viernes, 30 de agosto de 2019



DESARROLLO LOCAL: UN ENFOQUE NACIONAL

Introducción

Una crisis global como la que estamos sufriendo no puede dejar incólume el sentido de las cosas establecidas. En forma visible o no, luego de los impactos producidos en la gran economía, los cambios desatados se instalarán más temprano que tarde a los niveles micro de la actividad humana, que es el universo de l desarrollo local (DL). Como tantos efectos invasivos–como en el caso de la telefonía móvil por tomar uno– los influjos de la globalización terminan por modificar las condiciones de vida en todos los rincones del planeta con una rapidez otrora inimaginable. Al final cada individuo llevará impreso en su piel, como un código de barras, las señas del momento que transcurre, una mutación necesitada de perspectiva para dimensionar. Ahora el cambio climático es la metáfora de todas las transformaciones eventuales porque actúa al nivel de la biosfera; un meteoro, como lo demuestran ejemplos recientes, tiene un potencial de cambio integral como ningún otro hecho que pueda afectar a una sociedad. En este trabajo, a la luz de los últimos acontecimientos, nos proponemos revisar algunos conceptos referidos al desarrollo local, así como indagar en las realidades cambiantes en que una tal práctica puede ser de aplicación generalizada en nuestro país, teniendo en cuenta dos eventualidades que van cobrando mayor nivel de certeza: el comienzo en la Argentina de su segundo ciclo largo de crecimiento, y el rol protagónico que puede jugar el radicalismo en las fases iniciales de ese promisorio porvenir. Se verá en el trabajo que el DL no puede ser activado “desde adentro” así como darse en forma autárquica, independientemente del entorno del sistema considerado. Hace falta una intervención externa para desatar procesos endógenos, y los sistemas y subsistemas considerados no pueden ser enfocados con prescindencia de sus vecinos. Por ello, el trabajo considera como un problema fundamental la existencia de los conurbanos, especialmente el Gran Buenos Aires (GBA) e incorpora la noción de cohesión territorial que orienta las profundas transformaciones que en ese sentido se van dando en la Unión Europea. El nivel micro será el espacio en el que se dirimirá el gran desafío que tenemos por delante: transformar en desarrollo el crecimiento argentino (y regional) que se avecina por medio de una política de estado de promoción generalizada a nivel micro que ponga en marcha la próxima administración.

1. Cuestión del tiempo

Según Anthony Giddens no hay “en este momento ninguna política que esté a la altura de la magnitud del problema del cambio climático”.Toda una definición con motivo de la reciente Cumbre de Copenhague sobre un tema que aún no es considerado en todas sus implicancias de índole compleja en tanto sí lo son sus manifestaciones meteorológicas. Para el sociólogo -conocido por su crítica a la posmodernidad y sus discusiones sobre una tercera vía en la política- “hace falta un nuevo modelo de desarrollo… una gran cuota de pensamiento creativo y este debe ser en su mayor parte social y político”.

En materia de crecimiento, el cambio climático está llamado a jugar un rol similar al de las revoluciones industriales: un cuestionamiento a los paradigmas vigentes a través de una oleada de innovaciones de alcance global. En los siglos XVIII y sobre todo el XIX nuestras playas se vieron sacudidas por nuevos productos provenientes de los lugares de donde se habían originado las revoluciones. Esos flujos fueron capaces de generar oportunidades de negocios que contribuyeron a ampliar los mercados, un objetivo permanente de los centros de poder de aquellos tiempos; una función de diseminación del conocimiento y promoción del progreso que hoy irá cumpliendo el incipiente mercado de bonos de carbono (MBC).

¿Cómo opera ese mercado? A medida que los países más contaminantes se vayan imponiendo restricciones en materia de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) -según tratados internacionales como el Protocolo de Kyoto o el que lo sucederá en 2012- al no poder cumplirlas en lo inmediato, se verán obligados a comprar bonos emitidos por empresas de países menos contaminantes entre los que está el nuestro (recientemente, el ingenio La Providencia de Arcor negoció sus bonos con una empresa holandesa). Los bonos se emiten por alguna reducción verificada de GEI (por el uso de energías no contaminantes en lugar de combustibles fósiles) o por la adopción de tecnologías limpias o de mejor performance que otra más contaminante que hubieran podido usar. Una función real (reducción) y otra potencial (proyecto más promisoriamente “verde”), las dos formas que va a asumir el MBC (a la forestación se le concede menor valor estratégico porque tanto la reducción como la prevención de emisiones de GEI, a diferencia de capturas de GEI desde la foresta, son generadoras de negocios de mayor cuantía y/o disponen de un poder reconfigurante más dinámico, inmediato y tangible, de mayor impacto popular en el contexto de la globalización).

Las implicancias de la actividad del MBC serán omnicomprensivas: llegarán a afectar hasta los niveles micro de actividad. Una forma de penetración de los flujos globales más invasiva aún de lo hemos visto en los últimos años con las inversiones, que comenzaron con las grandes empresas para luego irse extendiendo hacia las de menor porte o comparable a la llegada de nuevas tecnologías, como en el caso de los celulares: un producto exclusivo en los ’90, hoy sobrepasan el número de habitantes. Las transacciones en el MBC estarán compuestas de flujos financieros y tecnológicos, oportunidades de nuevos negocios, apertura de mercados para bienes y servicios derivados de la innovación, y asociaciones empresarias. Se dirigirán desde el centro a la periferia sin que el vector, a diferencia de antaño, tenga connotaciones territoriales. En el contexto de la globalización Puerto Madero puede ser “centro”, y un pueblo norteamericano pobre, “periferia”. El proceso se está iniciando. Es la salida estratégica a esta crisis global que nos acompañará por varias generaciones: la (re)inserción social para miles de millones de personas por medio de la creación de trabajo sustentable.

