Refundar la provincia de Buenos Aires
Frente a la
inviabilidad territorial de la provincia de Buenos Aires, el trabajo resume las
condiciones históricas que fueron determinando el actual estado de cosas. Tanto
las potencialidades y logros, como las debilidades y amenazas que la
caracterizan, ameritan en la Provincia una acción ineludible que en algún
momento, más tempano que tarde, deberá tener lugar para la refundación de su
hinterland. Hay cambios que darán sustento a políticas de estado, derivadas de
amplios acuerdos entre sus representantes y con el apoyo de la sociedad; otros,
pasibles de ser puestos en marcha hoy, contribuirán a generar los mejores
auspicios para el encuentro de sus
factores decisivos. Al respecto, se da un ejemplo de cómo alrededor de los
Objetivos de Desarrollo sustentable (ODS) hoy son posibles acciones que
integren los tres momentos del el bucle virtuoso de la intervención
público/privada: información,
participación y organización activa. Se trata de generar redes a nivel
local/regional capaces de absorber recursos y generar producción y fuentes de
trabajo. Vale la pena el intento de poner a la provincia de Buenos Aires en
sintonía con la globalización.
A. Visión/misión.
Según el enfoque de esta nota, la provincia de Buenos Aires
puede ser pensada según tres momentos. El primero, comprende el proceso de su
constitución, crecimiento y desarrollo, se inicia en torno a la mitad del siglo
XIX, y llega hasta la década del ´30 cuando se firma el pacto Roca Runciman. El
segundo, que dura ocho décadas, está signado por una gran inestabilidad
institucional donde se destaca la aparición y vigencia del peronismo en medio
de una alternancia de golpes de estado cívico-militares; este periodo, visto
como decadente, produce una profunda
transformación en la sociedad argentina. El tercero, en curso de lanzamiento,
se caracteriza por la recuperación y el afianzamiento de la estabilidad
democrática, y en la economía muestra sus auspicios, como tendencia, en la
revolución operada en el agro a partir de los ´90.
Tanto para procesar las variables que se despliegan en
periodos tan largos como anticipar el comportamiento de otras nuevas o de
aparición previsible, hace falta un gran poder de síntesis; sin embargo, considero
que este esbozo vale la pena frente a la existencia de lugares comunes que no
alcanzan a dar respuestas a un conjunto de interrogantes sobre las recurrentes
crisis que nos siguen afectando. El otro requisito, es una correcta
visualización de factores exógenos siempre determinantes, por su universalidad,
proyección, influencia, y por la capacidad transformadora que han tenido y
siguen teniendo sobre el decurso histórico de nuestra sociedad. En síntesis,
ninguno de los objetivos conceptuales implicados puede ser resuelto solo con
aportes individuales, al margen de un gran debate colectivo. El desafío es
interpretar lo pasado, tener referencias comprobables, y poder operar desde el
principio de un ciclo largo como el que se está desplegando impetuosamente. Está
en juego nada más y nada menos que poner a la Provincia en sintonía con la
globalización.
0.
Antecedentes
Para llegar a ser como es hoy, la Provincia tuvo que
recorrer un largo camino desde la constitución del Virreinato del Rio de la
Plata. Hasta ese entonces, el territorio provincial no era más que un gran
desierto donde habitaban indígenas recolectores preocupados por satisfacer sus
necesidades. Con el cambio de status -que ocurre debido a que la Corona
privilegia el comercio desde esta parte del continente- aumenta la población de
origen español y criollo que se va extendiendo en los alrededores de Buenos
Aires. Así, producto del trabajo ligado al campo, despunta la producción de cereales, lo que
permite dar una respuesta creciente al consumo local; al mismo tiempo, este
conjunto social en formación se ocupa en la explotación primitiva de una
ganadería salvaje, sobre todo para la elaboración del charque (alimento de los
esclavos en Brasil) y de cueros para consumo europeo. Así se va ingresando al
siglo XIX, tiempos de grandes convulsiones en Europa que repercutirían en el
sistema colonial.
El proceso de la independencia a principios del siglo XIX trajo
algunas modificaciones. La vuelta apresurada de algunos españoles a su país de
origen, a pesar de que provocó un caos en muchas zonas del país[i],
dio lugar, como contraposición y luego del shock inicial, al progresivo afianzamiento
de la producción agropecuaria. En el caso de la PBA, hay que tener en cuenta también
acciones militares para contener o alejar al indio, que fueron provocando
fluctuaciones muy dinámicas en la frontera de la civilización.
Los factores productivos en el campo
argentino
El aporte de los países europeos, durante la primera parte
del siglo XIX, estuvo direccionado a la generación de los factores productivos
que se pondrían en valor luego de la caída del rosismo. Es un tema no
suficientemente tratado en la historiografía, y su conceptualización constituiría
un aporte adicional para una visión más compleja de ese oscuro período posterior
a la independencia. De la relación de Rosas con los europeos (por lo menos
durante su reinado), solo se ve la parte confrontativa pero no suficientemente
la complementaria.
Hay por lo menos cinco variables de índole técnica, social y/o
cultural, que sustentan el paso del primitivismo de nuestra región al inicio
del proceso de modernización con la llamada organización nacional. Ellas son:
técnicas, genética, oficios, inmigración y conocimiento del territorio.
