jueves, 29 de agosto de 2019








2008, 2009..: ¡crisis!







Alberto Ford

<albertoford42@yahoo.com.ar>







Mayo de 2009
ÍNDICE
PRÓLOGO
3
1. LA MARCHA DE LA CRISIS
6
1.1. ANTECEDENTES DE LA CRISIS
6
1.2. SE ABRE EL TELÓN
8
1.3. DE WASHINGTON A LONDRES. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
9
DECLARACIÓN DEL G-20 EN LA CUMBRE DE LONDRES. SÍNTESIS.
11
2. LA GÉNESIS DE LOS CONSENSOS
12
TEMARIO DEL INFORME DE COOPER, KAISER Y KOSAKA
15
2.1. COMENTARIOS SOBRE EL INFORME
16
3. COMO ABORDAR LA GLOBALIZACIÓN
21
3.1. MITOS VIGENTES: EL “IMPERIO” YANQUI
21
3.2. EL FENÓMENO GLOBALIZADOR
24
3.2.1. UNA CONVERGENCIA INÉDITA
24
3.2.2. LA REVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO
28
3.3. PARADOJAS
35
3.3.1. ABORDAR UNA PARADOJA: ¿CUÁNDO? ¿CÓMO?
40
3.4. ENTROPÍA
42
3.5. UNA MISMA INTERVENCIÓN CAUSA DISTINTOS EFECTOS
43
4. ESCENARIOS FUTUROS
45
4.1. PROSPECTIVA
46
4.2. PRONÓSTICOS
50
4.3. PAUTAS PARA INGRESAR EN EL FUTURO CERCANO
52
4.4. EN EL MEDIANO Y LARGO PLAZO
53
4.5. ¿Y EN NUESTRO PAÍS?
56



































Prólogo


"Esta crisis es algo completamente inédito. Más que una recesión es una crisis del sistema a escala global. Por eso, limitarse a hablar de planes de recuperación tal vez no sea el mejor lenguaje que quepa utilizar a estas alturas. Se tiene la idea de que si conseguimos regresar al estadio precedente, todo irá bien. Cuando lo que ha ocurrido es un colapso del sistema”. Maria Joâo Rodrigues, economista portuguesa citada por Mario Soares. El País, 09 03 21

La crisis económica global nos acompañará durante una generación, y no sólo durante un par de años, porque en realidad es una transición hacia la sustentabilidad”. Jeffrey Sachs. La Nación, 09 03 30


Activos tóxicos, hipotecas subprimes, hedge funds, derechos especiales de giro, apalancamiento, agencias calificadoras de riesgo, securitización, titulización, etc., son las denominaciones que explican el disparo de la crisis; tan nuevas o de poco uso que obligan al profano a consultar Wikipedia. Pero a no engañarse: la crisis no es solo, ni principalmente, económica y financiera; por el contrario, es una crisis integral, de alcance global, que durará muchos años. Crisis no debe confundirse con crecimiento, ni su conceptualización debe quedar aprisionada en una visión economicista. El crecimiento se mide por indicadores económicas que han demostrado ser poco confiables (“crecen” algunas zonas del norte de México hasta por la contribución del narcotráfico al comercio local); el crecimiento, a su vez, no es un indicador de la marcha de la crisis; lo es solo de la economía. La evolución de esta crisis se medirá por otro tipo de indicadores como, por ejemplo, las calidades de vida, ambiental, institucional, etc., grado de reconversión de la industria según las normas de la producción verde, reubicaciones poblacionales, regionalizaciones, recapacitación de la fuerza laboral, o la revelación de una lógica de gestión global enfilada a la conformación de un gobierno mundial, por citar algunos de sus componentes. Una lectura atenta de la declaración del 2 de abril de 2009 de la cumbre del G-20 realizada en Londres muestra un panorama amplio de lo que está en juego.

Se introduce la noción de “alistamiento” como un período de entre 3 y 4 años cuya duración permitirá ir introduciendo en la escena, como se van abriendo las solapas de Internet, las distintas facetas que son necesarias abordar para poner en marcha lo que llamaremos globalización por abajo. Ese proceso -con otro tipo de dificultades de las que hemos visto hasta ahora- forma parte del completamiento de la globalización en un sentido integral y llevará décadas alcanzar.

El pictograma chino de crisis que está en la portada representa dos efectos: la creación y la destrucción. Como un perro de presa, la crisis le hincará el diente, y esta vez no soltará, a la industria no convertida; por el contrario, la crisis dará oportunidades únicas a los sectores de la producción que lo hayan hecho. Un mercado mundial en crecimiento asombroso espera lo necesario para aumentar el volumen de la clase media, que en 15 años pasó de ser 1/3 a 2/3 (!) de la población mundial, uno de cuyos indicadores principales en el consumo de proteínas animales. Por ello, el crecimiento puede ocurrir pronto; sencillamente porque la crisis no afectará a todos los sectores por igual (por citar un caso, la soja en ciertas zonas de la Argentina).

Dice wiki:

Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas como las físico-químicas.


Con respecto a las incertidumbres, se tiende a reducir sus alcances con afirmaciones del tipo:

“… la presente crisis está alumbrando una nueva configuración sistémica que bien puede denominarse sustentable, lo que significa utilizar los recursos para el crecimiento presente sin poner en riesgo su disponibilidad para las futuras generaciones”.

Para ello,

“…esa configuración irá tomando forma a partir de tareas que son inherentes al despliegue de la globalización por abajo, que es lo que aún resta para completar el proceso que se puso en marcha hace apenas treinta años”

Como se ve la aseveración es certera, no deja lugar a dudas… lo que no quiere decir que las cosas vayan a suceder exactamente del modo como uno las anuncia.

A pesar que cuando se habla del futuro se lo hace apoyado en conjeturas que se verán corroboradas o no por sucesos que aún no han ocurrido, este trabajo se estructura en base a juicios sobre lo que va a pasar, tanto en el plano internacional como local. Ese ejercicio –que pone en juego el modesto capital de credibilidad personal - tiene sin embargo, por lo menos en este caso, dos características: nos coloca en situación de porvenir, y también nos da pautas para un seguimiento o anticipación de los acontecimientos. Así se evita la actitud prescindente de asegurar que “no se sabe lo que va a pasar” o el relativismo eventual de afirmar que “si se hace tal cosa, pasará tal otra”

El trabajo es esencialmente deductivo de sucesos que han ocurrido en el pasado reciente y que hipotéticamente han formado opinión en las capas más íntimas de la cebolla del poder mundial. Asimismo, el contenido del texto no es normativo en el sentido de que no dice lo que hay que hacer, valorativo en cuanto a que se exime de enjuiciar como buenas o malas cualquiera de las acciones, ni optimista o pesimista, estados de ánimo que dependen de cada uno.

El trabajo tiene cuatro capítulos. En el primero se hace una descripción de la crisis en curso, su génesis, y las acciones que se han tomado para administrarla, palearla y superarla. El segundo trata de los foros de consenso de los ’70 de donde surge la base conceptual que explica con sentido estratégico el curso de la crisis y sus resultados esperables. El tercero se refiere a obstáculos epistemológicos para formular una línea política en la actual circunstancia. El cuarto trata de pronósticos sobre la evolución de la crisis global y sus formas de manifestarse en la Argentina.

Se trata de dar las herramientas básicas para ejercer un seguimiento menos trivial de los aspectos implicados en el gran juego de la política y ser capaces de ubicar las acciones locales y regionales en contextos más amplios. En perspectiva el intento puede ser inscripto en el marco de un cambio ideológico en cuanto al modo de ver las cosas, un cometido que cuenta con más adeptos a medida que se evidencia la endeblez de la oferta existente. De esa manera, inscribiendo el presente efímero en una dimensión más extendida tanto hacia el pasado como hacia el futuro, las resoluciones que se tomen darán como resultado una dirigencia con mayor poder de decisión.



















1. La marcha de la crisis

Existe una relación amplificada entre la crisis financiera desatada en el 2008 y las medidas de consenso adoptadas en la Cumbre de Londres del 2 de abril de 2009 por los líderes del G-20 para enfrentarla; esta constatación, que podría ser obvia, adquiere sin embargo una significación particular al ver la gama de temas considerados, la inusual rapidez de respuesta de la totalidad de la parte más alta de la dirigencia mundial, la profundidad y extensión con que se han encarado las soluciones y el tono perentoria de las mismas, todos factores que en forma conjunta están evidenciando una situación sin antecedentes por su gravedad la y la unidad de acción demostrada por los gobiernos de los países decisivos. Es el paso del tiempo el que irá dando una perspectiva de la que no se dispone cuando se está en medio de los acontecimientos.

No era razonable pensar que la situación creada luego del brote de la crisis pudiera haber sido posible sin el tremendo descalabro que se generó en la economía mundial. El nuevo contexto, que comprende áreas que superan largamente lo financiero y económico, es de una potencia de transformación que no tiene antecedentes en materia de coordinación a nivel global. Es como si las medidas adoptadas hubieran estado esperando que se desatara la crisis para ponerse en movimiento: fueron más significativos la velocidad con que se actuó para responder a la crisis que los esfuerzos realizados para anticipar y evitar su ocurrencia.

Es notorio además el esfuerzo por instalar al nivel de la opinión pública tanto los alcances de la crisis como las medidas adoptadas. Se ha producido una combinación sinérgica de temas de agenda, escenarios, el protagonismo de nuevos actores -como el G-20 que pone en un pie de igualdad en materia de representatividad no formal a países desarrollados y emergentes- metodologías de funcionamiento y revisión de políticas establecidas desde hace muchos años, que nos muestra que estamos ante un momento absolutamente original.

Ahora bien, si la crisis tiene una influencia tan grande, es lícito interrogarse sobre las posibilidades de duración de la crisis y si, en última instancia, esta no se habrá transformado en un factor reconfigurante de amplio alcance, digamos al estilo del cambio climático; es más, si en última instancia a la crisis se la ve con pesar, como una carga, o es vista como una oportunidad de plasmar una agenda que ya lleva unos cuantos años de metabolización. En ese sentido, es verificable, y lo vamos a hacer en el siguiente capítulo, que algunos de los diagnósticos y propuestas para la acción, ya estaban presentes desde tiempo atrás. Veamos primero la reciente aparición de la presente crisis en pleno corazón del capitalismo, las formas que adoptó y sus alcances e implicancias.

1.1. Antecedentes de la crisis

Las crisis tienen un período de gestación donde ante un ojo avizor se puede ir haciendo evidente rumbos inconvenientes para la marcha de la economía. Cuesta creer que un puñado de oficiales de cuenta de bancos norteamericanos hayan provocado tamaño desbarajuste en la economía mundial sin que nadie, con capacidad de decidir sobre su curso, se diera cuenta. Sin embargo así ocurrió en una secuencia irresponsable que a los argentinos nos remite a principio de siglo: ¿no hay algunas similitudes de procedimiento entre las manipulaciones de Wall Street con lo que hacían nuestros bancos al ofrecer a los poseedores de cuentas-sueldo préstamos sin grandes preocupaciones por indagar las reales posibilidades de saldar las deudas adquiridas? Sin embargo, los préstamos se ofrecían con la misma liviandad con que se lo hacía con las hipotecas subprimes. Así fue que quedó un tendal de incobrables que fueron pasando empaquetados, como las hipotecas de Wall Street a una cadena decreciente de bancos, de estudio en estudio contables donde cada uno de ellos trataba de cobrar –parece que con fortuna dispar- aunque sea una parte de las deudas remanentes que le dejaba el anterior.

Los manejos financieros en Estados Unidos comenzaron en 2007, un año antes de desatarse la crisis, en un contexto de fuerte crecimiento, bajos desempleo e inflación. Las hipotecas subprimes, que se ofrecían con bajos intereses sin reparar como hemos dicho en los antecedentes de los deudores, al crecer desmesuradamente dieron como resultados una alta tasa de incobrables. Se puso en marcha un círculo vicioso. Como parte de los mismos manejos, los precios de las propiedades se vinieron abajo. Los bancos comenzaron a vender las hipotecas securitizadas en paquetes y los inversores, previendo los riesgos a los que se los estaba exponiendo, comenzaron a cuestionar la manipulación irresponsables de sus fondos por parte de los bancos. Un manejo complejo -sin muchos antecedentes en la vida bancaria- que derivó en que aquellos paquetes, ya incobrables, terminaran desahuciados en bancos de países como Islandia antaño incapaces de imaginar verse involucrados en tales chanchullos.

Ya en el verano boreal de 2007 cayeron algunas instituciones bancarias no tan resonantes. Pero el precipicio comenzaba a ser visible para el conjunto. Los bancos afectados asentaban sus préstamos fuera de los libros de balance. Lo que comenzó siendo un problema de liquidez para algunos bancos derivó en un problema para el sistema bancario en su conjunto. El FMI estima que la mayoría de las pérdidas no se han producido aún y podrían alcanzar más de U$S 2 billones (12 ceros) solo en EEUU.

En setiembre de 2008 colapsa Lehman Brothers, todo un símbolo. Se pone en tela de juicio el sistema bancario en el mundo. El apalancamiento (relación entre monto de los prestamos y el capital del banco) era muy grande. Los inversores se retraen; no quieren saber más nada con correr riesgos de ese tipo. Caen los precios de los activos, en particular, acciones y bonos corporativos.

La crisis desencadenada en EEUU podría haber sido prevista por el gobierno americano con solo utilizar las sofisticadas herramientas de pronóstico que dispone, pero no lo hizo; por el contrario, vio con pasividad cómo las cosas se descontrolaban y actuó recién cuando no era posible volver atrás. Cabe preguntar entonces si la crisis es solo financiera o también de inopia gubernamental en línea con lo que dijo Lula en la reunión de Trinidad y Tobago para quien “un pensamiento conservador… fue incapaz de prever y prevenir los efectos de recientes aventuras especulativas del capital financiero”i. Tampoco los analistas tuvieron un papel muy decoroso en materia de pronósticos. Frente al default, Giovanni Sartori arremetió implacable: “una ciencia económica que no sabe prever tiene poco de ciencia”ii. Sin embargo, para descargo de la disciplina, los aspectos comprendidos en la misma habrían actuado en todo caso de disparadores de la actual situación.

Pero las implicancias trascienden sobradamente lo económico y financiero. Un informe del Consejo Nacional de Inteligencia preparado en 2008 para el entonces presidente electo, aseguraba que la influencia de los Estados Unidos de América disminuirá en las próximas dos décadas. “Tendencia Global 2025” indicaba que la actual crisis es el inicio de una nueva correlación de fuerzas en el mapa mundial lo que dará como consecuencia que el “sistema internacional, como fuera conocido después de la Segunda Guerra Mundial, será casi irreconocible para el 2025, debido al aumento de los poderes emergentes…”.

Cuando se desata la crisis las economías estaban creciendo fuertemente, pero se produce el desaceleramiento. Las economías avanzadas entran en recesión; las emergentes aguantan por una relación favorable de precios en algunas materias primas y auge del comercio. Sin embargo se debilita la confianza que como se sabe es considerado el principal insumo de la economía. Son afectados el comercio, la producción y las inversiones en todo el mundo. Se desacelera aún más la economía, aumenta el desempleo y la deflación salvo en la Argentina que “debe ser el único país del mundo que hay está uniendo recesión con inflación”iii.

1.2. Se abre el telón: el G-20

Cuando las papas queman se realiza en Washington la reunión del 15 de noviembre de 2008 y aparece en escena el G-20. Este conjunto reúne 19 países más la Unión Europea según seis variables cuidadosamente ponderadas: países industrializados, productores de alimentos, poseedores de reservas energéticas, poseedores de grandes mercado, con potencial liderazgo geopolítico regional, y un aceptable equilibrio entre los continentesiv. Como veremos, no es esperable que ese espacio, como se suele llamar ahora a los nodos de convergencia política, se constituya en la expresión del poder global (cosa poco probable si se trata de encuentros inter-nacionales, es decir, de concurrencia de naciones totalmente disímiles), pero sin duda pasarán por ahí el conjunta de los temas de agenda que se irán desplegando sucesivamente en los próximos años. Así, la constitución del G-20 responde a consideraciones estratégicas plasmadas en sistemas conceptuales que condensan la relación insumo/producto, u oferta/demanda según como se lo mire, que explica mucho de lo que viene en materia de escenarios globales. Por ello, de ninguna manera la presencia de los denominados “emergentes” responde a una graciosa concesión o un arranque de democratismo de los países desarrollados. El G-20 es la fórmula uno del mundo que despunta (con escuderías de vanguardia y un resto que acompaña). Fue el ex-presidente del Banco Mundial Wolfensohn quien enfatizó que “es hora de que el G-20 reemplace al viejo G-7"

Según las variables especificadas, el G-20 está constituido por el G-8, que es el “viejo” G-7 (EEUU, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Japón, Canadá) + Rusia; la Unión Europea; Argentina, Brasil y Méjico; Sudáfrica; Turquía, Arabia Saudita; Indonesia; India, China; Corea del Sur y Australia. Con cierta flexibilidad, algunos de los elementos de este conjunto responden a distintas clasificaciones. De 1 (una) variable: Turquía, “procónsulv” de la cuenca del Mar Negro; China, gran mercado; Sudáfrica, “procónsul” del África subsahariana; Arabia Saudita, energía. De 2 (dos) variables: Argentina, alimentos y energías renovables; De 3 (tres) variables Brasil, alimentos, energías renovables, “procónsul” de América del Sur.: EEUU: alimentos, industrializado, “procónsul” de América del Norte y Central; Rusia: energía, industrializado, “procónsul” de Eurasia, etc. etc.

La reunión de Washington del G 20 produjo una extensa declaración con el siguiente formato: una parte de diagnóstico con 8 dictámenes, una parte de 5 compromisos, los llamados cometidos con 8 propuestas y 5 principios que constituyen la médula de la declaración, cada uno de ellos atados a medidas concretas en el corto plazo y mediano plazo: en total 75 acciones. Los principios son:

1) reforzar la transparencia y la responsabilidad de controlar los mercados,
2) mejorar la regulación,
3) promover la integridad de los mercados financieros,
4) reforzar la cooperación y coordinación en todo lo atinente a mercados,
5) reformar las instituciones financieras.

En tiempo record –una reunión preparatoria de ministros de economía de los países integrantes del G-20 se realizó apenas una semana antes en San Pablo- se elaboró esta declaración con un grado de minuciosidad que no es usual en reuniones presidenciales, y que solo pudo haber sido consecuencia de la existencia de un consenso previo si se considera la profundidad y el alcance de sus propuestas. Como luego se vería, la declaración constituyó la base de lo acordado en la cumbre de Londres, del 2 de abril de este año, donde se pasó revista al cumplimiento estricto de lo acordado en Washington y abrió un período de trabajo de los equipos técnicos para concretar en plazos adecuados lo acordado por los dirigentes de los países del G-20 más otros dignatarios invitados.

1.3. De Washington a Londres. Encuentros y desencuentros

El proceso desarrollado entre las dos reuniones mencionadas -4 meses largos de intenso trabajo - contuvo diversas expresiones, no pocas veces controvertidasvi, que dieron finalmente lugar a una declaración común; un final previsible. Se dice que en la globalización las cosas pueden ser de cualquier manera pero terminan siendo de unavii. Las propuestas aprobadas por los jefes de estado, a pesar de las enormes dificultades para gestionar una transformación global de las características de la actual, siendo de cumplimiento obligatorio no dejan lugar para los díscolos.

A través de los medios de comunicación se fueron estableciendo los pareceres de formadores de opinión, periodistas, académicos, ex presidentes y en ejercicio, funcionarios de distinto rango, nacionales e internacionales sobre diversos temas: pronosticar el momento de salida de la crisis; si esta crisis es el fin del capitalismo; si es el nacimiento del nuevo capitalismo; si el (neo) liberalismo ha sufrido una humillante derrota; sobre el rol de los especialistas; si es el fin del consenso de Washington o la caída del “imperio”; sobre cuándo se volverá al crecimiento; si Obama es socialista; sobre los riesgos de un Estado interventor. También si el progreso de la humanidad obedece a un orden espontáneo; sobre los riesgos de negar la crisis; si Brasil debe liderar la región; sobre el destino de África. En general las opiniones fueron muy medidas, prudentes diríamos; tal vez sacudidos por el golpe que significó la imprevista aparición de la crisis, nadie quería arriesgar para no quedar desairado.

Se realizaron importantes encuentros presidenciales. Obama estrenó su cargo recibiendo al primer ministro inglés. Se realizó en Santiago de Chile una importante reunión de presidentes dos días antes de la cumbre del G-20, que fue aprovechada por Brown para visitar a Lula. Los presidentes hicieron saber sus pareceres en diversos temas: Sarkozy planteo sus disidencias en torno a las políticas de estímulo adoptadas por los americanos y la necesidad, en contraposición, de un mayor control de las instituciones financieras incluyendo el rol de los paraísos fiscales; Los chinos, rusos y brasileños cuestionaron la vigencia del dólar en el comercio internacional y el atesoramiento de reservas. Diversos temas de la agenda se iban introduciendo, reforzando, cuestionando a través de diversos canales y protagonistas. Por ejemplo, el tema de Lagos fue el de los derechos especiales de giro (DEG) mientras que el de los presidentes de Argentina y de Turquía fue la necesidad de transformar los organismos financieros internacionales

Los organismos internacionales tuvieron sus reuniones. La Unión Europea fijó su posición la que fue difundida por el presidente Barroso; los ministros de economía del G-20 se reunieron en marzo para revisar la agenda; lo mismo los ministros de economía del fenecido G-7 en Roma. Algunas posiciones comenzaron a extender la agenda a otros temas considerados con el del cambio climático y la importancia del proceso que se abre luego del 2 de abril en camino hacia la reunión de fin de año de Copenhagen. Por supuesto no faltaron las reuniones de thinks tanks entre ellas la que protagonizaron el Chatham House de los ingleses con Atlantic Council de los americanos para afinar las propuestas hacia el 2 de abril.

También algunas curiosidades como la formulación de estrategias en un artículo de un científico español de Zaragoza con algunas recetas sobre “cómo ser más inteligentes que la crisis” o en un portal argentino diciendo que Argentina estaba en el G-20 merced al prestigio cosechado por las gestiones de Menem y Cavallo y que los Kirchner, aún pensando distinto, ahora estaban usufructuando.