La segunda oportunidad

Nuestro país se encuentra ante el inicio de su segundo ciclo de crecimiento largo, una percepción que se desprende de la nueva división del trabajo evidenciada por estos días a la luz de la crisis en curso. Es una oportunidad histórica para desarrollar ese ciclo. En el anterior -1860, 1930- nuestro rol fue pasivo, beneficiarios de un comercio internacional favorable derivado de la relación privilegiada con Inglaterra, que fue abruptamente interrumpida en los años treinta: otros países de la mancomunidad comenzaron a ocupar nuestra función de proveedores de materias primas, insumos y productos agropecuarios. Todavía se debate si la crisis iniciada en ese momento fue a consecuencia de nuestros desaciertos e incapacidades o una situación externa tan dependiente que nos dejó sin capacidad de reacción cuando cambio el contexto. ¿Eso puede volver a pasar? Es más difícil pero no imposible; el mundo global no es el anterior; la información circula y los saberes son de índole más compleja. Pero el desafío existe de cualquier manera. Llegar a concretar esa “intervención creadora” de la sociedad argentina y su clase política sobre un contexto de alta determinación, depende de la capacidad de superar algunos escollos, en particular, los que se desprenden de una rémora preocupante: la persistencia en el imaginario de algunos modelos de país que se tornan inviables en las actuales condiciones; un obstáculo epistemológico existente en distintos estamentos del pensamiento nacional, con independencia de signos ideológicos. La consiga de “vivir con lo nuestro” es no solo ilusoria sino perniciosa porque desvía las visiones, sesga el sentido de la misión a una vía muerta y quita energías para afrontar los verdaderos desafíos que tiene el país por delante. Hay todavía no pocos sectores nostálgicos de un pasado que no volverá1 salvo en la imaginación, y responsables de gobierno que les resulta más acogedor sobrenadar en los apacibles remansos del pasado que zambullirse en las tempestuosas aguas del futuro. Asimismo, no pocas de nuestras decisiones están inspiradas en visiones oportunistas (según las encuestas) o de corto plazo (“resolver los problemas de la gente”).

En contextos de alta determinación, como los inherentes a la globalización, a la política se le plantean otro tipo de exigencias. Se pueden adoptar actitudes defensivas (“vivir con lo nuestro”), ilusorias (“volver al pasado”), confrontativas (globalifóbicos), oportunistas y de corto plazo. Cualquiera de esas actitudes será inconducente para alcanzar los fines perseguidos que en líneas generales también son deseados por el orden establecido. Objetivos que pueden ser producto del consenso son, sin embargo, inalcanzables en los marcos de la globalización que desconoce y barre con la singularidad y los particularismos. Estamos frente a una paradoja. Las paradojas, que se resisten a la lógica formal, ameritan otro tipo de tratamiento ya que no pueden ser resueltas en los planos en que se manifiestan ni desde los polos que las generan; hace falta crear otros planos de acción y generar nuevos polos de poder. Pueden ser la base del nacimiento de una nueva política progresista, un tema actual pero que cae fuera de los límites de estos comentarios.

Por lo pronto, hace falta una ponderación más precisa de la Argentina para saber cuál es nuestra línea de base, dónde estamos parados, de dónde partimos y hacia dónde vamos. Tal vez uno de los factores a tener en cuenta sea que todavía seguimos dependiendo excesivamente de indicadores de tipo económicos que han demostrado sus limitaciones. Días pasados Paul Krugman nos dio su receta: “siempre hay que tener en cuenta que cuando no se sabe a quién creer -a las estadísticas económicas o a los propios ojos-, conviene preferir los propios ojos”, dijo el académico de Princeton. La modalidad de registro de avances y retrocesos de procesos económicos y sociales da lugar a comparaciones que no se condicen con la realidad. Por ejemplo, contrastarnos con países africanos cuyo crecimiento el año pasado fue alto. Aunque ese logro desde situaciones de mucho atraso no puede dar lugar a dudas sobre el grado de desarrollo comparativo, pone la atención en imágenes que no se corresponden con nuestras posibilidades y expectativas. Las visiones apocalípticas no generan una mejor conciencia ni incentivan las ganas de hacer las cosas…

Se impone echar una mirada crítica y desprejuiciada sobre aquellas decisiones que han estado determinadas por motivaciones corporativas devenidas en razones ideológicas, en particular todo lo vinculado a la concepción militar del crecimiento, las persistentes acciones de la parte de la burguesía nacional prebendaria y sus socios del sindicalismo -invariablemente dependientes del proteccionismo para disimular sus miserias- o el accionar interesado de las burocracias enquistadas en las empresas del estado. Tomemos algunos ejemplos de los muchos que se podrían traer a colación para ilustrar el necesario debate.

Decisiones controvertidas

Pagani eligió distinto

Hace algunos años, en época de los militares, se planteó la disyuntiva “acero o caramelos” como metáfora de los caminos posibles para el desarrollo de nuestro país. Si en ese momento se hubiera realizado una encuesta sobre las preferencias de los argentinos sin dudar nos habríamos pronunciado por el acero; se habría evidenciado así una clara influencia de los modelos productivistas referidos a la defensa nacional. Hoy ARCOR es el primer productor mundial de caramelos y compite en 120 mercados de los cinco continentes.

Un referente del empresariado

Otro caso emblemático es el de Coniglio, el fabricante de ropa para niños y adolescentes. El emprendimiento es un leading case porque reunió todos los requisitos de un proyecto moderno y exitoso: diseño original y de gran belleza, capaz de marcar las tendencias de la moda, creación de mucho trabajo façon, empuje comercial, franquiciado en otros países; Coniglio pudo competir en cualquier escenario global debido a su capacidad y velocidad de innovación sin la posibilidad de ser imitado. Luego de un período de expansión, es vendido en condiciones ventajosas a un fondo de inversión y su creador, Ignacio de Mendiguren, se dispuso a fabricar alpargatas con suela de goma, un producto más al tono de Brasil o China. Irreprochable desde el punto de vista económico, el negocio puede dar lugar a un interesante debate sobre la responsabilidad social empresaria.

Una decisión controvertida

Países de nuestro nivel como Turquía, Sudáfrica o Brasil están construyendo el tren bala (TGV) a toda marcha. China acaba de inaugurar el TGV más rápido del mundo y se propone desplegar en los próximos tres años (!) 42 líneas a lo largo de 13.000 Km de vías para servir al 90% de su población. En las décadas sucesivas todo el mundo se unirá con trenes de alta velocidad; un negocio faraónico del cual nuestro país podría participar desde su inicio: tiene historia, recursos humanos experimentados y conoce bien tecnologías de punta como la superconductividad y nuevos materiales. Sin embargo, en la incipiente era del teletrabajo, al TGV se lo sigue contraponiendo a la optimización de los servicios desde el conurbano o se continúa alimentando la ilusión de la vuelta de los trenes a los pequeños pueblos. En 1857 Sarmiento tuvo que golpear repetidas veces su pupitre en el Senado bonaerense para dar luz verde a la extensión de la línea férrea hasta San Fernando, resistida con ahinco por el lobby de conductores y patrones de carretas. Como se ve no todo tiempo pasado fue mejor…

Argentina tiene que ponerle nombre y apellido a su desarrollo, en particular el productivo. Hay que apoyarse en las experiencias exitosas según los indicadores de los nuevos paradigmas globales. Estos son algunos de los sectores que más expectativas despiertan; su promoción, por parte de un nuevo estado tan potente como pequeño, no debe ir en detrimento de otras iniciativas privadas en el marco de nuestras leyes:

Cadenas de valor agroalimentarias y agroindustriales. Clúster de maquinarias y agro servicios en la pampa gringa. Servicios de consultoría, financieros, médicos y educativos. Mecánica de precisión y autopartes. Vino con denominación de origen. El fashion de Palermo. El diseño en todas sus modalidades. Las industrias culturales. El turismo de variada oferta. La petroquímica al pie de los pozos. Equipamiento atómico en Bariloche. Energías alternativas y producción “verde”… y otros sectores sobre los que hay coincidir en un plan estratégico nacional. Por ejemplo este:

Cambiasso

Hay una experiencia reciente de cómo lo pequeño puede expandirse: el clúster del polo. Un sector exclusivo, no exento de glamour (una forma de belleza ligada al lujo y al refinamiento), apoyado en tradiciones criollas pero con formas modernas de organización, se proyecta con éxito al plano global. Capaz de una realización que no estará en lo inmediato al alcance de país alguno (poner 80 goles en una cancha para jugar un partido en París o Buenos Aires), el polo es trabajo de diverso tipo, altos ingresos, manejo genético, belleza animal, creación de exitosísimas marcas de indumentaria y equipamientos, llegada internacional a los más altos niveles de decisión, acceso al sponsoreado más sofisticado…, todas facetas de la actividad ligadas al máximo agregado de valor. Se cuenta que en una oportunidad el Príncipe Felipe imaginó cambiar las Malvinas por los Heguy. La sola posibilidad –no exenta de cierto sentido peyorativo si es que realmente fue expuesta- muestra el verdadero potencial de la actividad. Sin que todas las ramas susceptibles de ser consideradas económicamente viables tengan esas condiciones tan favorables, el clúster del polo es, empero, una guía en materia del desarrollo local.


(Des) equilibrios territoriales

En la Unión Europea (UE) con cohesión territorial se hace referencia a “la solidaridad a las distintas escalas del territorio… reducción de las disparidades de desarrollo entre las regiones… igualdad de acceso a los servicios”. Así, el desarrollo equilibrado y sostenible del territorio le pueda conferir a todas sus partes igualdad de oportunidades. Aunque en menor medida que en nuestro país, en los países europeos la población ha tendido a concentrarse en las ciudades debido, sobre todo, al cambio en las formas de producción derivado de los procesos de industrialización causante de que las demandas de mano de obra fueran disminuyendo en el campo para aumentar en las fábricas. En la UE se le confiere la mayor importancia a atenuar y a revertir las asimetrías generadas en la modernidad. En el caso de nuestro país la tendencia a la concentración, una fuerza centrípeta que se puede representar por un vector, viene desde la época de la colonia. Distintas políticas industrialistas, fiscales, tarifarias y otras como la subordinación administrativa del interior a la capital, han resultado a lo largo de la historias en un despoblamiento generalizado a favor del gran Buenos Aires (“GBA” o “Conurbano”). Las crisis de la producción por diversos factores y el traslado de empresas, han determinado una reducción de las demandas de puestos de trabajo en los lugares de concentración lo que ha provocado un empeoramiento de las condiciones de vida. En los conurbanos, en general, se concentran todos los problemas: desocupación, hacinamiento, exclusión social, aumento de la pobreza, marginalidad, inseguridad, deterioro ambiental, narcotráfico, etc. Sin duda es el principal problema estructural que tiene nuestro país sin el cual cualquier política, por más bien presentada que esté, no dará resultados muy distintos a los obtenidos en el pasado. Los desequilibrios y la falsa escuadra echan por tierra las mejores intenciones constructivas…

Tanto por exceso como por defecto, debido a la magnitud que han adquirido las disfunciones -y la mayor exposición lo que instala el desaliento pero no la voluntad de resolver los problemas ante la falta de ideas y los intereses en juego- el desafío parece mayor en el GBA pero, sincrónicamente, no es menor aunque sí distinto en el interior. La cuestión se presenta de la siguiente manera. Los recursos asignados se esterilizan rápidamente en el GBA absorbidos por una trama perversa que actúa como un agujero negro (como el “fondo de reparación histórica” en la época de Duhalde gobernador que no produjo ninguna mejora verificable y solo sirvió para mantener una estructura clientelar). Contrario sensu, en el interior, pero debido a la falta de una trama virtuosa de proclividad, es decir, una organización capaz de realizar y amplificar los recursos a través de proyectos, aunque estos se asignaran, tampoco tendrían una mayor efectividad2.

La concurrencia de problemas, en distinta magnitud y escala, hace que el tema del desarrollo local no pueda tomarse en forma aislada. Hace falta un enfoque capaz de formular un modelo integral del país que considere las particularidades –los trozos de territorio- en sus característica singulares pero teniendo en cuenta las interrelaciones que se establecen entre las partes. Por tomar un caso, el de las migraciones. Si las periferias de las ciudades se superpueblan es porque está mermando la población en el interior.

La paradoja de los conurbanos

Si las políticas hacia los conurbanos fueran exitosas, es decir, si los recursos asignados redundaran en un mejoramiento visible de la calidad de vida de sus habitantes, la trascendencia de los logros haría tan apetecible vivir en él que se acentuaría la venida de familias en la búsqueda de mejores condiciones de vida, huyendo de las miserias del interior, sobrecarga que rápidamente sublimaría las mejoras obtenidas lo que no haría más que agravar las cosas, por las ilusiones perdidas y el agregado de mayores solicitaciones.

En realidad no hace falta que sean exitosas las políticas; aún las consecuencias negativas del empeoramiento absoluto en las condiciones de vida del Conurbano dejan de serlas con respecto al interior donde bajo cualquier circunstancias los pobres sienten y consideran que están peor. Veamos el siguiente ejemplo. Se han entrevistado familias que sufren las peores condiciones dentro de distintos asentamientos del Conurbano y las opiniones son unánimes: aún viviendo en una casilla precaria, las prestaciones médicas y educativas de las que se dispone, así como las posibilidades laborales, incluso con el cartoneo, son muy superiores a las de sus lugares de origen. Es por ello que, si bien una parte de la gente va y viene dando lugar a un vaivén, en las actuales circunstancias esa estructura disipativa siempre se resuelve en el sentido de la fuerza centrípeta y no en la remisión al origen. En consecuencia, como en cualquier circunstancia los conurbanos crecen incesantemente, ahora con el incentivado aporte de nuestros vecinos, la conclusión es una: el problema del Conurbano no tiene solución en sí mismo.

