Mercosur, Alianza del Pacífico (¿o ó
y?)
La crisis brasilera
deviene una carga de mayor responsabilidad para la Argentina. El rol de Brasil
como guía de Sudamérica se ve afectado momentáneamente por su crisis
institucional. A pesar de esa situación lamentable, que la Argentina sigue muy
de cerca y a la que afecta de distintas maneras, hay urgencias que en la
globalización y sus repercusiones regionales no esperan. Dos casos emergen con
nitidez. En primer lugar, las negociaciones con la Unión Europea para un
acuerdo de asociación referido a cuestiones económicas y comerciales con vistas
a crear una zona de libre comercio entre ambos bloques, que se están llevando a
cabo en el presente mes. La otra son las tratativas incipientes con la Alianza
del Pacífico que se vinculan de distintas manera con la apertura de rutas
comerciales hacia los mercados asiáticos, que son de enorme interés para los
países atlánticos. Rápido de reflejos, el presidente Macri ha dado claras
muestras de la intención de establecer puentes de inmediato con los países
trasncordilleranos; lo son su reciente viaje a Colombia y su participación a fin de mes en la
reunión de la Alianza del Pacífico en Chile.
El mundo está marchando hacia la regionalización. No solo
por el cuestionamiento a que se ven sometidos los estadonaciones desde hace por
lo menos cuatro décadas (demasiado distantes de las necesidades de la gente por
un lado y de los complejidades de la
globalización por el otro), sino también porque lo que ahora se busca es privilegiar distinto
tipo de identidades que no han sido tenidas en cuenta cuando nacieron los
estados hace más de dos siglos. Así, las dimensiones étnicas, comerciales, culturales,
geográficas, productivas, son vistas con mayores potenciales de sustentabilidad
que las dadas por la disposición de fronteras, en muchos casos caprichosas,
trazadas en la mayoría de los casos en función de intereses ajenos a los
pueblos afectados. La bibliografía
indica claramente que el mundo se encamina hacia una economía de súper bloques
—la Asociación Trans Pacífica, la Asociación Trans Atlántica, el bloque
económico de China con sus vecinos, la Alianza del Pacífico, etc. — que están
dando los pasos adecuados para insertarse en la nueva realidad mundial.
Podemos tomar dos ejemplos paradigmáticos. El más candente,
el enfrentamiento que tiene lugar en Oriente Medio incurso en una guerra
absurda. La caída del Imperio otomano al finalizar la Primera guerra mundial
dio lugar a una cantidad de estados que se crearon por el Acuerdo de Sykes-Picot.
En ese momento solo se tuvo en cuenta los intereses de las potencias vencedoras,
básicamente referidos al petróleo o conectividad territorial; no contemplaron
en lo más mínimo las identidades de los habitantes del lugar. Por ejemplo, el
pueblo kurdo, con una pertenencia milenaria, fue separado entre cuatro países
distintos (Turquía, Irán, Iraq y Siria). Obviamente, hoy son los luchadores más
aguerridos por sus sagrados intereses nacionales y su unidad territorial en
esta guerra que parece nunca acabar.
La Unión Europea (UE) por su parte se ve sacudida cada tanto
por los reclamos de autonomía que se da en distintos países: Cataluña y país
vasco en España, Donetsk y Lugansk en Ucrania, flamencos y valones en Bélgica, etc. Más candente, la decisión de
una ajustada mayoría de electores británicos (cada vez más arrepentidos) por el
Brexit –de repercusiones notoriamente menores a las que se pronosticaron en
caliente al conocerse los resultados- ha evidenciado, sin ambages, un hecho más
trascendente: la voluntad del pueblo escocés y sus gobernantes de permanecer
dentro de la UE, aún a costa de la ruptura del Reino Unido. El separatismo europeo no es un reclamo momentáneo
ni se apoya en una base débil. Ya desde los ochenta en el viejo continente conviven
decenas de configuraciones meso y micro regionales representativas de partes de
los países. Por ejemplo, el Comité de las regiones europeo (CDR), creado
por el Tratado de Maastricht, es la asamblea de los representantes locales y
regionales que da voz directa a los entes subnacionales (es decir, las
regiones, provincias, municipios y ciudades) dentro del marco institucional de la UE. Por su
parte, a escala micro unas 160 regiones –muchas de ellas transfronterizas- de
28 estados europeos, en representación de casi 200 millones de persona, están reunidas
en la Conferencia de Regiones Periféricas Marítimas de Europa (CRPM). Esos
agrupamientos conviven en el marco institucional de la Unión Europea,
promoviendo un desarrollo más equilibrado del territorio continental y marítimo
sin que se vean afectados por los conflictos mencionados. Un tema a seguir, de
implicancias estratégicas, es la forma en que interaccionan estos niveles y la
evolución referida a su preponderancia mutua.
