema
nervioso y los fundamentos de la comunicación humana, es claramente
fructífero”. Finalmente, como ocurre en estos casos, la realidad va dando su
veredicto. La aplicación de la idea de autopoiesis a los sistemas como el que
nos preocupa “implica que el carácter autorreferencial de estos sistemas no se
restringe al plano de sus estructuras sino que incluyen sus elementos y
relaciones, es decir, que él mismo da vida a nuevos elementos de los que
consiste” (La autorreferencia es
posible cuando existen dos niveles lógicos, un nivel y un meta-nivel...).
Aunque un sistema autopoiético se mantenga en desequilibrio, es capaz de
conservar una consistencia sistémica al metabolizar permanentemente la energía
de su medio”; en este caso, los impactos que reciben las familias incluso,
paradójicamente, y en no pocas oportunidades, las adversidades que obran para
incrementar el sentimiento fatalistas pero también una cuota de resistencia
sorda, las ayuda a desenvolverse en situaciones hostiles. En contra de lo que se
cree, el pobre no es resentido (estereotipos como D'Elía son solo eso); tiene
una gran capacidad para superar pálidas y absorber los infortunios con los que
siempre ha coexistido.
El conurbano quema
Al sentir que el kirchnerismo ha llegado a su fin y se
acreciente la posibilidad de un cambio de comando en el próximo turno, uno
puede conjeturar que la oposición, previendo las dificultades, asocie la
pobreza en el conurbano con una papa caliente.
La pobreza es un conglomerado de índole compleja; un sistema
multidimensional que puede ser representado por un poliedro con muchas facetas:
las familias directamente afectadas, el medio donde la pobreza se manifiesta,
los intereses en juego (políticos encarnados en los punteros, los sucesivos
eslabones de las burocracias a cargo del diseño, ejecución, evaluación de los
programas sociales y
hasta el medio académico que destina muchas horas al estudio de la misma) , la
opinión pública y la de los medios. La problemática de la pobreza en el
conurbano es uno de los aspectos de mayor incidencia en la marcha y el futuro
de nuestra sociedad. Puede ser abordado desde distintos ángulos.
El tipo y calidad de la vivienda es una variable clave. Por
lo menos es lo que más resplandece desde los medios, y destaca su importancia en
la radicación o el desarraigo del pobre, según cómo se mire. Aunque en general
el hábitat es planteado en forma separada, como si fuera un problema que se
pudiera resolver al margen de la constelación dimensional que lo rodea, la
reivindicación de poseer un techo digno es una constante en el imaginario de
las familias de villas y asentamientos (9).
Es cierto que los tiempos cambian. Ahora las viviendas no son de lata y cartón
como hace medio siglo; la incorporación paulatina de la mampostería ha generado
condiciones de habitabilidad no extremas, pero ello no quiere decir que hayan
sido eliminados otros factores que atentan contra la mínima comodidad: espacio
insuficiente, promiscuidad, ausencia de servicios sanitarios (ni hablar de
externalidades como la inseguridad, falta de servicios urbanos, etc.). Acceder
a una vivienda digna es para las familias pobres un reclamo universal. No
existe plataforma política o de organizaciones sociales que no haga una
reivindicación en tal sentido. Es una consigna infaltable en las campañas
electorales. Según Javier González Fraga
“la pobreza se combate con viviendas... vivienda se parece a hogar, y
hogar se parece a familia” (10);
para lograr la secuencia, el economista propone un plan en cuotas para la
construcción de la vivienda popular de 50 m2 pagaderos en 50 años
con una cuota ínfima menor que el alquiler de una pieza en una villa. La
pregunta es si efectivamente la vivienda cumple el rol que se le asigna. En la
ciudad de La Plata, se han levantado casas de dos plantas, de buena
construcción, que se pueden ver al final de la autopista viniendo de Buenos
Aires. A su frente, en improvisados palenques, pacen atados ejemplares de esa
sufrida raza de petisos que a diario, con lluvia o viento, tiran sin descanso
el carrito de los cartoneros por las calles de la ciudad. Hace años que la
situación permanece estable sin haberse modificado y no se vislumbran perspectivas de serlo.
