Lo esencial…
Crisis en chino
significa peligro y oportunidad. En nuestro país ha dominado la primera de las
acepciones. El que se quema con leche cuando ve la vaca llora. Atentos a la
historia, los argentinos temblamos cuando pasan las cosas de estos días. Sin
embargo, por primera vez, es el segundo de los términos el más promisorio.
Cibernética viene del griego kubernesis que denota comando. El gobierno, ha
asumida la crisis como propia aunque sus raíces se pierdan en el tiempo. Y la
está manejando sin peligro de la estabilidad política ¿Por qué la crisis es una
oportunidad?
. No se busca el atajo.
La crisis es tomada como tal y se buscan soluciones de fondo
. Hay procesos de
transparencia que afectan a corporaciones que asfixian a la sociedad
. Están en marcha obras
de infraestructura de conectividad con implicancias territoriales estratégicas
. La discusión y el
compromiso de todo el arco sobre el presupuesto no tienen antecedentes
. Se avecinan cambios
sorpresivos en el sistema político
Los del Club del Helicóptero siguen esperando. La crisis –ya
una de las más grandes de nuestra historia - ha sido asumida como propia por
Cambiemos, aunque en realidad el problema viene de más lejos. El devenir
económico y social argentino es una larga ristra de este tipo de conflictos recurrentes,
sobre lao que hemos adquirido una vasta experiencia; cualquier gobierno sabe
cómo superarlos al toque; solo se trata de tener condiciones externas
favorables -como en el caso del último gobierno peronista- o por otros medios, por
ejemplo, poniendo a andar la impresora de billetes. En cualquier caso, ¡pum!,
una explosión de consumo y otra vez, como por arte de magia, desaparecen las
preocupaciones… hasta que se desata la próxima crisis. Es la saga de la
decadencia argentina de los últimos 80 años.
La sorpresa en el Club es que, a diferencia de otras veces, un
gobierno no peronista sigue en pie, navegando en la tormenta, y con un apoyo
internacional nunca visto. Ese condimento tal vez sea uno de los secretos: el
componente externo de la legitimidad que, en épocas de tiempo real, se expresa de una manera más eficaz y efectiva. Así, hace
unas semanas, cuando el oleaje comenzaba a arreciar, Macri recibió,
simultáneamente, la llamada telefónica de los máximos líderes mundiales. ¿Es
ese un tema menor, como para que pueda quedar afuera -o mencionado como al pasar-
en los análisis de la estabilidad política de Cambiemos?
Ese apoyo externo, más un aval local, en parte desconcertado
pero que sigue siendo decisivo, es lo que le da a la gestión de Cambiemos una tonalidad
inédita. Mientras controla el timón lo mejor posible, suceden cosas que no son
circunstanciales en dos dimensiones: la transparencia
y la conectividad. En ambos casos,
las ocurrencias, algunas francamente sorprendentes, no podrían imaginarse al
margen del clima generado con la derrota del peronismo. Sin el abordaje de esas
dos cuestiones estratégicas, carecería de sustento duradero cualquier tipo de
políticas que se puedan encarar en otras áreas –la energía, la pobreza, la
educación y el cambio de paradigma socioeconómico- cuyas soluciones distan de
ser flash. Veamos.
Esperando su nombre
Lava Jato en Brasil, el precursor Mani Pulite en Italia[i],
en la Argentina los cuadernos Gloria han desatado un vendaval cuya
trascendencia aún es imposible medir. Ya, desde hace diez años, esas acciones reconstituyentes
de tejidos socio económicos nacionales necrosados, forman parte de una
gigantesca movida global influenciada por el G20. Aunque la magnitud del
latrocinio ejecutado por los peronistas es inédita, por cierto la corrupción
vernácula viene de más lejos. Sería necesario remontarse al contrabando en
tiempos de la colonia, o al préstamo de la Baring Brothers, por tomar algunos
casos emblemáticos. Al respecto, hay un antecedente tan curioso como poco difundido.