El Gran Buenos Aires3



No se puede atribuir el fortalecimiento de Buenos Aires como centro político y económico solo a los resultados de la lucha entre unitarios y federales, ni a las necesidades de Inglaterra de vendernos manufacturas y llevarse materias primas privilegiando su puerto: ya en la época de la colonia la propia formación del virreinato del Río de la Plata “modificó radicalmente la vida de Buenos Aires (donde) aumentó su población en forma progresiva, creció el número de sus viviendas y la intensa actividad mercantil elevó el nivel de ingresos de sus habitantes” dice el historiador Levene; es decir, por su importancia, desde entonces la Reina del Plata se perfilaba como la meca de la población del interior. Aunque varios factores (políticos, comerciales, culturales, etc.) han incidido para que esa tendencia no haya sufrido cambios, se puede afirmar que fue la infraestructura construida en función de las necesidades del modelo agro exportador el principal vehículo para una concentración a esta altura ya consolidada.

Tendidos ferroviarios, líneas de telégrafo y teléfono, carreteras paralelas a las vías ya desde 1931, redes de transmisión de datos, transporte aéreo y automotor, en fin hasta se pueden contar las expectativas del imaginario colectivo, el conjunto de vectores generados en forma de embudo determinaron esa concepción centralista que con cierto aire peyorativo ha sido llamada porteña4.

La funcionalidad de los trazados radio céntricos comienza a desaparecer en los años 30 cuando el modelo declina. A partir de ese momento la infraestructura ya no solo trae el fruto del trabajo para la exportación o el consumo de la gran urbe; también vidas de familias frustradas a causa de la crisis galopante que las lleva a converger sin escalas en los cordones de miseria de las ciudades principalmente alrededor de la ciudad de Buenos Aires.

Si bien en los marcos del proyecto de la generación del ’80 hubo políticas industrialistas, sobre todo ligadas a la creación de infraestructura y al procesamiento simple de materias primas de origen agropecuario, como en el caso de los frigoríficos, es en el período entre las dos guerras mundiales cuando aparecen proyectos complementarios o en contra del modelo agro exportador. Esas propuestas son asociadas al nombre de Prebisch.

Cuando se habla de términos de intercambio desiguales, un concepto acuñado por el mencionado economista, se hace referencia a la depreciación de las materias primas con relación a las industrializadas con el agregado de algún tipo de valor, importadas desde las metrópolis. Es época de fuerte presencia de sectores defensores de la soberanía nacional, no pocos de los cuales provenían o caían bajo la influencia del ejército, encargados de la construcción de una base energética autónoma y la incipiente industria pesada.

Debido a las alteraciones en la producción y el comercio internacional como consecuencia de la segunda guerra mundial se consolida en nuestro país el proceso de sustitución de importaciones. Aparecen nuevas industrias, sobre todo en los ramos alimentos, bebidas, textiles, tabaco, cuero, madera, etc., la llamada sustitución de importaciones fácil, nos dice el economista Ferrucci, para diferenciarla de la difícil caracterizada por su mayor complejidad (vehículos, siderurgia, productos químicos, etc.). Esa movida hace que contingentes de trabajadores se vean atraídos por las posibilidades de trabajo abiertas en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires.

No es necesario recargar las tintas sobre el aprovechamiento que hizo Perón de esa cuadro de alta concentración proletaria para consolidar su proyecto político ni el usufructo sucesivo del mismo por parte sus sucesores: Esas prácticas tan características de los populismos son motivo de comentarios par parte de Federico Storani en su documento para el debate de la CON de diciembre último. Para el dirigente radical “el objetivo del populismo no es el de superar situaciones de pobreza estructural sino lograr adhesión política. En última instancia le conviene que la pobreza se multiplique… no ofrece la posibilidad de superarse” concluye Storani.

El peronismo construyó un sistema político de tinte populista basado en el clientelismo, la corruptela y la ignorancia de sus dirigentes, hombres de gran astucia para construir poder en beneficio personal, pero incapaces de ver más allá de sus fines mezquinos. A lo largo de medio siglo, se ha llegado a un estado de degradación sustentable cuyos componentes principales son la inseguridad, la polución, la exclusión, el urbanismo bobo, la marginalidad, el desempleo y la droga. Una situación que las “soluciones” redistribucionistas que instrumenta el actual gobierno, retrógradas y conservadoras, no hacen más que prolongar. Mal pero acostumbrada, la gente vive al día. ¿Puede pensarse en soluciones duraderas para el país sin atacar de raíz este contexto de ingobernabilidad que todo lo afecta?

Desde hace algunos años existe la convicción de que uno de los principales problemas de la provincia de Buenos Aires (PBA) es el marcado desequilibrio demográfico. Así, en una superficie de 3631 Km2 que tiene el conurbano que rodea a la ciudad de Buenos Aires, viven 10 millones de habitantes, mientras que en el resto de la provincia, denominada habitualmente el interior, cuya extensión alcanza a los 304000 Km2, lo hacen el resto, 3 millones. No pocos estudiosos de la realidad provincial han puesto de relieve esta disfuncionalidad. Merece detenernos en las observaciones del doctor Anselmo Marini. Para el ex gobernador radical de la PBA (1963/66) “la distribución de las comunicaciones en el territorio provincial, muestra, en primer término una red ferroviaria que convergen en abanico sobre la Capital Federal. Ella resulta apta para servir a una economía de exportación, pero insuficiente para reactiva el equilibrado desarrollo de todas las regiones bonaerenses…”

El interior.

Un trasvasamiento de población en democracia desde los conurbanos a los lugares de origen de los expatriados no puede operar desde la expulsión sino desde la atracción que mueva a las familias a la búsqueda de nuevas oportunidades de vida. No hay episodios más dramáticos en la vida de los pueblos y las familias que todos lo implicado a la expatriación y el exilio. Las migraciones de personas son una de los aspectos más sensibles de la vida de los pueblos. La aclaración no es baladí. Las familias se han trasladado en forma voluntaria, más o menos compulsiva, en algunos casos corridas por regímenes dictatoriales, en otros atraídas por promesas que no fueron cumplidas, detrás de ilusiones inalcanzables o abiertamente engañadas por triquiñuelas ligadas a las amenazas u otros medios de coerción. Es por ello que lo decisivo en el planteamiento del problema es la activación del “atractor” lo que hará que la familia se traslade voluntariamente atraída por la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida.

El proceso de “vuelta al pago” requiere de tres condiciones iniciales: 1) no querer vivir más como se lo viene haciendo en el conurbano y que las familias quieran darle un mejor porvenir a sus hijos, 2) que el interior aparezca con suficiente fuerza de atracción en forma convincente como para que la gente se anime a cambiar de domicilio; como antes se venía a “hacer la América”, ahora haya que “hacer el interior”, 3) incentivos de todo tipo, en primer lugar estatales, pero también de la esfera privada y no gubernamental que ayuden a modelar las condiciones de la vida nueva. En el Conurbano hay que fortalecer los mecanismos de asociación por pertenencias principalmente lugareñas; aquellos que fortalezcan la identidad y vayan acrecentando el deseo de interesarse y recrear por sus antecedentes que siempre fueron más promisorios. Los intendentes se deben poner al frente: La gente debe migrar con trabajo ya establecido no en la incierta búsqueda de él.

