2008,
2009..: ¡crisis!
Alberto
Ford
<albertoford42@yahoo.com.ar>
Mayo
de 2009
ÍNDICE
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PRÓLOGO
|
3
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1.
LA MARCHA DE LA CRISIS
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6
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1.1.
ANTECEDENTES DE LA CRISIS
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6
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1.2.
SE ABRE EL TELÓN
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8
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1.3.
DE WASHINGTON A LONDRES. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
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9
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DECLARACIÓN
DEL G-20 EN LA CUMBRE DE LONDRES. SÍNTESIS.
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11
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2.
LA GÉNESIS DE LOS CONSENSOS
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12
|
TEMARIO
DEL INFORME DE COOPER, KAISER Y KOSAKA
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15
|
2.1.
COMENTARIOS SOBRE EL INFORME
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16
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3.
COMO ABORDAR LA GLOBALIZACIÓN
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21
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3.1.
MITOS VIGENTES: EL “IMPERIO” YANQUI
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21
|
3.2.
EL FENÓMENO GLOBALIZADOR
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24
|
3.2.1.
UNA CONVERGENCIA INÉDITA
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24
|
3.2.2.
LA REVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO
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28
|
3.3.
PARADOJAS
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35
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3.3.1.
ABORDAR UNA PARADOJA: ¿CUÁNDO? ¿CÓMO?
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40
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3.4.
ENTROPÍA
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42
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3.5.
UNA MISMA INTERVENCIÓN CAUSA DISTINTOS EFECTOS
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43
|
4.
ESCENARIOS FUTUROS
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45
|
4.1.
PROSPECTIVA
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46
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4.2.
PRONÓSTICOS
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50
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4.3.
PAUTAS PARA INGRESAR EN EL FUTURO CERCANO
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52
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4.4.
EN EL MEDIANO Y LARGO PLAZO
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53
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4.5.
¿Y EN NUESTRO PAÍS?
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56
|
Prólogo
"Esta
crisis es algo completamente inédito. Más que una recesión es una
crisis del sistema a escala global. Por eso, limitarse a hablar de
planes de recuperación tal vez no sea el mejor lenguaje que quepa
utilizar a estas alturas. Se
tiene la idea de que si conseguimos regresar al estadio precedente,
todo
irá bien.
Cuando lo que ha ocurrido es un colapso del sistema”. Maria Joâo
Rodrigues, economista portuguesa citada por Mario Soares. El País,
09 03 21
“La
crisis económica global nos acompañará durante una generación, y
no sólo durante un par de años, porque en realidad es una
transición hacia la sustentabilidad”. Jeffrey Sachs. La Nación,
09 03 30
Activos
tóxicos, hipotecas subprimes, hedge funds, derechos especiales de
giro, apalancamiento, agencias calificadoras de riesgo,
securitización, titulización,
etc., son las denominaciones que explican el disparo de la crisis;
tan nuevas o de poco uso que obligan al profano a consultar
Wikipedia. Pero a no engañarse: la crisis no es solo, ni
principalmente,
económica y financiera; por el contrario, es una crisis integral, de
alcance global, que durará muchos años. Crisis no debe confundirse
con crecimiento, ni su conceptualización debe quedar aprisionada en
una visión economicista. El crecimiento se mide por indicadores
económicas que han demostrado ser poco confiables (“crecen”
algunas zonas del norte de México hasta por la contribución del
narcotráfico al comercio local); el crecimiento, a su vez, no es un
indicador de la marcha de la crisis; lo es solo de la economía. La
evolución de esta
crisis se medirá por otro tipo de indicadores como, por ejemplo, las
calidades de vida, ambiental, institucional, etc., grado de
reconversión de la industria según las normas de la producción
verde, reubicaciones poblacionales, regionalizaciones, recapacitación
de la fuerza laboral, o la revelación de una lógica de gestión
global enfilada a la conformación de un gobierno mundial, por citar
algunos de sus componentes. Una lectura atenta de la declaración del
2 de abril de 2009 de la cumbre del G-20 realizada en Londres muestra
un panorama amplio de lo que está en juego.
Se
introduce la noción de “alistamiento” como un período de entre
3 y 4 años cuya duración permitirá ir introduciendo en la escena,
como se van abriendo las solapas de Internet, las distintas facetas
que son necesarias abordar para poner en marcha lo que llamaremos
globalización por
abajo. Ese proceso
-con otro tipo de dificultades de las que hemos visto hasta ahora-
forma parte del completamiento de la globalización en un sentido
integral y llevará décadas alcanzar.
El
pictograma chino de crisis que está en la portada representa dos
efectos: la creación y la destrucción. Como un perro de presa, la
crisis le hincará el diente, y esta vez no soltará, a la industria
no convertida; por el contrario, la crisis dará oportunidades únicas
a los sectores de la producción que lo hayan hecho. Un mercado
mundial en crecimiento asombroso espera lo necesario para aumentar el
volumen de la clase media, que en 15 años pasó de ser 1/3 a 2/3 (!)
de la población mundial, uno de cuyos indicadores principales en el
consumo de proteínas animales. Por ello, el crecimiento puede
ocurrir pronto; sencillamente porque la crisis no afectará a todos
los sectores por igual (por citar un caso, la soja en ciertas zonas
de la Argentina).
Dice
wiki:
“Crisis
(del latín crisis,
a su vez del griego
κρίσις) es una coyuntura
de cambios
en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable,
sujeta a evolución;
especialmente, la crisis
de una estructura.
Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún
grado de incertidumbre
en cuanto a su reversibilidad
o grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones
automáticas como las físico-químicas.”
Con
respecto a las incertidumbres, se tiende a reducir sus alcances con
afirmaciones del tipo:
“… la
presente crisis está alumbrando una nueva configuración sistémica
que bien puede denominarse sustentable, lo que significa utilizar los
recursos para el crecimiento presente sin poner en riesgo su
disponibilidad para las futuras generaciones”.
Para
ello,
“…esa
configuración irá tomando forma a partir de tareas que son
inherentes al despliegue de la globalización por abajo, que
es lo que aún resta para completar el proceso que se puso en marcha
hace apenas treinta años”
Como
se ve la aseveración es certera, no deja lugar a dudas… lo que no
quiere decir que las cosas vayan a suceder exactamente del modo como
uno las anuncia.
A
pesar que cuando se habla del futuro se lo hace apoyado en conjeturas
que se verán corroboradas o no por sucesos que aún no han ocurrido,
este trabajo se estructura en base a juicios sobre lo
que va a pasar,
tanto en el plano internacional como local. Ese ejercicio –que pone
en juego el modesto capital de credibilidad personal - tiene sin
embargo, por lo menos en este caso, dos características: nos
coloca en situación de porvenir,
y también nos da pautas para un seguimiento
o anticipación
de los acontecimientos. Así se evita la actitud prescindente de
asegurar que “no se sabe lo que va a pasar” o el relativismo
eventual de afirmar que “si se hace tal cosa, pasará tal otra”
El
trabajo es esencialmente deductivo
de sucesos que han ocurrido en el pasado reciente y que
hipotéticamente
han formado opinión en las capas más íntimas de la cebolla del
poder mundial. Asimismo, el contenido del texto no
es normativo en el
sentido de que no
dice lo que hay que hacer,
valorativo
en cuanto a que se
exime de enjuiciar
como buenas o malas cualquiera de las acciones, ni optimista
o pesimista, estados
de ánimo que dependen de cada uno.
El
trabajo tiene cuatro capítulos. En el primero se hace una
descripción de la crisis en curso, su génesis, y las acciones que
se han tomado para administrarla, palearla y superarla. El segundo
trata de los foros de consenso de los ’70 de donde surge la base
conceptual que explica con sentido estratégico el curso de la crisis
y sus resultados esperables. El tercero se refiere a obstáculos
epistemológicos para formular una línea política en la actual
circunstancia. El cuarto trata de pronósticos sobre la evolución de
la crisis global y sus formas de manifestarse en la Argentina.
Se
trata de dar las herramientas básicas para ejercer un seguimiento
menos trivial de los aspectos implicados en el gran juego de la
política y ser capaces de ubicar las acciones locales y regionales
en contextos más amplios. En perspectiva el intento puede ser
inscripto en el marco de un cambio
ideológico en
cuanto al modo de ver las cosas, un cometido que cuenta con más
adeptos a medida que se evidencia la endeblez de la oferta existente.
De esa manera, inscribiendo el presente efímero en una dimensión
más extendida tanto hacia el pasado como hacia el futuro, las
resoluciones que se tomen darán como resultado una dirigencia con
mayor poder de decisión.
1.
La marcha de la crisis
Existe
una relación amplificada entre la crisis financiera desatada en el
2008 y las medidas de consenso adoptadas en la Cumbre de Londres del
2 de abril de 2009 por los líderes del G-20 para enfrentarla;
esta constatación, que podría ser obvia, adquiere sin embargo una
significación particular al ver la gama de temas considerados, la
inusual rapidez de respuesta de la totalidad de la parte más alta de
la dirigencia mundial, la profundidad y extensión con que se han
encarado las soluciones y el tono perentoria de las mismas, todos
factores que en forma conjunta están evidenciando una situación sin
antecedentes por su gravedad la y la unidad de acción demostrada por
los gobiernos de los países decisivos. Es el paso del tiempo el que
irá dando una perspectiva de la que no se dispone cuando se está en
medio de los acontecimientos.
No
era razonable pensar que la situación creada luego del brote de la
crisis pudiera haber sido posible sin el tremendo descalabro que se
generó en la economía mundial. El nuevo contexto, que comprende
áreas que superan largamente lo financiero y económico, es de una
potencia de transformación que no tiene antecedentes en materia de
coordinación a nivel global. Es como si las medidas adoptadas
hubieran estado esperando que se desatara la crisis para ponerse en
movimiento: fueron
más significativos la velocidad con que se actuó para responder a
la crisis que los esfuerzos realizados para anticipar y evitar su
ocurrencia.
Es
notorio además el esfuerzo por instalar al nivel de la opinión
pública tanto los alcances de la crisis como las medidas adoptadas.
Se ha producido una combinación sinérgica de temas de agenda,
escenarios, el protagonismo de nuevos actores -como el G-20 que pone
en un pie de igualdad en materia de representatividad no formal a
países desarrollados y emergentes- metodologías de funcionamiento y
revisión de políticas establecidas desde hace muchos años, que nos
muestra que estamos ante un momento absolutamente original.
Ahora
bien, si la crisis tiene una influencia tan grande, es lícito
interrogarse sobre las posibilidades de duración de la crisis y si,
en última instancia, esta no se habrá transformado en un factor
reconfigurante de
amplio alcance, digamos al estilo del cambio climático; es más, si
en última instancia a la crisis se la ve con pesar, como una carga,
o es vista como una oportunidad de plasmar una agenda que ya lleva
unos cuantos años de metabolización. En ese sentido, es
verificable, y lo vamos a hacer en el siguiente capítulo, que
algunos de los diagnósticos y propuestas para la acción, ya estaban
presentes desde tiempo atrás. Veamos primero la reciente aparición
de la presente crisis en pleno corazón del capitalismo, las formas
que adoptó y sus alcances e implicancias.
1.1.
Antecedentes de la crisis
Las
crisis tienen un período de gestación donde ante un ojo avizor se
puede ir haciendo evidente rumbos inconvenientes para la marcha de la
economía. Cuesta creer que un puñado de oficiales de cuenta
de bancos norteamericanos hayan provocado tamaño desbarajuste en la
economía mundial sin que nadie, con capacidad de decidir sobre su
curso, se diera cuenta. Sin embargo así ocurrió en una secuencia
irresponsable que a los argentinos nos remite a principio de siglo:
¿no hay algunas similitudes de procedimiento entre las
manipulaciones de Wall Street con lo que hacían nuestros bancos al
ofrecer a los poseedores de cuentas-sueldo préstamos sin grandes
preocupaciones por indagar las reales posibilidades de saldar las
deudas adquiridas? Sin embargo, los préstamos se ofrecían con la
misma liviandad con que se lo hacía con las hipotecas subprimes. Así
fue que quedó un tendal de incobrables que fueron pasando
empaquetados, como las hipotecas de Wall Street a una cadena
decreciente de bancos, de estudio en estudio contables donde cada uno
de ellos trataba de cobrar –parece que con fortuna dispar- aunque
sea una parte de las deudas remanentes que le dejaba el anterior.
Los
manejos financieros en Estados Unidos comenzaron en 2007, un año
antes de desatarse la crisis, en un contexto de fuerte crecimiento,
bajos desempleo e inflación. Las hipotecas subprimes, que se
ofrecían con bajos intereses sin reparar como hemos dicho en los
antecedentes de los deudores, al crecer desmesuradamente dieron como
resultados una alta tasa de incobrables. Se puso en marcha un círculo
vicioso. Como parte de los mismos manejos, los precios de las
propiedades se vinieron abajo. Los bancos comenzaron a vender las
hipotecas securitizadas en paquetes y los inversores, previendo los
riesgos a los que se los estaba exponiendo, comenzaron a cuestionar
la manipulación irresponsables de sus fondos por parte de los
bancos. Un manejo complejo -sin muchos antecedentes en la vida
bancaria- que derivó en que aquellos paquetes, ya incobrables,
terminaran desahuciados en bancos de países como Islandia antaño
incapaces de imaginar verse involucrados en tales chanchullos.
Ya
en el verano boreal de 2007 cayeron algunas instituciones bancarias
no tan resonantes. Pero el precipicio comenzaba a ser visible para el
conjunto. Los bancos afectados asentaban sus préstamos fuera de los
libros de balance. Lo que comenzó siendo un problema de liquidez
para algunos bancos derivó en un problema para el sistema bancario
en su conjunto. El FMI estima que la mayoría de las pérdidas no se
han producido aún y podrían alcanzar más de U$S 2 billones (12
ceros) solo en EEUU.
En
setiembre de 2008 colapsa Lehman Brothers, todo un símbolo. Se pone
en tela de juicio el sistema bancario en el mundo. El apalancamiento
(relación entre monto de los prestamos y el capital del banco) era
muy grande. Los inversores se retraen; no quieren saber más nada con
correr riesgos de ese tipo. Caen los precios de los activos, en
particular, acciones y bonos corporativos.
La
crisis desencadenada en EEUU podría haber sido prevista por el
gobierno americano con solo utilizar las sofisticadas herramientas de
pronóstico que dispone, pero no lo hizo; por el contrario, vio con
pasividad cómo las cosas se descontrolaban y actuó recién cuando
no era posible volver atrás. Cabe preguntar entonces si la crisis es
solo financiera o también de inopia gubernamental en línea con lo
que dijo Lula en la reunión de Trinidad y Tobago para quien “un
pensamiento conservador… fue incapaz de prever y prevenir los
efectos de recientes aventuras especulativas del capital
financiero”i.
Tampoco los analistas tuvieron un papel muy decoroso en materia de
pronósticos. Frente al default, Giovanni Sartori arremetió
implacable: “una ciencia económica que no sabe prever tiene poco
de ciencia”ii.
Sin embargo, para descargo de la disciplina, los aspectos
comprendidos en la misma habrían actuado en todo caso de
disparadores de la actual situación.
Pero
las implicancias trascienden sobradamente lo económico y financiero.
Un informe del Consejo Nacional de Inteligencia preparado en 2008
para el entonces presidente electo, aseguraba que la influencia de
los Estados Unidos de América disminuirá en las próximas dos
décadas. “Tendencia Global 2025” indicaba que la actual crisis
es el inicio de una nueva correlación de fuerzas en el mapa mundial
lo que dará como consecuencia que el “sistema internacional, como
fuera conocido después de la Segunda Guerra Mundial, será casi
irreconocible para el 2025, debido al aumento de los poderes
emergentes…”.
Cuando
se desata la crisis las economías estaban creciendo fuertemente,
pero se produce el desaceleramiento. Las economías avanzadas entran
en recesión; las emergentes aguantan por una relación favorable de
precios en algunas materias primas y auge del comercio. Sin embargo
se debilita la confianza que como se sabe es considerado el
principal insumo de la economía. Son afectados el comercio, la
producción y las inversiones en todo el mundo. Se desacelera aún
más la economía, aumenta el desempleo y la deflación salvo en la
Argentina que “debe ser el único país del mundo que hay está
uniendo recesión con inflación”iii.
1.2.
Se abre el telón: el G-20
Cuando
las papas queman se realiza en Washington la reunión del 15 de
noviembre de 2008 y aparece en escena el G-20. Este conjunto reúne
19 países más la Unión Europea según seis variables
cuidadosamente ponderadas: países industrializados, productores de
alimentos, poseedores de reservas energéticas, poseedores de grandes
mercado, con potencial liderazgo geopolítico regional, y un
aceptable equilibrio entre los continentesiv.
Como veremos, no es esperable que ese espacio, como se suele llamar
ahora a los nodos de convergencia política, se constituya en la
expresión del poder global (cosa poco probable si se trata de
encuentros inter-nacionales, es decir, de concurrencia de
naciones totalmente disímiles), pero sin duda pasarán por ahí el
conjunta de los temas de agenda que se irán desplegando
sucesivamente en los próximos años. Así, la constitución del G-20
responde a consideraciones estratégicas plasmadas en sistemas
conceptuales que condensan la relación insumo/producto, u
oferta/demanda según como se lo mire, que explica mucho de lo que
viene en materia de escenarios globales. Por ello, de ninguna manera
la presencia de los denominados “emergentes” responde a una
graciosa concesión o un arranque de democratismo de los países
desarrollados. El G-20 es la fórmula uno del mundo que
despunta (con escuderías de vanguardia y un resto que acompaña).
Fue el ex-presidente del Banco Mundial Wolfensohn quien enfatizó
que “es hora de que el G-20 reemplace al viejo G-7"
Según
las variables especificadas, el G-20 está constituido por el G-8,
que es el “viejo” G-7 (EEUU, Inglaterra, Francia, Italia,
Alemania, Japón, Canadá) + Rusia; la Unión Europea; Argentina,
Brasil y Méjico; Sudáfrica; Turquía, Arabia Saudita; Indonesia;
India, China; Corea del Sur y Australia. Con cierta flexibilidad,
algunos de los elementos de este conjunto responden a distintas
clasificaciones. De 1 (una) variable: Turquía, “procónsulv”
de la cuenca del Mar Negro; China, gran mercado; Sudáfrica,
“procónsul” del África subsahariana; Arabia Saudita, energía.
De 2 (dos) variables: Argentina, alimentos y energías renovables; De
3 (tres) variables Brasil, alimentos, energías renovables,
“procónsul” de América del Sur.: EEUU: alimentos,
industrializado, “procónsul” de América del Norte y Central;
Rusia: energía, industrializado, “procónsul” de Eurasia, etc.
etc.
La
reunión de Washington del G 20 produjo una extensa declaración con
el siguiente formato: una parte de diagnóstico con 8
dictámenes, una parte de 5 compromisos, los llamados
cometidos con 8 propuestas y 5 principios que
constituyen la médula de la declaración, cada uno de ellos atados a
medidas concretas en el corto plazo y mediano plazo: en total 75
acciones. Los principios son:
1)
reforzar la transparencia y la responsabilidad de controlar los
mercados,
2)
mejorar la regulación,
3)
promover la integridad de los mercados financieros,
4)
reforzar la cooperación y coordinación en todo lo atinente a
mercados,
5)
reformar las instituciones financieras.
En
tiempo record –una reunión preparatoria de ministros de economía
de los países integrantes del G-20 se realizó apenas una semana
antes en San Pablo- se elaboró esta declaración con un grado de
minuciosidad que no es usual en reuniones presidenciales, y que solo
pudo haber sido consecuencia de la existencia de un consenso previo
si se considera la profundidad y el alcance de sus propuestas. Como
luego se vería, la declaración constituyó la base de lo acordado
en la cumbre de Londres, del 2 de abril de este año, donde se pasó
revista al cumplimiento estricto de lo acordado en Washington y abrió
un período de trabajo de los equipos técnicos para concretar en
plazos adecuados lo acordado por los dirigentes de los países del
G-20 más otros dignatarios invitados.
1.3.
De Washington a Londres. Encuentros y desencuentros
El
proceso desarrollado entre las dos reuniones mencionadas -4 meses
largos de intenso trabajo - contuvo diversas expresiones, no pocas
veces controvertidasvi,
que dieron finalmente lugar a una declaración común; un final
previsible. Se dice que en la globalización las cosas pueden ser
de cualquier manera pero terminan siendo de unavii.
Las propuestas aprobadas por los jefes de estado, a pesar de las
enormes dificultades para gestionar una transformación global de las
características de la actual, siendo de cumplimiento obligatorio no
dejan lugar para los díscolos.
A
través de los medios de comunicación se fueron estableciendo los
pareceres de formadores de opinión, periodistas, académicos, ex
presidentes y en ejercicio, funcionarios de distinto rango,
nacionales e internacionales sobre diversos temas: pronosticar el
momento de salida de la crisis; si esta crisis es el fin del
capitalismo; si es el nacimiento del nuevo capitalismo; si el (neo)
liberalismo ha sufrido una humillante derrota; sobre el rol de los
especialistas; si es el fin del consenso de Washington o la caída
del “imperio”; sobre cuándo se volverá al crecimiento; si Obama
es socialista; sobre los riesgos de un Estado interventor. También
si el progreso de la humanidad obedece a un orden espontáneo; sobre
los riesgos de negar la crisis; si Brasil debe liderar la región;
sobre el destino de África. En general las opiniones fueron muy
medidas, prudentes diríamos; tal vez sacudidos por el golpe que
significó la imprevista aparición de la crisis, nadie quería
arriesgar para no quedar desairado.
Se
realizaron importantes encuentros presidenciales. Obama estrenó su
cargo recibiendo al primer ministro inglés. Se realizó en Santiago
de Chile una importante reunión de presidentes dos días antes de la
cumbre del G-20, que fue aprovechada por Brown para visitar a Lula.
Los presidentes hicieron saber sus pareceres en diversos temas:
Sarkozy planteo sus disidencias en torno a las políticas de estímulo
adoptadas por los americanos y la necesidad, en contraposición, de
un mayor control de las instituciones financieras incluyendo el rol
de los paraísos fiscales; Los chinos, rusos y brasileños
cuestionaron la vigencia del dólar en el comercio internacional y el
atesoramiento de reservas. Diversos temas de la agenda se iban
introduciendo, reforzando, cuestionando a través de diversos canales
y protagonistas. Por ejemplo, el tema de Lagos fue el de los derechos
especiales de giro (DEG) mientras que el de los presidentes de
Argentina y de Turquía fue la necesidad de transformar los
organismos financieros internacionales
Los
organismos internacionales tuvieron sus reuniones. La Unión Europea
fijó su posición la que fue difundida por el presidente Barroso;
los ministros de economía del G-20 se reunieron en marzo para
revisar la agenda; lo mismo los ministros de economía del fenecido
G-7 en Roma. Algunas posiciones comenzaron a extender la agenda a
otros temas considerados con el del cambio climático y la
importancia del proceso que se abre luego del 2 de abril en camino
hacia la reunión de fin de año de Copenhagen. Por supuesto no
faltaron las reuniones de thinks tanks entre ellas la que
protagonizaron el Chatham House de los ingleses con Atlantic Council
de los americanos para afinar las propuestas hacia el 2 de abril.
También
algunas curiosidades como la formulación de estrategias en un
artículo de un científico español de Zaragoza con algunas recetas
sobre “cómo ser más inteligentes que la crisis” o en un portal
argentino diciendo que Argentina estaba en el G-20 merced al
prestigio cosechado por las gestiones de Menem y Cavallo y que los
Kirchner, aún pensando distinto, ahora estaban usufructuando.
