H. Cámara de Diputados de la
Provincia de Buenos Aires
Relator de la Comisión de Asuntos Regionales y del Interior
La Plata, Argentina, marzo de 2010
Español
Profundizando la democracia en espacios organizados por el estado
Ponencia académica
Relator de la Comisión de Asuntos Regionales y del Interior
La Plata, Argentina, marzo de 2010
Español
Profundizando la democracia en espacios organizados por el estado
Ponencia académica
1.
El ámbito del desarrollo local, lugar donde se despliega la participación, se
encontrará sometido en forma creciente a una doble presión; desde afuera, por
las nuevas condiciones de la política emergentes de la crisis en curso,
principalmente, las relacionadas con el cambio climático; desde adentro, debido
a las formas desarticuladas (jerárquico-piramidales) de gestión tradicionales
que obstaculizan una circulación más ágil de los flujos decisionales. Un
esfuerzo de integración de ambas perspectivas solo puede ser resuelto por una
aproximación transdisciplinaria capaz de configurar nuevas relaciones
conceptuales en el cometido de romper compartimientos estancos en la generación
de conocimiento específico y la formulación de políticas públicas.
2.
Para Anthony Giddens no hay “en este momento ninguna política que esté a la
altura de la magnitud del problema del cambio climático… hace falta un nuevo
modelo de desarrollo… una gran cuota de pensamiento creativo y este debe ser en
su mayor parte social y político” (Giddens, 2009). Toda una definición señera
sobre el tema del cambio climático en el que habitualmente se repara en sus
manifestaciones meteorológicas más que la complejidad de sus implicancias
profundas y extendidas. El incipiente mercado
de bonos de carbono está llamado a jugar a nivel global un rol similar al
de las revoluciones industriales de antaño; al igual que en aquella
oportunidad, el nivel micro se verá perturbado -con todas las contradicciones
que ello acarrea- por la diseminación del saber, la promoción del progreso y la
configuración de nuevas pautas de organización social.
3.
Evidencias de la situación internacional (el vertiginoso crecimiento de la
clase media mundial uno de cuyos indicadores es el consumo de proteínas
animales) nos pueden estar indicando que la Argentina está por ingresar en su segundo ciclo largo de crecimiento,
luego del primero de 70 años abruptamente finalizado en 1930. Las pequeñas y
grandes batallas que traerá aparejado el esfuerzo por transformar el crecimiento en desarrollo (cometido que no estuvo
presente en el primer ciclo), se dirimirán en ámbitos más cercanos al barrio,
el individuo y su familia. El desafío no puede ser abordado con formas
inadecuadas de concebir la cosa pública. Amerita un cambio de cultura: desarrollar configuraciones en red que
faciliten las sinergias derivadas de la participación de los ciudadanos.
4.
Progresivamente, se irá evidenciando la relación existente entre lo global y lo
local al punto de que se ha acuñado la formula del desarrollo glocal; aunque, huelga decirlo, más allá
de las dificultades epistemológicas para articularlos, todavía en la práctica
ambos conceptos ocupan espacios muy distantes: por un lado lo global, por el
otro lo local (a pesar de que diariamente desfila el mundo por la pantalla en
lo que se ha dado en llamar el “tiempo real”, la simultaneidad de la emisión y
la recepción de los flujos comunicativos). Sin embargo, lo que hoy aparece
lejano irá acortando sus distancias con la evolución de la crisis. Lo global
irá irrumpiendo en lo local, debido a los condicionamientos emergentes de la
nueva división internacional del trabajo.
Nuevos
escenarios
5.
¿Cómo opera el mercado de bonos de carbono (MBC)? A medida que los países más
contaminantes se vayan imponiendo restricciones consensuadas en materia de
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) -según tratados internacionales
como el Protocolo de Kyoto o el que lo sucederá en 2012- al no poder cumplirlas
en lo inmediato, se verán obligados a comprar bonos emitidos por empresas de
países menos contaminantes entre los que está el nuestro. Esos bonos son emitidos
por 1) alguna reducción verificada de
GEI en el caso de producciones ya en
marcha (por ejemplo, por el cambio en el uso de energías: en lugar de
combustibles fósiles apelar a otros no contaminantes; o, también, realizando
algún cambio en los métodos de fabricación), 2) en el caso de proyectos que se están por implementar,
por la adopción de tecnologías limpias o de mejor performance que otras más
contaminantes que hubieran podido usarse. Dos situaciones: una real (reducción) y otra virtual (proyectos más promisoriamente
“verdes”), las dos formas que va a asumir el MBC (a la forestación y
reforestación hasta ahora se le ha
concedido menor valor estratégico porque tanto la reducción como la prevención
de emisiones de GEI, a diferencia de capturas de GEI desde la foresta, son
generadoras de negocios de mayor cuantía y/o disponen de un poder
reconfigurante más dinámico, inmediato y tangible, de mayor impacto popular en
el contexto de la globalización).