Antes de la parafernalia tecnológica desplegada en la
segunda parte de aquel siglo (ferrocarriles, puertos, frigoríficos, vapores,
etc.), hubo aportes de técnicas de
mayor simplicidad pero que, sin embargo, tuvieron gran influencia en el desarrollo
del campo bonaerense. Por ejemplo, molinos y alambrados. Imagínese el paso de
un extenso territorio cuasi desértico, inexplotado, a la delimitación de la
propiedad de millones de hectáreas de pampa húmeda. De igual manera se puede
considerar la importancia de la disponibilidad de agua para el incipiente desarrollo
de la ganadería y una agricultura capaz de poner en valor una tierra riquísima
en humus.
La importancia de la genética
introducida se expresa en nombres que son parte inescindible de nuestro acervo rural:
Shorthorn (Tarquino), Hereford, (Aberdeen) Angus, Holando (argentina), oveja
Merino. Esas y otras razas hicieron posible el tránsito sin escalas desde el
ganado cimarrón a la excelencia ganadera que caracteriza hoy a nuestro país.
Tuve la oportunidad de consultar los libros de nacimientos,
casamientos y muertes de todo el siglo XIX de una de las principales colectividades
europeas que tempranamente formaron parte de las corrientes migratorias luego
de la independencia. Las comprobaciones son altamente significativas. En esos
registros se puede ver la manera en que, desde una parte fundamental del
conocimiento de aquellos años como son los oficios,
se fueron echando las bases –incluso y principalmente
durante el rosismo- de lo que luego se manifestaría ante el mundo como uno de
los procesos de modernización más dinámicos, aventajando, incluso, a varios países
que hoy son top ten.
En el período considerado no se registró una inmigración masiva pero sí calificada,
sobre todo desde los países y regiones de Europa Occidental. La presencia de
familias o individuos, con hábitos de trabajo de mayor competencia, provocó un
indudable conflicto con las culturas criollas predominantes, más ligada a la filosofía
de actividades recolectores y/o extractivas, que habían sido característicos de
la colonización española. Sin ánimo peyorativo, este es un dato de la realpolitik que hay que tener en cuenta
para un correcta visualización, no ideologizada, de cómo eran las cosas por
aquellos tiempos. Por cierto las excepciones, que las habrá habido, no hacían
más que confirmar la regla.
Uno de los puntos fuertes del modelo implementado a partir
del siglo XIX, por lo menos en la agricultura,
fue la existencia de una gran llanura con una capa de humus de no menos de un
metro de espesor. Los casos más comparables se encuentran en el medio oeste
norteamericano y las llanuras ucranianas y rusas, donde reina el afamado chernoziom (un tipo de suelo de tierra
negra rica en humus además de serlo en potasio, fósforo y micro elementos). Una
suma de factores fue creando las condiciones para un fenómeno de producción
agrícola singular: uso de semillas seleccionadas, creciente mecanización,
trabajo calificado a cargo de inmigrantes europeos, y facilidades comerciales,
permitió poner sistemáticamente en el puerto de Buenos Aires una progresiva
cantidad de cereales para satisfacer parte importante de las necesidades
europeas.
Por última está el requisito de no menor importancia referido
al conocimiento del hábitat sobre el
cual irían a operar las actividades modernizadoras. Se dice, con bastante
propiedad, que fueron viajeros europeos, principalmente ingleses y alemanes,
los que realizaron estudios preliminares de la llanura pampeana y sus
peculiaridades. Hay varios libros que constituyen un legado inapreciable para
saber cómo se vivía por estos lados, incluso en las tolderías indígenas. Con el
transcurso del siglo, la incipiente intelectualidad nacional fue incorporando sus
puntos de vista a ese menester ineludible de saber cuáles eran las
potencialidades en materia de productividad de la pampa húmeda, que era en
definitiva lo que les interesaba a los europeos acuciados por las consecuencias
de la segunda revolución industrial en materia de distribución poblacional.
El manejo de la propiedad territorial
Durante la presidencia de Rivadavia se dicta la Ley de
enfiteusis por la cual se asigna el uso, a cambio de un canon, de una parte
considerable de la propiedad pública disponible, lo que da lugar a una fuerte
concentración inicial en el uso de la misma: 8,5 millones de hectáreas fueron
puestas en manos de 536 enfiteutas. Que esas tierras obraran de garantía (en
consecuencia, no privatizables), fue una de las condiciones impuestas para
desembolsar el préstamo de la Baring Brothers, negociado (participio y
sustantivo) por aquellos años; así, los enfiteutas estaban obligados a pagar un
canon por el usufructo de la tierra pero no podían ser propietarios. A partir
de ese hecho -en medio de cambios políticos donde sobresale el largo período rosista-
un proceso no rectilíneo que se extendería durante décadas dio lugar la
creación de las bases fundacionales para el nacimiento del capitalismo agrario
en la provincia de Buenos Aires. Finalmente, se gesta una matriz territorial
caracterizada por la progresiva división de la propiedad que sería la
consecuencia del funcionamiento del mercado inherente a esa formación económica
social.
Las cosas ocurrieron más o menos así. Obviamente este tipo
de repartos se hace entre amigos, que normalmente no son los mismos amigos que
se ven favorecidos por el gobierno siguiente. La otra característica son las
irregularidades en el cumplimiento con el pago del canon. El gobierno de Rosas
actuó ejecutando a los incumplidores, lo que dio lugar a gigantescas
disponibilidades territoriales aprovechadas en beneficio propio. La estancia Los
Cerrillos, la joya de la corona del Restaurador de las Leyes, llegó a sumar varios
centenares de miles de hectáreas en un territorio que se extendía desde el mar
hasta los límites de hoy con La Pampa. Es de imaginar que respetando las
proporciones correspondiente, así habrán sido favorecidos los oficialistas de
ese momento; por el contrario, muchos de los desplazados guardaron un rencor a
Rosas que, según se dice, sus descendientes conservan hasta nuestros días.