Con estos antecedentes se llega a Londres el 2 de abril. El portal de la cumbre fue reflejando en forma ágil y con minuciosidad las distintas alternativas convergentes. Tres documentos
publicados han tenido un rol preponderante en la afirmación o modificación de la agenda que se iba configurando. Ellos son el documento del 15 de noviembre salido de la reunión del G-20 en la capital norteamericana, otro publicado por la reunión mencionada de las dos fundaciones, americana e inglesa, que tuvo lugar a principios de marzo, y un pormenorizado análisis de la crisis con propuestas de administración y salida de la misma por parte del premier inglés, anfitrión de la cumbre y llamado a tener una incidencia decisiva como luego se vería a partir del análisis comparativo de sus contenidos con la declaración final.

Básicamente, la declaración final abordó cinco grupos de problema con propuestas concretas en cada uno de ellos: crecimiento y empleo, regulación y supervisión financiera, reforma y fortalecimiento de las instituciones financieras, comercio e inversiones, una salida sustentable para la crisis. En el siguiente cuadro de resumen se pueden ver los temas incluidos en cada uno de los grupos.














DECLARACIÓN DEL G-20 EN LA CUMBRE DE LONDRES. 2 DE ABRIL DE 2009. CUADRO SINÓPTICO
Una globalización sostenible y una prosperidad creciente se basan en los principios de mercado, regulación e instituciones globales fuertes. Un plan global para la recuperación debe centrarse en las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que trabajan con ahinco, no solo en los países desarrollados sino también en los mercados emergentes y en los países más pobres del mundo.
RESTABLECER LA CONFIANZA, EL EMPLEO Y EL CRECIMIENTO
Se han reducido los tipos de interés
Mantener políticas de expansión
Estabilidad de precios
Para el FMI se reanudaría el crecimiento mundial en términos reales y superaría el 2% a fin de 2010
Sostenibilidad fiscal a largo plazo
Evitar devaluación competitiva
Sistema monetario internacional estable
FORTALECER LA REGULACIÓN Y LA SUPERVISIÓN FINANCIERA
Nuevo Consejo de Estabilidad Financiera (CEF=FSB) en lugar del Foro de Estabilidad Financiera (FEB=FSF)
El FSB colabora con el FMI en detección de riesgos
Regulación y vigilancia de las instituciones, instrumentos y mercados.
Fondos de cobertura o de inversión de alto riesgo (“hedge founds”)
Remuneraciones y compensaciones en las empresas. Responsabilidad Social Empresaria
Aumento de capital en el sistema bancario. Reservas contracíclicas
Jurisdicciones no cooperativas y paraísos fiscales. Secreto bancario. Lista de países incumplidores
Normas contables mundiales para mejorar los criterios de supervisión y regulación
Supervisión y registro de las agencias calificadoras de riesgo en pos de “buenas prácticas”
REFORMA Y FORTALECIMIENTO DE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS INTERNACIONALES
Incrementar los fondos destinados a préstamos por parte de las instituciones financieras internacionales
Apoyar Línea de Crédito Flexible (LCF=FCL) del FMI
Uso de los Derechos Especiales de Giro (DEG=SDR) para aumentar la liquidez global
Reformar y modernizar las IFI. Voz y representación de los emergentes
Selección abierta, transparente y en base al mérito de las cúpulas del FMI y BM y otras IFI
PROMOCIÓN DEL COMERCIO Y LAS INVERSIONES Y EVITAR EL PROTECCIONISMO
No levantar nuevas barreras al comercio o incentivar exportaciones por izquierda de la OMC
La OMC controla el cumplimiento de acuerdos en materia comercial y mantiene informados
Financiamiento multilateral de operaciones comerciales
Culminar la Ronda de Doha
ASEGURAR UNA RECUPERACIÓN JUSTA Y SUSTENTABLE PARA TODOS
Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Ventas pactadas de oro del FMI para financiar programas en los países más pobres
Llamar a la ONU a establecer un mecanismo de monitoreo del impacto de la crisis en los más pobres
Programas de estímulo fiscal para la recuperación del medio ambiente
Apoyo al empleo centrando en los más vulnerables
Tecnologías e infraestructuras verdes
Considerar el impacto del cambio climático











2. La génesis de los consensos

Una visión más abarcativa del proceso que se abrió con la crisis actual nos remite a la década de los setenta. Fue por esos años que se activaron una cierta cantidad de foros para búsqueda de consensos con la suficiente representatividad (actores con capacidad de decisión en el más alto nivel, muy preocupados por la marcha de las cuestiones internacionales, y agendas lo suficientemente abarcativas de los problemas existentes en ese momento) como para que dichos foros pudieran ser considerados factores de poder global con proyección estratégica. ¿Qué quiere decir esto?

Si se juntan los máximos dirigentes de las empresas más grandes del mundo, con ex o futuros presidentes de los países centrales, y cuentan con el aporte de los intelectuales más reputados del momento; si esos actores se ponen de acuerdo en trabajar una agenda que contemple los temas de alcance global críticos que por su capacidad transformadora pueden direccionar los acontecimientos; si además se dan el tiempo suficiente como para arribar a consensos de gran estabilidad y solidez lo que les confiere potencial de perduración; si por último esos actores pertenecen a las tres regiones más desarrolladas del planeta–Europa, Japón y América del Norte-; entonces se puede conjeturar con fundamento que la marcha de los asuntos internacionales no podrá sustraerse de lo que ahí se acuerde..

Aunque esa situación todavía en los setenta no haya sido totalizadora cuando subsistía la bipolaridad (Unión Soviética) sin duda lo fue en forma manifiesta a partir de la caída del Muro de Berlín por el hecho de existir de antemano fuerzas al interior de los países socialistas más grandes favorables o directamente comprometidos con los puntos de vista que se iban configurando en las más altas esferas de poder capitalista; esa conjunción implícita en ese momento -y que como hemos dicho luego fue explícita- fue determinante en su conjunto para que se pusiera en marcha una tendencia irreversible. En este trabajo se irá viendo cómo lo ahí resuelto hace treinta años fue influenciando los acontecimiento ulteriores hasta nuestros días con puntos de vista que se han hecho sentir incluso con relación a la crisis desatada en el 2008.

Los consensos de esa envergadura llevan décadas formarse y adoptan diversos mecanismos para su configuración. Los foros de los setenta no nacieron de la nada. Un poco antes, ya por los sesenta, se pueden registrar voces de académicos, dirigentes y divulgadores formadores de opinión de como Daniel Bell, Aurelio Peccei, Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger, los esposos Toffler, Servan Schreiber, y otros que tuvieron en cuenta los cambios que se iban produciendo en el mundo no solo referido a los problemas de la convivencia internacional sino, principalmente, en cuanto a las posibilidades referidas a recursos capaces de resolver las penurias y escaseces que habían acuciado a la humanidad desde sus orígenes.

Los cambios con mayor poder de transformación se dieron en el plano científico y tecnológico y ponían de relieve contradicciones con las que no se podía convivir más allá de un punto. Logros de gran impacto como la salida del hombre al espacio y la llegada a la luna aparecían contrastados con situaciones internacionales irritantes, entre ellas, los enfrentamientos intersistema, el peligro de guerra nuclear, los gastos de la carrera armamentista en medio de la pobreza de gran parte de la humanidad y, aunque menos peligroso pero inaceptable desde la lógica empresarial capitalista, un sistema productivo estructurado en base a concepciones desactualizadas. Ese menú de alta complejidad y complicaciones severas, no solo llenó de preocupación a las esferas dirigentes sino que, como corresponde a esos niveles, las condujo de inmediato a la acción.

Nombres no tan difundidos como el Círculo Bildelberg del príncipe Bernardo de Holanda, The Brooking Institution y el Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU, el Real Instituto de Asuntos Internacionales en Inglaterra y otros de más renombre como el Club de Roma creado por el eminente humanista Aurelio Peccei, que vivió muchos años en Buenos Aires al frente de la FIAT, y la Comisión Trilateral como expresión de la creciente interdependencia, fueron espacios de reflexión y adopción de consensos entre actores, temas, metodologías y escenarios que, en su conjunto, reflejaron la problemática, puntos de vista, estados de ánimo y la voluntad de acción de la década de los setenta.

En cualquiera de esas instancias se puede ver la adopción de temáticas comunes como luego veremos y personajes que participaban indistintamente de unos u otros. Si bien ahora son conseguibles con relativa facilidad los materiales que reflejaban esas deliberaciones no lo fue así en el pasado cuando su circulación fue más restringida producto tal vez de la falta de interés para que conclusiones tan trascendentes estuvieran al alcance del gran público; luego, con el paso de los años, esos materiales fueron quedando en el pasado enmascarados por una cantidad de acontecimiento de enorme impacto que matizaron la marcha de los asuntos mundiales de estas tres últimas décadas.

El hecho de que por razones de notoriedad y representación de sus participantes estudiemos los materiales de la Comisión Trilateral -y que de los informes producidos en su funcionamiento inicial adoptemos el que de ellos obró de resumen- no obsta para que a quien le interese ahondar en el tema pueda encarar estudios comparados de los productos de los distintos espacios que hoy están disponibles en Internet. Sería una importante contribución para conocer el modo en que toman forma consensos realmente decisivos y trascendentes.

Seguidamente haremos un resumen del informe “Hacia un sistema internacional renovado” de Richard Cooper, Karl Kaiser Y Masataka Kosaka que fuera publicado por la revista Estados Unidos, Perspectiva Latinoamericana, 3º edición, números 2-3, 2º semestre de 1977 y 1º semestre de 1978, bajo el título “La Comisión Trilateral y la coordinación del políticas del mundo capitalista”, por el Centro de Investigaciones y Docencia Económica creado por el gobierno de México en 1974. El informe se puede conseguir en lengua inglesa en el portal www.trilateral.org cliqueando en <publications> <triangle papers> ver 14 “Towards a Renovated International System The Trilateral Commission” (© 1977) Richard N. Cooper, Karl Kaiser and Masataka Kosaka ISBN: 0-930503-46-5.

A los efectos de facilitar la exposición se adjunta a continuación un cuadro sinóptico con los temas tratados en el informe. El hecho de tratarse de un resumen de encuentros que tuvieron lugar a lo largo de casi tres años de labores hace que la cantidad de temas abarcados dificulte por un lado un estudio sistemático -por lo menos de una vez y para siempre- pero, por el otro, sea una demostración de las características que adoptaron las deliberaciones en lo referido a los tiempos de vigencia de los consensos y la integración y alcance de la agenda considerada.


TEMARIO DEL INFORME DE COOPER, KAISER Y KOSAKA
I. PROPÓSITO DEL INFORME
PRIMERO


SEGUNDO


TERCERO
 
 
II. NATURALEZA DEL PROBLEMA
A. LA DIFICULTAD ACTUAL
1. UN MUNDO INTERDEPENDIENTE

2. LA INTERDEPENDENCIA Y EL ESTADO DE BIENESTAR

3. LA INTERDEPENDENCIA Y LOS PAPELES NACIONALES
 
B. LA NECESIDAD DE LA COOPERACIÓN PARA EL ORDEN MUNDIAL


C. OBSTÁCULOS A LA COOPERACIÓN
1. DESEO DE AUTONOMÍA
 
2. IMPACTO DE POLÍTICAS DOMÉSTICAS

3. DISPARIDAD DE CONDICIONES

4. BARRERAS POLÍTICAS

5. NÚMERO DE PAÍSES
 
III. NECESIDAD DE UNA ESTRATEGIA
A. LÍMITES A UNA ACCIÓN CONJUNTA


B. PAPEL TRILATERAL


C. ELEMENTOS DE UNA ESTRATEGIA GLOBAL
 
 
IV. TAREAS DE UNA ESTRATEGIA
A. MANTENIMIENTO DE LA PAZ


B. MANEJO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
1. COORDINACIÓN DE POLÍTICAS MACROECONÓMICAS
 
2. MANTENIMIENTO DE UN RÉGIMEN ABIERTO Y COMPETITIVO DE COMERCIO
2.1. COMPETENCIA
2.2. AJUSTE
2.3. SISTEMA MONETARIO
2.4. PROBLEMAS GLOBALES
C. CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO ECONÓMICO
1. ESTABILIZACIÓN
 
2. ESTRUCTURA DE LA PRODUCCIÓN

3. MITIGAR LA POBREZA
 
D. DERECHOS HUMANOS
 
 
V. COOPERACIÓN DENTRO DE LA DIVERSIDAD
A. FUNCIONALISMO POR PARTES


B. ELABORACIÓN DE NORMAS CON ADMINISTRACIÓN DESCENTRALIZADA


C. PARTICIPACIÓN FLEXIBLE


D. CAMBIO EVOLUTIVO


E. INSTITUCIONES
 
 
VI. CONCLUSIÓN
 
 
 
2.1. Comentarios sobre el informe.

Los autores del informe son tres académicos de nota: Richard Cooper como docente e investigador de Yale y doctorado en la Economic School of London; Karl Kaiser y Masataka Kosaka, desde Alemania y Japón, eran también profesores e investigadores eméritos; además contaron como fuentes de consulta permanente con otros intelectuales del mismo calibre cuyos nombres no son significativos para nosotros salvo el de Zbigniew Brzezinski. En resumen: podían contar con lo más calificado en materia de nivel académico, prestigio y capacidad. Comenzaron a confeccionar el informe en diciembre de 1974 y fue culminado en agosto de 1977 con reuniones cada 6 meses en distintos países donde se discutían exhaustivamente los borradores. Siendo que es un informe no muy extenso, y teniendo en cuenta la intensidad y alcance de sus contenidos, el uso preciso de palabras y giros, el juego de significados y el cuidado de los enfoques, se puede ver que cada párrafo encierra en sí un universo que podría dar lugar a un largo y minucioso tratamiento.

La década, que es cuando transcurre la realización del informe, encierra en sí una cantidad de acontecimientos que le dan su impronta. Cuando despuntaban los setenta se estaban realizando las misiones a la luna, un acontecimiento de enorme trascendencia en la historia de la humanidad incluso en su devenir. Se desarrollaban aceleradamente todas las áreas de la ciencia y la tecnología los que repercutían en la producción; estaban a disposición del hombre todos los bienes y servicios en cantidad, calidad y diversidad suficientes para la vida en el planeta. Ciencias como las matemáticas, aparentemente alejadas de los avatares de la cotidianeidad, alcanzaban sin embargo logros como la formulación de modelos de alcance planetario lo que alumbraba herramientas desconocidas para la planificación a esa escala. Cuestiones de anticipación como el Modelo del Club de Roma o la gestión de la crisis del petróleo de 1974, que echó por tierra un capitalismo desactualizado y generó el condicionante de la deuda externa en decenas de países, entre ellos el nuestro, no podrían haber tenido lugar anteriormente sin el concurso de esas herramientas. Como corolario, en 1977, por primera vez en la historia y como consecuencia de la llamada “revolución verde”, los cultivos agrícolas en la Tierra proveen la cantidad de proteínas necesarias para suministrar a todos sus habitantes una dieta equilibrada.

Hay un reconocimiento en el informe sobre el hecho de que la marcha de los asuntos internacionales de posguerra, a pesar de la recuperación europea y la afirmación del liderazgo económico, productivo y científico tecnológico de los Estados Unidos, no había “probado ser adecuado para enfrentarse a los nuevos problemas globales y procesos de cambio”. Era evidente en ese enfoque que los impresionantes logros de la recuperación europea, japonesa y norteamericana, no les nublaba la vista a las esferas dirigentes y estaban en condiciones de comparar lo alcanzado con lo que hubiera sido posible obrando de otra forma de acuerdo a los recursos con que ya contaban. No hay que olvidar que si bien la lucha entre los sistemas no era principalmente económica, habida cuenta de que el capitalismo gozaba ya de supremacía en ese plano, era un frente que no se podía descuidar sobre todo con la velocidad que adquirían los procesos de innovación. Naturalmente esos eran los escenarios deseados, los que se podían alcanzar en tanto se hicieran las correcciones necesarias, lo que no podía dejar de poner en crisis la marcha general de los asuntos internacionales. Pero aparecía otro ingrediente: el de los países postergados por un orden internacional injusto donde los más fuertes imponían las reglas de juego.

Este es uno de los hechos originales del funcionamiento de esos foros, sin excepción: el tratamiento propositivo de la superación de la pobreza como objetivo y la necesidad de superar el confinamiento de decenas de países que habían sido expoliados impiadosamente por todos los sistemas económicos de dominación imperantes hasta ese momento. Esas formulaciones novedosas han llevado a confundir las reales intenciones que se incubaban en esas esferas o, pensando inercialmente, a creer que en realidad lo que estaban asumiendo era un acto más de hipocresía a la que nos tenían acostumbrados. Para esos foros la resolución de la pobreza era una cuestión de autointerés. Como se había pasado de la escasez a la abundancia en materia de posibilidades productivas, lo que aparecía tradicionalmente como una consecuencia de la expoliación y la falta de oportunidades de desarrollo concomitantes, ahora aparecía como una oportunidad de crear consumidores. La “boca de consumo” es la de un potencial indigente en un comercio en el que la demanda y no la oferta devenía la variable crítica1.

Por esos años se instala con fuerza creciente la noción de interdependencia: No hay que olvidar que el orden internacional había estado sustentado durante dos siglos sobre la existencia de los estados naciones; incluso los procesos de descolonización de los sesenta dio lugar a la aparición de decenas de estados nuevos, la mayoría de los cuales demostraron ser inviables a poco andar. La interdependencia es como si alguien se te mete en tu casa sin pedir permiso lo cual trae aparejado una serie de incomodidades. Son las dirigencias de los países desarrollados que dieron lugar a los foros citados los que comienzan a tratar el problema desprovisto de prejuicios.

La interdependencia cobra importancia en un contexto donde la tecnología permite una aparición explosiva de las comunicaciones globales. Una cosa es la televisión como avance tecnológico pero una muy distinta es que, por medio de su uso, sus transmisiones con ayuda del satélite permitan ver las cosas que ocurren en cualquier lugar del mundo en el mismo momento de su ocurrencia. Otro aspecto de enorme impacto que se hacia presente en la década, es la transnacionalización productiva. La fase imperialista del capitalismo hacia que las empresas tuvieran un origen nacional y todo el peso del aparato estatal –diplomacia, fuerzas armadas, etc.- se ponían al servicio del funcionamiento de esas empresas a nivel mundial. En la fase transnacional las empresas comienzan a desprenderse de su pertenencia nacional y mantienen una dependencia nominal; ese rasgo de la globalización se fue dando en forma creciente con el devenir de las décadas y hoy ya es un dato de la realidad.

La crisis de la bipolaridad también es un factor de estrechamientos de los vínculos entre los países desarrollados. La confrontación con la URSS venía mostrando en forma reiterada que no llevaba a buen puerto: gasto improductivo, riesgo y desaprovechamiento de opciones de la producción no ligada al armamento. Este aspecto fue una de las características de los foros de consenso: estaban las empresas de productos de consumo masivo pero brillaban por su ausencia las empresas del complejo militar industrial.

Por último, lo que fue llamada la “revolución de las expectativas” se desprendía del hecho de que los medios de comunicación transmitieran imágenes que devenían factores de perturbación entre la gente que veía la diferencia entre lo disponible y lo que ellos disponían, lo que generaba un aumento de la ansiedad y la insatisfacción del anhelo, sutilezas de las ingenierías sociales que no podían ser obviadas.

De manera dual se manifiesta la interdependencia al interior de los países: si dejar de considerarla beneficiosa, no por ello se obvia el hecho de que su efectos complicaban el manejo del estado de bienestar al traer problemas desde “afuera”; al mismo tiempo, la formulación de políticas nacionales, en muchos casos de protección y como respuesta, dificultan el libre accionar de los flujos que la conforman, por ejemplo, deseo de autonomía nacional, un tema candente en momentos de moda de la consigna liberación o dependencia y el libro “Dependencia y desarrollo en América Latina” cuya autoría pertenece al que luego sería presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso. Se consideraba también el rol de la interdependencia en cuanto a su impacto sobre las políticas domésticas, al evidenciar la gran disparidad entre el nivel de desarrollo de los países, el gran número de países que se habían formado que dificultaban el manejo de las relaciones internacionales, etc.

Es indudable que existía la preocupación de realizar un estudio concienzudo de los problemas y consensuar en torno a las soluciones posibles y deseables. Se aspiraba a “no tocar de oído” lo que explica el nivel delos intelectuales convocados. Al mismo tiempo tampoco se preocuparon por rigidizar las propuestas para no quitar cierta libertad de movimiento en la aplicación de las orientaciones debido a que consideraban que planes excesivamente detallados pueden “conducir a la inacción”. No podían dejar de tener en cuenta una experiencia desfavorable en ese sentido sobre la rigidez de la planificación de los organismos internacionales con relación a la asistencia, que muchas veces habían sido fallidos.

Existía, apoyada en la historia reciente, una preocupación sobre las reales posibilidades de trabajar en conjunto, habida cuenta de las desconfianzas existentes. Recordar por ejemplo las desinteligencias entre el nacionalismo de De Gaulle y sus choques con los EEUU que lo llevó a proclamar “Viva Quebec libre”, con motivo de una visita de estado a la parte francófona del Canadá, un terreno sometido a la influencia americana. Por eso trataron de que las propuestas fueran modestas y de aplicación garantizada, las que se trasuntaban en “objetivos esenciales” y “pautas de funcionamiento” que no chocaran con las prioridades nacionales de los países y por el contrario, trataran de ponerse en consonancia para fortalecer los efectos y potenciar las tendencias.

Entre los objetivos proclamados se pueden mencionar los siguientes: mantener la paz, una consigna de puntual vigencia teniendo en cuenta que lo corriente eran arsenales de destrucción mutua garantizada que era la seguridad (?!) para no iniciar conflictos; el manejo de la economía mundial, un objetivo que aumentaba su importancia en vista de la crecientes transnacionalización productiva; contribuir al desarrollo económico como una cuestión que en forma creciente transcendía las incumbencias nacionales; la satisfacción de las necesidades básicas, una consigna que daba lugar a un definición ambigua ya que por un lado se aducían factores éticos y morales pero, por el otro, no se dejaba de considerar el hecho de que se podían satisfacer esas necesidades por medio de políticas de cooperación en el marco de negocios ligados al comercio mundial. Otro de los objetivos proclamados en los foros, que nos tocó de cerca, fue el vinculado a los derechos humanos lo que dio lugar al envío de delegaciones motorizadas por Carter –un gobierno mimetizado con la Trilateral- que nos visitaron cuando la dictadura militar autora de acuñar en la oportunidad la consigna “somos derechos y humanos” para desvalorizar la presencia de los delegados internacionales.