Para comenzar a salir de la pobreza hay que tener un trabajo
digno. Puede ser más o menos formal en sus primeros tramos, con una particular
tolerancia a este aspecto para no matar al bebé en la cuna. Las políticas
sociales deben ser eficaz herramienta para dotar al beneficiario de los
recursos necesarios para desenvolverse en el mercado laboral. Por su trabajo
debe recibir una paga que alcance para mantener a su familia. Una política
social no puede concebirse en sí misma al margen de otras variables que hacen a
la evolución de la familia. Según Orlando Ferreres, “la macroeconomía, nacida
de la crisis del 30, ha desarrollado un arsenal de medidas para paliar los
efectos de las crisis cíclicas y para encontrar el camino que recupere el sano
crecimiento del producto bruto y del empleo”(11).
La obra pública –sobre todo el gigantesco plan de infraestructura que todo indica
se va a empezar a construir a partir de 2016- es una eficaz generadora de
empleo aunque siempre transitorito y normalmente lejos del hogar; así, no es lo mejor para el arraigo familiar
pero es un mal necesario. Al respecto, el economista hace mención al proceso
iniciado en los años treinta para construir rutas paralelas a las vías férreas.
Así nació Vialidad Nacional. Decenas de miles de Km de caminos
pavimentados fueron privando de sentido al ferrocarril (la infraestructura metáfora del modelo agroexportador)
hasta su nacionalización en condiciones de obsolescencia en la década
siguiente.
Quienes apuestan al progreso ven las políticas sociales como
una herramienta para incentivar a las familias a salir de la quietud de la
pobreza. Está claro que no el caso del populismo; en su versión peronista la
historia ha demostrado no solo que no resuelve la cuestión de la pobreza sino
que la cristaliza irremediablemente, porque hay intereses en ese sentido. Ese
partido, que ha gobernado nuestro país en muchos tramos desde su nacimiento en
la década del cuarenta del siglo pasado, ha demostrado palmariamente que en su
accionar hay tres componentes infaltables: corrupción, clientelismo e
inmovilidad. Para Iván Petrella “El fracaso de la lucha contra la pobreza de
los últimos veinte años no se debe sólo a la ineficacia y la corrupción; se
debe también a una manera equivocada de concebir la política social” con
independencia de en qué parte del espectro ideológico se encuentre su gestión.
Según el sociólogo del PRO “no hay dos modelos - el neoliberal y el populista-
sino más bien uno solo que concibe a la política social tímidamente, como un
paliativo para aligerar el impacto de decisiones económicas, y a los sectores
más vulnerables como objetos pasivos de las políticas socioeconómicas. Son dos
caras de una misma moneda que hay que dejar atrás” (12). En la
nota Petrella se extiende en la valorización del tipo de intervenciones en las
áreas de la pobreza y da cómo ejemplo de
“intervenciones sociales rupturistas y contundentes a favor de las
personas y los barrios” dos casos: uno, la creación de universidades en el
conurbano, en tanto “aseguren la excelencia, no estén contaminadas por el
clientelismo y no confundan la academia con la militancia”; el otro, la
apertura de una casa de la cultura en la villa 21 de barracas, como extensión
del ministerio de cultura de la nación, siempre que haya sido realizada “sin
demagogia y sin deformación proselitista”.
En sectores de gran concentración urbana, como la villa 31
de Retiro, la valorización de los terrenos da lugar a residencias en propiedad
horizontal (13).
Mientras, en el Conurbano hacia el interior, las
configuraciones villeras se extienden como dendritas; la expansión explosiva y
descontrolada ha alcanzado distancias de hasta 40 Km de la General Paz (14).
En esos lugares hay mucha gente que consume hasta cuatro y
cinco horas por día de su tiempo para cumplir con el trabajo en Buenos Aires.
La consecuencia es obvia: si ya es preocupación la existencia de los tres
primeros cordones en los que se diseminan los bolsones de pobreza que pueblan
villas del Conurbano con más razón lo sería el nacimiento de un cuarto cordón;
aumentaría la distancia a recorrer por parte de los trabajadores con el
consecuente gasto de tiempo, salud, dinero e infraestructura de transporte.
Para Fabio Quetglas “la primera actuación es evitar la constitución de un
cuarto cordón y, en ese sentido, el fortalecimiento de una política de hábitat
popular y transporte público calificado en las ciudades distantes a 50/80 km
del centro de la Capital son un factor clave”(15).