Caseros trajo una reconsideración de aquel estado de cosas. Las
tierras que habían sido incautadas en su momento, son devueltas a los antiguos
enfiteutas, ya con otras condiciones de titularidad. Se fueron generando de esa
manera las grandes extensiones propiedad de familias pertenecientes a la oligarquía terrateniente como se las fue
denominando en la jerga académica y política; sin embargo, como pasa con todo
grupo social, los comportamientos no fueron iguales.
Hay cuatro tipos característicos de esos propietarios: los
que vendieron, los que mantuvieron yermas las tierras, quienes las explotaron
con recursos modernos, y grandes extensiones que fueron arrendadas bajo
diversas formas, entre ellas la mediaría. El primer grupo no hizo más que
avivar el mercado; en el segundo las propiedades se fueron dividendo con las
sucesivas herencias; el tercero fue un grupo social denostado, pero altamente
progresista, que se nucleó en la Sociedad Rural. El cuarto es el más
interesante porque permitió que los migrantes europeos fueran creciendo
económicamente, y llegaran a ser propietarios en una sola generación. Esos
chacareros dieron nacimiento al capitalismo agrario, uno de los fenómenos que,
por su profundidad y extensión, permitió el asombroso crecimiento de la
Argentina, hasta ser considerada en su dimensión global. Veamos porqué.
Según wiki, la mediería
es un contrato agrícola de asociación en el cual el propietario de tierras
(llamado concedente) aporta una finca rural y un agricultor (llamado mediero)
aporta su trabajo y herramientas, se dividen, generalmente en partes iguales,
el producto y las utilidades de la finca trabajada. La dirección de la finca
rural generalmente corresponde al concedente. Esos medieros, en ese momento
explotando predominantemente ganado lanar en la Provincia, muy pronto pasaron a
ser propietarios, sobre todo a partir de la enorme disponibilidad de territorio
que generó la campaña al desierto de Roca.
I.
Nace
el capitalismo agrario en la provincia de Buenos Aires
El inicio de la organización nacional está regido por una
serie de factores visibles y otros no tanto; algunos locales, y otros,
determinantes, derivados de los profundos cambios operados en la escena
internacional. No es este trabajo el lugar para tratar el significado de la
simultaneidad de nuestro devenir con eventos en apariencia tan disímiles como
la guerra civil en EEUU, la restauración Meijí en Japón, procesos de guerras y
unificaciones en Europa, o los mismos cambios operados en toda América latina; empero,
sin llegar a alumbrar todavía la globalización, aunque sí anticiparla, se puede
conjeturar que esos eventos constituyeron un trecho de la historia de la
humanidad en el que las influencias (y por caso las dominaciones), se
intensifican en sus efectos a nivel planetario. Pero volvamos a lo nuestro que
es donde siempre nos sentimos más confortables.
El ostensible desarrollo de la ganadería y la agricultura
que se opera en los setenta años del período enfocado, son la base de lo que se
conoce como el modelo agro exportador.
La denominación -de una clara significación- da sentido a la enorme cantidad de
transformaciones, la mayoría promovidas desde el estado, que van a modificar de
conjunto el territorio argentino en sus aspectos políticos, sociales,
culturales y productivos. Donde más se notan esos cambios es el hinterland
comprendido por lo que es hoy la Ciudad, la Provincia y toda la pampa húmeda.
Donde las transformaciones son más determinantes es en la
infraestructura; obviamente, referida a la actividad productiva y la
exportación. Imagínese el cambio que significa el progresivo trazado de miles
de kilómetros de vías férreas en un territorio donde, hasta ese momento, había
sido recorrido con coches tirados por caballos. Junto a las vías fueron
creciendo centenares de pueblos y ciudades, donde se abastecía de todo lo
necesario para la producción agropecuaria y su envío al puerto. Las
estadísticas nos muestran la correspondencia entre las cosechas y la explotación
de ganado, que iban creciendo en concordancia con el tendido de las vías. Los
pueblos, a su vez, fueron recibiendo corrientes migratorias con gente poseedora
de todos los oficios necesarios para asistir a la producción y las necesidades
de la población que se iba radicando. Así se fueron abriendo los almacenes,
boliches, talleres y tiendas, y toda una actividad comercial en relación al
porte de la urbanización. Mucho de los talleres fueron creciendo en su tamaña y
dieron lugar a pequeñas y medianas empresas que abastecían de máquinas y
herramientas necesarias para la producción, en una actitud de sustitución
creciente de las importaciones provenientes de Europa y EEUU.
Toda esa actividad era acompañada con cambios de tipo social
y cultural. La sociedad iba tomando forma a medida que las urbanizaciones se
estabilizaban, y las costumbres adquirían un carácter complejo como
consecuencia de la interacción de culturas que se acrisolaban. Esa diversidad
en marcha iría constituyendo con el tiempo una de las ventajas comparativas de
la Provincia expresada, más allá de aspectos económicos, en la conformación de
las clases medias. La educación, el deporte, la atención de la salud, las
actividades recreativas, fueron impulsadas desde el estado con la amplia
participación de organizaciones intermedias, muchas de ellas representando a
las distintas colectividades.