En lo referido a pautas, tal vez sea la parte más novedosa del informe; sin duda, se relejaron ahí los productos de un exhaustivo análisis de los problemas y dificultades de funcionamiento internacional. Por ejemplo, en el tratamiento de los temas aconsejaban tratarlos de a uno para impedir los empastes que se generan al mezclar negociaciones simultáneas de problemas distintos entre negociadores para quienes esos problemas no tienen la misma importancia, no son ponderados de la misma manera, no son medidos con la misma vara. Funcionalismo por partes fue llamada esa técnica de negociación. Otro aspecto más que novedoso y que contribuyó a la poca visibilidad que tuvieron esos foros comparada con la influencia que llegaron a tener, fue la sugerencia a adoptar normas descentralizadas en la gestión de los asuntos internacionales. Esa modalidad novedosa implicaba la adaptación común de reglas, patrones y procedimientos que debían presidir el manejo de los asuntos internacionales con una gestión absolutamente descentralizada en lo referido a la toma de decisiones y el manejo operacional. Quedando, claro está, el control a organismos internacionales del tipo FMI como hemos podidos comprobar en cada uno de los países. Eso daba una consecuencia: a pesar del enorme poder que se desprendía de esos foros, ese poder no estaba apoyado en ningún tipo de estructura acudiendo solo a flujos informativos comunicacionales (esto lo iremos viendo con mayor detalle). Toda esa nueva propuesta innovativa, basada en una gran experiencia de gestión y apoyada en las nuevas herramientas de las TIC’s, tendía a minimizar la complejidad de la problemática en las negociaciones y facilitar la cooperación que era el objetivo sinérgico buscado.

Otro aspecto contemplado es evitar que todos los países participen en todas las negociaciones. Ese tipo de prácticas ha generado desconfianza entre los países y no pocas veces el descreimientos en cuanto a la calidad de los resultados que se puedan lograr: se entra a negociar con la sensación de que será más de lo mismo y al igual que otras veces los resultados serán pobres. Por ello, elegir bien quien estará en cada negociación. Es lo que denominaron participación flexible y significaba que la elección de los participantes en una negociación se regía por tres principios: el interés objetivo que cada país tenga en la negociación, la posibilidad de lograr una negociación exitosa y, por último, la naturaleza del problema a tratar.

Una cuestión a tener en cuenta es la variación de las condiciones en el tiempo. Es lo que denominaron cambio evolutivo. Por ejemplo, en nuestra región ha ido cobrando creciente importancia el rol de Brasil en la proporción en que disminuía el nuestro. Ese cambio en la ponderación de los roles nacionales en cada región, ha determinado que Brasil sea el interlocutor obligado en las negociaciones en el más alto nivel en la actualidad, enfoque que hubiera sido distinto en circunstancias anteriores cuando el peso específico de nuestro país era mayor. Ahora Brasil se candidatea para el consejo de seguridad de la ONU, forma parte del exclusivo BRIC, junto a India, China y Rusia y, por fin, Obama dice que Lula es el dirigente más popular del planeta.

En algunos casos concretos, hay temas que necesitan de una negociación internacional sin exclusiones en la que participen todos los países con independencia de su porte. Sería lo contrario de lo que han denominado una participación flexible. Esas negociaciones que suelen ser farragosas y más extendidas, son las que tienen mayor repercusión en los medios a diferencia de otras negociaciones que no salen de los ámbitos técnicos y nunca la opinión pública toma conocimiento de ellas. Se pueden mencionar los siguientes temas que se encuadran en esta tipificación.

El sistema monetario que pasaba por una serie de dificultades por esos tiempos. A la presencia dominantes del dólar desde la posguerra, se sumaba la reciente salida de la divisa del patrón oro lo cual a los europeos les generaba una gran desconfianza. Son antológicos los cuestionamientos de De Gaulle en ese sentido. Frente a las dificultades se optó por no producir grandes cambios lo que para ellos significaba “una aproximación más pragmática, concentrándose en mejoras de las disposiciones que actualmente tenemos”. Huelga decir que la opción de no producir grandes cambios ha determinada una permanencia de la situación hasta nuestros días en que se producen los mismos cuestionamientos en este caso por parte de China, Brasil y Rusia cuyos planteamientos resonaron con fuerza en las recientes negociaciones del G 20.

La cuestión ambiental ya comenzaba a aparecer en forma insistente a esos niveles aunque dada las dificultades de implementación de políticas a nivel internacional -lo que era sin embargo inexcusable dado que la contaminación era una de los factores más dinámicos de la interdependencia- se dijo que “la formulación de normas al nivel trilateral debería en general tomar de la forma de reglas deliberadamente paralelas respecto de los patrones nacionales”. La cuestión ambiental tuvo su punto de partida en los informes del Club de Roma en 1972. Luego fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo, 5 al 16 de junio de 1972 que produjo una declaración fundamental. En 1987 el informe Brundtland que le da mayor entidad científica a la temática y la declaración de Rio de 1992 donde se formula el Convenio marco de la ONU sobre cambio climático, que es la parte de las políticas ambientales que mayor relieve adquiriría. En 1995 en Berlín se produce la primera conferencia de las partes de la Convención marco sobre Cambio Climático y en 1997 se firma el protocolo de Kyoto que fue siendo ratificado progresivamente por todos los países hasta que adquirió vigencia con un juego de la danza de los siete velos por parte de los EEUU que llega a su fin con Obama un entusiasta de la temática. A fines de este año se reúne la COP15 en Copenhague para ver como sigue el proceso luego de 2012 que es cuando finaliza la vigencia de Kyoto. No ha habido en la historia de las relaciones internacionales negociaciones que hayan ido a la velocidad y con la eficacia de las de cambio climático… con la sensación permanente del inminente fracaso.

Es interesante el tema de la autonomía nacional en el contexto de un foro de consenso, con actores determinantes, donde se estaban considerando cuestiones de la interdependencia que en algún punto siempre colisionaban como hemos visto con los deseos y las prácticas de las políticas nacionales. Este tema se resolvió no solo bien en esos foros, a pesar del enorme poder que conllevaban, sino que se recurrió a una forma nueva (que era posible por la falta justamente de estructuración de esos foros sumado a su baja exposición) que contemplaba que “bajo condiciones normales, un alto grado de descentralización en la determinación nacional de tales políticas es, a la vez, posible y deseable” Repárese en el lugar desde el que se habla… claramente en un nivel de poder que está por encima de lo nacional y que les permite hacer consideraciones sobre la conveniencia de la descentralización y por extensión de la autodeterminación. Obviamente toda política nacional que afectara la interdependencia era a partir de ese momento consensuada con actores externos por diversos medios, entre ellos, las llamadas “redes transnacionales de funcionarios”-

Por último, otro de los temas que requería tratamiento de todos los intereses se refería a la energía nuclear. Básicamente en relación a tres aspectos claves del manejo de la tecnología: reactores, enriquecimiento y reprocesamiento. En este tema se requería la cooperación de la Unión Soviética. En la Argentina, en la época de la última dictadura militar se dio un episodio muy curioso que ha tenido una módica repercusión. Está referido a la última de las técnicas, reprocesamiento, que es básicamente el reciclado de las barras de combustible ya utilizadas con el fin de extraer de ellos plutonio que sirve para preparar bombas nucleares. Como se sabe en la época de la dictadura no fue tocada básicamente la CONEA salvo el área de reprocesamiento cuyos integrantes en su totalidad fueron confinados en un buque durante un año y luego obligados a emigrar a Italia donde trabajaron para la CONEA italiana. Esto está descripto por un libro que editó el jefe de esa sección, Santiago Morazzo. Se dijo en un momento que lo ocurrido fue una maniobra de la Marina que tradicionalmente controló la CONEA salvo el área de reprocesamiento que estaba bajo el control del Ejército. A pesar del traspié, el Ejercito volvió a insistir en los intentos de obtener plutonio metálico en las cercanía de la guerra de Malvinas.












3. Como abordar la globalización

No es tarea sencilla situarse en un momento caracterizado por cambios rápidos, inesperados, de peso y trascendentes. La realidad transcurre vertiginosamente y no tenemos tiempo de metabolizarla o cuando lo estamos haciendo sus componentes ya son insignificantes porque fueron suplantados por otros que le sucedieron. Hay también vicios derivados de las formas de abordar el conocimiento o directamente resabios ideológicos, que no pocas veces se transforman en vallas insalvables. Damos por indiscutibles certezas que no son tales lo que nos hace correr el riesgo de que acontecimientos de los cuales somos parte pasen sin dejar rastros en nuestro imaginario. Como ejemplo de un ejercicio de abordaje conceptual nos vamos a referir a tres nociones:

  • la esencia del rol de EEUU en el último siglo
  • La naturaleza del fenómeno globalizador;
  • la exclusión social como vía de los procesos corrientes

3.1. Mitos vigentes: el “imperio” yanqui

Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica”, decía el Che en su mensaje a la Conferencia Tricontinental poco antes de morir en 1967.

Pasado el tiempo cabe preguntarse: ¿la presencia norteamericana era única o dominante si pensamos en países como la Argentina y tan grande la diferencia entre el accionar de sus empresas (o la diplomacia funcional a esos intereses) con relación a las de otros países?

Los EEUU han mostrado a lo largo de la historia una manifiesta tendencia al encierro y la autosuficienciaviii; salvo en el cine o como proveedor de pertrechos a los aliados, fue irrelevante su papel militar en las dos guerras mundiales. En la segunda, tuvieron que sufrir el inexplicable ataque de Pearl Harbor (toda su flota en la rada) para que el pueblo americano tomara conciencia de las acechanzas; de los 50 millones de muertos que se registraron en dicha contienda, sufrieron 244.000 contra no menos de 20 millones de la ex URSS. En Corea terminaron con un empate y en Vietnam les infligieron una humillante derrota. Nuestro continente los vio actuar contra las pequeñas repúblicas centroamericanas; la última acción militar en un territorio que llegaron a considerar como el “patio trasero” fue la invasión de la isla de Grenada (344 Km2, 89.000 habitantes).

Más significativo aún es la forma en que los EEUU fueron afectados por la globalización: se puede afirmar que ha sido el país que más profundas transformaciones ha sufrido en los últimos treinta añosix. Comencemos por los setenta.

Algunos recordarán la “diplomacia del ping pong”, un año antes de los históricos encuentros gestionados por Kissinger de Mao y Chou con el presidente Nixon. En esa década comenzó la más formidable transformación que puede acontecer en un país del porte de los EEUU (solo comparable a la que en forma especular y sincrónica fue sufriendo la China con posterioridad a esos acuerdos). Veamos.

Se produjo una generalizada centrifugación hacia ese país de pequeñas y medianas empresas, mano de obra de intensivas, por ejemplo, juguetes, ropa, pequeñas herramientas, etc. (todo lo “made in china” que podemos ver en las góndolas); un traspaso apoyado en mecanismos como acuerdos entre empresas, transferencia de tecnologías medias y bajas, provisión de matricería, herramientas, métodos de fabricación y maquinaria de alta complejidad, formas de organización empresarial aprovechando la mano de obra barato del comunismo de guerra y, por sobre todo, la comercialización de las traders transnacionales que como después veremos con un ejemplo se llevan la parte sustancial del negocio.

Otro ícono del imperialismo: la industria automotriz. Ahora la problemática vuelve en condiciones de drama; de lo que se habla ya no es de la modernización (o racionalización) sino directamente del colapso de los tres gigantes de Detroit. Cabe retrotraernos un poco. Lo que en los ’70 aparecía como una guerra comercial entre Japón y EEUU, con el tiempo se pudo ver de otra manera: en realidad la competencia era “intraempresa” porque las automotrices japonesas y de los otros países derrotados en la Segunda guerra, como no podía ser de otra manera, fueron botines de guerra. La preeminencia inicial del país vencedor en el manejo de las empresas –por caso el dominio americano o inglés sobre empresas japonesas o alemanas- con el avance de la transnacionalización se vería sublimada con las “fusiones”: ¿la DaimlerChrysler, mientras operó, fue americana o de los alemanes? ‘Las empresas surgidas de la “alianzas” de GM con la FIAT (que ahora se vuelve a retomar) o con Izuzu, BMW con Rover, Renault con Volvo, etc., ¿a qué país pertenecen?

A 25 años de la finalización de la guerra y en medio de una crisis petrolera, la consideración de esas fusiones no puede obviar el hecho de que la excelente pero cara industria automotriz norteamericana debía ser reconvertida con los nuevos estándares estéticos y tecnológicos de la globalización, incluida la eficiencia energética, y nada mejor para ello que inundar el mercado americano de coches japoneses que cumplían con esos estándares (pero ya de empresas transnacionalizadas en una especie de competencia “cautiva”) a menor costo, lo que obligaba a la reconversión de la industria en territorio americano que era lo buscado. El resultado se logró: la industria americana siguió siendo de primer nivel pero con costos equiparables a los de los otros países, es decir, globalizadosx. Pero la historia fue pasando, los problemas de eficiencia energética se acentúan, y esos logros de ayer hoy ya no bastan...

Donde se vieron afectados los cimientos del complejo militar industrial (junto a la diplomacia el principal fundamento del imperialismo) fue con la disolución de la ex-URSS, el freno a la carrera armamentista y el inicio del desarme en sus distintas modalidades. Una situación nueva en la historia de la humanidad. A partir de ese momento no habría diseños nuevos, los presupuestos se irían reduciendo progresivamente en forma compatibles con la necesidad de no crear desequilibrios en el sistema productivo, al mercado solo saldrían las armas que estaban en proyectos de largo alcance, y una fuga de cerebros fortalecería otras industrias de punta no ligadas a la guerraxi. Finalmente, en un proceso que comenzó curiosamente en 1975 -¡plena guerra fría!- con la misión conjunta Soyuz-Apolo, la exploración presente (estación ISS) y futura del espacio la harán en forma conjunta los países con potencial para ello.





Empero, no hay mal que por bien no venga. El vaciamiento y la desactivación por falta de sentido de eslabones enteros del sistema productivo americano en todos sus niveles liberó al mercado y puso en disponibilidad científicos y tecnólogos, mano de obra calificación y aptitud empresarial que fueron reorientados a fortalecer sectores productivos de punta que desde el territorio americano hoy pueden mostrar una posición de preeminencia. Pero ese proceso industrial de constante renovación, que caracteriza a los EEUU como el territorio de mayor potencial de innovación, se hace sobre otras bases de las tradicionales. A nadie se le ocurriría hoy apedrear las vidrieras de los representantes de Microsoft, Intel o Google como se solía hacer en los ’60 y ’70 con otras de sus “odiadas” empresas emblemáticas.

En esos EEUU, contradictorios y sometidos por los menos desde las últimas tres décadas a una fuerte pulsión de cambio, frente a la cual los supuestos epistemológicos para apreciar las transformaciones se veían fuertemente teñidos de connotaciones ideológicos, es que se desencadena en forma sorpresiva una crisis sobre la que pocos se animan a aventurar su decurso ni duración. Sin duda los desencadenante fueron factores de tipo financiero o económicos (ambas corporaciones debaten entre sí sobre la importancia relativa de cada uno), pero las variables intervinientes son mucho más amplias al punto tal de que se puede decir que lo que está en juego es una reconfiguración geopolítica de alcance totalizador. No se trata ya de preguntar cuándo van a salir de la crisis los EEUU sino cómo van a salir posicionados.

Las categorías del imperialismo adjudicados en exclusiva a los EEUU sin que aparezca claro cual era el rol diferencial de ese país con relación a otros países europeos, fueron luego aplicada con leves retoques a la imagen de los EEUU configurada luego de la caída del muro de Berlín. Ya no era más el imperialismo sino ahora “el imperio”. Algunas publicaciones de dudoso valor intelectual pero gran difusión reverdecieron su rol de gran gendarme esta vez a nivel global.

Las actuaciones de los últimos años en el Golfo fueron esencialmente mediáticas, de una crueldad innecesaria desde el punto de vista militar, increíbles desde las razones con que se las pretendió justificar, y con claros beneficios para las consultoras y empresas petroleras o del complejo militar industrial con contratos remanentes de armamentos; fueron acompañados por otros países desarrollados con gobiernos pretendidamente más racionales.

Las causas aducidas para la intervención no se pudieron probar o directamente se demostró (y se reconoció) que eran falsas. Para comprobar que Irak poseía armas de destrucción masiva no hacia falta tamaño despliegue para desembocar en un papelón.

Sin embargo, no hay acciones de mono propósito; detrás de la complejidad de cualquier acto internacional hay distintos intereses en juego. El desalojo de la familia de Saddam Hussein de Irak, un país clave en la amplia cuenca del Mar Negro, es funcional a la globalización de ese país y el rol que puedan jugar sus elites postergadas a nivel regional junto a las de otros países como Turquía, Irán, Siria, etc. Pero hacer análisis de ese tipo requiere del paso del tiempo y una dotación importante de otros acontecimientos que todavía no han sucedido para poder echar una mirada hacia atrás…

Cuesta por ello imaginar un imperio en un país donde se estaba incubando la presente crisis, en el que un puñado de oficiales de crédito de los bancos más grandes de Wall Street, manipulando por teléfono hipotecas subprimes y activos basura, pusieran en tela de juicio los cimientos capitalistas más poderoso del planeta. Sin embargo, la denominación de imperio aun forma parte cotidiana –aunque con más prudencia- del discurso de algunos políticos, académicos y comunicadores...

3.2. El fenómeno globalizador

Existen distintas maneras de pararse y actuar frente a la globalización (si se puede decir frente a un fenómeno que nos incluye por definición). Para algunos la globalización es un déjà vu, y la matan con la indiferencia: “esto ya lo vi, no hay nada nuevo”; para otros un mal, la causa de todos los problemas. Es el caso de los globalifóbicos, ONG’s sobre todo de países desarrollados, que asisten a todos los eventos del establishment global para manifestar su oposición, con pasajes y viáticos generosamente financiados. Pero también es el sentir de algunos gobiernos de la zona que promueven el socialismo del siglo XXI en una revival sorpresiva de posiciones que se creía superadas. Entre medio, están los que creen factible “vivir con lo nuestro” en momentos de comunicaciones globales y transnacionalización económica.

Estas y otras posiciones tienen de común abordajes conceptuales que llevan a considerar temas de la actualidad con imágenes del pasado, como mirando por un espejo retrovisor. Eso es más notable en el pensamiento que fue (y lo es aún en algunos casos sobre todo en medios académicos) influenciado por el marxismo.

Si bien la declinación de la concepción marxista se venía dando desde las décadas de los sesenta y setenta cuando comenzó a ser evidente que las soluciones que proponía el socialismo real eran menos atractivas y eficaces que las de la socialdemocracia en Europa, los saldos y retazos del discurso más radicalizado han permanecido y reverdecen en algunas experiencias que forman parte de nuestra realidad política.

Sin embargo, la crisis del pensamiento progresista (no solo en la política) y la incapacidad de formular una línea política atractiva no es solo una consecuencia del fracaso del socialismo real (incluso de los recelos que pueda generar el excesivo pragmatismo de las socialdemocracias gobernantes), o de las limitaciones epistemológicas que pueda mostrar una concepción binaria del siglo XIX -como el materialismo dialéctico- en una época de creciente apertura de las miradas “sistémicas” y complejas, sino de la incomprensión, desinterés o trivialización que aún subyace en medios académicos, políticos y de la comunicación sobre los aspectos esenciales de la época que estamos atravesando.

Con los elementos que ya hemos incorporado al curso, podemos decir que:

La globalización nace de los consensos logrados en los setenta cuando las esferas más altas del poder mundial se reúnen para acordar estrategias frente a dos cuestiones básicos: un curso internacional inconveniente derivado de la bipolaridad –existía la URSS- y el hecho de que una revolución C&T en pleno despliegue (como consecuencia de la llegada a la luna) ponía en evidencia las obsolescencias de un sistema productivo mundial apoyado en petróleo barato.
3.2.1. Una convergencia inédita

Desde 1978, que es cuando la Comisión Trilateral (“CT” o “Trilateral”) culmina con su ronda inicial de sesiones, se fueron sucediendo una serie de modificaciones a escala global - no necesariamente expresadas en todos los países de igual forma ni en el mismo momento-, que significaron el alistamiento para acceder a una onda larga de transformaciones a nivel global para expresar los consensos alcanzados por aquellos años. El vendaval desatado a fin del año pasado y que estamos atravesando es la crisis de parto de un embarazo que duró tres décadas.

Durante su transcurso ocurrieron hechos trascendentales como la caída del Muro de Berlín que, como representación del fin del socialismo real, significó el fracaso de una ideología y una concepción política que tuvo gran influencia en las corrientes progresistas del siglo XX.

Es habitual culpar a la globalización de todo lo que nos pasa y puede que en efecto sea así. La globalización no apareció de la noche a la mañana ni surgió de la nada por generación espontánea. Existe al respecto un corpus de ideas que la sustentan y, en ese sentido, la década de los ´70 ofrece un escenario revelador para rastrear los orígenes de políticas -explícitas o no- que están modificando de raíz las condiciones del desenvolvimiento presente y futuro de nuestras sociedades.

Por esos años hubo muchos foros; algunos alcanzaron mayor repercusión que otros. Tuvieron el porte intelectual de la CT producciones como las de la Brooking Institution de Washington que también comienza a publicar desde 1972 informes tripartitos elaborados por expertos de las tres regiones, the Council of Foreign Relations también en el este de los EEUU, y el Círculo Bildelberg impulsado por el Príncipe Bernardo de Holanda, abuelo político de nuestra Máxima (que muy pronto se vería involucrado en un affaire con la Lockheed lo que provocó la interrupción del mencionado Círculo); estos tres foros no alcanzaron la repercusión que tuvo por lo menos entre nosotros el Club de Roma (fundado por Aurelio Peccei, eminente humanista que viviera largos años en Buenos Aires al frente de la Fiat) con su famoso informe sobre los “límites del crecimiento”. Las conclusiones de otros informes -como los incluidos en la edición del libro Reestructuración del Orden Internacional a cargo de un calificado grupo de especialistas dirigidos por Jan Tinbergen que sesionó por esos años- se parecen como dos gotas de agua a los de la CT, lo cual no hacía más que reflejar el grado de consenso alcanzado en las altas esferas del poder mundial.