Con
estos antecedentes se llega a Londres el 2 de abril. El portal de la
cumbre fue reflejando en forma ágil y con minuciosidad las distintas
alternativas convergentes. Tres documentos
publicados
han tenido un rol preponderante en la afirmación o modificación de
la agenda que se iba configurando. Ellos son el documento del 15 de
noviembre salido de la reunión del G-20 en la capital
norteamericana, otro publicado por la reunión mencionada de las dos
fundaciones, americana e inglesa, que tuvo lugar a principios de
marzo, y un pormenorizado análisis de la crisis con propuestas de
administración y salida de la misma por parte del premier inglés,
anfitrión de la cumbre y llamado a tener una incidencia decisiva
como luego se vería a partir del análisis comparativo de sus
contenidos con la declaración final.
Básicamente,
la declaración final abordó cinco grupos de problema con propuestas
concretas en cada uno de ellos: crecimiento y empleo, regulación y
supervisión financiera, reforma y fortalecimiento de las
instituciones financieras, comercio e inversiones, una salida
sustentable para la crisis. En el siguiente cuadro de resumen se
pueden ver los temas incluidos en cada uno de los grupos.
DECLARACIÓN
DEL G-20 EN LA CUMBRE DE LONDRES. 2 DE ABRIL DE 2009. CUADRO
SINÓPTICO
|
Una
globalización sostenible y una prosperidad creciente se basan en
los principios de mercado, regulación e instituciones globales
fuertes. Un plan global para la recuperación debe centrarse en
las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que
trabajan con ahinco, no solo en los países desarrollados sino
también en los mercados emergentes y en los países más pobres
del mundo.
|
RESTABLECER
LA CONFIANZA, EL EMPLEO Y EL CRECIMIENTO
|
Se
han reducido los tipos
de interés
|
Mantener
políticas
de expansión
|
Estabilidad
de precios
|
Para
el FMI se reanudaría el crecimiento
mundial en términos reales y superaría el 2% a fin de 2010
|
Sostenibilidad
fiscal
a largo plazo
|
Evitar
devaluación
competitiva
|
Sistema
monetario
internacional estable
|
FORTALECER
LA REGULACIÓN Y LA SUPERVISIÓN FINANCIERA
|
Nuevo
Consejo
de Estabilidad Financiera
(CEF=FSB) en lugar del Foro de Estabilidad Financiera (FEB=FSF)
|
El
FSB colabora con el FMI en detección de riesgos
|
Regulación
y vigilancia
de las instituciones, instrumentos y mercados.
|
Fondos
de cobertura o de inversión de alto riesgo (“hedge
founds”)
|
Remuneraciones
y compensaciones
en las empresas. Responsabilidad
Social Empresaria
|
Aumento
de capital
en el sistema bancario. Reservas
contracíclicas
|
Jurisdicciones
no
cooperativas
y paraísos
fiscales.
Secreto
bancario.
Lista de países
incumplidores
|
Normas
contables mundiales
para mejorar los criterios de supervisión y regulación
|
Supervisión
y registro de las agencias
calificadoras de riesgo
en pos de “buenas prácticas”
|
REFORMA
Y FORTALECIMIENTO DE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS INTERNACIONALES
|
Incrementar
los fondos
destinados a préstamos
por parte de las instituciones financieras internacionales
|
Apoyar
Línea
de Crédito Flexible
(LCF=FCL) del FMI
|
Uso
de los Derechos
Especiales de Giro
(DEG=SDR) para aumentar la liquidez global
|
Reformar
y modernizar las IFI.
Voz y representación de los emergentes
|
Selección
abierta, transparente y en base al mérito de las cúpulas
del FMI y BM y otras IFI
|
PROMOCIÓN
DEL COMERCIO Y LAS INVERSIONES Y EVITAR EL PROTECCIONISMO
|
No
levantar nuevas barreras
al comercio
o incentivar exportaciones por izquierda de la OMC
|
La
OMC controla el cumplimiento
de acuerdos en materia comercial y mantiene informados
|
Financiamiento
multilateral de operaciones comerciales
|
Culminar
la Ronda
de Doha
|
ASEGURAR
UNA RECUPERACIÓN JUSTA Y SUSTENTABLE PARA TODOS
|
Alcanzar
los Objetivos
de Desarrollo del Milenio
|
Ventas
pactadas de oro
del FMI para financiar programas en los países más pobres
|
Llamar
a la ONU a establecer un mecanismo de monitoreo del impacto de la
crisis en los más pobres
|
Programas
de estímulo fiscal para la recuperación del medio
ambiente
|
Apoyo
al empleo
centrando en los más vulnerables
|
Tecnologías
e infraestructuras verdes
|
Considerar
el impacto del cambio
climático
|
2.
La génesis de los consensos
Una
visión más abarcativa del proceso que se abrió con la crisis
actual nos remite a la década de los setenta. Fue por esos años que
se activaron una cierta cantidad de foros para búsqueda de consensos
con la suficiente representatividad (actores con capacidad de
decisión en el más alto nivel, muy preocupados por la marcha de las
cuestiones internacionales, y agendas lo suficientemente abarcativas
de los problemas existentes en ese momento) como para que dichos
foros pudieran ser considerados factores
de poder global con proyección estratégica.
¿Qué quiere decir esto?
Si
se juntan los máximos dirigentes de las empresas más grandes del
mundo, con ex o futuros presidentes de los países centrales, y
cuentan con el aporte de los intelectuales más reputados del
momento; si esos actores se ponen de acuerdo en trabajar una agenda
que contemple los temas de alcance global críticos que por su
capacidad transformadora pueden direccionar los acontecimientos; si
además se dan el tiempo suficiente como para arribar a consensos de
gran estabilidad y solidez lo que les confiere potencial de
perduración; si por último esos actores pertenecen a las tres
regiones más desarrolladas del planeta–Europa, Japón y América
del Norte-; entonces se puede conjeturar con fundamento que la marcha
de los asuntos internacionales no podrá sustraerse de lo que ahí se
acuerde..
Aunque
esa situación todavía en los setenta no haya sido totalizadora
cuando subsistía la bipolaridad (Unión Soviética) sin duda lo fue
en forma manifiesta a partir de la caída del Muro de Berlín por el
hecho de existir de antemano fuerzas al interior de los países
socialistas más grandes favorables o directamente comprometidos con
los puntos de vista que se iban configurando en las más altas
esferas de poder capitalista; esa conjunción implícita en ese
momento -y que como hemos dicho luego fue explícita- fue
determinante en su conjunto para que se pusiera en marcha una
tendencia irreversible. En este trabajo se irá viendo cómo lo
ahí resuelto hace treinta años fue influenciando los acontecimiento
ulteriores hasta nuestros días con puntos de vista que se han hecho
sentir incluso con relación a la crisis desatada en el 2008.
Los
consensos de esa envergadura llevan décadas formarse y adoptan
diversos mecanismos para su configuración. Los foros de los setenta
no nacieron de la nada. Un poco antes, ya por los sesenta, se pueden
registrar voces de académicos, dirigentes y divulgadores formadores
de opinión de como Daniel Bell, Aurelio Peccei, Zbigniew Brzezinski,
Henry Kissinger, los esposos Toffler, Servan Schreiber, y otros que
tuvieron en cuenta los cambios que se iban produciendo en el mundo no
solo referido a los problemas de la convivencia internacional sino,
principalmente, en cuanto a las posibilidades referidas a recursos
capaces de resolver las penurias y escaseces que habían acuciado a
la humanidad desde sus orígenes.
Los
cambios con mayor poder de transformación se dieron en el plano
científico y tecnológico y ponían de relieve contradicciones con
las que no se podía convivir más allá de un punto. Logros de gran
impacto como la salida del hombre al espacio y la llegada a la luna
aparecían contrastados con situaciones internacionales irritantes,
entre ellas, los enfrentamientos intersistema, el peligro de guerra
nuclear, los gastos de la carrera armamentista en medio de la pobreza
de gran parte de la humanidad y, aunque menos peligroso pero
inaceptable desde la lógica empresarial capitalista, un sistema
productivo estructurado en base a concepciones desactualizadas. Ese
menú de alta complejidad y complicaciones severas, no solo llenó de
preocupación a las esferas dirigentes sino que, como corresponde a
esos niveles, las condujo de inmediato a la acción.
Nombres
no tan difundidos como el Círculo Bildelberg del príncipe Bernardo
de Holanda, The Brooking Institution y el Consejo de Relaciones
Exteriores de EEUU, el Real Instituto de Asuntos Internacionales en
Inglaterra y otros de más renombre como el Club de Roma creado por
el eminente humanista Aurelio Peccei, que vivió muchos años en
Buenos Aires al frente de la FIAT, y la Comisión Trilateral como
expresión de la creciente interdependencia, fueron espacios de
reflexión y adopción de consensos entre actores, temas,
metodologías y escenarios que, en su conjunto, reflejaron la
problemática, puntos de vista, estados de ánimo y la voluntad de
acción de la década de los setenta.
En
cualquiera de esas instancias se puede ver la adopción de temáticas
comunes como luego veremos y personajes que participaban
indistintamente de unos u otros. Si bien ahora son conseguibles con
relativa facilidad los materiales que reflejaban esas deliberaciones
no lo fue así en el pasado cuando su circulación fue más
restringida producto tal vez de la falta de interés para que
conclusiones tan trascendentes estuvieran al alcance del gran
público; luego, con el paso de los años, esos materiales fueron
quedando en el pasado enmascarados por una cantidad de acontecimiento
de enorme impacto que matizaron la marcha de los asuntos mundiales de
estas tres últimas décadas.
El
hecho de que por razones de notoriedad y representación de sus
participantes estudiemos los materiales de la Comisión
Trilateral
-y que de los informes producidos en su funcionamiento inicial
adoptemos el que de ellos obró de resumen- no obsta para que a quien
le interese ahondar en el tema pueda encarar estudios comparados de
los productos de los distintos espacios que hoy están disponibles en
Internet. Sería una importante contribución para conocer el modo en
que toman forma consensos realmente decisivos y trascendentes.
Seguidamente
haremos un resumen del informe “Hacia un sistema internacional
renovado” de Richard Cooper, Karl Kaiser Y Masataka Kosaka que
fuera publicado por la revista Estados Unidos, Perspectiva
Latinoamericana, 3º edición, números 2-3, 2º semestre de 1977 y
1º semestre de 1978, bajo el título “La Comisión Trilateral y
la coordinación del políticas del mundo capitalista”, por el
Centro de Investigaciones y Docencia Económica creado por el
gobierno de México en 1974. El informe se puede conseguir en lengua
inglesa en el portal www.trilateral.org
cliqueando en <publications> <triangle papers> ver 14
“Towards a Renovated International System The Trilateral
Commission” (© 1977) Richard N. Cooper, Karl Kaiser and Masataka
Kosaka ISBN: 0-930503-46-5.
A
los efectos de facilitar la exposición se adjunta a continuación un
cuadro sinóptico con los temas tratados en el informe. El hecho de
tratarse de un resumen de encuentros que tuvieron lugar a lo largo de
casi tres años de labores hace que la cantidad de temas abarcados
dificulte por un lado un estudio sistemático -por lo menos de una
vez y para siempre- pero, por el otro, sea una demostración de las
características que adoptaron las deliberaciones en lo referido a
los tiempos de vigencia de los consensos y la integración y alcance
de la agenda considerada.
TEMARIO
DEL INFORME DE COOPER, KAISER Y KOSAKA
|
|||
I.
PROPÓSITO DEL INFORME
|
PRIMERO
|
||
SEGUNDO
|
|||
TERCERO
|
|||
II.
NATURALEZA DEL PROBLEMA
|
A.
LA DIFICULTAD ACTUAL
|
1.
UN MUNDO INTERDEPENDIENTE
|
|
2.
LA INTERDEPENDENCIA Y EL ESTADO DE BIENESTAR
|
|||
3.
LA INTERDEPENDENCIA Y LOS PAPELES NACIONALES
|
|||
B.
LA NECESIDAD DE LA COOPERACIÓN PARA EL ORDEN MUNDIAL
|
|||
C.
OBSTÁCULOS A LA COOPERACIÓN
|
1.
DESEO DE AUTONOMÍA
|
||
2.
IMPACTO DE POLÍTICAS DOMÉSTICAS
|
|||
3.
DISPARIDAD DE CONDICIONES
|
|||
4.
BARRERAS POLÍTICAS
|
|||
5.
NÚMERO DE PAÍSES
|
|||
III.
NECESIDAD DE UNA ESTRATEGIA
|
A.
LÍMITES A UNA ACCIÓN CONJUNTA
|
||
B.
PAPEL TRILATERAL
|
|||
C.
ELEMENTOS DE UNA ESTRATEGIA GLOBAL
|
|||
IV.
TAREAS DE UNA ESTRATEGIA
|
A.
MANTENIMIENTO DE LA PAZ
|
||
B.
MANEJO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
|
1.
COORDINACIÓN DE POLÍTICAS MACROECONÓMICAS
|
||
2.
MANTENIMIENTO DE UN RÉGIMEN ABIERTO Y COMPETITIVO DE COMERCIO
|
2.1.
COMPETENCIA
|
||
2.2.
AJUSTE
|
|||
2.3.
SISTEMA MONETARIO
|
|||
2.4.
PROBLEMAS GLOBALES
|
|||
C.
CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO ECONÓMICO
|
1.
ESTABILIZACIÓN
|
||
2.
ESTRUCTURA DE LA PRODUCCIÓN
|
|||
3.
MITIGAR LA POBREZA
|
|||
D.
DERECHOS HUMANOS
|
|||
V.
COOPERACIÓN DENTRO DE LA DIVERSIDAD
|
A.
FUNCIONALISMO POR PARTES
|
||
B.
ELABORACIÓN DE NORMAS CON ADMINISTRACIÓN DESCENTRALIZADA
|
|||
C.
PARTICIPACIÓN FLEXIBLE
|
|||
D.
CAMBIO EVOLUTIVO
|
|||
E.
INSTITUCIONES
|
|||
VI.
CONCLUSIÓN
|
2.1.
Comentarios sobre el informe.
Los
autores del informe son tres académicos de nota: Richard Cooper como
docente e investigador de Yale y doctorado en la Economic School of
London; Karl Kaiser y Masataka Kosaka, desde Alemania y Japón, eran
también profesores e investigadores eméritos; además contaron como
fuentes de consulta permanente con otros intelectuales del mismo
calibre cuyos nombres no son significativos para nosotros salvo el de
Zbigniew Brzezinski. En resumen: podían contar con lo más
calificado en materia de nivel académico, prestigio y capacidad.
Comenzaron a confeccionar el informe en diciembre de 1974 y fue
culminado en agosto de 1977 con reuniones cada 6 meses en distintos
países donde se discutían exhaustivamente los borradores. Siendo
que es un informe no muy extenso, y teniendo en cuenta la intensidad
y alcance de sus contenidos, el uso preciso de palabras y giros, el
juego de significados y el cuidado de los enfoques, se puede ver que
cada párrafo encierra en sí un universo que podría dar lugar a un
largo y minucioso tratamiento.
La
década, que es cuando transcurre la realización del informe,
encierra en sí una cantidad de acontecimientos que le dan su
impronta. Cuando despuntaban los setenta se estaban realizando las
misiones a la luna, un acontecimiento de enorme trascendencia en la
historia de la humanidad incluso en su devenir. Se desarrollaban
aceleradamente todas las áreas de la ciencia y la tecnología los
que repercutían en la producción; estaban a disposición del hombre
todos los bienes y servicios en cantidad, calidad y diversidad
suficientes para la vida en el planeta. Ciencias como las
matemáticas, aparentemente alejadas de los avatares de la
cotidianeidad, alcanzaban sin embargo logros como la formulación de
modelos de alcance planetario lo que alumbraba herramientas
desconocidas para la planificación a esa escala. Cuestiones de
anticipación como el Modelo del Club de Roma o la gestión de la
crisis del petróleo de 1974, que echó por tierra un capitalismo
desactualizado y generó el condicionante de la deuda externa en
decenas de países, entre ellos el nuestro, no podrían haber tenido
lugar anteriormente sin el concurso de esas herramientas. Como
corolario, en 1977, por primera vez en la historia y como
consecuencia de la llamada “revolución verde”, los cultivos
agrícolas en la Tierra proveen la cantidad de proteínas necesarias
para suministrar a todos sus habitantes una dieta equilibrada.
Hay
un reconocimiento en el informe sobre el hecho de que la marcha de
los asuntos internacionales de posguerra, a pesar de la recuperación
europea y la afirmación del liderazgo económico, productivo y
científico tecnológico de los Estados Unidos, no había “probado
ser adecuado para enfrentarse a los nuevos problemas globales y
procesos de cambio”. Era evidente en ese enfoque que los
impresionantes logros de la recuperación europea, japonesa y
norteamericana, no les nublaba la vista a las esferas dirigentes y
estaban en condiciones de comparar lo alcanzado con lo que hubiera
sido posible obrando de otra forma de acuerdo a los recursos con que
ya contaban. No hay que olvidar que si bien la lucha entre los
sistemas no era principalmente económica, habida cuenta de que el
capitalismo gozaba ya de supremacía en ese plano, era un frente que
no se podía descuidar sobre todo con la velocidad que adquirían los
procesos de innovación. Naturalmente esos eran los escenarios
deseados, los que se podían alcanzar en tanto se hicieran las
correcciones necesarias, lo que no podía dejar de poner en crisis
la marcha general de los asuntos internacionales. Pero aparecía otro
ingrediente: el de los países postergados por un orden internacional
injusto donde los más fuertes imponían las reglas de juego.
Este
es uno de los hechos originales del funcionamiento de esos foros, sin
excepción: el tratamiento propositivo de la superación de la
pobreza como objetivo y la necesidad de superar el confinamiento de
decenas de países que habían sido expoliados impiadosamente por
todos los sistemas económicos de dominación imperantes hasta ese
momento. Esas formulaciones novedosas han llevado a confundir las
reales intenciones que se incubaban en esas esferas o, pensando
inercialmente, a creer que en realidad lo que estaban asumiendo era
un acto más de hipocresía a la que nos tenían acostumbrados. Para
esos foros la resolución de la pobreza era una cuestión de
autointerés.
Como se había pasado de la escasez a la abundancia en materia de
posibilidades productivas, lo que aparecía tradicionalmente como una
consecuencia de la expoliación y la falta de oportunidades de
desarrollo concomitantes, ahora aparecía como una oportunidad de
crear consumidores. La “boca de consumo” es la de un potencial
indigente en un comercio en el que la demanda y no la oferta devenía
la variable crítica1.
Por
esos años se instala con fuerza creciente la noción de
interdependencia: No hay que olvidar que el orden internacional había
estado sustentado durante dos siglos sobre la existencia de los
estados naciones; incluso los procesos de descolonización de los
sesenta dio lugar a la aparición de decenas de estados nuevos, la
mayoría de los cuales demostraron ser inviables a poco andar. La
interdependencia es como si alguien se te mete en tu casa sin pedir
permiso lo cual trae aparejado una serie de incomodidades. Son las
dirigencias de los países desarrollados que dieron lugar a los foros
citados los que comienzan a tratar el problema desprovisto de
prejuicios.
La
interdependencia cobra importancia en un contexto donde la tecnología
permite una aparición explosiva de las comunicaciones globales. Una
cosa es la televisión como avance tecnológico pero una muy distinta
es que, por medio de su uso, sus transmisiones con ayuda del satélite
permitan ver las cosas que ocurren en cualquier lugar del mundo en el
mismo momento de su ocurrencia. Otro aspecto de enorme impacto que se
hacia presente en la década, es la transnacionalización productiva.
La fase imperialista del capitalismo hacia que las empresas tuvieran
un origen nacional y todo el peso del aparato estatal –diplomacia,
fuerzas armadas, etc.- se ponían al servicio del funcionamiento de
esas empresas a nivel mundial. En la fase transnacional las empresas
comienzan a desprenderse de su pertenencia nacional y mantienen una
dependencia nominal; ese rasgo de la globalización se fue dando en
forma creciente con el devenir de las décadas y hoy ya es un dato de
la realidad.
La
crisis de la bipolaridad también es un factor de estrechamientos de
los vínculos entre los países desarrollados. La confrontación con
la URSS venía mostrando en forma reiterada que no llevaba a buen
puerto: gasto improductivo, riesgo y desaprovechamiento de opciones
de la producción no ligada al armamento. Este aspecto fue una de las
características de los foros de consenso: estaban las empresas de
productos de consumo masivo pero brillaban por su ausencia las
empresas del complejo militar industrial.
Por
último, lo que fue llamada la “revolución de las expectativas”
se desprendía del hecho de que los medios de comunicación
transmitieran imágenes que devenían factores de perturbación entre
la gente que veía la diferencia entre lo disponible y lo que ellos
disponían, lo que generaba un aumento de la ansiedad y la
insatisfacción del anhelo, sutilezas de las ingenierías sociales
que no podían ser obviadas.
De
manera dual se manifiesta la interdependencia al interior de los
países: si dejar de considerarla beneficiosa, no por ello se obvia
el hecho de que su efectos complicaban el manejo del estado de
bienestar al traer problemas desde “afuera”; al mismo tiempo, la
formulación de políticas nacionales, en muchos casos de protección
y como respuesta, dificultan el libre accionar de los flujos que la
conforman, por ejemplo, deseo de autonomía nacional, un tema
candente en momentos de moda de la consigna liberación o dependencia
y el libro “Dependencia y desarrollo en América Latina” cuya
autoría pertenece al que luego sería presidente de Brasil,
Fernando Henrique Cardoso. Se consideraba también el rol de la
interdependencia en cuanto a su impacto sobre las políticas
domésticas, al evidenciar la gran disparidad entre el nivel de
desarrollo de los países, el gran número de países que se habían
formado que dificultaban el manejo de las relaciones internacionales,
etc.
Es
indudable que existía la preocupación de realizar un estudio
concienzudo de los problemas y consensuar en torno a las soluciones
posibles y deseables. Se aspiraba a “no tocar de oído” lo que
explica el nivel delos intelectuales convocados. Al mismo tiempo
tampoco se preocuparon por rigidizar las propuestas para no quitar
cierta libertad de movimiento en la aplicación de las orientaciones
debido a que consideraban que planes excesivamente detallados pueden
“conducir a la inacción”. No podían dejar de tener en cuenta
una experiencia desfavorable en ese sentido sobre la rigidez de la
planificación de los organismos internacionales con relación a la
asistencia, que muchas veces habían sido fallidos.
Existía,
apoyada en la historia reciente, una preocupación sobre las reales
posibilidades de trabajar en conjunto, habida cuenta de las
desconfianzas existentes. Recordar por ejemplo las desinteligencias
entre el nacionalismo de De Gaulle y sus choques con los EEUU que lo
llevó a proclamar “Viva Quebec libre”, con motivo de una visita
de estado a la parte francófona del Canadá, un terreno sometido a
la influencia americana. Por eso trataron de que las propuestas
fueran modestas y de aplicación garantizada, las que se trasuntaban
en “objetivos esenciales” y “pautas de funcionamiento” que no
chocaran con las prioridades nacionales de los países y por el
contrario, trataran de ponerse en consonancia para fortalecer los
efectos y potenciar las tendencias.