Desarrollo local

Cuando pensamos en niveles micro nuestra atención se dirige a lo local. Vamos a especificar el significado de algunas variables implicadas en la noción de desarrollo local.

Crecimiento y desarrollo, en el área económica, se usan en forma indistinta. Pero no son lo mismo. Guinea Ecuatorial creció el año pasado más que Bélgica aunque sus desarrollos son desiguales. En nuestro país crece el número de escuelas; el gobierno asigna recursos para la construcción de nuevas aulas y anuncia con orgullo su plan de obras públicas; sin embargo, la enseñanza no mejora, por el contrario existe la convicción de que cada vez está peor. Hay más metros cuadrados de aulas pero la enseñanza está en crisis; empeora cada día y los maestros, mal pagos, son de baja calificación. Mucha obra pública se podría evitar pero existen muchos recursos, fuertes intereses, inercias. El desarrollo puede implicar crecimiento –de hecho en los países en vías de desarrollo es así- o también, como en los países ya desarrollados, existe el objetivo del “crecimiento cero” para poner la mira en el desarrollo.

Otra variable de uso frecuente en los últimos tiempos es la de la “redistribución”. Este gobierno entiende que la redistribución es sacarle plata a los ricos (o dificultarle en los hechos la posibilidad de hacerla en una rara idea de justicia) para dársela a los pobres. La modalidad ha dado lugar a fuertes distorsiones en la producción y comercialización agropecuaria con peligrosos implicancias futuras así como pérdida de valiosos oportunidades en el presente. Con los recursos capturados aumenta los planes sociales con dádivas que esconden en realidad la intención de fortalecer los mecanismos clientelísticos. Los pobres no se ven incentivados y desaprovechan las pocas opciones que les ofrece el sistema para salir de su situación. Para el peronismo mantener la pobreza es condición de poder; es una fuente de sustento y perduración. Por el contrario, la gente debe tener la posibilidad de progresar con la contención, ayuda y dirección del estado, en la medida que su acción se base en el principio de la subsidiariedad y no en la suplantación de los esfuerzos. La verdadera redistribución es de oportunidades.

¿Qué es el desarrollo? Des-arrollo significa desplegar lo que está arrollado; permitir que emerja lo que está contenido en el interior de un organismo en tanto exista una acción, una fuerza, que impulse esos contenidos a hacerse presente en la superficie. Desarrollo está asociado a la idea de lo endógeno; lo implica. Normalmente, el desarrollo no se puede poner en marcha sin una fuerza externo que lo promueva. El estímulo puede ser de carácter subsidiario (desaparece cuando el desarrollo se inicia y alcanza autodinamismo) o vinculante (permanece más allá de lo necesaria para movilizar, y crea dependencia, habitualmente de tipo política). Las intervenciones de este último tipo, tradicionales, han sido avasalladoras, desvalorizante de lo propio a desarrollar, y termina suplantando los esfuerzos locales que pueden hacer posible alcanzar la madurez organizativa.

Un caso emblemático es el del “bottom up”, una noción creada en el ámbito del Banco Mundial tal vez con la sana intención de corregir sus conocidos desaciertos. Cuenta la picaresca que una vez el citado banco donó a un país del África ecuatorial una unidad sanitaria llave en mano con barredora de nieve incluida. La especie, real o no, obra de metáfora de lo que han significado las intervenciones del expertise internacional y sus programas formulados a medida de sus intereses burocráticos, más destinados, según la ley de Parkinson, a auto justificarse que resolver los problemas para los cuales fueron convocados.

Bottom up hace alusión a lo que sube del fondo. Una especie de emergencia endógena que se pone en marcha, se despliega en una serie ordenada de actividades y políticas, y desemboca en un proceso de desarrollo local. Sin embargo, es ilusorio pensar que motu proprio va a tener lugar a un tal proceso. Existen multitud de ejemplos de cómo comunidades cerradas, con insuficiente conexión al exterior, puede vegetar durante generaciones, reproduciendo hasta el cansancio las mismas pautas, los mismos patrones, los mismos modelos que los caracterizan, sin ninguna posibilidad de incorporar innovaciones que crecen afuera. Es por eso que los procesos de desarrollo local necesitan ser puestos en movimiento por una intervención externa. ¿Por qué es así?

Para que un proceso se desate debe existir una diferencia de potencial informativo para establecer la comunicación. Las pequeñas fluctuaciones que se puedan producir en el interior del sistema considerado son naturalmente absorbidas por los reacomodamientos homeostáticos en forma de movimientos imperceptibles que terminan por ser autorreferenciales sin establecer ninguna conexión externa. Y si no hay comunicación no hay diálogo. El progreso no se percibe.

Con el afán de jerarquizar el rol de los factores locales, la noción de bottom up tuvo cierta trascendencia; por ejemplo puede ser relacionada a la de “desarrollo endógeno”. Una redundancia. El desarrollo, por naturaleza, es endógeno, justamente porque hace alusión a lo que viene desde adentro. Por el contrario, exógeno es, en todo caso, el disparador, esa fuerza necesaria para activar y revelar lo que está contenido en un sistema. Sin embargo, no todos los adjetivos de desarrollo son redundantes. El adjetivo “local” es funcional porque le da el contexto y la escala; no se refiere a la emergencia de los elementos del sistema considerado sino que determina en lugar donde ocurre. De la misma manera se puede hablar de desarrollo “microrregional”, “regional”, “global”, etc. Recientemente en el Formez, la agencia del gobierno italiano que se entiende con el desarrollo en pequeña escala, Dolores Deidda, responsable del Centro de Políticas de Competencia y Herramientas para el Desarrollo Local, ha dictado una conferencia donde el aspecto sobresaliente es la percepción de que la época del bottom up ha finalizado. Básicamente, se le atribuye a dicho enfoque la falta de conexión externa, la focalización de los aspectos internos sin tener suficientemente en cuenta los condicionantes de contexto que producen las sinergias, entre ellas las políticas públicas de niveles superiores que contienen y condicionan lo local. Se impone a partir de ahora una agenda más extendida que comprenda “la mejora y crecimiento de los servicios públicos, el fortalecimiento de las redes de empresas, la mejor valorización de los bienes culturales y ambientales, la innovación tecnológica, etc.” que, según Deidda, influyen positivamente en los procesos de desarrollo, y que son “directamente atribuibles a la política pública”.,