El subcontinente sudamericano posee distintas
configuraciones al nivel macro, meso y micro. Por tomar el caso de nuestro país,
hay decenas de microrregiones (corredores productivos, consorcios, etc.),
normalmente dentro de las provincias y en algunos casos transfronterizas.
También están las mesorregiones que agrupan a provincias nacionales y, en
algunos casos, asociadas a provincias o estados de los países de vecinos. Así,
la Comisión Regional de Comercio Exterior del NEA Litoral (Crecenea Litoral)
fue creada de común acuerdo entre las provincias de Chaco, Corrientes, Entre
Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe, con el fin de impulsar la integración del
noreste argentino (NEA) con los estados fronterizos vecinos. En 1988 se
concretó el Protocolo Regional Fronterizo 23 del Programa de Integración y
Cooperación Económica entre Argentina y Brasil; desde allí la Crecenea Litoral
integró su problemática con la de los estados del sur de Brasil (nucleados en
el Codesul, el Consejo de Desenvolvimiento del Sul, en el que se incluyen los estados
de Mato Grosso do Sul, Paraná, Río Grande do Sul y Santa Catarina).
En América Latina conviven el Mercosur con la Alianza del
Pacífico (AP) que está integrada por Chile, Perú, Colombia, México. Esas dos
macrorregiones suscitan en este momento el mayor interés del subcontinente. La
razón principal son los acuerdos que esas macrorregiones -o sus integrantes en
forma individual- han concretado o están en vías de hacerlo relacionados a
cuestiones comerciales. Así, los países de la AP integran conglomerados del
Asia Pacífico. Uno de ellos, la APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation,
en español Foro de Cooperación Económica
Asia-Pacífico), es un foro multilateral
creado en 1989
del que forman parte Chile, Perú y México. Los mismos países también lo hacen
en la TPP, Trans Pacific Partnership, fundada este año. En general ese tipo de
acuerdos tiene en común el objetivo de consolidar el crecimiento y la
prosperidad de los países del Pacífico a través de temas relacionados con
el intercambio
comercial, coordinación económica y cooperación entre sus
integrantes. Por su parte, el Mercosur está por estos días en discusiones con
la Unión Europea para concretar una zona de libre comercio.
Un problema suscitado es si esos dos agrupamientos
principales de América Latina pueden desenvolverse cada uno por su lado. Todo
indica que hoy los países buscan relacionarse en distintas direcciones. En los
últimos días el Presidente Macri manifestó el deseo de participar como
observador en la reunión de la Alianza del Pacífico que se realizará a fin de
mes en Santiago. La pregunta es: ¿pueden convivir como compartimentos estancos
esos dos agrupamientos?
Mercosur vs.
Alianza para el Pacífico, una relación de complementariedad
En una reunión celebrada el año pasado entre los mandatarios
de Brasil y México, Dilma Rousseff declaró solemnemente que "no seremos
causales de falsas rivalidades o prisioneros de la geografía…México y Brasil
saben que la relación entre la Alianza del
Pacífico y el Mercosur debe ser vista
como complementaria y no como alternativa"[i].
La precisión no es de menor importancia a la luz de la rivalidad manifiesta que
existe entre las dos economías más grandes de América Latina.
El comercio bilateral entre los dos países alcanza
los 9.200 millones de dólares al año. Es decir, si bien hay confrontación,
también se muestran complementarios. Sin embargo, la conducta en materia de
acuerdos con terceros países no es la misma. El Mercosur impide a sus
integrantes hacer acuerdos de libre comercio de manera
individual, mientras que no ocurre lo mismo con la AP: México tiene
tratados comerciales con 45
naciones. Los datos ponen en evidencia esos distintos comportamientos.
El arancel promedio en AP se sitúa en torno al 6%, en tanto
el del Mercosur lo dobla, situándose en el 11%. AP mantiene tratados de libre
comercio con más de ochenta países; más de veinte países se han constituido en
sus observadores, mientras que Costa Rica, Guatemala y Panamá están gestionando
su inclusión como países miembros de la AP. Mercosur carece de acuerdos
comerciales con China y con Estados Unidos. También sus similitudes: tanto
Mercosur como AP tienen a China entre sus principales socios, y a ninguno se le
escapa que el dinamismo de esa relación entre China-Mercosur y China-AP podría
dar un salto de calidad, dado que China, con el 18% de la población mundial y
una clase media creciente, representa un enorme mercado potencial para
Latinoamérica.
Otro aspecto en el cual se diferencian es la configuración
de origen. Uno de ellos, el Mercosur, sigue el modelo de la UE, el que
claramente no pretende ser replicado por la AP. El Mercosur apostó a conformar
un mercado común entre sus miembros, lo que implica el mismo nivel de
integración que pretende alcanzar la AP. Sin embargo, esta última pretende
hacerlo de forma más pragmática y quizás menos ambiciosa que lo planteado por
el Mercosur, inicialmente, con la constitución previa de una unión aduanera,
dos objetivos que técnicamente no se han alcanzado en los más de 20 años de
vigencia del agrupamiento. Dos definiciones.
