Movimientos en la cúpula
El devenir de la historia está
ingresando raudamente a una nueva situación. Se trata de vivir razonablemente,
a veces al borde del abismo, pero sin que haya en el mundo conflictos
irremediables.
El desafío, para todos, amerita un
gran trabajo de visualización y seguimiento de los cambios, la elaboración de un
nuevo sistema conceptual, y el diseñó de tácticas y estrategias amigables en
las relaciones inter-nacionales, en momentos en que el universo de las
instituciones ha sido partido por la mitad.
El puntapié inicial lo dio el G7
en su cumbre presencial de junio de 2021 cuando limitó de hecho las
incumbencias consensuales del G20. Poco después, en diciembre, EEUU convocó a
los que considera sus amigos para organizar a distancia La Cumbre de la
Democracia. Con esas dos reuniones comenzó a delimitarse la Guerra Fría 2.0: de
un lado, 100 países democráticos, y, del otro, los 100 restantes denominados
autocráticos. Luego, como no podía ser de otra manera, Vladimir Putin dio la
nota al ingresar con sus tropas a territorio de Ucrania en febrero de 2022 blanqueando
una guerra que ya venía desde 2014.
Esos tres hechos, a lo que se debe sumar crecientes reverberaciones en los diversos organismos multilaterales, han contribuido a delimitar lo que se suele llamar la nueva grieta global.
En el trabajo se trata el presente
de tres organismos supranacionales.
En primer lugar la Comisión
Trilateral -un espacio de think tanks que
nutre a los países desarrollados- a sus cincuenta años de vida transcurridos sin
estridencias, que es la forma discreta con que los decisores controlan la
exposición de sus actividades.
En segundo lugar, el G20, afectado
por una crisis incrementada por la guerra de Ucrania pero manteniendo su
estatus de poseedor de la mayor competencia con respecto a la agenda global.
Finalmente, los BRICS, la apuesta más
promisora del bando autocrático para empoderar su protagonismo en la escena
internacional.
Restyling trilateral
A 50 años de su lanzamiento,
la Comisión Trilateral (C3T) vuelve a reactivar sus ánimos fundadores. Al igual
que en los setenta -cuando en su rol de influencer
dio luz a la operación logística más grande de la historia- ese discreto
espacio del poder global se propone tender de nuevo una alfombra hacia adelante.
No se trata esta
vez de relocalizar en territorio chino miles y miles de empresas norteamericanas,
europeas y japonesas, como ocurrió durante la operación Boluan Fanzheng conducida por Deng Xiaoping. Ahora es ver y pavimentar
el camino del mundo para los próximos treinta años, hasta el 2050.
El tiempo marca
el ritmo al que se teje la filigrana de la experiencia. Así, nuestra conciencia
histórica reposa en la comprensión de la continuidad entre el pasado y el porvenir,
con apenas una efímera detención en el presente. Estos flujos temporales son la
base para la conceptualización de lo que vamos viendo y modelizando.
Cabe
interrogarnos si nuestro destino es pura incertidumbre. Alguna pista asomaba
por aquellos años en los foros de consenso. En la C3T se decía: el futuro no se enfrenta, se construye.
Mucho de lo que pasó de ahí en más estuvo determinado por ese apotegma.
El mediano plazo
En junio de 2022,
luego de comenzada la guerra de Ucrania, se publicó el informe final del Grupo
de Trabajo Trilateral sobre Capitalismo Global en Transición[i].
Durante más de un año, el task force
examinó el futuro del capitalismo en términos de lo que se considera los
principales desafíos mundiales: el abordaje
climático, la revolución digital
y la pobreza estructural. Con su
diversidad de puntos de vista, el informe de consenso dio lugar a una pauta
para identificar prioridades y hacer recomendaciones.
Los países
desarrollados son los motores más efectivos para el crecimiento. Sin embargo, los
costos devengados en amplios sectores de las sociedades han dado una sensación
de descreimiento y desencanto que no solo es visible en el mundo del desarrollo.
Así, el abordaje de las inequidades con el fin de incrementar la gobernabilidad,
se transforma en el principal desafío de la política.
El mundo se
encuentra en un punto de transición histórico. Se augura que las personas
deberán vivir y trabajar con cero emisiones netas (NetZero) para 2050, tener acceso a los beneficios de la digitalización
y la posibilidad de cada uno para realizar su máximo potencial.
El informe pide
un nuevo Pacto Social con las Próximas Generaciones.
En ese sentido imagina estrategias por parte de gobiernos, empresas y
organizaciones sin fines de lucro para el logro de los objetivos perseguidos.