Potencial de amplificación

Para que haya desarrollo hace falta un terreno abonado. Una manera de medir la “fertilidad” es a través de las potencialidades multifacéticas que muestra (o esconde) el sistema focalizado. Los llamados “capitales” son dimensiones de institucionalidad que, si bien no son mensurables, la sola noción cualitativa (intuitiva) da la pauta del potencial de un determinado sistema para el desarrollo local. La afirmación no obsta para que en el proceso de pormenorización de los aspectos que hagan al desarrollo, puedan diseñarse indicadores que correctamente aplicados, nos den una medida de aquellas potencialidades. Pero de la larga lista de capitales intangibles5 que dan cuenta de las distintas facetas de una comunidad local para describir su potencial, nos referiremos solo al más conocido de todos: el capital social. Se define así: “la variable que mide la colaboración social entre los diferentes grupos de un colectivo humano, y el uso individual de las oportunidades surgidas a partir de ello, a partir de tres fuentes principales: la confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales”. El capital social mide “la sociabilidad de un conjunto humano y aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y el uso, por parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en estas relaciones sociales. Una sociabilidad entendida como la capacidad para realizar trabajo conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva”.

El enfoque remite a lo posibilidad de amplificar los recursos que una comunidad recibe. Para tomar dos extremos: puede actuar como un “agujero negro”, en el sentido de que el recurso es absorbido prontamente sin que tenga un impacto visible o, por el contrario, el recurso se puede realizar virtuosamente dando lugar a la creación de mayores oportunidades que las que había antes de introducir el recurso. Es importante, para el desarrollo local, una apreciación certera de cual es el ambiente en el que vamos a intervenir.

Lo local como sistema

Hay muchas formas de definir el DL. En nuestro caso haremos hincapié en la

capacidad de los actores de un sistema definido de escala micro, comprometidos en la captura de recursos externos así como en la identificación y movilización los propios (explícitos e implícitos) con el fin de realizarlos de una forma sustentable en la producción de bienes y servicios para beneficio de la población y el medio ambiente involucrados”.

Una rápida desagregación de la definición nos muestra lo siguiente. Capacidad se refiere a saberes, metodologías y técnicas especiales que permiten el logro del objetivo: capturar recursos en una forma que diferencia la lógica del cazador (dinámico, asume riesgo) a la del trampero (estático, espera, especula). La definición de actores es difusa y profusa en la bibliografía, remite a alguien o algo capaz de relación y/o asociación con un fin: un científico, un texto, un mecanismo, una institución, una idea fuerza, etc." A los efectos prácticas estamos pensando en personas y de estas las más comprometidas en las acciones de DL (a veces llamadas también “agentes”). Cuando pensamos en un sistema definido, le estamos poniendo límites normalmente basados en la contigüidad (hoy con el cíber espacio se pueden definir sistema no contiguos). Recursos pueden ser de diverso tipo: financieros, tecnológicos, humanos, organizacionales, etc. que puedan ser útiles para abordar los problemas del DL; se hace mención a los externos, provistos desde fuera del sistema, y los internos que pueden estar a la vista o ser motivo de excavaciones arqueológicas en la memoria colectiva. La realización de recursos da la idea de que puestos en movimiento en forma organizada a través de un proyecto pueden dar lugar a resultados o productos. Cuando se dice en forma sustentable quiere decir que los esfuerzos de realización no se agotan con el tiempo electoral y dan lugar a políticas de estado que pueden favorecer más a las generaciones futuras que a las actuales, como cuando se planta un roble. En este siglo el desarrollo será sustentable o no será desarrollo, dijo recientemente el ex presidente Lagos. La producción de bienes y servicios se toman en un sentido amplio, no solo lo que es motivo de transacciones comerciales; por ejemplo un servicio social. Los beneficiarios no son solo la población, también lo es el entorno. Con ese amplio concepto que hemos encarado la definición de DL cabe preguntarse cuáles son los factores que están en juego.

Elementos de un sistema

Pueden ser actores, agentes, factores, oportunidades, potencialidades, recursos, herramientas, capacidades, conocimientos, información, recuerdos, imágenes… alguien o algo capaz de relación y/o asociación con un fin: un científico, un texto, un mecanismo, una institución, una idea fuerza… Es decir, en su sentido amplio, todos los factores o variables que están juego para una definición del DL que, está demás decirlo, no pueden ser agrupados en una sola disciplina particular. El siguiente cuadro es a título ilustrativo. Una matriz de elementos debería el fruto de un trabajo colectivo en una serie de talleres realizados al efecto.

LO QUE ENTRA
LA QUE ESTÁ
LO QUE SALE
ACCESO A PROGRAMAS SOCIALES, ETC.
PRODUCTORES DE BIENES Y SERVICIOS
BIENES Y SERVICIOS
INVERSIONES PRIVADAS
ACTIVISTAS SOCIALES
MIGRANTES TRABAJADORES
CONOCIMIENTOS (NPP)
ACTIVISTAS POLÍTICOS
INFORMACIÓN
AGENTES DE DESARROLLO LOCAL
FUNCIONARIOS PÚBLICOS
VIAJEROS VOY Y VENGO
PRODUCTORES AGROPECUARIOS (RSE)
HISTORIA LOCAL
PRODUCTORES CON RESIDENCIA EXTERNA
POLÍTICAS PÚBLICAS
FACTORES DE IDENTIDAD
VIAJANTES DE COMERCIO
INFORMACIÓN (MMC)
INFRAESTRUCTURA SOCIAL, DEPORTIVA
TRABAJADORES DEL TRANSPORTE
KNOW HOW
INFRAESTRUCTURA COMERCIAL
DEMANDAS
RECURSOS PRESUPUESTARIOS
CAPITAL FÍSICO
PROYECTOS PERSONALES (ESTUDIANTES)
OFERTA COMERCIAL (VIAJANTES)
CAPITAL SOCIAL
FEEDBACK ADMINISTRATIVO