Entre
los objetivos
proclamados se pueden mencionar los siguientes: mantener la paz, una
consigna de puntual vigencia teniendo en cuenta que lo corriente eran
arsenales de destrucción mutua garantizada que era la seguridad (?!)
para no iniciar conflictos; el manejo de la economía mundial, un
objetivo que aumentaba su importancia en vista de la crecientes
transnacionalización productiva; contribuir al desarrollo económico
como una cuestión que en forma creciente transcendía las
incumbencias nacionales; la satisfacción de las necesidades básicas,
una consigna que daba lugar a un definición ambigua ya que por un
lado se aducían factores éticos y morales pero, por el otro, no se
dejaba de considerar el hecho de que se podían satisfacer esas
necesidades por medio de políticas de cooperación en el marco de
negocios ligados al comercio mundial. Otro de los objetivos
proclamados en los foros, que nos tocó de cerca, fue el vinculado a
los derechos humanos lo que dio lugar al envío de delegaciones
motorizadas por Carter –un gobierno mimetizado con la Trilateral-
que nos visitaron cuando la dictadura militar autora de acuñar en la
oportunidad la consigna “somos derechos y humanos” para
desvalorizar la presencia de los delegados internacionales.
En
lo referido a pautas,
tal vez sea la parte más novedosa del informe; sin duda, se
relejaron ahí los productos de un exhaustivo análisis de los
problemas y dificultades de funcionamiento internacional. Por
ejemplo, en el tratamiento de los temas aconsejaban tratarlos de a
uno para impedir los empastes que se generan al mezclar negociaciones
simultáneas de problemas distintos entre negociadores para quienes
esos problemas no tienen la misma importancia, no son ponderados de
la misma manera, no son medidos con la misma vara. Funcionalismo
por partes
fue llamada esa técnica de negociación. Otro aspecto más que
novedoso y que contribuyó a la poca visibilidad que tuvieron esos
foros comparada con la influencia que llegaron a tener, fue la
sugerencia a adoptar normas
descentralizadas
en la gestión de los asuntos internacionales. Esa modalidad novedosa
implicaba la adaptación común de reglas, patrones y procedimientos
que debían presidir el manejo de los asuntos internacionales con una
gestión absolutamente descentralizada en lo referido a la toma de
decisiones y el manejo operacional. Quedando, claro está, el control
a organismos internacionales del tipo FMI como hemos podidos
comprobar en cada uno de los países. Eso daba una consecuencia: a
pesar del enorme poder que se desprendía de esos foros, ese poder no
estaba apoyado en ningún tipo de estructura acudiendo solo a flujos
informativos comunicacionales (esto lo iremos viendo con mayor
detalle). Toda esa nueva propuesta innovativa, basada en una gran
experiencia de gestión y apoyada en las nuevas herramientas de las
TIC’s, tendía a minimizar la complejidad de la problemática en
las negociaciones y facilitar la cooperación que era el objetivo
sinérgico buscado.
Otro
aspecto contemplado es evitar que todos los países participen en
todas las negociaciones. Ese tipo de prácticas ha generado
desconfianza entre los países y no pocas veces el descreimientos en
cuanto a la calidad de los resultados que se puedan lograr: se entra
a negociar con la sensación de que será más de lo mismo y al igual
que otras veces los resultados serán pobres. Por ello, elegir bien
quien estará en cada negociación. Es lo que denominaron
participación
flexible
y significaba que la elección de los participantes en una
negociación se regía por tres principios: el interés objetivo que
cada país tenga en la negociación, la posibilidad de lograr una
negociación exitosa y, por último, la naturaleza del problema a
tratar.
Una
cuestión a tener en cuenta es la variación de las condiciones en el
tiempo. Es lo que denominaron cambio
evolutivo.
Por ejemplo, en nuestra región ha ido cobrando creciente importancia
el rol de Brasil en la proporción en que disminuía el nuestro. Ese
cambio en la ponderación de los roles nacionales en cada región, ha
determinado que Brasil sea el interlocutor obligado en las
negociaciones en el más alto nivel en la actualidad, enfoque que
hubiera sido distinto en circunstancias anteriores cuando el peso
específico de nuestro país era mayor. Ahora Brasil se candidatea
para el consejo de seguridad de la ONU, forma parte del exclusivo
BRIC, junto a India, China y Rusia y, por fin, Obama dice que Lula es
el dirigente más popular del planeta.
En
algunos casos concretos, hay temas que necesitan de una negociación
internacional sin exclusiones en la que participen todos los países
con independencia de su porte. Sería lo contrario de lo que han
denominado una participación flexible. Esas negociaciones que suelen
ser farragosas y más extendidas, son las que tienen mayor
repercusión en los medios a diferencia de otras negociaciones que no
salen de los ámbitos técnicos y nunca la opinión pública toma
conocimiento de ellas. Se pueden mencionar los siguientes temas que
se encuadran en esta tipificación.
El
sistema
monetario
que pasaba por una serie de dificultades por esos tiempos. A la
presencia dominantes del dólar desde la posguerra, se sumaba la
reciente salida de la divisa del patrón oro lo cual a los europeos
les generaba una gran desconfianza. Son antológicos los
cuestionamientos de De Gaulle en ese sentido. Frente a las
dificultades se optó por no producir grandes cambios lo que para
ellos significaba “una aproximación más pragmática,
concentrándose en mejoras de las disposiciones que actualmente
tenemos”. Huelga decir que la opción de no producir grandes
cambios ha determinada una permanencia de la situación hasta
nuestros días en que se producen los mismos cuestionamientos en este
caso por parte de China, Brasil y Rusia cuyos planteamientos
resonaron con fuerza en las recientes negociaciones del G 20.
La
cuestión
ambiental
ya comenzaba a aparecer en forma insistente a esos niveles aunque
dada las dificultades de implementación de políticas a nivel
internacional -lo que era sin embargo inexcusable dado que la
contaminación era una de los factores más dinámicos de la
interdependencia- se dijo que “la formulación de normas al nivel
trilateral debería en general tomar de la forma de reglas
deliberadamente paralelas respecto de los patrones nacionales”. La
cuestión ambiental tuvo su punto de partida en los informes del Club
de Roma en 1972. Luego fue la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo, 5 al 16 de
junio de 1972 que produjo una declaración fundamental. En 1987 el
informe Brundtland que le da mayor entidad científica a la temática
y la declaración de Rio de 1992 donde se formula el Convenio marco
de la ONU sobre cambio climático, que es la parte de las políticas
ambientales que mayor relieve adquiriría. En 1995 en Berlín se
produce la primera conferencia de las partes de la Convención marco
sobre Cambio Climático y en 1997 se firma el protocolo de Kyoto que
fue siendo ratificado progresivamente por todos los países hasta que
adquirió vigencia con un juego de la danza de los siete velos por
parte de los EEUU que llega a su fin con Obama un entusiasta de la
temática. A fines de este año se reúne la COP15 en Copenhague para
ver como sigue el proceso luego de 2012 que es cuando finaliza la
vigencia de Kyoto. No ha habido en la historia de las relaciones
internacionales negociaciones que hayan ido a la velocidad y con la
eficacia de las de cambio climático… con la sensación permanente
del inminente fracaso.
Es
interesante el tema de la autonomía nacional en el contexto de un
foro de consenso, con actores determinantes, donde se estaban
considerando cuestiones de la interdependencia que en algún punto
siempre colisionaban como hemos visto con los deseos y las prácticas
de las políticas
nacionales.
Este tema se resolvió no solo bien en esos foros, a pesar del enorme
poder que conllevaban, sino que se recurrió a una forma nueva (que
era posible por la falta justamente de estructuración de esos foros
sumado a su baja exposición) que contemplaba que “bajo condiciones
normales, un alto grado de descentralización en la determinación
nacional de tales políticas es, a la vez, posible y deseable”
Repárese en el lugar desde el que se habla… claramente en un nivel
de poder que está por encima de lo nacional y que les permite hacer
consideraciones sobre la conveniencia de la descentralización y por
extensión de la autodeterminación. Obviamente toda política
nacional que afectara la interdependencia era a partir de ese momento
consensuada con actores externos por diversos medios, entre ellos,
las llamadas “redes transnacionales de funcionarios”-
Por
último, otro de los temas que requería tratamiento de todos los
intereses se refería a la energía
nuclear.
Básicamente en relación a tres aspectos claves del manejo de la
tecnología: reactores, enriquecimiento y reprocesamiento. En este
tema se requería la cooperación de la Unión Soviética. En la
Argentina, en la época de la última dictadura militar se dio un
episodio muy curioso que ha tenido una módica repercusión. Está
referido a la última de las técnicas, reprocesamiento, que es
básicamente el reciclado de las barras de combustible ya utilizadas
con el fin de extraer de ellos plutonio que sirve para preparar
bombas nucleares. Como se sabe en la época de la dictadura no fue
tocada básicamente la CONEA salvo el área de reprocesamiento
cuyos integrantes en su totalidad fueron confinados en un buque
durante un año y luego obligados a emigrar a Italia donde trabajaron
para la CONEA italiana. Esto está descripto por un libro que editó
el jefe de esa sección, Santiago Morazzo. Se dijo en un momento que
lo ocurrido fue una maniobra de la Marina que tradicionalmente
controló la CONEA salvo el área de reprocesamiento que estaba bajo
el control del Ejército. A pesar del traspié, el Ejercito volvió a
insistir en los intentos de obtener plutonio metálico en las
cercanía de la guerra de Malvinas.
3.
Como abordar la globalización
No
es tarea sencilla situarse en un momento caracterizado por cambios
rápidos, inesperados, de peso y trascendentes. La realidad
transcurre vertiginosamente y no tenemos tiempo de metabolizarla o
cuando lo estamos haciendo sus componentes ya son insignificantes
porque fueron suplantados por otros que le sucedieron. Hay también
vicios derivados de las formas de abordar el conocimiento o
directamente resabios ideológicos, que no pocas veces se transforman
en vallas insalvables. Damos por indiscutibles certezas que no son
tales lo que nos hace correr el riesgo de que acontecimientos de los
cuales somos parte pasen sin dejar rastros en nuestro imaginario.
Como ejemplo de un ejercicio de abordaje conceptual nos vamos a
referir a tres nociones:
- la esencia del rol de EEUU en el último siglo
- La naturaleza del fenómeno globalizador;
- la exclusión social como vía de los procesos corrientes
3.1.
Mitos vigentes: el “imperio” yanqui
“Toda
nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un
clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género
humano: los Estados Unidos de Norteamérica”, decía el Che en su
mensaje a la Conferencia Tricontinental poco antes de morir en 1967.
Pasado
el tiempo cabe preguntarse: ¿la presencia norteamericana era única
o dominante si pensamos en países como la Argentina y tan grande la
diferencia entre el accionar de sus empresas (o la diplomacia
funcional a esos intereses) con relación a las de otros países?
Los
EEUU han mostrado a lo largo de la historia una manifiesta tendencia
al encierro y la autosuficienciaviii;
salvo en el cine o como proveedor de pertrechos a los aliados, fue
irrelevante su papel militar en las dos guerras mundiales. En la
segunda, tuvieron que sufrir el inexplicable ataque de Pearl Harbor
(toda su flota en la rada) para que el pueblo americano tomara
conciencia de las acechanzas; de los 50 millones de muertos que se
registraron en dicha contienda, sufrieron 244.000 contra no menos de
20 millones de la ex URSS. En Corea terminaron con un empate y en
Vietnam les infligieron una humillante derrota. Nuestro continente
los vio actuar contra las pequeñas repúblicas centroamericanas; la
última acción militar en un territorio que llegaron a considerar
como el “patio trasero” fue la invasión de la isla de Grenada
(344 Km2,
89.000 habitantes).
Más
significativo aún es la forma en que los EEUU fueron afectados por
la globalización: se puede afirmar que ha sido el país que más
profundas transformaciones ha sufrido en los últimos treinta añosix.
Comencemos por los setenta.
Algunos
recordarán la “diplomacia del ping pong”, un año antes de los
históricos encuentros gestionados por Kissinger de Mao y Chou con el
presidente Nixon. En esa década comenzó la más formidable
transformación que puede acontecer en un país del porte de los EEUU
(solo comparable a la que en forma especular y sincrónica fue
sufriendo la China con posterioridad a esos acuerdos). Veamos.
Se
produjo una generalizada centrifugación hacia ese país de pequeñas
y medianas empresas, mano de obra de intensivas, por ejemplo,
juguetes, ropa, pequeñas herramientas, etc. (todo lo “made in
china” que podemos ver en las góndolas); un traspaso apoyado en
mecanismos como acuerdos entre empresas, transferencia de tecnologías
medias y bajas, provisión de matricería, herramientas, métodos de
fabricación y maquinaria de alta complejidad, formas de organización
empresarial aprovechando la mano de obra barato del comunismo de
guerra y, por sobre todo, la comercialización de las traders
transnacionales que como después veremos con un ejemplo se llevan la
parte sustancial del negocio.
Otro
ícono del imperialismo: la industria automotriz. Ahora la
problemática vuelve en condiciones de drama; de lo que se habla ya
no es de la modernización (o racionalización) sino directamente del
colapso de los tres gigantes de Detroit. Cabe retrotraernos un poco.
Lo que en los ’70 aparecía como una guerra comercial entre Japón
y EEUU, con el tiempo se pudo ver de otra manera: en realidad la
competencia era “intraempresa” porque las automotrices japonesas
y de los otros países derrotados en la Segunda guerra, como no podía
ser de otra manera, fueron botines de guerra. La preeminencia inicial
del país vencedor en el manejo de las empresas –por caso el
dominio americano o inglés sobre empresas japonesas o alemanas- con
el avance de la transnacionalización se vería sublimada con las
“fusiones”: ¿la DaimlerChrysler, mientras operó, fue americana
o de los alemanes? ‘Las empresas surgidas de la “alianzas” de
GM con la FIAT (que ahora se vuelve a retomar) o con Izuzu, BMW con
Rover, Renault con Volvo, etc., ¿a qué país pertenecen?
A
25 años de la finalización de la guerra y en medio de una crisis
petrolera, la consideración de esas fusiones no puede obviar el
hecho de que la excelente pero cara industria automotriz
norteamericana debía ser reconvertida con los nuevos estándares
estéticos y tecnológicos de la globalización, incluida la
eficiencia energética, y nada mejor para ello que inundar el mercado
americano de coches japoneses que cumplían con esos estándares
(pero ya de empresas transnacionalizadas en una especie de
competencia “cautiva”) a menor costo, lo que obligaba a la
reconversión de la industria en territorio americano que era lo
buscado. El resultado se logró: la industria americana siguió
siendo de primer nivel pero con costos equiparables a los de los
otros países, es decir, globalizadosx.
Pero la historia fue pasando, los problemas de eficiencia energética
se acentúan, y esos logros de ayer hoy ya no bastan...
Donde
se vieron afectados los cimientos del complejo militar industrial
(junto a la diplomacia el principal fundamento del imperialismo) fue
con la disolución de la ex-URSS, el freno a la carrera armamentista
y el inicio del desarme en sus distintas modalidades. Una situación
nueva en la historia de la humanidad. A partir de ese momento no
habría diseños nuevos, los presupuestos se irían reduciendo
progresivamente en forma compatibles con la necesidad de no crear
desequilibrios en el sistema productivo, al mercado solo saldrían
las armas que estaban en proyectos de largo alcance, y una fuga de
cerebros fortalecería otras industrias de punta no ligadas a la
guerraxi.
Finalmente, en un proceso que comenzó curiosamente en 1975 -¡plena
guerra fría!- con la misión conjunta Soyuz-Apolo, la exploración
presente (estación ISS) y futura del espacio la harán en forma
conjunta los países con potencial para ello.
Empero,
no hay mal que por bien no venga. El vaciamiento y la desactivación
por falta de sentido de eslabones enteros del sistema productivo
americano en todos sus niveles liberó al mercado y puso en
disponibilidad científicos y tecnólogos, mano de obra calificación
y aptitud empresarial que fueron reorientados a fortalecer sectores
productivos de punta que desde el territorio americano hoy pueden
mostrar una posición de preeminencia. Pero ese proceso industrial de
constante renovación, que caracteriza a los EEUU como el territorio
de mayor potencial de innovación, se hace sobre otras bases de las
tradicionales. A nadie se le ocurriría hoy apedrear las vidrieras de
los representantes de Microsoft, Intel o Google como se solía hacer
en los ’60 y ’70 con otras de sus “odiadas” empresas
emblemáticas.
En
esos EEUU, contradictorios y sometidos por los menos desde las
últimas tres décadas a una fuerte pulsión de cambio, frente a la
cual los supuestos epistemológicos para apreciar las
transformaciones se veían fuertemente teñidos de connotaciones
ideológicos, es que se desencadena en forma sorpresiva una crisis
sobre la que pocos se animan a aventurar su decurso ni duración. Sin
duda los desencadenante fueron factores de tipo financiero o
económicos (ambas corporaciones debaten entre sí sobre la
importancia relativa de cada uno), pero las variables intervinientes
son mucho más amplias al punto tal de que se puede decir que lo que
está en juego es una reconfiguración geopolítica de alcance
totalizador. No se trata ya de preguntar cuándo van a salir de la
crisis los EEUU sino cómo van a salir posicionados.
Las
categorías del imperialismo adjudicados en exclusiva a los EEUU sin
que aparezca claro cual era el rol diferencial de ese país con
relación a otros países europeos, fueron luego aplicada con leves
retoques a la imagen de los EEUU configurada luego de la caída del
muro de Berlín. Ya no era más el imperialismo sino ahora “el
imperio”. Algunas publicaciones de dudoso valor intelectual pero
gran difusión reverdecieron su rol de gran gendarme esta vez a nivel
global.
Las
actuaciones de los últimos años en el Golfo fueron esencialmente
mediáticas, de una crueldad innecesaria desde el punto de vista
militar, increíbles desde las razones con que se las pretendió
justificar, y con claros beneficios para las consultoras y empresas
petroleras o del complejo militar industrial con contratos remanentes
de armamentos; fueron acompañados por otros países desarrollados
con gobiernos pretendidamente más racionales.
Las
causas aducidas para la intervención no se pudieron probar o
directamente se demostró (y se reconoció) que eran falsas. Para
comprobar que Irak poseía armas de destrucción masiva no hacia
falta tamaño despliegue para desembocar en un papelón.
Sin
embargo, no hay acciones de mono propósito; detrás de la
complejidad de cualquier acto internacional hay distintos intereses
en juego. El desalojo de la familia de Saddam Hussein de Irak, un
país clave en la amplia cuenca del Mar Negro, es funcional a la
globalización de ese país y el rol que puedan jugar sus elites
postergadas a nivel regional junto a las de otros países como
Turquía, Irán, Siria, etc. Pero hacer análisis de ese tipo
requiere del paso del tiempo y una dotación importante de otros
acontecimientos que todavía no han sucedido para poder echar una
mirada hacia atrás…
Cuesta
por ello imaginar un imperio en un país donde se estaba incubando la
presente crisis, en el que un puñado de oficiales de crédito de los
bancos más grandes de Wall Street, manipulando por teléfono
hipotecas subprimes
y activos basura, pusieran en tela de juicio los cimientos
capitalistas más poderoso del planeta. Sin embargo, la
denominación de imperio aun forma parte cotidiana –aunque
con más prudencia- del
discurso de algunos políticos, académicos y comunicadores...
3.2.
El fenómeno globalizador
Existen
distintas maneras de pararse y actuar frente a la globalización (si
se puede decir frente
a un fenómeno que nos incluye por definición). Para algunos la
globalización es un déjà
vu, y la matan con
la indiferencia: “esto ya lo vi, no hay nada nuevo”; para otros
un mal, la causa de todos los problemas. Es el caso de los
globalifóbicos, ONG’s sobre todo de países desarrollados, que
asisten a todos los eventos del establishment global para manifestar
su oposición, con pasajes y viáticos generosamente financiados.
Pero también es el sentir de algunos gobiernos de la zona que
promueven el socialismo del siglo XXI en una revival
sorpresiva de posiciones que se creía superadas. Entre medio, están
los que creen factible “vivir con lo nuestro” en momentos de
comunicaciones globales y transnacionalización económica.
Estas
y otras posiciones tienen de común abordajes conceptuales que llevan
a considerar temas de la actualidad con imágenes del pasado, como
mirando por un espejo retrovisor. Eso es más notable en el
pensamiento que fue (y lo es aún en algunos casos sobre todo en
medios académicos) influenciado por el marxismo.
Si
bien la declinación de la concepción marxista se venía dando desde
las décadas de los sesenta y setenta cuando comenzó a ser evidente
que las soluciones que proponía el socialismo real eran menos
atractivas y eficaces que las de la socialdemocracia en Europa, los
saldos y retazos del discurso más radicalizado han permanecido y
reverdecen en algunas experiencias que forman parte de nuestra
realidad política.
Sin
embargo, la crisis del pensamiento progresista (no solo en la
política) y la incapacidad de formular una línea política
atractiva no es solo una consecuencia del fracaso del socialismo real
(incluso de los recelos que pueda generar el excesivo pragmatismo de
las socialdemocracias gobernantes), o de las limitaciones
epistemológicas que pueda mostrar una concepción binaria del siglo
XIX -como el materialismo dialéctico- en una época de creciente
apertura de las miradas “sistémicas” y complejas, sino de la
incomprensión, desinterés o trivialización que aún subyace en
medios académicos, políticos y de la comunicación sobre los
aspectos esenciales de la época que estamos atravesando.
Con
los elementos que ya hemos incorporado al curso, podemos decir que:
La
globalización nace de los consensos logrados en los setenta cuando
las esferas más altas del poder mundial se reúnen para acordar
estrategias frente a dos cuestiones básicos: un curso internacional
inconveniente derivado de la bipolaridad –existía la URSS- y el
hecho de que una revolución C&T en pleno despliegue (como
consecuencia de la llegada a la luna) ponía en evidencia las
obsolescencias de un sistema productivo mundial apoyado en petróleo
barato.
3.2.1.
Una convergencia inédita
Desde
1978, que es cuando la Comisión Trilateral (“CT” o “Trilateral”)
culmina con su ronda inicial de sesiones, se fueron sucediendo una
serie de modificaciones a escala global - no necesariamente
expresadas en todos los países de igual forma ni en el mismo
momento-, que significaron el alistamiento
para acceder a una onda larga de transformaciones a nivel global para
expresar los consensos alcanzados por aquellos años. El vendaval
desatado a fin del año pasado y que estamos atravesando es la crisis
de parto de un embarazo que duró tres décadas.
Durante
su transcurso ocurrieron hechos trascendentales como la caída del
Muro de Berlín que, como representación del fin del socialismo
real, significó el fracaso de una ideología y una concepción
política que tuvo gran influencia en las corrientes progresistas del
siglo XX.
Es
habitual culpar a la globalización de todo lo que nos pasa y puede
que en efecto sea así. La globalización no apareció de la noche a
la mañana ni surgió de la nada por generación espontánea. Existe
al respecto un corpus de ideas que la sustentan y, en ese sentido, la
década de los ´70 ofrece un escenario revelador para rastrear los
orígenes de políticas -explícitas o no- que están modificando de
raíz las condiciones del desenvolvimiento presente y futuro de
nuestras sociedades.