Hay dos condiciones, íntimamente relacionadas, que en
definitiva caracterizarían a este periodo de la evolución provincial: el
destino principal de la producción y el patrón infraestructural necesario para
su cumplimiento. Hemos dicho que este periodo de la provincia es una consecuencia,
apenas matizada, de la Segunda Revolución Industrial en lo referido al
abastecimiento de recursos implicados en su despliegue. Entre ellos, la
necesidad de alimentos frente al desplazamiento de la mano de obra campesina a
las ciudades de los países europeos para ser ocupadas en las fábricas; el
cambio del mercado laboral provocaba, en consecuencia, el despoblamiento del
campo y el debilitamiento de las actividades agropecuarias. Como hemos venido diciendo
en este trabajo, las acciones de los países europeos fueron reconfigurando
según sus necesidades, en forma más o menos directa, las características de la
pampa húmeda (al igual que lo hicieron con Canadá, Australia o Nueva Zelanda). El
modelo agroexportador entre nosotros funcionó a pleno durante todo el periodo
hasta que, como consecuencia del pacto Roca Runciman, para Inglaterra dejamos
de ser el proveedor de cereales y carne que habíamos sido durante 70 años para
comenzar a vivir de las glorias del pasado. El otro factor es de índole más
compleja.
El tendido de la infraestructura –exclusivamente
ferroviaria; recién en 1932 la recién creada Dirección de Vialidad comenzó a
pavimentar rutas al costado de las vías (¿?)- se hizo siguiendo un patrón
radiocéntrico, con el vértice en el puerto de Buenos Aires; un verdadero
embudo. Desde el punto de vista de la dinámica
de los sistemas, la configuración tuvo una gran repercusión en todos los
órdenes de la vida de la joven sociedad argentina. El tren, medio de transporte
que inicialmente sirvió para la
exportación de la riqueza, en el periodo siguiente, cuando caduca el modelo
agroexportador, terminó por trasladar la pobreza, con una fuerte atracción por
el puerto, que era donde el éxito argentino seguía mostrándose en todo su
esplendor. La consecuencia: un desequilibrio territorial y demográfico llevado
a los desbordes que hoy se conocen, dando lugar a un país quasi desértico, con gran
parte de su población amontonada en el gran Buenos Aires, mechado de un
federalismo retórico que ha signado invariablemente las relaciones centro-periferia.
II.
El
statu quo (a partir de 1933)
Los cambios ocurridos en la relación comercial con
Inglaterra repercutieron en la Provincia. No fue un shock pero, con el paso del
tiempo, se fue verificando un paulatino decaimiento en las actividades en el
campo. Sin embargo, las consecuencias no fueron iguales en la agricultura que
en la ganadería, siendo en aquella donde los efectos fueron más notorios. En el
caso de la ganadería el impacto no fue tan evidente, sobre todo en el aspecto
de la calidad de nuestras carnes. Veamos.
Las ventajas iniciales del siglo XIX hicieron que, en parte,
se abordara la agricultura como una actividad extractiva sin evitar los
problemas aparejados: por ejemplo, la no fertilización hacía que la capa de
humus fuera perdiendo espesor. Los recuerdos de aquellos años nos hacen revivir,
a quienes pasamos la niñez en el campo, sembradíos ralos y mustios, el día y la
noche con lo que se ve ahora. Las carencias solo podían ser compensadas, en
parte, con el laboreo[ii]
derivado del talento y la cultura de nuestros agricultores. Por su parte, el
impacto de los cambios en el comercio internacional no fue tan notorio en la ganadería debido a que se preservó y no se dejó de mejorar el
patrimonio principal de la actividad: la genética.
Si bien la producción decayó, tuvo un respiro importante durante la Segunda
guerra mundial con la producción de corned
beef para consumo de los combatientes.
En suma, durante el período que estamos considerando la actividad en el campo,
se mantuvo en una especie de statu quo; en todo caso no creció de acuerdo a su
potencial en un contexto favorable como se está viendo en estos días.
Una nota importante en este periodo fue el proceso de
urbanización y las migraciones internas consecuentes. El tendido de la red ferroviaria dio lugar a la
creación de una miríada de pequeños pueblos que fueron esparciendo la civilización
en la geografía bonaerense. El hecho de que las bolsas de cereal tuvieran que ser llevadas en chatas o villalongas
desde la chacra a la estación ferroviaria, hacía que la cercanía fuera una
variable clave. Sin embargo, ese condicionamiento virtuoso fue desapareciendo
con la sustitución progresiva del tren por el transporte automotor. La
secuencia se dio de la siguiente manera. La adopción del almacenamiento en
silos en detrimento de la bolsa de arpillera, mermaron la necesidad de mano de
obra más o menos calificada, y dio lugar a migraciones a ciudades de mayor
porte, con primera escala obligada en las cabezas de distrito. El avance de la
tecnología del packaging no era correspondido con opciones de creación de
puestos de trabajo que mantuviera a la población en sus asentamientos
distribuidos. Obviamente, fue creciendo el empleo público, la pobreza y las
viviendas precarias alrededor de las ciudades. La falta de crecimiento y
desarrollo económico no daba lugar para otra cosa; además, hay que tener en
cuenta intereses políticos…
El desmanejo territorial se intensificó en este periodo. Si
bien el problema de las incesantes migraciones centro periferia fueron una
característica, como hemos visto, notable desde la creación del Virreinato del
Rio de la Plata, la aparición de una industrialización sustitutiva en la
cercanía del puerto (cuyos efectos negativos en lo territorial por su ubicación
no podían ser atenuados con un federalismo retórico), un manejo irresponsable de
lo demográfico por parte del peronismo, más el ciclo de golpes y contragolpes
de estado, como factores no únicos pero sí dominantes, generaron enormes
transformaciones en todos los órdenes de la sociedad argentina. Esas mutaciones
profundas –vistas en clave ideológica- signaron la decadencia de estas últimas siete
décadas. El tema de la ideología, en su acepción más amplia, incluso no sofisticada,
cobró creciente importancia en el período hasta dejar huellas profundas en el
imaginario colectivo.