Sarmiento, a quien no le faltaba chispa, acuñó el neologismo “atalivar” como
sinónimo de corrupción. Se refería nada menos que a Ataliva Roca, hermano del
general, que tuvo una destacada actuación pública por aquellos años. Los
ejemplos se fueron sucediendo, cada vez con mayor dramatismo, en la misma
medida en que los fracasos argentinos, en cuanto a proyectos de país,
adquirieron el sentido de la irreversibilidad.
Sin embargo, el tema de la transparencia tiene con Cambiemos
una característica singular, casi revolucionaria: se está atacando la estructura corporativa de la sociedad argentina,
que es la verdadera configuración desde donde nace y crece la corrupción. Lo
que está bajo la lupa ya no son casos aislados; es la actuación de importantes
sectores de poder, a todos los niveles, cuyas acciones ilegales no eran un
secreto, pero nunca, como subsistemas sociales, habían sido tocados. Y la cosa
no parece detenerse[ii].
Peaje porteño
Desde que comenzó a perder importancia el Virreinato del
Perú y, al mismo tiempo, privilegiarse el Rio de la Plata para el comercio de
la corona española, Buenos Aires se fue constituyendo en el receptor de toda la
movida geopolítica del subcontinente. Así, la concentración territorial
implicada fue deviniendo en amontonamiento demográfico hasta llegar a lo que es
hoy el conurbano bonaerense.
El desequilibrio
territorial y poblacional es y fue siempre el principal problema estructural de
la República Argentina. De esta afirmación no hay dudas en tanto se aplique
un marco teórico basado en las ideas de la dinámica
de los sistemas acuñadas por Jay Forrester[iii].
Lamentablemente no es lo que pasa. Todavía se siguen tomando medidas con la
esperanza de arreglar el Conurbano (cuando no con fines clientelares) como si
se lo intentara en el Titanic momentos antes del choque. Esto no quiere que no
haya que asistir con paliativos para darle a la gente lo que la gente necesita
y quiere. Pero un desarrollo de nuestro país implica, insoslayablemente, un
federalismo productivo que dé oportunidades de progreso a las familias más
pobres, para que no haya emigración o, en el mejor de los casos, haya vuelta y
re arraigo. Una tal política necesita de una infraestructura de conectividad en
red, que supere el radio centrismo informativo-comunicacional que se fue
generando desde la colonia, consolidándose con el modelo agroexportador, y que el
peronismo cristalizó. Y eso Cambiemos lo está haciendo, a la vista de todos,
sin que los logros (algunos impresionantes) sean correctamente ponderados.
Todo un símbolo. Se podrá pasar por Buenos Aires, por
primera vez, sin pagar peaje. El Paseo del Bajo y el RER permitirán atravesar la
Reina del Plata (urbe querida de porte global) sin la obligación de bajar. La
conexión de las autopistas Illia y Balbín, y de toda las líneas ferroviarias
debajo del Obelisco, lo hacen posible. Hace falta perspectiva histórica para
valorar la importancia estratégica y simbólica de tales obras que, por otra
parte, no están solas. La construcción de una red de trama y urdimbre, como si
fuera una manta en lugar de un embudo, se expresa en diversos proyectos. El más
grande, el Plan Belgrano, conectará las provincias del Norte entre sí y les
dará salida al Asia Pacífico. El tren de Vaca Muerta a Bahía Blanca, que es una
expresión de la trama, ya es una realidad. Se construyen rutas y autopistas en
la PBA que no llegan hasta Buenos Aires. Se ven obras de infraestructura
en todo el país que, miradas bajo esta lupa, tienden claramente a la desconcentración geográfica. Y la más
resonante por su carácter estratégico: las low
cost. Ya no será necesario pasar por Aeroparque para volar de Corrientes a Tucumán.
En todo caso, las obras comprometidas se llevarán a cabo anunció el ministro
del área desde Nueva York.[iv]
El tren se ha puesto en marcha
Para superar la decadencia en nuestro país hace falta un giro
copernicano. No hay sector de la vida de la sociedad donde no se registren
atrasos. Justamente, estas falencias se hacen patentes cuando las comparamos
con la situación de otros lugares no solo del mundo sino incluso endógenas. Ahí
están, para certificar lo dicho, las empresas unicornio (valen más de U$S 1000 millones), cuya convivencia con
otras de las que pululan en las cámaras empresarias en la búsqueda de prebendas
para operar en mercados cerrados, se hace patética. Ya hay con el gobierno de
Cambiemos signos de reactivación en las economías del interior, que están necesitando
trabajadores para poner en marcha un concepto federal de producción, sobre todo
mirando a los potenciales mercados asiáticos.
