viernes, 30 de agosto de 2019


¿Sustitución de importaciones?


Si el modo de industrialización que conviene a nuestro país fuera plebiscitado, la sustitución de importaciones (SI) ganaría por afano: es el sueño de los empresarios que buscan crecer bajo el paraguas protector del estado y está instalada en el imaginario popular como una importante fuente de trabajo. No es poco. Sin embargo, la SI es un componente insoslayable de la decadencia que desde hace ochenta años venimos sufriendo los argentinos. Cabe preguntar, ¿es bueno o es malo cerrar las fronteras nacionales para proteger todo lo que la iniciativa privada decida fabricar?

En el último tiempo la Presidenta ha proclamado más de una vez que la SI es un escenario deseado. Esa política -que necesita del favor estatal- es coincidente con el rumbo que tomará el “modelo” según se desprende de la solicitud para que los empresarios importen menos e inviertan más. Estos a su vez han manifestado su coincidencia con los deseos presidenciales. Por tomar un caso, en presencia del presidente de la UIA, el industrial que dirige la cámara productores de calzado informó en una asamblea del sector que "tenemos un plan de acción… el control de las importaciones"
A favor y en contra

Al igual que el dulce de leche la SI muestra en el orillo la marca argentina. Fue el economista Raúl Prebisch, nacido en Tucumán, uno de sus impulsores al que luego siguieron otros distinguidos pensadores como los brasileños Furtado, Cardozo y dos Santos, y el chileno Faletto. El origen conceptual de la SI es la teoría de la dependencia por la cual los países ricos explotan a los pobres dando como resultado un desequilibrio en las relaciones económicas internacionales. Esta anomalía se explica en que una región productora de bienes primarios sufre un deterioro en los términos de intercambio con relación al mayor nivel tecnológico y capacidad de agregado de valor de los países ricos. La imagen de centro-periferia con que Prebisch encuadró sus investigaciones hizo posible instalar el debate en la intelectualidad latinoamericana.

De la SI se pueden citar tres características:

  • subsidios a la política industrial
  • barreras a la importación por medio de aranceles (proteccionismo).
  • tipo de cambio alto.

En nuestro país la SI tuvo luces y sombras. Un balance preliminar de los atributos muestra como en todo características que son rescatables y otras que no lo son. Entre las primeras se destacan nítidamente ciertas formas de la actividad económica que se dieron por primera vez en nuestro país.

En primer lugar, se registró un aumento considerable del empleo y se fueron desarrollando un conjunto de normativas que mejoraron la protección de los trabajadores. Eso fue claramente visible en la primera gestión peronista, que produjo un cambio notable en la vida de los trabajadores con relación a las condiciones de explotación en muchos casos feudales que imperaban en los lugares del interior. En cuanto a los términos de intercambio, que era el motivo principal para la instauración del modelo de SI, se verificó una mejora sustancial. La Argentina comenzó a transitar un camino un tanto diferente del que venía recorriendo en materia de comercio exterior por el cual vendía a precio vil y compraba a precio de oro (el espejismo que a veces se verifica en la ponderación de las reales condiciones de la economía existentes hasta ese momento, se debe a que se producía tanto, y tanto lo que se exportaba, que era muy grande el ingreso de los productores, sobre todo los medianos y grandes beneficiarios del modelo agroexportador). En suma, fue menor la dependencia de los mercados externos (ahora sería motivo de una consideración algo diferente). La creación de pymes fue otro de los beneficios para hacer más denso y complejo el tejido industrial. Ese rasgo del desarrollo productivo ahora se ha atenuado o ha cambiado sus características; pero hace no más de medio siglo, en el gran Buenos Aires -que no había alcanzado el deterioro actual aunque ya iba en camino de estarlo- era común que cada garaje de las casas bajas que florecían en los barrios, estuviera ocupado por una pequeña empresa de carácter familiar. Ese raudo ingreso en el mundo de la producción industrial, trajo aparejado la mejora de las que ya se traían y el aprendizaje de nuevas competencias en trabajadores que provenían en muchos casos del medio rural. En el ámbito de la economía local también se desarrollaron fuertemente el sector de los servicios, desde los que llevaban la contabilidad de los emprendimientos, confeccionaban el packaging e imprimían los folletos, hasta los que se encargaban del mantenimiento de la maquinaria y la venta de herramientas y accesorios. Cantidad de negocios de los ramos respectivos aparecieron en los pueblos y en las grandes ciudades. Se buscó fortalecer la clase media para dar dinamismo al mercado interno aunque este no siempre llegó a tener una economía de escala.