Como variantes de una misma obra, los distintos modos de la
política –según se mire, con civiles y militares, de tono neoconservador o
progresista- fueron funcionales en forma más o menos explícita a la
configuración de estructuras físicas y mentales vigentes en las últimas
décadas, y extendidas horizontalmente a lo largo de nuestra sociedad. Aunque se
puedan identificar distintas escuelas del pensamiento, hay invariantes que
permiten ver la repetición de los patrones conceptuales. Fueron características:
sustitución de importaciones con sus externalidades
expresadas en el proteccionismo, concentración territorial de la inversión,
prebendarismo y concupiscencia empresarial; renuencia a la innovación
tecnológica; regulación de la vida económica; fomento al estado empresario y
empleador encorsetado por el burocratismo y la ineficiencia; desprecio al
campo; corrupción gigantesca en la obra pública y/o detrás de la supuesta
defensa de la soberanía energética por tomar dos casos emblemáticos; monopolio
de los cielos como forma de encubrir las inviabilidad de la aerolínea de
bandera; decadencia y falta de racionalidad en el transporte; desequilibrios
territoriales y demográficos; gremialismo mafioso; federalismo retórico;
ostracismo y falso orgullo nacional, etc.
Argentina se fue encapsulando. Una tendencia histórica al
aislamiento se hizo patente en la relación con el mundo; característica propia
de los países autosuficientes -por recursos y rasgos del subconsciente
colectivo manifiestos en áreas de decisión- una relación fructífera con el
mundo en ningún caso fue política oficial, como por ejemplo se vio en el caso
brasilero. En las postrimerías del período, por los ochenta, se formula el consenso de Washington, con impacto en
mayor o menor medida en decenas de países en los que era inexorable, en función
de los aires globalizadores, el desmonte de estructuras cristalizadas,
principalmente estatales. Fue el cometido principal del gobierno de la dupla
Menem-Cavallo.
La apertura indiscriminada que se da en los noventa tuvo un
carácter contradictorio con referencia a las actividades industriales. Por un
lado, está lo que se denomina la destrucción creadora en un sentido
schumpeteriano, es decir, la desaparición de empresas que, sometidas a una
tensión globalizadora, no pudieron subsistir a la intemperie. Por el otro, el
aprovechamiento que dio lugar la convertibilidad para renovar infraestructuras
productivas por medio del ingreso masivo de modernos bienes de capital. En la
situación creada, otras empresas no sólo sobrevivieron sino que se plantearon nuevos
desafíos. Son manifestaciones de cambios paradigmáticos inevitables cuyo
ponderación solo adquiere entidad con el paso del tiempo y cuya visualización
habitualmente, sin ofrecer alternativas superadoras, no va más allá de la
consigna de preservar los puestos de trabajo que siempre se ponen en juego ante
cambios modernizadores.
En el campo no hubo plan B. Sin dilaciones, los chacareros
se pusieron al hombro la revolución tecnológica, y los cambios comenzaron a
fluir con el dinamismo visto a partir de mitad del siglo XIX. Es lo que hay
hoy: Argentina produce alimentos en condiciones de satisfacer una demanda 10
veces mayor (¡) que su consumo cautivo. Tres factores fueron actuando en forma sinérgica.
El indiscutible espíritu innovador y la enorme experiencia característica de nuestra
ruralidad, las oportunidades abiertas en el comercio internacional (lo indican
las fabulosas inversiones de empresas globales en el Gran Rosario con el fin de
erigir el polo sojero más grande del mundo), y el factor conocimiento donde la influencia
externa fue determinante una vez más. Recuerdo una experiencia personal: un
intendente santafesino que me muestra una bolsa que atesoraba del primer
cargamento de simillas de soja que vino de los EEUU. Por cierto, el sistema
C&T nacional, como ha ocurrido siempre, actuó con la solvencia suficiente
como para ponerse a la altura y promover lo que es hoy el perfil global de nuestra
agricultura. Por su parte, con autonomía, la ganadería continuo mejorando la
genética en forma ininterrumpida, incluso, ahora, con una fuerte posición en la
exportación de expertise, embriones y
reproductores.
En el mundo, en lapso que estamos recorriendo se produce el
inicio de la globalización. Fue en los
setenta, con el funcionamiento de los foros de consenso, que las máximas esferas
de decisión en el mundo se vieron apremiados por un problema demandante de
urgente solución: por primera en la
historia, debido a la Revolución científico y tecnológica, los bienes y
servicios producidos o producibles, superaban cualquier potencial demanda. Desde la
óptica capitalista, se quedaron sin opciones; había que crear mercado sí o sí. De
inmediato, comienzan a las negociaciones con la China de Mao, para la
transferencia masiva de medios de producción, de Occidente a Oriente, lo que da
lugar a la operación logística más grandes de la historia, y el crecimiento
sostenido hasta el día de hoy de la economía china para llegar a ser en magnitud
la segunda potencia productiva mundial. En el ámbito de la agricultura, en
1977, se produce un hecho de enorme trascendencia: por primera vez, la cantidad
de proteínas producidas por el hombre fue mayor a las necesidades de consumo de
la humanidad en su conjunto (la distribución y llegada de las mismas en tiempo
y forma a los consumidores, es otro cantar). Fue, al mismo tiempo, un momento
de arribo y arranque, como ocurre en las grandes transiciones. Como es obvio,
la globalización presenta muchas dimensiones, variables e indicadores, sin
embargo, poder terminar con la escasez a nivel global no tenía antecedentes, y el
impacto del prodigioso logro fue difícil de medir en su momento.