En todos los casos estos foros tuvieron bajo impacto en la opinión pública ya sea porque las deliberaciones no trascendieron suficientemente o, en otros casos, debido a que académicos y divulgadores trataron de procesar sus conclusiones con enfoques que no se correspondían con los cambios que se iban operando. Por ejemplo, en el mundo académico, al intentar analizar el capitalismo se lo hacía exclusivamente con las categorías propias del imperialismo, sin percibir lo que ya se revelaba como incipiente pero firme en la reconfiguración del sistema: el paso a la fase transnacional que desplazaba la concepción imperialista, en la mecánica cuántica del saber, a una órbita subalterna. Debido a esa debilidad conceptual se encuadró a la Comisión Trilateral como un simple instrumento de los EEUU en sus intentos por reforzar el liderazgo que había mantenido firmemente en el transcurso de la posguerra.

Las posiciones salidas de la CT son de un realismo inusual hasta entonces en el discurso de las altas esferas, y algunas formulaciones hasta pueden ser vistas como progresistas con relación a otras en ese momento en boga; se verá ello en las cuestiones relativas a la paz, los armamentos, la ecología, incluso en las políticas sociales y otras cuestiones no menos trascendentes como el rol del estado.

La CT fue un foro del más alto nivel que se pudo convocar desde los “círculos cercanos al poder”. Tomaremos dicho caso como representativo de los ´70 por su carácter semipúblico, el acceso ahora posible a sus materiales fundamentales, y su representatividad que no deja lugar a dudas de que abrigaba en su seno los estamentos de mayor capacidad de decisión dentro del sistema capitalista y, como después se vería, con los nexos suficiente al interior de la ex-URSS y de China como para lograr configurar en pocos años el mundo único que estamos viviendo; lejos de la rutina y de la exposición del funcionamiento internacional, semejante “movida” fue una consecuencia de lo que alguna vez la historia verá como el operativo político de mayor alcance implementado en la sociedad humana.

Tuvo un origen festivo la CT: nació de un baile que David Rockefeller le encargó organizar a su amigo Zbigniew Brzezinski. El banquero estaba preocupado acerca del deterioro en las relaciones entre EEUU, Europa y Japón. ¿Quiénes fueron los invitados?

  • la flor y nata de la intelectualidad de la parte más desarrollada del sistema capitalista;

  • las empresas más importantes -por esos años en acelerado proceso de paso de la multinacionalización a la transnacionalización- excluidas las del sector armamentos;

  • líderes políticos y altos ex o futuros funcionarios de los gobiernos de los países de las tres áreas.

Esa masa crítica de pensamiento avanzado, con todas las comodidades imaginables, se dedicó durante cinco (¡) años a elaborar un diagnóstico de los aspectos críticos de la marcha del mundo en ese momento, y que constituyeron la base de la agenda inicial de la CT. De ahí nacen 14 informes, cada uno de ellos elaborados bajo la supervisión de tres personas representantes de las áreas componentes de la CT. Los primeros 14 informes salidos a lo largo de esos cinco años fueron:

  • Hacia un sistema internacional renovado. Richad Cooper, Karl Kaiser, Masataka Kosaka.
  • Hacia un sistema internacional monetario renovado. Motoo Kaji, Richard Cooper, Claudio Segré.
  • La crisis de la cooperación internacional. François Duchene, Kinhide Mushakoji, Henry Owen.
  • Un punto de inflexión en las relaciones norte-sur. Richard Gardner, Saburo Okita, B. Udink.
  • Lineamiento para el comercio mundial en los años setenta. Guido Colonna di Paliano, Philipe Trezise, Nabuhiko Ushiba.
  • Energía: el imperativo de un enfoque trilateral. John Campbell, Guy de Carmoy, Shiniko Kondo.
  • La energía: una estrategia para la acción internacional. Guy de Carmoy, John Campbell, Shiniko Kondo.
  • La OPEP, el mundo trilateral y los países en desarrollo: nuevos acuerdos para la cooperación, 1976/1980. Saburo Okita, Richard Gardner, B. Udink.
  • La gobernabilidad de la democracia. Michel Crozier, Samuel Huntington, Jonji Watanaki.
  • Un nuevo régimen para los océanos. Michael Hardy, Ann Hollick, Johan Holst, Douglas Johnston, Shigeru Oda, Richard Cooper.
  • En la búsqueda de un nuevo acuerdo en los mercados mundiales de productos básicos. Carl Beigie, Wolfgang Hawer, Sueo Sekiguchi.
  • La reforma de las instituciones internacionales. Fred Bergsten, Georges Berthoin, Kinhide Mushakoji, John Pinder.
  • La colaboración con los países comunistas en el manejo de los problemas globales: un examen de las opciones. Chihiro Hosoya, Henry Owen, Andrew Shonfield.
  • El problema de las consultas internacionales. Egidio Ortona, Robert Schaetzel, Nabuhiko Ushiba.2

La representatividad de los reunidos en los foros, cercanía a los círculos de decisión o su directa participación en áreas de gobierno de los países desarrollados y/o las más grandes empresas de producción masiva, la calidad intelectual de los especialistas convocados capaces de generar opinión, la amplitud y alcance estratégico de la agenda considerada así como los mecanismos de consenso tan dilatados y profundos como fuera necesario, han hecho del corpus doctrinario alumbrado en los ’70 un factor para que los grandes asuntos mundiales puedan suceder de cualquier manera pero finalmente lo terminen haciendo de una, más allá de los sinuosos itinerarios seguidos en su gestación y gestión.

Sin duda, tamaña dotación de recursos materiales, intelectuales y decisionales, ha dado forma y puesto en marcha un proceso nuevo: la globalización, un condicionante universal omnipresente cuya influencia solo puede ser detectada a través de sus efectos y que, al igual que la ley de la gravedad, es capaz de actuar en todo momento sin que necesariamente haya una materialidad que la evidencie.

Hay una limitada mirada economicista que ve los inicios de la globalización en la expansión imperialista de fines del siglo XIX o en los viajes de Colón… La globalización es un fenómeno reciente, integral, de índole compleja, donde los disparadores principales tienen origen en la ciencia y la tecnología. Ningún área del conocimiento hubiera avanzado sin la asistencia de computadoras, la epistemología de la complejidad, los modelos y el enfoque sistémico. Las comunicaciones, el “tiempo real”, los sistemas informáticos, la robótica, los nuevos materiales poliméricos y una infinidad de otros adelantos, han hecho posible no solo acortar las distancias y generar la base material y simbólica para una visión integrada del mundo, sino una cuestión que no tiene antecedentes en la historia: la capacidad de producir bienes y servicios por encima del cualquier demanda potencial que pueda plantear la humanidad. Se ha ingresado al reino de la abundancia3 en el que la “redistribución” como se dice ahora pasa a ser una cuestión de logística y no de producción o de dotación de recursos disponibles

Esas herramientas a disposición y con la posibilidad de ser inmediatamente usadas -consensos mediante- por parte de los decisores que se da en los setenta, replantea la totalidad de las hipótesis de confrontación / complementariedad que regían las relaciones internacionales. Las guerras, la producción y la carrera armamentista, el proteccionismo, el estado nación cuya escala es vista como escollo son puestos en tela de juicio. Aparecen algunos emergentes inesperados de la nueva situación como la llamada revolución de las expectativas por la cual ardían los deseos de los pobres al ver por los medios de comunicación globales la opulencia de los ricos; como una consecuencia de ello, se refuerzan las pulsiones migratorias, por mencionar solo algunos de los efectos indeseados.

Desafortunadamente los materiales liminares de la globalización no son de fácil acceso. Existe una sola traducción de los 14 documentos iniciales de la CT editados en 1977 por una revista mexicana que insólitamente no están disponibles en las bibliotecas universitarias o públicas. Recién en los últimos años sus versiones en idioma inglés se han hecho de libre acceso en el sitio www.trilateral.org. Las búsquedas en Internet dan una idea de que los documentos parecen incunables siendo que deberían ser materiales de consulta cotidiana por los especialistas en temas globales. Pero ese no es el problema principal.

Existe una limitación conceptual para entender la verdadera sustancia de los procesos de reconfiguración de esos años, por la cual se hace aparecer al llamado Consenso de Washington como el factótum de todo lo malo (o lo bueno según de donde se lo mire) ocurrido en la escena internacional en los ochenta y noventa. Como hemos visto, esa percepción hace que no puedan ser consideradas dentro de una lógica previsible y racional las medidas estatistas tomadas en las últimas semanas por los gobiernos de los países desarrollados.

El consenso de Washington es una herramienta de segundo nivel, subalterna de una lógica más abarcativa sin la cual no sería posible explicar los cursos presentes. Esa metalógica que explica la globalización en su sentido totalizador, contiene al consenso de Washington como a otros modelos que se fueron aplicando en los últimos treinta años. Por ejemplo, en la Argentina, se pueden identificar los siguientes modelos: Gelbard, Rodrigo, la dictadura militar, la recuperación democrática con Alfonsín, el menemismo (lo más en sintonía con el CW), la Alianza, el duhaldismo, el kirchnerismo, y así de seguido. Cada uno de ellos tuvo sus características y funciones que no es motivo de estudio en este curso y por eso se los menciona a título de ejemplo. El CW, en sincronía en la región y otras regiones del mundo en desarrollo, prevaleció por un período hasta que fue sustituido por otro modelo, de signo contrario pero también de segundo nivel, de manera que la alternancia permitiera destrabar –como un continuum- los obstáculos para facilitar la G. La mecánica del poder y la gestión se construye sobre la base de lógicas superpuestas, de mayor a menor, y donde las lógicas omnicomprensivas incluyen a las de menor nivel; de la misma manera en que una política local está en un nivel de subordinación de los lineamientos provinciales y así siguiendo para arriba. La lógica omnicomprensiva, es única, de consenso, y está en el nivel superior (o en la cáscara más íntima de la cebolla del poder global según la metáfora que ya hemos utilizado). En el segundo, nivel ya pueden coexistir en forma alternativa y alternante diversas lógicas expresadas en modelos, como hemos descripto en el caso argentino. Es lo que “forma parte de la realidad” y es reflejada en los medios.

3.2.2. La revolución del conocimiento

Los avances C&T registrados a partir de la posguerra signan un período de intensa recuperación del capitalismo. Una breve reseña de esos logros nos va a permitir ver las diferencias de fondo con cualquier otro momento de la historia reciente y pasada.

El impresionante despliegue en el plano C&T de los años sesenta -cuando Kennedy decide poner los pies en la luna - entre sus muchas implicancias hay una que conviene destacar: sus resultados ponen rápidamente en evidencia la obsolescencia de todo el andamiaje tecnológico que sustentaba la producción capitalista.

Los cambios tuvieron lugar en la informática y la microelectrónica, la robótica, la biotecnología, los nuevos materiales, la organización de la gestión, la modalidad de gerenciamiento de grandes proyectos, los métodos de planificación estratégica, etc., es decir, todas herramientas que podían ser aplicadas a la industria; en solo diez años, cuando nada hacía prever que podía ser alterada la placidez del crecimiento de posguerra, el capitalismo se encuentra con un arma formidable en sus manos que podía ser utilizada no solo en su carrera contra el sistema socialista sino también en la competencia pacífica intrasistema.

¿Ocurrió realmente así? En parte sí y en parte no.

La URRS fue efectivamente sometida a un esfuerzo que no estaba en condiciones de asumir cuyas consecuencias definitivas se verían años más tarde con la caída del Muro de Berlín.

Por su parte, en el seno del capitalismo se comenzó a recorrer un camino donde las contradicciones previas fueran crecientemente suplantadas por una colaboración que ponía las herramientas que se habían creado al alcance de todos; es más, desde los intereses inmediatos no parecía ser EEUU el más beneficiado por la situación como recién hemos visto con la crisis de su sistema productivo.

La visión desde la ciencia y la tecnología se modificó, ocurrieron nuevos acontecimientos, y las percepciones tradicionales se sometieron al cristal de los nuevos puntos de vista. Vamos a hacer un racconto de los aspectos esenciales del desarrollo científico y tecnológico.

La memoria genética.

Cuando en 1953 se logra revelar la estructura espacial de doble hélice de la molécula del Acido Desoxirribonucleico (ADN), se están creando los supuestos para que la especie humana pueda tomar efectivo control de las variables que afectan el desarrollo de los mecanismos hereditarios en todas las manifestaciones de la vida animal y vegetal.

En el caso de la vida humana, el hecho marcará un corte entre dos momentos históricos: uno previo, en el que la evolución de nuestra especie se realizaba en estado de pasividad ante un itinerario que se presentaba desconocido y errático (el futuro se enfrentaba con resignación y se limitaba a la lucha por la supervivencia), y otro proceso, que se comienza a recorrer por estos años, donde la ciencia y la conciencia humanas, en la medida en que se pongan de acuerdo, estarán capacitadas para modificar a voluntad las características con que nuestros organismos puedan desenvolver su existencia.

Si enormes son las implicancias que el descubrimiento del ADN tiene para la especie humana no menor es la importancia que acarrea sobre toda la vida animal y vegetal: a partir de allí, con técnicas de laboratorio, será posible modificar los rasgos de una especie determinada, transformaciones que sin el uso de estas nuevas herramientas (también de la naturaleza pero expresadas a través del hombre) hubieran tardado millones de años en hacerse efectivas.

En 1972, las enzimas llamadas de restricción son utilizadas para reconocer una cadena de doble hélice de ADN y cortarla en un punto específico mientras que las ligasas, también enzimas, son utilizadas para volver a ligarlas. La tecnología acaba de encontrar "sus tijeras y su adhesivo". Nace la clonación que es la base de la ingeniería genética.

Otro ejemplo es el de la insulina: son suficientes 2.500 litros de caldo de cultivo de la bacteria escherichia coli clonada para producir la misma cantidad del medicamento que anteriormente se extraía mediante la trituración de 725 Kg. de páncreas de cerdo extraídos de aproximadamente 7.000 animales; en el caso de la penicilina, el rendimiento en la fermentación de las bacterias clonadas pudo ser multiplicado por 10.000 en los últimos años.

El ser humano siempre persiguió (tratando de alcanzar) muchos de esos objetivos; en cambio, hoy es posible regular el logro de los mismos: en muy poco tiempo, la expectativa de vida promedio del ser humano será una cuestión de decisión política y de disponibilidad de recursos; las metas colectivas de vida se irán haciendo voluntarias en tiempo y forma.

En 1976 por primera vez se alcanza un objetivo ancestral: la posibilidad del autoabastecimiento alimentario
para toda la humanidad; con la producción total del planeta se estaría en condiciones de proveer lo necesario
para una alimentación balanceada de todos los seres humanos lo que crea las bases materiales para la
erradicación definitiva de las hambrunas.

La llamada "revolución verde", una conjunción entre los agroquímicos (pesticidas, herbicidas y fertilizantes) y
los híbridos de semillas de alto rendimiento alcanzados por medio de la clonación, se realiza en las zonas del
planeta donde hay más bocas de consumo (India, China).

Desde hace unos años el experimento se reproduce en África con los mismos resultados tecno científicos; en
nuestro país ha permitido multiplicar la producción de granos en unos pocos años y ser quienes disponen
de la mayor cantidad de alimentos per cápita.


Que esos logros gigantescos traduzcan sus efectos en forma generalizada dependerá de la manera en que se realice la coordinación de todos los factores concurrentes: voluntades y capacidades en juego, intereses económicos y comerciales, destreza de las burocracias internacionales y nacionales, obstáculos derivados de resabios culturales, puesta en marcha de procesos de crecimiento y desarrollo social sustentable, etc.

Huelga señalar la diferencia sustancial que existe entre una situación de carencia estructural, como la que el ser humanos sufrió a lo largo de la historia, y esta otra situación de abundancia virtual: no es lo mismo no tener para repartir, que tener y no encontrar la forma de hacerlo.

Bienes y servicios en demasía.

Se calcula que, si se la pusiera a funcionar a pleno, la capacidad instalada en el mundo permitiría producir la cuantía de bienes y servicios suficientes para satisfacer las necesidades del triple de la población que actualmente puebla el planeta. Por primera vez en la historia, se dan las condiciones materiales para que la ecuación oferta/demanda esté gobernada por el segundo de sus términos. El dato objetivo le confiere a las relaciones de poder centro/periferia algunas características que no se daban apenas unos pocos años atrás.

Las expansiones del centro hacia las costas de países o territorios como los nuestros tomaron forma a partir de necesidades geopolíticas o de recursos que los países industrializados o de mayor desarrollo, no podían cubrir por sus propios medios.

Fueron objeto de esas demandas:
  • territorios,
  • pasos marítimos,
  • materias primas minerales, vegetales y animales,
  • mano de obra esclava primero y de bajo costo después,
  • talentos,
  • mercados en crecimiento,
  • recursos financieros
  • empresas estatales y privadas de magnitud,
  • toma de posición en mercados emergentes de los nuevos contextos de la regionalización, etc.

Los sistemas de valores establecidos hicieron que a algunos de esos factores los llamáramos con el eufemismo de "ventajas comparativas". Sin embargo, el transcurso del tiempo modificó la situación: la mayoría esas ventajas han dejado de serlo en función de las nuevas condiciones del comercio internacional y, sobre todo, debido a los recursos disponibles en los países desarrollados derivados de la revolución científico tecnológica. Así, la mayoría de los recursos que eran motivo de expoliación o han perdido valor estratégico o han sido sustituidos por producciones naturales o sintéticas desarrolladas en los países centrales.

Paradojalmente, los países periféricos recobran importancia, y son motivo de nuevas expansiones, no como antes por lo que disponían, sino ahora por algo que todavía no disponen: la virtual capacidad de consumo que logre equilibrar la ecuación oferta/demanda a nivel global que como vimos se ha desbalanceado. En relación a este desajuste virtual, el Presidente Mitterrand, con motivo de los 200 años de la revolución francesa, habló sin eufemismos: manifestó la urgente necesidad de "2000 millones de nuevos consumidores" en todo el planeta.

El explosivo aceleramiento de la oferta lo podemos simplemente ver si comparamos la cantidad de artículos que se ofertaban en una pulpería del siglo XIX, apenas unas decenas, un almacén de ramos generales de principios del pasado, unos centenares, y un hipermercado como los que tenemos hoy, en el que su menú se cuantifica por miles.

El mundo se estrecha.

Cuando se habla de "tiempo real" se quiere significar con ello que un estímulo informativo insertado en el sistema telemático en cualquier lugar del planeta, provoca al instante una respuesta acorde en cualquier otro; así, los retardos y las parsimonias van cediendo su lugar a otras actitudes más cercanas al vértigo y la imperiosidad.

Los flujos de información que circulan por las redes de comunicación, en la mayoría de los casos satelitales, se pueden agrupar tentativamente en tres andariveles: imágenes y noticias, financieros, y datos e informaciones de diverso tipo.

No sólo el potencial del medio televisivo es prodigioso como lo podemos verificar a diario; lo es también el de los otros medios de transmisión de datos e informaciones.

Baste un ejemplo: apenas unos pocos años atrás conseguir un trabajo científico publicado en el extranjero insumía de 15 a 20 días; hoy, a través de Internet, esa información se puede ver en la pantalla de la computadora en unos pocos minutos. Existen portales donde se pueden consultar los trabajos científicos que en EE.UU. fueran publicados el día anterior.

La revolución de las comunicaciones, provoca una crisis de escala en la percepción de los espacios habituales; la dimensión de los mismos, según sea el cristal con que se los mire, se agrandan o se achican hasta distorsionar las imágenes. En su lugar, toma cuerpo la noción de "aldea global" lo cual no puede dejar de provocar profundas alteraciones en los puntos de vista comúnmente admitidos y las formas de vida cotidiana, tengamos o no conciencia de ello.

El principio del fin del estado‑nación.

Es en el ámbito de los estados nacionales donde los desajustes derivados de la escala se manifiestan con mayor crudeza. Demasiado pequeños para afrontar una cantidad creciente de fenómenos de alcance transnacional, y de porte demasiado grande como para conectarse en forma directa y eficiente con los problemas de la gente, que es como crecientemente se lo reclama, la forma de organización que han adoptado los países en los últimos doscientos años, el estado-nación, parece haber entrado en un estado de crisis terminal.

Poderosas fuerzas centrífugas hacia arriba y abajo, irán afectando de manera irreversible a las instituciones estatales.

Hacia arriba, los procesos de regionalización que dibujan de nuevo la totalidad del mapamundi, alumbrarán sus instituciones correspondientes (ejecutivas, legislativas y judiciales) las que, al tiempo que convivirán durante un tiempo determinado con las instituciones nacionales, las irán vaciando progresivamente de contenido hasta confinarlas, en las fases finales de ese proceso, al plano de lo estrictamente simbólico.

Hacia abajo, esos procesos se condicen con una fuerte pulsión revitalizadora del municipio dirigida a alcanzar capacidad de gerenciamiento de sus recursos en una forma que la acción local nunca ha experimentado.

Este plano es tal vez donde se esperan los mayores desafíos de gobernabilidad, ya que el municipio se muestra, hasta donde alcanza la vista, como la más adecuada configuración para el logro de una convivencia armónica entre sus habitantes y de estos con el entorno.

El caso es distinto en la cuestión regional: más allá de las dificultades para estimar su vigencia, se puede aventurar que la duración de las instituciones regionales no será indeterminada, a partir de la hipótesis de que los "encierros" regionales no pueden dejar de ser transitorios; obrarán, en consecuencia, de estaciones intermedias hacia una eventual globalización institucional.

Serán enormes las implicancias que los escenarios someramente descriptos tendrán sobre la vida de las sociedades y los individuos entrados al siglo XXI. Pero una de sus manifestaciones más importante ya la estamos presenciando: el alejamiento de la posibilidad de guerras globales, la detención de la carrera armamentista, el inicio del desarme nuclear, y el hecho de que los conflictos locales (que seguirán por un tiempo) sean rápidamente acotados.

¡El sueño secular de una paz perpetua comienza a hacerse realidad y es nuestra generación la privilegiada
protagonista de ese hecho trascendente!

Mercados mundiales.

El grueso de las actividades económicas es transnacional: 70% del comercio mundial y 2/3 de su vida
económica ya está en manos de conglomerados que no están sujetos a ninguna regulación estado nacional.
Recién ahora se ha puesto sobre el tapete la cuestión de los paraísos fiscales que es donde se refugian las
empresas transnacionales para eludir los controles de sus países de origen.