La C3T establece
las megatendencias. De sus análisis, deliberaciones y sugerencias surgen los
lineamientos estratégicos que pueden dar lugar al desarrollo en un periodo
histórico. Apela a expertise exclusivos,
y está sustentada en el mayor empoderamiento posible.
La C3T tuvo su
origen y etapa fundacional en los ´70. Se evidencia en sus 14 informes
liminares entre ellos uno de síntesis: Hacia
un sistema internacional renovado de Cooper, Kaiser y Kosaka. A partir de
los ´80 le siguió una etapa de monitoreo sobre la forma en que se plasmaban sus
orientaciones (Unos días antes de aprobarse la ley de convertibilidad del
presidente Menem, abril de 1992, el ministro Cavallo fue a Londres a rendir
cuentas al board de la C3T).
A partir de los
ochenta y en las dos décadas siguientes se pone en marcha la globalización. En
esos años ocurren tres procesos bien delimitados. Por un lado, el apronte hacia
el denominado capitalismo neo-liberal (Escuela de Chicago, Milton Friedman),
que se caracterizó por el desmonte de estructuras cristalizadas que
obstaculizaban el ingreso de los flujos modernizadores. La obra estuvo a cargo
del denominado Consenso de Washington.
Por el otro, hubo
dos componentes, más trascedentes, aunque su denominación no haya estado
comprendida dentro de las definiciones del puro capitalismo.
Uno fue la puesta
en marcha de la apertura en China, un país comunista de más de mil millones de habitantes,
que en 40 años ha llegado a ser la segunda economía y primera potencia
industrial a nivel mundial, y alcanzar el fin de la pobreza. El otro, la
implosión de la URSS y el fin de la fase europea del campo socialista que de
hecho significó el fracaso histórico del proyecto marxista-leninista.
En conjunto, esos
procesos simultáneos en clave de construcción y de-construcción, caracterizaron
el arranque de un proceso nuevo en la historia de la humanidad donde todos los sucesos
de la convivencia, los buenos y los malos, se empiezan a cuantificar a escala
global, subsumiendo progresiva e irremediablemente el nivel cuántico de lo
inter-nacional.
Un personaje
emblemático
El fundador de la
C3T fue Henry Kissinger (HK) en los años en que era el funcionario de más poder
en EEUU luego del presidente. En ese momento negociaba simultáneamente la
limitación de los misiles de largo alcance con la Unión Soviética, el fin de la
guerra de Vietnam, la apertura china y otros temas “menores” como el plan Cóndor
de las dictaduras del Cono Sur, el tema urticante de las deudas externas, y
hasta tuvo una activa participación en el mundial de fútbol de 1978: aparte de
seguir varios partidos desde la platea, junto al presidente de facto Jorge
Videla ingresó al vestuario en Rosario a “saludar” a los jugadores peruanos que
luego perdieron 6 a 0 con nuestra selección, un resultado imprescindible para que
Argentina no se detuviera en su camino al título.
Como
correspondía, HK recibió el Premio Nobel de la Paz: no hay antecedentes en la
historia de un negociador con esos merecimientos. A sus 100 años -descangallado
pero totalmente lúcido- hace pocos días fue recibido en la Ciudad Prohibida por
el presidente Xi Jinping como un “gran amigo” de China.
La difícil convivencia
Aparte de la C3T,
en la cúspide del poder global ha venido operando el Grupo de los Veinte (G20).
Al ser un organismo de consenso, el G20 está siendo afectado por el clima confrontativo
que rodea la guerra de Ucrania.
En el G20 se da
una dicotomía y una disfuncionalidad que contradice los principios que le
dieron origen, y que ponen en riesgo su continuidad más allá de un punto (por
ejemplo, luego de la cumbre que completará la serie de 21 que empezó en
Washington en 2008 y culminará en Europa en 2026). La dificultad estriba en cómo
funcionar al calor de posiciones tan encontradas.
En las
declaraciones del Grupo aparecen notas a pie de página evidenciando el
desacuerdo de China y Rusia con las posiciones del resto cuando se menciona la problemática
ucraniana (el único antecedente de disidencia fue la posición de Trump con
respecto al Acuerdo de París en la Cumbre de Hamburgo en 2018).
El problema (o la
ventaja) del G20 es que, aun habiendo dificultades para su funcionamiento en términos
políticos, el Grupo constituye un hub
para el formateo de la agenda global. Lo está mostrando la calidad de los
insumos para la preparación de la Cumbre de Líderes de Nueva Delhi del mes que
viene.
El G20 y la C3T
son organismos funcionales (no estructuras) que se parecen en la capacidad de
generar contenidos relevantes. Las diferencias estriban en que uno (G20) está
constituido por países pero con una salvedad curiosa: para oficiar en las
cumbres sus líderes actúan en forma
independiente sin representar ni comprometer a sus mandantes (por esa regla
no escrita las declaraciones del G20 son encabezadas por “Nosotros, los líderes
del G20…”). Por el contrario, en la C3T participan personalidades de lo más
representativas pero sin funciones mandatarias.