Entre las motivaciones de la gestación de un nuevo cordón está el factor
omnipresente, es decir, la gente que se acerca al conurbano corridos por la
miseria; de lo contrario “nuestras áreas metropolitanas estallarán en la medida
que no cerremos la brecha de desigualdad regional” sigue diciendo Quetglas. En
ese contexto el “Norte del país merece un tratamiento territorial específico”
para evitar asimetrías que son muy notorias lo que de llevarse a cabo con
políticas adecuadas podría dar lugar a un “desarrollo territorial más
equilibrado”, teniendo en cuenta que no todas las regiones del interior son
igualmente expulsoras.
No es una falencia solo local la baja tasa de eficacia de
los programas sociales. Gustavo Grobocopatel relata su experiencia emprendedora
en África, un continente al que se han derivado desde hace muchos años grandes
recursos de la cooperación internacional. Uno podría esperar resultados
alentadores, sin embargo en la nota se destaca que “decenas de ONG, fondos de
empresas privadas y organismos multilaterales que trabajan para ayudar a
sostener estas comunidades...han colocado mucho dinero, construido escuelas y
hospitales, son múltiples los programas, pero no han logrado transformar la realidad”. Para el empresario ”no deberíamos combatir la pobreza con
prácticas y políticas que la consoliden...el proceso debe incluir un ordenamiento territorial, fruto de
consensos previos, que debe contemplar una dimensión ambiental superpuesta a
una dimensión social que permita la convivencia sinérgica entre una agricultura
familiar en comunidades con otra forma de mayor escala” (16)
La paradoja
Dijo Epiménides: “todos los atenienses mienten”. Si por ser
ateniense Epiménides mentía, entonces no debería haber sido cierto lo que él
afirmaba de que “todos” mentían; por lo menos habría alguno que dijera la
verdad. Pero si Epiménides decía la verdad, entonces se contradecía: ya no
“todos los atenienses eran unos mentirosos”.
Es una paradoja pero también una maldición. Si los servicios
(educación, sanidad) son mejores en un lugar que en otro; si las posibilidades
de trabajo de cualquier tipo existen; si el medio ejerce un atractivo
simbólico; toda vez que se evidencien esas distinciones, necesariamente las familias
que estén viviendo mal buscarán mejorar su condición. Así se genera la
paradoja. A medida que crezca (y se
note) la dotación de recursos destinados al conurbano, el resultado será el
siguiente: la dilución del pretendido efecto benéfico por su propia dinámica de
retroalimentación que termine por negar lo conseguido. Es el ingresa al
tobogán. Los programas devienen piezas de utilería; mantienen su vigencia
artificial (y sobre todo sus burocracias) sin tener en cuenta los resultados.
El conurbano bonaerense lo padece con relación al interior y ahora países
vecinos. Por eso su tasa de incremento
poblacional es la mayor del país.
Se dice que las paradojas no tienen solución, por lo menos
desde el polo que las genera y en el plano donde se expresan. El espacio donde
se expresan es el país y sus vecinos. La generatriz, un sistema de fuerzas expresadas por un
conjunto de vectores centrípetos desplegados a causa de un desequilibrio
territorial ya estructurado. La actuación de esas fuerzas, que terminan siendo
bobas (de actuación espontánea, sin comando) se retroalimentan por sí mismas
sin ningún tipo de regulación y pasa lo que la cibernética ya sabe de hace
rato: terminan en la parálisis (se descarta la explosión salvo manipulaciones);
se produce un proceso de creciente inmovilismo a veces febril pero sin destino.
El cuerpo de la pobreza se descompone con la anomia que la caracteriza.
B. SALIDA
Las paradojas no tienen solución, pero tienen salida. Para
ello hay que dar a luz otros polos de poder y establecer nuevos espacios de
acción. En este caso, el espacio alternativo debe ser la posibilidad concreta
de reinsertarse en el mundo global y establecer relaciones de nuevo tipo con
los países hermanos; concebir una macrorregión social sudamericana y apoyarse en
los factores exógenos de alcance global, básicamente el comercio a este nivel,
y las facilidades que brinda la cooperación internacional bien ejecutada (17).
El polo regenerador: un proyecto no populista a partir de 2016. Veamos.