En el último período peronista no solo no fue un demérito
sino que de hecho fue considerada una virtud, el obstáculo principal que
enfrentaba nuestro país para su progresiva modernización: el aislamiento
internacional[iii].
A pesar de ello, en fronteras de difuso trazado, se fueron produciendo en sus
costumbres, como anticipación, cambios en un sentido global. En el campo lo venimos
comentando; también los hubo en las realidades urbanas, sobre todo en la ciudad
de Buenos Aires, cuyos primeros indicios, para llegar a ser la ciudad global
que es hoy, se empezaron a percibir por aquellos años. Ese estado de ánimo
contradictorio, entre las expectativas que crean la modernización, y la
percepción de estructuras caducas y crisis recurrentes, fue modelando el
imaginario social. La Provincia estuvo en la primera fila, ya sea como actor o
espectador, según el rubro, de esa puesta en movimiento que afectaba el statu
quo.
III.
De
aquí en más
Lo territorial, vista la sociedad como un sistema complejo,
es la dimensión principal para un cambio de situación; es así desde que el
primer hombre, preocupado por la subsistencia, fue tomando distancia desde su
lugar de origen. Lo siguió siendo luego cuando los imperios debieron atravesar
diversas geografías para acrecentar sus dominios. En tiempos recientes, la
segunda guerra mundial, uno de los hechos más dramáticos de la historia de la humanidad,
fue iniciada por los nazis con la idea del Lebensraum (espacio vital en alemán), y que en los hechos expresaba su
proyecto de ocupar toda Eurasia para dar lugar a la creación de un Tercer Reich
milenario. En el caso de la provincia de Buenos Aires, el aspecto territorial sigue
siendo, sin duda, el condicionante principal.
Desde la creación del virreinato del Rio de la Plata hasta
la consolidación del modelo agroexportador, el puerto de Buenos Aires funcionó
como polo de atracción. Aún en decadencia, ese magnetismo no se ha debilitado,
sino por el contrario, a pesar de las vicisitudes sufridas se fue incentivando. Ese juego de tendencias
tiene consecuencias de las más variadas. En unos casos, positivas, como factor
de modernización y facilitador de la actividad económica en toda su área de
influencia; en otros, como receptáculo y amplificador de la pobreza nacional y
regional, negativas, sin miras de solución, con una dinámica de agravamiento que
llega hasta nuestros días. Esa atracción, devenida en un poder que se expresó
en lo “porteño”, ha provocado con el tiempo un desequilibrio territorial y
demográfico de tal magnitud que, sin duda, es el problema estructural más grave
no solo de la Provincia sino del país todo.
La evidencia más cruda de esa malformación, a lo largo de los
años, es el establecimiento y consolidación del conurbano bonaerense. Como cordón
de máxima entropía, encorsetando a una gran urbe de tono global, ese
conglomerado caótico sufre de una paradoja insoluble: cuanto mejor, peor. Así, todos los recursos que se puedan poner
para mejorar las condiciones de vida, en el lugar donde reside la mayor parte
de la pobreza nacional, no harían sino más que acentuar la atracción de gente que
busca mejorar su condición, ahora ya no solo del interior del país sino en
forma creciente de los países vecinos. Ese feedback
perverso esteriliza fatalmente las mejores intenciones.
El gobierno de Cambiemos desarrolla políticas paliativas que
son necesarias para mantener la paz social sobre todo, como en este caso, habiendo
en curso proyectos estratégicos. En cambio, para el peronismo, la pobreza ha
llegado a ser su principal negocio electoral lo que da lugar a que no haya un
interés legítimo en buscar una solución… más allá de la incentivación irresponsable
del consumo. En general, no es frecuente encontrar una visión que pueda
canalizar en forma sustentable acciones que se van tomando en la coyuntura.
Las soluciones territoriales a los problemas de la pBA son
de mediano y largo plazo. No podría ser de otro modo a partir del hecho de que
las malformaciones llevan siglos de gestación. ¿Cuáles serían esas soluciones?
Vamos a hacer un conteo de ellas, antes de profundizar en el tema del “mientras
tanto”
La pBA es inviable así como está
Una matriz FODA pondría en evidencia características de la
Provincia que la determinan por sus efectos problemáticos. Son algunas de ellas:
extensión desmesurada, existencia del conurbano, no centralidad de su capital, migraciones
internas desestabilizantes, meca ineludible de la pobreza nacional y regional, dependencia
de la ciudad de Buenos Aires, etc. Siendo, como hemos dicho, lo territorial la
principal dimensión reconfigurante, podemos imaginar algunos escenarios para
comenzar a atacar los problemas.
1)
Federalismo
productivo y desarrollo macro regional. Son, en todo caso, las variables
decisivas. Su despliegue haría posible –desde la dinámica de los sistemas-
revertir el sistema vectorial dominante de tipo centrípeto -es decir, aquel en
el que la atracción por parte del “centro” potencia una dinámica expulsiva en
el interior del país y en los vecinos- por otro sistema centrífugo, hasta lograr
una situación de equilibrio territorial.
Así, la cuestión del desarrollo con un sentido macro regional es de interés de
todos, en tanto exista una visión estratégica. Mirando el mundo, cuando más
desarrollado es un país, se nota más esta propensión al equilibrio, como, por
ejemplo en EEUU o en los países europeos, donde se dan enérgicas batallas, cuando
es necesario, como en Francia, para que el campo o el interior no se despueble
en “favor” de las conurbaciones.