Por
esos años hubo muchos foros; algunos alcanzaron mayor repercusión
que otros. Tuvieron el porte intelectual de la CT producciones como
las de la Brooking Institution de Washington que también comienza a
publicar desde 1972 informes tripartitos elaborados por expertos de
las tres regiones, the Council of Foreign Relations también en el
este de los EEUU, y el Círculo Bildelberg impulsado por el Príncipe
Bernardo de Holanda, abuelo político de nuestra Máxima (que muy
pronto se vería involucrado en un affaire con la Lockheed lo que
provocó la interrupción del mencionado Círculo); estos tres foros
no alcanzaron la repercusión que tuvo por lo menos entre nosotros el
Club de Roma (fundado por Aurelio Peccei, eminente humanista que
viviera largos años en Buenos Aires al frente de la Fiat) con su
famoso informe sobre los “límites del crecimiento”. Las
conclusiones de otros informes -como los incluidos en la edición del
libro Reestructuración del Orden Internacional a cargo de un
calificado grupo de especialistas dirigidos por Jan Tinbergen que
sesionó por esos años- se parecen como dos gotas de agua a los de
la CT, lo cual no hacía más que reflejar el grado de consenso
alcanzado en las altas esferas del poder mundial.
En
todos los casos estos foros tuvieron bajo impacto en la opinión
pública ya sea porque las deliberaciones no trascendieron
suficientemente o, en otros casos, debido a que académicos y
divulgadores trataron de procesar sus conclusiones con enfoques que
no se correspondían con los cambios que se iban operando. Por
ejemplo, en el mundo académico, al intentar analizar el capitalismo
se lo hacía exclusivamente con las categorías propias del
imperialismo, sin percibir lo que ya se revelaba como incipiente pero
firme en la reconfiguración del sistema: el paso a la fase
transnacional que desplazaba la concepción imperialista, en la
mecánica cuántica del saber, a una órbita subalterna. Debido a esa
debilidad conceptual se encuadró a la Comisión Trilateral como un
simple instrumento de los EEUU en sus intentos por reforzar el
liderazgo que había mantenido firmemente en el transcurso de la
posguerra.
Las
posiciones salidas de la CT son de un realismo inusual hasta entonces
en el discurso de las altas esferas, y algunas formulaciones hasta
pueden ser vistas como progresistas con relación a otras en ese
momento en boga; se verá ello en las cuestiones relativas a la paz,
los armamentos, la ecología, incluso en las políticas sociales y
otras cuestiones no menos trascendentes como el rol del estado.
La
CT fue un foro del más alto nivel que se pudo convocar desde los
“círculos cercanos al poder”. Tomaremos dicho caso como
representativo de los ´70 por su carácter semipúblico, el acceso
ahora posible a sus materiales fundamentales, y su representatividad
que no deja lugar a dudas de que abrigaba en su seno los estamentos
de mayor capacidad de decisión dentro del sistema capitalista y,
como después se vería, con los nexos suficiente al interior de la
ex-URSS y de China como para lograr configurar en pocos años el
mundo único que estamos viviendo; lejos de la rutina y de la
exposición del funcionamiento internacional, semejante “movida”
fue una consecuencia de lo que alguna vez la historia verá como el
operativo político
de mayor alcance
implementado en la sociedad humana.
Tuvo
un origen festivo la CT: nació de un baile que David Rockefeller le
encargó organizar a su amigo Zbigniew Brzezinski. El banquero estaba
preocupado acerca del deterioro en las relaciones entre EEUU, Europa
y Japón. ¿Quiénes fueron los invitados?
- la flor y nata de la intelectualidad de la parte más desarrollada del sistema capitalista;
- las empresas más importantes -por esos años en acelerado proceso de paso de la multinacionalización a la transnacionalización- excluidas las del sector armamentos;
- líderes políticos y altos ex o futuros funcionarios de los gobiernos de los países de las tres áreas.
Esa
masa crítica de pensamiento avanzado, con todas las comodidades
imaginables, se dedicó durante cinco (¡) años a elaborar un
diagnóstico de los aspectos críticos de la marcha del mundo en ese
momento, y que constituyeron la base de la agenda inicial de la CT.
De ahí nacen 14 informes, cada uno de ellos elaborados bajo la
supervisión de tres personas representantes de las áreas
componentes de la CT. Los primeros 14 informes salidos a lo largo de
esos cinco años fueron:
- Hacia un sistema internacional renovado. Richad Cooper, Karl Kaiser, Masataka Kosaka.
- Hacia un sistema internacional monetario renovado. Motoo Kaji, Richard Cooper, Claudio Segré.
- La crisis de la cooperación internacional. François Duchene, Kinhide Mushakoji, Henry Owen.
- Un punto de inflexión en las relaciones norte-sur. Richard Gardner, Saburo Okita, B. Udink.
- Lineamiento para el comercio mundial en los años setenta. Guido Colonna di Paliano, Philipe Trezise, Nabuhiko Ushiba.
- Energía: el imperativo de un enfoque trilateral. John Campbell, Guy de Carmoy, Shiniko Kondo.
- La energía: una estrategia para la acción internacional. Guy de Carmoy, John Campbell, Shiniko Kondo.
- La OPEP, el mundo trilateral y los países en desarrollo: nuevos acuerdos para la cooperación, 1976/1980. Saburo Okita, Richard Gardner, B. Udink.
- La gobernabilidad de la democracia. Michel Crozier, Samuel Huntington, Jonji Watanaki.
- Un nuevo régimen para los océanos. Michael Hardy, Ann Hollick, Johan Holst, Douglas Johnston, Shigeru Oda, Richard Cooper.
- En la búsqueda de un nuevo acuerdo en los mercados mundiales de productos básicos. Carl Beigie, Wolfgang Hawer, Sueo Sekiguchi.
- La reforma de las instituciones internacionales. Fred Bergsten, Georges Berthoin, Kinhide Mushakoji, John Pinder.
- La colaboración con los países comunistas en el manejo de los problemas globales: un examen de las opciones. Chihiro Hosoya, Henry Owen, Andrew Shonfield.
- El problema de las consultas internacionales. Egidio Ortona, Robert Schaetzel, Nabuhiko Ushiba.2
La
representatividad de los reunidos en los foros, cercanía a los
círculos de decisión o su directa participación en áreas de
gobierno de los países desarrollados y/o las más grandes empresas
de producción masiva, la calidad intelectual de los especialistas
convocados capaces de generar opinión, la amplitud y alcance
estratégico de la agenda considerada así como los mecanismos de
consenso tan dilatados y profundos como fuera necesario, han hecho
del corpus doctrinario alumbrado en los ’70 un factor para que los
grandes asuntos mundiales puedan suceder de cualquier manera pero
finalmente lo terminen haciendo de una,
más allá de los sinuosos itinerarios seguidos en su gestación y
gestión.
Sin
duda, tamaña dotación de recursos materiales, intelectuales y
decisionales, ha dado forma y puesto en marcha un proceso nuevo: la
globalización, un condicionante universal omnipresente cuya
influencia solo puede ser detectada a través de sus efectos y que,
al igual que la ley de la gravedad, es capaz de actuar en todo
momento sin que necesariamente haya una materialidad que la
evidencie.
Hay
una limitada mirada economicista que ve los inicios de la
globalización en la expansión imperialista de fines del siglo XIX o
en los viajes de Colón… La
globalización es un fenómeno reciente, integral, de índole
compleja, donde los disparadores principales tienen origen en la
ciencia y la tecnología.
Ningún área del conocimiento hubiera avanzado sin la asistencia de
computadoras, la epistemología de la complejidad, los modelos y el
enfoque sistémico. Las comunicaciones, el “tiempo real”, los
sistemas informáticos, la robótica, los nuevos materiales
poliméricos y una infinidad de otros adelantos, han hecho posible no
solo acortar las distancias y generar la base material y simbólica
para una visión integrada del mundo, sino una cuestión que no tiene
antecedentes en la historia: la capacidad de producir bienes y
servicios por encima del cualquier demanda potencial que pueda
plantear la humanidad. Se ha ingresado al reino
de la abundancia3
en el que la “redistribución” como se dice ahora pasa a ser una
cuestión de logística y no de producción o de dotación de
recursos disponibles…
Esas
herramientas a disposición y con la posibilidad de ser
inmediatamente usadas -consensos mediante- por parte de los decisores
que se da en los setenta, replantea la totalidad de las hipótesis de
confrontación / complementariedad que regían las relaciones
internacionales. Las guerras, la producción y la carrera
armamentista, el proteccionismo, el estado nación cuya escala es
vista como escollo son puestos en tela de juicio. Aparecen algunos
emergentes inesperados de la nueva situación como la llamada
revolución de las
expectativas por la
cual ardían los deseos de los pobres al ver por los medios de
comunicación globales la opulencia de los ricos; como una
consecuencia de ello, se refuerzan las pulsiones migratorias, por
mencionar solo algunos de los efectos indeseados.
Desafortunadamente
los materiales liminares de la globalización no son de fácil
acceso. Existe una sola traducción de los 14 documentos iniciales de
la CT editados en 1977 por una revista mexicana que insólitamente no
están disponibles en las bibliotecas universitarias o públicas.
Recién en los últimos años sus versiones en idioma inglés se han
hecho de libre acceso en el sitio www.trilateral.org.
Las búsquedas en Internet dan una idea de que los documentos parecen
incunables siendo que deberían ser materiales de consulta cotidiana
por los especialistas en temas globales. Pero ese no es el problema
principal.
Existe
una limitación conceptual para entender la verdadera sustancia de
los procesos de reconfiguración de esos años, por la cual se hace
aparecer al llamado Consenso de Washington como el factótum de todo
lo malo (o lo bueno según de donde se lo mire) ocurrido en la escena
internacional en los ochenta y noventa. Como hemos visto, esa
percepción hace que no puedan ser consideradas dentro de una lógica
previsible y racional las medidas estatistas tomadas en las últimas
semanas por los gobiernos de los países desarrollados.
El
consenso de Washington es una herramienta de segundo nivel,
subalterna de una lógica más abarcativa sin la cual no sería
posible explicar los cursos presentes. Esa metalógica
que explica la globalización en su sentido totalizador, contiene
al consenso de Washington como a otros modelos que se fueron
aplicando en los últimos treinta años. Por ejemplo, en la
Argentina, se pueden identificar los siguientes modelos: Gelbard,
Rodrigo, la dictadura militar, la recuperación democrática con
Alfonsín, el menemismo (lo más en sintonía con el CW), la Alianza,
el duhaldismo, el kirchnerismo, y así de seguido. Cada uno de ellos
tuvo sus características y funciones que no es motivo de estudio en
este curso y por eso se los menciona a título de ejemplo. El CW, en
sincronía en la región y otras regiones del mundo en desarrollo,
prevaleció por un período hasta que fue sustituido por otro modelo,
de signo contrario pero
también de segundo nivel,
de manera que la alternancia permitiera destrabar –como un
continuum-
los obstáculos para facilitar la G. La mecánica del poder y la
gestión se construye sobre la base de lógicas superpuestas, de
mayor a menor, y donde las lógicas omnicomprensivas incluyen a las
de menor nivel; de la misma manera en que una política local está
en un nivel de subordinación de los lineamientos provinciales y así
siguiendo para arriba. La lógica omnicomprensiva, es única,
de consenso, y está en el nivel superior (o en la cáscara más
íntima de la cebolla del poder global según la metáfora que ya
hemos utilizado). En el segundo, nivel ya pueden coexistir en forma
alternativa y alternante diversas lógicas expresadas en modelos,
como hemos descripto en el caso argentino. Es lo que “forma parte
de la realidad” y es reflejada en los medios.
3.2.2.
La revolución del conocimiento
Los
avances C&T registrados a partir de la posguerra signan un
período de intensa recuperación del capitalismo.
Una breve reseña de esos logros nos va a permitir ver las
diferencias de fondo con cualquier otro momento de la historia
reciente y pasada.
El
impresionante despliegue en el plano C&T de los años sesenta
-cuando Kennedy decide poner los pies en la luna - entre sus muchas
implicancias hay una que conviene destacar: sus resultados ponen
rápidamente en evidencia la obsolescencia de todo el andamiaje
tecnológico que sustentaba la producción capitalista.
Los
cambios tuvieron lugar en la informática y la microelectrónica, la
robótica, la biotecnología, los nuevos materiales, la organización
de la gestión, la modalidad de gerenciamiento de grandes proyectos,
los métodos de planificación estratégica, etc., es decir, todas
herramientas que podían ser aplicadas a la industria; en solo diez
años, cuando nada hacía prever que podía ser alterada la placidez
del crecimiento de posguerra, el capitalismo se encuentra con un arma
formidable en sus manos que podía ser utilizada no solo en su
carrera contra el sistema socialista sino también en la competencia
pacífica intrasistema.
¿Ocurrió
realmente así? En parte sí y en parte no.
La
URRS fue efectivamente sometida a un esfuerzo que no estaba en
condiciones de asumir cuyas consecuencias definitivas se verían años
más tarde con la caída del Muro de Berlín.
Por
su parte, en el seno del capitalismo se comenzó a recorrer un camino
donde las contradicciones previas fueran crecientemente suplantadas
por una colaboración que ponía las herramientas que se habían
creado al alcance de todos; es más, desde los intereses inmediatos
no parecía ser EEUU el más beneficiado por la situación como
recién hemos visto con la crisis de su sistema productivo.
La
visión desde la ciencia y la tecnología se modificó, ocurrieron
nuevos acontecimientos, y las percepciones tradicionales se
sometieron al cristal de los nuevos puntos de vista. Vamos a hacer un
racconto
de los aspectos esenciales del desarrollo científico y tecnológico.
La
memoria genética.
Cuando
en 1953 se logra revelar la estructura espacial de doble hélice de
la molécula del Acido Desoxirribonucleico (ADN), se están creando
los supuestos para que la especie humana pueda tomar efectivo control
de las variables que afectan el desarrollo de los mecanismos
hereditarios en todas las manifestaciones de la vida animal y
vegetal.
En
el caso de la vida humana, el hecho marcará un corte entre dos
momentos históricos: uno previo, en el que la evolución de nuestra
especie se realizaba en estado de pasividad ante un itinerario que se
presentaba desconocido y errático (el futuro se enfrentaba con
resignación y se limitaba a la lucha por la supervivencia), y otro
proceso, que se comienza a recorrer por estos años, donde la ciencia
y la conciencia humanas, en la medida en que se pongan de acuerdo,
estarán capacitadas para modificar a voluntad las características
con que nuestros organismos puedan desenvolver su existencia.
Si
enormes son las implicancias que el descubrimiento del ADN tiene para
la especie humana no menor es la importancia que acarrea sobre toda
la vida animal y vegetal: a partir de allí, con técnicas de
laboratorio, será posible modificar los rasgos de una especie
determinada, transformaciones que sin el uso de estas nuevas
herramientas (también de la naturaleza pero expresadas a través del
hombre) hubieran tardado millones de años en hacerse efectivas.
En
1972, las enzimas llamadas de restricción son utilizadas para
reconocer una cadena de doble hélice de ADN y cortarla en un punto
específico mientras que las ligasas, también enzimas, son
utilizadas para volver a ligarlas. La tecnología acaba de encontrar
"sus tijeras y su adhesivo". Nace la
clonación que es la base de la ingeniería genética.
Otro
ejemplo es el de la insulina: son suficientes 2.500 litros de caldo
de cultivo de la bacteria escherichia coli clonada para producir la
misma cantidad del medicamento que anteriormente se extraía mediante
la trituración de 725 Kg. de páncreas de cerdo extraídos de
aproximadamente 7.000 animales; en el caso de la penicilina, el
rendimiento en la fermentación de las bacterias clonadas pudo ser
multiplicado por 10.000 en los últimos años.
El
ser humano siempre persiguió (tratando de alcanzar) muchos de esos
objetivos; en cambio, hoy es posible regular el logro de los mismos:
en muy poco tiempo, la expectativa de vida promedio
del ser humano será una cuestión de decisión política y de
disponibilidad de recursos;
las metas colectivas de vida se irán haciendo voluntarias en tiempo
y forma.
En
1976 por primera vez se alcanza un objetivo ancestral: la posibilidad
del autoabastecimiento alimentario
para
toda la humanidad; con la producción total del planeta se estaría
en condiciones de proveer lo necesario
para
una alimentación balanceada de todos los seres humanos lo que crea
las bases materiales para la
erradicación
definitiva de las hambrunas.
La
llamada "revolución verde", una conjunción entre los
agroquímicos (pesticidas, herbicidas y fertilizantes) y
los
híbridos de semillas de alto rendimiento alcanzados por medio de la
clonación, se realiza en las zonas del
planeta
donde hay más bocas de consumo (India, China).
Desde
hace unos años el experimento se reproduce en África con los mismos
resultados tecno científicos; en
nuestro
país ha permitido multiplicar la producción de granos en unos
pocos años y ser quienes disponen
de
la mayor cantidad de alimentos per cápita.
Que esos logros gigantescos traduzcan sus efectos en forma generalizada dependerá de la manera en que se realice la coordinación de todos los factores concurrentes: voluntades y capacidades en juego, intereses económicos y comerciales, destreza de las burocracias internacionales y nacionales, obstáculos derivados de resabios culturales, puesta en marcha de procesos de crecimiento y desarrollo social sustentable, etc.
Huelga
señalar la diferencia sustancial que existe entre una situación de
carencia estructural, como la que el ser humanos sufrió a lo largo
de la historia, y esta otra situación de abundancia virtual: no
es lo mismo no tener para repartir, que tener y no encontrar la forma
de hacerlo.
Bienes
y servicios en demasía.
Se
calcula que, si se la pusiera a funcionar a pleno, la capacidad
instalada en el mundo permitiría producir la cuantía de bienes y
servicios suficientes para satisfacer las necesidades del triple de
la población que actualmente puebla el planeta. Por primera vez en
la historia, se dan las condiciones materiales para que la ecuación
oferta/demanda esté gobernada por el segundo de sus términos. El
dato objetivo le confiere a las relaciones de poder centro/periferia
algunas características que no se daban apenas unos pocos años
atrás.
Las
expansiones del centro hacia las costas de países o territorios como
los nuestros tomaron forma a partir de necesidades geopolíticas o de
recursos que los países industrializados o de mayor desarrollo, no
podían cubrir por sus propios medios.
Fueron
objeto de esas demandas:
- territorios,
- pasos marítimos,
- materias primas minerales, vegetales y animales,
- mano de obra esclava primero y de bajo costo después,
- talentos,
- mercados en crecimiento,
- recursos financieros
- empresas estatales y privadas de magnitud,
- toma de posición en mercados emergentes de los nuevos contextos de la regionalización, etc.
Los
sistemas de valores establecidos hicieron que a algunos de esos
factores los llamáramos con el eufemismo de "ventajas
comparativas". Sin embargo, el transcurso del tiempo modificó
la situación: la mayoría esas ventajas han dejado de serlo en
función de las nuevas condiciones del comercio internacional y,
sobre todo, debido a los recursos disponibles en los países
desarrollados derivados de la revolución científico tecnológica.
Así, la mayoría de los recursos que eran motivo de expoliación o
han perdido valor estratégico o han sido sustituidos por
producciones naturales o sintéticas desarrolladas en los países
centrales.
Paradojalmente,
los países periféricos recobran importancia, y son motivo de nuevas
expansiones, no como antes por lo que disponían, sino ahora por algo
que todavía no disponen: la virtual capacidad
de consumo
que logre equilibrar la ecuación oferta/demanda a nivel global que
como vimos se ha desbalanceado. En relación a este desajuste
virtual, el Presidente Mitterrand, con motivo de los 200 años de la
revolución francesa, habló sin eufemismos: manifestó la urgente
necesidad de "2000 millones de nuevos consumidores" en todo
el planeta.
El
explosivo aceleramiento de la oferta lo podemos simplemente ver si
comparamos la cantidad de artículos que se ofertaban en una pulpería
del siglo XIX, apenas unas decenas, un almacén de ramos generales de
principios del pasado, unos centenares, y un hipermercado como los
que tenemos hoy, en el que su menú se cuantifica por miles.
El
mundo se estrecha.
Cuando
se habla de "tiempo real" se quiere significar con ello que
un estímulo informativo insertado en el sistema telemático en
cualquier lugar del planeta, provoca al instante una respuesta acorde
en cualquier otro; así, los retardos y las parsimonias van cediendo
su lugar a otras actitudes más cercanas al vértigo y la
imperiosidad.
Los
flujos de información que circulan por las redes de comunicación,
en la mayoría de los casos satelitales, se pueden agrupar
tentativamente en tres andariveles: imágenes y noticias,
financieros, y datos e informaciones de diverso tipo.
No
sólo el potencial del medio televisivo es prodigioso como lo podemos
verificar a diario; lo es también el de los otros medios de
transmisión de datos e informaciones.
Baste
un ejemplo: apenas unos pocos años atrás conseguir un trabajo
científico publicado en el extranjero insumía de 15 a 20 días;
hoy, a través de Internet, esa información se puede ver en la
pantalla de la computadora en unos pocos minutos. Existen portales
donde se pueden consultar los trabajos científicos que en EE.UU.
fueran publicados el día anterior.
La
revolución de las comunicaciones, provoca una crisis de escala en la
percepción de los espacios habituales; la dimensión de los mismos,
según sea el cristal con que se los mire, se agrandan o se achican
hasta distorsionar las imágenes. En su lugar, toma cuerpo la noción
de "aldea global" lo cual no puede dejar de provocar
profundas alteraciones en los puntos de vista comúnmente admitidos y
las formas de vida cotidiana, tengamos o no conciencia de ello.
El
principio del fin del estado‑nación.
Es
en el ámbito de los estados nacionales donde los desajustes
derivados de la escala se manifiestan con mayor crudeza. Demasiado
pequeños para afrontar una cantidad creciente de fenómenos de
alcance transnacional, y de porte demasiado grande como para
conectarse en forma directa y eficiente con los problemas de la
gente, que es como crecientemente se lo reclama, la forma de
organización que han adoptado los países en los últimos doscientos
años, el estado-nación, parece haber entrado en un estado de crisis
terminal.
Poderosas
fuerzas centrífugas hacia arriba y abajo, irán afectando de manera
irreversible a las instituciones estatales.
Hacia
arriba, los procesos de regionalización que dibujan de nuevo la
totalidad del mapamundi, alumbrarán sus instituciones
correspondientes (ejecutivas, legislativas y judiciales) las que, al
tiempo que convivirán durante un tiempo determinado con las
instituciones nacionales, las irán vaciando progresivamente de
contenido hasta confinarlas, en las fases finales de ese proceso, al
plano de lo estrictamente simbólico.
Hacia
abajo, esos procesos se condicen con una fuerte pulsión
revitalizadora del municipio dirigida a alcanzar capacidad de
gerenciamiento de sus recursos en una forma que la acción local
nunca ha experimentado.
Este
plano es tal vez donde se esperan los mayores desafíos de
gobernabilidad, ya que el municipio se muestra, hasta donde alcanza
la vista, como la más adecuada configuración para el logro de una
convivencia armónica entre sus habitantes y de estos con el entorno.
El
caso es distinto en la cuestión regional: más allá de las
dificultades para estimar su vigencia, se puede aventurar que la
duración de las instituciones regionales no será indeterminada, a
partir de la hipótesis de que los "encierros" regionales
no pueden dejar de ser transitorios; obrarán, en consecuencia, de
estaciones intermedias hacia una eventual globalización
institucional.
Serán
enormes las implicancias que los escenarios someramente descriptos
tendrán sobre la vida de las sociedades y los individuos entrados al
siglo XXI. Pero una de sus manifestaciones más importante ya la
estamos presenciando: el alejamiento de la posibilidad de guerras
globales, la detención de la carrera armamentista, el inicio del
desarme nuclear, y el hecho de que los conflictos locales (que
seguirán por un tiempo) sean rápidamente acotados.
¡El
sueño secular de una paz perpetua comienza a hacerse realidad y es
nuestra generación la privilegiada
protagonista
de ese hecho trascendente!
Mercados
mundiales.