6.
Las implicancias de la actividad del MBC serán omnicomprensivas: llegarán a afectar hasta los niveles micro
de actividad. Una forma de penetración de los flujos globales más invasiva aún
de lo que hemos visto en los últimos años, por ejemplo, con las inversiones
externas que comenzaron con la compra de grandes empresas para luego irse
extendiendo hacia las de menor porte o, también, comparable a la llegada de
nuevas tecnologías, como en el caso de los celulares, un producto exclusivo
todavía en los ’90 cuyo número hoy sobrepasa la cantidad de habitantes. Las transacciones en el MBC
estarán compuestas de flujos financieros
y tecnológicos, oportunidades de
nuevos negocios, apertura de mercados
para bienes y servicios derivados de la innovación, y asociaciones empresarias. Se dirigirán desde el centro a la periferia
sin que el vector, a diferencia de antaño, tenga connotaciones territoriales.
7. ¿Cómo se dejará sentir ese nuevo mercado, aun
incipiente, en la realidad de nuestro país?
Para
imaginar los escenarios probables, podemos situarnos en la Argentina de 1850,
inicio del primer ciclo largo de crecimiento cuando, por un lado, se estaba
saliendo de una situación pre-moderna basada en una economía pastoril y, por el
otro, se desplegaba la segunda revolución industrial, principalmente en
Inglaterra, con presiones concretas hacia nuestro país, en particular, con
demandas territoriales para acomodar excesos de población europeos, y a
transformar su economía en un sentido capitalista con la instalación del modelo
agro exportador capaz de satisfacer de alimentos a las nuevas poblaciones
urbanas en el viejo continente como consecuencia de su industrialización. Si
ahora la Argentina, como se deja traslucir por la nueva división global del
trabajo, y acudiendo a hipótesis deductivas basadas en las tendencias
evidenciadas en los últimos años, está por iniciar su segundo ciclo de
crecimiento largo, las influencias externas se dejarán sentir vehiculizadas
principalmente a través de los mecanismos inherentes al cambio climático, que
se corporizan en el MBC.
8.
Los mecanismos reconfigurantes del cambio climático pueden obrar en la
dirección de avanzar hacia una mayor cohesión territorial y demográfica de
nuestro país, cuyos desequilibrios son, sin duda, su principal problema. Para
muestra basta un botón: a pesar de la crisis actual externa e interna, cada una
en su medida, la economía argentina se desenvuelve en una situación que dista
de ser crítica. Sin embargo, si nos salimos de los indicadores económicos que
habitualmente poco dicen sobre el estado de la gente, estamos frente a
gravísimos problemas de todo tipo, algunos evidentes, como la inseguridad y la
exclusión social, y otros para los cuales no hay suficientes medios de
ponderación salvo el sentido común y la percepción cotidiana de la gente… que
no es poco. ¿Cómo actuaría el cambio climático como factor reconfigurante?
Tomemos un caso: el del Río Bermejo.
9. Canalizar el Río Bermejo haría
posible transformar un desierto de 250.000 Km2 (casi una Italia o
media España), zonas improductivas hasta ahora postergadas por su lejanía de
los centros de consumo, en un generador de riquezas con impacto tanto en
Bolivia como en la Argentina. Un diseño adecuado de las obras permitiría
construir embalses y puertos de manera de conectar los territorios puestos en
valor con el Río Paraná, dándoles salida
al mar. Eso en lo referido a infraestructura. El impacto es más
significativo cuando vemos lo que hace posible esa infraestructura:
alternativas de nuevas formas de vida a miles de personas hacinadas hoy en los
conurbanos, muchos de ellos originarios
de esas zonas. La densidad actual es de 1,5 habitantes por Km2
mientras que en el conurbano bonaerense el 40% de la población del país en 7000
Km2 se amontona sin sentido. En lo referido al transporte fluvial
los datos comparativos son elocuentes: el costo de transporte por camión por
tonelada y por kilómetro es cinco mayor que lo que constaría hacerlo por
barcaza a través de los canales. Se regarían 800.000 hectáreas. Todos los proyectos involucrados: rectificación
de canales, obras portuarias, de transporte, proyectos familiares de
reubicación y productivos, construcción de infraestructura urbana,
reforestación, serían fácilmente negociables en el MBC. Naturalmente, será
un cometido estratégico de décadas de duración como, por ejemplo, llevó alcanzar
la actual configuración de la pampa gringa; pero toda larga marcha comienza con
un pequeño paso, en este caso no tan pequeño si se trata de que en nuestra país
se formulen y ejecuten políticas estatales de largo plazo. Sobresale el rol que deberían
jugar en las nuevas poblaciones las políticas de desarrollo local para la
redistribución de opciones de crecimiento individual y familiar.