El caso de los flujos financieros electrónicos es muy elocuente: se estima que vía satélite se mueve una cifra que ronda los 400 billones (1 billón= 1 millón de millones) de dólares anuales. Para mensurar esta magnitud recordemos que el PBI del Mercosur es alrededor de 1,5 billones, la totalidad del comercio mundial alcanza los 14 billones y el PBI mundial 65 billones. Es decir, las transferencias alcanzan cifras muy por encima de las que constituyen la realidad económica del planeta; circulan de día y noche sin que nadie las controle; sólo buscan maximizar los beneficios en "tiempo real".

En la película "Asesinato en el Senado" (tema: carnes/Lisandro de la Torre) en la penumbra de la bodega de un barco se ven latas de corned‑beef donde han escondido rollos de papel moneda, medio que aún en la década del treinta del siglo pasado era utilizado para poder pasar por la aduana las remesas no declaradas.

Es manifiesta la repercusión que la crisis de ciertos países emergentes ha provocado en su entorno y en lugares remotos del mundo. En 2002 la influencia de la debacle argentina en los países de la región la que fue llamada “efecto tango” traspasó las fronteras; un lustro antes ocurrió lo mismo con la crisis de México que fue denominada “tequila”. Por esos años, fueron unánimes las preocupaciones en relación al alcance desmesurado de sus reverberaciones. El en ese entonces presidente Clinton ‑en teleconferencia‑ dijo que "es imposible separar los asuntos económicos internacionales y nacionales (y que) los cambios en la economía mundial han adquirido dimensiones sorprendentes...la crisis de México nos ha mostrado cuán pequeño se ha vuelto el nuestro planeta”. Siete años después se desató la presente crisis que colocó a las anteriores en el rol de anticipos homeopáticos.

La emergencia ecológica.

Se instala fuertemente en la conciencia colectiva la necesidad del rescate y la preservación ambiental, y la
reivindicación de la existencia humana como parte de la Naturaleza… si alguna vez dejó de serlo.

La Cumbre de la Tierra de Río en 1992 mostró la importancia que la ecología adquiere en la presente coyuntura.

Encaminado el tema del armamento, sobre todo el nuclear, la cuestión del deterioro ambiental (aire, tierra y agua, en un sentido más general, el conjunto de la biosfera) es el mayor problema que amenaza la preservación del hábitat humano; por ello en Río se reunieron por primera vez en la historia más de 100 jefes de estado, lo que también adquirió un carácter simbólico ligado a la gobernabilidad mundial.

Dentro del tema ambiental, la cuestión climática se presenta como el factor reconfigurante de mayor alcance, y se crean las condiciones técno‑científicas no sólo para pronósticos más precisos, sino incluso para el control y hasta la manipulación climática de interés económico.

Existen modelos climáticos de alcance mundial que son como una red, tipo panal de abejas, que cubre el planeta, y cuyos nodos (celdillas) abarcan espacios cada vez más pequeños según el avance de la complejidad de los modelos y la potencia de la herramienta informática.

No es aventurado imaginar que en un futuro más o menos próximo los productores, autoridades y representantes de las organizaciones intermedias de una determinada comarca se reúnan en asambleas populares para decidir las condiciones climáticas más favorables para los próximos 18 meses y el menú de siembras más conveniente para su lugar; lo mismo valdrá para otros aspectos de la vida social y económica.

La larga marcha.

La aparición de la vida ‑un fenómeno hasta donde sabemos exclusivamente terrestre‑ es una consecuencia de la conformación progresiva de disposiciones más complejas en la organización de la materia como producto de la interacción de esas formas con el medio que las contiene.

Si se acepta ‑como ocurre‑ la teoría de evolución, esta permite hacernos una idea de proceso en el que las formas humanas provienen necesariamente de configuraciones más simples como, por ejemplo, los organismos unicelulares.

La inteligencia del hombre (la disposición funcional de sus 125 billones de neuronas) creció así en y a través del proceso de conseguir lo necesario para su existencia y desarrollo, creando artificios para apropiarse o reproducir las habilidades y atributos de su entorno: a la agricultura y la ganadería, se le suma el logro de una mayor dureza a través de los metales, el descubrimiento del brazo de palanca para multiplicar la potencia de su cuerpo, el diseño y construcción de diversos vehículos para aumentar la velocidad de sus piernas, superar con artificios la altura de sus propios saltos, llegar más lejos de lo que le permiten sus energías corporales, etc.

Los tiempos que corren han acelerado hasta el frenesí ese proceso de reproducción/apropiación.

La robótica que sustituye el trabajo manual, la visión artificial que suple la retina, los nuevos materiales que mejoran el rendimiento de los que ofrece la naturaleza, la domesticación de la fuerza del átomo que ofrece potenciales energéticos más propios del sol que de la tierra, etc.

Sin embargo, hay un logro que explica (está en la base de) todos los demás y que tal vez marque un punto
más singular que el resto de los anteriores de esa larga marcha del hombre a través de su historia terrícola: la
reproducción artificial de la capacidad de cómputo.

La esencia de la naturaleza.

El cómputo está en la base de los procesos naturales, vivientes y no vivientes; se lo puede visualizar como una interacción entre elementos de características distintas ("opuestos" o "contrarios" diría la dialéctica) a partir de los cuales surge como resultado un curso de acción.

Esas unidades elementales se pueden representar a través de un formalismo matemático ‑el dígito binario‑ denominación que en su acepción inglesa ‑binary digit‑ da lugar por sinéresis a la palabra "bit" para medir esa unidad de información.

La complejidad ‑una noción eminentemente cualitativa‑ tiene, sin embargo, una base cuantitativa que mide (según la Ley de la variedad requerida de Ashby) la cantidad de interacciones (cómputos) que se dan entre los elementos constitutivos de la materia (en el seno de la materia inanimada hay interacción y cómputo pero carece de memoria).

Así, la mayor sofisticación del funcionamiento del cerebro humano (la máquina más compleja de la Naturaleza conocida, solo superada en complejidad por la Naturaleza misma) en relación a un organismo unicelular, no radica en la forma esencial en que se realiza el cómputo en ambos casos; la diferencia se establece a partir de la mayor cantidad de opciones para realizar el cómputo que dispone nuestro cerebro (las redes neuronales constan de 125 billones de nodos).

Ese proceso, que realizamos a cada momento en forma espontánea, se expresa, al igual que la computadora japonesa mencionada más arriba, en una cierta cantidad de operaciones matemáticas por segundo; toda esa mecánica -en la mente humana donde hay diversos patrones de comportamiento- da como resultado: la sagacidad, la perspicacia, la agudeza, etc., y toda una serie de manifestaciones características de nuestras conductas.

El cómputo es la función elemental de la Naturaleza que el hombre finalmente ha logrado reproducir a través
de un artificio mecánico: la computadora.

Por esos círculos virtuosos de procedencia natural (o sobrenatural según quien lo mire) la Naturaleza, haciendo gala de su proceder complejo, a través del cerebro humano ha logrado reproducir su máxima habilidad (el cómputo) que es la base de todas las complejidades.

Esas complejidades, a partir de ahora, se dispararán (en crecimiento exponencial) aumentando en forma explosiva las opciones que permanecen en latencia, las que sin cesar se irán poniendo al alcance del conjunto de los seres humanos para, por la vía del trabajo, ser des-arrolladas o des-envueltas.

Ver para creer.

De los logros característicos de esta época hay uno de fuerte contenido simbólico: el hombre salió de su seno
materno y, desde el espacio, por primera vez vio con suspropios ojos que la tierra era redonda.

Si recordamos el impacto de los viajes renacentistas, cuando se comprobó la redondez de la tierra, es previsible la ponderación que se le asignará en el futuro al hecho de haber vencido la gravedad, y que la humanidad finalmente haya podido contemplar desde la perspectiva que ofrece el espacio la casa común que habita.

No se trata de poner en discusión si esta época es mejor o peor que otras; de hecho es distinta y si, más allá de cualquier especulación, tomamos nota del progreso innegable que ha caracterizado la evolución del ser humano, llegaremos a la conclusión de que esta época es tanto más promisoria en relación a las anteriores como menor lo será en relación a las que vienen.

Cuando decimos "más promisorio" en realidad nos estamos refiriendo a la cantidad de opciones a las que podría acceder el ser humano en una situación social de equidad y justicia.

La pobreza tiene un costado relativo y otro absoluto. Un pobre de hoy dispone relativamente menos que una persona pudiente del Medioevo (en relación a la parte de la torta que le toca) pero absolutamente más rica en relación a las opciones a las que puede acceder, aún en las condiciones de injusticia a las que estamos sometidos. Eso es fruto del progreso que no necesariamente va de la mano con la justicia.

Tampoco se trata de hacer hincapié en la singularidad o distinción de este momento; cada momento puede reivindicar para sí dicho estadio; se trata de preguntarnos sobre la verdadera singularidad que nos envuelve.

Manipular la vida, eliminar las hambrunas, producir lo que se necesita para satisfacer las necesidades materiales, acceder a la conciencia de sentir el planeta como la caso propia, terminar con las guerras, un nuevo diseño del mapamundi, mercados unificados, poder global, superar la dualidad hombre/naturaleza, todos estos datos reunidos (y otros más que se puedan considerar) nos hacen sospechar que lo que estamos comenzando a vivir en medio de las recidivas del pasado, no solo es un cambio gigantesco sino el final de un recorrido.

Tal vez la clave simbólica esté en el viaje del hombre al espacio, es decir, la salida del seno materno.

¿Podemos, en este sentido, decir que la actual es una época de alumbramiento para la vida en el planeta de la
misma manera en que la significación de cualquier nacimiento en el reino animal o vegetal no puede ser
equiparado a otros momentos únicos de la existencia de ese individuo tanto nonato como posnatal?

Si ello fuera así, la humanidad, con toda una vida por delante, estaría comenzando su itinerario definitivo en cuatro direcciones principales: lo infinitamente grande (la conquista del espacio), lo infinitamente pequeño (al haberse descubierto todas las partículas elementales que componen los átomos nace una nueva física subatómica), lo retro (infinito el universo y finito el origen de la vida y nuestro sistema solar), y el des-envolvimiento ilimitado de lo infinitamente complejo (una vida mejor y más larga para todos los individuos).

El orden natural que rige el movimiento de la naturaleza termina por encarnarse en el cerebro humano colectivo y nos hace posible tomar el comando de todas variables de la evolución: existe la posibilidad en el futuro inmediato de que el porvenir ya no se lo enfrenta inerme y resignado sino que se lo construya por la labor colectiva de todos los seres humanos.

¿Será el primer vuelo del hombre al espacio hace apenas medio siglo la expresión de ese alumbramiento que connota la singularidad del momento presente? ¿Es el primer astronauta la metáfora de la globalización?

3.3. Paradojas

El proyecto dominante de la globalización es el primero realmente inclusivo de la historia…y se concreta por la vía de la exclusión”

El proyecto dominante de la globalización necesita de la preservación, rescate, reciclaje y promoción de la diversidad como factor de dinamismo de la sociedad humana, pero su acción de cómo resultado un reforzamiento de la homogeneidad que es lo contrario de la diversidad…”

Si para mejorar la calidad de vida de los habitantes de una villa introducimos mejoras, más atractiva se hará la villa para nuevos pobladores, los que al asentarse no harán más que aumentar el hacinamiento y, en consecuencia, empeorar aún más la calidad de vida de sus habitantes…”

Cuanta más policía pongamos para resolver el problema de la inseguridad más aumentaremos la inseguridad porque la policía en su estado actual es parte del problema y no de la solución…”

Aumentando las retenciones se busca reforzar la caja para la redistribución pero el hecho genera tanto rechazo entre los productores que afecta el mercado agrario, se retraen las ventas, el gobierno recauda menos y en consecuencia el modelo no pueden realizarse como es el deseo de quienes aumentan las retenciones…”

¿Qué tienen de común las tesis anteriores? Que la intencionalidad se ve desmentida por los resultados, opuestos a los que se quería lograr, a pesar de haber actuado correctamente en lo referido a las acciones realizadas para alcanzar el escenario deseado. Sin embargo…

Estamos en presencia de paradojas. La paradoja es una figura de dicción y de pensamiento que permite vincular significados contrarios en un mismo tiempo y espacio. Integra a su opuesto lógico, incluye a su propia negación, coexiste con su sombra. En este caso, la paradoja está describiendo con su “total falta de lógica” un desaguisado de la vida real.

Se atribuye a Epiménides la paradoja más famosa: “todos los cretenses son mentirosos”. Sabiendo que él mismo era cretense, ¿decía Epiménides la verdad? Hofstadter, comentando la paradoja en “Gödel, Escher y Bach”,4 nos refiere a “una aseveración que de manera brutal contradice la dicotomía tan generalmente aceptada entre aseveraciones verdaderas y aseveraciones falsas, puesto que si por un momento la tomamos como verdadera inmediatamente se nos dispara por la culata y nos ponemos a pensar que es falsa. Pero una vez que hemos decidido que es falsa, una análogo tiro por la culata nos hacer volver a la idea de que es verdadera”

La conceptualización de la globalización contiene trampas paradojales que el discurso autoproclamado progresista no ha logrado sortear. En el caso de los globalifóbicos, de acuerdo a sus concepciones, los resultados perseguidos con su práctica no muestran ningún correlato con la lógica que impulsa sus acciones si se miran los logros obtenidos; por el contrario, desde una lógica compleja, y considerando la dinámica de los sistemas, la praxis de los globalifóbicos tiene un efecto altamente estabilizante en contextos de transformación acelerada como los presentes, con las inestabilidades que ese vértigo genera. Luego volveremos sobre esta “extraña” constatación.

Como hemos dicho las paradojas no tienen solución lógica por lo menos en los planos que se manifiestas y desde los polos que las generan… pero tienen salida:

es posible configurar espacios de acción diferenciados y en ellos polos de generación que expresen una propuesta independiente de la dominante en otro plano de realidad (la realidad es un constructo multidimensional) capaz de poner en marcha cursos de acción alternativos en función de los intereses defendidos (aún coincidiendo con el interés del proyecto hegemónico pero que “paradojalmente no puede lograr”), conviviendo en el mismo territorio, momento y usando los recursos que son comunes o puestos a disposición, pero con otros sentidos”

Veremos los ejemplos consignados como ejercicio5 para desagregación formulación tan farragosa.

Caso 1: desnudo y a la intemperie…

El proyecto dominante de la globalización es el primero realmente inclusivo de la historia…y se concreta por la vía de la exclusión”

El proyecto dominante implica un nuevo paradigma socio productivo. Es incluyente porque la salida del capitalismo es aumentar el consumo de bienes y servicios que puede producir en forma indefinida. Pero el aumento del poder adquisitivo en forma sustentable y a largo plazo solo puede venir de la creación de puestos de trabajo que generen sueldos para que los trabajadores puedan comprar. La producción se tiene que reconfigurar sobre base de una mayor eficiencia energética y con recursos humanos de una calificación adecuada. Hay dos formas de afrontar la situación: una “defendiendo la fuente de trabajo”; es una propuesta que puede retardar pero no resolver porque la competencia hace que la empresa que no se reconvierte caiga; hay un paso intermedio que es que el estado intervenga asistiendo, pero es temporario. La salida es utilizar recursos existentes para capacitar y crear nuevas alternativas productivas que generen más puestos de trabajo y el Estado asistir temporalmente. Eso no quiere decir que no se enfrenten políticamente los esfuerzos patronales de reconversión –contradicción objetiva usando una noción demodé- porque de hecho esa acción genera mejores condiciones para conseguir recursos… Realizarla pero no creer que la solución pase por ahí porque si ella se alcanzara, la empresa se desplomaría y lo que es un triunfo político deviene una derrota…

Caso 2: la distinción de lo mismo…

El proyecto dominante de la globalización necesita de la preservación, rescate, reciclaje y promoción de la diversidad como factor de dinamismo de la sociedad humana, pero su acción de cómo resultado un reforzamiento de la homogeneidad…”

El mundo de la bipolaridad, el que cayó con el Muro de Berlín, mostraba una serie de incentivos que daban dinamismo a los sistemas, o por lo menos, como después se vio, a uno de ellos. La competencia inter-sistema, la lucha por el prestigio y la seducción, la carrera armamentista, la justificación ante la historia, el empecinamiento, el solipsismo, la soberbia, y otras características de quienes tenían la responsabilidad de manejar los destinos en ese momento de gran parte de la humanidad, dejando de lado las fuerzas de la evolución natural, actuaba de hecho como motor de la historia. Caído el muro, ¿Qué quedó de ese ímpetu? ¿Cuál era ahora el motor que podía mover la historia?

Se creo un cierto desconcierto. Para unos el fin de la historia, para otros el nacimiento de un imperio que como eslabón fundamental iba a tirar de toda la cadena del desarrollo humano. La historia sigue su curso; el “imperio” no pudo revalidar sus títulos ante los ojos del mundo…

Luego haremos un desarrollo de la noción de entropía aplicada a esferas sociales y veremos que la diversidad, su interacción sinérgica, es creador de opciones que le dan dinamismo al proceso social. Por ahora diremos que el rescate, preservación, reciclaje, puesta en valor y fortalecimiento de toda forma de diversidad y distinción es condición necesaria para el autodinamismo y la sustentabilidad de los procesos.

Sin embargo, el manejo en un mundo globalizado de la oferta multivariada que tienen que ver con el consumo humano, por razones obvias de escala productiva, tiene un grado de uniformidad que termina por influir y/o determinar el mecanismo de la oferta/demanda. Los hipermercados son una muestra de que ya la mayoría de la gente no elige sino opta. Los medios de comunicación son otra muestra de que más allá de la opinión positiva o negativa, hay un establecimiento compulsivo de la agenda diaria por la cual la gente “libremente” termina hablando siempre de los mismo, generalmente trivialidades o clisés gastados, frases enlatadas impregnadas de lo obvio que desembocan en el aburrimiento.

Se produce así una notoria paradoja entre las necesidades del proyecto hegemónico en lo referido a la diversidad, y la acción homogeneizadora que condiciona el mercado de consumo de bienes y servicios.

También desde abajo, la preservación, rescate, fortalecimiento, reciclaje y promoción de la diversidad es una cuestión vital para la conquista de espacios y cuotas de poder en el mundo globalizado. Eso no quiere decir abstraerse del mundo real, configurado desde posiciones de poder. Significa en primer lugar que hay que tener conciencia de cual es el conflicto. Segundo como operar en él. No comer la primera galletita que te tiran pero tampoco morirse de hambre; si no hay tiempo hacer empanadas con tapas compradas pero no olvidar el significado de amasar e invitar amigos, y “que la falta” de tiempo no sea justificación de la posición cómoda, adaptativa, de dejar de amasar para siempre. En fin, a partir de la conciencia, cada individuo, familiar, grupo social, puede configurar su propia hoja de ruta

Caso 3: ¿mejoras o peoras...?

Cuantas más mejoras introduzcamos en la villa para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, más atractiva será para nuevos pobladores, los que al asentarse no harán más que aumentar el hacinamiento y, en consecuencia, empeorar la calidad de vida de sus habitantes…”

Se puede considerar cualquier villa, incluso el ejercicio se puede extender a las zonas postergadas del Gran Buenos Aires. Pero la noticia se generó y tuvo repercusión en torno a la villa 31 en la zona de Retiro de Buenos Aires, un lugar donde el valor del m2 de terreno es de los más altos de la Argentina. Sin llegar al extremo de Brasil que está levantando un muro que contenga a las favelas de Río para evitar su explosivo crecimiento o del último intento fallido en San Isidro para aislar la Cava. En el caso de la 31, se impidió que siguiera funcionando un corralón de materiales, con fábrica incluida, que estaba alimentando de los insumos necesarios para la expansión de la villa, en altura y extensión. Prácticamente invadiendo la autopista Illia, las casas de los albañiles que han levantado medio Buenos Aires, se elevan en algunos casos hasta los 6 pisos, lo que da lugar a una viva discusión entre arquitectos y urbanistas por un lado y los albañiles por el otro referida a la estabilidad de las precarias estructuras. Luego de una serie de políticas fallidas que van desde la topadora de los militares, la construcción de casas en barrios alejados de la capital a las que los villeros se niegan a trasladarse porque los alejaría de sus trabajos (las mujeres el servicio doméstico), la actual administración se propone una política de urbanización echando por tierra la acusación preelectoral de que el actual jefe de gobierno venía a hacer negocios por sus vínculos con la construcción. La pregunta es si las obras pararán la afluencia de nuevos pobladores o por el contrario las incentivará lo que podría llevar a la solución carioca (o israelí con los palestinos o rusos con el muro para contener alemanes) lo cual habitualmente no tiene buena prensa.

Es evidente que la situación es insoluble en los marcos actuales. ¿Cuál es la salida, entonces?

En primer lugar terminar con la hipocresía. La cercana presencia de villeros es una fuente de mano de obra barata para los ramos de la construcción, servicio doméstico y otros non sanctus. Existe un vínculo fáctico por lo que hay que preguntarse qué relación de distancia hay entre los beneficiarios de esa plusvalía y la toma de decisiones referidas al emplazamiento de la villa. Obviamente existen intereses absolutamente coincidentes que hacen que casi no existan conflictos laborales en el lugar; los pocos conflictos que hay son referidos a la localización. Se dice que la explotación es una cosa inconveniente pero mucho peor lo es no ser explotado como muestran los millones de desocupados que está generando la presente crisis.

En segundo lugar el sistema económico debe ser capaz de generar otros polos de atracción en otros lugares del país que sean suficientemente atractivos para sus pobladores, en su gran mayoría sufridos trabajadores que quieren lo mejor para ellos y sus familias. Eso se llama políticas de desarrollo regional que tiendan a que la Argentina pueda equilibrar sus cargas demográficas para revertir las tendencias comenzadas en los ’30 con las nacientes políticas de sustitución de importaciones y que el peronismo no revirtió a pesar de tener el peso político suficiente para hacerlo, por lo que esa concentración llegó a constituirse en el principal soporte de su poder territorial.

