El
problema no era el Fondo
Luego
de un trámite controvertido en las negociaciones para el pago de la
deuda con el Club de París, las cosas han vuelto a su lugar. Las
precisas instrucciones de la Presidenta al Canciller para tomar
contacto en Washington con el FMIi
demuestran que el gobierno acepta la presencia del FMI como garante
de la negociación. De esa manera el Fondo podrá meter sus narices
en nuestras cuentas nacionales, una intromisión a la que el gobierno
se había opuesto y que por imperio de las circunstancias ha
terminado por aceptar.
¿Cuáles
son estas circunstancias? Ni más ni menos que los compromisos
asumidos por el país en el plano internacional a través de este
gobierno. Al respecto, la semana pasada la Presidenta estampó su
firma en una declaración que aboga por “un FMI modernizado… más
fuerte para promover la estabilidad financiera y el crecimiento
global” (Seúl: 2010, 9 B)ii.
Dada la transparencia y repercusión que los asuntos globales han
alcanzado en los últimos dos años, los compromisos no pueden ser
tratados con la liviandad con que a veces se manejan los asuntos en
el plano interno.
La
cuestión del Fondo se comenzó a considerar profundamente desde que
se desató la crisis en 2008. Ya en la declaración de la primera
reunión del G20 en la capital norteamericana se decía que “el
FMI… debería tomar un papel de liderazgo… el FMI debería
realizar una revisión… sobre todos los países… prestar mayor
atención a sus sectores financieros” (Washington: 2008, 8)iii
) cometidos que implican una inspección in situ por parte del
Fondo en las contabilidades nacionales.
Que
el tema del FMI mereció una permanente atención de los líderes, se
reflejó también en la siguiente reunión del G 20. En ella se dijo:
“instamos al FMI a evaluar periódicamente las acciones
emprendidas… apoyaremos ahora y en el futuro la supervisión por
parte del FMI de nuestras economías y nuestros sistemas financieros”
(Londres: 2009, 10 y 12) iv.
Fue en dicha reunión realizada en la capital inglesa cuando el
G 20 se pronunció por “la urgente ratificación de la Cuarta
Enmienda” (Londres: 2009, 19) que se refiere a que la “la
revisión del artículo 4
del Acuerdo Constitutivo del FMI es una
obligación para todos sus miembros (lo que) facilitaría un acuerdo
con el Club de París”v
y cuya aceptación estuvo en tela de juicio y fue motivo de tironeos
por parte del gobierno argentino en los últimos días.
La
reunión del G 20 siguiente, en Pittsburgh, obró de una especie de
resumen de las dos anteriores (Washington y Londres). Las
declaraciones fueran más pormenorizadas pero sin duda se continuó
con la misma línea en lo referido al nuevo rol asignado al FMI. Se
dieron precisas instrucciones a las reuniones de “los ministros de
finanzas trabajando con el aporte del FMI… pedir al FMI que nos
ayuden con su análisis de cómo armonizar nuestros respectivos
marcos de política nacional… etc.) (Pittsburgh: 2009, 5)vi
. Nada cambió en ese sentido en la cuarta reunión realizada en
Canadá este año donde se reclamó “transparencia internacional”
(Toronto: 2010, 22)vii
No
hay que perder de vista que todos estos acuerdos fueron firmados por
nuestro país. Corriendo los velos
de la retórica nacionalista y anacrónica referida al FMI1
el gobierno no puede disimular las verdaderas motivaciones de tantas
idas y vueltas: no quiere poner bajo la lupa de los sabuesos del
Fondo las cuentas y las estadísticas nacionales particularmente las
referidas a las cifras del INDEC ni arriesgarse a que haya un
entenado que cuente todo como en la novela de Saer. En última
instancia, esa es la verdadera razón de todo el bombardeo mediático
a que hemos sido sometidos últimamente en torno a la negociación
del Club de París.
Las
consecuencias para el país de esa negociación tan vapuleada no son
buenas si nos atenemos a la desconfianza internacional que despierta.
Según el economista Alieto Guadagni “Argentina ha descendido en
2010 al sexto lugar en las inversiones externas en América latina.
Mientras que hace una década éramos el segundo país del
subcontinente receptor de inversiones, superados únicamente por
Brasil, en la actualidad nos ubicamos en el sexto lugar, ya que hemos
sido superados no sólo por México, sino también por Chile,
Colombia y Perú, países de menor tamaño económico que la
Argentina”viii.
Ing. Alberto Ford
Noviembre de 2010
).
1
Como
se puede inferir por el lugar que se le asigna desde el G 20, el FMI
ha transparentado su carácter de organismo subsidiario aunque como
siempre integrado por burocracias internacionales bien dispuestas.
El G 20 –que
no toma decisiones -
“terceriza” todos los temas de agenda a instituciones
internacionales específicas y/o conferencias ad
hoc:
cambio climático a la conferencia de las partes (COPx) del CMNUCC,
empleo y trabajo a la OIT, agricultura a la FAO, seguridad
alimentaria (Conferencia de L’Aquila), energía (Conferencia de
San Petersburgo), etc.
ii
Seúl.
Declaración final de los líderes del G 20 tras la Cumbre de Seúl,
12 de noviembre de 2010. Ver:
http://noticias.latino.msn.com/internacionales/articulos.aspx?cp-documentid=26321429.
(El
número se refiere al párrafo y la letra al capitulo cuando lo hay.
iiiWashington.
Declaración final de los líderes del G 20 tras la Cumbre de
Washington, 16 de noviembre de 2008. Ver:
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2008/11/16/cumbre_washington.pdf.
(El
número se refiere a la página)
ivLondres.
Declaración final de los líderes del G 20 tras la Cumbre de
Londres, 2 de abril de 2009. Ver:
http://www.elpais.com/articulo/economia/crisis/global/exige/solucion/global/elpepueco/20090403elpepieco_7/Tes
vhttp://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:cRTsuLfjJP0J:www.ieco.clarin.com/economia/significado-articulo_0_66000012.html+fmi+art%C3%ADculo+4&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es
viPittsburgh.
Declaración final de los líderes del G 20 tras la Cumbre de
Pittsburgh, 2 5 de septiembre de 2009. Ver:
viiToronto.
Declaración final de los líderes del G 20 tras la Cumbre de
Toronto, 27 de junio de 2010. Ver:
http://www.ccoo.es/comunes/temp/recursos/1/514909.pdf
viiiAlieto
Guadagni,
http://www.justicia-y-dignidad-peronista.org/article-alieto-guadagni-es-hora-de-cambiar-de-rumbo-46746735.html
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