El
grueso de las actividades económicas es transnacional: 70% del
comercio mundial y 2/3 de su vida
económica
ya está en manos de conglomerados que no están sujetos a ninguna
regulación estado nacional.
Recién
ahora se ha puesto sobre el tapete la cuestión de los paraísos
fiscales que es donde se refugian las
empresas
transnacionales para eludir los controles de sus países de origen.
El
caso de los flujos financieros electrónicos es muy elocuente: se
estima que vía satélite se mueve una cifra que ronda los 400
billones (1 billón= 1 millón de millones) de dólares anuales. Para
mensurar esta magnitud recordemos que el PBI del Mercosur es
alrededor de 1,5 billones, la totalidad del comercio mundial alcanza
los 14 billones y el PBI mundial 65 billones. Es decir, las
transferencias alcanzan cifras muy por encima de las que constituyen
la realidad económica del planeta; circulan de día y noche sin que
nadie las controle; sólo buscan maximizar los beneficios en "tiempo
real".
En
la película "Asesinato en el Senado" (tema:
carnes/Lisandro de la Torre) en la penumbra de la bodega de un barco
se ven latas de corned‑beef donde han escondido rollos de papel
moneda, medio que aún en la década del treinta del siglo pasado era
utilizado para poder pasar por la aduana las remesas no declaradas.
Es
manifiesta la repercusión que la crisis de ciertos países
emergentes ha provocado en su entorno y en lugares remotos del mundo.
En 2002 la influencia de la debacle argentina en los países de la
región la que fue llamada “efecto tango” traspasó las
fronteras; un lustro antes ocurrió lo mismo con la crisis de México
que fue denominada “tequila”. Por esos años, fueron unánimes
las preocupaciones en relación al alcance desmesurado de sus
reverberaciones. El en ese entonces presidente Clinton ‑en
teleconferencia‑ dijo que "es imposible separar los
asuntos económicos internacionales y nacionales (y que) los cambios
en la economía mundial han adquirido dimensiones sorprendentes...la
crisis de México nos ha mostrado cuán pequeño se ha vuelto el
nuestro planeta”. Siete años después se desató la presente
crisis que colocó a las anteriores en el rol de anticipos
homeopáticos.
La
emergencia ecológica.
Se
instala fuertemente en la conciencia colectiva la necesidad del
rescate y la preservación ambiental, y la
reivindicación
de la existencia humana como parte de la Naturaleza… si alguna
vez dejó de serlo.
La
Cumbre de la Tierra de Río en 1992 mostró la importancia que la
ecología adquiere en la presente coyuntura.
Encaminado
el tema del armamento, sobre todo el nuclear, la cuestión del
deterioro ambiental (aire, tierra y agua, en un sentido más general,
el conjunto de la biosfera) es el mayor problema que amenaza la
preservación del hábitat humano; por ello en Río se reunieron por
primera vez en la historia más de 100 jefes de estado, lo que
también adquirió un carácter simbólico ligado a la gobernabilidad
mundial.
Dentro
del tema ambiental, la cuestión climática se presenta como el
factor reconfigurante de mayor alcance, y se crean las condiciones
técno‑científicas no sólo para pronósticos más precisos,
sino incluso para el control y hasta la manipulación climática de
interés económico.
Existen
modelos climáticos de alcance mundial que son como una red, tipo
panal de abejas, que cubre el planeta, y cuyos nodos (celdillas)
abarcan espacios cada vez más pequeños según el avance de la
complejidad de los modelos y la potencia de la herramienta
informática.
No
es aventurado imaginar que en un futuro más o menos próximo los
productores, autoridades y representantes de las organizaciones
intermedias de una determinada comarca se reúnan en asambleas
populares para decidir las condiciones climáticas más favorables
para los próximos 18 meses y el menú de siembras más conveniente
para su lugar; lo mismo valdrá para otros aspectos de la vida social
y económica.
La
larga marcha.
La
aparición de la vida ‑un fenómeno hasta donde sabemos
exclusivamente terrestre‑ es una consecuencia de la
conformación progresiva de disposiciones más complejas en la
organización de la materia como producto de la interacción de esas
formas con el medio que las contiene.
Si
se acepta ‑como ocurre‑ la teoría de evolución, esta
permite hacernos una idea de proceso en el que las formas humanas
provienen necesariamente de configuraciones más simples como, por
ejemplo, los organismos unicelulares.
La
inteligencia del hombre (la disposición funcional de sus 125
billones de neuronas) creció así en y a través del proceso de
conseguir lo necesario para su existencia y desarrollo, creando
artificios para apropiarse o reproducir las habilidades y atributos
de su entorno: a la agricultura y la ganadería, se le suma el logro
de una mayor dureza a través de los metales, el descubrimiento del
brazo de palanca para multiplicar la potencia de su cuerpo, el diseño
y construcción de diversos vehículos para aumentar la velocidad de
sus piernas, superar con artificios la altura de sus propios saltos,
llegar más lejos de lo que le permiten sus energías corporales,
etc.
Los
tiempos que corren han acelerado hasta el frenesí ese proceso de
reproducción/apropiación.
La
robótica que sustituye el trabajo manual, la visión artificial que
suple la retina, los nuevos materiales que mejoran el rendimiento de
los que ofrece la naturaleza, la domesticación de la fuerza del
átomo que ofrece potenciales energéticos más propios del sol que
de la tierra, etc.
Sin
embargo, hay un logro que explica (está en la base de) todos los
demás y que tal vez marque un punto
más
singular que el resto de los anteriores de esa larga marcha del
hombre a través de su historia terrícola: la
reproducción
artificial de la capacidad de cómputo.
La
esencia de la naturaleza.
El
cómputo está en la base de los procesos naturales, vivientes y no
vivientes; se lo puede visualizar como una interacción entre
elementos de características distintas ("opuestos" o
"contrarios" diría la dialéctica) a partir de los cuales
surge como resultado un curso de acción.
Esas
unidades elementales se pueden representar a través de un formalismo
matemático ‑el dígito binario‑ denominación que en su
acepción inglesa ‑binary
digit‑
da lugar por sinéresis a la palabra "bit" para medir esa
unidad de información.
La
complejidad ‑una noción eminentemente cualitativa‑
tiene, sin embargo, una base cuantitativa que mide (según la Ley de
la variedad requerida de Ashby) la cantidad de interacciones
(cómputos) que se dan entre los elementos constitutivos de la
materia (en el seno de la materia inanimada hay interacción y
cómputo pero carece de memoria).
Así,
la mayor sofisticación del funcionamiento del cerebro humano (la
máquina más compleja de la Naturaleza conocida, solo superada en
complejidad por la Naturaleza misma) en relación a un organismo
unicelular, no radica en la forma esencial en que se realiza el
cómputo en ambos casos; la diferencia se establece a partir de la
mayor cantidad de opciones para realizar el cómputo que dispone
nuestro cerebro (las redes neuronales constan de 125 billones de
nodos).
Ese
proceso, que realizamos a cada momento en forma espontánea, se
expresa, al igual que la computadora japonesa mencionada más arriba,
en una cierta cantidad de operaciones matemáticas por segundo; toda
esa mecánica -en la mente humana donde hay diversos patrones de
comportamiento- da como resultado: la sagacidad, la perspicacia, la
agudeza, etc., y toda una serie de manifestaciones características
de nuestras conductas.
El
cómputo es la función elemental de la Naturaleza que el hombre
finalmente ha logrado reproducir a través
de
un artificio mecánico: la computadora.
Por
esos círculos virtuosos de procedencia natural (o sobrenatural según
quien lo mire) la Naturaleza, haciendo gala de su proceder complejo,
a través del cerebro humano ha logrado reproducir su máxima
habilidad (el cómputo) que es la base de todas las complejidades.
Esas
complejidades, a partir de ahora, se dispararán (en crecimiento
exponencial) aumentando en forma explosiva las opciones que
permanecen en latencia, las que sin cesar se irán poniendo al
alcance del conjunto de los seres humanos para, por la vía del
trabajo, ser des-arrolladas o des-envueltas.
Ver
para creer.
De
los logros característicos de esta época hay uno de fuerte
contenido simbólico: el
hombre salió de su seno
materno
y, desde el espacio, por primera vez vio con suspropios ojos que la
tierra
era redonda.
Si
recordamos el impacto de los viajes renacentistas, cuando se comprobó
la redondez de la tierra, es previsible la ponderación que se le
asignará en el futuro al hecho de haber vencido la gravedad, y que
la humanidad finalmente haya podido contemplar desde la perspectiva
que ofrece el espacio la casa común que habita.
No
se trata de poner en discusión si esta época es mejor o peor que
otras; de hecho es distinta y si, más allá de cualquier
especulación, tomamos nota del progreso innegable que ha
caracterizado la evolución del ser humano, llegaremos a la
conclusión de que esta época es tanto más promisoria en relación
a las anteriores como menor lo será en relación a las que vienen.
Cuando
decimos "más promisorio" en realidad nos estamos
refiriendo a la cantidad de opciones a las que podría acceder el ser
humano en una situación social de equidad y justicia.
La
pobreza tiene un costado relativo y otro absoluto. Un pobre de hoy
dispone relativamente menos que una persona pudiente del Medioevo (en
relación a la parte de la torta que le toca) pero absolutamente más
rica en relación a las opciones a las que puede acceder, aún en las
condiciones de injusticia a las que estamos sometidos. Eso es fruto
del progreso que no necesariamente va de la mano con la justicia.
Tampoco
se trata de hacer hincapié en la singularidad o distinción de este
momento; cada momento puede reivindicar para sí dicho estadio; se
trata de preguntarnos sobre la verdadera singularidad que nos
envuelve.
Manipular
la vida, eliminar las hambrunas, producir lo que se necesita para
satisfacer las necesidades materiales, acceder a la conciencia de
sentir el planeta como la caso propia, terminar con las guerras, un
nuevo diseño del mapamundi, mercados unificados, poder global,
superar la dualidad hombre/naturaleza, todos estos datos reunidos (y
otros más que se puedan considerar) nos hacen sospechar que lo que
estamos comenzando a vivir en medio de las recidivas del pasado, no
solo es un cambio gigantesco sino el final de un recorrido.
Tal
vez la clave simbólica esté en el viaje del hombre al espacio, es
decir, la salida del seno materno.
¿Podemos,
en este sentido, decir que la actual es una época de alumbramiento
para la vida en el planeta de la
misma
manera en que la significación de cualquier nacimiento en el reino
animal o vegetal no puede ser
equiparado
a otros momentos únicos de la existencia de ese individuo tanto
nonato como posnatal?
Si
ello fuera así, la humanidad, con toda una vida por delante, estaría
comenzando su itinerario definitivo en cuatro direcciones
principales: lo infinitamente grande (la conquista del espacio), lo
infinitamente pequeño (al haberse descubierto todas las partículas
elementales que componen los átomos nace una nueva física
subatómica), lo retro (infinito el universo y finito el origen de la
vida y nuestro sistema solar), y el des-envolvimiento ilimitado de lo
infinitamente complejo (una vida mejor y más larga para todos los
individuos).
El
orden natural que rige el movimiento de la naturaleza termina por
encarnarse en el cerebro humano colectivo y nos hace posible tomar el
comando de todas variables de la evolución: existe la posibilidad en
el futuro inmediato de que el porvenir ya no se lo enfrenta inerme y
resignado sino que se lo construya por la labor colectiva de todos
los seres humanos.
¿Será
el primer vuelo del hombre al espacio hace apenas medio siglo la
expresión de ese alumbramiento que connota la singularidad del
momento presente? ¿Es el primer astronauta la metáfora de la
globalización?
3.3.
Paradojas
“El
proyecto dominante de la globalización es el primero realmente
inclusivo de la historia…y se concreta por la vía de la exclusión”
“El
proyecto dominante de la globalización necesita de la preservación,
rescate, reciclaje y promoción de la diversidad como factor de
dinamismo de la sociedad humana, pero su acción de cómo resultado
un reforzamiento de la homogeneidad que es lo contrario de la
diversidad…”
“Si
para mejorar la calidad de vida de los habitantes de una villa
introducimos mejoras, más atractiva se hará la villa para nuevos
pobladores, los que al asentarse no harán más que aumentar el
hacinamiento y, en consecuencia, empeorar aún más la calidad de
vida de sus habitantes…”
“Cuanta
más policía pongamos para resolver el problema de la inseguridad
más aumentaremos la inseguridad porque la policía en su estado
actual es parte del problema y no de la solución…”
“Aumentando
las retenciones se busca reforzar la caja para la redistribución
pero el hecho genera tanto rechazo entre los productores que afecta
el mercado agrario, se retraen las ventas, el gobierno recauda menos
y en consecuencia el modelo no pueden realizarse como es el deseo de
quienes aumentan las retenciones…”
¿Qué
tienen de común las tesis anteriores? Que la intencionalidad se ve
desmentida por los resultados, opuestos a los que se quería lograr,
a pesar de haber actuado correctamente en lo referido a las acciones
realizadas para alcanzar el escenario deseado. Sin embargo…
Estamos
en presencia de paradojas. La paradoja es una figura
de dicción y de pensamiento que permite vincular significados
contrarios en un mismo tiempo y espacio. Integra a su opuesto lógico,
incluye a su propia negación, coexiste con su sombra. En este caso,
la paradoja está describiendo con su “total falta de lógica” un
desaguisado de la vida real.
Se
atribuye a Epiménides la paradoja más famosa: “todos los
cretenses son mentirosos”. Sabiendo que él mismo era cretense,
¿decía Epiménides la verdad? Hofstadter, comentando la paradoja en
“Gödel, Escher y Bach”,4
nos refiere a “una aseveración que de manera brutal contradice la
dicotomía tan generalmente aceptada entre aseveraciones verdaderas y
aseveraciones falsas, puesto que si por un momento la tomamos como
verdadera inmediatamente se nos dispara por la culata y nos ponemos a
pensar que es falsa. Pero una vez que hemos decidido que es falsa,
una análogo tiro por la culata nos hacer volver a la idea de que es
verdadera”
La
conceptualización de la globalización contiene trampas paradojales
que el discurso autoproclamado progresista no ha logrado sortear. En
el caso de los globalifóbicos, de acuerdo a sus concepciones, los
resultados perseguidos con su práctica no muestran ningún correlato
con la lógica que impulsa sus acciones si se miran los logros
obtenidos; por el contrario, desde una lógica compleja, y
considerando la dinámica de los sistemas, la praxis de los
globalifóbicos tiene un efecto altamente estabilizante en contextos
de transformación acelerada como los presentes, con las
inestabilidades que ese vértigo genera. Luego volveremos sobre esta
“extraña” constatación.
Como
hemos dicho las paradojas no tienen solución lógica por lo menos en
los planos que se manifiestas y desde los polos que las generan…
pero tienen salida:
“es
posible configurar espacios de acción diferenciados y en
ellos polos de generación que expresen una propuesta
independiente de la dominante en otro plano de realidad (la realidad
es un constructo multidimensional) capaz de poner en marcha cursos de
acción alternativos en función de los intereses defendidos (aún
coincidiendo con el interés del proyecto hegemónico pero que
“paradojalmente no puede lograr”), conviviendo en el mismo
territorio, momento y usando los recursos que son comunes o puestos
a disposición, pero con otros sentidos”
Veremos
los ejemplos consignados como ejercicio5
para desagregación formulación tan farragosa.
Caso
1: desnudo y a la intemperie…
“El
proyecto dominante de la globalización es el primero realmente
inclusivo de la historia…y se concreta por la vía de la exclusión”
El
proyecto dominante implica un nuevo paradigma socio productivo. Es
incluyente porque la salida del capitalismo es aumentar el consumo de
bienes y servicios que puede producir en forma indefinida. Pero el
aumento del poder adquisitivo en forma sustentable y a largo plazo
solo puede venir de la creación de puestos de trabajo que generen
sueldos para que los trabajadores puedan comprar. La producción se
tiene que reconfigurar sobre base de una mayor eficiencia energética
y con recursos humanos de una calificación adecuada. Hay dos formas
de afrontar la situación: una “defendiendo la fuente de trabajo”;
es una propuesta que puede retardar pero no resolver porque la
competencia hace que la empresa que no se reconvierte caiga; hay un
paso intermedio que es que el estado intervenga asistiendo, pero es
temporario. La salida es utilizar recursos existentes para capacitar
y crear nuevas alternativas productivas que generen más puestos de
trabajo y el Estado asistir temporalmente.
Eso no quiere decir que no se enfrenten políticamente los esfuerzos
patronales de reconversión –contradicción objetiva usando una
noción demodé-
porque de hecho esa acción genera mejores condiciones para conseguir
recursos… Realizarla pero no
creer que la solución pase por ahí
porque si ella se alcanzara, la empresa se desplomaría y lo que es
un triunfo político deviene una derrota…
Caso
2: la distinción de lo mismo…
“El
proyecto dominante de la globalización necesita de la preservación,
rescate, reciclaje y promoción de la diversidad como factor de
dinamismo de la sociedad humana, pero su acción de cómo resultado
un reforzamiento de la homogeneidad…”
El
mundo de la bipolaridad, el que cayó con el Muro de Berlín,
mostraba una serie de incentivos que daban dinamismo a los sistemas,
o por lo menos, como después se vio, a uno de ellos. La competencia
inter-sistema, la lucha por el prestigio y la seducción, la carrera
armamentista, la justificación ante la historia, el empecinamiento,
el solipsismo, la soberbia, y otras características de quienes
tenían la responsabilidad de manejar los destinos en ese momento de
gran parte de la humanidad, dejando de lado las fuerzas de la
evolución natural, actuaba de hecho como motor de la historia. Caído
el muro, ¿Qué quedó de ese ímpetu? ¿Cuál era ahora el motor que
podía mover la historia?
Se
creo un cierto desconcierto. Para unos el fin de la historia, para
otros el nacimiento de un imperio que como eslabón fundamental iba a
tirar de toda la cadena del desarrollo humano. La historia sigue su
curso; el “imperio” no pudo revalidar sus títulos ante los ojos
del mundo…
Luego
haremos un desarrollo de la noción de entropía
aplicada a esferas sociales y veremos que la diversidad, su
interacción sinérgica, es creador de opciones que le dan dinamismo
al proceso social. Por ahora diremos que el rescate, preservación,
reciclaje, puesta en valor y fortalecimiento de toda forma de
diversidad y distinción es condición necesaria para el
autodinamismo y la sustentabilidad de los procesos.
Sin
embargo, el manejo en un mundo globalizado de la oferta multivariada
que tienen que ver con el consumo humano, por razones obvias de
escala productiva, tiene un grado de uniformidad que termina por
influir y/o determinar el mecanismo de la oferta/demanda. Los
hipermercados son una muestra de que ya la mayoría de la gente no
elige sino opta.
Los medios de comunicación son otra muestra de que más allá de la
opinión positiva o negativa, hay un establecimiento compulsivo de la
agenda diaria por la cual la gente “libremente” termina hablando
siempre de los mismo, generalmente trivialidades o clisés gastados,
frases enlatadas impregnadas de lo obvio que desembocan en el
aburrimiento.
Se
produce así una notoria paradoja entre las necesidades del proyecto
hegemónico en lo referido a la diversidad, y la acción
homogeneizadora que condiciona el mercado de consumo de bienes y
servicios.
También
desde abajo, la preservación, rescate, fortalecimiento, reciclaje y
promoción de la diversidad es una cuestión vital para la conquista
de espacios y cuotas de poder en el mundo globalizado. Eso no quiere
decir abstraerse del mundo real, configurado desde posiciones de
poder. Significa en primer lugar que hay que tener conciencia de cual
es el conflicto. Segundo como operar en él. No comer la primera
galletita que te tiran pero tampoco morirse de hambre; si no hay
tiempo hacer empanadas con tapas compradas pero no olvidar el
significado de amasar e invitar amigos, y “que la falta” de
tiempo no sea justificación de la posición cómoda, adaptativa, de
dejar de amasar para siempre. En fin, a partir de la conciencia, cada
individuo, familiar, grupo social, puede configurar su propia hoja de
ruta
Caso
3: ¿mejoras o peoras...?
“Cuantas
más mejoras introduzcamos en la villa para mejorar la calidad de
vida de sus habitantes, más atractiva será para nuevos pobladores,
los que al asentarse no harán más que aumentar el hacinamiento y,
en consecuencia, empeorar la calidad de vida de sus habitantes…”
Se
puede considerar cualquier villa, incluso el ejercicio se puede
extender a las zonas postergadas del Gran Buenos Aires. Pero la
noticia se generó y tuvo repercusión en torno a la villa 31 en la
zona de Retiro de Buenos Aires, un lugar donde el valor del m2
de terreno es de
los más altos de la Argentina. Sin llegar al extremo de Brasil que
está levantando un muro que contenga a las favelas de Río para
evitar su explosivo crecimiento o del último intento fallido en San
Isidro para aislar la Cava. En el caso de la 31, se impidió que
siguiera funcionando un corralón de materiales, con fábrica
incluida, que estaba alimentando de los insumos necesarios para la
expansión de la villa, en altura y extensión. Prácticamente
invadiendo la autopista Illia, las casas de los albañiles que han
levantado medio Buenos Aires, se elevan en algunos casos hasta los 6
pisos, lo que da lugar a una viva discusión entre arquitectos y
urbanistas por un lado y los albañiles por el otro referida a la
estabilidad de las precarias estructuras. Luego de una serie de
políticas fallidas que van desde la topadora de los militares, la
construcción de casas en barrios alejados de la capital a las que
los villeros se niegan a trasladarse porque los alejaría de sus
trabajos (las mujeres el servicio doméstico), la actual
administración se propone una política de urbanización echando por
tierra la acusación preelectoral de que el actual jefe de gobierno
venía a hacer negocios por sus vínculos con la construcción. La
pregunta es si las obras pararán la afluencia de nuevos pobladores o
por el contrario las incentivará lo que podría llevar a la solución
carioca (o israelí con los palestinos o rusos con el muro para
contener alemanes) lo cual habitualmente no tiene buena prensa.
Es
evidente que la situación es insoluble en los marcos actuales. ¿Cuál
es la salida, entonces?
En
primer lugar terminar con la hipocresía. La cercana presencia de
villeros es una fuente de mano de obra barata para los ramos de la
construcción, servicio doméstico y otros non
sanctus. Existe un
vínculo fáctico por lo que hay que preguntarse qué relación de
distancia hay entre los beneficiarios de esa plusvalía y la toma de
decisiones referidas al emplazamiento de la villa. Obviamente existen
intereses absolutamente coincidentes que hacen que casi no existan
conflictos laborales en el lugar; los pocos conflictos que hay son
referidos a la localización. Se dice que la explotación es una cosa
inconveniente pero mucho peor lo es no ser explotado como muestran
los millones de desocupados que está generando la presente crisis.
En
segundo lugar el sistema económico debe ser capaz de generar otros
polos de atracción en otros lugares del país que sean
suficientemente atractivos para sus pobladores, en su gran mayoría
sufridos trabajadores que quieren lo mejor para ellos y sus familias.
Eso se llama políticas de desarrollo regional que tiendan a que la
Argentina pueda equilibrar sus cargas demográficas para revertir las
tendencias comenzadas en los ’30 con las nacientes políticas de
sustitución de importaciones y que el peronismo no revirtió a pesar
de tener el peso político suficiente para hacerlo, por lo que esa
concentración llegó a constituirse en el principal soporte de su
poder territorial.