Mientras tanto, todo lo que pueda hacerse democráticamente está bien: mejorar la situación de los pobladores aún sabiendo que nuevos serán atraídos lo que no hará más que empeorar las condiciones de vida para todos. Un conflicto que debe ser administrado estratégicamente para avanzar en la dirección de lo que puede generar otros niveles de realidad superadores para introducirse paulatinamente en el terreno de las soluciones sustentables. No son pocos los actores y factores involucrados en la problemática de la villa: los habitantes, los punteros, las empresas constructoras, las inmobiliarias, las señoras necesitadas de personal doméstico, la iglesia, la falta de proyectos de inversión, la inercia, el periodismo para el que es más noticia el desmadre de la villa que la consolidación de Puerto Madero, la policía para que no sea desplazada por la Prefectura, el narcotráfico, el comercio y los servicios ligados a la villa, Bienestar Social, etc.

Caso 4: delito y represión

Cuanta más policía pongamos para resolver el problema de la inseguridad más aumentaremos la inseguridad porque la policía es parte del problema y no de la solución…”

La imagen estereotipada de los “policías buenos y policías malos” no puede ocultar el hecho de que hoy, como están las cosas, importantes sectores de la seguridad no son más que la otra cara del delito: la policía reprime predominantemente a quienes no les responden; gatillo fácil o cooptación. Después de tantas esperanzas de cambios que terminan en frustraciones, se llega a esa dura conclusión.

Claramente es otro problema sin solución. Ni purgas, ni nuevas policías que terminarán siendo absorbidas por un contexto insustentable, ni la intervención de la gendarmería con serios riesgos de desestructuración de su carácter de fuerza altamente profesionalizada pero para intervenciones puntuales y no estructurales, podrán resolver una situación de alta entropía en la que si no se interviene todo empeora pero si se interviene empeora más. Es como estar parado en una ciénaga: si me quedo quieto me hundo y si me muevo también.

Evidentemente aquí también hay un problema de concentración a partir de una realimentación positivo (positive feedback) cuya evolución lleva fatalmente a la destrucción o la parálisis. Hace falta una acción reguladora progresiva que pasa por la desconcentración, es decir, lo mismo que para las villas: políticas de desarrollo regional que hagan que la seguridad se instale en otro plano más amigable y pasible de un total control vecinal.

Caso 5: confrontación sin complementariedad…

Aumentando las retenciones se busca reforzar la caja para la redistribución pero el hecho genera tanto rechazo entre los productores que inmoviliza el mercado agrario porque se paran las ventas, no recaudan y en consecuencia no pueden redistribuir…”

El tema de las retenciones trasciende la ideología que es el terreno donde lo quiere situar el gobierno y algunos intelectuales; está en el puro terreno de la realidad donde “la única verdad” es que los pueblos del interior están parados, cunde la desocupación entre los obreros metalmecánicos fabricantes de fierros para el agro, y el país está perdiendo posiciones duramente ganadas en el comercio internacional en un momento en que lo único que no se deja de comprar son alimentos.

Tan unilateral política de gobierno (o la falta de una política estratégica para el agro) basada en un empecinamiento doctrinario, lleva a un callejón sin salida en el presente contexto; la única posibilidad para revertir la situación, pasa por cambiar la correlación de fuerzas a través de la próxima elección para lograr un consenso mayoritario que destrabe las consecuencias del empecinamiento del gobierno.

Lo correcto será favorecer la reactivación del mercado haciendo que la plata llegue a los agricultores para que compren 4x4, hagan departamentos, viajen, compren ropa en los shoppings y sobre todo inviertan en tecnología e infraestructura para que el agro pueda seguir creciendo a los ritmos que lo venía haciendo. El ascenso de la agricultura argentina como se viene dando desde hace 15 años requiere de una masa crítica que se asienta en la pampa húmeda a través de miles de agricultores. Esa cabecera de playa no puede ser desactivada para que toda la flota ataque a la vez; una cuestión elemental de dinámica de los sistemas y no de ideología. En ese camino, para adelante y no para atrás, se podrán ir resolviendo otros problemas como la búsqueda de los equilibrios en torno a la sojización o la concentración de los pules de siembre; ahora sí, con ideología + lucha política.

La consigna de la redistribución a través de políticas sociales no solo no es transformadora sino que es profundamente conservadora del statu quo. Basta ver la realidad -con sus claroscuros, en el territorio y no por los diarios- de 15 años de aplicación de distintos programas de empleo transitorio, en cualquier lugar del país donde. La verdadera redistribución es la que se logra a partir de generar y poner a disposición de la población objetivo opciones de crecimiento personal y familiar a través de políticas para la producción y el empleo. La inclusión social se debe hacer por medio de permitir un ingreso monetario derivado del trabajo para transformar en consumidores libres a la población beneficiaria, más allá de la subsistencia. Ese esfuerzo es público y privado y se debe realizar por medio de la concertación y no la confrontación. Nada de eso existe hoy.

3.3.1. Abordar una paradoja: ¿cuándo y cómo?

Es pernicioso sobreactuar cuando se está frente a un problema y se quiere resolver las cosas compulsivamente (“para ayer”). No pocas veces este tipo de actitud imperiosa es una forma de disimular que no se sabe bien qué hacer frente al desafío. La falta de una actitud de moderación lleva a apresurar la salida del paso con la primera alternativa disponible, sin mucha evaluación, lo que lleva a hechos irreparables. Me vienen a la memoria dos ejemplos: la autopista que parte en dos la ciudad de Buenos Aires, y el adefesio que se construyó como apéndice al rectorado de la Universidad de la Plata. En el primer caso se podría haber adoptado otra implantación, por ejemplo a la vera del Riachuelo, lo que hubiera resuelto una cantidad de otros problemas adicionales sin necesidad de destruir miles de casas valiosas; en el segundo, ni siquiera tuvieron en cuenta las modas del momento de hacer campus para alejar a los “revoltosos” del centro con lo que no se hubiera afectado el edificio histórico en detrimento de su estilo.

Una intervención frente a un problema y un conjunto de beneficiarios que necesitan resolverlo requiere de un proyecto, o sea, la programación de una acción, contando con recursos, para lograr un resultado. En resumen, todo se desenvolverá en el futuro, pero lo que allí pase dependerá de lo que me proponga hacer en el ahora (con mayor o menor papel de las contingencias según la precisión y fiabilidad de lo imaginado). La prospectiva es ese ejercicio comprometido con un proceso; se diferencia del pronóstico en que en este solo digo lo que me parece que va a pasar pero con prescindencia de mi actuación; soy un observador externo. La prospectiva, por el contrario, requiere involucramiento.

Hay muchas maneras de diseñar un proyecto. Algunas, intuitivas y sin ningún tipo de formalismo, requieren de sagacidad, inteligencia, perspicacia, capacidad de imaginar, la decisión de llevarlo a la práctica. Puedo proyectar un viaje, cursar una carrera, construir una casa (en este caso de un proyecto familiar no formalizado, la alternativa es un proyecto formal que requiere los servicios de un arquitecto).

Hay otras maneras menos simples. Son los mecanismos que surgen de la modelización, la simulación de escenarios y la formulación de modelos operativos (hojas de ruta) para alcanzar el objetivo. Por ejemplo, realizar un viaje a la luna requiere de pasos, en el plano virtual, donde se reproducen con la mayor fidelidad posible (a través de diverso tipo de representaciones, algoritmos, imágenes, textos, etc.) las distintas contingencias que tendrá el viaje.

La modelización tiene tres fases. Modelo viene de “med” que es pensar en latín. Cuando enfoco la mente sobre una porción de realidad, ese recorte se refleja el imaginario y puede ser procesado y almacenado en la memoria u olvidado en un lapso breve de tiempo si no importa. Haga el siguiente ejercicio: póngase en una habitación totalmente oscura con un flash frente a un cuadro mirándolo; accione el flash y vaya rotando la mirada. Verá como la imagen gira “acompañando” la mirada y se esfuma en un instante. En la mente se ha formado una imagen del cuadro que no es retenida en la memoria (en el caso de que no la tenga grabada previamente).

Cualquier modelo mental puede ser traducido por medio de ecuaciones simples a un modelo matemático. No existen restricciones en cuanto al objeto de la modelización salvo el manejo de la herramienta; por ejemplo, la siguiente representación matemática: el lector de este trabajo en su actual posición con una mosca que lo está fastidiando.

Los modelos matemáticos (que tienen millones de ecuaciones para representar situaciones de diversa complejidad) se pueden traducir en modelos computacionales por medio de algoritmos; esos modelos pueden ser libremente modificados por medio del computador para simular distintas situaciones (corridas). Por ejemplo se puede ver cual sería su reacción si la mosca se le posa en el papel o en la nariz.

Los distintos escenarios producto de la simulación me dan la posibilidad de elegir aquel que es funcional a mis intereses; así, el escenario deseado puede dar lugar a un modelo operativo (hoja de ruta) para ir desde la actual situación hasta el lugar que deseo. Por ejemplo, desde el estadio del fastidio por la mosca hasta su eliminación.

Estas herramientas son de usa corriente desde hace medio siglo, por cierto no en todos lados. El afamado “efecto mariposa” se produjo cuando Lorenz, un meteorólogo del MIT, que estaba simulando con un modelo meteorológico en 1961, se fue a almorzar y a la vuelta se encontró con que se había desatado un ciclón en la computadora: se había equivocado al introducir un dígito insignificante pero capaz de producir tamaño meteoro. Y dijo: el vuelo de una mariposa en California puede provocar un tifón en China.

En la modelización se invierte una cantidad de recursos científicos; junto con la salud es el área que los insume en mayor cuantía. La potencia de los modelos ha ido aumentando al ritmo de la C&T en la segunda parte del siglo XX. Se pueden modelizar situaciones de cualquier tipo: sociales, ambientales, climáticas, comerciales, de gestión, etc. Desde hace algunos años, hay juegos hogareños de computadora que permitan simular distintas cuestiones; por ejemplo, la evolución de una urbanización variando las cargas impositivas

Debido a que estos recursos son muy caros y requieren de saberes y maquinaria de alta sofisticación, no están disponibles para la toma de decisiones cotidianas; pero, como alternativa a limitarse a la intuición para elegir un curso de acción, hay otras herramientas que sí están al alcance de decisores locales y son muy enriquecedoras en todo sentido.

Es lo que se conoce como “identificación, formulación y evaluación de proyectos” de cualquier tipo. Existen cursos de por ejemplo 50 horas que han preparado a muchos cuadros de decisión; pero, lamentablemente, se han frustrado por la falta de recursos para la ejecución de los proyectos o por la improvisación en la ejecución de políticas. Esas herramientas pueden empezar a ser de uso corriente en esta nueva etapa que ya se caracteriza por una disposición de recursos en potencia superior a la capacidad de elaborar los proyectos que den respuesta a las necesidades corrientes. Claro, sobre la base de la existencia de las políticas acordes y condiciones favorables para impulsar proyectos viables.

El método tienen tres etapas que se pueden hacer en forma colectiva: árbol de problemas, árbol de soluciones y matriz de marco lógico. Identificando los problemas, los involucrados y la dotación de recursos disponibles, es posible realizar un trabajo que permite aumentar la eficiencia (uso racional de los recursos), la eficacia (alcanzar el objetivo perseguido) y la efectividad (lograr el impacto buscado); lo que hemos llamado “3E”.

El manejo de estas técnicas permite construir, ejercer y aumentar el poder de realizar no solo cuando se está en el gobierno. Es falaz la idea de que para hacer hay que conquistar primero el gobierno; la experiencia demuestra que no pocas veces cuando se llega no se hace lo que se prometió y es la razón de muchos fracasos que luego cuesta remontar. Es corriente que estar en la oposición, fuera de la función pública, confine al ostracismo y la inacción; a esperar el próximo turno. Por el contrario, hay tantas necesidades como recursos que esperan proyectos desde cualquier lugar de la sociedad. Esta es una situación nueva en la historia del mundo.

3.4. Entropía.

Existe una idea vulgar de la entropía que la asocia al desorden. En ese caso nos vamos a referir a la entropía como “una propiedad de los procesos que mide la cantidad disponibles de opciones realizables o la velocidad con que se van realizando”. En un caso como variable de estado en el otro como variable de cambio. Así por ejemplo, diremos que un bebé que tiene toda una vida por delante, tiene baja entropía porque tiene todo por hacerse; por el contrario, un moribundo tiene alta entropía porque solo le resta morirse, no dispone de otras opciones. En este caso nos referimos a la entropía como variable de estado, una noción estática que mide en cada momento las opciones disponibles.

Existe otra forma de aplicar la noción de entropía. Imaginemos un joven prometedor, lleno de posibilidades, cuya vida disipada hace que queme en forma compulsiva cada una de esas posibilidades en poco tiempo. Está gastando en forma acelerada sus opciones. Diremos en este caso que su crecimiento es altamente entrópico. Imaginemos, por el contrario, otro joven, también con un conjunto de opciones, que va realizando cada una de ellas en forma ordenada, midiendo cada caso para prever sus consecuencias potenciales para finalmente recorrer un proceso de “3E”. Diremos en este caso que el joven recorre un proceso poco entrópico. Es el caso de la entropía como variable de cambio.

La entropía siempre es positiva y su conocimiento –intuitivo porque aún no existe, aplicada a la vida personal o los procesos sociales, una manera de medirla como sí existe en los dominios de la fisicoquímica- permite tener una dimensión de cuál va a ser el comportamiento de los recursos que comprometamos en un proceso y los resultados esperables.

Tomemos el caso de la villa ya mencionada. Esos asentamientos ya tienen alta entropía (falta de opciones) y el desarrollo de su vida se les aumenta aceleradamente (“queman” las pocas opciones que aparecen:). ¿Qué quiere decir? Por un lado, las pocas opciones se traducen en falta de trabajo, de crecimiento, de calidad de vida, etc.; por el otro, cuando se prende una chispa, la deflagración corre como reguero de pólvora porque no existen mecanismos de contención y todo se vive al límite. En esos casos, una política habitual de asignar recursos en lugar de mejorar la disposición de opciones, puede agravar la situación o los recursos no tener los resultados buscados. Por ejemplo, ante la inseguridad, más policía. Las políticas asistenciales, que no se pueden dejar de hacer, no tienen grandes efectos positivos (salvo para la activación del mercado y del comercio a esos niveles porque mantienen un nivel de consumo, que no es poca cosa); por ejemplo, las gallinas que los programas sociales entregan para producir huevos habitualmente terminan en la olla para un puchero familiar, dicho esto sin un atisbo de censura. La concepción clientelar de las políticas sociales hace que la gente se acostumbre a la dádiva más que al esfuerzo para mejorar o resolver su situación en forma autónoma.

3.5. Una misma intervención causa distintos efectos según el contexto

Vamos a definir capital social. Para la ponderación del capital social se considera la sociabilidad de un conjunto humano, y aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y la materialización por parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en estas relaciones sociales. El capital se basa en la confianza y el respecto entre los individuos, las normas que los rigen y las redes que los vinculan El capital social considera los factores de alteridad, lo que acerca a los individuos, y cómo esa convivencia comprometido incrementa las oportunidades para el bienestar de un colectivo través de la acción comunitaria.

Como se puede ver, ambas nociones –capital social y entropía- sin ser lo mismo están vinculadas y tienen de común una imposibilidad: no existe al menos por ahora la manera de medirlas, de darles un valor, salvo a través de la intuición. Por cierto que existe la técnica de los “indicadores”, una técnica vinculada en este caso a la gestión social de difícil formulación pero que permite conocer mucho mejor una dada problemática o situación con el solo hecho de intentarlo aún sabiendo las bajas expectativas en cuanto a los resultados.

Hay un caso interesante: las casas de dos pisos para villeros que hizo la Municipalidad de La Plata a la entrada de la autopista a Buenos Aires. Se pueden ver, amarrados al palenque, los carritos de los cartoneros y sus caballitos pastando al lado. Obviamente la discusión no se puede plantear en los términos de “casas sí o casas no” porque en última instancia como cualquier ciudadano tienen el derecho a verse favorecidos con una dada política estatal de acción social. El problema pasa por otro lado. En primer lugar se debe encarar la opción de “mejorar la calidad de vida” lo cual seguramente dará lugar a otro tipo de proyectos que le generan más satisfacción que aumento del resentimiento: por ejemplo ayudar a crear una opción sustentable de trabajo lo cual puede implicar una reubicación de su residencia. En ese caso puede que se justifique la millonaria inversión en viviendas o no; a lo mejor con un programa de tipo “soluciones habitacionales” se puede llegar con la mejora a más habitantes con su cabeza puesta en el crecimiento personal y familiar. Sin embargo, para una administración como la que concretó esos proyectos, capaz de construir primero el asfalto que la cloaca, es previsible cuales serán la decisión y el motivo principal para tomarla.

En cambio, la misma decisión adoptada en lugar del alto capital social y baja entropía, con mecanismos de participación de uso habitual, los resultados serán totalmente distintos: contribuirá a aumentar las opciones de realización y mejorar el bienestar individual, familiar y social.





















4. Escenarios futuros

Un ejercicio interactivo sobre el futuro del mundo y la Argentina. Modelo para armar que se regenera con el transcurso del relato de la historia.

Lamentablemente no tenemos el futuro en una carpeta; sin embargo, no hay razón para permanecer mudos con respecto a las opciones de ocurrencia. En la Trilateral se dijo que las “aspiraciones (de los países trilaterales) deberían ir más allá de solo enfrentarse con los sucesos futuros a tratar de modelar esos eventos” (en negrita en el original). ¿Cuál es el alcance real de esta pretensión tan enigmática?

En este capítulo vamos a tratar dos cuestiones referidas al futuro: la modelación por medio de la construcción de escenarios virtuales, y el pronóstico. Para ello haremos una breve introducción de cómo las técnicas hoy disponibles en ciertos niveles permiten construir el futuro hasta devenirlo en “un insumo más” para el desarrollo de procesos. Seguidamente, con referencia al pronóstico, respecto a la marcha de los sucesos mundiales y de nuestro hábitat regional (pampa húmeda), realizaremos toda una serie de juegos interactivos donde se combina lo posible, probable, deseable y factible.

Trabajar sobre el futuro produce vértigo; desaparecen los puntos de apoyo a los que estamos acostumbrados. En el primer caso, con respecto a la construcción del futuro, va a surgir en nosotros una resistencia natural, incluso a veces a una explicación técnica, y un descreimiento sobre la posibilidad de manipular el futuro porque ello se choca con un sentimiento arraigado sobre el carácter espontáneo de los sucesos. Sin embargo, con los actos más simples y rutinarios que hacemos a diario –por ejemplo ir a lavarnos los dientes o comprar pastillas en el kiosco-, vemos que existe una programación mental más o menos minuciosa según la importancia o complicación de lo que nos proponemos hacer pero todavía no ha sido hecho: sobre la base de cosas que sabemos, la experiencia y el objetivo propuesto –el escenario deseado- se hace una construcción mental, un modelo, donde se prevén e imaginan en una especie de hoja de ruta los recursos o acciones necesarios para llegar a concretar la idea. Enseguida veremos que todo eso se puede hacer con técnicas que permiten planificar con mayor cantidad de variables que las que puede procesar un individuo obrando en forma casi intuitiva.

Con respecto al pronóstico. Trabajaremos con la ayuda de lo que se denomina “hipótesis deductiva”. Partiendo de una generatriz –en nuestro caso los foros de los setenta- hemos asumido que los consensos de gente que decide en las capas más profundas de la cebolla del poder global, generan tendencias capaces de direccionar asuntos hacia escenarios con probabilidades de realizarse según un juego conflictivo de intereses donde no hay lugar para los empates. No es adivinación ni el resultado de la lectura de una bola de cristal. El pronóstico es un uso particular de los modelos, que luego veremos, que se logra introduciendo en la parte de atrás del modelo, en el sentido del futuro, una cantidad de información definida para ver que resultados nos depara a la salida: por ejemplo, en un modelo dinámico atmosférico, introducir las variables meteorológicas del día (temperatura, presión, velocidad y dirección del viento, composición de los gases del aire, etc.) para que el modelo nos pronostique qué tiempo reinará pasado mañana.

Legítimamente uno se puede preguntar cuál es la utilidad de un pronóstico si podemos saber lo que pasó leyendo el diario de la mañana. La afirmación de lo abstracto tiene la ventaja de poner en tensión una serie de mecanismos inteligentes en el individuo que no se disparan con las actividades rutinarias. El decir “va a pasar tal cosa” compromete al emisor del juicio con algo virtual cuya ocurrencia aún no ha tenido lugar. Predispone a estar atento con el devenir para verificar el acierto o la falla. Establece un juego mental con distintas opciones lo que introduce la noción de complejidad. Interacciona con el entorno en forma sinérgica desarrollando la capacidad de observación y extendiendo el rango de lo observable. Le permite, al comparar para emitir el juicio, manejarse en una porción mayor de proceso hacia adelante y hacia atrás. Desestabiliza por temor al ridículo lo cual trae aparejado un vivificante estado de desestructuración. Mayor compromiso con la realidad presente o futura; sale de lo cotidiano. Asume riesgo al salir del anodino “si, entonces” donde no se abandona lo obvio ni tampoco la cerrazón y la ceguera sobre lo que puede pasar. Los “seguros” en todo caso se ponen a prueba…

La realización compromete. Permite poner a prueba las sensaciones, los supuestos, lo establecido, lo dado, lo admitido, lo indiscutible, las evidencias, los trascendidos… Se aprende más del error que del acierto. Contrasta los marcos teóricos, la percepción que uno tiene de los fenómenos. El pronóstico se evalúa ex-post a la luz de los acontecimientos y permite ajustar un marco teórico. No se puede ejercitar sin una visión integral que tenga en cuenta y establezca las diversas relaciones entre la mayor cantidad de elementos. El pronóstico no se discute, se contrasta; nada se desecha, todo queda en stand by. El disenso es enriquecedor. Y cuanto más diversa sea la percepción, más cantidad de visiones existan, más opciones se ofrecen al proceso de evaluación de resultados. En suma, es un ejercicio que enriqueces la toma de decisiones.

Es una forma distinta de adentrarse en la disyuntiva de si los acontecimientos son aleatorios o determinados; de sacar la problemática del paralizante corsé de lo ideológico para zambullirse en el torbellino de los hechos reales; en observaciones prolongadas, de ver si la historia se construye en base a relaciones causales, es el producto de la espontaneidad… o si caben las bifurcaciones. La vieja discusión einsteniana de si Dios juega o no a los dados, o si la casualidad en una forma de ver los eventos por la ignorancia de la causa que los produce.