El
enfoque del desarrollo local
10. Cuando pensamos en niveles
micro nuestra atención se dirige a lo local. Vamos a especificar el significado
de algunas variables implicadas en la noción de desarrollo local.
Crecimiento
y desarrollo, en el área económica, se usan en forma indistinta. Pero no son lo mismo. Muchos países africanos
crecieron el año pasado más que Bélgica aunque sus desarrollos son
incomparables. En nuestro país crece el número de escuelas y se asignan
recursos para la construcción de nuevas aulas; sin embargo, la enseñanza no
mejora, por el contrario existe la convicción de que cada vez está peor, la enseñanza
está en crisis y los maestros, mal pagos, son de baja calificación. El
desarrollo puede implicar crecimiento –de hecho en los países en vías de
desarrollo es así- o también, como en países ya desarrollados, el objetivo
puede ser el “crecimiento cero”. Pero más allá de un punto, el crecimiento no
garantiza desarrollo el que se mide por otros indicadores como el acceso a la
educación, un trabajo digno, la salud, el bienestar colectivo, etc. No es
infrecuente entre nosotros que se confundan ambas nociones. Una expresión de
ello es el incremento de los planes sociales lo que luego es reflejado en las
estadísticas como aumento del empleo y del ingreso de las familias. Así, los
pobres no se ven incentivados y desaprovechan las pocas opciones que les ofrece
el sistema para salir de su situación. Para el populismo mantener la pobreza es
condición de poder; es una fuente de sustento y perduración. Por el contrario,
la gente debe tener la posibilidad de progresar con la contención, ayuda y
dirección del estado (también a través
de planes sociales verdaderamente transitorios concebidos en función de
aumentar las capacidades y poner en marcha microemprendimientos), en la medida
que su acción se base en el principio de la promoción y no en la suplantación
de los esfuerzos. La verdadera
redistribución es de oportunidades.
11.
¿Qué es el desarrollo? Des-arrollo significa desplegar lo que está arrollado;
permitir que emerja lo que está contenido en el interior de un organismo en
tanto exista una acción, una fuerza, que impulse esos contenidos a hacerse
presente en la superficie. Desarrollo está asociado a la idea de lo endógeno;
lo implica. Normalmente, el desarrollo no se puede poner en marcha sin una fuerza
externa que lo promueva. El estímulo puede ser de carácter promocional
(desaparece cuando el desarrollo se inicia y alcanza autodinamismo) o
dependiente (permanece más allá de lo necesaria para movilizar, y crea vínculos
perniciosos habitualmente de tipo políticos). Las intervenciones de este último
tipo, tradicionales, han sido avasalladoras, desvalorizante de lo propio a
desarrollar, y termina suplantando los esfuerzos locales que pueden hacer
posible alcanzar la madurez organizativa. Las razones de esas prácticas son
profundas y extendidas. Un caso emblemático es el del “bottom up”, una noción
creada en el ámbito del Banco Mundial tal vez con la sana intención de corregir
sus conocidos desaciertos. Bottom up
hace alusión a lo que sube del fondo; una especie de emergencia endógena que se
pone en marcha, se despliega en una serie ordenada de actividades y políticas,
y desemboca en un proceso de desarrollo local. Con el afán de jerarquizar el
rol de los factores locales, la noción de bottom
up tuvo cierta trascendencia; por ejemplo puede ser relacionada a la de “desarrollo
endógeno”. Sin embargo, existen multitud de ejemplos de cómo comunidades
cerradas, con insuficiente conexión al exterior, pueden vegetar durante
generaciones, reproduciendo hasta el cansancio las mismas pautas, los mismos
patrones que los caracterizan, sin ninguna posibilidad de incorporar
innovaciones que crecen afuera. Es por eso que los procesos de desarrollo local
necesitan ser puestos en movimiento por una intervención externa. ¿Por qué es
así?