Al mismo tiempo, se evidenciaron problemas. El principal de ellos -ya lo hemos visto en otro trabajoi- fue la profundización de los desequilibrios territoriales y las migraciones atraídas por la apertura de fuentes de trabajo en la región metropolitana que con el tiempo dieron lugar a la crisis actual del conurbano bonaerense. En el sector externo se produjo un desajuste a causa de las debilidades de la política exportadora: 1) los saldos comerciales comenzaron a ser negativos, 2) muchas exportaciones seguían siendo primarias, 3) no faltaron los empresarios irresponsables que intentaron manejarse en el comercio internacional con normas que en el mercado interno eran más permisivas (hubo casos de envíos de miel a granel con adoquines dentro de los tambores para aumentar el peso), 4) el control estatal de las exportaciones trajo aparejado prebendas y favoritismos, 5) el modelo necesitaba importar bienes de capital para alimentar la maquinaria productiva, pero no disponía de las divisas necesarias sin recurrir a la vía del endeudamiento, 6) la deuda externa comenzó su escalada. En ese contexto, fue un clásico la exacción a la actividad agropecuaria, que a lo largo de la historia ha financiado, con su mayor productividad y menor poder de lobby, los experimentos en materia de política industrial que se han dado en nuestro país.

Los ciclos de crecimiento y retroceso que se sucedían dieron lugar a una persistente inestabilidad de la economía: 1) se instaló la inflación como un hecho corriente que en algunos casos desembocó en hiperinflación, 2) las devaluaciones actuaban como un mecanismo perverso de distribución de la riqueza e impulsaba el consumismo ilusorio, 3) no se fomentaba el ahorro ni tampoco la inversión, 4) las industrias que nacieron con el modelo no fueron capaces de afrontar sus gastos en el mediano plazo; se transformaron en industrias que dependían de las divisas, pero no las generaban, 5) la fuga de capitales fue una constante. El estado se volvió el gran protector de la nueva industria a través de subsidios asignados arbitrariamente y que llegaron a favorecer la formación de monopolios. El mismo proceso degenerativo alcanzó a varias filiales de empresas extranjeras y locales que habían sido nacionalizadas (son legión los incobrables del viejo BANADE).

En un momento en el que despuntaba la revolución científica y tecnológica que dio lugar a la globalización, el hecho de que la Argentina se replegara sobre sí misma no podía de dejar de tener influencia sobre la innovación. El crecimiento de la actividad empresarial estuvo acompañado en muchos casos por la ineficiencia: no había competencia internacional y más de uno se creía Gardel. Los precios de los bienes manufacturados eran altos sin que su calidad lo justificara. Hubo casos en que por los setenta se entregaban los coches sin las manijas para levantar los vidrios. Se estaba implantando una productividad media-baja. Los procesos de fabricación en general eran contaminantes. En el caso de la fábrica de aluminio instalada en el sur para sustituir la importación de ese vital elemento, se recurría íntegramente a materias primas que en algunos casos venían de la parte de abajo del mundo y se tuvo que hacer una central hidroeléctrica de gran tamaño para alimentarla a ella sola. La obsolescencia fue protegida. Tuvimos que tolerar el Winco y el Falcon más allá de la cuenta según las condiciones de competencia imperantes afuera con relación a objetos de ese tipo (aunque a no pocos aún nos siguen produciendo nostalgia).

Cuando las condiciones del mercado internacional cambiaron en los años 80 -la llamada “década perdida” en la región- la deuda aumentó considerablemente y las altas tasas de interés del mercado financiero internacional propiciaron la fuga de capitales. En estas circunstancias el modelo de SI entra en crisis terminal, la producción pierde competitividad, se verifica un déficit en la balanza comercial, el producto bruto interno desciende y los niveles de pobreza aumentan. La corrupción imperante en medios empresarios y sindicales había crecido a límites alarmantes como ocurre en todos los casos en que un modelo entre en su fase final y se impone el sálvese quien pueda. Se abre camino el neoliberalismo del Consenso de Washington.