Un mercado común
es un tipo de bloque comercial que se compone de una unión aduanera combinada
con una zona de libre comercio. Permiten el libre movimiento de los factores de
producción (trabajo y capital) entre los países miembros, eliminan
restricciones comerciales y establecen un arancel externo común. Por su parte,
una unión aduanera es un área de
libre comercio que no es necesariamente un mercado común, es decir, los
estados miembros adoptan una política comercial común hacia los estados que no
son miembros pero no permiten que los factores de producción circulen
libremente.
En sus orígenes el Mercosur tuvo un perfil netamente
económico y comercial como la AP; empero, desde hace unos años el primero fue ponderando
más sus intereses políticos, lo que ha ido transformado al bloque en un foro
que se encuentra más cerca de la UNASUR que de la AP. Entre las principales razones
por las cuales el Mercosur viró en sus intereses (de lo económico y comercial
hacia lo político), se destacan las transformaciones políticas de la región
sudamericana aunque estas hoy están en franca transformación. También han
variado sus concepciones en lo referido a modelos económicos.
La AP cuenta con una economía más abierta en comparación con
el Mercosur, hecho que queda en evidencia si se analizan los aranceles promedio
de los dos procesos de integración: el arancel promedio del Mercosur es el
doble del nivel de la AP, 12,1% frente a 6,6%. Por cierto estos procesos
transcurren con rapidez y sus cambios frecuentes; sin embargo es de prever que los
modelos del Mercosur se vayan asemejando a los de la AP en materia de apertura.
En materia de exportaciones la AP aventaja al Mercosur en 28
puntos porcentuales en la participación de las exportaciones con contenido
tecnológico; eso se explica por la estructura exportable de México sobre todo
por la complementariedad de áreas productivas con los EEUU. En lo referido al comercio
intrarregional, si bien la AP aumenta progresivamente el comercio de esa
modalidad, el mismo se sitúa 10 puntos por debajo de los niveles presentados
por el Mercosur. El bajo nivel de comercio intrarregional de la AP en comparación
con el total del comercio, tiene que ver con la importante concentración de las
ventas de México con Estados Unidos. Por su parte, gran parte del comercio
intrarregional del Mercosur está explicado por el que se verifica entre Brasil
y Argentina, más allá de las enormes dificultades de este momento.
Con referencia a inversión
extranjera directa (IED), el Mercosur logró captar una suma de IED superior a
los US$ 84 mil millones de dólares en 2012, mientras que la AP, superó los US$
71 mil millones en el mismo año. Cabe resaltar el caso de Brasil, líder
indiscutido en captación de inversiones en 2012, con el 78% del total el
Mercosur y el 42% del total de IED de los dos bloques que alcanza los US$ 155 mil millones en 2012.
En materia de territorio y población, Brasil representa el
67% y 71% respectivamente de Mercosur mientras que México el 38% y 56%. En
cuanto al PBI Brasil alcanza el 71% del PIB del Mercosur y en la AP México el
58%.
Un caso interesante es cómo ve la
relación entre ambos bloque una provincia argentina cordillerana. Mendoza se
interroga[ii] sobre
cómo comportarse en este escenario dual.
Evidentemente, no puede cambiar por sí sola la política nacional. Pero
puede abrir el debate y poner estos temas en la agenda. Para ello, tal vez, al
igual que Costa Rica, Uruguay y Paraguay, Mendoza podría solicitar el ingreso a
la Alianza del Pacífico como observador. Ese solo hecho sería un llamado de
atención poderoso para los gobiernos de Argentina y Brasil. En el Mercosur las
trabas impuestas complican la viabilidad de estas actividades. En cambio en la
Alianza del Pacífico se dan las condiciones macroeconómicas para el crecimiento
sostenido. Chile es un buen ejemplo: exporta vinos por 2.500 millones de
dólares y ya ha desplazado a Australia como cuarto mayor exportador del mundo.
En fruticultura ocurre otro tanto, con exportaciones del orden de los U$S 3.000
millones. Esas actividades son viables en lo económico y muy relevantes en lo
social, al generar 600.000 empleos.
Ing. Alberto Ford
La
Plata, 28 de junio de 2016
[i] Dilma
Rousseff: "La Alianza del Pacífico y el Mercosur deben ser
complementarios" http://www.infobae.com/2015/05/27/1731350-dilma-rousseff-la-alianza-del-pacifico-y-el-mercosur-deben-ser-complementarios
[ii] Mercosur o Alianza del Pacífico ¿Qué
le conviene a Mendoza? http://www.losandes.com.ar/article/mercosur-o-alianza-del-pacifico-que-le-conviene-a-mendoza-827510
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