Acceder a los escenarios deseados en una política a largo plazo no
implica que debamos esperarlos sentados a que se formen solos. Hay muchas cosas
para hacer en el mientras tanto sin
las cuales el “largo plazo” es como un horizonte que se va alejando a medida
que intentamos acercarnos a él. El problema es que lo que está en juego es la
situación de millones de familias y sus posibles soluciones. Se debe mejorar la
salud y la educación todo lo que se pueda, poniendo más el acento en la
funcionalidad de una infraestructura ya existente, con los debidos
reacondicionamientos, que en la construcción de nuevos escuelas y hospitales
que luego no pueden ser equipados. Es humano alimentar ilusiones de que una
determinada intervención nos acerca a la meta deseada. Puede pasar lo
contrario, que nos aleje. Tomemos el caso de la vivienda que siempre urge. ¿Qué
conviene una casa o una solución habitacional? Esta última mejora la
habitabilidad sin llegar a soluciones definitivas, y tiene el sello de lo
provisional que, dados determinados condicionamientos, se debe transformar en
el ambiente favorable para la concreción de una oportunidad. En cambio, la
primera va más allá que el parche pero tiene una condición irreversible: ancla
en un lugar a la familia donde carece de perspectivas. Si esa misma vivienda, a
la que cualquier familia argentina tiene derecho, se levanta en el lugar
adecuado, entonces cumple una doble función: responde a una justa
reivindicación, pero al mismo tiempo deviene punto de partida para incrementar
las opciones de progreso para el núcleo familiar. El ejemplo va a otra cosa
obvia o no tanto: algo que se quiera
transformar debe arrancar de una inquietud estimulante; el auto conformismo o
la resignación no movilizan.
No puede normalmente ser producto de la espontaneidad el tránsito
paulatino desde un estadio de pobreza en el sentido de otro donde puedan asomar
otras condiciones de vida. El ascenso social es un proceso de alta complejidad
(por eso mismo también es de trámite complicado) que, en los grandes números,
no se da sin la proclividad de un entorno. Avanzar en proceso hacia el fin del
populismo implica políticas de estado revolucionarias en ese sentido:
integrales, legitimadas, transparentes, consensuadas y, sobre todo, muy
inteligentes, al nivel de los países más desarrollados. Pero además requiere de
una condición singular del grupo familiar que emprende la travesía. Es
alcanzar, con la debida ayuda externa a cargo de los medios adecuados –públicos
o de la sociedad civil- un estado de ánimo anhelante
del grupo familiar, en particular de quien en el hogar posee el mayor
ascendiente, que podemos identificar preliminarmente con un campo de fuerzas
donde los potenciales generen una tensión
transformadora de alta intensidad y baja resistencia. Así, una dinámica de
nuevo tipo irá tomando forma; la familia
tiene que sentir que no le están metiendo el perro cuando le dicen que algo
distinto está por pasar para involucrarlos en forma positiva. Eso es ambiente
favorable, un estado de ánimo colectivo que se instala a partir de la política
y la comunicación. Se equivoca quien piense que la gente sencilla no puede
llegar a distinguir con claridad la diferencia entre una política populista,
clientelar, de otra que no lo es. Es cuestión de terminar definitivamente con
la hipocresía.
La posición anterior puede chocar con algunas concepciones podemos decir
“paternalistas” sobre la pobreza. Una de ellas, la de la iglesia católica se
expresa en la conocida labor de los curas villeros. Sin duda, una política
social dirigida a erradicar la pobreza (no los pobres), teniendo en cuenta lo
duro que pueden ser algunos tramos en la aplicación de las mismas, requiere de una labor de contención que bien
es realizada por esos curas que han adquirido indudablemente en los últimos
años (sobre todo por el acicate de otras iglesias alternativas si se las puede
llamar así por sus características notoriamente truchas) una experiencia que
las hace muy útiles ahora y, sobre todo, en la aplicación de políticas
estatales de mediano y largo plazo.