2)
Absorción
del conurbano bonaerense por parte de la ciudad de Buenos Aires. No habría
grandes dificultades teniendo en cuenta que económicamente ya hay una
dependencia manifiesta. Como anticipo, la construcción de metrobuses está
agilizando el traslado masivo de la fuerza de trabajo, no solo periferia-centro
y viceversa sino también horizontal. Alemania Occidental, con su exuberante
riqueza, se hizo cargo de la parte Oriental, en una actitud epopéyica; bien
podría la Capital hacer lo mismo con el Conurbano para dar estatus
institucional a la región metropolitana.
3)
División
de la Provincia. Hay más de un proyecto. Algunos, con criterio, proponen
dividirla por tres: sur, zona núcleo y costera. Superando intereses políticos mezquinos,
no habría grandes dificultades en lograr consensos.
4)
Micro
regionalización intraprovincial y transprovincial funcional. Un tema
pendiente ya suscitado con anterioridad.
5)
Traslado
de la Capital Federal.
B. Mientras tanto
Como complemento de la labor estatal, es mucho lo que se
puede hacer para contribuir a desatar, poner en movimiento y organizar factores
activos del desarrollo al nivel local. Estas prácticas, desplegadas
inicialmente desde un “centro” que posee los medios adecuados para el cometido,
pueden transitar por andariveles privados, público-privados, o desde el mismo
estado, aprovechando recursos existentes que no se utilizan en la labor específica.
¿Hacia dónde apuntar?
Hay que tener en cuenta dos de las características que
rodean a las políticas públicas tal como transcurren hoy. La primera es que
habitualmente se generan desde la oferta. La justificación que se escuda en el “hacemos
lo que la gran mayoría de la gente quiere” es una formalidad que va al
encuentro de demandas emergentes normalmente previsibles y conservadoras; en esencia, no contribuyen al logro de algo
más que la satisfacción de una reivindicación elemental (lo cual obviamente es una de las funciones que
el estado no puede dejar de cumplir). La otra, la gama de recursos de todo tipo
disponible en distintas instancias, nacionales e internacionales, está hoy muy
por encima de cualquier requerimiento que pueda surgir desde la base territorial.
La propuesta es la siguiente.
Generar mecanismos a nivel local en el que las ofertas descendentes se
retroalimenten con las demandas emergentes (bucles de retroalimentación, para usar la terminología de Edgar Morin),
capaces de desencadenar procesos autoorganizantes, recursivos y autopoiéticos, cuya
energía para su permanencia y funcionamiento surja de la propia interacción de las
partes constitutivas.
La puesta en marcha de un tal proyecto implica acciones sucesivas
hacia el nivel local/microrregional en
tres dimensiones: 1) informativa
para estimular/desencadenar, 2) participativa
para ejercitar los procedimientos y revelar nuevos actores, 3) organizativa para la constitución de
espacios de consenso con potencial capacidad de absorber recursos, y realizarlos.
Las acciones -que van de menor a mayor complejidad - se implican mutuamente, y no pueden ser concebidos en forma aislada
sin que los resultados de su accionar se tornen evanescentes. Ahora vamos a ver
un ejemplo.
Una experiencia y una propuesta
La experiencia se refiere a la simulación sobre el
funcionamiento del Grupo de los Veinte (G20) de la que se hicieron dos
versiones en la Provincia en los años 2017 y 2018. La propuesta, a como
continuar el proyecto, con la constitución de una red de foros de consenso a
nivel local, con los temas que forman la agenda de los ODS.
Las simulaciones G20
La iniciativa estuvo a cargo de la Prosecretaria
Administrativa del Senado de la PBA, a través del ARG, en conjunto con la
Dirección General de Cultura y Educación de la PBA. A lo largo de los 135
distritos -con sus cabeceras y
poblaciones- en los que finalmente se llegó
a desplegar la propuesta, el sistema educativo provincial demostró una
iniciativa, creatividad, capacidad organizativa, y eficacia que dio como
resultado logros que superaron ampliamente todas las previsiones. Se obtuvieron
los siguientes resultados:
1ª versión
|
ü
23
distritos seleccionados agrupados según sus pertenencia a las 8 secciones
electorales de la provincia
ü
8 temas de la agenda del G20 trabajados
ü
20 países investigados
ü
4.000
estudiantes participantes
ü
500
docentes guías
ü
460
nodos de investigación
ü
8
pre-cumbres seccionales
ü
1 cumbre provincial
ü
25
embajadas visitadas
2ª versión
|
ü
134
distritos participantes agrupados en doce conjuntos según las 25 regiones
educativas de la provincia
ü
600
ciudades cabeceras y localidades
ü
30.000
estudiantes participantes
ü
2.000
docentes guías
ü
5.400
delegados a las pre cumbres
ü
12
pre-cumbres birregionales
ü
1 cumbre
provincial
ü
480
delegados elegidos a la cumbre provincial
ü
91
distritos representados
Los foros
de consenso locales (FCL)
La siguiente es el esbozo de una propuesta que debería llevarse
a cabo como continuación de las actividades de la simulación a medida que estas
se van realizando en los distritos y sus localidades. Se basa en que la
realización de las simulaciones tiene alto impacto en el medio local, más allá
del ámbito educativo, poniendo en evidencia un conjunto de externalidad que
pueden ser aprovechadas en el marco más amplio del medio local y su hinterland.
¿Qué queda de esas prácticas educativas?
- · una experiencia intensa por parte de élites estudiantiles y docentes, y la posibilidad de ampliar su radio de acción en la comunidad
- · valoración del potencial del sistema educativo para actividades extracurriculares
- · visión ampliada e incremento de interés de autoridades y prensa locales en temas, lugares y acciones de alcance global
- · repercusión imaginativa en los hogares y el medio locales sobre la simulación y sus implicancias
- · capacidad de convocatoria desde el núcleo de la experiencia hacia factores y actores comunitarios en función de intereses del desarrollo local/regional.