Mientras
tanto, todo lo que pueda hacerse democráticamente está bien:
mejorar la situación de los pobladores aún sabiendo que nuevos
serán atraídos lo que no hará más que empeorar las condiciones de
vida para todos. Un conflicto que debe ser administrado
estratégicamente para avanzar en la dirección de lo que puede
generar otros niveles de realidad superadores para introducirse
paulatinamente en el terreno de las soluciones sustentables. No son
pocos los actores y factores involucrados en la problemática de la
villa: los habitantes, los punteros, las empresas constructoras, las
inmobiliarias, las señoras necesitadas de personal doméstico, la
iglesia, la falta de proyectos de inversión, la inercia, el
periodismo para el que es más noticia el desmadre de la villa que la
consolidación de Puerto Madero, la policía para que no sea
desplazada por la Prefectura, el narcotráfico, el comercio y los
servicios ligados a la villa, Bienestar Social, etc.
Caso
4: delito y represión
“Cuanta
más policía pongamos para resolver el problema de la inseguridad
más aumentaremos la inseguridad porque la policía es parte del
problema y no de la solución…”
La
imagen estereotipada de los “policías buenos y policías malos”
no puede ocultar el hecho de que hoy, como están las cosas,
importantes sectores de la seguridad no son más que la otra cara del
delito: la policía reprime predominantemente a quienes no les
responden; gatillo fácil o cooptación. Después de tantas
esperanzas de cambios que terminan en frustraciones, se llega a esa
dura conclusión.
Claramente
es otro problema sin solución. Ni purgas, ni nuevas policías que
terminarán siendo absorbidas por un contexto insustentable, ni la
intervención de la gendarmería con serios riesgos de
desestructuración de su carácter de fuerza altamente
profesionalizada pero para intervenciones puntuales y no
estructurales, podrán resolver una situación de alta entropía en
la que si no se
interviene todo empeora pero si se interviene empeora más.
Es como estar parado en una ciénaga: si me quedo quieto me hundo y
si me muevo también.
Evidentemente
aquí también hay un problema de concentración a partir de una
realimentación positivo (positive
feedback) cuya
evolución lleva fatalmente a la destrucción o la parálisis. Hace
falta una acción reguladora progresiva que pasa por la
desconcentración, es decir, lo mismo que para las villas: políticas
de desarrollo regional que hagan que la seguridad se instale en otro
plano más amigable y pasible de un total control vecinal.
Caso
5: confrontación sin complementariedad…
“Aumentando
las retenciones se busca reforzar la caja para la redistribución
pero el hecho genera tanto rechazo entre los productores que
inmoviliza el mercado agrario porque se paran las ventas, no recaudan
y en consecuencia no pueden redistribuir…”
El
tema de las retenciones trasciende la ideología que es el terreno
donde lo quiere situar el gobierno y algunos intelectuales; está en
el puro terreno de la realidad donde “la única verdad” es que
los pueblos del interior están parados, cunde la desocupación entre
los obreros metalmecánicos fabricantes de fierros para el agro, y el
país está perdiendo posiciones duramente ganadas en el comercio
internacional en un momento en que lo único que no se deja de
comprar son alimentos.
Tan
unilateral política de gobierno (o la falta de una política
estratégica para el agro) basada en un empecinamiento doctrinario,
lleva a un callejón sin salida en el presente contexto; la única
posibilidad para revertir la situación, pasa por cambiar la
correlación de fuerzas a través de la próxima elección para
lograr un consenso mayoritario que destrabe las consecuencias del
empecinamiento del gobierno.
Lo
correcto será favorecer la reactivación del mercado haciendo que la
plata llegue a los agricultores para que compren 4x4, hagan
departamentos, viajen, compren ropa en los shoppings
y sobre todo inviertan en tecnología e infraestructura para que el
agro pueda seguir creciendo a los ritmos que lo venía haciendo. El
ascenso de la agricultura argentina como se viene dando desde hace 15
años requiere de una masa crítica que se asienta en la pampa húmeda
a través de miles de agricultores. Esa
cabecera de playa no puede ser desactivada para que toda la flota
ataque a la vez;
una cuestión elemental de dinámica de los sistemas y no de
ideología. En ese camino, para adelante y no para atrás, se podrán
ir resolviendo otros problemas como la búsqueda de los equilibrios
en torno a la sojización o la concentración de los pules de
siembre; ahora sí, con ideología + lucha política.
La
consigna de la redistribución a través de políticas sociales no
solo no es transformadora sino que es profundamente conservadora del
statu quo. Basta ver la realidad -con sus claroscuros, en el
territorio y no por los diarios- de 15 años de aplicación de
distintos programas de empleo transitorio, en cualquier lugar del
país donde. La verdadera redistribución es la que se logra a partir
de generar y poner a disposición de la población objetivo opciones
de crecimiento personal y familiar a través de políticas para la
producción y el empleo. La
inclusión social se debe hacer por medio de permitir un ingreso
monetario derivado del trabajo para transformar en consumidores
libres a la población beneficiaria, más allá de la subsistencia.
Ese esfuerzo es público y privado y se debe realizar por medio de la
concertación y no la confrontación. Nada de eso existe hoy.
3.3.1.
Abordar una paradoja: ¿cuándo y cómo?
Es
pernicioso sobreactuar cuando se está frente a un problema y se
quiere resolver las cosas compulsivamente (“para ayer”). No
pocas veces este tipo de actitud imperiosa es una forma de disimular
que no se sabe bien qué hacer frente al desafío. La falta de una
actitud de moderación lleva a apresurar la salida del paso con la
primera alternativa disponible, sin mucha evaluación, lo que lleva a
hechos irreparables. Me vienen a la memoria dos ejemplos: la
autopista que parte en dos la ciudad de Buenos Aires, y el adefesio
que se construyó como apéndice al rectorado de la Universidad de la
Plata. En el primer caso se podría haber adoptado otra implantación,
por ejemplo a la vera del Riachuelo, lo que hubiera resuelto una
cantidad de otros problemas adicionales sin necesidad de destruir
miles de casas valiosas; en el segundo, ni siquiera tuvieron en
cuenta las modas del momento de hacer campus para alejar a los
“revoltosos” del centro con lo que no se hubiera afectado el
edificio histórico en detrimento de su estilo.
Una
intervención frente a un problema y un conjunto de beneficiarios que
necesitan resolverlo requiere de un proyecto, o sea, la programación
de una acción, contando con recursos, para lograr un resultado. En
resumen, todo se desenvolverá en el futuro, pero lo que allí pase
dependerá de lo que me proponga hacer en el ahora (con mayor o menor
papel de las contingencias según la precisión y fiabilidad de lo
imaginado). La prospectiva es ese ejercicio comprometido con un
proceso; se diferencia del pronóstico en que en este solo digo lo
que me parece que va a pasar pero con prescindencia de mi actuación;
soy un observador externo. La prospectiva, por el contrario, requiere
involucramiento.
Hay
muchas maneras de diseñar un proyecto. Algunas, intuitivas y sin
ningún tipo de formalismo, requieren de sagacidad, inteligencia,
perspicacia, capacidad de imaginar, la decisión de llevarlo a la
práctica. Puedo proyectar un viaje, cursar una carrera, construir
una casa (en este caso de un proyecto familiar no formalizado, la
alternativa es un proyecto formal que requiere los servicios de un
arquitecto).
Hay
otras maneras menos simples. Son los mecanismos que surgen de la
modelización, la simulación de escenarios y la formulación de
modelos operativos (hojas de ruta) para alcanzar el objetivo. Por
ejemplo, realizar un viaje a la luna requiere de pasos, en el plano
virtual, donde se reproducen con la mayor fidelidad posible (a través
de diverso tipo de representaciones, algoritmos, imágenes, textos,
etc.) las distintas contingencias que tendrá el viaje.
La
modelización tiene tres fases. Modelo viene de “med” que es
pensar en latín. Cuando enfoco la mente sobre una porción de
realidad, ese recorte se refleja el imaginario y puede ser procesado
y almacenado en la memoria u olvidado en un lapso breve de tiempo si
no importa. Haga el siguiente ejercicio: póngase en una habitación
totalmente oscura con un flash frente a un cuadro mirándolo; accione
el flash y vaya rotando la mirada. Verá como la imagen gira
“acompañando” la mirada y se esfuma en un instante. En la mente
se ha formado una imagen del cuadro que no es retenida en la memoria
(en el caso de que no la tenga grabada previamente).
Cualquier
modelo mental puede ser traducido por medio de ecuaciones simples a
un modelo matemático. No existen restricciones en cuanto al objeto
de la modelización salvo el manejo de la herramienta; por ejemplo,
la siguiente representación matemática: el
lector de este trabajo en su actual posición con una mosca que lo
está fastidiando.
Los
modelos matemáticos (que tienen millones de ecuaciones para
representar situaciones de diversa complejidad) se pueden traducir en
modelos computacionales por medio de algoritmos; esos modelos pueden
ser libremente modificados por medio del computador para simular
distintas situaciones (corridas). Por ejemplo se puede ver cual sería
su reacción si la mosca se le posa en el papel o en la nariz.
Los
distintos escenarios producto de la simulación me dan la posibilidad
de elegir aquel que es funcional a mis intereses; así, el escenario
deseado puede dar lugar a un modelo operativo (hoja de ruta) para ir
desde la actual situación hasta el lugar que deseo. Por ejemplo,
desde el estadio del fastidio por la mosca hasta su eliminación.
Estas
herramientas son de usa corriente desde hace medio siglo, por cierto
no en todos lados. El afamado “efecto mariposa” se produjo cuando
Lorenz, un meteorólogo del MIT, que estaba simulando con un modelo
meteorológico en 1961, se fue a almorzar y a la vuelta se encontró
con que se había desatado un ciclón en la computadora: se había
equivocado al introducir un dígito insignificante pero capaz de
producir tamaño meteoro. Y dijo: el vuelo de una mariposa en
California puede provocar un tifón en China.
En
la modelización se invierte una cantidad de recursos científicos;
junto con la salud es el área que los insume en mayor cuantía. La
potencia de los modelos ha ido aumentando al ritmo de la C&T en
la segunda parte del siglo XX. Se pueden modelizar situaciones de
cualquier tipo: sociales, ambientales, climáticas, comerciales, de
gestión, etc. Desde hace algunos años, hay juegos hogareños de
computadora que permitan simular distintas cuestiones; por ejemplo,
la evolución de una urbanización variando las cargas impositivas
Debido
a que estos recursos son muy caros y requieren de saberes y
maquinaria de alta sofisticación, no están disponibles para la toma
de decisiones cotidianas; pero, como alternativa a limitarse a la
intuición para elegir un curso de acción, hay otras herramientas
que sí están al alcance de decisores locales y son muy
enriquecedoras en todo sentido.
Es
lo que se conoce como “identificación, formulación y evaluación
de proyectos” de cualquier tipo. Existen cursos de por ejemplo 50
horas que han preparado a muchos cuadros de decisión; pero,
lamentablemente, se han frustrado por la falta de recursos para la
ejecución de los proyectos o por la improvisación en la ejecución
de políticas. Esas herramientas pueden empezar a ser de uso
corriente en esta nueva etapa que ya
se caracteriza por una disposición de recursos en potencia superior
a la capacidad de elaborar los proyectos que den respuesta a las
necesidades corrientes. Claro, sobre la base de la existencia de las
políticas acordes y condiciones favorables para impulsar proyectos
viables.
El
método tienen tres etapas que se pueden hacer en forma colectiva:
árbol de problemas, árbol de soluciones y matriz de marco lógico.
Identificando los problemas, los involucrados y la dotación de
recursos disponibles, es posible realizar un trabajo que permite
aumentar la eficiencia
(uso racional de los recursos), la eficacia
(alcanzar el objetivo perseguido) y la efectividad
(lograr el impacto buscado); lo que hemos llamado “3E”.
El
manejo de estas técnicas permite construir, ejercer y aumentar el
poder de realizar no solo cuando se está en el gobierno. Es falaz la
idea de que para hacer hay que conquistar primero el gobierno; la
experiencia demuestra que no pocas veces cuando se llega no se hace
lo que se prometió y es la razón de muchos fracasos que luego
cuesta remontar. Es corriente que estar en la oposición, fuera de la
función pública, confine al ostracismo y la inacción; a esperar el
próximo turno. Por el contrario, hay tantas necesidades como
recursos que esperan proyectos desde cualquier lugar de la sociedad.
Esta es una situación nueva en la historia del mundo.
3.4.
Entropía.
Existe
una idea vulgar de la entropía que la asocia al desorden. En ese
caso nos vamos a referir a la entropía como “una propiedad de los
procesos que mide la cantidad disponibles de opciones realizables o
la velocidad con que se van realizando”. En un caso como variable
de estado en el otro como variable de cambio. Así por ejemplo,
diremos que un bebé que tiene toda una vida por delante, tiene baja
entropía porque tiene todo por hacerse; por el contrario, un
moribundo tiene alta entropía porque solo le resta morirse, no
dispone de otras opciones. En este caso nos referimos a la entropía
como variable de
estado, una noción
estática que mide en cada momento las opciones disponibles.
Existe
otra forma de aplicar la noción de entropía. Imaginemos un joven
prometedor, lleno de posibilidades, cuya vida disipada hace que queme
en forma compulsiva cada una de esas posibilidades en poco tiempo.
Está gastando en forma acelerada sus opciones. Diremos en este caso
que su crecimiento es altamente entrópico. Imaginemos, por el
contrario, otro joven, también con un conjunto de opciones, que va
realizando cada una de ellas en forma ordenada, midiendo cada caso
para prever sus consecuencias potenciales para finalmente recorrer un
proceso de “3E”. Diremos en este caso que el joven recorre un
proceso poco entrópico. Es el caso de la entropía como variable
de cambio.
La
entropía siempre es positiva y su conocimiento –intuitivo porque
aún no existe, aplicada a la vida personal o los procesos sociales,
una manera de medirla como sí existe en los dominios de la
fisicoquímica- permite tener una dimensión de cuál va a ser el
comportamiento de los recursos que comprometamos en un proceso y los
resultados esperables.
Tomemos
el caso de la villa ya mencionada. Esos asentamientos ya tienen alta
entropía (falta de opciones) y el desarrollo de su vida se les
aumenta aceleradamente (“queman” las pocas opciones que
aparecen:). ¿Qué quiere decir? Por un lado, las pocas opciones se
traducen en falta de trabajo, de crecimiento, de calidad de vida,
etc.; por el otro, cuando se prende una chispa, la deflagración
corre como reguero de pólvora porque no existen mecanismos de
contención y todo se vive al límite. En esos casos, una política
habitual de asignar recursos en lugar de mejorar la disposición de
opciones, puede agravar la situación o los recursos no tener los
resultados buscados. Por ejemplo, ante la inseguridad, más policía.
Las políticas asistenciales, que no se pueden dejar de hacer, no
tienen grandes efectos positivos (salvo para la activación del
mercado y del comercio a esos niveles porque mantienen un nivel de
consumo, que no es poca cosa); por ejemplo, las gallinas que los
programas sociales entregan para producir huevos habitualmente
terminan en la olla para un puchero familiar, dicho esto sin un
atisbo de censura. La concepción clientelar de las políticas
sociales hace que la gente se acostumbre a la dádiva más que al
esfuerzo para mejorar o resolver su situación en forma autónoma.
3.5.
Una misma intervención causa distintos efectos según el contexto
Vamos
a definir capital social. Para la ponderación del capital social se
considera la sociabilidad de un conjunto humano, y aquellos aspectos
que permiten que prospere la colaboración y la materialización por
parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en
estas relaciones sociales. El capital se basa en la confianza y el
respecto entre los individuos, las normas que los rigen y las redes
que los vinculan El capital social considera los factores de
alteridad, lo que acerca a los individuos, y cómo esa convivencia
comprometido incrementa las oportunidades para el bienestar de un
colectivo través de la acción comunitaria.
Como
se puede ver, ambas nociones –capital social y entropía- sin ser
lo mismo están vinculadas y tienen de común una imposibilidad: no
existe al menos por ahora la manera de medirlas, de darles un valor,
salvo a través de la intuición. Por cierto que existe la técnica
de los “indicadores”, una técnica vinculada en este caso a la
gestión social de difícil formulación pero que permite conocer
mucho mejor una dada problemática o situación con el solo hecho de
intentarlo aún sabiendo las bajas expectativas en cuanto a los
resultados.
Hay
un caso interesante: las casas de dos pisos para villeros que hizo la
Municipalidad de La Plata a la entrada de la autopista a Buenos
Aires. Se pueden ver, amarrados al palenque, los carritos de los
cartoneros y sus caballitos pastando al lado. Obviamente la discusión
no se puede plantear en los términos de “casas sí o casas no”
porque en última instancia como cualquier ciudadano tienen el
derecho a verse favorecidos con una dada política estatal de acción
social. El problema pasa por otro lado. En primer lugar se debe
encarar la opción de “mejorar la calidad de vida” lo cual
seguramente dará lugar a otro tipo de proyectos que le generan más
satisfacción que aumento del resentimiento: por ejemplo ayudar a
crear una opción sustentable de trabajo lo cual puede implicar una
reubicación de su residencia. En ese caso puede que se justifique la
millonaria inversión en viviendas o no; a lo mejor con un programa
de tipo “soluciones habitacionales” se puede llegar con la mejora
a más habitantes con su cabeza puesta en el crecimiento personal y
familiar. Sin embargo, para una administración como la que concretó
esos proyectos, capaz de construir primero el asfalto que la cloaca,
es previsible cuales serán la decisión y el motivo principal para
tomarla.
En
cambio, la misma decisión adoptada en lugar del alto capital social
y baja entropía, con mecanismos de participación de uso habitual,
los resultados serán totalmente distintos: contribuirá a aumentar
las opciones de realización y mejorar el bienestar individual,
familiar y social.
4.
Escenarios futuros
Un
ejercicio interactivo sobre el futuro del mundo y la Argentina.
Modelo para armar que se regenera con el transcurso del relato de la
historia.
Lamentablemente
no tenemos el futuro en una carpeta; sin embargo, no hay razón para
permanecer mudos con respecto a las opciones de ocurrencia. En la
Trilateral se dijo que las “aspiraciones (de los países
trilaterales) deberían ir más allá de solo enfrentarse
con los sucesos futuros a tratar de modelar
esos eventos” (en negrita en el original). ¿Cuál es el alcance
real de esta pretensión tan enigmática?
En
este capítulo vamos a tratar dos cuestiones referidas al futuro: la
modelación por medio de la construcción de escenarios virtuales, y
el pronóstico. Para ello haremos una breve introducción de cómo
las técnicas hoy disponibles en ciertos niveles permiten construir
el futuro hasta devenirlo en “un insumo más” para el desarrollo
de procesos. Seguidamente, con referencia al pronóstico, respecto a
la marcha de los sucesos mundiales y de nuestro hábitat regional
(pampa húmeda), realizaremos toda una serie de juegos interactivos
donde se combina lo posible,
probable,
deseable
y factible.
Trabajar
sobre el futuro produce vértigo; desaparecen los puntos de apoyo a
los que estamos acostumbrados. En el primer caso, con respecto a la
construcción
del futuro,
va a surgir en nosotros una resistencia natural, incluso a veces a
una explicación técnica, y un descreimiento sobre la posibilidad de
manipular el futuro porque ello se choca con un sentimiento arraigado
sobre el carácter espontáneo de los sucesos. Sin embargo, con los
actos más simples y rutinarios que hacemos a diario –por ejemplo
ir a lavarnos los dientes o comprar pastillas en el kiosco-, vemos
que existe una programación mental más o menos minuciosa según la
importancia o complicación de lo que nos proponemos hacer pero
todavía no ha sido hecho:
sobre la base de cosas que sabemos, la experiencia y el objetivo
propuesto –el escenario deseado- se hace una construcción mental,
un modelo, donde se prevén e imaginan en una especie de hoja de ruta
los recursos o acciones necesarios para llegar a concretar la idea.
Enseguida veremos que todo eso se puede hacer con técnicas que
permiten planificar con mayor cantidad de variables que las que puede
procesar un individuo obrando en forma casi intuitiva.
Con
respecto al pronóstico. Trabajaremos con la ayuda de lo que se
denomina “hipótesis deductiva”. Partiendo de una generatriz –en
nuestro caso los foros de los setenta- hemos asumido que los
consensos de gente que decide en las capas más profundas de la
cebolla del poder global, generan tendencias capaces de direccionar
asuntos hacia escenarios con probabilidades de realizarse según un
juego conflictivo de intereses donde no hay lugar para los empates.
No es adivinación ni el resultado de la lectura de una bola de
cristal. El pronóstico es un uso particular de los modelos, que
luego veremos, que se logra introduciendo en la parte de atrás del
modelo, en el sentido del futuro, una cantidad de información
definida para ver que resultados nos depara a la salida: por ejemplo,
en un modelo dinámico atmosférico, introducir las variables
meteorológicas del día (temperatura, presión, velocidad y
dirección del viento, composición de los gases del aire, etc.) para
que el modelo nos pronostique qué tiempo reinará pasado mañana.
Legítimamente
uno se puede preguntar cuál es la utilidad de un pronóstico si
podemos saber lo que pasó leyendo el diario de la mañana. La
afirmación de lo abstracto tiene la ventaja de poner en tensión una
serie de mecanismos inteligentes en el individuo que no se disparan
con las actividades rutinarias. El decir “va a pasar tal cosa”
compromete al emisor del juicio con algo virtual cuya ocurrencia aún
no ha tenido lugar. Predispone a estar atento con el devenir para
verificar el acierto o la falla. Establece un juego mental con
distintas opciones lo que introduce la noción de complejidad.
Interacciona con el entorno en forma sinérgica desarrollando la
capacidad de observación y extendiendo el rango de lo observable. Le
permite, al comparar para emitir el juicio, manejarse en una porción
mayor de proceso hacia adelante y hacia atrás. Desestabiliza por
temor al ridículo lo cual trae aparejado un vivificante estado de
desestructuración. Mayor compromiso con la realidad presente o
futura; sale de lo cotidiano. Asume riesgo al salir del anodino “si,
entonces” donde no se abandona lo obvio ni tampoco la cerrazón y
la ceguera sobre lo que puede pasar. Los “seguros” en todo caso
se ponen a prueba…
La
realización compromete. Permite poner a prueba las sensaciones, los
supuestos, lo establecido, lo dado, lo admitido, lo indiscutible, las
evidencias, los trascendidos… Se aprende más del error que del
acierto. Contrasta los marcos teóricos, la percepción que uno tiene
de los fenómenos. El pronóstico se evalúa ex-post a la luz de los
acontecimientos y permite ajustar un marco teórico. No se puede
ejercitar sin una visión integral que tenga en cuenta y establezca
las diversas relaciones entre la mayor cantidad de elementos. El
pronóstico no se discute, se contrasta; nada se desecha, todo queda
en stand
by.
El disenso es enriquecedor. Y cuanto más diversa sea la percepción,
más cantidad de visiones existan, más opciones se ofrecen al
proceso de evaluación de resultados. En suma, es un ejercicio que
enriqueces la toma de decisiones.
Es
una forma distinta de adentrarse en la disyuntiva de si los
acontecimientos son aleatorios o determinados; de sacar la
problemática del paralizante corsé de lo ideológico para
zambullirse en el torbellino de los hechos reales; en observaciones
prolongadas, de ver si la historia se construye en base a relaciones
causales, es el producto de la espontaneidad… o si caben las
bifurcaciones. La vieja discusión einsteniana de si Dios juega o no
a los dados, o si la casualidad en una forma de ver los eventos por
la ignorancia de la causa que los produce.
4.1.
Prospectiva.