Los curas villeros son una base de información y gestión por
demás interesante y hasta imprescindible en un proceso serio de reconfiguración
(obviamente una dimensión temporal que a la iglesia no se le debe pasar por
alto preparada como está para pensar la labor pastoral no solo en el aquí y
ahora). La misión que actualmente despliega la Iglesia en los lugares de
apostolado adquiere un carácter emotivo por la actitud desprendida y sumamente
riesgosa de curas, monjas y laicos (hasta la temeridad en algunos casos) pero
de relativo impacto en lo referido a una intervención transformadora para
erradicar la pobreza. El diputado Vera probablemente sea el que mejor
interpreta el pensamiento de Francisco con relación a los pobres. Su discurso
sensibilizador, en muchos sentidos capaz de desenmascarar sin anestesia las
agachadas del poder, no parece, empero, ir mucho más alla de ese sin duda
imprescindible cometido esclarecedor. Es
parte indisoluble de una lucha integral en contra de la incapacidad de los
sistemas económicos de dar trabajo para todos y todas a pesar de la dotación de
recursos que se dispone en la actualidad.
Se dice que el tren de la historia pasa una sola vez. Sin embargo, la
realidad muestra que, al ser circular el diagrama de las vías, siempre se da
otra vuelta. El actual proceso globalizador (G), que como a un guante está
dando vuelta el planeta, es totalmente inclusiva por definición, de lo
contrario no sería global. G es el primer sistema en la historia que quiere
hacer de cada terrícola un consumidor. Eso requiere que todos tengan un lugar
en el tren. El tire die (18) no va mas. Pero está claro: no es lo mismo viajar parado que subir primero y
ocupar un asiento. Con esto quiero decir que el proceso de erradicación de la
pobreza no necesariamente debe ser febril; por el contrario, tiene que ser
pausado con metas establecidas a lo largo de un largo período y, sobre todo,
teniendo en cuenta los tiempos de cada familia. Se trata de una labor política
basada en la eficiencia, la eficacia y la
efectividad. Ello implica en primer lugar administrar correctamente los
recursos, no porque sean escasos (esa limitación ha desaparecido en el mundo de
la abundancia que estamos viviendo donde la fase limitante de la ecuación
económica ha pasado a ser la demanda) sino por un problema de alteridad, el
respeto al otro que trabaja y produce o que todavía no dispone de lo necesario
para mejorar su calidad de vida. Quien administra bien lo que recibe, hará lo
mismo con lo que da, valorando lo suyo y elevando la autoestima, una condición necesaria
para dar la batalla contra la pobreza.
La segunda cuestión es el logro de
resultados tangibles y transformadores en la reconfiguración familiar. Acá lo
importante no es solo competir sino ganar los partidos. Eso, finalmente, hará
que los relatos sean efectivos, despojándolas de toda prédica tan altisonante
como vacía, en su impacto positivo tanto en los beneficiarios como en la
opinión pública. Así se cerrará el círculo virtuoso de las “3E”
Con referencia al manejo de los tiempos dela política, en procesos de
tanta sensibilidad como el que estamos tratando, es necesario introducir (y
precisar) una variable no siempre bien utilizada: entropía social (19).
Si bien habitualmente se usa esta noción como un sinónimo de desorden, la
entropía es en realidad una propiedad de los procesos que se refiere a dos
aspectos de los potenciales de realización: la velocidad con que pasan las
cosas y las opciones que le restan a un sistema dinámico para llegar a una meta
prefijada. Con respecto a los procesos generales (grupales) y particulares
(nivel familia) es muy importante tanto la correcta detección de los
potenciales de realización de un conjunto dado, como la forma en que esas
potencialidades van dando lugar a hechos que marcan avances en la ruta de la
reconfiguración sistémica. Si un grupo está muy degradado se dice que su
entropía es alta; dispone de poca capacidad de alcanzar determinados logros
comparando con otros donde su entropía es baja. Al mismo tiempo, si en otro
caso se anda a tientas y locas, abuso de prueba y error, sin tener en cuenta
que no son números sino personas y familias las involucradas en los cambios,
entonces diremos que la gestión del proceso es altamente entrópica, porque va
dilapidando las oportunidades con una pobre tasa de realización (baja eficiencia,
baja eficacia). La entropía
es una noción que se puede usar en distintos casos, por ejemplo, el impacto
esperable de una inversión/intervención.
En el caso del conurbano bonaerense, una situación de altísima entropía,
nos muestra que todo recurso que se destina es rápidamente absorbido por un
agujero negro en el que las tramas políticas y urbanas existentes son los
aspectos más visibles de su inviabilidad.
¿Qué
hacer?