La sustitución de importaciones hoy

Hay dos figuran que representan el revival, la Presidenta y el presidente de la UIA. En las últimas semanas diversas referencias a la SI los han involucrado. Una de ellas, que tuvo lugar en Tecnópolis con motivo del Día de la industria, adoptó la forma de un cruce de gentilezas. Dijo la Presidenta con respecto al discurso de De Mendigurenii: "Es la primera vez que no tengo que responder lo que se dijo" con lo que reconoció, aliviada, al titular de la UIA quien acababa de decir que “de consolidar el rumbo, Argentina va a duplicar su producto per cápita".

Los ejemplos de SI que han estado últimamente en el tapete son teléfonos celulares, computadoras, vehículos, etc. En esos los casos, se trata de ensamblajes hechos en el país con la mayoría o la totalidad de las partes venidas desde afueraiii.

Con respecto al armado de teléfonos en Tierra del Fuego, “el proceso que se usa para abastecer de celulares al mercado local es idéntico al que se aplica en Brasil, México, Hungría, Vietnam o Corea, con los mismos componentes y el mismo proceso de producción. Casi todo el hardware se fabrica en China, Japón o Corea del Sur”. Esa zona exclusiva nació en 1972 con una consideración geopolítica de poblar la isla, aunque los resultados distan de ser los mejores. Prácticamente no existe ningún tipo de adaptación por parte de los trabajadores migrantes provenientes la mayoría de ellas del centro y norte del país cuya identificación con el medio es débil y los productos no se nutren de insumos locales o procesos productivos con algún componente autóctono. El sistema en su conjunto depende de políticas promocionales del gobierno central que condicionan la permanencia del trabajador. Es difícil que esta provisoriedad promueva el desarrollo local o el arraigo de los beneficiarios. El caso del ensamblado de computadoras es similar y hasta cierto punto también lo es el de vehículos.

La política de fabricar de todo no se condice con las condiciones actuales de creciente apertura de las economías que hace que instalarse y permanecer en los mercados globales requiera de una creciente especialización que ningún país está en condiciones de alcanzar en todos los rubros de producción. Esa posibilidad se daba en otras épocas, con economías más cerradas. A ese enfoque aportaban ideologías que como causa y consecuencia fueron parte de nuestra burguesía prebendaría, y también principios de la soberanía nacional de predominante influencia militar.

Ese sistema doctrinario, que se fue configurando a lo largo del siglo XX, sobre todo en su primera mitad, tuvo y tiene una gran influencia en el imaginario ideológico de partidos políticos y en movimientos sociales. Recién en la segunda mitad del siglo, sobre todo con la política de Martínez de Hoz y Cavallo, se comenzó a poner en tela de juicio a ese sistema con la apertura compulsiva de la economía. La situación actual es ambigua en ese sentido. Hay sectores que ya no dependen de las protecciones estatales y están instalados en el mercado global y otros que ligan su suerte a los favores arancelarios que les puedan prodigar las distintas administraciones.

Sofisticación de exportaciones

Debe ser acordado un plan estratégico donde se precise qué sectores promover. Ese proceso tomará el tiempo que sea necesario, y la convocatoria debe ser lo suficientemente amplia como para que nadie que tenga la intención de hacerlo deje de manifestar su parecer. Argentina dispone de todas las posibilidades –más en las condiciones presentes donde nos favorece como se dice un “viento de cola”- de ingresar en el mercado global por medio de industrias que le agreguen creciente valor a nuestros insumos, en particular los que vienen tanto de la pampa como de las producciones regionales.