Por su parte, en la educación se comienzan a dar pasos con
respecto al bilingüismo y mejoras en la enseñanza de la lengua y la matemática.
Lamentablemente se choca con gremios imbuidos de concepciones arcaicas,
incapaces de entender que el principal actor del sistema educativo es el
alumno, alrededor del cual se debe construir una dinámica que forme y premie a
buenos docentes para que puedan desarrollar su actividad en edificios
convenientemente acondicionados.
Sin embargo, el proceso de cambio más significativo se
comienza a dar en el imaginario social donde conviven las ideas que inspiran el
accionar de los individuos. Una serie de factores están poniendo en tela de juicio
cuestiones establecidas. ¿Cuántas cosas comenzarán a ser distintas a partir de
la evidencia de un fracaso estructural como el que ha explotado a partir de la
derrota del peronismo? Veamos algunas: estado empleador; aislamiento nacional;
mercado cerrado; proteccionismo; sustitución de importaciones; corporaciones prebendarias;
exacción agraria; regulaciones por doquier; renuencia a la innovación;
transporte irracional; gremialismo mafioso; justicia cómplice; desequilibrios
territoriales; concentración poblacional; federalismo retórico; y un largo
etcétera. Sin duda, por más disímiles que sean estas variables, hay invariantes
que permiten ver la repetición de patrones conceptuales que, aunque se puedan
identificar distintas escuelas ideológicas, no dejan de configurar un sistema.
La receta del nacionalismo burgués en
cualquiera de sus expresiones llegó a contener cada uno de los ingredientes
anotados.
Al igual que ocurrió
con las tres anteriores, la actual revolución industria (4.0) está rediseñando
el mapa socioeconómico a nivel global. Las manifestaciones de ese tipo de
cambios epocales se comienzan a sentir en la realidad de cada uno de los países,
de acuerdo a su grado relativo de desarrollo. Al respecto es interesante
reparar en la siguiente observación hecha por un analista. “La revolución
industrial 4.0 se diferencia de las anteriores en cuanto a la concentración de
la riqueza y el predominio de la burguesía, incluso
en el poder político”[v].
El nacionalismo burgués tiene dos componentes definidos. Uno de ellos, el “nacionalista”,
está puesto en la mira -más allá de las unanimidades que su puedan alcanzar en
cuestionamientos tan genéricos- en los sectores más avanzados de la sociedad, proclives
a la construcción de una Argentina
global. El otro, el de la burguesía como factor de poder, no ha sido
considerado tradicionalmente al margen del bastardeo conceptual característico
de los enfoques esquemáticos de la izquierda. No es fácil el desafío. Si toda
larga marcha comienza por un pequeño paso, todo cuestionamiento sistémico
despunta en los meristemas que anticipan el cambio de paradigma. Puede que sea
oportuno irse preguntando sobre el grado de complejidad que conlleva la crisis
que estamos sufriendo los argentinos; cuán cerca del hueso se está hincando el
cuchillo.
Cuál es la salida
Un viajero pasa frente a un castillo en el que se ven
unas ovejitas pastando sobre un paño de césped muy parejo y de un verde
intenso, de esos que solo se ven en el norte de Europa. Intrigado, le pregunta
al jardinero cómo se puede lograr tanta perfección.
-Es muy sencillo, regamos cuando no llueve y cada 15
días largamos los animales”.
- ¿Pero solo con
eso alcanza?
- Si, nada más -contesta el jardinero-; eso sí, lo
venimos haciendo con regularidad desde hace 300 años”
El planteo de cualquier proyecto debe tener en cuenta por lo
menos dos variables: las relaciones de poder que juegan para ponerlo en
movimiento y el tiempo que demandará lograr las soluciones.