El pase del momento participativo, concretado en la
simulación, al establecimiento a nivel
local de organizaciones proactivas, se
basa en los siguientes supuestos.
La repercusión de la simulación, de una magnitud desusada,
deja un saldo de sensibilización que, en contextos adecuados, puede traducirse
en un incremento de capital político -sin partidismo- en el sentido de realizar
un avance en el aspecto del desarrollo local/regional. La repercusión, la
movilidad de los actores, la sensibilidad y actualidad de los aspectos
abordados, las modalidades utilizadas en la investigación de los temas y los
países a nivel global, recopilación y procesamientos de la información, el
fervor demostrado, todo ello, es una forma de generación de una competencia que
involucra capacidad de convocatoria al medio.
Se puede proceder así. Desde el medio docente, con los
estudiantes más activos, se puede promover una reunión con las fuerzas vivas
del medio, para la constitución de un foro de consenso a nivel local (pero de
alcance global en cuanto a la visión) en torno al tema en el que los
estudiantes han trabajado, y que forman parte de una agenda, como por ejemplo
los ODS.
Si esos foros de consenso se constituyen a nivel de los
distritos de toda la provincia, puede dar lugar a un proyecto, por ejemplo, a
doce años, donde el resultado sea el siguiente. En el primer año, se forman
alrededor de doce redes, cada una de ellas referidas al tema que se ha tomado
en la simulación. Al año siguiente, los temas van rotando en su asentamiento, y
se produce el mismo mecanismo. Y así sucesivamente. En doce años, se puede
tener toda la provincia reticulada
con foros de consenso locales/micro regionales en torno a 12 temas de agenda de
ODS que tengan importancia para el desarrollo provincial en un sentido global. Las
características de esos FCL se pueden sugerir en forma centralizada aunque,
dada su complejidad no excesiva, existen anécdotas o experiencias que pueden
servir de inspiración en el medio. Esas iniciativas, no rígidas, van a dar
lugar a una diversidad enriquecedora. Los FCL tienen capacidad de monitorear
situaciones locales/micro regionales y, consecuentemente, generar demandas para
capturar recursos. Obviamente, tendrán importancia en el objetivo fundamental
del desarrollo local/regional: la
creación de emprendimientos y empresas productivas de bienes y servicios que
creen puestos de trabajo de calidad. Los resultados de la constitución de
los Foros de Consenso locales son los siguientes:
·
Aumento de capacidades. El desafío es saber cómo
absorber por medio de iniciativas viables recursos de todo tipo (financieros,
organizacionales, oportunidades comerciales y de cooperación, influencias, etc.) que hoy están disponibles en el mundo.
·
Puesta en
marcha de proyectos. Entre las competencias de los foros está la de
imaginar, elaborar y poner en marcha proyectos de acuerdo a las normas
internacionales.
·
nueva
estructura de poder institucional de alcance provincial para fortalecer la
gobernabilidad y promover las dinámicas del desarrollo.
·
Vehículo para el diseño, promoción y puesta en
marcha de políticas de estado que,
dadas las características y áreas de incumbencia, no habría grandes
dificultades en acordar con efectos locales estratégicos.
·
Factor de
modernización acelerada para la nueva configuración de las élites locales.
·
Creación
de empresas y emprendimientos exportadores, nuevos productos y puestos de
trabajo.
Ing. Alberto Ford
La Plata, 16 de abril
de 2019
[i] El caso de la provincia de Corrientes es emblemático.
Producto del desbande, inmensos rodeos de ganado vacuno, se esparcieron por
toda la provincia. Hubo una movida, organizada por el famoso Pedro Campbell,
lugarteniente de Artigas, para aprovechar los cueros que fueron enviados a
Inglaterra. Ver:
[ii] Se cuenta que por aquellos años en Tres Arroyos, a la
noche luego de cenar, una familia de agricultores desparramaba en la mesa del
comedor las semillas de trigo para elegir,
una por una, las mejores simientes con el fin de ir mejorando sus rindes.
[iii] Es de recordar la actitud provocativa de Kicillof, en
la foto de familia de la cumbre G20 en Australia, saludando con la V de la
victoria.
[iv] La cumbre tuvo lugar en La Plata el 26 y 27 de abril de
2018. El 26, en la República de los Niños, se constituyeron 20 mesas con 8
delegados cada una, para elaborar las recomendaciones de los países del G20.
Para esta actividad se contó con la presencia de representantes de las
embajadas de los países desarrollados del G20. En el segundo día, en el Anexo
de la HCS, se formalizó la simulación, con los 20 delegados titulares elegidos
el día anterior, que leyeron las recomendaciones respectivas. Estuvieron
presentes. Vicegobernador, Director General de Escuelas PBA, Sherpa G20 y
Subsecretario de Relaciones Internacionales PBA.
[v]
La cumbre tuvo lugar en La Plata el 22 de noviembre
de 2018. Se desarrolló en el Pasaje Dardo Rocha el 22 de noviembre de 2018. En
total hubo 600 asistentes entre estudiantes, docentes, inspectores jefes,
legisladores, representantes de embajadas. La cumbre fue presentada por el
vicegobernador Salvador, el Director Sánchez Zinny, el senador Reparaz (UPM),
representante de Cancillería. Las organizaciones involucradas en el proyecto
fueron la Cancillería, la UPM, Secretaría General del Gobierno de la PBA, DGCyE
y la HCSPBA (PROSA), estando a cargo de las dos últimas la faz organizativa del
mismo.
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