12.
Para que un proceso se desate debe existir una diferencia de potencial
informativo para establecer la
comunicación. Las pequeñas fluctuaciones que se puedan producir en el interior
del sistema considerado son naturalmente absorbidas por un reacomodamiento autopoiético
en forma de movimientos imperceptibles que terminan por ser autorreferenciales
sin establecer ninguna conexión externa. Y si no hay comunicación no hay
diálogo. El progreso no se percibe. El desarrollo, por naturaleza, es endógeno,
justamente porque hace alusión a lo que viene desde adentro. Por el contrario,
exógeno es, en todo caso, el disparador, esa fuerza necesaria para activar y
revelar lo que está contenido en un sistema. Sin embargo, no todos los
adjetivos de desarrollo son redundantes.
El adjetivo “local” es funcional porque le da el contexto y la escala;
no se refiere a la emergencia de los elementos del sistema considerado sino que
determina en lugar donde ocurre. De la misma manera se puede hablar de
desarrollo “microrregional”, “regional”, “global”, etc. Recientemente en el
Formez, la agencia del gobierno italiano que se entiende con el desarrollo en
pequeña escala, Dolores Deidda, responsable del Centro de Políticas de
Competencia y Herramientas para el Desarrollo Local, ha dictado una conferencia
donde el aspecto sobresaliente es la percepción de que la época del bottom up ha finalizado. Básicamente, se
le atribuye a dicho enfoque la falta de conexión externa, la focalización de
los aspectos internos sin tener suficientemente en cuenta los condicionantes de
contexto que producen las sinergias, entre ellas las políticas públicas de
niveles superiores que contienen y condicionan lo local. Se impone a partir de
ahora una agenda más extendida que comprenda “la mejora y crecimiento de los
servicios públicos, el fortalecimiento de las redes de empresas, la mejor
valorización de los bienes culturales y ambientales, la innovación tecnológica,
etc.” que, según Deidda, influyen positivamente en los procesos de desarrollo,
y que son “directamente atribuibles a la
política pública” (Deidda, 2008)
13. Para que
haya desarrollo hace falta un terreno abonado. Una manera de medir la
“fertilidad” es a través de las potencialidades multifacéticas que muestra (o
esconde) el sistema focalizado. Los llamados “capitales” son dimensiones de
institucionalidad que, si bien no todos son mensurables, la sola noción
cualitativa (intuitiva) da la pauta del potencial de un determinado sistema
para el desarrollo local. La afirmación no obsta para que en el proceso de
pormenorización de los aspectos que hagan al desarrollo, puedan diseñarse
indicadores que correctamente aplicados, nos den una medida de aquellas
potencialidades. Pero de la larga lista de capitales intangibles: capital natural, capital sinergético, capital
económico, capital cognitivo, capital simbólico, capital cultural, capital
institucional, capital psicosocial, capital social, capital cívico, capital
humano, (Boisier, 1999) que dan cuenta de las distintas facetas de una
comunidad local para
describir su potencial, nos referiremos solo al más conocido de todos, el
capital social. Derivados de los trabajos de Robert Putnam en Italia del Norte
(Putnam, 1993) hay diversas definiciones de capital social que básicamente se
refieren a las variables que miden la colaboración social entre los diferentes
grupos de un colectivo humano, y el uso individual de las oportunidades
surgidas de esa colaboración a partir de tres fuentes principales: la confianza
mutua, las normas efectivas y las redes sociales; así, el capital social mide la
sociabilidad de un conjunto humano y aquellos aspectos que permiten que
prospere la colaboración y el uso, por parte de los actores individuales, de
las oportunidades que surgen en estas relaciones sociales. Una sociabilidad
entendida como la capacidad para realizar trabajo conjunto, la de colaborar y
llevar a cabo la acción colectiva. El enfoque remite a lo posibilidad de amplificar los recursos que una
comunidad recibe. Para tomar dos extremos: se puede dar la situación del “agujero
negro”, en el sentido de que el recurso que ingresa es absorbido sin que tenga
un impacto visible debido a su pronta esterilidad o, por el contrario, el
recurso puede realizarse virtuosamente dando lugar a la creación de mayores
oportunidades que las que había antes de introducir el mismo. Es importante,
para el desarrollo local, una apreciación certera de cual es el ambiente en el
que vamos a intervenir.