Por tomar un sector, el de los alimentos, sin duda, la principal demanda del mundo globalizado por lo menos por las próximas décadas. El proceso de inclusión social, la salida de la pobreza, y el crecimiento de la clase media, que ya está dando resultados para el asombro sobre todo por los logros de los países más numerosos como la India, Brasil y China, tiene como principal (no único) indicador, el consumo de proteínas animales provenientes de los vegetales. Esto indica que por mucho tiempo habrá mercado para la soja. Por supuesto que los orientales no se contentarán solo con comer arroz con pollo: las demandas de creciente sofisticación de sus mujeres como parte del ascenso social hace que empresas como Prada –la elegante casa de Milán dedicada a moda- esté abriendo decenas de locales en China (lo que da que pensar sobre la velocidad de los cambios y los patrones de industrialización que debe explorar la Argentina). Brasil ya integra su clase media con cien millones de ciudadanos.

El campo no solo da alimentos. También se lo puede vincular con los recursos humanos, la producción de maquinaria agrícola, los servicios de crecimiento acelerado al agro, la ganadería y la agroindustria, los saberes acumulados con relación a los métodos productivos y las pautas organizacionales, la investigación C&T, la historia y el prestigio. El campo argentino debe ser un gigantesco laboratorio de experimentación y poner en valor la experiencia acumulada. Hay muchos otros sectores donde nuestro país dispone de ventajas comparativas que pueden ser transformadas en competitivas por medio de una política que no se contente solo con el crecimiento. La Argentina debe recrear un sistema industrial innovativo de geometría variable, cerca de las fuentes de materias primas, poderoso y equilibrado por lo distribuido en el territorio, que se pueda desenvolver en cualquier escenario, instalarse responsablemente y permanecer. Una Argentina global y sustentable.

Que la Argentina integre el G20 significa pertenecer a un espacio de consenso de índole política donde se establecen las grandes líneas que están rigiendo la globalización; basta para corroborarlo con leer las declaraciones de las 5 cumbres habidas luego de desatada la crisis de 2008. Es una posición de privilegio (España no integra el G20 a pesar del tamaño de su economía por carecer de la potencialidad estratégica que sí posee la Argentina referida sobre todo a alimentos y energía). Esa calificación que le fue reconocido a nuestro país a fines de los noventa no será modificada lo cual no habilita para actuar irresponsablemente. El G20 se manifiesta, nosotros hemos puesto la firma, en contra del proteccionismo, y ese acuerdo no se puede desconocer sin pagar los costos que acarrea el no cumplimiento de compromisos internacionales adoptados solemnemente.


Ing. Alberto Ford



La Plata, octubre de 2011



i Ver Cavallari, Juan José, Ford Alberto, “El enfoque territorial en la Argentina”, 2011, http://juanjocavallari.blogspot.com/
iiJosé Ignacio de Mendiguren es un hombre de negocios dotado de un talento singular; es además referente indiscutido por estos días de los empresarios nacionales. Su papel es equiparable al que representó José Ber Gelbard en la tercera presidencia de Perón. Fue el creador de Coniglio, un emprendimiento de ropa infantil que podía competir airosamente en el mercado global sin necesidad de protección. El emprendimiento se basaba en una concepción integral. El diseño original, la confección façon de las prendas que creaba abundantes puestos de trabajo, la comercialización franquiciada, una política de comunicación vigorosa, la belleza de las prendas, el posicionamiento de la marca y el prestigio ganado, son algunas de las características que le permitieron a Coniglio ocupar una franja importante del mercado de ropa infantil. Hasta que apareció un fondo de inversiones, el Exxel Group, que con sus dólares compró el negocio a partir de lo cual comienza su paulatina declinación. De Mendiguren continuó con la fabricación de alpargatas con suela de goma, un emprendimiento de baja complejidad, mecanizado, sin una gran demanda de puestos de trabajo -condenado a una segura derrota frente a una competencia franca de los brasileros o los chinos - con el cual había iniciado su carrera empresaria en los setenta. La venta de Coniglio fue irreprochable desde la lógica económica, un negocio redondo, pero no puedo dejar de pensar en la responsabilidad social empresaria… la conducta contradictoria del empresario es como una metáfora del ser nacional. ¿Cuál es el verdadero de Mendiguren?
iii En otro trabajo hicimos referencia a la fabricación de calzado deportivo en una ciudad de la pampa húmeda poniendo de relieve el hecho de utilizar insumos ajenos al medio y los desequilibrios que plantea en el mercado laboral local la desmesura de los emprendimiento (ver Cavallari, cit.)


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