Un escenario de país deseable, como hemos dicho, debe partir
de un enfoque territorial. No hay soluciones sustentables, si no se dan sobre
un hábitat equilibrado y comunicado en red. Todo lo demás es palabrerío,
ignorancia, o especulaciones de manejo clientelar. El federalismo productivo
que se debe poner en marcha implica una relación de fuerzas que refleje, en
forma duradera, una voluntad mayoritaria para una distribución en red de las
facilidades al alcance de la población. Por cierto una condición muy difícil –o
imposible- dada la situación actual de predominio porteño cristalizado desde
hace siglos. Es donde actuarán –al igual que en el pasado con otros cambios de
estructura que han sacudido a la sociedad argentina - los influjos globales que
tiendan francamente a la reconfiguración reticular de los flujos informativo
comunicacionales. Y a ese objetivo hay que sumarle unas cuantas décadas para el
logro de resultados tangibles y convincentes. Pero el proceso se ha puesto en
marcha. En mucho depende del presupuesto nacional y la asignación de recursos
para obras de infraestructura de conectividad. Un país en el que se incentiven
políticas estatales donde corresponda, de acuerdo a un plan estratégico, para
la creación de puestos de trabajo privados, construcción de viviendas,
facilidades de salud, educación y seguridad. Obviamente, la cuestión política
es la locomotora para mover el tren de la historia argentina.
Situación política
El político debe ser capaz de predecir
lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar
después por qué no ha sucedido. W. Churchill
No hay nada más pasajero que este tipo de crisis recurrente,
no así los cuestionamientos implicados cuando se quiere actuar en serio; la
diferencia de la presente con las anteriores, es que, en el ambiente creado con
el triunfo de Cambiemos, se están destapando ollas que habitualmente
permanecían cerradas. La magnitud de las revelaciones, sin antecedentes, obrará
para que el optimismo que se genere en sectores determinantes de la sociedad,
sea mayor que el desconcierto que provocan las dificultades actuales. Esa
confrontación de sentidos opuestos es la que condicionará los resultados
electorales el año que viene. En ese contexto Cambiemos no sufre problemas
insolubles, a diferencia del peronismo que sí los tiene, como se ve en una
lectura objetiva de sus desventuras en curso.
Desde hace ya unos años vengo vislumbrando, por cierto en
soledad, la muerte del peronismo. La conjetura estaría más justificada en la
actualidad por la dispersión sin vistas de aglutinamiento que sufren por varias
razones, entre ellas la permanencia desacostumbrada en el llano, y ahora ya no
la sospecha sino la evidencia de una corrupción que, en la realidad, ha sido inherente
al peronismo desde su nacimiento. El problema del peronismo, es otro, y no
tiene solución. El movimiento creado por Perón fue funcional desde su inicio -como
un traje a medida- a la consolidación del movimiento nacionalista burgués que
se puso en marcha, con perfiles más nítidos, en la década del treinta. Por cierto
el peronismo no ha sido la excepción en esos largos años de decadencia, pero su
prédica (salvo en la gestión menemista aunque no en los aspectos sustanciales referidos
a la estructura económica social que no fue tocada) no ha tenido
contradicciones. El peronismo no sabe hacer otra cosa. La gente más lúcida de
ese movimiento lo ha dejado. La pregunta es cómo se reconfigura el sistema
político argentino siendo que los peronistas, todos unidos, todavía siguen
siendo la primera minoría.
Tomamos dos nociones de las ciencias duras y las hacemos
vulgatas: salto cuántico y mitosis[vi].
La primera para diferenciar de grieta, tan difundida en los últimos tiempos.
Con el triunfo de Cambiemos se ha producido un salto cuántico. El primero y
único ocurrió luego de Caseros, en 1852, cuando la derrota de los rosistas los
hizo desaparecer de la historia. La grieta, por el contrario, se da en un plano
y presupone alternancia. Fue lo que ocurrió con la Revolución Libertadora en
1955. El peronismo fue derrotado pero retornó. No es el caso de la derrota
actual. ¿Cómo se está metabolizando?
Hoy el peronismo es CFK (quién lo duda salvo Clarín que
miente, ja). Lo demás son flecos desprendidos de un tejido que ya cumplió su vida
útil. Empero, CFK es residual y está ubicada en el nivel cuántico inferior; no
puede ascender aunque tampoco lo quiere. El resto está disperso. Esta
dispersión preludia la frustración que les espera el año que viene, la que se
irá prolongando en el tiempo en su descomposición creciente. En ese devenir, las
divisiones se irán cristalizando para certificar la imposibilidad de la
recuperación.