14. Hay muchas formas de concebir el DL. En nuestro caso haremos hincapié
en la
…capacidad de
los actores de un sistema definido, de escala micro, comprometidos en la
captura de recursos externos así como en la identificación y movilización de los
propios (explícitos e implícitos), con el fin de realizarlos de una forma
sustentable en la producción de bienes y servicios tangibles e intangibles para
beneficio de la población y el cuidado del medio ambiente involucrados.
Una rápida desagregación de la definición nos muestra lo siguiente. Capacidad se refiere a saberes,
metodologías y técnicas especiales que permiten el logro del objetivo: capturar
recursos en una forma que diferencia la lógica del cazador (dinámico, asume
riesgo) a la del trampero (estático, espera, especula). La definición de actores es difusa y profusa en la
bibliografía, remite a alguien o algo capaz de relación y/o asociación con un
fin: un científico, un texto, un mecanismo, una institución, una idea fuerza,
etc." A los efectos prácticos
estamos pensando en personas y de estas las más comprometidas en las acciones
de DL (a veces llamadas también “agentes”). Cuando pensamos en un sistema definido, le estamos poniendo
límites normalmente basados en la contigüidad (hoy con el cíber espacio se
pueden definir sistemas no contiguos). Recursos
pueden ser de diverso tipo: financieros, tecnológicos, humanos,
organizacionales, etc. que puedan ser útiles para abordar los problemas del DL;
se hace mención a los externos,
provistos desde fuera del sistema, y los internos
que pueden estar a la vista o ser motivo de excavaciones arqueológicas en la
memoria colectiva. La realización de
recursos da la idea de que puestos en movimiento en forma organizada a través
de un proyecto pueden dar lugar a resultados o productos. Cuando se dice en
forma sustentable quiere decir que
los esfuerzos de realización no se agotan con el tiempo electoral y dan lugar a
políticas de estado que pueden favorecer más a las generaciones futuras que a
las actuales, como cuando se planta un roble. En este siglo el desarrollo será
sustentable o no será desarrollo, dijo recientemente el ex presidente Lagos. La
producción de bienes y servicios se
toman en un sentido amplio, no solo lo que es motivo de transacciones
comerciales; por ejemplo un servicio social. Los beneficiarios no son solo la población, también lo es el entorno.
Sinergias de la participación
15.
El mundo que viene no está caracterizado por la escasez de recursos sino, por
el contrario, por la abundancia de los mismos y el acrecentado potencial de su
disponibilidad por parte de la población. Cuando hablamos de recursos lo
hacemos en un sentido general, no solo en lo referido a los aspectos
materiales. Sin embargo, al reparar en el modo potencial estamos diferenciando
dos cosas: la existencia de recursos, del acceso a los mismos. Hoy se producen
más recursos de los que pueden ser demandados; se ha invertido la relación
oferta/consumo. Empero, el acceso es una cuestión básicamente del modo de
organización social en lo referido a la equidad y no tanto al poderío económico
de un sistema. Es la red el tipo de configuración que, en forma crítica, puede
comenzar a poner en evidencia estos desequilibrios: en las urdimbres tradicionales propias de los sistemas
jerárquico-piramidales, que es por donde se transmiten los flujos decisionales,
comienzan a entrelazarse las tramas, para formar abigarradas texturas como las
enredaderas de una glorieta. Deleuze recurre a la noción de rizoma, haciendo
alusión a la estructura de algunas plantas, cuyos brotes pueden ramificarse en
cualquier punto sin importar su posición relativa en la configuración de la
planta. La metáfora sirve para representar el modelo de un sistema de
conocimiento en el que no hay posiciones determinantes. (Deleuze & Guattari
1972). En forma preliminar, se puede decir que las relaciones verticales, las
que se pueden identificar con la urdimbre, tienden a la concentración y manejo
discrecional de los recursos. Para usar nociones de la cibernética, una retroalimentación positiva que opera sin
la suficiente función de regulación que proveería una retroalimentación negativa. La eventualidad, es una manifestación
de un deficiente rol de incentivación y control de de la institucionalidad
democrática. Por el contrario, cuando los recursos comienzan a transcurrir por
las tramas horizontales, se producen los efectos sinérgicos que hacen posible
un funcionamiento más fértil del sistema considerado que es cuando toma forma y
se potencia a su vez la participación.
16.