Se
puede hablar de una ciencia que en la realidad es un conjunto de
disciplinas que se unen para generar una técnica que permite
construir
el futuro.
La prospectiva es distinta al pronóstico aunque al utilizar
herramientas comunes hace frecuente la confusión sobre ambas
nociones. Al igual que la técnica para viajar al espacio no está al
alcance del común de los mortales lo que no obsta para saber que
existe, sus potencialidades, y un conocimiento de los fundamentos que
han dado lugar a uno de los prodigios
(suceso
extraño que excede para
ampliar los
límites revelados
hasta ese momento por
la naturaleza)
creados por el hombre en el siglo XX.
Los
orígenes de la prospectiva se hunden en el tiempo; la filosofía
podrá decirnos sobre oráculos, adivinos, hechiceros y toda la
caterva de funciones y depositarios que lucraron con el futuro a
través del tiempo. Nosotros partimos de que a mitad del siglo XX un
conjunto de disciplinas alcanzan la suficiente madurez como para que
su vinculación sinérgica diera lugar a la creación de la
prospectiva llamémosla “no intuitiva” o “científica”; se
pueden mencionar entre ellas la matemática, la computación y la
teoría general de los sistemas. A partir de ahí la ciencia dispone
de un conjunto de herramientas que le permite cumplir con una serie
de funciones no solo mentalmente sino con ayuda de la máquina.
La
teoría
general de los sistemas
tuvo un enorme impacto en la epistemología al orientar la visión al
conjunto separándola de la visión dialéctica del par de elementos
contrarios que no permitía una percepción más que analítica al
fragmentar la realidad en múltiples pedazos. Por el contrario, el
enfoque
sistémico
derivado lleva (induce) a ver la realidad en su conjunto, con sus
elementos y las relaciones (interacciones) que se entablan entre
ellos.
Modelo
viene de “med” que significa pensar. Con respecto a este tema, se
pueden considerar tres tipos de modelos: el mental, el matemático y
el computacional. El primero se refiere al reflejo de la realidad en
la mente, es decir, la composición de lugar que nos hacemos cuando
estamos observando, lo que también establece una relación de
causalidad circular que lleva a decir que la “realidad es un
constructo” (cuestión filosófico por demás interesante en la
cual no nos internaremos porque ya lo hicieron el Obispo Berkeley,
Borges, Saer y otros grandes hombres partidarios del idealismo
subjetivo).
Están
los modelos
matemáticos
que permiten representar la realidad con ecuaciones matemáticas. La
realidad más compleja como por ejemplo representar el conjunto de
movimientos necesarios para atar los cordones de los zapatos, afeitar
el bigote o pintarse los labios, puede ser desagregada en infinidad
de operaciones elementales cada una de las cuales representada por
una ecuación de primer grado. Es el principio de la robótica. Un
modelo matemático, puede contener millones de ecuaciones.
Por
último, los llamados algoritmos permiten traducir las ecuaciones
matemáticas al lenguaje de la computadora y dar lugar a modelos
computacionales.
Estos permiten trabajar con una cantidad de ecuaciones mucho mayor al
mismo tiempo y a mayor velocidad que la mente humana lo que no
significa un comportamiento sobrenatural porque fue el hombre el que
creó el computador y el encargado de manejarlo. Es como el auto, un
producto del hombre, que le permite andar más rápido.
Lo
que Napoleón con su estado mayor hacía antes de la batalla, que era
imaginar los distintos escenarios que se le podían presentar en el
terreno, ponderar sus riesgos y las posibilidades de la justa, ahora
se puede hacer a máquina. Nace la simulación
de escenarios
reflejados en modelos con representación matemática y traducidos al
lenguaje de la computadora lo que hace posible “ver” cómo varían
los futuros según las condiciones de partida para su configuración.
¿Qué es lo que se puede “ver”? Nada más ni nada menos que los
distintos escenarios posibles y evaluar los de más probable
ocurrencia, para elegir de ellos el que conviene a mis intereses, y
ponderar su factibilidad de realización.
Todo hecho rápidamente, con mucha mayor imaginación y menos
subjetivismo que los que seguramente habrá puesto en juego Napoleón.
Alrededor
de 1970 algunas universidades norteamericanas ponían a punto
herramientas científicas y tecnológicas para abordar el futuro en
una escala y condiciones distintas a como se lo había hecho hasta
ese momento. Hay que tener en cuenta que se vivía el envión de la
llegada del hombre a la luna lo que había sido posible por la
disponibilidad de una cantidad muy grande de recursos y un ambiente
de euforia favorable a la generación de conocimientos, lo que se
traducía en un estado de ánimo de gran disposición hacia la
innovación por parte de los investigadores. Un hito fundamental fue
la publicación de los trabajos de Jay Forrester “La dinámica
mundial” una herramienta que permitía la formulación de modelos
por primera vez a escala
mundial.
La
publicación de Forrester abrió una situación de nuevo tipo: los
modelos podían alcanzar un porte tal que fueran capaces de describir
sistemas de alcance mundial. El primer modelo de gran difusión fue
el de Denis Meadows (discípulo de Forrester en el MIT) que ponía en
evidencia que el uso indiscriminado de los principales recursos de la
tierra podía poner en peligro la subsistencia del hombre de no
corregirse a tiempo el despilfarro. Ese trabajo titulado “los
límites del crecimiento” fue más conocido como “Informe del
Club de Roma”. A partir de ese momento todos los recursos del
planeta podían ser trabajados a ese nivel: petróleo, alimentos,
bosques, clima, población, comercio. Es una de las claves
científicas que hacen posible concebir la globalización como un
hecho unitario y consistente capaz de ser gestionado en su conjunto y
no como suma de partes. Se daban las condiciones por primera vez en
la historia de la humanidad de dar nacimiento al “mundo uno” lo
que no tardaría en llegar con la caída del muro en 1989.
Se
presume que una cantidad muy grande de recursos deben estar
destinados a la elaboración de modelos de diverso tipo. Todo aspecto
de la vida en la biosfera puede ser modelizado. Así se “fotografían”
hechos vinculados a lo social, económico, político, cultural,
ambiental; del comportamiento de distintas variables como pueden ser
la precarización del transporte en Moscú, el avance de los
desiertos en Arabia, el crecimiento demográfico entre la población
magrebí de Francia, el acatamiento a las normas de urbanidad de la
población villera de San Isidro, las prácticas deportivas de los
médicos municipales en Nueva York, el consumo juvenil de drogas en
Estocolmo; en suma, no hay límites, salvo el tiempo y la
disponibilidad de capacidad intelectual para confeccionarlos. Así,
toda información generada y/o recogida puede ser traducida a
modelos: encuestas, investigaciones periodísticas, labor de campo en
las áreas sociales, los resultados de las cajas registradoras de los
hipermercados, las bases de datos de las prepagas (tarjetas de
crédito, seguros, bancos, etc.), trabajos académicos, reportajes,
notas, etc.; es decir, toda la información que por diversas razones
puede ser de interés en algún lugar y momento.
Imaginemos
que un ejecutivo de una organización debe decidir qué hacer. El
campo de variables se amplía; la mente se ve sometida a un desafío
que pone a prueba su destreza para concebir la amplitud con que es
capaz de imaginar una situación de mayor complejidad. Sabemos que
hay decisores de distinto tipo lo que se refleja en la calidad de sus
decisiones. Con estas nuevas herramientas, el rol de los decisores ha
cambiado. En materia de grandes movimientos estratégicos, la
disponibilidad de modelos y la simulación hace pensar que los
decisores se limiten a su función específica: elegir sobre una
cantidad de opciones (que son elaboradas medios más técnicos y
menos políticos) aquellas que son más convenientes a los intereses
que representan; se limitan a poner en el microonda lo que ya está
pre cocido.
Elaborar
un modelo y simular su funcionamiento hoy se hace en un laboratorio
por técnicos especializados; puede ser también la tesis de grado de
un doctorado en alguna ciencia afín al tema en cuestión; también
se puede construir a partir de las conclusiones organizadas de una
actividad en la que participan diversos actores para elaborar un plan
estratégico. Las posibilidades son muchas pero lo que sí se puede
imaginar es que cuando el proceso decisorio llega a su instancia
final, el mismo se realiza entre una determinada cantidad de opciones
que han sido ampliamente desarrolladas en todas sus implicancias de
materialización (puesta en marcha, implementación, funcionamiento y
gestión, resultados, etc.)
Hemos
visto que un modelo puede ser sometido a variaciones alterando el
comportamiento relativo de sus componentes. Según sean los
condicionamientos de origen el juego permite ver el modelo en
distintas situaciones: cada una de las representaciones es una
muestra de los escenarios posibles. Después de evaluar las distintas
alternativas, llego a la conclusión de que uno de esos escenarios me
va a convenir y, entonces, será el elegido porque responde a mis
intereses. El paso siguiente es hacerlo realidad.
Lo
que hemos visto como un ejercicio de simulación de opciones, es un
proceso que se hace de atrás para adelante, del presente al futuro.
Al igual que un camino también puede ser recorrido en sentido
inverso: el escenario futuro elegido puede ser rebatido desde el
futuro hacia el presente, de adelante para atrás, y de esa manera
constituir lo que se denomina un modelo
operativo, es
decir, el recorrido que hay que seguir nuevamente de atrás para
adelante pero esta vez detrás de un objetivo ya definido.
El
modelo operativo obra de carta de navegación para conducirnos ante
las distintas alternativas que se nos vayan presentando en el camino
hacia el objetivo propuesto. Un intríngulis conceptual es el
siguiente: ¿las “distintas alternativas” que nos encontramos en
el camino y que actúan de condicionantes para arribar a la meta
deseada, son obstáculos que se presentan ante nosotros frente a los
cuales solo tenemos la ventaja de la anticipación o, por el
contrario, el camino de ida hacia el futuro es como una autopista
bien señalizada?
Los
modelos son tan pormenorizados que permiten prever: cuál es el
trazado del camino que me permite llegar al lugar deseado. Además,
como son modelos abiertos, cuando aparece un imprevisto el modelo no
hace más que incorporarlo y reconfigurarse para encarar las nuevas
circunstancias en forma adecuada. De todos modos hay que considerar
que el imprevisto en una alternativa posible pero en la práctica
altamente improbable; ello por dos razones: son caminos diseñados
(trazados a voluntad), y los modelos, al poder contemplar millones de
elementos, solo mostrarán limitaciones en un momento dado por la
imaginación y el conocimiento, situación de gran dinamismo por
velocidad de generación de conocimientos que se opera hoy. En
resumen: el proceso se construye como las vías de un tren para
llegar a destino.
En
la disponibilidad y el uso de estas herramientas metodológicas
radica la diferencia fundamental entre hacer lo que siempre se hizo:
enfrentar el porvenir (aún dotado de los pronósticos más potentes)
o, como comienza a ser posible a partir de ahora, directamente
construir el futuro para alcanzar sus etapas de cada momento,
cambiantes como la línea del horizonte cuando se está en
movimiento.
La
crisis del petróleo en 1974 no podría haber sido gestionada sin la
asistencia de estas herramientas. Sucedió así: de un día para el
otro aumentó el precio del barril de crudo casi tres veces. Las
consecuencias fueron muy extendidas en el tiempo y el espacio. Se
generó una gran liquidez en el sistema financiero internacional. Los
recursos generados fueron a parar a los países desarrollados para
que los jeques compraran grandes empresas (por ejemplo Mercedes Benz)
y a países como el nuestro para financiar la compra de bienes y
servicios de dudosa utilidad. En síntesis el proceso tuvo para
nosotros las siguientes características: 1) la plata nunca llegó;
2) los bienes y servicios fueron armas, estadios, etc.; 3) el país
se endeudó y quedó condicionado; 4) se fueron pagando los intereses
(llamados “servicios”) de manera que la deuda fue saldada más de
una vez sin achicar el capital el que, por el contrario, se fue
incrementando al tener que recurrir al financiamiento internacional
para pagar sus servicios; 5) a su vez los poseedores locales de
divisas fueron favorecidos con la nacionalización de sus deudas
(Cavallo) y en retribución sacaron fondos al exterior atraídos por
las altas tasas de interés en similar cuantía a la deuda nacional y
que en los hechos han obrado hasta hoy de una especie de garantía
nacional.
Sin
embargo, paradojalmente, los efectos más devastadores fueron en los
países desarrollados; el aumento del crudo hizo que quedara en el
camino toda la industria tecnológicamente obsoleta que se financiaba
con energía barata y que se volvía disfuncional a la luz de los
adelantos C&T con la llegada a la luna. Fue el momento de las
grandes reconversiones industriales, de la caída de imperios
completos y del desarrollo impetuoso del capitalismo
transnacionalizado. Hubo una reconversión del paradigma energético
sobre la base de dos supuestos: 1) se tornaba crecientemente
disfuncional traer el crudo de Arabia y se activan pozos en el norte
de Europa y en golfo de México; 2) el petróleo perdía el valor
estratégico que había tenido hasta ese momento por el surgimiento
de otras alternativas, lo cual no implicaba que perdiera valor
comercial ni que su explotación en el mundo se discontinuara. Así,
con la crisis, las “7 hermanas” petroleras hicieron un pingüe
negocio; el sistema bancario también. Algunos jeques juntaron mucho
dinero el que fue prontamente dilapidado en lujos personales o
proyectos nacionales sin ton ni son por lo cual la mayor parte de los
recursos generados retornaba a los países centrales comprometidos en
todo tipo de consultorías y contratos.
De
la crisis de 1974 hay una versión poco creíble: los jeques un día
se reunieron para decidir cómo aumentar sus beneficios sobre el
petróleo; es desconocer la historia de la formación de los estados
del medio oriente luego de la caída del imperio otomano. La crisis
del ´74 debe ser considerada como un abrupto estímulo del sistema
capitalista sobre sí mismo para proceder a la rápida modernización
de todo el sistema productivo mundial. Para países como el nuestro
–y unas tres decenas que conforman los países de desarrollo medio
más endeudados en el mundo- significó, aparte de todos los negocios
involucrados y movimientos de capitales, un collar de melones del
cual nunca se pudo salir hasta ahora y que sigue determinando el tipo
y momento en que los procesos de modernización se ponen en marcha
así como su ritmo. Por ello suena mal ufanarse y ver como un gran
logro pagar el saldo remanente de la deuda con el FMI en el momento
menos adecuado.
Sin
embargo, hay que decir que no tiene la misma importancia los negocios
puntuales que la dependencia estratégica. Los dineros vienen y van,
las deudas se han cobrado más de una vez por la vía del pago de
intereses, el capital se puede condonar, y la fugacidad revertirse,
sobre todo ahora que están en la mira los paraísos fiscales. Por
ello, lo importante es el collar. O si se quiere –desde una visión
más fatalista- que nuestros países se desarrollen en el sentido de
generar más riquezas –insumos o bienes y servicios que ahora
tienen mas valor en lugar de los que se producían en el pasado y que
se han devaluado- para que la plusvalía global se incremente. Por
eso, en última instancias, volverán los capitales fugados más
temprano que tarde para condicionar y promover el desarrollo
productivo del país en la dirección del rol que nos toca jugar en
la nueva división internacional del trabajo.
Hace
unos años una nota dio cuenta de la puesta en marcha de una súper
computadora en Japón con las siguientes características que la
hacen la más potente en la actualidad: ensambla 640 nodos compuestos
a su vez por 5104 procesadores, ocupa el lugar de 4 canchas de tenis
y alcanza una velocidad de procesamiento de 35,6 billones de
operaciones matemáticas por segundo (la más grande de las
anteriores alcanzaba solo 7 billones de operaciones por segundo).
Está destinada principalmente a analizar los cambios climáticos
(calentamiento global, patrones meteorológicos, terremotos, etc.)
por medio de la modelación climática y la simulación informática.
Dice “la simulación por computadora se convirtió en una
herramienta estándar tanto en la ciencia como en el diseño moderno
de productos, que van desde drogas hasta bicicletas. Las computadoras
que son mas poderosas permiten hacer simulaciones más precisas y
reducir costos...el proyecto de simulación terrestre está destinado
a crear una “Tierra virtual” en la supercomputadora de NEC para
mostrar cómo será el mundo bajo determinadas condiciones climáticas
mediante una simulación numérica avanzada. El sistema está
destinado a convertirse en una plataforma de investigación para
equipos de investigadores internacionales” (Clarín, 23/04/02, pág.
34)
El
desenvolvimiento de los sistemas ligados a temas como población,
energéticos, bosques, comercio internacional, alimentos, clima, agua
potable, mar, migraciones, etc. pueden estar sujetos a un cronograma
de resultados totalmente determinados que nos permita saber el estado
de situación de cada uno de ellos en un momento y lugar
determinados; por ejemplo, los cambios que se van a producir en los
paradigmas productivos por región, el uso y la incentivación de
ventajas comparativas y competitivas, etc.
No
hay razón salvo las disponibilidades en cada momento de recursos y
capacidad científica (los que se incrementan continuamente) para que
se deje de tomar algún tema si por el mismo existe un interés
concreto. Y si no se lo tomó hasta hoy con seguridad se lo hará
pronto: la ambición del conocimiento no se detiene… felizmente.
4.2.
Pronósticos.
Vamos
a trabajar con escenarios a dos niveles: global y local, referidos
estos últimos especialmente a nuestro hábitat de la pampa húmeda.
La
crisis va a continuar por unos años. En un trabajo anterior a este
hablamos de “alistamiento” para la globalización por abajo; un
periodo por lo menos hasta fines del 2012 para sacar la globalización
del nivel macro en que se ha venido desenvolviendo hasta ahora
principalmente y facilitar su accionar a los niveles más bajos. Eso
no quiere decir que ya el año que viene algunas economías muestren
signos de recuperación, incluso modestos índices positivos de
crecimiento. Pero no se debe obviar el hecho de que la crisis
económica y financiera es una herramienta formidable de
transformación; no se la va a desaprovechar porque lo que aquí está
juego es un cambio epocal, una mutación de eras, una puesta en tela
de juicio del conjunto
del hábitat terrestre.
Pero
salir de la crisis
no depende solo del crecimiento.
Aunque existe una predisposición a ver lo económico y financiero
como su referencia –como la fiebre en un enfermo es su
manifestación más epidérmica-, el mundo se dirige estratégicamente
a un cambio profundo de tipo geopolítico, es decir, vinculado
directamente con una visión multidireccional del territorio. Donde
la crisis va a pegar más fuerte –como ocurrió en los setenta
cuando la estructura económicosocial se dio vuelta como un guante,
como hemos visto en el módulo 3- será en los EEUU.
Pero
la crisis no se detendrá ahí. Aunque no tengan la repercusión de
la caída de la Chrysler, los
cambios en el resto de
los países
del mundo serán de esa significación.
En perspectiva, se está poniendo el foco en las cuestiones
geopolíticas, aspectos territoriales y de configuración
institucional, producto de la evolución del proyecto globalizador.
La tan mentada “unipolaridad” en el concierto de las naciones del
mundo, dará lugar transitoriamente a una configuración global
marcada por la multipolaridad, la acentuación del cuestionamiento al
estado nación, el incremento del regionalismo, y profundas
transformaciones socio productivas al interior de los territorios.
En
el caso americano, por la fuerza innovativa de sus territorios, las
crisis han sido de mayor efecto pero a la larga han jugado como
factores de regeneración. Por los setenta, el vaciamiento y la
desactivación de eslabones enteros de su sistema productivo en todos
sus niveles –trasladadas a China por esa ley no formulada de la
globalización según la cual “se produce una centrifugación
continua de la producción (la que es de menor valor agregado con
respecto a otra que ya ha sido desarrollada) desde territorios de
mayor a los de menor potencial de innovación”- liberó al mercado
y puso en disponibilidad científicos y tecnólogos, mano de obra
calificada y aptitud empresarial que fueron reorientados a fortalecer
sectores productivos de punta que desde el territorio americano hoy
pueden mostrar una posición de preeminencia. Pero ese proceso
industrial de constante renovación, que caracteriza a los EEUU como
el territorio de innovación de mayor potencial, se hace sobre otras
bases de las tradicionales. A nadie se le ocurriría hoy comparar
empresas nuevas como Microsoft, Intel o Google con otras de sus
empresas emblemáticas.
El
tema de los sacrificios que se verá obligado a realizar el sistema
económico social de los EEUU muestra algunas connotaciones que son
interesantes incluso para los argentinos: ¿qué conviene más, los
salvatajes a empresas gigantescas como la General Motors para
preservar miles de puestos de trabajo aún a costa de una incesante
pérdida de posición en el mercado o, por el contrario, dejarla caer
para que EEUU pueda producir competitivamente los coches del futuro?
Parece ser que a Obama no le tiembla el pulso. EEUU ser irá
desprendiendo de los lastres inherentes a medios de producción
pertenecientes al paradigma del petróleo barato para ingresar
raudamente a la producción verde. Nuevos Microsoft y Google y toda
una generación de industrias no contaminantes irá surgiendo como
hongos y EEUU de nuevo saldrá ganando. Por
ello, no se trata ya de preguntar cuándo va a salir de la crisis los
EEUU sino cómo van a salir posicionados.
La
transformación de las automotrices de Detroit es el fin del
capitalismo emblemático. Luego de la reconversión de los ’70
comentada más arriba, es un golpe de karate a la concepción más
clásica del capitalismo americano. “No es una opción” dejarlas
caer había dicho el presidente electo, pero deberán reconvertirse
para fabricar coches más chicos y menos gastadores. Con los días se
fue demostrando que en lo que está en juego no es un problema
financiero circunstancial de las grandes empresas. La consigna
implicaba una pulsión transformante difícil de calibrar en ese
momento aunque sí intuir y que ahora se pone en evidencia con el
reciente discurso de Obama en la Universidad de Georgetown: se
producirán impactos en el empleo, la calificación de recursos
humanos, la especialización en modelos de autos, centrifugación
productiva; en resumen, una serie de consecuencias inéditas dadas en
el país capitalista más avanzado. Empero, como se ha dicho más
arriba, a partir de su potencial de innovación, los territorios
americanos afectados, a la larga se verán favorecidos con nuevos
paradigmas productivos que los mantenga en la cresta de la ola
modernizadora.
En
su dimensión global, los sucesivos escenarios de la crisis se irán
abriendo como las pestañas de Internet según una agenda que no
puede obviar temas como pobreza / alimentos, comercio /
proteccionismo, cambio climático / mercado de bonos de carbono,
contaminación / energías renovables, junto a diversos temas más
locales como crisis del estado-nación / gobernabilidad /
regionalizaciones / desarrollo local, equilibrios demográficos
(relocalizaciones poblacionales y migraciones), hasta llegar al tema
de la institucionalización de un gobierno mundial, y toda una serie
de temas que hoy no aparecen prioritarios pero que irán cobrando
creciente protagonismo a medida que los que son urgentes se vayan
poniendo en marcha: manejo sustentable de los océanos, conectividad
terrestre de alta velocidad para el transporte de personas y bienes,
amplia gama de recursos naturales, biodiversidad, armamentos
remanentes, espacio, etc. El más abarcativo de todos los temas de
agenda, porque actúa sobre la biosfera, es el cambio climático. Los
menos de cuatro años que faltan para finalizar el proceso abierto en
Kyoto con la firma del Protocolo en 1997, serán los años de
alistamiento para comenzar a recorrer el camino de la globalización
por abajo y hacer realidad opciones que hoy se abren aunque un tanto
difusas, como detrás de un vidrio empañado. El cumplimiento del
protocolo de Kyoto (y su sucesor) es la “negociación batuta” que
marcará sincrónicamente el ritmo de las demás. El primero de esos
escenarios fue el levantado en Washington por el G-20 el último 15
de noviembre y que tuvo su hito fundacional en la reciente Cumbre de
Londres como hemos visto en el módulo 1.