Abordar la cuestión de la pobreza en el conurbano implica la formulación
y puesta en práctica de políticas de estado de largo plazo que tiendan a
equilibrar las cargas demográficas por medio de un rediseño territorial
Encarar problemas
de desequilibrios gestados a través de tantos años como es el caso del
conurbano bonaerense excluye acciones y el logro de resultados solo a corto
plazo. Tampoco puede limitarse el enfoque a la manifestación principal de esos
desequilibrios, el conurbano bonaerense, al margen del entorno–provincial,
nacional, regional- del que forma parte. Un abordaje a escala del problema
fortalece la necesidad de estrategias de estado referidas a cuestiones de alta
complejidad; el territorio es una de las
principales. Se puede enumerar políticas inmediatas (luego de este fin de ciclo
político) otras de mediano y largo plazo, algunas de las cuales son motivo de
discusión en las fuerzas políticas y sociales que se preparan para el pos
kirchnerismo. Ellas son en una serie no excluyente
FEDERALIZACIÓN
PRODUCTIVA
|
Creación de
puestos de trabajo en el interior. Industrialización de las materias primas cerca de
las fuentes de producción.
|
EL ROL DE LA
FISCALIDAD COMO FACTOR RECONFIGURANTE
|
Círculos
concéntricos de fiscalidad decreciente para orientar las inversiones hacia
los lugares postergados. Promover radicaciones industriales evitando las
concentraciones en los centros más poblados. Fuerte impulso a la
industrialización de los pequeños pueblos.
|
MATRIZ
TERRITORIAL RETICULADA
|
Compensar el
diseño radiocéntrico de las comunicaciones propia del modelo agro exportador
con el trazado en red de tramas y urdimbres para que Buenos Aires deje de ser el receptor de todos los flujos
|
REGIONALIZACIÓN
DE LA PBA
|
Una
concepción que promueva el desarrollo equilibrada de todo el territorio
provincial.
|
SERVICIO
CÍVICO DE FORMACIÓN.
|
Para jóvenes
Ni-Ni aprovechando la infraestructura militar ociosa. Terminalidad educativa,
formación profesional, microemprendimientos.
|
REUBICACIÓN
DE LAS CÁRCELES
|
Instalaciones
penitenciarias modernas. Lejos de la familia, en lugares despoblados y clima
frío. Facilitando el traslado de sus seres queridos en condiciones dignas de
vivienda, salud, educación cuando así lo requieran. Formación de
microempresas entre el preso y sus familiares para atender las necesidades de
las cárceles. Nuevos pueblos.
|
ERRADICAR EL
NARCOTRÁFICO
|
Los procesos de síntesis, extracción y refinamiento
de drogas son totalmente controlables en tanto se desee su eliminación. Los
precursores imprescindibles para la producción provienen de grandes empresas
de las cuales hay unas pocas en América Latina.
|
COOPERACIÓN
CON LOS VECINOS
|
La migración
de los países que viene a ofrecer su fuerza de trabajo demanda a cambio
servicios de educación y sanidad. Una activa cooperación de nuestro país en
esos renglones con los vecinos actuaría para mermar la presión migratoria.
Emprendimientos como La Salada pueden contribuir a generar puestos de trabajo
en los lugares de origen de los migrantes.
|
DESCENTRALIZACIÓN
DE LA CABA
|
En la medida
en que lo púbico y lo privado potencien su actitud desconcentradora, puede
ser un alivio indirecto al conurbano por el hecho de disminuir la carga
horaria de viajes diarios de los trabajadores. Las empresas privadas, sobre
todo las grandes, pueden aumentar su contribución al despeje, al trasladar
sus instalaciones administrativas fuera de la avenida General Paz
|
UN PUERTO
SIN CONTEINERS
|
El puerto de
Buenos Aires debe ser solo para turismo y esparcimiento. E l movimiento de
conteiners debe ser reubicado en puertos fluviales y marítimos
|
TRASLADO DE
LA CAPITAL
|
Las
capitales de los países desarrollados no son ribereñas. Despojar a la región
metropolitana de burocracias improductivas, puede permitir darle a la microrregión un perfil más moderno y a la gestión estatal ser más eficiente y
eficaz en su nueva localización.
|
Comisión nacional/regional
para erradicar la pobreza
En un plazo lo más breve posible la lucha contra la pobreza debe alcanzar
estatura macrorregional. Obviamente debemos inspirarnos en la forma en que la
UE encara la cuestión de la pobreza y las migraciones. Avanzando en el sentido
de la cooperación regional, desde el país vemos la necesidad de poner en marcha
un conjunto de políticas que formen parte de una concepción integral de lucha
contra la pobreza para lograr su paulatina erradicación a lo largo de las
próximas décadas.