Vemos que existe una estrecha relación táctica y estratégica entre acceso
virtuoso y amplificable a los recursos, y la participación. Las manifestaciones
jerárquico piramidales cuyas expresiones habituales son las configuraciones
radio céntricas, han sido características de la modernidad. El mundo es
elocuente en ese sentido. Antes para comunicarnos con África teníamos que pasar
por Europa; ahora lo hacemos en forma directa. Geopolíticamente acrecienta su
participación el Sur-Sur: los países emergentes se conectan en forma directa e
incrementan su protagonismo en la conversación global. Hacia el interior de los
países, se repite el mismo fenómeno. Veamos, por ejemplo, la relación del
estado central con las provincias o, en su totalidad, el diagrama de las
comunicaciones. Todo se rige por una forma de embudo que hace desembocar los
flujos en el puerto; también los vectores poblacionales y la administración del
territorio. En forma alentadora, desde hace un tiempo, tímidamente, las cosas
empiezan a cambiar.
17.
Apartando la noción del ámbito termodinámico y extendiendo su incumbencia a
otro tipo de procesos, podemos definir la entropía
como “la propiedad que mide el grado y la velocidad de realización de las
opciones en un sistema dado”. De dos formas, como variable de estado y como
variable de cambio. En el primer caso, estática, se relaciona con el
almacenamiento de la información que refleja el conocimiento existente en el sistema. En el segundo caso, dinámica,
relaciona la información en movimiento, que es transmitida por medio de la comunicación. Entropía e información son
las dos caras de una misma moneda; a medida que la información se va realizando
en la construcción de realidad, crece en la misma medida la entropía. Por ello,
a diferencia de lo que a veces se sostiene, la entropía nunca es negativa (no puede serlo porque la reversibilidad de los
procesos es una abstracción; el progreso se da en un sentido, aún en los
retrocesos, y cualquier cambio de configuración requiere un gasto positivo de
energía y/o información organizacional). El ideal del desarrollo se mide con la
triple E: eficiencia, eficacia y efectividad; todas refieren a lograr “más con
menos”. Se pueden desarrollar sofisticados modelos para medir las 3 E de la
participación. O en forma intuitiva, cuando no existen prejuicios ideológicos,
se puede vislumbrar la diferencia entre una participación genuina y el
simulacro de participación que a veces se da.
18.
El ideal es la amplificación de los insumos que ingresan en la red de manera de
lograr mejores resultados referidos a los objetivos de la participación. Sobre
todo que, en las nuevas condiciones de la aplicación de políticas derivadas del
cambio climático, y la puesta en marcha del MBC, se incrementarán
ostensiblemente la cuantía de los insumos y su diversidad, lo que traerá
aparejado un esfuerzo organizacional muy distante de lo acostumbrado en el
trabajo habitual con precariedad de medios. No es cierto que el tren pase una
sola vez y que haya que tomarlo de cualquier manera aún colgándose del furgón
para no quedar fuera de circuito (es claro, si se pierde hay que esperar su
próximo paso). Sin duda: una gestión centralizada tradicional no haría más que
recalentar los circuitos y dificultar el ingreso de recursos. Las redundancias
en la forma de gestión se transformarían en ruidos; el sistema todo, malgastando
las opciones de realización, ralentizando terminaría por detenerse. El
crecimiento entrópico adquiriría proporciones alarmantes.
Conclusión
19.
Hemos tratado de articular las tres nociones contempladas en el título del
trabajo: cambio climático, desarrollo local y participación. Sin duda, los tres
aspectos de la gestión socioeconómica son novedosos; no tienen más que unos
pocos lustros. Por cierto, la conceptualización de los nuevos enfoques siempre va algo por
delante de su expresión en la realidad. Sin embargo, también en ese sentido los
tiempos van cambiando y las demandas para la circulación de los flujos
decisionales, están fuertemente condicionados por factores globales, expresados
como hemos visto de diversas formas que antes no formaban parte de la dotación
de recursos disponibles para la gestión. Ese condicionamiento, coercitivo, es
lo que plantea los nuevos escenarios donde nada ni nadie podrán sustraerse de
los influjos globales que están produciendo transformaciones asombrosas en todo
el planeta.
Bibliografía.
Boisier, Sergio (1999). El desarrollo territorial a partir de la construcción
de capital sinergético, en Estudios
Sociales, N°99, C.P.U., Santiago de Chile.
Deidda, Dolores (2008), http://www.formez.it/formeznews/archivio/formez-news-08-140.pdf
Giddens, Anthony
(2009), Politics of climate change, Polity
Press.
Putnam, Robert
(1993). Making Democracy Work: Civic
Traditions in Modern Italy, Princeton University Press.
Deleuze, Gilles & Guattari, Félix (1998). Capitalismo y esquizofrenia. Paidós.
.
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