4.1. Prospectiva.

Se puede hablar de una ciencia que en la realidad es un conjunto de disciplinas que se unen para generar una técnica que permite construir el futuro. La prospectiva es distinta al pronóstico aunque al utilizar herramientas comunes hace frecuente la confusión sobre ambas nociones. Al igual que la técnica para viajar al espacio no está al alcance del común de los mortales lo que no obsta para saber que existe, sus potencialidades, y un conocimiento de los fundamentos que han dado lugar a uno de los prodigios (suceso extraño que excede para ampliar los límites revelados hasta ese momento por la naturaleza) creados por el hombre en el siglo XX.

Los orígenes de la prospectiva se hunden en el tiempo; la filosofía podrá decirnos sobre oráculos, adivinos, hechiceros y toda la caterva de funciones y depositarios que lucraron con el futuro a través del tiempo. Nosotros partimos de que a mitad del siglo XX un conjunto de disciplinas alcanzan la suficiente madurez como para que su vinculación sinérgica diera lugar a la creación de la prospectiva llamémosla “no intuitiva” o “científica”; se pueden mencionar entre ellas la matemática, la computación y la teoría general de los sistemas. A partir de ahí la ciencia dispone de un conjunto de herramientas que le permite cumplir con una serie de funciones no solo mentalmente sino con ayuda de la máquina.

La teoría general de los sistemas tuvo un enorme impacto en la epistemología al orientar la visión al conjunto separándola de la visión dialéctica del par de elementos contrarios que no permitía una percepción más que analítica al fragmentar la realidad en múltiples pedazos. Por el contrario, el enfoque sistémico derivado lleva (induce) a ver la realidad en su conjunto, con sus elementos y las relaciones (interacciones) que se entablan entre ellos.

Modelo viene de “med” que significa pensar. Con respecto a este tema, se pueden considerar tres tipos de modelos: el mental, el matemático y el computacional. El primero se refiere al reflejo de la realidad en la mente, es decir, la composición de lugar que nos hacemos cuando estamos observando, lo que también establece una relación de causalidad circular que lleva a decir que la “realidad es un constructo” (cuestión filosófico por demás interesante en la cual no nos internaremos porque ya lo hicieron el Obispo Berkeley, Borges, Saer y otros grandes hombres partidarios del idealismo subjetivo).

Están los modelos matemáticos que permiten representar la realidad con ecuaciones matemáticas. La realidad más compleja como por ejemplo representar el conjunto de movimientos necesarios para atar los cordones de los zapatos, afeitar el bigote o pintarse los labios, puede ser desagregada en infinidad de operaciones elementales cada una de las cuales representada por una ecuación de primer grado. Es el principio de la robótica. Un modelo matemático, puede contener millones de ecuaciones.

Por último, los llamados algoritmos permiten traducir las ecuaciones matemáticas al lenguaje de la computadora y dar lugar a modelos computacionales. Estos permiten trabajar con una cantidad de ecuaciones mucho mayor al mismo tiempo y a mayor velocidad que la mente humana lo que no significa un comportamiento sobrenatural porque fue el hombre el que creó el computador y el encargado de manejarlo. Es como el auto, un producto del hombre, que le permite andar más rápido.

Lo que Napoleón con su estado mayor hacía antes de la batalla, que era imaginar los distintos escenarios que se le podían presentar en el terreno, ponderar sus riesgos y las posibilidades de la justa, ahora se puede hacer a máquina. Nace la simulación de escenarios reflejados en modelos con representación matemática y traducidos al lenguaje de la computadora lo que hace posible “ver” cómo varían los futuros según las condiciones de partida para su configuración. ¿Qué es lo que se puede “ver”? Nada más ni nada menos que los distintos escenarios posibles y evaluar los de más probable ocurrencia, para elegir de ellos el que conviene a mis intereses, y ponderar su factibilidad de realización. Todo hecho rápidamente, con mucha mayor imaginación y menos subjetivismo que los que seguramente habrá puesto en juego Napoleón.

Alrededor de 1970 algunas universidades norteamericanas ponían a punto herramientas científicas y tecnológicas para abordar el futuro en una escala y condiciones distintas a como se lo había hecho hasta ese momento. Hay que tener en cuenta que se vivía el envión de la llegada del hombre a la luna lo que había sido posible por la disponibilidad de una cantidad muy grande de recursos y un ambiente de euforia favorable a la generación de conocimientos, lo que se traducía en un estado de ánimo de gran disposición hacia la innovación por parte de los investigadores. Un hito fundamental fue la publicación de los trabajos de Jay Forrester “La dinámica mundial” una herramienta que permitía la formulación de modelos por primera vez a escala mundial.

La publicación de Forrester abrió una situación de nuevo tipo: los modelos podían alcanzar un porte tal que fueran capaces de describir sistemas de alcance mundial. El primer modelo de gran difusión fue el de Denis Meadows (discípulo de Forrester en el MIT) que ponía en evidencia que el uso indiscriminado de los principales recursos de la tierra podía poner en peligro la subsistencia del hombre de no corregirse a tiempo el despilfarro. Ese trabajo titulado “los límites del crecimiento” fue más conocido como “Informe del Club de Roma”. A partir de ese momento todos los recursos del planeta podían ser trabajados a ese nivel: petróleo, alimentos, bosques, clima, población, comercio. Es una de las claves científicas que hacen posible concebir la globalización como un hecho unitario y consistente capaz de ser gestionado en su conjunto y no como suma de partes. Se daban las condiciones por primera vez en la historia de la humanidad de dar nacimiento al “mundo uno” lo que no tardaría en llegar con la caída del muro en 1989.
Se presume que una cantidad muy grande de recursos deben estar destinados a la elaboración de modelos de diverso tipo. Todo aspecto de la vida en la biosfera puede ser modelizado. Así se “fotografían” hechos vinculados a lo social, económico, político, cultural, ambiental; del comportamiento de distintas variables como pueden ser la precarización del transporte en Moscú, el avance de los desiertos en Arabia, el crecimiento demográfico entre la población magrebí de Francia, el acatamiento a las normas de urbanidad de la población villera de San Isidro, las prácticas deportivas de los médicos municipales en Nueva York, el consumo juvenil de drogas en Estocolmo; en suma, no hay límites, salvo el tiempo y la disponibilidad de capacidad intelectual para confeccionarlos. Así, toda información generada y/o recogida puede ser traducida a modelos: encuestas, investigaciones periodísticas, labor de campo en las áreas sociales, los resultados de las cajas registradoras de los hipermercados, las bases de datos de las prepagas (tarjetas de crédito, seguros, bancos, etc.), trabajos académicos, reportajes, notas, etc.; es decir, toda la información que por diversas razones puede ser de interés en algún lugar y momento.

Imaginemos que un ejecutivo de una organización debe decidir qué hacer. El campo de variables se amplía; la mente se ve sometida a un desafío que pone a prueba su destreza para concebir la amplitud con que es capaz de imaginar una situación de mayor complejidad. Sabemos que hay decisores de distinto tipo lo que se refleja en la calidad de sus decisiones. Con estas nuevas herramientas, el rol de los decisores ha cambiado. En materia de grandes movimientos estratégicos, la disponibilidad de modelos y la simulación hace pensar que los decisores se limiten a su función específica: elegir sobre una cantidad de opciones (que son elaboradas medios más técnicos y menos políticos) aquellas que son más convenientes a los intereses que representan; se limitan a poner en el microonda lo que ya está pre cocido.

Elaborar un modelo y simular su funcionamiento hoy se hace en un laboratorio por técnicos especializados; puede ser también la tesis de grado de un doctorado en alguna ciencia afín al tema en cuestión; también se puede construir a partir de las conclusiones organizadas de una actividad en la que participan diversos actores para elaborar un plan estratégico. Las posibilidades son muchas pero lo que sí se puede imaginar es que cuando el proceso decisorio llega a su instancia final, el mismo se realiza entre una determinada cantidad de opciones que han sido ampliamente desarrolladas en todas sus implicancias de materialización (puesta en marcha, implementación, funcionamiento y gestión, resultados, etc.)

Hemos visto que un modelo puede ser sometido a variaciones alterando el comportamiento relativo de sus componentes. Según sean los condicionamientos de origen el juego permite ver el modelo en distintas situaciones: cada una de las representaciones es una muestra de los escenarios posibles. Después de evaluar las distintas alternativas, llego a la conclusión de que uno de esos escenarios me va a convenir y, entonces, será el elegido porque responde a mis intereses. El paso siguiente es hacerlo realidad.

Lo que hemos visto como un ejercicio de simulación de opciones, es un proceso que se hace de atrás para adelante, del presente al futuro. Al igual que un camino también puede ser recorrido en sentido inverso: el escenario futuro elegido puede ser rebatido desde el futuro hacia el presente, de adelante para atrás, y de esa manera constituir lo que se denomina un modelo operativo, es decir, el recorrido que hay que seguir nuevamente de atrás para adelante pero esta vez detrás de un objetivo ya definido.

El modelo operativo obra de carta de navegación para conducirnos ante las distintas alternativas que se nos vayan presentando en el camino hacia el objetivo propuesto. Un intríngulis conceptual es el siguiente: ¿las “distintas alternativas” que nos encontramos en el camino y que actúan de condicionantes para arribar a la meta deseada, son obstáculos que se presentan ante nosotros frente a los cuales solo tenemos la ventaja de la anticipación o, por el contrario, el camino de ida hacia el futuro es como una autopista bien señalizada?

Los modelos son tan pormenorizados que permiten prever: cuál es el trazado del camino que me permite llegar al lugar deseado. Además, como son modelos abiertos, cuando aparece un imprevisto el modelo no hace más que incorporarlo y reconfigurarse para encarar las nuevas circunstancias en forma adecuada. De todos modos hay que considerar que el imprevisto en una alternativa posible pero en la práctica altamente improbable; ello por dos razones: son caminos diseñados (trazados a voluntad), y los modelos, al poder contemplar millones de elementos, solo mostrarán limitaciones en un momento dado por la imaginación y el conocimiento, situación de gran dinamismo por velocidad de generación de conocimientos que se opera hoy. En resumen: el proceso se construye como las vías de un tren para llegar a destino.

En la disponibilidad y el uso de estas herramientas metodológicas radica la diferencia fundamental entre hacer lo que siempre se hizo: enfrentar el porvenir (aún dotado de los pronósticos más potentes) o, como comienza a ser posible a partir de ahora, directamente construir el futuro para alcanzar sus etapas de cada momento, cambiantes como la línea del horizonte cuando se está en movimiento.

La crisis del petróleo en 1974 no podría haber sido gestionada sin la asistencia de estas herramientas. Sucedió así: de un día para el otro aumentó el precio del barril de crudo casi tres veces. Las consecuencias fueron muy extendidas en el tiempo y el espacio. Se generó una gran liquidez en el sistema financiero internacional. Los recursos generados fueron a parar a los países desarrollados para que los jeques compraran grandes empresas (por ejemplo Mercedes Benz) y a países como el nuestro para financiar la compra de bienes y servicios de dudosa utilidad. En síntesis el proceso tuvo para nosotros las siguientes características: 1) la plata nunca llegó; 2) los bienes y servicios fueron armas, estadios, etc.; 3) el país se endeudó y quedó condicionado; 4) se fueron pagando los intereses (llamados “servicios”) de manera que la deuda fue saldada más de una vez sin achicar el capital el que, por el contrario, se fue incrementando al tener que recurrir al financiamiento internacional para pagar sus servicios; 5) a su vez los poseedores locales de divisas fueron favorecidos con la nacionalización de sus deudas (Cavallo) y en retribución sacaron fondos al exterior atraídos por las altas tasas de interés en similar cuantía a la deuda nacional y que en los hechos han obrado hasta hoy de una especie de garantía nacional.

Sin embargo, paradojalmente, los efectos más devastadores fueron en los países desarrollados; el aumento del crudo hizo que quedara en el camino toda la industria tecnológicamente obsoleta que se financiaba con energía barata y que se volvía disfuncional a la luz de los adelantos C&T con la llegada a la luna. Fue el momento de las grandes reconversiones industriales, de la caída de imperios completos y del desarrollo impetuoso del capitalismo transnacionalizado. Hubo una reconversión del paradigma energético sobre la base de dos supuestos: 1) se tornaba crecientemente disfuncional traer el crudo de Arabia y se activan pozos en el norte de Europa y en golfo de México; 2) el petróleo perdía el valor estratégico que había tenido hasta ese momento por el surgimiento de otras alternativas, lo cual no implicaba que perdiera valor comercial ni que su explotación en el mundo se discontinuara. Así, con la crisis, las “7 hermanas” petroleras hicieron un pingüe negocio; el sistema bancario también. Algunos jeques juntaron mucho dinero el que fue prontamente dilapidado en lujos personales o proyectos nacionales sin ton ni son por lo cual la mayor parte de los recursos generados retornaba a los países centrales comprometidos en todo tipo de consultorías y contratos.

De la crisis de 1974 hay una versión poco creíble: los jeques un día se reunieron para decidir cómo aumentar sus beneficios sobre el petróleo; es desconocer la historia de la formación de los estados del medio oriente luego de la caída del imperio otomano. La crisis del ´74 debe ser considerada como un abrupto estímulo del sistema capitalista sobre sí mismo para proceder a la rápida modernización de todo el sistema productivo mundial. Para países como el nuestro –y unas tres decenas que conforman los países de desarrollo medio más endeudados en el mundo- significó, aparte de todos los negocios involucrados y movimientos de capitales, un collar de melones del cual nunca se pudo salir hasta ahora y que sigue determinando el tipo y momento en que los procesos de modernización se ponen en marcha así como su ritmo. Por ello suena mal ufanarse y ver como un gran logro pagar el saldo remanente de la deuda con el FMI en el momento menos adecuado.

Sin embargo, hay que decir que no tiene la misma importancia los negocios puntuales que la dependencia estratégica. Los dineros vienen y van, las deudas se han cobrado más de una vez por la vía del pago de intereses, el capital se puede condonar, y la fugacidad revertirse, sobre todo ahora que están en la mira los paraísos fiscales. Por ello, lo importante es el collar. O si se quiere –desde una visión más fatalista- que nuestros países se desarrollen en el sentido de generar más riquezas –insumos o bienes y servicios que ahora tienen mas valor en lugar de los que se producían en el pasado y que se han devaluado- para que la plusvalía global se incremente. Por eso, en última instancias, volverán los capitales fugados más temprano que tarde para condicionar y promover el desarrollo productivo del país en la dirección del rol que nos toca jugar en la nueva división internacional del trabajo.

Hace unos años una nota dio cuenta de la puesta en marcha de una súper computadora en Japón con las siguientes características que la hacen la más potente en la actualidad: ensambla 640 nodos compuestos a su vez por 5104 procesadores, ocupa el lugar de 4 canchas de tenis y alcanza una velocidad de procesamiento de 35,6 billones de operaciones matemáticas por segundo (la más grande de las anteriores alcanzaba solo 7 billones de operaciones por segundo). Está destinada principalmente a analizar los cambios climáticos (calentamiento global, patrones meteorológicos, terremotos, etc.) por medio de la modelación climática y la simulación informática. Dice “la simulación por computadora se convirtió en una herramienta estándar tanto en la ciencia como en el diseño moderno de productos, que van desde drogas hasta bicicletas. Las computadoras que son mas poderosas permiten hacer simulaciones más precisas y reducir costos...el proyecto de simulación terrestre está destinado a crear una “Tierra virtual” en la supercomputadora de NEC para mostrar cómo será el mundo bajo determinadas condiciones climáticas mediante una simulación numérica avanzada. El sistema está destinado a convertirse en una plataforma de investigación para equipos de investigadores internacionales” (Clarín, 23/04/02, pág. 34)

El desenvolvimiento de los sistemas ligados a temas como población, energéticos, bosques, comercio internacional, alimentos, clima, agua potable, mar, migraciones, etc. pueden estar sujetos a un cronograma de resultados totalmente determinados que nos permita saber el estado de situación de cada uno de ellos en un momento y lugar determinados; por ejemplo, los cambios que se van a producir en los paradigmas productivos por región, el uso y la incentivación de ventajas comparativas y competitivas, etc.

No hay razón salvo las disponibilidades en cada momento de recursos y capacidad científica (los que se incrementan continuamente) para que se deje de tomar algún tema si por el mismo existe un interés concreto. Y si no se lo tomó hasta hoy con seguridad se lo hará pronto: la ambición del conocimiento no se detiene… felizmente.

4.2. Pronósticos.

Vamos a trabajar con escenarios a dos niveles: global y local, referidos estos últimos especialmente a nuestro hábitat de la pampa húmeda.

La crisis va a continuar por unos años. En un trabajo anterior a este hablamos de “alistamiento” para la globalización por abajo; un periodo por lo menos hasta fines del 2012 para sacar la globalización del nivel macro en que se ha venido desenvolviendo hasta ahora principalmente y facilitar su accionar a los niveles más bajos. Eso no quiere decir que ya el año que viene algunas economías muestren signos de recuperación, incluso modestos índices positivos de crecimiento. Pero no se debe obviar el hecho de que la crisis económica y financiera es una herramienta formidable de transformación; no se la va a desaprovechar porque lo que aquí está juego es un cambio epocal, una mutación de eras, una puesta en tela de juicio del conjunto del hábitat terrestre.

Pero salir de la crisis no depende solo del crecimiento. Aunque existe una predisposición a ver lo económico y financiero como su referencia –como la fiebre en un enfermo es su manifestación más epidérmica-, el mundo se dirige estratégicamente a un cambio profundo de tipo geopolítico, es decir, vinculado directamente con una visión multidireccional del territorio. Donde la crisis va a pegar más fuerte –como ocurrió en los setenta cuando la estructura económicosocial se dio vuelta como un guante, como hemos visto en el módulo 3- será en los EEUU.

Pero la crisis no se detendrá ahí. Aunque no tengan la repercusión de la caída de la Chrysler, los cambios en el resto de los países del mundo serán de esa significación. En perspectiva, se está poniendo el foco en las cuestiones geopolíticas, aspectos territoriales y de configuración institucional, producto de la evolución del proyecto globalizador. La tan mentada “unipolaridad” en el concierto de las naciones del mundo, dará lugar transitoriamente a una configuración global marcada por la multipolaridad, la acentuación del cuestionamiento al estado nación, el incremento del regionalismo, y profundas transformaciones socio productivas al interior de los territorios.

En el caso americano, por la fuerza innovativa de sus territorios, las crisis han sido de mayor efecto pero a la larga han jugado como factores de regeneración. Por los setenta, el vaciamiento y la desactivación de eslabones enteros de su sistema productivo en todos sus niveles –trasladadas a China por esa ley no formulada de la globalización según la cual “se produce una centrifugación continua de la producción (la que es de menor valor agregado con respecto a otra que ya ha sido desarrollada) desde territorios de mayor a los de menor potencial de innovación”- liberó al mercado y puso en disponibilidad científicos y tecnólogos, mano de obra calificada y aptitud empresarial que fueron reorientados a fortalecer sectores productivos de punta que desde el territorio americano hoy pueden mostrar una posición de preeminencia. Pero ese proceso industrial de constante renovación, que caracteriza a los EEUU como el territorio de innovación de mayor potencial, se hace sobre otras bases de las tradicionales. A nadie se le ocurriría hoy comparar empresas nuevas como Microsoft, Intel o Google con otras de sus empresas emblemáticas.

El tema de los sacrificios que se verá obligado a realizar el sistema económico social de los EEUU muestra algunas connotaciones que son interesantes incluso para los argentinos: ¿qué conviene más, los salvatajes a empresas gigantescas como la General Motors para preservar miles de puestos de trabajo aún a costa de una incesante pérdida de posición en el mercado o, por el contrario, dejarla caer para que EEUU pueda producir competitivamente los coches del futuro? Parece ser que a Obama no le tiembla el pulso. EEUU ser irá desprendiendo de los lastres inherentes a medios de producción pertenecientes al paradigma del petróleo barato para ingresar raudamente a la producción verde. Nuevos Microsoft y Google y toda una generación de industrias no contaminantes irá surgiendo como hongos y EEUU de nuevo saldrá ganando. Por ello, no se trata ya de preguntar cuándo va a salir de la crisis los EEUU sino cómo van a salir posicionados.

La transformación de las automotrices de Detroit es el fin del capitalismo emblemático. Luego de la reconversión de los ’70 comentada más arriba, es un golpe de karate a la concepción más clásica del capitalismo americano. “No es una opción” dejarlas caer había dicho el presidente electo, pero deberán reconvertirse para fabricar coches más chicos y menos gastadores. Con los días se fue demostrando que en lo que está en juego no es un problema financiero circunstancial de las grandes empresas. La consigna implicaba una pulsión transformante difícil de calibrar en ese momento aunque sí intuir y que ahora se pone en evidencia con el reciente discurso de Obama en la Universidad de Georgetown: se producirán impactos en el empleo, la calificación de recursos humanos, la especialización en modelos de autos, centrifugación productiva; en resumen, una serie de consecuencias inéditas dadas en el país capitalista más avanzado. Empero, como se ha dicho más arriba, a partir de su potencial de innovación, los territorios americanos afectados, a la larga se verán favorecidos con nuevos paradigmas productivos que los mantenga en la cresta de la ola modernizadora.

En su dimensión global, los sucesivos escenarios de la crisis se irán abriendo como las pestañas de Internet según una agenda que no puede obviar temas como pobreza / alimentos, comercio / proteccionismo, cambio climático / mercado de bonos de carbono, contaminación / energías renovables, junto a diversos temas más locales como crisis del estado-nación / gobernabilidad / regionalizaciones / desarrollo local, equilibrios demográficos (relocalizaciones poblacionales y migraciones), hasta llegar al tema de la institucionalización de un gobierno mundial, y toda una serie de temas que hoy no aparecen prioritarios pero que irán cobrando creciente protagonismo a medida que los que son urgentes se vayan poniendo en marcha: manejo sustentable de los océanos, conectividad terrestre de alta velocidad para el transporte de personas y bienes, amplia gama de recursos naturales, biodiversidad, armamentos remanentes, espacio, etc. El más abarcativo de todos los temas de agenda, porque actúa sobre la biosfera, es el cambio climático. Los menos de cuatro años que faltan para finalizar el proceso abierto en Kyoto con la firma del Protocolo en 1997, serán los años de alistamiento para comenzar a recorrer el camino de la globalización por abajo y hacer realidad opciones que hoy se abren aunque un tanto difusas, como detrás de un vidrio empañado. El cumplimiento del protocolo de Kyoto (y su sucesor) es la “negociación batuta” que marcará sincrónicamente el ritmo de las demás. El primero de esos escenarios fue el levantado en Washington por el G-20 el último 15 de noviembre y que tuvo su hito fundacional en la reciente Cumbre de Londres como hemos visto en el módulo 1.