El
otro gran tema de este año es el referido al cambio climático.
Recientemente en Bruselas se realizó la histórica reunión de la
Unión Europeo donde se acuerda el “5x20”: para el 2020, reducir
20% las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a los
niveles de 1990, usar 20% de energías renovables y disminuir el
consumo energético en un 20%. La reunión se hizo paralela a la 14
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático
de las Naciones Unidas (COP 14) en Polonia. A partir de 2013, cuando
finaliza el Protocolo de Kyoto, las empresas europeas deberán
ingresar plenamente en el mercado de bonos de carbono lo que tiene
fuertes implicancias en países emergentes y en desarrollo. Al mismo
tiempo, Obama ha adoptado un fuerte protagonismo en la materia, como
era de esperar, porque EEUU es el más interesado por los negocios
gigantescos que acarrea la reconversión en contra de lo que ha
venido aparentando hasta ahora con los intereses petroleros que
representaba el gobierno de Bush. Toda la movida del cambio climático
tendrá su hito fundamental en la COP 15 que se realizará en
Copenhague a fin de este año para establecer las normas que regirán
en la materia a la finalización del Protocolo de Kyoto en 2012. Es
la segunda pestaña que se activa en la agenda de la crisis.
4.3.
Pautas para ingresar en el futuro cercano.
Cualesquiera
que sean las razones por las cuales se haya desencadenada la crisis
en Wall Street, sus efectos:
- Alcanzarán a todos los países
- No se dejarán ver de igual manera en cada país; los cambios en algunos sectores de la actividad serán mayores que en otros
- Durarán más de lo que se piensa y predice, por lo menos un lustro
- No solo ni principalmente serán económicos y financieros; serán ecosistémicos y de reconfiguración territorial
La
crónica diaria nos muestra la febrilidad con que se está actuando
en todo el mundo para tomar medidas que atenúen los impactos de la
crisis. Lo mismo está pasando en nuestro país luego de un primer
momento en que el gobierno creyó que la crisis no nos alcanzaría.
Se
puede conjeturar que no se dejará pasar la oportunidad
de aprovechar la crisis (parte del pictograma chino que está en la
portada) para producir una serie de transformaciones al interior de
los países derivadas de la madurez que va alcanzando el proceso de
globalización. La crisis genera inestabilidad, incertidumbre,
solivianta
el cuerpo social; es la
condición más favorable para producir estados alterados de
proclividad o predisposición profundas en poco tiempo. Por
eso, esa situación de cambio hace previsible que la crisis continúe
por el tiempo necesario para facilitar la instalación la
globalización a todos los niveles.
Aunque
la solución de muchos de esos problemas llevará décadas, su
instalación es pronta, la tendencia está clara y los
escenarios finales no serán abiertos como
a veces se piensa. Hay dos situaciones que por sus características
permiten resumir el proceso que se está abriendo en estos días. Por
su significado y la trascendencia que irán teniendo en la
comunicación pública, llegarán a tener un carácter metafórico
que sin detrimento del trastorno global que se está produciendo, la
marcha de esos procesos nos irán dando la pauta de cómo va
evolucionando la crisis. La primera de las metáforas da lugar a la
siguiente tesis.
El
mundo que viene en lo inmediato y en su parte visible debe ser
entendido en clave africana;
no tanto por el volumen de las transacciones o la cooperación en que
pueda estar involucrado el continente negro –compatibles con la
lógica y el porte de los escenarios- sino por la proyección de
significados de la ayuda: desarrollar –no solo “hacer crecer”-
a África (Haití en nuestro continente) significa ante los ojos del
mundo que la globalización ha comenzado a tomar forma por
abajo; un proceso
cuya puesta en marcha puede tardar unos años pero cuyos resultados
signarán las próximas décadas; sin prisa pero sin pausa; con idas
y venidas, pero en forma sostenida e irreversible, como cuando se
suelta una pluma y cae sometida a la gravedad.
Una
lectura de los materiales citados de los ’70 y su evolución
posterior muestra que este procedimiento de largo plazo no tiene nada
que ver con la generosidad sino como el más puro autointerés de
tipo capitalista. Ya Mitterrand lo dijo en 1989: “necesitamos 2000
millones de nuevos consumidores”. Hoy se puede producir cualquier
bien o servicios en cantidades ilimitadas; se ha salido del reino de
la escasez; “solo” falta organizar la logística para que la
producción pueda llegar a los consumidores potenciales para que el
sistema funcione a pleno. Por cierto este difícil proceso llevará
décadas + sangre, sudor y lágrimas.
La
asistencia al África adquirirá un carácter hasta se podría decir
de urgencia y cercanía. Ya los medios han mostrado la relación del
triunfo de Obama con el apoyo de sus parientes de la aldea de
Nyangoma-Kogelo, Kenia, a través de una conferencia de prensa dada
en una mesa apoyada en el piso de tierra del patio de la casa
familiar. Todo un símbolo. En la cooperación –de nuevo tipo por
las características de las intervenciones involucradas- no sólo
intervendrá EEUU; también jugarán un importante rol Cuba,
Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina, por el Atlántico; cuanto
menos India y China por el Índico. Un juego de pinzas que tendrá a
Sudáfrica como bisagra, en todo lo referido a la parte subsahariana.
Y a Maradona como unos de las principales articulaciones simbólicasxii
junto a otras figuras del espectáculo.
4.4.
En el mediano y largo plazo.
Cuando
se habla de “alistamiento” se está pensando en un lustro en que
si bien la agenda se irá desplegando en forma sucesiva los distintos
escenarios de negociación quedaran abiertos por décadas, y
terminarán evolucionando en forma simultánea como en una sesión
de teatro con tarimas circulares donde se pueda participar al mismo
tiempo de distintas funciones. Esta afirmación no se apoya en
valores; no tiene nada de optimista ni de pesimista. Es una lógica
de cambio irremediable, con todas las oportunidades y riesgos que
entraña un rumbo mutacional.
Los
procesos más tangibles en el mediano plazo serán en definitiva el
avance inexorable de las reconfiguraciones territoriales. No es
posible imaginar para siempre un mundo de naciones: según los
preceptos globales los estado-naciones ya cumplieron su ciclo con 200
años de vida. Europa ya está casi regionalizada (véase:
www.crpm.org). En EEUU es una
novedad la forma de ver el territorio desde la Reserva Federal (véase
www.federalreserve.gov/otherfrb.htm)xiii.
No hay país que pueda soslayar ese destino fatal. De lo que se
desprende que hablar sobre las naciones en el futuro sin tener en
cuenta esa pulsión reconfigurante habrá sido como si en los ‘70
un/a mecanógrafo/a imaginara el futuro de su oficio sin tener en
cuenta los procesadores de texto.
Esto
vale especialmente para China en la que no pocos comunicadores ven la
potencia dominante del futuro. Es como una metáfora el ejemplo de la
fabricación y el comercio de las muñecas Barbie. Estas muñecas
diseñadas por la empresa matriz norteamericana de Mattel, se venden
a 10 dólares en el mercado estadounidense. La producción se lleva a
cabo en países con mano de obra barata como China. De toda la cadena
de valor, solamente 35 centavos y 65 centavos de dólar corresponden
a la mano de obra y a la tela china, respectivamente; o sea el 10%
que para China puede ser suficiente pero que, al mismo tiempo, es
indicativo de las condiciones en que se celebraron los acuerdos entre
Nixon y Mao en 1974. ¿Hay alguna razón para pensar que ese rango de
participación china en la cadena de valor va a cambiar en algún
momento siendo que los acuerdos de ese entonces se establecieron
sobre esas bases? ‘Si el poder no nace del fusil, a diferencia de
lo que sostenía Mao, por qué vamos a pensar que nacerá del PBI..?
De toda forma, cuando el PBI chino alcance la cima, el proceso de
regionalización habrá confinado a ese gran país al podio de los
símbolos como lo es ahora su muralla. Mientras tanto la suma de las
economías nacionales irán siendo una parte cada vez menor
de la economía transnacional, la que embolsa el grueso del valor de
la Barbie cuyo destino es el de los paraísos fiscales luego de
descontar la parte que queda en los países, en este caso en
territorio chino y americano. La economía transnacional, cuya
magnitud es difícil saber pero no de intuir, se desenvuelve en el
cíber como internet, y no está sometida a ningún control nacional
ni figura en ningún registro. Es decir, no
es parte de la realidad
(!?). No obstante, y por algo será, el de los paraísos fiscales
(tax haven) es una de las preocupaciones centrales en la reciente
cumbre del G-20 y nueva fuente de conflicto entre nuestro país y el
Uruguay.
Transitoriamente
se irán conformando una diversidad de agrupamientos teniendo en
cuenta distinto tipo de afinidades en la búsqueda de mejores
posiciones globales. Así, convivirán diversas configuraciones y los
países podrán ser parte de más de una de ellas. Por caso, nuestro
país puede pertenecer al Mercosur, Unasur, el ALCA y otras formas de
agrupamiento. Todo es transitorio y dinámico. Por lo pronto, de
inmediato se han comenzado a normalizar conflictos regionales algunos
de larga data. En nuestra región Obama avanzó con el tema del
bloqueo a Cuba, se ha dado cierre al tema de los límites derivados
de la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Seguramente muy
pronto se pondrá sobre el tapete las desgraciadas consecuencias de
la guerra del Pacífico entre Bolivia, Perú y Chile. Asimismo, otro
hecho es que se comienza a administrar con mayor racionalidad los
recursos destinados al manejo de las cuestiones regionales, evitando
la superposición de esfuerzos. Por ejemplo, se registró
recientemente una convergencia en Brasil de cuatro agrupamientos:
Mercosur, grupo de Río, Unasur y América Latina y el Caribe sobre
Integración y Desarrollo; los representantes de los países
–cambiando de bonetes según la oportunidad- desarrollaron en
Salvador de Bahía cuatro reuniones cumbres sucesivas a lo largo de
dos días. Así va siendo en otras regiones. Sin embargo, los
procesos más sustentables y trascendentes serán aquellos que tengan
dimensión local y microrregional que es como finalmente se va a
organizar el territorio en cada caso para alcanzar masa crítica;
todo regido por una función estatal a nivel mundial (no
estructurada) con las modernas formas de gestión que posibilitan las
tecnologías de la información y las comunicaciones.
Mientras
tanto, es oportuno hacer algunas reflexiones sobre los paradigmas
socio económicos y productivos que pueden ir cobrando mayor fuerza
en lo sucesivo, cuando el mundo comience a despegar de la crisis
destructora / transformadora, luego del lapso temporal que hemos
llamado de alistamiento.
Hemos
vivido treinta años de transformaciones macroeconómicas donde las
teorías (paradigmas) dominantes no consideran de ningún modo los
aspectos micro de la vida social, aquellos que afectan en forma
directa a las personas, las familias y las barriadas. Son
innumerables los ejemplos de gestión gubernamental (como en los
noventa en la Argentina) en el marco de acciones a nivel mundial
(apoyada en consensos como el de Washington), que han producido
transformaciones básicamente de destrucción (“creadora” según
el eufemismo de Porter) de las formas tradicionales de gestión,
estructuración de la sociedad y del estado: privatizaciones,
aperturas de las economías (o mayores protecciones aunque también
transitorias), desregulaciones, descentralizaciones, etc. La
parafernalia de medidas ha dado lugar a un debilitamiento ostensible
de la estructura estatal tradicional al nivel de la nación,
consecuente con una cuestionamiento de tipo epocal que aduce –por
cierto con bastante justicia- que el estado-nación ha quedado fuera
de escala por ser demasiado grandes para los problemas de la gente
(hoy revelados hasta la obscenidad por los medios) y demasiado
pequeño para terciar con alguna expectativa en la negociación
internacional.
De
aquí en más el foco de la gestión se traslada más a la base, en
los lugares donde las variables decisivas no pueden resolverse a
nivel macro. ¿Cuáles son esas variables? Algunas son las
siguientes: Mercado, competencia, equidad, protección, inclusión,
regulación, función estatal, consumo, etc. La combinación de esas
variables puede dar lugar a distintas fórmulas pero hay una cosa
clara: comenzar a resolver esas ecuaciones requiere de un tipo
distinto de gestión aún desconocida con nuevos actores que no van a
ser los tradicionales.
La
noción de mercado
es clave. Es la forma de organización social y productiva que
permite poner en movimientos las mejores cualidades de las personas y
hacerlas crecer personal y socialmente. Implica asumir riesgos,
plantearse desafíos, que la persona se sienta plena con los logros y
aporte al bienestar común esos sentimientos de autoestima y
satisfacción. Es la organización que permita poner en evidencia lo
ineficiente y evitar el macaneo y la hipocresía.
Naturalmente
tiene que existir la equidad
entre los más dotados y los que quedan fuera de la competencia. La
distribución de la riqueza (que no son bolsones de comida ni planes
sociales a los que sin embargo se debe apelar transitoriamente toda
vez que sea necesario) debe entenderse como poner al alcance de todo
ciudadano las mejores opciones para su crecimiento personal y
familiar.
Hay
una acción de regulación
estatal que es
insoslayable (todo sistema se autorregula pero por medio de la
destrucción o la parálisis, lo que es inaceptable cuando hay
personas involucradas). Sin embargo, el estado debe desestructurarse
progresivamente para que pueda cumplir sus funciones en muchas
mejores condiciones con la ayuda de las nuevas tecnologías de la
gestión y las comunicaciones. El tema de la reinclusión
social por medio del trabajo productivo, y la protección
para los más débiles, debe ser motivo de políticas estatales que
el mercado por sí mismo no puede resolver. El tema del consumo
racional tiene que ver con el bienestar de las familias y el
funcionamiento del sistema productivo.
En
síntesis: se marcha a un sistema mundial en el largo plazo con la
organización del capitalismo –mercado- y los valores del
progresismo –equidad y solidaridad-sustentada en configuraciones
regionales y locales
Esos
son los valores que se pueden detectar en lecturas atentas de
trabajos formulados sobre todo en las décadas de los sesenta y
setenta y que, como hemos visto, hoy están siendo tenidos en cuenta
a partir de que han formado opinión en la élites del poder.
4.5.
¿Y en nuestro país?
La
famosa frase de Helio Jaguaribexiv
-a quien reiteradamente se le escamotea la autoría- que habla del
“éxito fatal” de la Argentina, ha dado lugar a tantas mofas que
se ha impedido reflexionar sobre sus significados. La cosa es más
compleja… y riesgosa.
Efectivamente,
Argentina está ingresando en estos tiempos en su segundo ciclo largo
de crecimiento luego del primero, agro exportador, atribuido en sus
grandes líneas al papel rector de la generación del ’80. Ese
modelo, que duró algo más de setenta años, desde 1860 hasta la
década del treinta del siglo pasado, tuvo su fase de alistamiento ya
desde los años ’20 del siglo XIX coincidente con los desórdenes
institucionales que precedieron la llegada de Rosas a la gobernación
de Buenos Aires.
En
el momento de mayor enfrentamiento de Buenos Aires con las potencias
coloniales dominantes –los años ’30 y ’40 del siglo XIX- se
producían dos fenómenos complementarios: 1) a través de una
inmigración incipiente pero calificada, una incesante penetración
de oficios, tecnologías sencillas, genética animal y acciones de
conocimiento del territorio, que fueron la base para la modernización
que se daría luego, 2) un progresivo desgaste de los sectores
sociales que conformaban restos de la dominación española.
A
partir de Pavón y la presidencia de Mitre, se sucedieron setenta
años de crecimiento –también con idas y venidas- pero que
ubicaron a la Argentina entre las naciones de mayor consideración en
el mundo. Pero ese
éxito carecía de bases sólidas.
Cuando cambiaron las condiciones externas que le daban sustento y
sentido la Argentina entró en una espiral de disgregación de la que
aún no hemos logrado salir.
La
culminación de un modelo considerado exitoso fue el inicio de una
decadencia irreversible.
Paro no pocos formadores de opinión –y la propia historia oficial-
consideran este ciclo de crecimiento como un logro sin
contradicciones. Pero no
es lo mismo crecimiento que desarrollo económico.
Y esa es la enseñanza que no nos debe llevar a tropezar con la misma
piedra.
Argentina
a partir de ahora va a crecer de la manera que lo hizo en el siglo
XIX. Sencillamente porque la nueva división internacional del
trabajo requiere de insumos que nuestro país puede proveer con
ventajas derivadas de su potencial productivo, especialización,
recursos y escasa población. Sin embargo, el desafío es el
desarrollo en todos los sentidos.
La
Argentina tiene que comenzar a resolver un problema que le llevará
décadas culminar: el del conurbano
bonaerense, su
crítico problema estructural como lo es las automotrices para Obama.
El cambio de tendencia presupone políticas activas y claramente
explicitadas de desarrollo territorial para dar salida a los
desequilibrios de las cargas demográficas que hoy oprimen a nuestro
país y dan sustento a su perverso sistema político.
Se
deben desatar procesos de regionalización a todo nivel, en especial
subregionales transfronterizas, para ir suplantando progresivamente
los caprichosos diseños decimonónicos de nuestros estado-naciones,
por configuraciones ecosistémicas que respeten el conjunto de
identidades que fueron tronchadas oportunamente.
Si
con autonomía e inteligencia se ponen en marcha esos procesos
democráticos de desarrollo económico y social, el resto caerá por
gravedad, atraído por las pulsiones globalizadoras que están
afectando creciente e inexorablemente a nuestra región.
1merece
tratamiento especial la cuestión de los riesgos derivados de la
abundancia que si bien no son los mismos que los de la escasez –no
es lo mismo no tener que tener y no repartirlo o hacerlo
inequitativamente-, trae aparejado otros riesgos como el consumismo
tan alienante de la libertad individual como la falta de opciones de
satisfacción.
2
el apellido del
informante mencionado en primer término se utiliza en el texto
para indicar el informe del cual provienen las citas.
3
En 1977 por primera vez la cantidad de proteínas que se produce en
el mundo alcanza para una alimentación suficiente de toda la
humanidad; está demás aclarar que el reparto todavía sigue
siendo una asignatura pendiente pero no es lo mismo tener y no
repartir que no tener para hacerlo. Ya se calculaba que la capacidad
instalada mundial alcanzaba para producir el doble de una demanda
potencial de bienes y servicios
4
Hofstadter,
Douglas. Gödel, Escher y
Bach, Un eterno y grácil bucle.
Editorial Tusquets. Barcelona, 1987. Ver una amena reseña en
http://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%B6del,_Escher,_Bach
5
Trabajar cada uno de dos
maneras: la controversia (pensamiento, discurso y acción) y la
acción autónoma, autoorganizante.
ii
Giovanni Sartori.
Una debacle muy
fácil de prever.
Corriere della Sera.
Publicado en edición impresa de La
Nación, 08 10 17.
iv
la reunión del 15 de
noviembre de 2008 puso en evidencia el descontento de España por su
exclusión y la extrañeza y hasta el fastidio de algún columnista
local por la presencia de nuestro país –inmerecida según este
punto de vista- en detrimento de la española. Hay que decir que el
G-20 se formó en tiempos de De la Rúa, un indicador de que la
inclusión de nuestro país debe haber respondido a consideraciones
estratégicas. Por la única razón que España debería haber
integrado el G-20 era por su rol rector en Iberoamérica, pero ese
lugar lo ha ocupado Brasil y es sabido que en un sillón no caben
dos países (en lo demás su papel europeo no se diferencia de
Holanda u otros países de un continente ya suficientemente
representado); por eso España quedó afuera de la reunión de
Washington más allá de que Rodríguez Zapatero a título personal
haya entrado por la ventana merced a los buenos oficios de Sarkozy
(de doble representación: presidente de Francia y la Unión
Europea) que le cedió uno de sus bonetes.
v
se refiere a la forma
en que organizaba sus provincias el imperio romano; en este caso,
según algunos analistas, alude al rol de gerenciamiento regional
en esta fase de alistamiento de la globalización que van a jugar
algunos países como ha comenzado a hacerlo en forma ostensible
Brasil en América del Sur.
vi
Hay un titular favorito
en los periódicos para reflejar el cierre de este tipo de eventos:
“reina la incertidumbre por la declaración final de la cita” a
la que como por arte de magia en la mayoría de los casos se le
termina dando forma final la última noche en la que los
negociadores técnicos se quedan sin dormir. Por primera vez, y para
confirmar la regla, la reciente cumbre americana de Trinidad &
Tobago se quedó sin declaración final la que fue firmada solo por
el dueño de casa.
vii
justamente porque es
una de las características de la globalización en el tratamiento
de la diversidad: formalmente se la respeta pero las decisiones
cuando se adoptan no dejan lugar para el disenso, son excluyente e
incluyentes al mismo tiempo
viii
junto a la Argentina
son los dos países que en el mundo más muestran esa actitud porque
son autosuficientes lo que no siempre se disimula.
ix
cuando se dice
“afectado” no quiere decir que los cambios hayan sido buenos o
malos (eso depende de las categorías axiológicas en juego); se
hace referencia a las profundas transformaciones que ha sufrido EEUU
en el fundamento de su estructuración socio económica y que son
verdaderos anticipos de la nueva situación creada en ese país.
x
…la historia continúa
y ahora aparece la posibilidad de la quiebra de esas grandes
empresas como las automotrices según una ley de la globalización
aún no formulada: los
territorios de innovación están centrifugando permanentemente
(como los círculos
concéntricos de un estanque cuando se tira una piedra o las ondas
de radio cuando se expanden al éter)
los procesos productivos
que van quedando
levemente retrasados con referencia a su valor agregado en
comparación a otros desarrollos (nuevos productos) que se van
generando en cada momento en ese u otros lugares que están en la
punta de la cadena de la innovación;
si eso no fuera así, es decir si la centrifugación no se
produjera, de inmediato comenzarían a crecer a mayor velocidad que
lo habitual los procesos entrópicos en esos territorios, quitando
de esa manera opciones de innovación (y en consecuencia
competitividad) por ocupación ociosa, mal uso o esterilización de
potenciales de creatividad. Comenzaría para ese territorio una
pérdida de vigor y de espacio que sería progresivamente ocupado
por otras opciones productivas en ese u otro territorio con más
dinamismo de innovación. En lugar de carromatos EEUU tiene que
comenzar a fabricar gráciles coches a pila.
xi
no es correcto pensar
que las guerras del golfo se hicieron por presión del decadente
complejo militar industrial pero sí que fueron la oportunidad para
probar algunas armas nuevas recién salidas como productos de
proyectos anteriores de larga duración, que trascendían los
recortes sufridos como consecuencia de la abrupta finalización de
la carrera armamentista.
xii
Fue apoteótica la
visita de Maradona a la India sobre todo el encuentro con la
congregación de la Madre Teresa. Hay que seguir atentamente la
evolución del proceso hacia el mundial de 2010 en sus aspectos
sociológicos y comunicacionales
Boston
New York
Philadelphia
Cleveland
Richmond
Atlanta
Chicago
St. Louis
Minneapolis
Kansas City
Dallas
San Francisco
Board
New York
Philadelphia
Cleveland
Richmond
Atlanta
Chicago
St. Louis
Minneapolis
Kansas City
Dallas
San Francisco
Board
xiv
en 1991 en Madrid el
politólogo brasileño Helio Jaguaribe, uno de los más reputados de
la región, refiriéndose a la Argentina afirmó “que estaba
condenada al éxito” sentencia que luego el ex presidente Duhalde
repitiera más de una vez.
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