El tratamiento de la pobreza deber ser pormenorizado, a nivel de cada
familia. Para ello existen bancos de datos que pueden ser utilizados para una
eficaz tarea de promoción de las oportunidades de progreso en cada hogar. Existe
hoy en nuestro país, en sus institutos y universidades, la capacidad suficiente
para dotar de las herramientas más modernas para la implementación y gestión de
una política como la que estamos imaginando. En el caso de un programa de
“erradicación de la pobreza/reubicación de la población/desarrollo local ” -con
el nombre que sea - se requeriría un trabajo específico de diseño de las
variables a controlar y la formulación de los indicadores adecuados para
realizar las mediciones; los mecanismos de recopilación de la información y su
ingreso a las bases de datos; de los modos de hacer corridas para simular
escenarios; para diseñar los programas en función de los objetivos
gubernamentales; para elaborar pronósticos. Preliminarmente, podemos ver cómo
se pueden gestionar alternativas de flujos y reflujos poblacionales, resultados
de las medidas impositivas implementadas, marcha de las inversiones, variación
de las oportunidades de negocio a lo largo del territorio, creación de puestos
de trabajo, evolución de indicadores convencionales, etc. En suma, un modelo de circulación de oportunidades,
implementado en forma transparente en el más alto nivel, puede ser una
herramienta para comenzar a construir el
país de la segunda vez con un aprovechamiento al máximo de las
excepcionales condiciones que se nos presentan en esta fase inicial de la
globalización.
Ing. Alberto Ford
La Plata, 24 de enero
de 2015
[i]
Una anécdota personal. En una oportunidad
hablando con un puntero peronista en una villa (en la que había formado una ONG
ambiental que presidía en torno al ahora afamado Arroyo “del” Gato luego de las
inundaciones de 2013), lo quería convencer de la importancia de la reubicación
poblacional en condiciones dignas. Hasta que en un momento se sinceró. “Este es
mi capital –me dijo- si la gente se va a otro lado pierdo los votos”
[iii]
http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/Boletin_AMBA_UCA_web.pdf
[iv]
14 06 19 Plano inclinado
[v]
Hace unos cuantos años una inmobiliaria llamada
KANMAR, hoy desaparecida, hizo pingües negocios vendiendo en cuotas terrenos en
zonas inundables a gente de pocos recursos.
[vi]
Fundación pro vivienda social, ver:
http://www.lanacion.com.ar/1757215-escuchar-a-las-familias-necesitadas
[vii]
del verbo resilio, resilire:
"saltar hacia atrás, rebotar", entendida como la capacidad de volver al
estado natural, especialmente después de alguna situación crítica e inusual,
como lo demuestran “los grupos sociales para sobreponerse a los resultados
adversos, reconstruyendo sus vínculos internos, a fin de hacer prevalecer su
homeostasis colectiva de modo tal que no fracasen en su propia sinergia”
ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Resiliencia
[viii]
http://es.wikipedia.org/wiki/Autopoiesis
[ix]
Definiciones. Asentamientos: Grupos de personas asentadas irregularmente sobre
predios estatales o privados que no pueden ser urbanizados, ni destinados a un
uso residencial. Se localizan, en su mayoría, debajo de un puente, a la vera de
las vías del ferrocarril, en una plaza pública, en un predio baldío, en
terrenos inundables, etc. Las construcciones son muy precarias y no cuentan con
servicios urbanos. Las condiciones habitacionales son, de hecho, de absoluta
transitoriedad
Villas:
Asentamiento poblacional no planificado, de trazado irregular, surgido de la
ocupación ilegal de terrenos fiscales, cuyas viviendas originalmente de
materiales de desecho son mejoradas a lo largo del
tiempo por sus habitantes
y van incorporando servicios públicos y equipamiento comunitario por la acción
del Estado, y/o de instituciones de la sociedad civil. Las villas de la CABA se
encuentran,
en su mayoría, en
proyecto de urbanización e incorporación a la trama urbana y poseen saneamiento
básico (provisión de agua potable, disposición de excretas y de residuos), sin
las condiciones y
calidad del servicio del
resto de la ciudad http://turismo.buenosaires.gob.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/definiciones.pdf?menu_id=33950
[x]
http://www.treslineas.com.ar/gonzalez-fraga-hablo-comerciantes-lomenses-sobre-crisis-financiera-n-503578.html
[xi]
http://www.lanacion.com.ar/1752919-subsidios-o-infraestructura
[xii]
http://www.lanacion.com.ar/1750631-la-politica-social-de-las-oportunidades.Iván Petrella, es director académico de la Fundación
Pensar y legislador de Pro.