Los peronistas que se avergüenzan de CFK, se irán acumulando
en un espacio progre pero que no podrán comandar. No tienen figuras que
resistan un carpetazo. Y aquí la novedad: ese espacio progre (o como se lo
quiera denominar), irá surgiendo (en realidad ya lo está haciendo) de una
mitosis de Cambiemos. Es el mismo espacio, surgido de la derrota del peronismo,
el que les dará lugar a los peronistas dispersos para que se congreguen junto a
otras fuerzas que no han tenido nada que ver con ellos.
Por el lado de Cambiemos, aunque serán menos conflictivas,
no quiere decir que las alternancias no deparen sorpresas. En primer lugar
Macri: es altamente improbable su reelección. El capital político que le resta
se irá gastando en administrar la crisis hasta el final de su mandato. Ya es
Carlos Pellegrini. La ventaja que tiene sobre CFK no es tanta ni tampoco es
esperable una ampliación de la misma, a medida que la economía comience a
recuperarse, recién entrado el año que viene, como reconoce el propio gobierno.
De ser así, su lugar, obviamente puede ser ocupado por una sola figura
excluyente aunque en la fórmula se expresaría el mayor equilibrio que va
mostrando la coalición. Si se da un cambio de figuras como el imaginado, la
gestión del próximo gobierno no puede quedar al margen de las nuevas influencias
exógenas. ¿La vuelta a una especie de populismo (¡se aplica en circunstancias
tan disímiles!), pero de tono global, en línea con la prédica de Francisco? Si
fuera así, la nueva administración se sustentaría en una base social algo
distinta. Por su parte, en la PBA no habrá cambios en cuanto a las fuerzas que
compondrán la fórmula; puede haberlas en el orden.
La ciudad de Buenos Aires es una incógnita. Y la figura de
Lousteau es clave para imaginar escenarios probables. Afiliado a la UCR, y por
eso formalmente integrante de Cambiemos, a pesar de haber enfrentado con éxito
las posiciones del PRO, éste, hasta ahora, ha devenido en un obstáculo
insalvable (¿o un pretexto?) para su integración a la coalición. En suma, una
situación dilemática llena de aparentes contradicciones. Puede pasar lo
siguiente. Que de una u otra manera, se produzca en alguna instancia un
enfrenamiento como el de diciembre de 2014. Fue cuando Lousteau, junto a los
partidos Coalición Cívica ARI, Partido Socialista Auténtico, Partido
Socialista, Unión Cívica Radical y Confianza Pública, encabezó un frente
electoral que, luego de diversas peripecias, se enfrentó al PRO con resultado
parejo. Pasados unos años, la evolución de los acontecimientos, y sobre todo la
crisis del peronismo, puede introducir modificaciones según las siguientes
variables todas con referencia al diputado de los rulos:
1)
Las posiciones podríamos decir no carentes de
ambigüedad con respecto al gobierno y al PRO,
2)
la misma actitud con respecto al peronismo como
se nota ostensiblemente en los últimos días,
3)
el antimacrismo creciente de sectores afines al
peronismo que puedan aumentar, por oposición, las simpatías hacia su figura,
4)
Las posturas coincidentes de la UCR en la ciudad
de Buenos Aires críticas con respecto al gobierno y al PRO.
Ese cóctel de sentidos contrapuestos puede dar lugar a la
aparición de un cisne negro (oxímoron,
el anuncio le hace perder el carácter de inesperado): que, en el marco del
proceso electoral porteño, por mitosis se generen condiciones para la
constitución de la fuerza que hemos denominado progresista en el nivel cuántico
superior abierto por Cambiemos (obviamente sin las presentes hegemonías), pero
en confrontación y complementariedad.
Ing.
Alberto Ford
La Plata, octubre de 2018
[i]
En realidad, el inicio de estos correctivos en los máximos niveles del poder,
se dio en Holanda, en los setenta, cuando se hicieron públicos los manejos
sucios del abuelo político de Máxima, el Príncipe Bernardo, tan seductor como
coimero, con el affaire de los aviones de la Lockheed.