CAPACIDAD PRODUCTIVA


ACTIVIDAD EDUCATIVA Y SU COMUNIDAD


ACTIVIDAD TÉCNICA, CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA


TRABAJADORES


MMC


DOTACIÓN DE SABERES, OFICIOS


EXPECTATIVAS Y AMBICIONES


LABOR COMUNITARIA, SOCIAL Y DEPORTIVA


SABERES Y HABILIDADES OCULTOS EN FAMILIAS


POTENCIALIDADES


AMBICIONES LATENTES EN EL IMAGINARIO


PROYECTOS


RECICLADO DE RESIDUOS


EL TRANSCURRIR DE LA REALIDAD Y SU TIEMPO


RIQUEZA PATRIMONIAL PUBLICA Y PRIVADA


BARRAS DE LA ESQUINA, TRIBUS URBANAS




















2. Una política nacional de desarrollo local (PNDL)

En primer lugar hay que considerar el porqué de la justificación de una política nacional que sea funcional a una dinámica que es esencialmente endógena y, por definición, la que se da a escala micro. Hemos visto la razón: el desarrollo local debe ser disparado desde afuera. Aún en el caso de que haya un agente local capaz de poner en marcha el proceso (por ejemplo un intendente con una mirada estratégica), se verá prontamente que las influencias que lo motorizan son externas. No puede ser de otra manera. El progreso tiene su sustento en la comparación de dos situaciones distintas en la que una de ellas predomina, le da sentido al movimiento, a partir de realizaciones que la otra parte desea imitar. En nuestro país, los procesos desatados en Europa, especialmente en Italia por su cercanía, ejercieron una clara influencia en algunos casos conocidos, como en el caso emblemático de Rosario. Pero las pocas experiencias de desarrollo local son demasiado recientes como para que hayan alcanzado una masa crítica, sobre todo si, como hemos visto en el caso de los italianos, se está en un momento de transición que pone en revisión todo lo hecho hasta ahora. Sin duda, la importancia del tema como factor de desarrollo nacional concreto, amerita ser introducido en la agenda del próximo gobierno. ¿Cómo hacerlo?

Nos vamos a referir sucintamente a modo de explicitación a los siguientes aspectos:

  1. Programa nacional de desarrollo local
  2. Plataforma informática central de DL interactiva
  3. Consejo nacional de DL
  4. Red Nacional de agentes de desarrollo local (ADL)
  5. Modelo de circulación de oportunidades de DL
  6. Algunos subprogramas

Concepción consensuada de realización descentralizada

El desarrollo local debe ser parte de la política de estado en todos sus niveles. El estado debe establecer las normas, patrones y procedimientos que, descentralizadamente para permitir el despliegue de la creatividad específica, orienten los procesos de desarrollo local en forma simultánea en todo el país, aunque los resultados no se alcancen todos al mismo tiempo dependiendo ello de la eficacia de las políticas del estado. Las normas se refieren a los aspectos del DL que deben ser privilegiados y las reglas que lo certifiquen para que el proceso desatado tenga el carácter de tal. Los patrones son los modelos que más convienen según las características del medio considerado. Los procedimientos se refieren a la dotación de metodologías que pueden ser útiles para alcanzar los fines propuestos. Estas normas, patrones y procedimientos, deben ser establecidos en espacios de convergencia consensual en los que participen sin exclusiones los actores interesados en DL, a todo nivel, y sea motivo del acuerdo estratégico que presida el período de crecimiento largo que se abre en nuestro país a partir de ahora.

El programa tendrá una unidad operativa con una forma de financiamiento similar al de otros casos programas comparables del estado nacional; asimismo, contará con componentes ligados a la capacitación para la preparación de los agentes de desarrollo local, una herramienta clave del proyecto por ser esos agentes los encargados de poner en marcha cada uno de los procesos a nivel micro. Estos componentes estarán a cargo de las universidades a nivel provincial/local. Se elaborarán manuales operativos para orientar la marcha del proceso en cada localidad. Asimismo se dispondrá de mecanismos de evaluación para garantizar la eficiencia, eficacia y efectividad de las acciones puestas en marcha.

Un sitio al alcance de todos

Es fundamental por razones de estimulo, control y emulación, el funcionamiento de un sitio en la web que pueda ser actualizado permanentemente con la información que se va generando por medio de mecanismos descentralizados. El acceso, público, tendrá que ser combinado con la alimentación de datos a los niveles que se consideren convenientes, por ejemplo, local/microrregional.

El control de la promoción

Establecer cual es la instancia más convenientes para la fijación de políticas y control de los procesos, por ejemplo, un consejo con la participación de los actores interesados en el DL. Funcionarios provinciales, organizaciones comunitarias, empresas con políticas de responsabilidad social (RSE), etc. deberán formar parte de él.

Red Nacional de agentes de desarrollo local (ADL)

A los efectos de vincular a los ADL, cuyas experiencias deben ser compartidas para alentar la emulación así como facilitar el intercambio de los saberes que se van generando en un proceso de características originales en nuestro país, se promoverá el funcionamiento de redes de todo tipo funcionales a los objetivos perseguidos. Las mejores experiencias tendrán la difusión adecuada en los medios vinculados al programa y MMC.

Herramientas de gestión avanzadas

Existe hoy en nuestro país, en sus institutos y universidades, la capacidad suficiente para dotar al programa de las herramientas más modernas para su gestión. Estamos pensando en los modelo de circulación atmosférica que entienden todo lo referido a la marcha del cambio climático (recopilación y llenado de datos, simulaciones, pronósticos, etc.). Se pueden ver en la bibliografía trabajos relacionados realizados en nuestras universidades. En el caso de gestión de un programa de desarrollo local de carácter nacional, se requeriría un trabajo pormenorizado de diseño de las variables a controlar y la formulación de los indicadores adecuados para realizar las mediciones. Los mecanismos de recopilación de la información y su ingreso a las bases de datos. Hacer corridas para simular escenarios en función de los objetivos gubernamentales. Elaborar pronósticos. Por cierto no es tarea fácil y requiere mucho talento y sabiduría el diseño de una tal herramienta. Y un área de la actividad pública en nuestro país comenzaría a ser gestionada con la ayuda de herramientas que hoy ya están maduras y probadas. Preliminarmente, podemos ver como se puede gestionar la marcha de los flujos y reflujos poblacionales, los resultados de las alternativas impositivas implementadas, la variación de las oportunidades de negocio a lo largo del territorio, la marcha de indicadores convencionales, etc.

Desagregación del programa

El programa nacional de DL comprenderá una cierta cantidad de subprogramas, modificaciones institucionales, y otros arreglos, algunas formulados ad hoc y otros ya establecidos que pueden ser funcionales a la marcha del programa madre. Preliminarmente podemos mencionar los siguientes componentes:

  1. Agentes de desarrollo local. Por lo menos un agente por sistema considerado (pequeño pueblo, cabeza de distrito, microrregión). Una persona que no sea residente pero que viaje asiduamente al lugar. Debe ser preparado con las suficientes herramientas como para poder disparar procesos de DL y hacer el seguimiento. Debe tener información sobre programas y otras alternativas para arrimar fondos y el manejo de la operatoria para hacerlos efectivos. Puede ser un estudiante universitario oriundo del lugar con residencia en el lugar del estudio; también un productor rural, etc.
  2. Círculos concéntricos de presión tributaria decrecientes. Un instrumento que trasciende los alcances del programa, que se establece en las áreas económicas de gestión y que deben elaboradas y puestas en marcha con la suficiente dotación de información como para que puedan funcionar los indicadores respectivos. Bases de datos locales.
  3. Micro regionalización. Poner en cero todo lo hecho hasta ahora; será la línea de base para recomenzar estos procesos de búsqueda de masa crítica sin la cual es imposible el seguimiento y la gestión de más de 2000 municipios existentes en el país. Llevar a no más de 300 microrregiones, corredores o la denominación que se adopte, pero que sea capaz de reflejar la unión de municipios con objetivos de desarrollo microrregional.
  4. Voy y vengo. Este programa vinculará a “embajadores locales” que viajan a las capitales o al extranjero y pueden conseguir valiosa información o hacer contactos y gestiones funcionales a los planes locales productivos. Se piensa en productores y/o sus esposas que pueden destinar una parte de su tiempo libre en los marcos de la responsabilidad social empresaria (RSE). Serán capacitados adecuadamente para el cumplimiento de su función. Las instituciones como AACREA y las organizaciones del campo, algunas cámaras empresarias industriales o de la banca de extensión territorial, son los destinatarios naturales de este programa con quienes habrá que elaborar en conjunto sus alcances e implementación.
  5. Simulacro escolar. Poner en marcha nacionalmente la comunidad educativa a nivel local, es una herramienta cuyo poder es difícil de mensurar si es bien implementada. La comunidad escolar ingresa en los hogares, moviliza a los padres. Los maestros y los alumnos pueden realizar simulacros como los que hace Conciencia con el tema del cambio climático o el funcionamiento de la Asamblea de las Naciones Unidas, en este caso para simular distintas cuestiones de funcionamiento de alcance microrregional, por ejemplo, un concejo deliberantes a ese nivel.
  6. Escuelas rurales. Su revitalización incorporando modernas tecnologías puede ser un valioso instrumento de desarrollo en los niveles micro. Ya existen organizaciones que se encargan de estos menesteres con quienes habrá que coordinar y darles mayores responsabilidades y recursos para que hagan lo que vienen haciendo con medios precarios. Otras instituciones del medio educativo pueden ser abordadas con los mismos criterios.
  7. Pequeños pueblos. Organizarlos a nivel micro regional y nacional por medio de plataformas en internet que les permita el intercambio de experiencias. Preparar programas específicos de desarrollo local a esos niveles aprovechando todo lo que se viene haciendo.
  8. Servicio comunitario. Con la ayuda de las Fuerzas Armadas y de seguridad restablecer una especie de servicio activo para los jóvenes, ahora con los fundamentos del desarrollo comunitario y local. Si bien un programa así cae fuera de los alcances de un PNDL, es necesario la coordinación con los que se vaya resolviendo y poniendo en marcha.
  9. Descentralización de oficinas del estado nacional. De igual manera es un programa que cae fuera de los alcances del PNDL pero es de su interés acercar al nivel local las ventanillas por donde pasan los recursos de los programas nacionales.
  10. Historia, patrimonio y turismo. Participar de iniciativas gubernamentales que puedan ser funcionales a proyectos productivos ligados al turismo rural y de pequeñas localidades.
  11. Presupuesto participativo. De las herramientas existentes para promover el involucramiento de los vecinos en la cosa pública, el presupuesto participativo parece mostrarse como el más apto. Es de funcionamiento continuo y el vecino siente que sus recursos se van realizando de acuerdo a necesidades establecidas democráticamente. Se debe avanzar en la complejización del funcionamiento de manera que las decisiones se vayan orientando hacia la creación de infraestructura para favorecer la producción.
  12. Agencias de desarrollo local/microrregional. Una herramienta fundamental que viene creciendo en nuestro país en el sentido de una mayor efectividad de su funcionamiento. Las incumbencias de las ADL/M se deben orientar a la agenda del desarrollo y no solo de la producción.
  13. Planes estratégicos. Una herramienta muy interesante que ha sido manejada con liviandad. Se debe recuperar su credibilidad porque el PE es un momento colectivo donde se echa a volar la imaginación para diseñar escenarios posibles, probables, deseables y factibles.
  14. Tradiciones de familia. Programa para rescatar y reciclar todos aquellos saberes y habilidades que anidan en la memoria familiar, que pueden ser transmitidos intergeneracionalmente y puestos en valor por medio de microemprendimentos que aumenten las posibilidades laborales y los ingresos de las familias.
  15. Prefactibilidad. Existen programas que permiten rápidamente tener un diagnóstico de las posibilidades locales/microrregionales. Ese conocimiento permitirá dar respuesta por ejemplo al direccionamiento de inversiones, la promoción de diversas producciones, el asentamiento de migraciones, etc.
  16. Reforma a las constituciones provinciales. Es imperioso darle mayor autonomía a los municipios.
  17. Búsqueda de financiamiento. Es necesario trabajar con el servicio exterior, de informaciones y otras agencias del estado así como empresas e instituciones privadas para aumentar el caudal de información que pueda abrir la posibilidad de nuevos negocios.
  18. Capacitación. Mujeres en nuevos oficios. Funcionarios y concejales. Todo lo necesario para un fortalecimiento institucional al nivel de los municipios, las microrregiones y los pequeños pueblos.
  19. Diseño. Crear un subprograma nacional para dotar de capacidades de diseño y manejo de los lenguajes simbólicos al nivel local para rescatar, reciclar y revalorar las características distintivas de identidad que pueden fortalecer las denominaciones de origen.
  20. Reorientar programas nacionales. Reorientarlos hacia el desarrollo local. Poner gente capacitada en la evaluación. Evitar inconvenientes como tomar planeamiento por desarrollo local con, crecimiento con desarrollo, instalación de fábricas fuera de escala, confundir la obra con el proyecto, la infraestructura al margen de la producción, etc.


Alberto Ford
La Plata, 17 de enero de 2010

1 Ver al respecto una síntesis de algunos de los 70 proyectos “estratégicos” del diputado Solanas en su portal www.pinoseplanta.com.
2 Un intríngulis de la política que puede dar lugar a interminables debates sin muchas posibilidades de llegar a acuerdos.
3 la imagen es de La Nación, 13 de enero de 2010.
4 técnicamente, un bucle cibernético de retroalimentación positiva que se potenció hasta la desmesura por carecer del necesario efecto regulador lo que hubiera atenuado sus efectos no deseados como primer paso para producir un punto de inflexión. La retro positiva (positive feedback) en cualquier proceso cuando no se regula lleva a la explosión o la parálisis, dos estado bastante cercanos a la realidad actual. Es el caso de Haití donde coincidieron ambos efectos.
5 Boisier habla de 11 tipos de capitales. Ellos son: capital natural, capital sinergético, capital económico, capital cognitivo, capital simbólico, capital cultural, capital institucional, capital psicosocial, capital social, capital cívico, capital humano


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