La C3T es un
organismo de características estratégicas. Puede influenciar en lo que se
denominan las megatendencias, como se ha demostrado, durante períodos más
largos de tiempo. El G20 por su parte está constituido con relación a una
agenda más táctica, de contenido similar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) de las Naciones Unidas con los cuales se vincula por medio de frecuentes referencias
en sus declaraciones.
El papel de Lula
El BRICS es la
alternativa más promisoria para institucionalizar la parte autocrática de la
grieta. Esta semana, en la que será puesto en evidencia el músculo de la
organización, tendrá lugar la Cumbre de Johannesburgo. En su preparación
también ha repercutido la guerra de Ucrania.
Para eludir ser detenido,
el presidente ruso no podrá asistir debido a que la Corte Penal Internacional (a
la que se debe el anfitrión) ha dictado orden en su contra. Se lo acusa de
traficar con niños durante la guerra.
El presidente de
Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, envió invitaciones para la cumbre a los líderes de
67 países africanos y del 'Sur global', y a 20 organizaciones; al menos 34 de
ellos ya confirmaron su participación.
25 países han
solicitado su ingreso al BRICS, con el atractivo de ser un bloque económico
emergente que aporta el 31,5% del PIB global y concentra el 40% de la población
del mundo. Para algunos analistas la posible incorporación de nuevos países al
grupo representa el surgimiento de un nuevo mapa geopolítico mundial
La incógnita es la
forma en que se va a integrar la Argentina al BRICS cuya postulación ya ha
cosechado el apoyo explícito de los presidentes Lula, Modi, Putin y Xi. Sin
embargo, sorpresivamente, hace unas horas se informó que ante la falta de
consenso para el tratamiento del ingreso en esta cumbre, el presidente
argentino desistió de viajar a Sudáfrica. Cabe preguntar si en los traspiés
diplomático y económico (se cae la promesa de Dilma Rousseff hecha hace unas
semanas en Pekín al ministro Massa sobre financiamiento por parte del Banco
BRICS) habrá incidido la declaración de Milei, luego del batacazo en las
primarias, referida a la posición que adoptaría con respecto a China: “con los
comunistas no queremos saber nada… si los privados quieren hacer negocios, allá
ellos”.
Durante la Cumbre,
a puerta cerrada, los países de la asociación, junto con diez representantes de
cada delegación participante, discutirán geopolítica, temas de seguridad,
finanzas y economía. Asimismo, tendrá lugar una sesión abierta en la que las
organizaciones invitadas presentarán sus informes. Los jefes de los Estados
miembros adoptarán una declaración final.
El presidente Lula está
mostrando mayor actividad internacional que en el pasado. Defiende la idea de
que el BRICS tenga su propia moneda y opere con independencia en materia financiera.
Dijo que el Banco de Dilma “sería más generoso que el FMI”. Sin embargo, le
preocupa que una expansión demasiado rápida del BRICS sea perjudicial para el
bloque. Lula se propone discutir en Johannesburgo los
requisitos para el ingreso de
nuevos socios. Según Itamaratí “Brasil va a tener que flexibilizar su posición,
ceder en algún momento porque somos realistas y no está en nuestra naturaleza
bloquear las cosas”.
Brasil debía
asumir la presidencia de los BRICS pero Lula solicito a Rusia que se haga cargo
de la misma debido a que tiene por delante ser la próxima sede anual del G20 en
2024.
Futuro
previsible
La fase superior
de la globalización es el camino estratégico a recorrer durante las próximas
décadas. Aunque el derrotero puede prestarse a confusión por la conflictividad
existente, los aspectos tácticos son previsibles: la profundización de la
grieta estará obligando a cada lado de la misma a “vivir con lo nuestro”. A ese
condicionamiento empujarán sanciones, guerras comerciales, re-shoring y otras movidas
geopolíticas. Paradójicamente o no, y como siempre ha ocurrido en la historia, al
final los resultados serán favorables al progreso.
El task force mencionado más arriba muestra
que los principales objetivos globales son totalmente alcanzables. “Solo” hace
falta una nueva política.
Ing. Alberto Ford
IRI/UNLP. Agosto de 2023
albertoford42@yahoo.com.ar
[i] Task Force on
Global Capitalism in Transition, junio de 2022, https://acrobat.adobe.com/link/track?uri=urn%3Aaaid%3Ascds%3AUS%3A36b64e0b-a325-35f0-a6c8-2420e7a748b4&viewer%21megaVerb=group-discover
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