El otro gran tema de este año es el referido al cambio climático. Recientemente en Bruselas se realizó la histórica reunión de la Unión Europeo donde se acuerda el “5x20”: para el 2020, reducir 20% las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de 1990, usar 20% de energías renovables y disminuir el consumo energético en un 20%. La reunión se hizo paralela a la 14 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP 14) en Polonia. A partir de 2013, cuando finaliza el Protocolo de Kyoto, las empresas europeas deberán ingresar plenamente en el mercado de bonos de carbono lo que tiene fuertes implicancias en países emergentes y en desarrollo. Al mismo tiempo, Obama ha adoptado un fuerte protagonismo en la materia, como era de esperar, porque EEUU es el más interesado por los negocios gigantescos que acarrea la reconversión en contra de lo que ha venido aparentando hasta ahora con los intereses petroleros que representaba el gobierno de Bush. Toda la movida del cambio climático tendrá su hito fundamental en la COP 15 que se realizará en Copenhague a fin de este año para establecer las normas que regirán en la materia a la finalización del Protocolo de Kyoto en 2012. Es la segunda pestaña que se activa en la agenda de la crisis.

4.3. Pautas para ingresar en el futuro cercano.

Cualesquiera que sean las razones por las cuales se haya desencadenada la crisis en Wall Street, sus efectos:

  • Alcanzarán a todos los países
  • No se dejarán ver de igual manera en cada país; los cambios en algunos sectores de la actividad serán mayores que en otros
  • Durarán más de lo que se piensa y predice, por lo menos un lustro
  • No solo ni principalmente serán económicos y financieros; serán ecosistémicos y de reconfiguración territorial

La crónica diaria nos muestra la febrilidad con que se está actuando en todo el mundo para tomar medidas que atenúen los impactos de la crisis. Lo mismo está pasando en nuestro país luego de un primer momento en que el gobierno creyó que la crisis no nos alcanzaría.

Se puede conjeturar que no se dejará pasar la oportunidad de aprovechar la crisis (parte del pictograma chino que está en la portada) para producir una serie de transformaciones al interior de los países derivadas de la madurez que va alcanzando el proceso de globalización. La crisis genera inestabilidad, incertidumbre, solivianta el cuerpo social; es la condición más favorable para producir estados alterados de proclividad o predisposición profundas en poco tiempo. Por eso, esa situación de cambio hace previsible que la crisis continúe por el tiempo necesario para facilitar la instalación la globalización a todos los niveles.
Aunque la solución de muchos de esos problemas llevará décadas, su instalación es pronta, la tendencia está clara y los escenarios finales no serán abiertos como a veces se piensa. Hay dos situaciones que por sus características permiten resumir el proceso que se está abriendo en estos días. Por su significado y la trascendencia que irán teniendo en la comunicación pública, llegarán a tener un carácter metafórico que sin detrimento del trastorno global que se está produciendo, la marcha de esos procesos nos irán dando la pauta de cómo va evolucionando la crisis. La primera de las metáforas da lugar a la siguiente tesis.

El mundo que viene en lo inmediato y en su parte visible debe ser entendido en clave africana; no tanto por el volumen de las transacciones o la cooperación en que pueda estar involucrado el continente negro –compatibles con la lógica y el porte de los escenarios- sino por la proyección de significados de la ayuda: desarrollar –no solo “hacer crecer”- a África (Haití en nuestro continente) significa ante los ojos del mundo que la globalización ha comenzado a tomar forma por abajo; un proceso cuya puesta en marcha puede tardar unos años pero cuyos resultados signarán las próximas décadas; sin prisa pero sin pausa; con idas y venidas, pero en forma sostenida e irreversible, como cuando se suelta una pluma y cae sometida a la gravedad.

Una lectura de los materiales citados de los ’70 y su evolución posterior muestra que este procedimiento de largo plazo no tiene nada que ver con la generosidad sino como el más puro autointerés de tipo capitalista. Ya Mitterrand lo dijo en 1989: “necesitamos 2000 millones de nuevos consumidores”. Hoy se puede producir cualquier bien o servicios en cantidades ilimitadas; se ha salido del reino de la escasez; “solo” falta organizar la logística para que la producción pueda llegar a los consumidores potenciales para que el sistema funcione a pleno. Por cierto este difícil proceso llevará décadas + sangre, sudor y lágrimas.

La asistencia al África adquirirá un carácter hasta se podría decir de urgencia y cercanía. Ya los medios han mostrado la relación del triunfo de Obama con el apoyo de sus parientes de la aldea de Nyangoma-Kogelo, Kenia, a través de una conferencia de prensa dada en una mesa apoyada en el piso de tierra del patio de la casa familiar. Todo un símbolo. En la cooperación –de nuevo tipo por las características de las intervenciones involucradas- no sólo intervendrá EEUU; también jugarán un importante rol Cuba, Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina, por el Atlántico; cuanto menos India y China por el Índico. Un juego de pinzas que tendrá a Sudáfrica como bisagra, en todo lo referido a la parte subsahariana. Y a Maradona como unos de las principales articulaciones simbólicasxii junto a otras figuras del espectáculo.

4.4. En el mediano y largo plazo.

Cuando se habla de “alistamiento” se está pensando en un lustro en que si bien la agenda se irá desplegando en forma sucesiva los distintos escenarios de negociación quedaran abiertos por décadas, y terminarán evolucionando en forma simultánea como en una sesión de teatro con tarimas circulares donde se pueda participar al mismo tiempo de distintas funciones. Esta afirmación no se apoya en valores; no tiene nada de optimista ni de pesimista. Es una lógica de cambio irremediable, con todas las oportunidades y riesgos que entraña un rumbo mutacional.

Los procesos más tangibles en el mediano plazo serán en definitiva el avance inexorable de las reconfiguraciones territoriales. No es posible imaginar para siempre un mundo de naciones: según los preceptos globales los estado-naciones ya cumplieron su ciclo con 200 años de vida. Europa ya está casi regionalizada (véase: www.crpm.org). En EEUU es una novedad la forma de ver el territorio desde la Reserva Federal (véase www.federalreserve.gov/otherfrb.htm)xiii. No hay país que pueda soslayar ese destino fatal. De lo que se desprende que hablar sobre las naciones en el futuro sin tener en cuenta esa pulsión reconfigurante habrá sido como si en los ‘70 un/a mecanógrafo/a imaginara el futuro de su oficio sin tener en cuenta los procesadores de texto.

Esto vale especialmente para China en la que no pocos comunicadores ven la potencia dominante del futuro. Es como una metáfora el ejemplo de la fabricación y el comercio de las muñecas Barbie. Estas muñecas diseñadas por la empresa matriz norteamericana de Mattel, se venden a 10 dólares en el mercado estadounidense. La producción se lleva a cabo en países con mano de obra barata como China. De toda la cadena de valor, solamente 35 centavos y 65 centavos de dólar corresponden a la mano de obra y a la tela china, respectivamente; o sea el 10% que para China puede ser suficiente pero que, al mismo tiempo, es indicativo de las condiciones en que se celebraron los acuerdos entre Nixon y Mao en 1974. ¿Hay alguna razón para pensar que ese rango de participación china en la cadena de valor va a cambiar en algún momento siendo que los acuerdos de ese entonces se establecieron sobre esas bases? ‘Si el poder no nace del fusil, a diferencia de lo que sostenía Mao, por qué vamos a pensar que nacerá del PBI..? De toda forma, cuando el PBI chino alcance la cima, el proceso de regionalización habrá confinado a ese gran país al podio de los símbolos como lo es ahora su muralla. Mientras tanto la suma de las economías nacionales irán siendo una parte cada vez menor de la economía transnacional, la que embolsa el grueso del valor de la Barbie cuyo destino es el de los paraísos fiscales luego de descontar la parte que queda en los países, en este caso en territorio chino y americano. La economía transnacional, cuya magnitud es difícil saber pero no de intuir, se desenvuelve en el cíber como internet, y no está sometida a ningún control nacional ni figura en ningún registro. Es decir, no es parte de la realidad (!?). No obstante, y por algo será, el de los paraísos fiscales (tax haven) es una de las preocupaciones centrales en la reciente cumbre del G-20 y nueva fuente de conflicto entre nuestro país y el Uruguay.

Transitoriamente se irán conformando una diversidad de agrupamientos teniendo en cuenta distinto tipo de afinidades en la búsqueda de mejores posiciones globales. Así, convivirán diversas configuraciones y los países podrán ser parte de más de una de ellas. Por caso, nuestro país puede pertenecer al Mercosur, Unasur, el ALCA y otras formas de agrupamiento. Todo es transitorio y dinámico. Por lo pronto, de inmediato se han comenzado a normalizar conflictos regionales algunos de larga data. En nuestra región Obama avanzó con el tema del bloqueo a Cuba, se ha dado cierre al tema de los límites derivados de la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Seguramente muy pronto se pondrá sobre el tapete las desgraciadas consecuencias de la guerra del Pacífico entre Bolivia, Perú y Chile. Asimismo, otro hecho es que se comienza a administrar con mayor racionalidad los recursos destinados al manejo de las cuestiones regionales, evitando la superposición de esfuerzos. Por ejemplo, se registró recientemente una convergencia en Brasil de cuatro agrupamientos: Mercosur, grupo de Río, Unasur y América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo; los representantes de los países –cambiando de bonetes según la oportunidad- desarrollaron en Salvador de Bahía cuatro reuniones cumbres sucesivas a lo largo de dos días. Así va siendo en otras regiones. Sin embargo, los procesos más sustentables y trascendentes serán aquellos que tengan dimensión local y microrregional que es como finalmente se va a organizar el territorio en cada caso para alcanzar masa crítica; todo regido por una función estatal a nivel mundial (no estructurada) con las modernas formas de gestión que posibilitan las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Mientras tanto, es oportuno hacer algunas reflexiones sobre los paradigmas socio económicos y productivos que pueden ir cobrando mayor fuerza en lo sucesivo, cuando el mundo comience a despegar de la crisis destructora / transformadora, luego del lapso temporal que hemos llamado de alistamiento.

Hemos vivido treinta años de transformaciones macroeconómicas donde las teorías (paradigmas) dominantes no consideran de ningún modo los aspectos micro de la vida social, aquellos que afectan en forma directa a las personas, las familias y las barriadas. Son innumerables los ejemplos de gestión gubernamental (como en los noventa en la Argentina) en el marco de acciones a nivel mundial (apoyada en consensos como el de Washington), que han producido transformaciones básicamente de destrucción (“creadora” según el eufemismo de Porter) de las formas tradicionales de gestión, estructuración de la sociedad y del estado: privatizaciones, aperturas de las economías (o mayores protecciones aunque también transitorias), desregulaciones, descentralizaciones, etc. La parafernalia de medidas ha dado lugar a un debilitamiento ostensible de la estructura estatal tradicional al nivel de la nación, consecuente con una cuestionamiento de tipo epocal que aduce –por cierto con bastante justicia- que el estado-nación ha quedado fuera de escala por ser demasiado grandes para los problemas de la gente (hoy revelados hasta la obscenidad por los medios) y demasiado pequeño para terciar con alguna expectativa en la negociación internacional.

De aquí en más el foco de la gestión se traslada más a la base, en los lugares donde las variables decisivas no pueden resolverse a nivel macro. ¿Cuáles son esas variables? Algunas son las siguientes: Mercado, competencia, equidad, protección, inclusión, regulación, función estatal, consumo, etc. La combinación de esas variables puede dar lugar a distintas fórmulas pero hay una cosa clara: comenzar a resolver esas ecuaciones requiere de un tipo distinto de gestión aún desconocida con nuevos actores que no van a ser los tradicionales.

La noción de mercado es clave. Es la forma de organización social y productiva que permite poner en movimientos las mejores cualidades de las personas y hacerlas crecer personal y socialmente. Implica asumir riesgos, plantearse desafíos, que la persona se sienta plena con los logros y aporte al bienestar común esos sentimientos de autoestima y satisfacción. Es la organización que permita poner en evidencia lo ineficiente y evitar el macaneo y la hipocresía.

Naturalmente tiene que existir la equidad entre los más dotados y los que quedan fuera de la competencia. La distribución de la riqueza (que no son bolsones de comida ni planes sociales a los que sin embargo se debe apelar transitoriamente toda vez que sea necesario) debe entenderse como poner al alcance de todo ciudadano las mejores opciones para su crecimiento personal y familiar.

Hay una acción de regulación estatal que es insoslayable (todo sistema se autorregula pero por medio de la destrucción o la parálisis, lo que es inaceptable cuando hay personas involucradas). Sin embargo, el estado debe desestructurarse progresivamente para que pueda cumplir sus funciones en muchas mejores condiciones con la ayuda de las nuevas tecnologías de la gestión y las comunicaciones. El tema de la reinclusión social por medio del trabajo productivo, y la protección para los más débiles, debe ser motivo de políticas estatales que el mercado por sí mismo no puede resolver. El tema del consumo racional tiene que ver con el bienestar de las familias y el funcionamiento del sistema productivo.

En síntesis: se marcha a un sistema mundial en el largo plazo con la organización del capitalismo –mercado- y los valores del progresismo –equidad y solidaridad-sustentada en configuraciones regionales y locales

Esos son los valores que se pueden detectar en lecturas atentas de trabajos formulados sobre todo en las décadas de los sesenta y setenta y que, como hemos visto, hoy están siendo tenidos en cuenta a partir de que han formado opinión en la élites del poder.

4.5. ¿Y en nuestro país?

La famosa frase de Helio Jaguaribexiv -a quien reiteradamente se le escamotea la autoría- que habla del “éxito fatal” de la Argentina, ha dado lugar a tantas mofas que se ha impedido reflexionar sobre sus significados. La cosa es más compleja… y riesgosa.

Efectivamente, Argentina está ingresando en estos tiempos en su segundo ciclo largo de crecimiento luego del primero, agro exportador, atribuido en sus grandes líneas al papel rector de la generación del ’80. Ese modelo, que duró algo más de setenta años, desde 1860 hasta la década del treinta del siglo pasado, tuvo su fase de alistamiento ya desde los años ’20 del siglo XIX coincidente con los desórdenes institucionales que precedieron la llegada de Rosas a la gobernación de Buenos Aires.

En el momento de mayor enfrentamiento de Buenos Aires con las potencias coloniales dominantes –los años ’30 y ’40 del siglo XIX- se producían dos fenómenos complementarios: 1) a través de una inmigración incipiente pero calificada, una incesante penetración de oficios, tecnologías sencillas, genética animal y acciones de conocimiento del territorio, que fueron la base para la modernización que se daría luego, 2) un progresivo desgaste de los sectores sociales que conformaban restos de la dominación española.

A partir de Pavón y la presidencia de Mitre, se sucedieron setenta años de crecimiento –también con idas y venidas- pero que ubicaron a la Argentina entre las naciones de mayor consideración en el mundo. Pero ese éxito carecía de bases sólidas. Cuando cambiaron las condiciones externas que le daban sustento y sentido la Argentina entró en una espiral de disgregación de la que aún no hemos logrado salir.

La culminación de un modelo considerado exitoso fue el inicio de una decadencia irreversible. Paro no pocos formadores de opinión –y la propia historia oficial- consideran este ciclo de crecimiento como un logro sin contradicciones. Pero no es lo mismo crecimiento que desarrollo económico. Y esa es la enseñanza que no nos debe llevar a tropezar con la misma piedra.

Argentina a partir de ahora va a crecer de la manera que lo hizo en el siglo XIX. Sencillamente porque la nueva división internacional del trabajo requiere de insumos que nuestro país puede proveer con ventajas derivadas de su potencial productivo, especialización, recursos y escasa población. Sin embargo, el desafío es el desarrollo en todos los sentidos.

La Argentina tiene que comenzar a resolver un problema que le llevará décadas culminar: el del conurbano bonaerense, su crítico problema estructural como lo es las automotrices para Obama. El cambio de tendencia presupone políticas activas y claramente explicitadas de desarrollo territorial para dar salida a los desequilibrios de las cargas demográficas que hoy oprimen a nuestro país y dan sustento a su perverso sistema político.

Se deben desatar procesos de regionalización a todo nivel, en especial subregionales transfronterizas, para ir suplantando progresivamente los caprichosos diseños decimonónicos de nuestros estado-naciones, por configuraciones ecosistémicas que respeten el conjunto de identidades que fueron tronchadas oportunamente.

Si con autonomía e inteligencia se ponen en marcha esos procesos democráticos de desarrollo económico y social, el resto caerá por gravedad, atraído por las pulsiones globalizadoras que están afectando creciente e inexorablemente a nuestra región.








1merece tratamiento especial la cuestión de los riesgos derivados de la abundancia que si bien no son los mismos que los de la escasez –no es lo mismo no tener que tener y no repartirlo o hacerlo inequitativamente-, trae aparejado otros riesgos como el consumismo tan alienante de la libertad individual como la falta de opciones de satisfacción.
2 el apellido del informante mencionado en primer término se utiliza en el texto para indicar el informe del cual provienen las citas.

3 En 1977 por primera vez la cantidad de proteínas que se produce en el mundo alcanza para una alimentación suficiente de toda la humanidad; está demás aclarar que el reparto todavía sigue siendo una asignatura pendiente pero no es lo mismo tener y no repartir que no tener para hacerlo. Ya se calculaba que la capacidad instalada mundial alcanzaba para producir el doble de una demanda potencial de bienes y servicios
4 Hofstadter, Douglas. Gödel, Escher y Bach, Un eterno y grácil bucle. Editorial Tusquets. Barcelona, 1987. Ver una amena reseña en http://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%B6del,_Escher,_Bach
5 Trabajar cada uno de dos maneras: la controversia (pensamiento, discurso y acción) y la acción autónoma, autoorganizante.

i La Nación, 09 04 19, pág. 2

ii Giovanni Sartori. Una debacle muy fácil de prever. Corriere della Sera. Publicado en edición impresa  de La Nación, 08 10 17.

iii La Nación, 09 04 19, pág. 25

iv la reunión del 15 de noviembre de 2008 puso en evidencia el descontento de España por su exclusión y la extrañeza y hasta el fastidio de algún columnista local por la presencia de nuestro país –inmerecida según este punto de vista- en detrimento de la española. Hay que decir que el G-20 se formó en tiempos de De la Rúa, un indicador de que la inclusión de nuestro país debe haber respondido a consideraciones estratégicas. Por la única razón que España debería haber integrado el G-20 era por su rol rector en Iberoamérica, pero ese lugar lo ha ocupado Brasil y es sabido que en un sillón no caben dos países (en lo demás su papel europeo no se diferencia de Holanda u otros países de un continente ya suficientemente representado); por eso España quedó afuera de la reunión de Washington más allá de que Rodríguez Zapatero a título personal haya entrado por la ventana merced a los buenos oficios de Sarkozy (de doble representación: presidente de Francia y la Unión Europea) que le cedió uno de sus bonetes.

v se refiere a la forma en que organizaba sus provincias el imperio romano; en este caso, según algunos analistas, alude al rol de gerenciamiento regional en esta fase de alistamiento de la globalización que van a jugar algunos países como ha comenzado a hacerlo en forma ostensible Brasil en América del Sur.

vi Hay un titular favorito en los periódicos para reflejar el cierre de este tipo de eventos: “reina la incertidumbre por la declaración final de la cita” a la que como por arte de magia en la mayoría de los casos se le termina dando forma final la última noche en la que los negociadores técnicos se quedan sin dormir. Por primera vez, y para confirmar la regla, la reciente cumbre americana de Trinidad & Tobago se quedó sin declaración final la que fue firmada solo por el dueño de casa.

vii justamente porque es una de las características de la globalización en el tratamiento de la diversidad: formalmente se la respeta pero las decisiones cuando se adoptan no dejan lugar para el disenso, son excluyente e incluyentes al mismo tiempo

viii junto a la Argentina son los dos países que en el mundo más muestran esa actitud porque son autosuficientes lo que no siempre se disimula.

ix cuando se dice “afectado” no quiere decir que los cambios hayan sido buenos o malos (eso depende de las categorías axiológicas en juego); se hace referencia a las profundas transformaciones que ha sufrido EEUU en el fundamento de su estructuración socio económica y que son verdaderos anticipos de la nueva situación creada en ese país.

x …la historia continúa y ahora aparece la posibilidad de la quiebra de esas grandes empresas como las automotrices según una ley de la globalización aún no formulada: los territorios de innovación están centrifugando permanentemente (como los círculos concéntricos de un estanque cuando se tira una piedra o las ondas de radio cuando se expanden al éter) los procesos productivos que van quedando levemente retrasados con referencia a su valor agregado en comparación a otros desarrollos (nuevos productos) que se van generando en cada momento en ese u otros lugares que están en la punta de la cadena de la innovación; si eso no fuera así, es decir si la centrifugación no se produjera, de inmediato comenzarían a crecer a mayor velocidad que lo habitual los procesos entrópicos en esos territorios, quitando de esa manera opciones de innovación (y en consecuencia competitividad) por ocupación ociosa, mal uso o esterilización de potenciales de creatividad. Comenzaría para ese territorio una pérdida de vigor y de espacio que sería progresivamente ocupado por otras opciones productivas en ese u otro territorio con más dinamismo de innovación. En lugar de carromatos EEUU tiene que comenzar a fabricar gráciles coches a pila.

xi no es correcto pensar que las guerras del golfo se hicieron por presión del decadente complejo militar industrial pero sí que fueron la oportunidad para probar algunas armas nuevas recién salidas como productos de proyectos anteriores de larga duración, que trascendían los recortes sufridos como consecuencia de la abrupta finalización de la carrera armamentista.

xii Fue apoteótica la visita de Maradona a la India sobre todo el encuentro con la congregación de la Madre Teresa. Hay que seguir atentamente la evolución del proceso hacia el mundial de 2010 en sus aspectos sociológicos y comunicacionales

xiv en 1991 en Madrid el politólogo brasileño Helio Jaguaribe, uno de los más reputados de la región, refiriéndose a la Argentina afirmó “que estaba condenada al éxito” sentencia que luego el ex presidente Duhalde repitiera más de una vez.

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