[xiii]
El uso de mampostería más el oficio de albañiles
que han levantado media Buenos Aires, ha dado lugar al fenómeno del crecimiento
vertical de villa. Para la presidenta, como destacara en su oportunidad, el abandono
de la chapa y el cartón es un signo de
progreso. http://www.conexionbrando.com/1752852-un-atajo-para-la-justicia-villera
[xiv] https://www.google.com.ar/search?q=conurbano+villas+croquis&biw=1024&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=7RCgVJigC8OrgwS4iYH4Dw&ved=0CAYQ_AUoAQ#tbm=isch&q=conurbano+villas+mapa&facrc=_&imgdii=t8Sj_ojaFv6LHM%3A%3Bo9lli28PH8K3nM%3Bt8Sj_ojaFv6LHM%3A&imgrc=t8Sj_ojaFv6LHM%253A%3Bm_ZGXuSDUDFoGM%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.ub.edu%252Fgeocrit%252Fsn%252F218-39%252Fvidal-2.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.ub.edu%252Fgeocrit%252Fsn%252Fsn-218-39.htm%3B552%3B524
[xvii]
Ha habida casos extremos como la donación llave
en mano de una hospital con barredora de nieve incluida para un país del centro
del África.
[xviii]
Referencia a la película de Fernando Birri
filmada en Santa Fe en 1960 en la que los chicos de un barrio pobre se ponían a
la par del tren cuando este disminuía la velocidad al pasar por un puente sobre
el Salado y le pedían a los pasajeros que les tiraran una moneda de diez
centavos (“tire die” sin acento en la e)
[xix]
En este trabajo se adopta una visión de la entropía que apunta a
configurar una herramienta de evaluación para optimizar la utilización de los
recursos que se destinan a intervenciones territoriales. Aunque existe una idea
que la asocia al desorden y al caos, aquí se entiende a la entropía como “una
propiedad de los procesos referida a la disponibilidad de opciones realizables
y/o la velocidad con que dichas opciones se van realizando”. Así por ejemplo,
diremos que con una vida por delante, un recién nacido tiene baja entropía porque está todo por hacerse en materia de
opciones realizables; por el contrario, quien ha decidido suicidarse tiene alta entropía porque solo le resta el
tiro del final; no dispone de otras
opciones. En este caso nos referimos a la entropía como variable de estado, una noción
sincrónica que da la pauta del potencial de realización que muestra un sistema
en un momento dado. Existe otra forma de aplicar la noción de entropía.
Imaginemos un joven prometedor, lleno de posibilidades, cuya vida disipada hace
que queme sus opciones en forma compulsiva. Diremos que su crecimiento es aceleradamente entrópico; todo lo hace a tontas y
a locas desperdiciando su tiempo y logrando en la ecuación de insumos y
productos una baja eficiencia y eficacia. Por el contrario, veamos el caso de
otro joven con las mismas oportunidades, pero que las va realizando en forma
ordenada, con prudencia e imaginación, privilegiando la utilidad al ponderar su
accionar en cada paso para prever sus consecuencias; diremos que su entropía crece más lentamente. En esta
otra modalidad se concibe a la entropía como variable de cambio. La entropía siempre es positiva y su
cuantificación – aún intuitiva porque aplicada a la marcha de la vida personal
o los procesos sociales no cuenta con una manera de medirla como sí se lo puede
hacer en los dominios de la termodinámica- permite tener una dimensión de cuál
va a ser el comportamiento de los recursos que comprometamos en un proceso y
los resultados esperables.
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