[ii] Cerrando este trabajo, se publica hoy
una nota sobre uno de los casos de opacidad corporativa más dramáticos de la
historia argentina sino el que más por sus implicancias, el de los laboratorios
medicinales (ver: Olivera Francisco, “Se corta la cuerda con los laboratorios”,
La Nación, pág. 37, 18 10 06). Ya era público el contencioso pero ahí se da la
información con mayor detalle. El gobierno de Cambiemos viene manteniendo
ásperas negociaciones con los laboratorios por la provisión de medicamentos al
Pami. Las mismas son llevadas por Lopetegui (con el celoso asesoramiento de
Mario Quintana, un especialista en el tema por ser el creador de Farmacity, de
quien Carrió ha dicho que era “la persona más inteligente del gobierno” hasta su
salida del gobierno, lo que no estaría al margen de este conflicto). En lo que
se dice ha sido un verdadero intento de golpe de estado, los laboratorios
nacionales, nucleados en Cilfa y Cooperala, amenazaran con dejar sin remedios
al PAMI, que consume el 40% de los medicamentos del país. Haciendo uso de una
facultad estatuida, las dos cámaras propusieron en forma unilateral romper el
contrato que formalizaba las relaciones con el Pami, y que parece no les
resultaban tan favorables como en otros tiempos. Mostrando una hábil capacidad
negociadora, el gobierno de Cambiemos acepto la ruptura, y a partir de ahora el
PAMI acordará con las empresas individualmente, terminando con los manejos
corporativos (los c.). Al respecto se puede ampliar: 1) ningún laboratorio
sintetiza las moléculas (genéricos) que comercializa, las que son importadas
prácticamente sin excepción, 2) es muy grande la variación de los precios de
las distintas marcas por un mismo medicamento, 3) los médicos (en su gran
mayoría, conozco excepciones) son cómplices de esos manejos sucios por medio
del Ana Ana (ver en wiki una nota sobre esta práctica tan difundida como
discreta, en la que se dice fue una de las razones, por su oposición y los
problemas insolubles que le causaron a su Fundación, del suicidio de René
Favaloro). Por cierto en gran parte esta expresión de la corrupción corporativa
había sido sacralizada por los peronistas (Alderete 1997, y la laxitud frente a
la aplicación de la ley de Ginés González García por la que los médicos deben
recetar el genérico, que ahora, con Cambiemos, se retoma)
[iii]
La Dinámica de Sistemas nace en los años 60 con el libro “Industrial
Dynamics” de Forrester, continúa en los 70 con importantes libros como “Urban
Dynamics”, y se consolida definitivamente con el informe del Club de Roma sobre
los “Límites del Crecimiento” de Meadows. Hoy el planeamiento global –por
ejemplo, megaproyectos como la Ruta de la Seda, una expresión “de pe a pa” emergente
de la existencia del G20- se formulan aplicando estos principios y no privilegiando
los intereses “nacionales” de China (que obviamente saca su tajada) ni de la
multitud de países involucrados en todos los continentes.
[iv] El ministro de Transporte de la Nación, Guillermo
Dietrich, aseguró que los principales bancos del mundo confirmaron su intención
de participar en el fideicomiso que hará de instrumento financiero para el
inicio de la primera etapa de Red de Autopistas y Rutas Seguras mediante el
programa de Participación Público Privada (PPP), otro patrocinio del G20. El ministro
estuvo reunido en EEUU con las máximas autoridades de Citibank, Banco Itaú,
Goldman Sachs, JP Morgan, Deutsche Bank, con la compañía suiza de servicios
financieros UBS, el Banco Mundial, el BID y otros organismos financieros. El
Día, 7/10/18
[v] Castro J., Clarín económico, pág. 18, 30/09/18 (subr.
AF)
[vi] La primera hace alusión a dos espacios paralelos
que se influencian pero no se tocan. Los elementos que los pueblan pueden
saltar de uno a otro, según que se ascienda o se descienda en una dimensión
témporo espacial. La mitosis es cuando se divide una célula en dos.
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